72: Cuentos para Elyn

NOTAS: 

Que bonita canción... ¿Alguien ha notado que amo a NF? jsjsjsj ok ya. 

Pues sólo quería mostrarles dos imágenes. La primera es una comisión que compré pero se me olvidó enseñar porque pues... yo.  

Y la segunda es un fanart que me hicieron llegar esta semana. No sé quien lo hizo pero si etas viendo esto muchas gracias ✨🎉❤💕💞💓💗💖╰(*°▽°*)╯☆*: .。. o(≧▽≦)o .。.:*☆

Ahora sí venga lo feo XD 

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La habitación estaba a oscuras, la única luz que se notaba eran los ojos de los robots que apuntaban a una sola dirección y eso daba un aspecto tenebroso. Ellos miraban a Flug, él usaba únicamente sus visores opacos. El científico sostenía el cabello verde de Demencia, él estaba sobre de ella y empujaba su cabeza contra el suelo mientras que con su otra mano la amenazaba con un bisturí.

—¿Dónde la tienes?— habló con tal seriedad y odio. Demencia guardó silencio, hacia tanto que no se había enfrentado contra ese lado sádico de Flug.

—Ya te dije; no sé dónde está. Sólo la saqué de su habitación para jugar, pero luego se la di a Cam Bot porque quería tener una sesión de fotos con ella, él fue quien ya no me la regresó. El Hat Bot Centinela número 197 apareció con su cobija así que alguno de ellos la debe tenerla.

Flug levantó un poco la mirada y observó bien a los Centinelas y pequeños Hat Bost que lo acompañaban. Ellos miraron a otro lado con culpa.

—Tú eres la responsable, fuiste tú quien la sacó de su habitación— dijo mientras pasaba el bisturí sobre su mejilla, luego se dirigió a los robots. —Pero si ustedes están involucrados los voy a desarmar tornillo por tornillo.

—Eres un exagerado, si no querías perderla no debiste dejarla sola.

—¡Tú desactivaste el sistema de seguridad!— respondió con los dientes apretados.

—¡Oh! Es verdad, deberías ponerle un rastreador en su tobillo como a mí. Así no la vas a volver a perder. Que mal padre eres Flug; perdiste a tu propia hija.

Flug estaba por estallar en un ataque de furia, aunque, no tuvo tiempo para gritar porque la luz se prendió iluminando la habitación, así ya no parecía tan tenebrosa.

Todos se dieron vuelta y vieron a Black Hat quien no tenía idea de qué hacían.

—¡¿La encontraste!?— preguntó el joven de inmediato mientras arrojaba a la chica.

—No, ya he perdido por completo mis poderes, por eso se me es difícil encontrarla, pero sé que se está aquí en la mansión. Sigan buscando.

Dicho esto, todos los robots salieron con prisa y Demencia aprovechó para escapar.

Flug se quedó a un lado de Black Hat.

—¿Cómo puedes estar tan tranquilo? Está perdida en algún lugar de esta enorme mansión y créeme, este lugar no es nada seguro, puede estar lastimada— habló con prisa mientras sus manos temblaban.

—No la llegarás a encontrar más rápido si pierdes la calma.

—NO puedo estar tranquilo... la perdí, y no voy a esperar que llore para rastrearla. Soy el peor de los padres... y yo que me prometí estar para mis niños siempre.

Black Hat puso sus manos sobre sus hombros. —Flug, calma. Sabes que no piensas bien en situaciones estresantes. Hagamos un rastreo mental.

—Ok, Ok— murmuró Flug levantando los visores. —Demencia la sacó de la habitación, luego la tonta la entregó a Cam Bot quien estuvo con ella sólo unos minutos, después apareció su cobija con uno de los Centinelas... ellos tienen un programa muy preciso, no sé que planeaban, pudieron haberla lastimado, sólo imagina a esas enormes maquinas asesinas con un bebé... ¡oh!

Black Hat lo miró con más atención al verlo dar una expresión interrumpida.

—Ya sé donde esta— le dijo el chico con una gran sonrisa antes de salir corriendo.

