78: Decisiones inesperadas
NOTA: Hola bebés :3 pues aquí estoy nada más para decirles que será un cap muy cortito peor aun así espero que les guste.
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Slug no podía dejar de pensar en su amigo, él recordaba la conversación con White Hat una y otra vez, y esa extraña corazonada crecía más, la duda lo atormentaba y no iba a estar en paz hasta llegar a la mansión y ver a Flug con su bebé.
Justo después de esa noche de luna roja el héroe salió en dirección a Hatsville sin detenerse ni una sola vez. Ya estaba cerca de la mansión y aun así no bajó la velocidad, ansiaba ver con sus propios ojos la imagen que su mente había creado y a la cual se aferraba: a Flug arrullando a su niña actuando como si fuese otro día común, fingiendo su sonrisa para ella, siendo testarudo y caprichoso como siempre. No importaba su actitud, a él no. Era igual si estaba enojado o triste, importaba que estuviese ahí.
Por un momento Slug comenzó a fantasear pues su mente estaba tan alterada que buscaba la manera de tranquilizarse por un momento. Él imaginaba a Alger muerto, a Black Hat junto con Flug y su bebé... Eran una tierna familia, aunque malvada, pero eso no importaba porque esa bebita merecía tener a sus padres.
Él sonrió para sí mismo. Toda la maldad y actitud siniestra de Black Hat había disminuido por Flug y por su nena, hasta él que era un demonio cruel había cedido a los encantos de un bebé. Hubiese sido enternecedor saber cómo es que ellos criarían a una niña, había cientos de posibilidades para cada actividad, tantas aventuras de un demonio y un científico malvado con una niña, con su hija.
Slug sacudió la cabeza, esas fantasías eran tiernas, pero no pasarían de ser una simple imagen perfecta que su mente creaba.
Así que se concentró en los hechos reales, aunque fuesen confusos. White Hat había hablado tan firme sobre la maldición, había asegurado que Flug caería ante esa tentación de lujuria. Él tenía que demostrarle que se equivocaba porque conocía bien a Flug; él era un buen padre y amaba a Black Hat de tal manera que incluso todavía le era sorprendente admitirlo. Y, de hecho, el amor era mutuo, él jamás había visto a una pareja que se amase tanto como ellos, tan dispuestos a todo, incluso a dar su vida el uno por el otro.
Suspiró pesadamente, ya era suficiente de sacrificios, por eso hacía todo lo posible por encontrar la manera de hacer a Flug inmortal. Había investigado, pero aún no encontraba la forma de que no se perdiera la humanidad pues eso era lo más importante. Obtuvo información de distintos métodos, pero ninguno era de fiar, todo uso de magia negra tiene sus consecuencias y en todo caso ese precio era demasiado alto.
Recientemente había optado por el Pozo de Lázaro*, pero sus informes decían que las personas que resucitaban ya no eran las mismas. Era como si otra persona renaciera y eso era lo que quería evitar. Cada uno de los métodos que consultaba tenían el mismo resultado; la perdida de la humanidad, significaba que la persona perdería sus emociones propias, su empatía, incluso caían en una locura desdichada. Él no quería eso para su mejor amigo porque tras tanto tiempo seguía viéndolo como ese niño lindo, pequeño e indefenso. Tenía la gran necesidad de protegerlo, perderlo significaría perder a su familiar más amado y era seguro que nunca se perdonaría algo así.
No mucho después llegó a la mansión y sin dudarlo corrió a la puerta, ni siquiera tocó el timbre pues estaba demasiado exaltado así que de una patada la abrió. Al estar dentro escuchó el llanto de la bebé que provenía de su habitación y sonrió con alivio, fue ahí lo más rápido posible mientras se decía a si mismo una y otra vez que todo estaba bien, que él era el lunático, pero en cuanto abrió la puerta todos esos pensamientos así como su sonrisa desaparecieron.
Dentro de la habitación estaba 505 y Demencia. Ella sostenía a la bebé quien lloraba fuertemente, incluso su voz se escuchaba un poco ronca delatando que había llorado por mucho tiempo.
—¡Slug!— gritó la chica con emoción. La sonrisa de Slug se había esfumado pero la de ellos dos regresó. Ambos se notaban cansados y ansiosos.
—¿Dónde está Flug?— preguntó el héroe de manera seria mientras sentía como se formaba un nudo en su estómago, imaginaba la respuesta, pero aun imploraba por estar equivocado.
