77: Infidelidad

NOTAS: Hola, primero que nada les advierto que este cap es muy largo (disculpen los errores y eso, me dio flojera revisarla por milésima vez) así que veremos de todo, eso incluye +18. El nombre del cap lo dice todo así que ya se imaginarán de que va. También está lleno de imágenes y vídeos  de canciones que se relacionan con la trama ;) 

Empezamos con esta imagen que me ha hecho Monody_SpectreTM por las más de 130 mil vistas en el fic :')  Muchas gracias!!! Alegran mi corazón de pollo. También hay que agradecerle ya que es de su procedencia otra imagen que se agrega a este cap, la verán casi al final, pero pueden empezar a dar halagos desde ahora. 

꧁_____꧂


Gotas incesantes caían del grifo del lavabo provocado un eco en el baño. Una cortina gris en conjunto con los colores del baño se extendía y detrás de ella se encontraba una bañera, dentro de ella estaba Flug. El chico semidesnudo dormía, su cabeza posaba de lado y el agua estaba en calma, pero no tardaría mucho para que despertara, de hecho, lo hacía por incomodidad pues el ruido del goteo era tan fuerte y molesto para él.

Flug parpadeó lentamente y después dio un sobresalto al notar que se encontraba en una tina llena de agua tibia y que estaba sólo en ropa interior. Trató de levantarse, pero no lo logró, él se dejó caer por un momento, aún estaba débil, su cuerpo parecía tan pesado, además, ligeros calambres se extendían por sus brazos y piernas, le dolía el pecho, todo era tan confuso. Descubrió que el agua caliente le reconfortaba, pero al mirarse las manos supo que debió haber estado mucho tiempo ahí pues sus dedos estaban bastante arrugados.

Su cuerpo tembló en cuando su mente se aclaraba más, Flug hizo puños sus manos porque ya no tenía su anillo, de inmediato buscó sobre su cuello y suspiró con rendición, tampoco estaba su collar. Estar sin ellos le era frustrante, eran el símbolo de unión amorosa a Black Hat y sin ellos se sentía aun más culpable de estar ahí.

Apretó su mandíbula tomando las suficientes fuerzas para impulsarse a levantar, al lograrlo movió la cortina de lado y examinó el lugar; era un baño completo, de colores opacos, parecía muy normal. Cuando se aseguró de que no hubiese nadie salió de la tina y buscó ropa, pero al no encontrar nada decidió envolver en su cintura una toalla. Después se sentó sobre el inodoro al sentir un mareo, quizá por haberse movido muy rápido. Flug suspiró mientras se acariciaba la herida de su cuello, esta parecía estar mejor.

Alzó la mirada y se dio cuenta que era de noche gracias a una pequeña ventana que daba a afuera. No podía creer que aún no amaneciera, todo parecía ser eterno y era justo, tenía que lidiar con el dolor después de haber hecho algo tan horrible. Alger volvió a su mente así que miró de un lado a otro:

—¿Alger?— habló con voz baja dándose cuenta que su respiración temblaba. No hubo respuesta y por esto se mordió el interior de su mejilla, no estaba preocupado por él sino por sus pertenencias.

Guardó silencio por mucho tiempo, tenía que recordar lo sucedido y tener claras sus ideas, el mareo ya era menor, pero el goteo seguía siendo irritante, era como si martillaran justo a su lado. Así que se levantó y apretó bien el grifo, pero no se atrevió a levantar la vista, frente a él estaba el espejo, de alguna manera tenía miedo de ver su reflejo.

Posó sus manos sobre el lavabo, suspiró hondo y tomó valentía para alzar la mirada, cuando eso pasó su expresión mostró su sorpresa y temor. Su mirada había cambiado: sus ojos seguían siendo verdes, pero ahora tenían un color mucho más profundo, casi brillante. Debajo de ellos había ojeras tan marcadas que bien pareciera que tenía maquillaje. Sus cicatrices seguían ahí, pero el tono de su piel era tan pálido que de verdad parecía estar muerto.

Abrió la boca lentamente en busca de la característica principal de los vampiros; los colmillos, pero no había cambio alguno en su dentadura. Aun así, retrocedió, no le era agradable verse de esa manera.

Nunca había investigado a profundidad el vampirismo, no sabía que efectos le traería, pero un gran miedo lo invadió. Su nueva apariencia lo había estremecido tanto que salió de inmediato del baño. Anduvo por los pasillos forzándose a cada paso, no mucho después se dio cuenta que estaba perdido así que abría y cerraba las puertas con pánico.

Al abrir una y apenas darle un vistazo se quedó completamente paralizado; la habitación no era más que una recamara para bebé. Flug abrió los ojos con estupor y entró lentamente a ella adaptando su vista a la oscuridad y examinando los adornos: las telas habían sido bordadas con algodón y parecía que habían sido tejidas hacía mucho porque su estructura era débil, se estaban descomponiendo. La cuna llamó su atención, estaba muy bien conservada por el tipo de madera con el que estaba hecha. Flug se acercó y miró adentro con nostalgia; él extrañaba a su bebé.

Cuando miró dentro se estremeció aún más porque ahí había juguetes; algunos peluches hechos a mano los cuales también se estaban degradando. Él tomó uno de ellos en su mano y en la otra un juguete de madera, era una pieza de madera en forma de caballo la cual parecía que fue tallada cuidadosamente.

Ahora se sentía tan triste, él podía imaginar a Helene tejiendo esos peluches y a Alger tallando esas lindas figuras. Ambos padres preparando juguetes para el hijo que jamás tuvieron.

—Black Hat, ¿por qué lo hiciste?— habló para sí mismo en voz baja, regresó los juguetes y se dirigió a la salida sin antes darle un último vistazo a esa habitación que había sido arreglada con esmero porque cada uno de sus detalles era tan tierno. Era una lástima que jamás se usara. Para él era completamente cruel, aunque conocía bien a Black Hat, el ser más malvado, el que disolvía cachorros en ácido por diversión, quien asesinaba despiadadamente y nunca daba un gesto arrepentimiento ante sus actos.

Él mismo se decía llamar un supervillano, claro, era un genio malvado, pero incluso él tenía límites, todavía se decía a sí mismo que asesinar a un bebé era algo que ni él perdonaría. Flug recordó cuando Black Hat se sentaba a darle biberón a su hija y se preguntó si acaso se arrepentía de haber asesinado a la esposa de Alger y a un ser indefenso, un bebé tal como su hija. Él no lo creía.

Salió de ahí con un mal sabor de boca, recordar que Alger nunca pudo ser padre, que seguramente él y su antigua esposa habían preparado esa habitación con tanto esmero, de alguna forma se sentía tan mal, era como recordarse a sí mismo en la habitación Evilyn. Al menos él tenía a su pequeña a salvo.

Siguió buscando, y al abrir una puerta no mucho después sintiendo un poco de consuelo, había llegado a la habitación que buscaba, así que no dudó ni un instante en entrar y cambiarse, aunque fuera con la ropa de Alger. Se puso pantalones y una camisa sencilla de color azul. Ni siquiera buscó un par de zapatos, sólo se aseguró te tener algo puesto, aunque, al estarse cambiando notó que ahora todo su cuerpo temblaba y tenía una extraña sensación de..., ¿hambre? Era lo más lógico, sus tripas gruñían como si no hubiese comido en días y asociaba el temblor de su cuerpo con una baja de glucosa en su sangre.

Salió y tras correr por un par de pasillos cantó victoria al ver unas escaleras, fue de inmediato hacia ellas, pero se detuvo cuando en una ráfaga sombría apareció Alger, el vampiro sostenía de la parte trasera de la camisa a un hombre el cual estaba inconsciente. Al verlo Alger soltó el cuerpo.

—¡Flug! ¿Qué haces?— preguntó con sorpresa mientras se acercaba. Flug lo rodeó con intensión de escapar, aunque no dejaba de mirar a la persona en el suelo. Cuando el vampiro se distrajo él corrió, pero apenas había llegado al primer escalón Alger se lanzó contra él para detenerlo.

Ambos cayeron por las escaleras rodando, aunque Alger lo abrazaba para que no se lastimara. Cuando llegaron al final Flug quedó sobre él, ambos se miraron a los ojos por un instante, el chico parecía aturdido, Alger provechó eso y en un movimiento rápido le dio la vuelta, ahora era él quien estaba sobre Flug sosteniendo sus manos.