El chico fue de inmediato con 505 y ahí estaba ella. La bebé se encontraba recostada en la camita del oso, su mirada era de cansancio, pestañeaba lento y su chupete se movía apenas porque estaba a punto de dormir. El oso azul le acomodaba sus peluches alrededor porque él dormía con ellos y pensaba que Evilyn estaría más cómoda de la misma manera. También había crayones en el suelo y hojas con dibujos de todos ellos, esta vez incluyendo a la bebé.

Flug dejó salir un gran resoplo de alivio y sus ojos brillaron al ver a su cachorro. Black Hat llegó a las espaldas de Flug y cuando vio a 505 dejó ver su lengua en una expresión de repulsión.

—Sólo existe alguien con el instinto protector tan grande como el mío— le dijo acercándose a 505 para acariciarle la cabecita. La flor amarilla se abrió en todo su esplendor, el oso tomó entre sus enormes patas suaves a Flug y comenzó a lamer sus mejillas.

Black Hat rodó los ojos y se acercó a la bebé para ignorar los arrumacos. Le quitó los peluches que tenía encima los cuales eran de tiernos animalitos; abejas, ovejas, gatitos y uno de ajolote.

Cuando la alzó se puso a olfatearla y volvió a mostrar su lengua, la bebé olía a 505.

Flug estaba consintiendo a su cachorro y agradeciendo por quitarle a los robots la bebé y cuidar de ella. Ambos estaban felices, pero de repente voltearon a ver a Black Hat y se detuvieron en silencio: él le había quitado el chupete, gorrito y estaba lamiendo la cara de la bebé como un gato lo haría con su cría. Y la bebé no se negaba, ella cerraba los ojos, parecía a gusto mientras Black Hat lamia sus mejillas, su nariz y luego su frente. Él estuvo acicalándola sin darse cuenta de las miradas.

—...Black...¿q-qué estas haciendo?— preguntó Flug con un tono de voz que mostraba burla y sorpresa.

El demonio se detuvo y volteo a verlo teniendo aun la legua afuera, luego lamió sus labios.

—La estoy limpiando. Huele a esa desgracia.

El joven se acercó. —¿Limpiando? ¿Esto lo has hecho antes? Nunca te había visto, lo haces de una forma muy adorable. Estuviste a nada de ronronear.

Black Hat se hundió de hombros y abrazó más a la bebé con un gran rubor.

—Olvídalo, ya vámonos— habló. Sostuvo a la bebé con un sólo brazo y luego salió tomando a Flug obligándolo a caminar. —Te dije que la encontrarías. Ahora asegúrate de estar más atento.

Flug guardó silencio, estaba buscando la manera correcta de hablar.

—Me alivia encontrar a mi bebé, pero. Black Hat, dijiste que tus poderes se han ido. No te ves nada bien y sé que es como antes. Cuando intervino White dijo que te daría tiempo... tú dijiste que eso no importaba, que era inevitable. No hemos hablado al respecto. Tienes que decirme; ¿cuánto tiempo queda?

El demonio se detuvo y luego de un momento se dio vuelta y le entregó a la bebé.

—Poco, muy poco.

—Dame una respuesta certera.

—La luna de sangre es en aproximadamente en un mes y medio, tal vez pueda soportarlo hasta entonces.

—¿Por qué no te ves como la ultima ves, hay algo que te esta ayudando? Antes te desmayabas e incluso se te dificultaba salir de cama

Black Hat miró al suelo, mordió su labio y suspiró. —Sí, estoy haciendo algo favorable, pero eso no importa. No me sana, sólo lo retrasa— Black Hat levantó mirada y ambos guardaron silencio, Flug parecía pensar. —No le des importancia. He pasado por tanto que ya no me importa— dijo antes de retirarse. No quería ningún reproche de Flug y prefirió dejarlo hablar sólo.

Un par de horas después Flug volvió a verlo, pero no habló al respecto, actuó como si esa conversación no hubiese sucedido.

