76: Renacimiento

https://youtu.be/od8XywMrmWI

NOTAS: Es un cap muy corto, es la mitad de lo que originalmente tenía planeado, es que he tenido bloqueo y no doy para más. Espero les guste ;D

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—... Sí, debí decir desde el principio que tenía vértigo, pero, sabes cual orgulloso era, no te iba a confesar que algo me daba miedo. Traté de parecer normal, pero en cuanto subí al avión y se encendieron los motores entré en pánico, casi abracé el asiento. En cambio, tú estabas tan tranquilo, cuando me miraste mi ansiedad creció, sé que te disté cuenta que no estaba bien... nunca lo dije, pero lamento haberte vomitado encima. Je, je, je. Ahora que lo pienso, sí fue muy divertido, ya sé por qué siempre te reías al recordarlo— dijo Slug evitando carcajear más. Inclinó la mirada y pasó su mano sobre su mejilla, trataba de esconder su rubor. Le era divertido recordar todas esas aventuras que habían tenido en el pasado. 

Ya era muy adentrada la noche, él había estado hablando por mucho tiempo y confesando detalles de su personalidad que siempre se reservó, ahora hablaba con la confianza que siempre debió tener tal como lo había prometido.

White Hat lo miró en silencio. Parecía fastidiado de escucharlo hablar.

—Pero, ese no es mi único miedo, de niño le tenía mucho miedo a la oscuridad y... a enamorarme, veía a todos sufrir por corazones rotos y me decía que era tonto, creía firmemente en lo que decía Black Hat: el amor es debilidad, ja, aunque incluso él se enamoró. Nos equivocamos al pensar que era algo malo— dijo mientras se sentaba sobre el pasto. —Ya te conté sobre mis miedos, sé que eres alguien fuerte y valiente..., aunque, siempre me pregunté si le tenías miedo a algo o a alguien. Siempre parecías firme, tus decisiones eran directas y acertadas, he admirado eso de ti desde hace mucho.

—¿Esperas que hable contigo sobre mis miedos? Pierdes tu tiempo— respondió de manera indiferente. Aunque, en el fondo se había emocionado por eso.

Slug bostezó. —Podemos tener una buena charla, sé que te gusta que venga, y a mí me está gustando revivir esos recuerdos. Además, si te aburres tengo un plan B— dijo antes de rebuscar en su bolsillo, sacó un peluche, más bien una marioneta. Esta era la misma que White Hat usaba para hacer reír a Clemencia. —Por suerte encontré esto, te encanta jugar con Clemencia y este amiguito.

White Hat alzó una ceja. —Eso no era más que un acto infantil.

—Es justamente lo que yo solía decir, ¡vamos! Dame una oportunidad.

—No. Ya te lo dije; pierdes tu tiempo. Deberías estar más alerta en vez de jugar con muñecas. Hoy es una noche importante— interrumpió alzando su mirada un poco para dirigir su vista a la luna roja.

—Sé que día es hoy, cómo podría olvidarlo; se supone que hoy mi mejor amigo debía contraer matrimonio, justo en el apogeo de la luna de sangre— respondió haciendo el mismo gesto que White.

White dio un profundo respiro. —La luna de sangre es un evento muy importante para nosotros los demonios. En esta noche se harán sacrificios, se derramará sangre inocente. Se liberarán seres del inframundo y muchas maldiciones se llevarás a cabo.

Slug dejó miró al juguete sin dejar de sonreír. —Yo sé de todo eso, no deberías preocuparte. Nuestros aliados estaban muy bien preparados para esto. Hoy todos los superhéroes salieron, están listos para evitar cualquier circunstancia como esa.

—Tus liados, ¿eh? Superhéroes, si es que tú eres uno, por qué no hiciste lo mismo. ¿Por qué los abandonaste?

—No los he abandonado. Tal vez los cultos demoníacos no sean mi especialidad, pero estoy seguro de que ellos podrán, han recibido de tus guías y armamento hecho por mí— habló orgulloso. —Yo estoy aquí por si se te ocurre hacer algo.