—¿Pensabas escapar? — preguntó con voz serena.

—¡Quítate de encima!— jadeo Flug tratándose de mover.

—Por fin despiertas dormilón y lo único que pensaste fue en abandonarme. No tienes remedio. Escucha Flug, entiende que tu conversión aún no termina, estuviste dormido un día completo después de haberte desangrado y luego de pasar por la muerte, no te has recuperado, pronto tu cuerpo te pedirá sangre y debes beber de ella antes de que pierdas control de ti. No quieres actuar como una bestia salvaje.

Flug detuvo su forcejeo y lo miró resignado mientras Alger seguía hablando:

—Por eso fui de cacería en tu lugar, aquel hombre aún vive, bebe toda su sangre, ahora que sigue caliente. Percibirás de una manera totalmente diferente el sabor; será algo que disfrutarás.

Alger se retiró dejando libre Flug. El chico se levantó del suelo y quedó de rodillas al igual que el vampiro. Parecía estar pensando, guardó silencio por un largo tiempo, después alzó su mirada hacia Alger y no dudó en ir directamente contra su cuello. El científico comenzó a morder con todas sus fuerzas pues aún no contaba con colmillos, pero no era algo nuevo para él pues solía hacerlo cuando sus antojos le obligaban a comer carne humana.

Alger estuvo sorprendido al principio, pero no se resistió. Cuando comenzó a sangrar Flug trató de beber de manera torpe, aunque desesperada. Al probar la sangre se dio cuenta que en verdad era algo completamente nuevo pues antes, cuando comía la sangre humana notaba el sabor un tanto desagradable, simplemente era un sabor salado, ahora la sangre de Alger le sabía tan bien.

Su lengua se bañó en la calidez del líquido rojo y sus papilas reaccionaron con un cosquilleo, al tragar sintió una clase de alivio, no se había dado cuenta que esto era lo que su cuerpo le pedía. Entonces su piel comenzó a erizarse, y cuando eso sucedió se separó sin estar saciado, un escalofrió recorrido su espalda, no pudo disimular una sonrisa tonta mientras contraía su cuerpo y un ligero gemido se escapaba de entre sus labios rojos. Era extraño, ese placer que sentía era tan similar al placer sexual y no podía explicarse el porqué. Ahora entendía bien sobre aquella primera vez que Alger bebió de su sangre, había sonado tan indecoroso justo como él en estos momentos.

Se arrastro hacia atrás respirando profundamente, por otra parte, Alger apretó sobre la herida manchando de inmediato su guante blanco. En cuanto la respiración del chico se normalizó habló Alger:

—No creí que me escogieras como tu primera presa.

—No te sientas especial— interrumpió Flug con desagrado. —Yo solía comer carne humana. No eres el primero.

Alger abrió bien su ojo con sorpresa. —¿Hablas enserio? No sabía que tenías tendencias caníbales.

—Se trataba de "antojos" que tuve cuando mi niña estaba dentro de mi cuerpo— le respondió y después limpió su rostro con la camisa. Flug se preguntaba por qué le estaba contestando de manera tan casual, eso era lo que quería evitar.

Alger comprendió. —Deberías saciarte, apenas bebiste un poco de mi sangre, necesitas un par de litros para que te recuperes por completo.

Flug miró arriba, al inicio de las escaleras aún se encontraba la persona inconsistente.

—Te daré un consejo: ve directamente a la yugular.

Al escuchar Flug dirigió su mirada a él, parecía algo molesto: —He experimentado cientos de veces con cuerpos humanos, sé perfectamente de anatomía, ¿aun así me consideras tan estúpido para no saber dónde se encuentra la yugular?

Alger se puso de pie con una sonrisa. —Entonces, ¿por qué no me mordiste en ella? No planeaste desangrarme, ¿verdad? Tú sólo querías conocer el sabor de mi sangre— dijo señalando su cuello.

Flug se sobresaltó de momento, aun así, no contestó.

—Lo sabía..., anda, ve y aliméntate, tengo mucho que explicarte. No te preocupes si te ensucias, ya lavé y planché tu ropa, se encuentra en el primer cajón a la derecha, fui cuidadoso, sé que eres exigente con la limpieza. Te ves muy bien con mi ropa, pero sé que no es tu estilo. No te preocupes por el cadáver, soy experto en deshacerme de ellos— habló normal y apenas había terminado desapareció. Flug se quedó con las palabras en la boca, para infortunio suyo porque estaba a punto de reclamar su collar y anillo.

꧁꧂

Flug siguió el consejo de Alger. Una vez que acabó con la sangre de aquel hombre fue a lavarse y luego se cambió, después se recostó en la cama y sin notarlo se quedó profundamente dormido por algunas horas más. Beber por primera vez tanta sangre le había dejado un malestar extraño..., en realidad ahora todo le resultaba extraño.

Cando despertó pudo percibir una especie de tintinar que llamó su atención, salió de la habitación siguiendo el sonido, cada vez que se acercaba la melodía se hacía más clara notando que se trataba de un piano. Gracias a la melodía llegó a una sala, no era muy grande, pero estaba completamente llena de instrumentos musicales.

Al entrar sus pasos se volvieron pesados y rápidos.

—¡Alger!— gritó Flug interrumpiendo la tonada en piano que tocaba. Alger tocaba el piano con tanta tranquilidad. Él parecía completamente recuperado, pero su camisa aún tenía sangre y sus guantes sucios posaban en el banquillo.

—¡Esta vez no escaparas! Regrésame lo que has tomado y si te atreves a dar una excusa te romperé el cuello— dijo sin poder evitar gritar, incluso su postura demostraba que estaba en alerta.

Alger lo miró por apenas un instante, luego metió su mano a su bolsillo, sacó el dije en forma de corazón y el anillo con el símbolo de sombrero para después ponerlos sobre el tablero del piano. Flug se quedó con la boca abierta tratando de descifrar su plan.

Se escucharon un par de tonadas más, Alger se concentraba en el piano, buscando el ritmo para comenzar una canción, y entretanto se movió al extremo del largo banquillo, luego bajó su mano, empujó sus guantes y palpo un par de veces. Flug dudó, pero al final accedió a la invitación. Fue a su lado y tomó asiento, aunque estaba bastante confuso y su postura al sentarse se volvió débil, ahora parecía un cachorro asustado.

Alger comenzó a tocar, era una tonada lenta, pero dulce y enternecedora. El científico miraba hipnotizado el cómo era tan ágil para tocar las teclas exactas. Después de unos minutos Alger se detuvo y la música dulce se esfumó dejando un silencio incómodo.

https://youtu.be/uR9oa50hH5o

—Eso fue muy bello— dijo Flug despacio y sin voltear a ver. Ya no estaba tan exaltado como cuando entró, la música lenta le había hecho calmar.

—Gracias, en verdad no es una tonada difícil, la acabo de aprender y como te dije; es una melodía que te dedico, su nombre es "amor"— dijo, y al igual que Flug, evitó levantar la mirada.

El científico sintió un escalofrío al escuchar el nombre, así que de inmediato tomó sus pertenencias. Él se vio confortado cuando el collar regresó a su lugar. Se quitó su guante y colocó el anillo, al verlo sobre su dedo anular volvió a sonreír.

Alger miró en silencio como se colocaba el anillo y observó detenidamente su mano; era bastante paliada, Flug se percató así que se atrevió a mirarlo frene a frente, enseguida Alger se acercó más.

—La conversión hizo que tus ojos fuesen más bonitos, además, tienes las pupilas bastante dilatadas.

Flug alzó una ceja con duda. —¿Eso qué significa?— preguntó sin hacer caso al coqueteo.

—Confirma que te alimentaste bien, tus ojeras casi desaparecieron, aunque te sugiero que descanses más, duerme porque puedes sufrir desmayos ya que tu organismo se está adaptando. Ahora tus sentidos se agudizarás; primeo fue en tus papilas gustativas, eso siempre es lo primero por eso ahora percibes el sabor de la sangre. Después será tu vista, luego tu oído, tu olfato y al final tu fuerza, en un par de semanas tus colmillos se afilarán y crecerán. Puede ser molesto al principio, pero te adaptarás. Por ahora todo parecerá confuso, pero estarás bien, sólo tendrás algunos cambios de humor y fatiga. La conversión no se da de un día para otro, pero lo peor ya ha pasado.