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Los días prosiguieron, Flug comenzó a jugar más con la bebé y a sacarla por el resto de la mansión, creía que la estuvo aislando y que ahora los demás debían conocerla para evitar otro secuestro. Así que todos estaban encantados por la bebé, conociendo las curiosidades que implicaba cuidar una.

Los cuidados de la niña se hicieron más rigurosos, para Flug era difícil, sus horas de sueño no eran fijas ni sus comidas. Se preocupaba tanto por ella y ahora era más atento pues no podía creer que siendo tan bebé ya pudiera usar un poco de su poder. Esto le encantaba. Black Hat veía a Flug cada vez más emocionado. Iba de un lado a otro con ella y cuando sus brazos se cansaban la sujetaba a su cuerpo con una cangurera. El chico era verdaderamente feliz estando con Elyn y jugando con su cachorro.

~

Ya era de noche. Black Hat dejó de tocar el violín y enseguida puso su atención en la bebé, ella bostezó.

—Es la primera vez que no se duerme con tu música, hoy durmió de más en la siesta, tal vez sea por eso— dijo Flug con las manos dentro de los bolsillos de su bata. Su pareja dejó de lado el violín.

—Mécela. Dormirá enseguida.

—Tengo una idea mejor; cuéntale un cuento. Mi madre jamás hizo eso conmigo porque creía que era absurdo. Aunque de verdad funciona, a 505 le encantaba.

Black Hat lo miró con duda y luego a ella. Lo meditó y supuso que debían cumplir con ese capricho, pero también creía que era tonto.

—No creo que su pequeña mente entienda lo que le narre.

—Se trata de que escuche tu voz, háblale lento y mécela. Así dormirá tranquila.

Black Hat lo pensó, respiró hondo y se acercó a Elyn, la tomó y luego se sentó con ella en brazos. La pequeña bostezó de nuevo y movió su mano de manera torpe. Hubo silencio, entonces Black Hat miró con vergüenza a Flug.

—No le voy a contar un cuento si tú estás presente— le dijo mientras su rubor aumentaba, Flug tenía juntas sus palmas y en sus ojos había un brillo de emoción. Él esperaba escuchar.

—¡Oh! Cariño, no deberías avergonzarte, me da curiosidad saber qué historia le contarás.

—Le contaré de esos viejos tiempos cuando conquistaba mundos enteros y los obligaba a destruirse entre ellos. O tal vez le narraré a detalle cómo debe desmembrar a alguien de la forma que más sufra.

—Yo también le puedo contar de mis métodos de tortura... pero ya entendí, no quieres que escuché. No te preocupes, yo tengo algo que hacer.

El demonio alzó la cabeza al igual que una de sus cejas. —¿Tienes algo pendiente?

—Es algo... personal. No tardo.

—Nada de secretos Flug, ya habíamos hablado de eso.

En respuesta el chico se mordió el labio y tartamudeo antes de hablar. —No es un secreto, es algo que tengo que preparar... no le des importancia.

—Como digas. Trata de arreglarlo pronto, quiero hacer algo contigo esta noche.

Flug ladeo su cabeza. —No tienes que decírmelo, lo hacemos todas las noches.

—¡No me refería a 'eso'!— expresó con vergüenza.

El chico sonrió mientras le daba la espalda y salía. En cuanto lo hizo fue deprisa a las escaleras y subió hasta lo más alto. Estando sobre el techo abrió sus brazos, respiró profundo, se dejó envolver por la fresca brisa que sacudió su bata y cabello.

—Igual que volar— se dijo a sí mismo, luego corrió a la orilla y tomó asiento en esta. Se iluminó con una linterna y sacó su pequeña libreta de apuntes junto con un bolígrafo.

En su libreta se escribía en mayúscula "Votos matrimoniales". Ya habían varios rayones, ideas descartadas y algunas palabras clave. Flug puso la punta de su bolígrafo sobre el papel y así permaneció por un memento, no sabía que escribir.

Frunció el ceño, tenía la idea en su mente, pero no podía escribir una oración completa. Anotó algo y enseguida agitó su cabeza de manera negativa al mismo tiempo que rayaba lo poco que tenía. Comenzó a frustrase, cada vez apretaba más el lapicero contra la hoja.