Demencia arrulló a la bebé y agachó la mirada.
—¡¿Dónde está?!— repitió la pregunta con un grito seco dando un paso al frente exigiendo la respuesta.
—¡No lo sé! Hace casi dos días que no regresa, justo esa noche ella comenzó a llorar y no deja de hacerlo. No sé qué quiere..., no somos expertos en bebés, Slug, a 505 todavía se le considera uno y Black Hat está muerto y... Y yo soy... ¡Agh! ¡Nada de lo que hago ayuda!— gritó Demencia con histeria. Su voz era temblorosa y tartamudeaba poco, era evidente que estaba muy estresada por la situación.
El héroe había apretado sus puños en cuanto escuchó que Flug no había regresado, mordió su labio y sintió como todo su cuerpo se estremecía. No podía creerlo, White Hat tenía razón; la maldición había vencido sobre los sentimientos de Flug.
A pesar de que estaba bastante conmocionado se acercó mirando tiernamente a Evilyn. Ella era la víctima de todo esto, sólo era una bebita, no era justo para ella.
—Shhh, no tienes que preocuparte, ya estoy aquí, el tío Slug llegó para cuidarte. Ven aquí pequeño engendro del mal— le dijo de manera tierna para calmarla y funcionó, en cuanto la bebé escuchó sus palabras suaves se tranquilizó un poco, guardó silencio cuando él la alzó y lo miró fijamente mientras sus labios aun temblaban.
Demencia y 505 quedaron completamente sorprendidos. La nena no había dejado de llorar, pero apenas Slug la tomó dejó de patalear, estuvo más tranquila e incluso se acurrucó, momentos después ya estaba escudriñando con su pequeña manita sobre el pecho de Slug sosteniendo aquellos anteojos oscuros que ya casi no usaba los cuales se asomaban sobre un bolsillo de su bata negra. Slug sonrió juguetonamente y tuvo que arrebatárselos en cuento notó que se los estaba llegando a la boca. Para evitar que llorara de nuevo se acercó a la mesilla, tomó el chupete y lo introdujo a su boca. La nena comenzó a chupar y a hacer ruidos de simpatía.
—¿Cómo hiciste eso?— preguntó Demencia.
—Es cuestión de hacerla sentir segura. Apuesto a que le agradó verme de nuevo. Además, ya veo que Flug cuida muy bien de ella— dijo al último con un ligero cambio de voz.
—¡Claro que no, la abandonó!— reprochó Demencia mientras se hundía de hombros, a ella le dolía la cabeza por el llano de la bebé.
Slug alzó la mirada y trató de sonreír.
—Sólo estaba siendo sarcástico. Lo siento, creo que no es buen momento para mis idioteces. No me siento tan bien con la noticia, pero lo decía porque tiene la boca muy seca, no está hidratada y tiene hambre. Sin mencionar que ya necesita un cambio de pañal.
Demencia se hundió aún mas de hombros, esta vez por vergüenza de que Slug notara que no había cuidado de ella como debía.
—He tratado, pero no logro que coma lo suficiente, sólo lloraba. A 505 y a mí nos aterraba pensar que le estaba pasando algo malo... Como te dije; no somos buenos cuidando a un bebé, tampoco tenemos idea de dónde esté Flug, pero supongo que tú sí, casi te desmayas cuando te dije que se había ido..., ¿sí sabes dónde está? ¿verdad?
Slug acomodó a la niña entre sus brazos y luego busco asiento. —Creo saberlo. Pero por ahora me preocupa más Elyn. Yo me encargaré de sus cuidados mientras Flug regresa, pero no podré hacerlo todo por mi cuenta, por ahora me encantaría que me ayuden preparando su baño, también leche caliente para alimentarla justo después de su ducha, tengan lista su ropa limpia y un pañal.
505 parecía tan atento a los mandatos, al final el oso se acercó para darle un delicado abrazo a Slug, su florecita de su cabeza estaba caída y su pelaje tan enmarañado, el pobre se la había pasado corriendo de un lado a otro haciendo lo posible por la bebé y ya estaba muy cansado, aun así, todavía estaba dispuesto a ayudar. 505 lamió el rostro de Slug y enseguida salió para preparar todo lo pedido.
Demencia retrocedió. —Yo iré por un emparedado, tengo hambre, sé que ella ya está en buenas manos— dijo, pero justo antes de irse Slug la llamó.