Flug agachó la mirada y se quitó el otro guante amarillo con el que toco una tecla, e hizo un gesto. Ahora entendía por qué el gotear del grifo le era molesto, y por qué había visto tan claramente en la habitación oscura. Aunque también se le hizo extraño que el sonido del piano al principio fuese tan claro, tal vez era porque le gustaba y se había puesto tan atento a ella.

El silencio se volvió a apoderar de la sala. Alger se levantó, pero se detuvo cuando Flug le sujetó la el brazo, y sin atreverse a mirarlo preguntó:

—¿Por qué me los regresaste sin oponerte? ¿Qué tramas?

Alger bajó la mirada, luego le revolvió el cabello con dulzura. —No me gusta verte enojado.

Flug se levantó y retrocedió un poco para evitar el tacto.

—¡Deja de actuar así! Me confundes, te conozco, este no eres tú. No eres así de carismático y atento, sé que no porque cada vez que llegaba a pensar en ti recodaba que eres un maldito loco.

Alger evitó carcajear. —Por supuesto que estoy loco, pero loco por ti— contestó dándole un toque a su nariz con ternura. —Y claro que soy yo, soy el que conociste desde un principio. ¿No lo recuerdas? Te agradaba, tuvimos buenas charlas e incluso me consideraste un buen amigo.

—¡Déjate de tonterías! En aquel entonces sí eras diferente. Ahora ya no me convences, eres manipulador, mentiroso..., ¡eres un lunático!

—Eres tú quien se aferra a verme de esa manera— contestó Alger con tranquilidad.

—¿Eh? ¿Supones que soy yo quien malinterpreta las cosas? Déjame decirte que eres un 'vampirito' bastante mentiroso. ¿Ya se te olvidó todo lo que me hiciste?— gritó volviendo a exaltarse notándose visiblemente porque apenas respiraba y su pecho saltaba de manera irregular.

Alger se recargó en el piano y luego peinó su cabello con sus dedos. —Lo recuerdo; te conocí en aquella fiesta, después fuiste a mi mansión por aquel pedido que solicité, recordemos que fui yo quien rogó que fueras personalmente, pero al final de cuentas tú aceptaste. No me digas que no nos divertimos; para entonces te veías pésimo y confesaste que era Black Hat quien apenas te dejaba descansar. Me enterneciste y enseguida busqué consentirte, sonreías tan tiernamente cuando te tomaba de la mano e íbamos de un lugar a otro. Amabas los postres que te preparaba e incluso aceptaste beber conmigo. Quedé maravillado con tu compañía, y sí, me propuse a cortejarte. Cuando te invité a la cena estuviste ahí tan encantador como siempre, me disté un abrazo..., no negarás que estuviste a punto de besarme. Para entonces era inevitable pensar en ti. ¿Cómo no hacerlo? Jamás dijiste que tenías una relación con él. ¿Acaso no tenía el derecho de al menos intentarlo?

Flug hundió los hombros con vergüenza, Alger tenía razón, él debió ser más claro desde el principio, pero en aquel entonces estaba tan enojado, había terminado su relación con Black Hat, ni siquiera sabía de la existencia de la bebé y los síntomas casi acababan con él.

—... Y después fue aquel inconveniente con los héroes. Estabas completamente solo en un lugar desconocido y si no hubiera interferido te habrían capturado o asesinado, ¡¿Dónde estaba Black Hat si es que tanto le importabas?! Te llevé a mi casa porque no podía dejarte ahí con esas heridas, siempre he procurado tu bienestar. Dijiste que te había echado y yo estuve anhelante de que te quedaras..., yo quería ponerte a salvo, ¡mira lo que hizo conmigo! De verdad deseaba que te quedaras a mí lado, quiero comenzar de nuevo contigo, hacer las cosas bien esta vez. ¡Comprende que te amo!

Alger se detuvo repentinamente. Flug se había recargado sobre las teclas del piano para no ladearse, aunque fue en vano. Alger lo sostuvo.

—¿Ken?— preguntó dándole una ligera sacudida, el chico no reaccionó.

"Maldición", pensó Alger, luego lo alzó y salió con él. Llegó a su habitación y lo acostó en la cama, acto seguido revisó sus signos.

—Todo parece estar bien, te dije que debías descansar más... quizá necesites un poco de comida— le habló mientras acomodaba su cabeza. —Sé que estás molesto conmigo, no puedo enmendarlo todo, pero ahora estamos juntos..., por fin se trata de nosotros— habló al acariciar su mejilla.

Alger salió a hacer lo prometido con aquel cadáver, luego fue en dirección a la cocina y estando ahí comenzó a preparar algo dulce para Flug. Era cerca de mediodía cuando regresó a su habitación con la comida lista y una rosa como detalle.

El joven aun dormía, así que puso la charola sobre la cómoda. Tomó la azucarera y vertió tres cucharadas de azúcar en la taza de té, al moverlo una pequeña nube de vapor salió y con él un aroma amargo que pronto envolvió la habitación.

Flug se levantó casi de un salto y enseguida se llevó las manos a la nariz para cubrirla. Parecía estar bastante asustado.

—¡Qué demonios es ese olor! — gritó antes de correr al balcón, pero Alger fue a su lado de inmediato evitando que saliera.

—Vaya, despertaste pronto esta vez y tu olfato debe estar muy sensible en estos momentos, creo que es hora de que aprendas controlar tus sentidos, pero por favor, no salgas, no tienes idea de lo que puede hacerte el sol— habló extendiendo su mano para que Flug la tomara.

El chico aún tenía una mano sobre su nariz, él miró a Alger y luego a afuera, al final asintió y acogió su mano. Él aún tenía en mente la discusión que se estaba formando antes de perder la razón, pero no hizo mención de ello. Ya sabía que estaba a merced de Alger, eso le preocupaba, y es que el vampiro se comportaba tan distinto, no parecía el lunático de antes sino el caballeroso y anticuado Alger que conoció en un principio. Algo le había hecho cambiar tan repentinamente y lo había notado desde esa noche de luna roja cuando lo vio llorar de manera tan sincera.

Alger fue abajo con Flug, no le soltó la mano hasta estar frente la puerta principal. Cuando estuvieron ahí él le dijo que esperara. Alger desapareció por apenas un minuto, cuando regresó le entregó sus visores, una bolsa de papel y sus guantes amarillos, luego abrió la puerta, del otro lado se notaba un sol de medio día.

—Tu estilo incluye cubrir cada parte de tu piel, eso te servirá ahora. Úsalos.

El chico sonrió ingenuamente.

—¿Debería? ¿En verdad voy a desintegrarme si salgo ahí afuera? Eso es físicamente imposible.

—No Flug, no te vas a desintegrar, pero ahora eres una criatura nocturna sin mencionar que apenas pasaste por la transición. Tu piel puede sufrir quemaduras, tal vez tus sentidos se están agudizando, pero por ahora no eres inmune a las heridas, ya notaste que tus ojos estás cambiando y eso significa que tus corneas son más sensibles, puedes quedar ciego.

Flug carcajeo irónicamente. —Aja sí— expresó de manera despreocupada mientas avanzaba. —No me creeré eso— confesó, al estar afuera alzó los brazos dejando que la luz del día lo tocara. —¿Ya lo ves? No me pasa nada.

Alger rápidamente fue tras él y lo tomó de su brazo para regresar dentro.

—¡No juegues con esto!— le dijo con tono severo. Después acomodó la bolsa en la cabeza de Flug, seguido de los visores, incluso tuvo que ponerle los guantes. El chico se quedó quieto y se dejó vestir como si se tratase de un niño pequeño. Luego de ello volvió a sujetarlo de su mano y lo sacó afuera.

—¿Y a ti por qué no te pasa nada?— preguntó Flug siguiéndole el paso.

—Mis padres era vampiros legítimos, eso me convierte en un 'sangre pura', además, le he chupado la sangre a infinidad de personas, la sangre es la esencia de vida, entre más consumas más fuerte te haces, y aprendí de magia negra. Eso fue un gran factor pues aprendí a robar almas, las almas me han brindado juventud. Todo eso en conjunto me ha dado inmunidad, aun así, soy un poco más débil de día. Sigo siendo un vampiro y sigo siendo vulnerable ante los clásicos mitos que se conocen— decía Alger mientras caminaba sin rumbo, iba de prisa adentrándose al bosque.

—¿Te mataría un manojo de ajos?— preguntó Flug entre risas.

