9:Dos citas, una decisión
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NOTAS
ok....he estado publicando muy seguido y esta vez he adelantado porque en unos días el nuevo video de orientación para villanos va a salir y eso significa que vamos a conocer un poquito más de los personajes, eso me inspira (no sé por qué).
Este capítulo es muy corto porque es apenas la mitad de lo que tenía planeado realmente, lo siento.
Gracias por leer, todos los comentarios son amados y apreciados.
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Hay algo de misterio en cada persona, es una cualidad humana la cual puede atormentarnos cuando se llena la mente de secretos, Flug era una de esas personas con muchos enigmas en su pasado, tenía recuerdos tan dolorosos y frustrantes que lo dañaban cada vez que pensaba en ellos. Su único consuelo era convencerse de que esa etapa de su vida había acabado, que tuvo un nuevo comienzo el día que firmó su contrato con Black Hat. Comenzó una nueva vida, aunque ciertamente no la iniciaba siendo un buen hombre, de hecho, nunca se consideró a sí mismo como una buena persona, pero no se arrepentía de ser malo, de verdad lo disfrutaba. Otro de sus secretos era su propio rostro que tenía que ocultar porque era algo que no podía cambiar y al verse le recordaba todo aquello que había sido.
Todo se había quedado en el pasado; sus malas y buenas decisiones, sus tormentos... sus miedos, ahora era un súper villano, era la mano derecha del amo de la maldad y tenía que ser digno de merecer el título, su nombre iba a quedar en la historia siendo reconocido, por primera vez iba a ser respetado, elogiado, pero sobre todo; le iban temer, ya no le importaba que el precio de eso fuese su alma, no, porque iba darle al mundo todo el sufrimiento y dolor que a él le habían ofrecieron toda su vida. Ver a los demás sufrir, eso valía la pena.
Le gustaba su trabajo ya que su jefe ponía a su disposición cualquier cosa que necesitara, por primera vez no se limitaba a experimentar y descubrir más métodos de tortura aunque a veces fallaba realizando las órdenes de Black Hat quien se aseguraba de castigarlo con todo tipo de insultos y golpes, él nunca se quejó porque se sentía merecedor de eso, sentía que sus fallas tenían que ser corregidas con una penitencia severa. Pero solo un par de años más tarde sintió un vacío dentro de él, era tan grande que dudaba si podría soportar sobrevivir con una rutina diaria, sabía que era muy joven así que aún le faltaba mucho tiempo para que todo acabara, sin embargo, estando al borde del colapso apareció algo que le alegraría la vida, algo que Black Hat llamaba; "el peor de los errores".
Se trataba del experimento N° 5.0.5 quien debía ser una bestia feroz, un animal que diera terror, sin embargo fue todo lo contrario; era tierno y tan inocente que no podría lastimar ni a una mosca. Flug recordó cuando el pequeño oso le sujetó su pierna aferrándose a ella, acariciándolo y mostrándole su hermosa carita de simpatía, el joven decidió conservarlo a pesar de la furia de su jefe, no había creado a una bestia feroz, pero sí al organismo perfecto lo cual lo salvaba de todas las malicias que le hacía Black Hat, ya que siempre buscaba la manera de lastimarlo.
505 fue su nueva motivación, lo cuidaba y consentía como si fuera su propio hijo, era él quien le había regresado los ánimos, ahora volvía a reír, incluso bromeaba otra vez, poco a poco se sintió sanado siendo 5.0.5 el mejor error de su vida.
La chica ya estaba presente para entonces, no recuerda cómo exactamente ya que le dolía la cabeza tan solo pensar en ella, parecía que su único motivo en la vida era acosar a Black Hat, creyendo que algún día se casaría con ella y a él fastidiarlo de toda forma posible, desde burlas absurdas hasta la destrucción de cada objeto de su pertenencia. Era un martirio, pero no se podía deshacer de ella ya que podría ser tonta, pero era excelente en su trabajo.
Algunos años después ese sentimiento se hizo presente de nuevo. La sensación de que algo le faltaba y no sabía qué podía ser, ya tenía el respeto que había deseado, era reconocido por no tener piedad y contaba con el cariño de su adorable creación, aunque teniendo todo eso el vacío dentro de él había regresado sintiéndose más desdichado que antes.
No tardó mucho en darse cuenta de aquella emoción que nacía en él al estar junto a Black Hat, al principio se negaba a creerlo porque parecía absurdo que su jefe le empezara a llamar la atención siendo que era malvado y muy cruel con él. Flug había trabajado para él por mucho tiempo, ¡le había vendido su alma!, aunque nunca se había cuestionado sobre lo que realmente era Black Hat, al principio no podía verlo de otra manera que no fuese la clásica pinta de un ser perverso.
Con el tiempo se dispuso a indagar; se acercaba a él para descifrar sus gestos y aprender más, descubriendo que era una persona... 'agradable' en lo que cabía. Le habría tomado mucho tiempo para saberlo; Black Hat siendo tan malvado también tenía pasatiempos, gustos y hasta sentido del humor. No siempre era tan malo porque también se relajaba y se divertía... a su manera.