—Lo que ves es toda la maldad que hay de aquel héroe que solía ser, aun así, la fuerza de su bondad me supera. No podré liberarme, esta prisión es mucho más fuerte de lo que crees. Además, no cuides de mis espaldas que no lo necesito.

Slug lo miró de reojo y reflexionó sus palabras. Ya se había acostumbrado a escucharlo hablar de él mismo en tercera persona, pero le sorprendió su confesión; White Hat, el bondadoso era más fuerte, si la bondad era más fuerte que esa parte maligna... ¿Significaba que White es su esto normal era más fuerte incluso que Black Hat?

Pensar en él le hizo estremecer y entrecerró los ojos mientras la luz de la luna comenzaba a teñirse aun más. Él volvió a mirar al cielo y suspiró. Ahora tenía en mente a Flug, se preguntaba qué estaría haciendo, ¿estaría mirando la luna ahora mismo? Él podía imaginar la tristeza que debía estar pasando porque se supone que hoy debió ser ese día especial, sin embargo, el tiempo se había acabado antes de lo planeado.

Flug decía estar bien, aunque no podía engañarlo, lo conocía a la perfección, debía estar muy desconsolado.

—Es increíble lo que esta luna puede llegar a hacer, incluso orilla a los amores no predilectos a estar juntos, tal como a tu amigo— habló White Hat sacando de sus pensamientos a Slug.

—¿Qué? No, tal vez lo de Flug sea obra de una maldición corriente, pero él jamás aceptaría estar con Alger. Nunca renunciaría a Black Hat..., aún sobre su muerte.

White Hat carcajeo. —¿En verdad lo crees?

Slug abrió la boca y luego guardó silencio. Pensaba en todas aquellas veces que Flug susurraba el nombre de Alger entre sus sueños. No podía estar completamente seguro de lo que acababa de decir, y por alguna razón tenía un extraño presentimiento de duda. Slug se levantó y le dio la espalda al mismo tiempo que sacaba su teléfono y llamaba a su amigo. La llamada no entró y en su pantalla sólo se vio un mensaje que decía: 'fuera de línea'.

Slug masculló sus labios, frunció el ceño y miró por última vez a White tratando de parecer normal.

—¿Qué es lo que tratas de decir? ¿Insinúas que Flug incluso amando a Black Hat correría a los brazos de ese vampiro?

—Las maldiciones de ese tipo son efectivas.

Slug volvió a guardar la marioneta. —Te mostraré que te equivocas— dijo, pero comenzó a sentirse nervioso así que planeo ir esa misma noche a la mansión, tenía que procurar que Flug no actuara sin pensar.

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La noche se había teñido de rojo desde hacia sólo un par de minutos y desde entonces Evilyn no había dejado de llorar. Demencia movía en el aire uno de sus peluches para tratar de entretenerla, pero era inútil, la bebé no dejaba de llorar y moverse de manera incomoda.

5.0.5 entró de prisa con un biberón entre sus patas. El oso pensó que tal vez tenía hambre, así que corrió a calentar un poco de leche.

—Date prisa —le dijo ella y en cuanto tomó la mamila alzó a la beba. Trató de darle de comer, aunque eso tampoco funcionó, ella se movía desesperada y lloraba sin cesar, Demencia opto por arrullarla. Miró al oso con frustración y preguntó con enojo:

—¿Dónde demonios esta Flug?

El oso agitó la cabeza en negación. La chica-largarto se mordió el labio con fuerza, no sabía qué le pasaba a la pequeña y tampoco del paradero de Flug. Así que decidió salir a buscarlo ella misma, bajó por las escaleras con la nena en brazos y fue de un lugar a otro, 505 iba tras ella asustado de que pudiese soltarla. Al final Dem se dirigió al laboratorio, pero también estaba vacío.

Miró por unos segundos a la puerta blindada donde sabía que se encontraba Black Hat, aunque descartó la idea de que estuviese ahí. 505 llegó a su lado, él parecía sumamente nervioso.