—Estúpido cerebro, ni siquiera puedes hacer esto bien— se dijo con irritación, arrancó la hoja y la lanzó lejos volviendo a comenzar. Flug se mortificaba así mismo, cada palabra debía ser perfecta, quería impresionar a Blak Hat y estaba muy determinado a hacerlo.

Apretó las hojas y bajó los hombros, sus pies colgaban al vació y otra ráfaga de viento agitó su cabello, pero esta vez no fue reconfortante. La luz de la lampara parpadeo un poco por falta de baterías justo antes de que Flug se limpiara el rostro. Sus ojos estaban llorosos.

—No puedes engañarte Kenning— se dijo con tristeza, hacia tanto tiempo que no hablaba consigo mismo como en el pasado, cuando estaba en su laboratorio todo el día, cuando no tenía a nadie.

—Sabes que morirá ese mismo día... le dirás lo último que escuche y aun así no puedes escribir algo que le merezca. Seguramente él ni se mortifica con esto, siempre es tan preciso con lo que dice, no duda en hablar y confiesa su amor con las palabras más románticas... y yo, yo soy un desastre — se dijo y luego sujetó con más fuerza su bolígrafo, dejó de tenerte pena de sí mismo y siguió escribiendo. No podía desperdiciar tiempo en lamentos.


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Apenas se había cerrado la puerta Black Hat puso su atención en su hija.

—Así que... un cuento... nunca he contado uno— dijo con seriedad mientras pensaba, luego la idea llegó a su cabeza. —Lo tengo. Señorita Hat ponga atención, le contaré una historia bastante importante. Esta comienza hace mucho tiempo, en un día donde mi mano derecha se acercó a mí al verme mal. Yo tenia un pequeño malestar estomacal. Acercarse a mí fue una mala idea; le vomité encima... así fue como me quedé sin ayudante y empecé mi búsqueda por otro. Entonces recordé la recomendación de un joven, un chico prodigio graduado con honores del bachiller para villanos. No fue difícil encontrarlo, él aceptó de inmediato y firmó su contrató.

Black Hat se acomodó bien, ella lo miraba con mucha atención al mismo tiempo que empezaba a chuparse el dedo.

—Al principio era un completo inútil, pero fue mejorando, me hacia ganar mucho, mucho dinero. Él siempre tuvo ese toque de misterio, me refiero a su tonta bolsa, aunque no me importaba, creía que moriría en cualquier momento, pero no fue así. Era realmente listo, bueno en planear ataques y excelente en construir armas letales... admito que no siempre era perfecto; hizo a ese error cuando le pedí un bestia letal. Una vez hizo un aparato antigravitacional cuando le había pedido precisamente un rayo letal, en otra ocasión me dejó fuera de mi casa con el sistema de seguridad activado. Tenía algunas fallas con sus inventos, pero nunca los tuvo contra un héroe.

Black Hat comenzó a hablar todo al respecto de Flug, sin darse cuenta que se dejó llevar, hablaba con felicidad recordando cada aventura y sobre todo, de cómo se enamoró.

—...Fue entonces que me besó, nuestro primer beso. Ahí comenzó todo. Ese beso es muy significativo, incluso llegué a recordarlo cuando mis memorias se fueron.

Black Hat bajó la mirada y guardó silencio, Elyn estaba profundamente dormida. Él no supo cuánto tiempo estuvo hablando, pero debió ser por un par de horas. Se levantó con mucho cuidado y la acostó en su cuna poniendo a su lado un peluche en forma de araña.

Salió de la habitación y después de una larga búsqueda encontró a Flug, él estaba en la cocina, frente a la mesa meneando su taza de café. Black Hat se inclinó para besar su cuello, el chico saltó.

—Estas distraído— habló Black Hat, luego le quitó la taza de la mano y lo levantó. —Tengo algo que mostrarte— al decirlo de inmediato lo llevó a la sala donde se encontraba la chimenea.

Al llegar el demonio tomó un cuadro y se lo mostró con orgullo.

—Hice esto— comentó con una voz llena de vanidad.