Alger miró atrás para mostrarle que también reía por ese comentario, al mismo tiempo apretaba más su agarre.

—No, pero sí un ataque directo al corazón, además de la plata, las armas de plata te hieren y no sanan fácilmente, es como si fueses humano ante eso..., y es muy doloroso, por eso es la forma más eficaz de asesinar a un vampiro. Bueno, también solían quemarlos vivos— le explicó y después su tono de voz se hizo más profundo. —Cuando yo era servidor de Black Hat me decía que no debía tener debilidad, él me cortaba los brazos y piernas con cuchillas de plata para que me hiciese menos susceptible al dolor. También colocaba monedas tan calientes que se derretían en mis palmas, todo eso como método de tortura. Al final de cuentas funcionó; tal vez mis heridas no sanen inmediatamente, pero aprendí a ignorar el dolor.

—Ya veo... sabía que tú no eras un vampiro normal cuando te conocí, pero la magia negra, eso te lo enseñó Black Hat, ¿cierto?— preguntó Flug tratando de ir a su misma velocidad para caminar a su lado. Alger volteó a verlo y apenas asintió.

—Helene era una especie de alquimista, aprendí mucho de ella y de algunas brujas parlanchinas que conocí, pero tienes razón; es gracias a Black Hat que aprendí todo de magia negra.

Durante esa pequeña charla habían estado adentrándose más y más al bosque, ambos se detuvieron debajo de la sombra de los grandes árboles, Alger se acercó, le quitó la bolsa y se la entregó, pero notó que Flug se rascaba las manos así que también le quitó los guantes y miró que en sus nudillos ya se habían formado grandes salpullidos.

—Te dije que no debes exponerte al sol— advirtió levantando sus manos para darle un beso en aquellas ligeras heridas. Flug pestañeo con sorpresa y rubor.

—Practiquemos el control de tu olfato, primero debes relajarte, cierra los ojos e inhala profundamente— le ordenó Alger con carisma.

Flug cruzó los brazos en desacuerdo, resopló e intercambio una mirada rápida con él, Alger se alejó y le asintió. Flug bajó los brazos con rendición, cerró los ojos y dejó caer sus hombros, por un momento escuchó todo el sonido de la naturaleza; los árboles moverse, las aves cantar, las ramas crujir, las abejas de un panal cercano y a los animales saltar. Todo eso comenzó a intensificarse como si el ruido saliera de una gran bocina a la cual le subían el volumen lentamente.

Flug se tapó los oídos y dio un quejido. De pronto escuchó su nombre entre todo ese bullicio y abrió los ojos.

—Te dije que respiraras, no que te enfocaras en los ruidos de tu alrededor. Tu olfato es el sentido más difícil de dominar, así que Inténtalo de nuevo, concéntrate únicamente en tu olfato.

El científico masculló su labio, pero obedeció, volvió a respirar para relajarse. Ahora lo que prescribía era una mezcla de olores fuertes, todos al mismo tiempo. Flug volvió a taparse la nariz, todo ese aroma le daba nauseas.

—Bien, ahora escoge uno, trata de descifrar qué es, ignora los demás.

Por un largo rato Flug se quedó ahí, poco a poco se descubrió y no mucho después comenzó a olfatear alrededor. De pronto abrió los ojos con sorpresa. —¡Regaliz!— gritó antes de salir corriendo, Alger fue detrás de él sin saber a dónde iba.

El chico se detuvo después de correr por mucho, cuando Alger lo alcanzó Flug estaba frente a un arbusto tocando suavemente las hojas.

—Esta es una 'Abrus precatorius' o mejor conocida como Regaliz, es una plata venenosa— dijo mientras tomaba algunas de las pequeñas bolitas rojas que adornaban la planta. —Cuando iba en el bachillerato mi amigo Slug y yo juntamos bastante de esta, me pasé horas escogiendo su semilla y preparándola pues decidimos darla de infraganti entre la comida del almuerzo escolar. Muchos tuvieron alergia y los más débiles casi se mueren. Je, je, je. Recordarlo aún me da gracia, quedé oliendo a ella todo un día, pero valió la pena.

Alger escuchó atento y al final sonrió. —Los aromas se quedan en nuestra memoria y nos ayudan a rastrear o en este caso a recordar, el aroma de esta planta despertó en ti el recuerdo. Siempre he sabido que eres un prodigio; veo que aprendiste rápido a dominar este sentido, aunque en nosotros los vampiros nos ayuda mucho con nuestras presas. El aroma de una persona es difícil de explicar, es una combinación de fragancias y ninguna se repite, la esencia es completamente única. También te hará tener una sensación emotiva.

Flug se levantó mirando seriamente a Alger, el vampiro le dio un gesto tierno y lentamente se acercó a él sabiendo lo que quería. Al estar frente a frente lo abrazó. Flug se quedó inmóvil, pero entonces cerró los ojos y olfateo sobre el cuello de Alger.

—¿Qué es?— le preguntó Alger en un susurro contra su oreja.

—Es... sutil, pero cálido, parecido al pino, más bien a madera de pino húmeda— dijo con voz lenta y luego volvió a respirar profundamente para seguir descifrado el aroma.

—También hay un toque de geranio, ¡y granos de café tostado! ... amo el café— dijo lo último sin darse cuenta que su voz tenía entusiasmo, además, también había comenzado a subir sus manos por la espalda de Alger correspondiendo al abrazo. Su piel se volvió a erizar, el cosquilleo dentro de él apareció y sintió calidez en su rostro. Había quedado cautivado por ese aroma que le resultaba bastante embriagador. Unos momentos después se dio cuenta de que había hundido su rostro en el cuello de Alger para respirar de él así que se alejó repentinamente.

—Fuchi. T-también huele a tu colonia barata— dijo rápidamente y con tartamudeo mientras daba algunos pasos atrás.

Alger ladeo la cabeza y luego se río de manera juguetona. —Yo no uso perfume— dijo descubriendo la mentira de Flug, luego volvió a carcajear, adoraba esas expresiones modistas y tiernas que hacía el científico.

Justo ahora el chico se notaba nervioso; mordía su labio y había juntado sus brazos de manera torpe hundiendo sus hombros. Su rubor fue muy evidente en su piel pálida, aunque después sonrió un poco, pero se detuvo cuando noto que la risa de Alger había desaparecido súbitamente, ahora su rostro era de impresión como si hubiese visto un fantasma.

El vampiro miraba sobre el hombro de Flug, al darse cuenta el chico volteó y buscó aquello que le pudiera dar esa fría expresión. Flug no vio nada más que los árboles de alrededor, estaba a punto de preguntar cuando notó algo particular; a sus espaldas, a un par de metros se encontraba una gran piedra, esta tenía una forma semi-puntiaguda. A Flug le bastó unos segundos para darse cuenta que eso era una lápida.

Alger comenzó a mirar alrededor, parecía que le faltaba el aire y que en cualquier momento se desmayaría.

—¿Estás bien?— preguntó Flug y su voz lo trajo de vuelta a la realidad.

—Sí... es sólo que no me di cuenta que 'este' era el lugar— respondió acercándose a la lápida, cuando estuvo frente a ella se puso de rodillas y quitó algunas flores silvestres que tenía encima además de musgo.

Flug se acercó con cuidado, mirando cómo Alger limpiaba. —¿Ésta es su tumba? ¿Es de Helene?

Tras un largo silencio le respondió afirmativamente.

—Cuando murió cavé su tumba y la llené de todas las flores de su jardín— dijo con un tono de voz demasiado triste. —En este lugar comenzó todo; aquí nos veíamos a diario, aquí nos dimos nuestro primer beso y aquí inició nuestro noviazgo.

Flug contrajo las cejas con pesar, sentía una gran tristeza al escuchar eso.

—Flug, no lo dije, pero te regresé tu anillo por una razón, por el arrepentimiento que tengo. Cuando falleció la sepulté junto con mi propio anillo, no pude protegerlos y ese sentimiento de culpa me consumió por años. Quería escapar y así lo hice; me fui de aquí, jamás regresé a su tumba..., ya ni siquiera recordaba dónde estaba... creo que al menos debí conservar mi argolla, tener algo de ella que me consolara.

El chico notó que la voz de Alger se estaba haciendo demasiado débil y temblorosa, que estaba a punto de llorar así que fue a su lado y se sentó, tras un largo rato decidió tomar la mano de Alger de una manera titubeante. El vampiro dio un ligero salto, no esperaba ese gesto.