Al estar más tiempo al lado de él fue descubriendo que era verdad que la presencia de Black Hat llenaba su vacío, incluso sentía maripositas en el estómago cuando lo "felicitaba" al realizar su trabajo sin errores. Él era un científico con múltiples reconocimientos en distintas áreas y simplemente no podía describir lo que sentía por Black Hat, hasta que todo se hizo obvio; los sonrojos, el nerviosismo al estar en su presencia, las sonrisas torpes que hacía al verlo, el cosquilleo de su estómago y estar pensando en él todo el tiempo... todo eso y tantas otras sensaciones que no podía explicar, no era simplemente un gusto o cariño, no era fanatismo. Era amor.
Un amor el cual dudaba que fuera correspondido.
Flug tenía que pensar sobre todo y había un lugar especial para hacerlo, era uno al cual ya no recurría con tanta frecuencia, pero ahora lo creía muy necesario.
Era de madrugada, 505 y la chica dormían y eso le aseguraba que podría pensar en paz, de momento.
Sus pies colgaban y los movía de manera juguetona al ritmo de su ansiedad, estaba sentado en una orilla del techo mirando la ciudad que se iluminaba con las luces de media noche, él sostenía la invitación en una mano y en la otra sus visores junto con su bolsa, su cara estaba totalmente al descubierto y en ella se notaba una nueva cicatriz, había sido una gran herida, pero ahora se reducía solo a un rasguño.
Había olvidado cual perfecta era la vista, la mansión en forma de sombrero era increíblemente alta estando a una altitud aún mayor a la de los edificios cercanos dándole un panorama de toda la ciudad. Flug miraba los pocos autos que circulaban a lo lejos dando un suspiro de nostalgia, aun así no dejaba de sonreír pues el viento le meneaba su cabello suelto, estando tan alto y con el aire en su rostro le daba esa asombrosa sensación de estar volando. Amaba eso. Era una sensación única, era paz.
Perdió la noción del tiempo al estar ahí y aunque hubiese deseado estar toda la noche sentado al borde de la cubierta decidió ir a dormir ya que su fatiga era tan grande que no quería correr el riesgo de quedarse dormido y caer. Antes de marcharse pensó en leer una vez más la invitación, luego de hacerlo comenzó a realizar dobles en ella obteniendo al fin un avión de papel. El joven volvió a dar otro suspiro y arrojó el avión diciéndose a sí mismo que Black Hat no regresaría esa noche y era lo mejor.
El avión revoloteó un par de veces danzando con el viento para después volar por encima de él. Entonces una sombra apareció, rodeó al avioncito y lo mandó hasta la espalda de Flug, la entidad oscura se materializó haciéndose presente Black Hat con el papel sobre su mano.
—Ya no solías regresar aquí —dijo el demonio con seriedad observando el avión. Él entendía perfectamente el porqué.
Flug no se había dado cuenta de la presencia de Black Hat y en cuanto escucho su voz dio un salto que casi lo hace caer.
—¿No intentas saltar, verdad? —preguntó Black Hat al ver el desequilibrio. No se alarmó, él estaba allí y no lo dejaría caer. Nunca.
Tras un largo silencio Flug agitó la cabeza en negación.
—N-no... No señor —dijo alejándose de la esquina, el joven se puso muy nervioso al ver que Black Ha sostenía el papel que había arrojado, de inmediato un nudo se formó en su garganta.
Mientras ambos estaban de pie frente a frente en total silencio, Flug repetía en sus adentros: «no lo veas, no lo veas, no lo veas».
—Supongo que no hubo ningún inconveniente en mi ausencia —habló el demonio, pero no lo miró sino que agachó la cabeza hacia el avión de papel. Se notaba demasiado tranquilo. En cambio, el científico quería arrebatarle la hoja y salir corriendo.
—No, jefe. Todo ha marchado con normalidad —contestó con nerviosismo, moviendo bruscamente la cabeza en negación.
—Magnífico. Tienes que armar un par de planes sobre nuevas máquinas de tortura que cumplan con todos los protocolos, ya sabes; entre más sufrimiento, mejor.
—Sí, señor —dijo el joven, impresionado de que estuviese hablando con su jefe de forma tan natural, era como si nada hubiese pasado, como si las discusiones, todos esos dilemas y el golpe nunca hubiesen sucedido. Aunque, juraba que sí había algo extraño detrás de eso, la voz de Black Hat era tan tranquila..., desinteresada.
—Si me permite preguntar, jefe, ¿eso fue todo lo que hizo en su viaje de negocios? Usted no suele demorar mucho tiempo —dijo teniendo un poco de miedo de hacerlo enojar nuevamente.
Los labios de Black Hat se tensaron, no estaba enojado por la pregunta sino porque en las oraciones de Flug no había ningún 'jefecito' o alguna expresión de cariño.