Flug lo miró, pero su reacción no era que esperaba su pareja. El científico había mirado el cuadro, se trataba de un retrato de su perfil, hecha con pintura oscura y era muy detallado. Esto le había recordado a Alger y a su obsesión por dibujarlo.

Black Hat esperó a que hablara, pero al no tener respuesta se dirigió a la pared con la pintura.

—Yo mismo la pinté. Tenia una similar aquí y me tuve que deshacerme de ella, ahora lo estoy compensando— hablaba entretanto arrojaba uno de sus propios retratos y acomodaba el de Flug.

—¿De verdad lo pintaste tú? Es difícil de aceptar, je, así como cuando comenzaste a cocinar, tengo que verte hacerlo... te quedó increíble, aunque, hubiera quedado mucho mejor si me pintaras con un traje de piloto y aviones alrededor, toda una armada.

Black Hat evitó reír, fue al sillón cerca de la chimenea, se sentó y sirvió una copa de vino de la mesilla junto. Flug fue tras él y se sentó en sus piernas recostándose contra su cuerpo. Su pareja dio un ligero sorbo a su copa y luego se la ofreció.

—Bebé, debes tomar algo diferente en vez de llenarte de café.

El científico aceptó y bebió todo de un solo sorbo.

—Algo te aflige— habló firmemente Black Hat.

—Eres tú quien me consterna— contestó, después se estiró y llenó la copa hasta casi derramar, bebió de ella y al ultimó aclaró su garganta. —Estas haciendo un gran trabajo como mi prometido y como padre, tratas de dejarme buenos recuerdos.

—Sí, pero pienso que eso no debería ponerte así. Sigo buscando tu felicidad. Ya hemos hablado al respecto, no me hagas esto más difícil, el amor no es fácil para nosotros, pero decidimos estar juntos, por ahora... sólo recuerda que aun estoy aquí, esperando— confesó mientras acariciaba su cabello. —A mí también me duele aguantar.

Flug bebió más hasta acabar nuevamente todo el contenido de la copa, después volvió a llenarla, aunque esta vez sus sorbos eran cortos.

—¿Qué historia le contaste?— preguntó cambiando el tema.

—Le redacté las 666 reglas para ser un villano.

Flug se echó a reír de una manera muy cómica. —Ya veo, por eso tardaste.

Su amante lo abrazó a él como si tuviera en su regazo a un niño, comenzó a hablarle con carisma reposando su barbilla sobre su cabeza. Flug guardó silencio por mucho tiempo.

—¿Flug?

—¿Uh?— preguntó con un gemido. El científico estaba tan acurrucado a él y por el tiempo que estuvo en silencio Black Hat creyó que estaba dormido.

—¿Estás borracho?

—Tal vez... con lo que bebí y haciendo una estadística...

—Oh, sí, lo estás. No me hables nada más de esa basura científica. Andando, vamos a la cama, ya casi es hora.

Flug levantó la mirada enseguida. —¿Hora de qué?

—Olvídalo doctor. Ve a descansar.

—No, no, no. Tengo una mejor idea— dijo antes de levantarse de manera torpe, su pareja lo vio detenidamente, sus ojos estaban cristalinos y tenía cierto rubor en su rostro. —Vamos a divertirnos.

Black Hat dio una mueca extraña, algo burlista, aunque no pudo decir nada porque Flug salió corriendo.

—¡Ve por mí!— gritó. El chico sonreía de manera curiosa, algunas veces tropezando y aun así no se detuvo hasta que llegó a las escaleras, justo antes de bajarlas Black Hat llegó corriendo y lo sostuvo de sus manos temeroso de que pudiese caer.

—Flug, no es tiempo de juegos.

—Aww, ¿Por qué no? ¿Quieres bailar?

Black Hat miró sus ojos suplicantes dándole una sonrisa.

—Eso es diferente. Sí. Me encantaría bailar contigo— contestó antes de alzarlo y llevarlo a la oficina. Estando ahí lo dejó en el sillón mientras él se acercaba al tocadiscos y buscaba el disco de vinilo con la música adecuada.