—Supongo que debo agradecerte, sé que odias a Black Hat por lo que te hizo y aun así tuviste la suficiente fuerza para regresármelos.

Alger ladeo la cabeza dando un gran suspiro, pero no habló más.

—Hiciste lo que pudiste— dijo Flug en voz baja mientras su mirada se posaba fija en la lápida, pero estas palabras no eran del todo para Alger sino para él mismo porque recordaba a Black Hat, él sentía culpa, sabía que todo lo malo que le había pasado eran las consecuencias de amarlo. Flug entendía a Alger, era el mismo sentimiento que tenía al ver a Black Hat en esa cama... era igual a ver una tumba olvidada por quien amaba.

Alger entrelazó su mano con la de Flug y se levantó con él limpiando una lágrima de su mejilla tratado de dar su mejor sonrisa.

—Regresemos, no quiero que tu rostro se queme, volveré a calentar la comida, evitará que te desmayes de nuevo, aun necesitas alimentarte correctamente— dijo soltando su mano y dando la vuelta, pero sin dar ni un solo paso.

Flug no dijo nada más, él simplemente se volvió a poner su bolsa, las gafas y sus guantes antes de partir. En cambio, Alger se quedó ahí un poco más, volvió a mirar la lápida y se lamentó por el estado en el que esta se encontraba.

—Lamento no haber regresado— habló con la idea de volver con un ramo de rosas. Ella siempre le había dado lo mejor de sí, siempre procurando por su bien y mimándolo, siempre entregando la mejor flor. Hasta ahora se dio cuenta cual desconsiderado había sido.

Observó bien alrededor antes de irse. Se sentía culpable por no haber regresado, pero él era alguien que atesoraba los recuerdos y estar ahí le traía en mente cuando ella llegaba corriendo con su canasta llena de galletas, o cuando lo esperaba oculta entre los árboles para saltarle encima. Le dolía el corazón recordar su juguetona risa la cual pudo volver a escuchar claramente en su cabeza después de tanto tiempo.

꧁꧂

Estaba atardeciendo y Flug no recordaba cómo el tiempo del almuerzo a la cena había pasado tan rápido. Alger no se había separado de él en todo el día, le daba consejos y trataba de iniciar conversaciones mostrando siempre una cálida sonrisa. Aunque él las evadiera no podía dejar de sentirse sonrojado.

A Flug le era completamente insólito que hasta ahora no hubiese intentado escapar de nuevo y todo debido a Alger; ya ni siquiera sabía qué era lo que sentía por él, durante mucho tiempo fue una mezcla de odio y miedo, después fue aberración..., pero ahora estando a su lado era la misma sensación de cuando lo conoció, cuando verdaderamente disfrutaba su compañía. En aquél entonces lo miraba con aprecio y curiosidad, ahora era igual; cuando le hablaba guardaba silencio y lo miraba como un adolescente enamorado, de hecho, se sentía tan débil a su lado que temía que en cualquier momento cedería a su lujuria.

—¿Te gusta?— preguntó Alger sacando de sus pensamientos a Flug. El chico se movió confuso, pero al final asintió, luego llevó otra cucharada a su boca.

—Sabe bien— confesó mientras se hundía en su silla.

—Me tardé un poco en prepararlo, pero sabía que te gustaría. Sólo pide cualquier cosa y lo haré para ti— le dijo sonriente mientras cruzaba las manos en la mesa.

Flug miraba su plato, pero luego alzó la mirada.

—Alger... ¿Eres alemán?

La pregunta le hizo sobresaltar, Flug no había hecho ninguna pregunta personal antes, de hecho, no hablaba para evitar conversaciones.

—Sí, lo soy, debiste notarlo desde el principio por mi ligero acento.

—Sí... Yo también soy alemán. Tenemos algo en común.

Alger se inclinó hacia delante con interés. —Ya lo sabía, pero tu modismo mexicano me encanta.

Flug sonrió. —Sólo expreso lo que soy. Yo hablo a la perfección los diez idiomas más importantes del mundo y aprendo de nuevos en cuestión de semanas, pero el español e inglés son los que más me agradan. Tú... tú vives aquí en Inglaterra y dijiste que siempre estuviste aquí de niño...

—Ya entiendo tu duda. Mis padres eran alemanes, tuvieron un romance complicado y huyeron en cuanto yo nací. Llegaron aquí y como sabes aquí murieron. Yo los amaba demasiado, pero con el paso del tiempo supe que tan estúpidos fueron. Sabes Flug, mis padres eran demasiado blandos, nunca lucharon por nada; decidieron escapar en cuanto las cosas se complicaron respecto a su romance, y cuando los capturaron no movieron ni un dedo para defenderse, creían en la palabra, en la bondad y la justicia... esa basura no los salvó de ser asesinados. Me preguntaba por qué no se defendieron, por qué siendo tan fuertes no los asesinaron... me dieron una lección al final de cuentas; no ser como ellos. No convertirme en la "buena persona" que esperaban. Ser buena persona es una gran debilidad.

—Oh... vaya, no sabía eso de tus padres.

—Sí. Sabes... No les hubiera funcionado, me refiero a que si hubiesen vivido. Me habían hecho en un niño consentido y asustadizo de la vida, tomando lecciones a diario... para ser un héroe.

Flug abrió la boca con sorpresa dejando caer la cuchara. Alger le sonrió de manera juguetona.

—No lo esperabas, ¿eh? Como te digo, eran muy tontos. ¿Esperaban que me convirtiese en buena persona contenido mi naturaleza y encerrándome en esta casa? Decían que todos eran malos y que yo debía ser la excepción... pero descubrí que yo no era esa buena persona. Si pudiera escoger de nuevo, escogería otra vez ser un villano, no me arrepiento.

—Sé de lo que hablas. Todos decían que al ser inteligente tenía que ser una persona buena, brindarle algo al mundo... cambiar las cosas para bien, pero nunca me preguntaron qué quería en verdad. Yo... no soy una buena persona, aunque me aferré a serlo, era lo que esperaban, por mucho tiempo me convencí, no quería decepcionarlos así que sacrifique mi felicidad por su orgullo. Me sentía atrapado... ¡je! creo que por eso amo la aviación, envidiaba a las aves; ellas pueden volar a donde quieren, son libres. Te confieso que cada vez que estoy en el aire y por encima de todo me siento por fin libre de ser yo.

Flug dejó de hablar, sus palabras habían sido cuidadosas y expresadas con melancolía, se habían convertido en un pozo de malos recuerdos que había prometido dejar atrás. Alger desapareció del otro lado de la mesa para reaparecer junto a él, el vampiro puso su mano sobre su hombro y le dio unas palmaditas.

El chico lo miró a escasos centímetros después de sacudir la cabeza para olvidar eso.

—Dijiste que ser buena persona te hace débil, en cambio lo eres conmigo. ¿Por qué?

Alger movió su mano a su mejilla de Flug.

—Es diferente, a ti te amo y amarte significa confiar en ti y convertirte en mi debilidad. Ya he estado roto una vez, estoy seguro que volvería caerme en mil pedazos si te perdiera, ¡pero eso no sucederá! Por eso te mimo, tú lo mereces todo. Eres tan frágil como mi corazón.

Flug se levantó de manera repentina.

—Sólo di la verdad... ¡Esto no es amor!

—... ¿Te sientes atrapado conmigo?

—Se supone que esa es la maldición, lo sabes, debiste buscar bien; una maldición que me pone a tu lado... que me hace cegar al estar contigo... ¡Que hizo rendir mi alma a ti!

—Nuestras almas ya eran predilectas. Ese sentimiento del que hablas; libertad. ¿No es lo que sientes al estar junto a mí? Estoy haciendo todo por tu felicidad y si estar aquí no es lo que quieres vayámonos a cualquier lugar que desees. También te tengo regalos; trajes que sé que te encantarán y...

—Basta, tengo que ir a dormir— interrumpió mientras se daba la vuelta.

—... Esta bien, yo puedo acompañarte si gustas. — contestó apretando el puente de su nariz y dando un gran suspiro, agradecía que al menos las discusiones fueran interrumpidas siempre por Flug. —¿Aún estás cansado? Pasarán algunos días más para que empieces a dejar de sentir el sueño habitual, después necesarias sólo un par de horas para sentirte completamente recuperado.