—Espera..., lo que dijiste de Black Hat. ¿De verdad él ya...?
—¡No!— interrumpió ella. —Él no está completamente muerto, sigue ahí, pero sinceramente... Ya no creo que despierte.
Slug respiró hondo y luego asintió en gratitud.
La chica tomó una pequeña sonaja y se acercó para dársela, luego acarició la cabecita de Evilyn.
—Es un alivio que llegaras, estábamos desesperados... un oso, un montón de roboots chatarra y alguien como yo no íbamos a hacer nada bueno por ella. Ahora sí apareciste como un verdadero héroe..., pero esto que te acabo de decir, que quede solo entre nosotros quieres, si le dices a alguien que yo te di las gracias te rompo los dientes— habló mostrando su puño frente a su rostro de manera amenazante.
—Ya entendí, quedará como nuestro secreto— respondió Slug estado algo sorprendido por la gratitud que mostraba la chica loca.
Demencia asintió firmemente y salió tan de prisa como 505. Ella también estaba sorprendida con Slug, por primera vez no lo veía con esa expresión de disgusto y hablando tan de mala gana, esta vez estaba sonriendo y su voz era dulce, así como los superhéroes lo hacían para reflejar serenidad. Y, lo había logrado, le hizo sentir mucho mejor con su presencia y con su actitud servicial, por eso estaba tan agradecida de que estuviese ahí, él cuidaría bien de la bebé.
En cuanto Slug estuvo a solas llamó de inmediato a Clemencia y le dijo que no regresaría quizá en mucho tiempo, la chica comprendió y también tuvo la misma reacción de decepción, ella se había encariñado con Flug y siempre supo que era un tierno y amoroso padre, le era difícil aceptar que se había marchado y dejado a su bebé. Comprendía también el afecto que tenían ellos dos, eran como hermanos así que no protestó, simplemente le deseo suerte.
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Apenas un par de días después la pequeña Evilyn comenzó a ponerse irritable; volvió a llorar sin motivo aparente y apenas que si comía. Slug estaba preocupado, él había esperado a Flug, pero no lo haría por siempre. El héroe no había dormido desde que llegó y en sus ojos se notaba, además de su atuendo que estaba sucio y desalineado, estaba al borde de un profundo cansancio pues estaba a cada momento atendiendo a la bebé.
Ya era tarde, el sol se estaba poniendo y la nena no había querido tomar una siesta. Slug la cargaba con un brazo mientras con el otro se apresuraba a revisar su teléfono.
Demencia llegó con un biberón y al verlo tan exaltado preguntó qué pasaba.
—Sólo trato de rastrear a Flug, pero no puedo— dijo mientras guardaba el celular y tomaba el biberón. Trató de darle a la bebé, pero ella no bebió más que la mitad.
—Está dejando de comer. Eso no es bueno— dijo Demencia con preocupación.
—Lo sé, debe extrañar a sus papás.
—¿Por qué no la llevas con Black Hat?— preguntó la chica de manera insistente. Slug suspiró pesadamente.
—No creo que sea una buena idea.
—Tú lo has dicho; no ha visto a sus papás, tal vez se mejore estando un momento con él. No perdemos nada con intentarlo. Hay que evitar que comience a llorar de esa manera tan rara, si comienza a hacerlo de nuevo terminará derribando toda la mansión.
Slug miró a la bebé y luego a Demencia.
—Está bien, pero sólo un momento— habló. La chica tenia razón, aunque él jamás había presentado una de las rabietas de la bebé sabía que no debía ser algo agradable.
Así que fue a aquella habitación solamente con la pequeña. Cuando cerró la puerta y miró a Black Hat sintió un poco de cobardía, aun así, decidió hacerlo pues ya era tarde para retroceder.
Slug se acercó y observó en silencio a Black Hat mientras la cápsula comenzaba a abrirse.
—... Tengo malas noticias Black Hat— comenzó a decir el chico con un tono demasiado firme. —Admito que ahora desearía que estuvieses despierto, sólo tú hubieses podido evitar todo esto, pero ya es demasiado tarde. Sabes, Evilyn es una bebé hermosa, una pequeña niña realmente adorable, pero ahora está desamparada, ella te extraña.
Slug acomodó bien a la beba entre sus brazos y respiró hondo, había comenzado a hablar firmemente, pero ahora su voz era desesperada.