Una música lenta comenzó a sonar y apenas se iba a dar vuelta Flug lo abrazó juguetonamente. Black Hat se separó y apenas estuvo de frente a él volvió a abrazarlo con el mismo entusiasmo.

—Hueles rico, ¿ya te he dicho que me encanta que seas tan alto?

—Creo que ya lo habías mencionado.

—Y... ¿también que te amo?

—Seguro. Sólo no dejes de decirlo— habló mientras acomodaba los brazos del científico en su hombro para que pudieran bailar en un estilo formal.

—Pues... te amo. Amo a mi jefecito chulo de mi vida y mi 'amors'.

Black Hat se sintió tan feliz y cautivado. Entrelazó sus dedos con los de él y sujetó bien su cintura. La música comenzaba tener más ritmo y él lo guío a dar los primeros pasos. Aunque la danza de Flug fuera demasiado torpe ambos reían juntos e iban de un lado a otro, a veces dando vueltas, a veces sólo ladeándose.

Black Hat le hacía cumplidos susurrándole al oído y el rostro de Flug era completamente rojo entre su sonrojo y el rubor por estar ebrio.

La música terminó y enseguida comenzó otra mucho más lenta siendo la combinación de violín y piano.

Black Hat rodeó con sus brazos a Flug para atraerlo y juntar sus cuerpos, luego le dio besos a su frente mientras se ladeaba con la música. Él no dejaba de decirle románticas palabras y agradecerle por el baile. Pero se sobresaltó y guardó silencio cuando notó que Flug escondía su rostro contra su pecho no para ocultar su vergüenza sino para que no pudiera verlo llorar.

Black Hat alzó el rostro de su amante y vio con tristeza sus mejillas rojas y húmedas, sus ojos los cerraba con fuerza, pero eso no evitaba que sus lágrimas salieran. También mordía sus labios para evitar sollozar.

Flug volvió a hundir su rostro en su pecho sin dar explicación, solo lo abrazaba y lloraba como un niño asustado. Black Hat se sintió desconsolado y supuso que no fue buena idea que Flug estuviese ebrio pues sus verdaderos sentimientos salían a flote y su sentir no era más que pena, una profunda tristeza.

Black Hat trató de consolarlo y al no ser posible lo llevó a su habitación dónde se recostó con él y estuvo a su lado hasta que durmió. Después salió por aquello que tenía que hacer para sentirse mejor.


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Tal como siempre la habitación estaba oscuras y sin nadie más que Demencia con su presa.

Esta vez la victima era un adolescente, Black Hat apenas lo vio y le enterró sus garras en el pecho yendo directamente a su corazón, el niño murió al instante. Entonces se planteo a hacer lo siguiente.

Black Hat bebió de su sangre, luego se concentró y comenzó a devorar el cuerpo con sus sombras, sin embargo, esta vez no pudo: El cuerpo sombrío de Black Hat no pudo cambiar por completo y absorber al humano. El demonio cayó al suelo luego de que su cuerpo arrojara el cadáver.

Demencia jamás lo había visto tan mal así que fue a él, pero él le advirtió que no se acercara.

Apretó su pecho, seguido vomitó toda la sangre, al terminar respiró hondo. Se notaba frustrado y tan desesperado. Entrecerró sus ojos y miró su mano que temblaba de una manera descontrolada. Negó teniendo los dientes apretados, movió su mano rápidamente en un intento de invocar su bastón, pero su sombra ya no reaccionó. Había perdido el más simple de sus poderes.

Su corazón se aceleró, su cuerpo ya no aguantaría más. No podía cambiar de forma y no podía invocar ni su propia sombra, significaba que no le quedaba más tiempo.

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Flug se despertó con dolor de cabeza, él no estaba acostumbrado a beber y hacerlo siempre lo dejaba mal.

Se estiró dando un bostezo, miró alrededor y sintió un escalofrió como si el ambiente fuese pesado y amargo. Era una sensación extraña que le hacía estremecer. Aunque no dudó en levantarse, su día tenía que empezar. Se dio una ducha y luego corrió a atender a su bebé.