Flug no habló más así que Alger fue con él. Al llegar a la habitación y abrir la puerta Flug respiró profundamente. Antes no lo había percibido, pero ahora notaba que esa habitación estaba inundada del olor de Alger, y ahora que lo percibía mejor notó algo raro; él reconocía ese olor... en la bufanda que Slug le había dado como regalo.

El científico se quedó quieto, se había paralizado por completo. Alger lo notó y preguntó si estaba bien.

—Alger... tú... ¿Te relacionaste con Slug?

El vampiro dio una expresión de sorpresa. —Oh, tu amigo biónico. Podría decirse que ambos estuvimos obligados a hacer una alianza, una especie de tregua sólo para ayudarte.

—¿Ayudarme? ¿De qué hablas?

—Slug necesitaba encontrar la manera de hacerte sentir mejor cuando te debilitabas, él creó una especie de 'suero', ¿ahora lo recuerdas?

Flug parpadeó tratando de asimilar, podía recordar perfectamente a Slug hablando sobre eso, él había dicho que lo había creado únicamente para él, todas esas veces que incluso escapaba para verlo... y todos esos regalos que le daba, claro, Slug no era así, los regalos debían ser de Alger. El chico apretó los puños con furia. Slug, su mejor amigo había ayudado a alimentar la maldición que tenía con Alger.

—Kenning. No había otra opción, mi sangre que te administró no afectó a tu bebé en lo absoluto. Sólo se trataba de que tú estuvieras bien, incluso Slug lo entendía.

Flug negó con la cabeza mientras cerraba los ojos y apretaba los labios en una expresión dolida.

—Al parecer todo mundo me engañó. Todo esto ha sido una mentira... ¡Sólo déjame en paz!

Alger apretó su labio, los cambios de humor de Flug eran impredecibles, algunas veces sonriendo, otras veces hablaba con tranquilidad o simplemente como ahora; salía corriendo y le gritaba.

—Mi Kenning, no puedo entenderte. Ni siquiera me sostienes la mirada, hay algo que no te atreves a decirme, yo estoy siendo sincero contigo. ¿Por qué tú no lo eres conmigo? Cambias todo tema de conversación y decides discutir conmigo cuando intento ser comprensivo.

Flug se dio la vuelta, estaba temblando y sus ojos no podían sostener todas aquellas lágrimas.

—¡No lo entiendes!— gritó y luego entró a la habitación y azotó la puerta tras él.

Alger puso su mano sobre el pomo, pero no se atrevió a abrir, sabía que debía darle un poco de espacio. Por otra parte, Flug se quedó en el balcón, sentado en una esquina con su cabeza entre sus piernas. Estaba bastante triste y decepcionado de su amigo.

~

Flug se despertó al escuchar una fuerte ráfaga de viento que sacudió los árboles. Ya era de madrugada y había descubierto que Alger tenía razón, sólo unas horas de sueño le bastaron para sentirse completamente reanimado.

Se levantó y entró a la habitación respirando de nuevo el aroma de Alger, le era completamente irresistible, era algo que le hacía estremecer y tener un cosquilleo bajo su piel. Flug se acercó a la cama dejándose caer en ella, miró el techo por mucho mientras sus manos se extendían a lo largo arrugando la sábana suave.

"¿Por qué me gusta tanto, por qué no puedo evitarlo?", pensó, luego se quitó sus guantes. Al hacerlo miró fijamente su anillo, pero enseguida cambió su mirada a la lampara, se levantó a prenderla y luego miró alrededor. Olfateó y fue hacía el tocador, en este se encontraba una camisa negra.

Él la sujetó para revisarla bien y sonrió burlonamente cuando se percató que tenía un estampado caricaturesco de los personajes de una serie de televisión.

—¡Santa ciencia! ¡Alger eres un infantil!— se dijo con una gran carcajada, aunque se detuvo avergonzado cuando miró su propia camisa con estampado de avión. Flug volvió a sonreír al imaginar a Alger con esa camisa. Supuso que era parte de su pijama pues olía con mayor intensidad.

Sin dudarlo la acercó a su rostro e inhaló profundamente, al hacerlo recordó a Alger, ver su espalda desnuda y su pecho. Flug se mordió el labio al recordar los besos que le daba; sus labios eran suaves y siempre buscaba el ángulo perfecto para que sus colmillos no interfirieran.

Él volvió a respirar sobre la camisa mientras su piel se erizaba, todos aquellos síntomas aparecieron y sus pensamientos hacía Alger se volvían más eróticos. Las fantasías se hicieron más claras e instintivamente llevó su mano sobre su abdomen deslizándola hacia abajo, a su creciente erección.

Aún no se había tocado cuando gimió, esa acción le hizo darse cuenta que estaba a punto de masturbarse. Entonces comenzó olvidar esas fantasías porque de inmediato pensó en Black Hat. Su corazón fue más deprisa, lanzó la camisa y salió de inmediato.

Él sabía muy bien sobre lo que estuvo a punto de hacer, era incorrecto, era completamente nefasto, no podía creer que sus deseos se hicieran más fuertes. Flug llegó a las escaleras y tomó asiento en ellas. Pensó profundamente y comenzó a atormentarse, había prometido jamás desear a nadie más que a Black Hat. Él era su primer amor... su esposo.

No quiso pensar en aquel acontecimiento así que sacó su teléfono para distraerse. Él revisaba su galería mirando por minutos la misma fotografía de su bebé. Algunas eran de ella durmiendo, otros eran vídeos de cuando tomaba su pequeño pie y lo llevaba a su boca para chupar su dedo. Flug sonreía al mismo tiempo que sus mejillas se llenaban de lágrimas. Pronto la vería y todo ese dolor que sentía iba a valer la pena.

~

Alger le había dado su espacio así que decidió salir por un par de horas, cuando regresó fue directamente a su habitación esperando tener una charla con Flug, pero Kenning no estaba ahí, ni en la cocina o en las salas. Alger tenía dudas de dónde podría estar así que cuando lo rastreo se dio cuenta que estaba en la habitación menos pensada. Él tragó hondo antes de abrir la puerta, cuando lo hizo Flug evitó voltearlo a ver, el chico estaba a un lado de la cuna con su teléfono en mano.

—¿Qué haces aquí?— preguntó Alger entrando a prender una lampara. La luz iluminó la habitación produciendo una sensación hogareña junto con los adornos.

—So-sólo estaba mirando— confesó mientras guardaba su teléfono en su bata blanca.

—¿Te sientes mejor?

Flug movió lentamente su cabeza afirmando.

—No deberías pensar mucho en ello, es algo que ya no podemos cambiar, pero debes tener en cuenta que te ayudó. Slug es un buen amigo, iría al fin del mundo con tal de verte a salvo.

—Lo sé, pero sólo quiere compensar todos esos años donde ni siquiera me hablaba. Por mucho tiempo me despreció porque logré todo lo que el quiso.

Alger se acercó a él. —¡Ey! No, lo hizo pensando en ti y en tu bebé. Por cierto, esta habitación debe recordarte a ella. Seguramente tienes una habitación similar— dijo para intentar cambiar la conversación.

—Sí, aunque es mucho más grande y colorida, tardé un poco en planearla, pero los Hats Bots fueron de mucha ayuda para su construcción. Hay un mural con un dibujo que yo mismo hice; el de un avión, es tan grande como la pared misma— decía mirando alrededor con entusiasmo, imaginando ver la habitación de Evilyn.

Alger lo miró sonriente. El chico suspiró, su sonrisa se hizo más discreta y al no tener respuesta aprovechó para hacer una pregunta:

—¿Cuál iba a ser su nombre?

Alger miró a Flug con duda.

—Hablo de tu hijo, ¿qué nombre iba a tener?

El vampiro se acercó y miró dentro de la cuna para después tomar uno de los peluches de algodón. —Es una pregunta curiosa, en realidad Helene deseaba tener muchos hijos, ella sola armó esta habitación. Tenía un profundo anhelo de ser madre y tenía una gran lista de nombres; Víctor, Antony, Eliot, Henry..., pero quería que su primer hijo se llamase Vincent. Ambos teníamos un trato; ella nombraría a los varones y yo a las niñas, pero yo jamás pensé en un nombre pues también esperaba que nuestro primer hijo fuera varón; Vincent.