—No sé cuando la viste por ultima vez, no sé si le dijiste cuanto la amabas o si te despediste de ella, pero sólo es una inocente bebita y ahora necesita a sus padres..., no te tiene a ti y ahora Flug se ha ido... y no es su culpa— dijo de manera forzada. —Es mi culpa, todo es culpa mía. Alger inicio esa maldición, pero yo le ayudé a terminarla. Tengo que confesarte esto; una maldición como esa necesitaba un pacto de sangre y yo ayudé con eso porque durante mucho tiempo le di de la sangre de Alger..., les mentí, nunca hubo un suero milagroso, sólo se trataba de la sangre de ese mal nacido. Entre más lo alimentaba más sentía atracción por él y por ello la maldición se fortalecía... perdón, yo sólo quería que Flug estuviese bien, era la única manera. Y, entiendo que es algo por lo cual todos deberían odiarme, fue algo estúpido, ¡fui un verdadero idiota! Pero estoy tratando de enmendarlo, al menos lo intento... Así que si quieres matarme hazlo, solo levántate, ¡despierta! ¡vamos! Demuestra que eres tan poderoso como tanto lo presumías— dijo de manera tan exaltada, y tras un momento de silencio Slug comenzó a gritar con lágrimas en los ojos, pero eran lágrimas de impotencia y desesperación.
— ¡Ya no eres invencible! ¡No fuiste fuerte! ¡Ni siquiera pudiste salvar a quienes amabas!
Slug gritaba con furor y con impotencia reclamándole severamente, pero sus gritos asustaron a la pequeña quien comenzó a llorar. El héroe guardó silencio al escucharla y apretó su mandíbula evitando seguir. Estaba realmente mal, estaba permitiendo que todas sus emociones explotaran y se estaba dejando llevar, aunque pudo reflexionar a tiempo pues comprendía que no estaba haciendo lo correcto, así que respiró y a ella la meció para tratar de consolarla.
Slug no dijo nada más, él sólo respiró hondo para tratar de calmarse y cuando lo logró miró de nuevo a la pequeña. Había olvidado que estaba ahí por ella, así que se acercó lentamente y con cuidado la acomodó entre el cuerpo inconsciente de Black Hat. La puso entre su brazo y la cobijó con su mano como si él la estuviese abrazando.
Luego caminó hacia atrás mientras ella guardaba silencio. La beba miró a todos lados, movió sus manitas, pero en cuanto noto la mano de Black Hat se aferró a ella con entusiasmo. Sabía que estaba en brazos de papá y por eso una mueca de felicidad se formó en su pequeña carita, además su balbuceo se hizo juguetón.
Slug no podía soportarlo. Ver a Back Hat completamente hundido en su sueño fúnebre mineras su bebé descansaba entre sus brazos, como si esperase a que él despertara y la abrazara como lo hacia cada noche. Como si esperase a que le hablara de manera tierna cuando le contaba cuentos o cuando tocaba el violín sin dejar de mirarla sonriente. Era una imagen demasiado hiriente para Slug, un trago agridulce, un dolor punzante que nacía en lo más profundo de su corazón.
Verla abrazarlo y estar entre sus brazos de esa forma tan tierna le rompió el alma. Slug se llevó la mano a la boca y ahogo su llanto, aunque no pudiese evitar que sus lágrimas empaparan sus mejillas. Ahí estaba su lado más humano, demostrando que amaba a esa pequeña bebé y que lloraba por su inocencia.
Slug se limpió el rostro decidido a salir y encontrar a Flug cueste lo que cueste. Así que fue con ella y la alzó, aunque pudo sentir como la bebé no quería separarse de él, no quería soltar su mano, Slug tubo que obligarla. Al final la capsula se selló. Al salir y encontrarse con Demencia le pidió de inmediato que fuera por ropa para un cambio y a preparar la pañalera ya que harían un largo viaje.
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Demencia había obedecido a Slug; cambiaron a la bebé y preparó la pañalera con ayuda de 505. Cuando estuvo listo Slug subió al auto de Black Hat sin antes asegurarse de que la bebé fuera cómoda en su sillita.
La chica fue de copiloto mientras el oso azul se quedó en la mansión. Demencia no entendía a dónde iban ni por qué la urgencia, pero no iba a preguntar porque Slug se notaba muy enojado.