Aún era muy temprano, el sol apenas estaba saliendo, pero a esas horas Black Hat ya debía estar ahí con el desayuno listo y con el biberón preparado de leche tibia para alimentar a la bebo.

Flug se preocupó, apenas lograba recordar lo de anoche. Puso a su bebé en la cangurera y se dispuso a buscarlo en la mansión cuando fue medio día y él no había aparecido.

Pasó otra hora y nada. Flug encontró a Demencia y al preguntar ella desvío la mirada mientras sus ojos trataban de contener sus lágrimas.

—Él no está bien y aún así todos los días actuaba normal... ya no puedo ayudarlo.

Flug no entendía, pero tuvo un mal presentimiento así que la sujetó con un brazo y la sacudió.

—Te pregunté: ¡¿Dónde está!?

Ella señaló con su índice hacía arriba. Flug le entregó su bebé advirtiendo que debía cuidar bien de ella y enseguida salió corriendo.

Tras cada paso sentía latir más de prisa su corazón, pero también se motivaba a tomar más fuerza, aunque sus rodillas temblaran.

Azotó la puerta y buscó con su mirada alrededor. Cuando vio a Black Hat gritó su nombre con toda la fuerza de sus pulmones.

Black Hat se dio vuelta, él había estado viendo el cielo opaco y lleno de nubes, su postura era firme y se sostenía de su bastón, pero se notaba claramente que estaba temblando.

El chico corrió a él recibiéndolo con un abrazo. Enseguida empezó a hacer preguntas al mismo tiempo que sus manos tocaban las pequeñas manchas de sangre que se notaban en su corbata.

Black Hat lanzó su bastón, el chico lo miró dándose cuenta que era un bastón común, no era su sombra.

El demonio abrazó tan fuerte a Flug que el chico gimió un poco por ser ligeramente lastimado.

Su amante se inclino y recargó su barbilla sobre el hombro de su pareja. Hubo silencio, un silencio mortal para Flug quien sentía el latir de quien amaba. El corazón de Black Hat latía despacio, pero él temía a que en cualquier instante se detuviera.

Escuchó a Black Hat tomar aire y después le susurró:

—Kenning... te amo.

En cuanto lo dijo se doblegó un poco, Flug sintió cómo el corazón de su pareja dio un fuerte latido y asumió que eso fue lo que le hizo quejar.

—¡Lo sé!— lo interrumpió dándole una caricia a su espalda. —S-sólo no lo dogas mi amor, no es necesario. Lo sé— habló con la voz rota. Black Hat tomó distancia entrelazando su mano con la de Flug mientras con la otra limpiaba de su mejilla una lágrima.

Apenas respiraba. Su voz era más ronca y no dejaba de temblar. Él le dio la mirada más compasiva de su vida y la sonrisa más sincera. Dio un paso atrás sin soltar sus manos y se arrodilló.

—Flug... cásate conmigo, lo más pronto posible.

El chico abrió a la par sus ojos y se dejó caer de rodillas frente a él sosteniendo con más fuerza su mano. Estaba tan impresionado que no podía hablar.

—Me he vuelto a equivocar. Se me acabó el tiempo. No viviré hasta la noche roja —dijo posando su mano en el pecho de Flug, justo sobre su estampado de avión. —Por eso te pido que esta noche tomes mi vida.

Ken frunció el ceño y negó. Black Hat no le dio opción, lo atrajo a él y lo abrazó rogando que lo hiciera. Ambos estaban ahí, de rodillas abrazándose con fuerza consolando sus corazones rotos.

—Flug, lamento no haber admitido cuanto te amaba desde antes. Tuve todo a tu lado, no pude haber pedido más. Me enseñaste a amar y me mostraste la verdadera felicidad, gracias por siempre estar a mí lado.

El científico escuchó y sus ojos no contuvieron sus lágrimas. Ambos sabían lo que significaba. Sabían que su ceremonia debía ser en la noche de luna de sangre, de lo contrario Alger y Flug seguirían teniendo ese lazo. Si se hacía antes Flug tendría su inmoralidad, Black Hat moriría de igual manera, pero sabiendo que quien más amaba viviría con el destino de pertenecerle a uno de sus enemigos. Él había perdido.