Después de un largo silencio Flug apenas sonrió y dudó un poco al hablar. —Es un bonito nombre. Yo quise que él la nombrara y realmente se esforzó... él le decía 'Evil' y yo 'Lyn'. También le decía "pequeña señorita Hat". Escucharlo de él era muy tierno— dijo y luego tomó aire para volver a hablar: —Alger..., sabes que nada de esto está bien, tengo que irme. Necesito estar con mi hija.

Alger negó de inmediato y habló firmemente. —No, ¿por qué? Aceptaste quedarte conmigo.

—Eso no es cierto. Dije que aceptaba convertirme en un vampiro, pero nunca que me quedaría contigo por siempre.

—No lo entiendo, entonces, ¿por qué sigues aquí?... ¿Sólo querías ser un vampiro? ¿A eso viniste únicamente? Ohh... creo que ya entendí por qué querías huir en cuanto tuviste la oportunidad.

El chico se alejó tomando su cabello en un acto de nerviosismo. —Escucha; tienes razón, solo vine aquí para ser un vampiro, pero hablaba muy enserio cuando dije que te mataría. Mi plan era ese, asesinarte en cuento me convirtieras y terminar con este vínculo, pero ya no pude hacerlo, no tenía idea de qué tan sólida era esta nefasta maldición que tengo contigo— dijo y luego le dio la cara, mirándolo suplicante. —Mi bebé me necesita, tengo que irme..., pero también deseo estar aquí. Mis propios pensamientos me confunden y es culpa tuya.

—Pero, sólo tú logras esto en mí; por primera vez en mucho tiempo me he vuelto a sentir feliz... Ya te dije que no entiendo, ¿por qué actúas así? Si se trata de Evilyn no hay problema; tráela aquí.

Enseguida Flug frunció el ceño y negó. —Escucha Alger, a mi hija nunca la involucres entre nosotros, jamás permitiré que te le acerques y si piensas hacerle algo no dudaré ni un segundo en llamar a cada aliado de Black Hat para que vayan en tu contra y me entreguen de ti sólo tus miserables restos. Tal vez yo no puedo matarte, pero sé de muchos que están dispuestos a hacerlo.

Alger alzó sus manos en rendición. —Ok, ok... Entiendo...

—¡No es verdad! ¡Ni siquiera podrías comprender mi frustración y mi tristeza! Estoy aquí contigo y es como si te estuviese poniendo sobre ella..., y es que en realidad te puse por encima de Black Hat... te escogí a ti.

Alger guardó para sí mismo la expresión de triunfo.

—Flug, no quiero ser yo el causante de tu pesar, no quiero que te separes de tu hija, pero tampoco que me abandones. Debes pensarlo bien, yo no le haré daño. Te amo y no te haría algo como eso. Sé que te atormenta separarte de ella y de ese maldito demonio.

Flug se tapó la cara ahogando su llanto al igual que sus rodillas se doblaban. Alger lo sostuvo y ambos bajaron hasta estar sentados en el suelo. Flug limpio su rostro y abrazó a Alger hablando entre sollozos.

—Si él estuviera... ¿no te parece que me hubiese buscado de inmediato después de alejarme tanto tiempo?

—... ¿Si estuviera? —repitió Alger sintiendo como su corazón se detenía. Flug alzó la mirada, su cara roja por el llanto y sus ojos envueltos en lágrimas le demostraban una profunda tristeza.

—Black Hat está muerto— confesó abrazándolo de nuevo.

Alger abrió la boca tomando una gran calada de aire, y luego dejó de respirar por breves momentos. Su impresión lo había paralizado, sus sentimientos no eran claros, pero al menos comprendía la actitud de Flug. Esa era la razón de sus emociones cambiantes. Flug estaba en duelo..., eso significaba ya no había nadie que se interpusiera, ¡era todo lo que necesitaba! Estaba emocionado, había sabido del malestar y deterioro de Black Hat, pero no imaginó que muriera tan repentinamente. Después de tanto tiempo y tormento al fin el maldito estaba muerto, si bien le hubiese gustado ver sus últimos momentos de vida aun estaba feliz de escuchar esa noticia. No desconfiaba de Flug, tenía razón; si el villano de sombrero estuviese convida ya habría llegado ahí y peleado por él.

Alger trató de consolarlo y esa noche lo llevó consigo a la cama donde ambos se acurrucaron.

—Piensa en tu decisión Flug— fue lo que le dijo antes de abrazarlo con más fuerza y dormir a su lado.

~

Flug había escuchado y meditado profundamente. Sus ideas y planes le atormentaban, más aún cuando Alger estaba frente a él completamente dormido. Era difícil pensar cuando lo observaba fijamente, cuando respiraba de su esencia y tomaba de su calor.

Justo antes de amanecer el científico fingió estar dormido cuando Alger se levantó, el vampiro se quitó su parche, se estiró dando un bostezo, luego tomó una gabardina y salió sin antes palmar sobre su cabello con ternura.

Flug se levantó de inmediato y fue al comedor, ahí estuvo bebiendo café hasta que el sol se posicionó. Una vez que tomó firmemente su decisión fue en busca de Alger. Salió al patio sin su bolsa o guantes y sin la menor importancia de no traerlos.

Alger se encontraba en el patio, él acababa de darse una ducha y se notaba porque su pelo estaba mojado y un poco despeinado, su ropa era más casual; su camisa opaca estaba semi desabrochada, sus zapatos brillaban y sus pantalones a diferencia de la camisa no tenía ni una sola arruga.

Él estaba cortando rosas y podándolas para formar un ramo. Al verlo sonrió, pero su gestó desapareció al ver a Flug llorar y sin nada que lo protegiese. Enseguida fue a su lado sosteniendo una rosa, con la otra mano tomó su rostro limpiando las lágrimas con su pulgar. Flug apenas levantó la mirada, pero luego miró de lado.

Alger lo sujetó, besó su frente y jaló conduciéndolo a la sombra del árbol más cercano, el sol no era muy intenso, pero era precavido. Al estar a salvo le puso la rosa en su mano.

—Mi amor, lamento no preparar el desayuno, estuve ocupado y me distraje... pero, ¿por qué lloras?— preguntó enternecido.

Flug mordía su labio y negó evitando sollozar. —Yo..., no soy lo suficientemente fuerte para alejarme. No puedo huir de ti... Apenas me miras y lo olvido todo, mi corazón se arrodilla ante ti. Odio esto, quiero irme, pero también quiero quedarme, estoy confundido— decía mientras sujetaba con fuerza el tallo de la rosa, aunque enseguida la soltó y se quejó porque entre su agarre las espinas se habían enterrado en sus dedos.

Alger volvió a tomar su mano, esta vez para lamer las gotas de sangre. Flug sintió un cosquilleo en todo su cuerpo al sentir su húmeda lengua recorrer sus dedos de manera tan erótica. Al final Alger se lamió los labios y luego suspiró.

—Tengo que ir al pueblo que está cerca de aquí, necesito insumos y esperaba que me acompañaras, pero no te puedo obligar. Tu nave está en óptimas condiciones, ve, tienes que ver a tu pequeña, considera mi propuesta de traerla aquí.

—Espera, ¿me estás dejando ir?— preguntó atónito.

—Sí, al menos por hoy, sé que siempre vendrás a mí. Además, ya eres un vampiro y eres mi alma gemela, siempre estaré para saciar tu sed de sangre, entiendo que debes estar al lado de tu pequeña— le dijo y luego le dio un abrazo. Ambos respiraron profundamente.

Alger se separó sólo unos centímetros, sus miradas se encontraron y la tensión creció, estaban a punto de besarse, pero Alger lo había dicho: no iba a ser él quien pidiera los besos. Así que se movió para darle un beso rápido en su mejilla.

Se dio la vuelta y juntó su ramo de rosas, justo antes de irse le dio una gran sonrisa mostrando su par de colmillos, él se fue en dirección al bosque y desapareció entre los árboles. Flug se quedó ahí tratando de asimilarlo, al final tocó suavemente su mejilla, justamente en donde le había dado el beso, él admitía que eso había sido muy dulce.

꧁꧂

Alger había dicho que regresaría pronto, pero no fue así, él llegó a la mansión al anochecer. Fue directamente a la cocina y puso las bolsas con las provisiones sobre la mesa. Él miró alrededor atento descubriendo que había un cambio; el lugar estaba completamente limpio y sobre las repisas se acomodaban perfectamente los vasos y platos. Alger fue a la ventana y se asomó dando un ligero salto al ver que la nave seguía ahí; Flug no se había ido.