—Ok, esto ya me irritó demasiado— dijo ella en voz baja. Entonces la pequeña se detuvo por apenas un instante, sus mejillas estaban rojas y sus labios temblorosos. Tomó aire preparándose para llorar de nuevo, aunque esta vez fue diferente; en cuanto se escuchó su llanto los vasos de precipitado que había en el laboratorio comenzaron a estallar, la pantalla de la computadora se rompió y los circuitos estallaron lanzando chispas a todos lados. Las mesas rechinaron y en las paredes se comenzaban a ver grietas.

Lo más extraño para Demencia fue que el cuerpo de la pequeña comenzó a rodearse de una sombra peculiar. Eso la asustó. 505 tuvo que intervenir, se la arrebató de las manos y la abrazó con un gruñido cariñoso. Gracias a eso la nena se calmó y poco a poco comenzó a acomodarse en su pelaje azul, parecía estar un poco reconfortada. O quizá se debía a que él tenía el aroma de Flug.

5.0.5 ni Dem entendían por qué había pasado eso. Simplemente decidieron esperar a que Flug llegase lo más pronto posible.

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Mientras tanto, en la pequeña habitación del otro lado del laboratorio todo se encontraba normal; La cama hiperbárica seguía marcando los ligeros latidos mientras se escuchaba a la maquina administrando oxígeno. Black Hat se encontraba en la misma postura de siempre, pero hubo algo diferente; su mano, en la que sostenía su anillo comenzó a contraerse formando suavemente un puño.

Desde que Flug lo había puesto dentro de esa capsula nunca había dado el más mínimo movimiento, ninguna reacción involuntaria ni contracción. Así que, si Flug lo hubiese visto hacer esto sería un símbolo de esperanza de que Black Hat despertaría pronto.   

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Alger sostenía cada vez más fuerte a Flug, enterraba sus dedos sobre su espalda y a cada instante mordía con más fuerza.

Flug apretaba su mandíbula, sus parpados se oprimían de tal manera que dolía, e incluso evitaba respirar. Todo esto lo hacía para evitar quejarse, pero era imposible. Jamás había sentido un dolor tan grande: podía sentir un dolor punzante por la mordida, pero lo que le hacía quejar era un ardor que iba desde la herida a cada parte de su cuerpo. Estaba temblando, su corazón iba más de prisa en una mezcla de miedo y adrenalina.

Deseaba que su mente escapara, no quería pensar en ese momento, trataba de huir del insoportable dolor, y lo hacía con la imagen de su niña en mente. Recordaba su carita y su balbuceo tierno. Sólo quería pensar en ella porque tener en mente a Black Hat su tormento aumentaría. Su pareja aún no había muerto y ya había besado a Alger con cariño. Eso le rompía el corazón y sentía decepción de sí mismo.

La calidez de su propia sangre que iba de su cuello a su pecho llamó su atención, Alger había dejado de alimentarse, pero seguía mordiendo, y eso era lo que dolía tanto. Flug comenzaba a debilitarse, no sabía por cuánto tiempo seguiría así, pero algo era seguro; se estaba desangrando. Sus rodillas temblaban y al abrir sus ojos se dio cuenta que no podía enfocar bien.

Flug trató de apartarse mientras al mismo tiempo daba un gran gimoteo de dolor, pero Alger no lo soltó, al contrario, movió su mandíbula apenas un poco y luego mordió con tal fuerza que Flug gritó, fue el único que dio, pero fue tan desgarrador. Al final el vampiro se retiró no sin antes lamer su herida un par de veces.

El chico sintió que el respirar caliente contra su piel que se alejaba y dio un jadeo de alivio, quiso caminar hacia atrás pero no pudo, no tenía las suficientes fuerzas. Alger dio un paso al frente y lo sostuvo para que no cayera, le sonrió con la boca y dientes manchados de sangre, por último, se acercó a él y le susurró suavemente.

—Buen niño— habló mientras sus labios se rosaban en un beso discreto.