Flug no pudo dar una respuesta de inmediato, pensaba en lo que implicaba y eso hacía que su voz se secara, no podía respirar, aun así, sus labios temblaron y con un suspiró habló:

—Sí, acepto.

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Flug nunca imaginó que ese día fuese el último en compañía de Black Hat. Ahora tenía mucho que hacer y no dejaba de tener ataques de pánico.

Black Hat dijo que él debía estar tranquilo, que sería él quien arreglaría todo, pero antes de eso fue a arreglar sus últimos asuntos, uno de ellos era despedirse de su pequeña. Así que fue con Demencia teniendo la sorpresa de encontrar también a 505.

Ellos lo miraron, sabían que algo andaba mal, aunque no imaginaban que ese día sería el último para su jefe. El demonio de sombrero suspiró, se acercó a ellos y tuvo un extraño sentimiento al verlos felices jugar con Evil.

—Demencia— la llamó con su voz ronca y firme. La chica se fue a su lado temerosa. Al estar frente a él Black Hat puso su mano sobre su cabeza lo cual hizo que Demencia se sobresaltara. —Tengo que confesar algo... tú siempre fuiste un gran elemento de este equipo y nunca lo dije, pero... buen trabajo.

Demencia quedó inmóvil y aun más cuando Black Hat se inclinó a ella y le dio un ligero beso en su frente. La chica se ruborizó al mismo tiempo que sentía un escalofrío recorrer su cuerpo. Trataba de comprender lo que pasaba y al mismo tiempo evitar desmayarse. Black Hat se apartó y fue en dirección a 505, el oso sostenía a la bebé.

—Tú, siempre has sido una gran desgracia, oso inútil— dijo severamente y 505 bajó las orejitas con temor mientras extendía sus patas con la bebé. Su padre la tomó. —Sin embargo, ahora puedes remendar eso; serás su guardián, espero que eso lo hagas bien.

505 gruñó y dejo ver su lengua con ternura. Black Hat le dio una caricia a su hocico. —Bien cachorro.

El oso dio la misma expresión de sorpresa que Demencia. No esperaba ese pequeño momento afectuoso de su parte.

—Ya se pueden largar— dijo después, ambos salieron con prisa tratando de comprender por qué Black Hat actuaba así.

Cuando se fueron él se dirigió a la habitación de la bebé y miró a su alrededor con felicidad. La levantó para que estuviese enfrente y habló con tranquilidad.

—Esta será la última vez que esté aquí Evilyn. Quisiera decir tantas cosas, pero... no sé qué más puedo pedirte. Ya te he dicho todo lo que necesitas saber— habló con voz baja. —Recuerda bien; tienes que protegerlo y amarlo, puedes ser una malcriada con todos menos con él. Hazle travesuras y no dejes que deje de sonreír. Es un parlanchín y egocéntrico, pero es el mejor padre, mucho mejor de lo que yo podría llegar a ser. Evilyn, te consideré un error, aunque tú llegaste para atender mis dudas sobre el amor que siento por papá. Llegaste en el momento más inesperado y nos salvaste. Gracias niña.

Black Hat besó a la bebé y luego la abrazó a su pecho mientras miraba el mural pintado. La arrulló por última vez y habló despacio. Fue más difícil de lo que imaginó. Él estaba serio, en cambio ella en su inocencia reía.

Por último, la acostó en su cuna y movió los murciélagos para distraerla, aunque un inesperado dolor en su corazón lo hizo estremecer. La bebé lo vio saltar y enseguida comenzó a llorar. Su padre le dio palmadas en su barriga con la sorpresa de descubrir que todo este tiempo ella lloraba porque presentía su malestar.

Acarició su cabello oscuro y tocó su nariz como siempre lo hacía hablándole con una sonrisa forzada.

—No llores Evilyn. Este dolor ya acabará y ya no tendrás que preocuparte por nada más... fue bueno conocerte señorita Hat, por ahora sólo puedo decir adiós, hija mía. 

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