Así que salió corriendo, fue a su habitación, pero Flug no estaba ahí ni en ninguna de las demás habitaciones. Revisó por todos lados hasta que lo encontró en la sala de música. Flug estaba sentado en medio del lugar con una guitarra clásica en manos, estaba demasiado erguido y apenas que si tocaba las cuerdas produciendo ruidos desafinados.

—Lo haces mal— dijo Alger después de un suspiro de alivio, estaba bastante feliz de verlo ahí. En cuanto habló el chico se levantó abrazando el instrumento.

—Alger, volviste.

—Sí, y al parecer tú jamás te fuiste. No esperaba encontrarte aquí y no sabía que tocabas la guitarra— habló Alger caminado lentamente a su lado.

—Ya lo notaste... no lo hago para nada bien.

—Vamos, no lo creo, cómo es posible que un genio como tú no sepa tocar un instrumento, dijiste que aprendes idiomas en cuestión de semanas.

—Bueno..., es diferente, deberías saber que tengo dedos torpes, a veces las cosas se resbalan de mis manos como si tuviese mantequilla en ellas— dijo evitando su mirada y poniéndola en el almacén de instrumentos que se encontraba en un rincón. —Todos esos instrumentos, ¿saber tocarlos?— preguntó con más tranquilidad.

Él asintió. —Sí, los domino a todos y cada uno de ellos, no puedes vivir tanto tiempo sin aprender el arte de la música. Creo que ya lo había dicho una vez, tal vez te interese acompañarme en alguna canción.

—No, soy un inepto en ese ámbito, no sé tocar ningún instrumento.

—¿Ninguno? Pero eres un genio.

—No significa que sea perfecto en todo, la verdad siempre me llamó la atención la guitarra, practiqué por mucho tiempo, pero nunca aprendí a hacerlo bien, es diferente a la ciencia— contestó mientras acariciaba las cuerdas de la guitarra que sostenía.

—Entonces tienes los conocimientos base, anda, muéstrame. Sólo una cosa cariño... no necesitas los guantes para tocar la guitarra— dijo señalando sus manos.

Flug actuó más nervioso. —Puedo hacerlo así— dijo y luego de pensarlo por mucho acomodó bien la guitarra y volvió a tomar asiento en el banco, su único expectante esperaba ansioso.

Flug movió sus dedos de manera torpe y una melodía rechinante se escuchó haciendo un eco molesto en la sala.

—No deberías estar tan tenso— dijo Alger mientas caminaba detrás de él. Flug imploró que no hiciera aquello que suponía, pero sus sospechas fueron acertadas: Alger se sentó en el mismo banco y de una manera muy íntima. Luego de acomodarse sobre esa posición desfavorable puso sus manos sobre las de Flug, acercó demasiado su cuerpo y se inclinó para susurrarle. El científico se lamentó de tener los guantes ya que no podía sentir la calidez de Alger, pero de igual forma agradeció que el banquillo sobre el que estaban sentados fuera pequeño, apenas cabían los dos sentados de esa manera.

—Relájate— le dijo al mismo tiempo que guiaba sus manos en las posiciones correctas. Alger lo ayudó a dar un movimiento y una melodía se escuchó, ya no era un sonido molesto sino algo bien entonado.

Flug sonrió para sí mismo mientras se estremecía por el respirar que Alger daba cerca de su cuello. Su aroma lo volvió a conquistar, su mente nublaba la conciencia de su corazón que le decía que era incorrecto, pero esta vez no quiso resistirse.

Y entonces un grujir los hizo mirar a bajo, el pequeño banco de madera no soportaría mucho. Flug quiso levantarse, pero en su movimiento empujo a Alger quien cayó hacia atrás, él se sostuvo a Flug llevándolo consigo.

El científico soltó la guitarra y esta cayó al suelo produciendo un crujido, cuando esto pasó él y Alger ya estaban en el suelo, ambos habían caído sobre su trasero. Sus expresiones eran de vergüenza, pero apenas se miraron comenzaron a reír fuertemente.

No dijeron nada, simplemente se encontraban en el suelo riendo por el pequeño accidente. Flug se detuvo mirando la sonrisa y el ojo carmesí de Alger mientras la tensión volvía a crecer.

Flug sintió el tiempo detenerse, no separaba su mirada de aquellos labios delgados. Esta vez no pudo, desde el principio quiso besarlo, tener intimidad, entregarse completamente aun sabiendo que no debía.

Flug tomó el rostro de Alger y lo atrajo para besarlo. En respuesta Alger se inclinó un poco hacia atrás pues esto había sido una verdadera sorpresa, Flug había dejado muy en claro que no quería volver a besarlo, pero era él quien lo tomaba anhelante. El rubor del vampiro se hizo evidente y tras un largo beso ambos se separaron para tomar aire, se miraron a los ojos por unos momentos y sin decir nada volvieron a acercarse para iniciar otro beso, esta vez más profundo.

Flug comenzó a introducir sus manos debajo de la camisa sin dejar de besarlo, en cambio Alger le quitó la bata.

—¿De verdad quieres hacer esto?— preguntó con seriedad Alger al separarse una vez más para tomar aire.

Flug agachó la mirada cerrando sus ojos con fuerza al mismo tiempo que su rubor crecía, él asintió forzadamente. —S-sí, yo... lo necesito— dijo con voz baja y titubeante. Para Alger había sido algo tan tierno. Así que no dudó ni un momento en levantarse y ayudarlo por igual teniendo en su rostro una gran sonrisa. Alger lo abrazó fuertemente sacudiéndolo un poco por su emotividad. Esto era lo que había estado esperando por tanto tiempo, así que no dudó en volver a atrapar su rostro y besarlo. Flug no se resistía, en cambio, era él quien hacía que los besos fueses más largos. Para ambos esto era completamente emocionante, como si los besos fuesen reconocibles sintiendo que ya lo habían hecho infinidad de veces. Simplemente se sentían correspondidos.

Ambos fueron ansiosos a la habitación, abrazándose y sin dejar de besarse, aunque eso les hiciera tropezar en ocasiones. Al llegar a la cama Alger se detuvo, ya estaba bastante sonrojado y el apriete en su pantalón era muy evidente. Flug lo miró deseoso y se acostó lentamente sin apartar su mirada.

~

Todo había sido tan lento; desde que se desvistieron uno al otro, cada beso, abrazo y mordidas con las que planeaban dejar marca mostrando su pertenencia. No hubo juegos ni palabras simplemente se trataba de ellos dos entregándose.

Flug gemía sin contenerse pues quién podría escuchar en aquella remota casa. Él sostenía tan fuertemente las sábanas, su cuerpo se balanceaba tan ligeramente ante las embestidas de Alger, cada movimiento le hacía estremecer y querer gritar.

Las caderas de Flug sobresalían un poco gracias a la almohada que había puesto debajo de él, mientras Alger separaba sus piernas meciéndose adelante y atrás con delicadeza, él había usado demasiado lubricante y eso era dichoso para Flug. Él sentía como su cuerpo temblaba a su tacto.

Todo había sido tan lento y delicado, incluso su orgasmo no fue más que un grito ahogado. Flug se sentía en el cielo al oler la esencia de Alger de una manera tan pura y frotar sus cuerpos sudorosos con tanta pasión.

Al final Alger se acercó para darle un sinfín de besos rápidos en su rostro, luego se deslizó a su cuello y volvió a darle más mordidas haciendo un camino sangriento hasta su hombro. Flug evitó quejarse, él era un masoquista, eso lo sabía bien porque de cierta manera disfrutada de ese dolor cuando los afilados colmillos se enterraban en su piel. 


꧁_____꧂


Notas: Lamento tardar tanto, pero es que en verdad no me gustó, siento que le faltó algo, un no sé qué :/

La escena +18 tuvo que ser quitada a un 90% jaja no sé, no creo que fuese correcto después de lo sucedido, no se iba a disfrutar jjsjsjsjs 

Flug tiene planes, no se preocupen. 

Algunas cosas de las que dice Alger son en referencia a su libro: 

(No es nada que no sepamos)

Y por último, les dejo la canción perfecta para este cap 

https://youtu.be/lNG19fQ6ccM

Gracias por leer.  

PD: Confirmen que Flug es una zorra ('。_。`)   

Bye. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top