Flug cerró los ojos nuevamente, trataba de ocultar sus lágrimas, pero no pudo. Luego de ello dejó caer su cabeza hacia él. Había quedado inconsciente.

Alger levantó la mirada hacia la luna, suspiró feliz y abrazó más a Flug. Toda su espera había valido la pena, ahora él le pertenecía. Lo sujetó bien y se dispuso a llevarlo adentro. Una vez estando en su habitación le quitó la bata y lo acomodó sobre la cama que era demasiado blanda, acaricio su mejilla y suspiró. Seria una noche larga. 

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Flug abrió los ojos de golpe al sentir un cosquilleo en su cuello, cuando su vista se adaptó se dio cuenta que se trataba de Alger, el vampiro estaba sentado a un lado de la cama, sus manos sostenían toallas húmedas con los que estaba limpiando la sangre que se había derramado. Flug estaba recostado y su pecho desnudo marcaba sus respiraciones profundas.

Alger aún tenía ligeras manchas de sangre sobre su barbilla, pero en su ropa la sangre seca se marcaba muy bien. Su mirada era serena y se fijaba sobre sus movimientos que hacía al limpiar, aun así, notó que despertó.

—Ni siquiera intentes moverte— ordenó. —Tienes muy poca sangre, incluso, me sorprende que estés despierto. Trata de estar tranquilo, intenta dormir de nuevo. Podemos hablar después, tengo muchas preguntas que hacerte— le dijo mientras sus dedos se deslizaban por su abdomen, exactamente sobre la cicatriz de su cesárea.

Flug tembló. Trató de hablar, pero no pudo emitir sonido alguno al abrir la boca. Después tragó saliva y humedeció sus labios. Movió su cabeza y evitó velo. Sabía que no tenía opción; debía obedecerlo sin reprochar.

Así permanecieron por un largo tiempo, el silencio era pesado e incómodo para Flug. Aunque en sus adentros agradecía que Alger estuviese limpiando la sangre. Al final el vampiro cambió el paño por uno limpio, pero este lo puso sobre su frente la cual estaba acumulando ligeras gotas de sudor.

—Tienes fiebre, es uno de los primeros síntomas... Flug, tengo que decirte que pasarás por un par de etapas antes de que tu conversión llegue a su fin. Sólo relájate, pasará más rápido de lo que imaginas. Yo estaré aquí a tu lado— le dijo antes de recoger los paños manchados. Se levantó y fue al tocador donde los colocó, de ahí mismo tomó una camisa color negro y se acercó. Con cuidado sostuvo a Flug y le puso la camisa. Después de esto el chico se abrazó a sí mismo, quitó el paño de su frente, la arrojó y se acomodó de tal manera que le dio la espalda. Movía sus dedos con nerviosismo los cuales se cubrían aun con sus largos guantes amarillos, esperaba mantenerlos pues debajo de esos guantes estaba oculta a la vista de Alger su argolla.  

Se mantuvo así por otro largo silencio, aunque esta vez apenas podía mantener sus ojos abiertos. No quería dormir, estaba bastante ansioso así que trató de tener la mene activa; comenzó a ver la habitación, sus adornos y un único balcón que había. El silencio comenzó a ser fastidioso, se preguntaba qué estaba haciendo Alger. ¿Se había ido o estaba ahí mirando en silencio? Flug no quiso tener más curiosidad, así que se dio vuelta lentamente.

Alger estaba de pie frene el tocador, ya se había limpiado el rostro y ahora se quitaba su saco y camisa poco a poco hasta estar desnudo de la parte superior.

El científico lo miraba fijamente, él deseaba desviar la mirada, pero se dio cuenta que estaba siendo bastante atento, incluso se sintió ruborizado. Su vista inspeccionaba la espalda de Alger, su postura recta, sus brazos anchos, sus lunares... y, una marca que ya había visto antes; se trataba de la insignia de sombrero, pero esta sobresalía de su piel en una cicatriz.