—¡Por supuesto! Solo me tomó cinco minutos hacer el trato.
—¿Ci-cinco minutos? Pe-pero te ausentaste tres días.
Back Ha contrajo su expresión y sostuvo el avión de papel con más fuerza.
—Es porque necesitaba tiempo para pensar... Sobre nosotros.
El corazón de Flug dio un vuelco al escuchar la última palabra. Juntó sus manos jugando nerviosamente sin darse cuenta que machacaba su bolsa de papel, quería decir algo, pero no sabía qué, no quería arruinarlo de nuevo. Su jefe al verlo tan nervioso e incapaz de hablar continuó:
—Te espero mañana por la noche en mi oficina, necesito arreglar asuntos contigo —le dijo acercándose, extendiendo su mano y ofreciéndole el avión de papel. Flug un tanto dudoso se acercó y tomó el avión con la mano temblorosa, aunque después de un momento de ver el avión reaccionó.
—¡¿Mañana?! —gritó el chico irguiéndose por completo—. ¿No p-puede ser ahora?
Black Hat lo miró con sospecha.
—No... Todavía necesito tomar una decisión importante. Además, no creo que tenga otra cosa que hacer mañana, doctor.
Flug sintió que sus nervios empezaban a dominarlo, pero hacía todo lo posible para actuar normal, la cita con Alger era el día siguiente y aunque su jefe no sabía nada sobre eso aun así sentía miedo sin saber por qué, ni siquiera estaba seguro si asistiría.
Aunque, al ver a Black Hat frente a él siendo tan distante e indiferente recordó todo lo malo que le había hecho. Ni siquiera se había disculpado siendo que miraba la nueva cicatriz. Porque podía curar la herida en cuestión de días, pero aún así quedaba la evidencia. A él le dolía en el alma y al parecer a Black Hat ni siquiera le importaba.
Se miraron a los ojos por unos breves momentos y luego el joven agachó la mirada, enojado.
—Necesito salir por algunos artículos para un experimento que estoy realizando... pensaba salir a conseguirlos mañana por la tarde. He estado muy ocupado —mintió esforzándose para no tartamudear y sonar convincente.
Black Hat lo pensó durante un momento, al final asintió.
—Tómate el día, mereces un descanso, así por la tarde podremos hablar.
—Ya tuve mi día de descanso algunas semanas atrás, tengo trabajo pendiente.
—¡Es una orden! No te quiero ver hasta mañana en la tarde —respondió Black Hat, notándose que luchaba para no alzar la voz y romper con el estatus de serenidad que había mantenido. Flug se encogió de hombros y asintió sin nada más que decir. Black Hat lanzó su portafolio hacia el joven y él dio algunos manoteos torpes para evitar dejarlo caer, cuando alzó la mirada para decir algo su jefe ya había desparecido.
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Black Hat no fue a su oficina a revisar el papeleo como debió haber hecho sino que fue a un lugar al cual no había regresado en algún tiempo. Su habitación.
Al llegar dio un resoplo, se había acostumbrado a ir a su habitación con Flug con una única intención, pero eso se había acabado, por ahora quería descansar ya que incluso una criatura como él necesitaba dormir un poco de vez en cuando.
Se quitó su gabardina y se aflojo la corbata tomando asiento en la cama, pero algo le llamó su atención; una prenda en el suelo de color azul sobresalía entre los tonos oscuros del lugar. Él se levantó a tomarla, era una camisa de Flug que seguramente había olvidado la última vez que estuvieron ahí, Black Hat miró la camisa y todos los recuerdos de ellos juntos regresaron a su mente, dio otro gran suspiro y después de una forma minuciosa observó a su alrededor con el extraño temor de ser visto aunque eso fuese imposible, después de inspeccionar se acercó la camisa al rostro inhalando profundamente. Sorprendentemente, y a pesar del tiempo, la camisa aun guardaba el olor dulce de Flug.
No pudo evitar sonreír al percibir aquella fragancia que extrañaba, no era su sonrisa malvada sino que una de... ¿Gozo? Sí, era una sonrisa que lo hacía estremecerse, una sonrisa de absoluto júbilo y no estaba avergonzado de aceptarlo ni le causaba repulsión estar haciendo algo tan remilgado con la camisa del científico.
Black Hat se dirigió a su cama quitándose los guantes incluso su monóculo dejándolos de lado, se acostó abrazando la camisa imaginando tener al chico en sus brazos una vez más, pero su sonrisa desapareció en un segundo poniendo ahora una expresión llena de pena.
Acababa de tomar una decisión. Lo que creyó que era mejor para ambos.
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NOTAS
No hay nada mejor que el suspenso ;)
Por cierto, me ha gustado mucho la idea que a Flug le encanta estar en el techo de la mansión porque pues ahí se siente más tranquilo y le gusta disfrutar de la vista, esto me inspiró la siguiente imagen.
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Sí, es del inktober 2018. Créditos a KPoolArts
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