Llegaron a una cuidad, específicamente frente a un gran edificio departamental. Al bajar Slug acomodó en su pecho la cangurera y en ella puso a la bebé quien se veía muy adorable vistiendo un mameluco con diseño de un monstruo con orejas grandes y colmillos.
Demencia lo observaba mientras se decía a sí misma que él actuaba tan igual a Flug, era tan protector y cariñoso que bien podría decirse que él era el padre. Además de lo gracioso que se veía él con su ropa oscura cargando a una bebé en su pecho.
Slug entró al edificio andando lo más rápido posible, la bebé parecía distraída pues estaba chupando su puño y babeando. Demencia fue tras él y por fin comenzó a interrogarlo.
—¿Dónde estamos? ¿Aquí esta Flug? Sólo necesito que digas que sí para ir preparándome, le voy a tirar un par de dientes a ese idiota.
Slug guardó silencio, evitaba responder, y su rostro no cambiaba la expresión de seriedad. Se detuvo frente a una puerta y le ordenó a Demencia que la derribara, la chica sonrió maliciosamente y de una patada la puerta se abrió resquebrándose por la mitad.
Slug entró y sus ojos examinaron el lugar. Demencia entró ansiosa de ver a Flug, pero el lugar estaba vacío, de hecho, parecía que lo habían abandonado hacía mucho tiempo; estaba amueblado, pero todo estaba intacto, cubierto por polvo.
—¡Maldito bastardo hijo de perra!— dijo Slug entre dientes para evitar gritar mientras con una mano acariciaba la pancita de la bebé para no alterarla y con la otra se jalaba el cabello con desesperación.
—No estoy entendiendo nada, ya dime qué sucede, ¿qué hacemos aquí? ¿dónde está Flug?— preguntaba con desesperación Demencia, pero de pronto guardó silencio al ver en la pared una pintura, más bien un retrato exacto de Flug.
Slug fue al sillón donde tomó asiento para ponerle atención y darle mimos a la pequeña Lyn.
—Este era el lugar donde Alger estuvo viviendo, creí que aun estaría aquí.
—¡Ey, ey ey! ¿Quieres decir que Flug está con el tuerto ese?
Él alzó la mirada y asintió. —Sí, Flug está con él.
—¡¿Qué demonios?! ¿Cómo puede ser tan imbécil para dejarse capturar por un vampiro mediocre y ridículo? ¡Agh! No sabes como odio a ese idiota con traje de mayordomo.
Slug guardó silencio por un largo tiempo antes de volver a hablar: —Flug no fue capturado por Alger, él ha ido a su lado por su propia voluntad.
La chica no respondió de inmediato, pero sí quedó con la boca abierta.
—¡¿Qué hizo qué?! Entonces sí nos abandonó... ¡¿Abandonó a su propia hija y a Black Hat?! ¡Es un grandísimo soquete! Yo jamás me separaría de Black Hat, por nada del mundo. Es un tonto, un idiota. ¡Lo odio! —gritó al último y luego fue por la pintura para romperla. Sin embargo, pese a que sus palabras eran violentas su rostro se marcaba por la decepción y tristeza. Slug la miró atento y sintió crecer su pena.
Demencia sintió que el ambiente se ponía pesado, no había ruido más que el de la bebé.
—¿Qué haremos ahora?— preguntó con tristeza.
Slug aun le daba caricias a la bebé y luego de meditar un poco se levantó.
—Regresaremos a la mansión y seguirás ayudándome con sus cuidados.
Ella parpadeo con sorpresa. —¿Qué hay de Flug?
Él mordió sus labios y caminó decidido a la salida.
—No podemos obligarlo a regresar, abandonó a quien ya era su esposo y a su pequeña por su maldito amante, fue su decisión. Que regrese cuando quiera.
—¿Y si no regresa nunca?
Slug se detuvo a mitad de pasillo y levantó la mirada intentando sonreírle. —Entonces nunca me iré. No dejaré a esta bebé sin importar qué— respondió decididamente antes de marcharse.
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*Una cosa que quería aclarar es El pozo de Lázaro pues a los que les gusta DC comic sabrán que los personajes que han cobrado vida ahí ya no vuelven a ser los mismos, ejemplo Robin quien después de que el Guasón se lo despachara a palancasos huyo y reapareció como villano. OK ahí viene la noticia mala: Flug también cambió de una forma fea :') Tenía que pagar el precio, ¿no?
Ya podemos llorar.
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