La cicatriz de Alger era pequeña y estaba centrada justo en la parte baja de su espalda. La insignia de sombrero no era más que el resultado de una marca a fuego. Flug ya había visto cicatrices como esta en aquellos hombres que aparecieron en uno de los picnics que había tenido con Black Hat. Supuso que la marca era muy antigua.

Alger se percató que Flug miraba a su espalda y llevó su mano a la cicatriz, apenas tocándola.

—Ahora sus adeptos se tatúan este símbolo, pero antes nos marcaba tal como a los animales que adiestraba. Eres atento Flug, a mi esposa le oculté esta marca por años. No fue fácil. Aunque, a ti no tengo nada que esconder —le dijo y luego comenzó a vestirse con una camisa arrugada, blanca y de manga larga, aunque bien limpia y elegante.

Al terminar de abonarse se dio vuelta en dirección a la cama, le sonrió de forma coqueta dejando a la vista sus afilados dientes, tomó la barbilla de Flug y comenzó a besarlo. El chico se sobresaltó al principio, pero no mucho después cerró los ojos y se dejó llevar.

Alger se separo por falta de aire, mostrando vigoroso una sonrisa inevitable. —Me encantan tus besos, tienes los labios más dulces y suaves que he probado— confesó.

—No vuelvas a hacerlo— habló por fin Flug con un tono de voz suave y suplicante. —No vuelvas a besarme.

La sonrisa de Alger desapareció al instante. —¿Por qué no? Correspondes a ellos, sientes la misma emoción que yo cuando nuestros labios se tocan.

El científico se mordió el labio y otra vez le dio la espalda. Alger maldijo para sus adentros.

—Está bien, no volveré a hacerlo a menos que tú quieras— contestó haciendo lugar y acosándose a su lado. Flug sintió que Alger se acurrucaba detrás de él y estuvo vigilante, pero quedó dormido no mucho después.  

~

Un par de horas más tarde Flug daría un sobresalto inesperado. El chico comenzó a contraerse y a moverse con desesperación de tal manera que incluso tomaba de su propio cabello dándose jalones tan fuertes que lograba arrancarse mechones.

Alger se levantó al escucharlo y sujetó sus manos enguantadas para evitar que se hiciera más daño, luego lo atrajo él para abrazarlo. Flug hundió su rostro en su pecho y accedió al abrazo. Respiraba pesadamente, apretaba fuertemente su camisa y ahogaba sus quejidos.

—Alger... por favor... a-ayúdame. Esto duele— dijo de manera suplicante, y con voz entrecortada mientras levantaba su mirada llena de lágrimas. El vampiro negó, él sabía que esto era necesario, tenía que resistir. Miró rápidamente a su cuello; la herida de Flug se había hinchado, un color morado y negro se marcaban y alrededor se notaban sus venas palpitantes, pareciese que un terrible veneno le estaba matando.

Flug pataleaba y gritaba. Su dolor era agonizante. Alger apenas podía contenerlo. Y así como había comenzado se detuvo. Sus extremidades se relajaron antes de un ligero temblor, luego cayó hacia atrás. Alger lo miró, su corazón comenzó a latir de prisa, se acercó y apretó su dentadura.

El chico no respiraba, su cuerpo inerte se posaba en la cama de manera tan delicada, tan indefenso. Alger deslizó su mano tocando el pecho de Flug; no habían latidos. Esa era una de las etapas; la más dolorosa y difícil pues ahora se enfrentaba con la muerte. Alger sabía que no todos lograban despertar.

—Vamos Flug, puedes lograrlo— susurró tomando de nuevo su cuerpo y abrazándolo.  Su nerviosismo creció aun más, contaba los segundos con desesperación. Hasta que de repente escuchó un largo suspiro. El pecho de Flug volvió a llenarse de aire y su corazón volvió a latir. Alger sonrió. Literalmente Flug había muerto; perdido su humanidad. 

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NOTAS: El sig cap solo habla de Alger y Flug... Esto se va a poner feo. 

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