71: Pesadillas
Flug y Black Hat se daban turnos para cuidar de Evilyn. Y aunque la beba aún se comportaba incómoda con Black Hat él aprendió a sobrellevarlo ya que él era quien le daba su biberón. Evil se calmaba y dormía en sus brazos.
Ese día Black Hat estaba en su oficina dando indicaciones a los Hat Bots. Los robots sostenían entre sus manos metálicas uno de los dos cuadros para adornar la pared oscura, en su oficina siempre hubieron retratos de él y artilugios de los que se enorgullecía. Ahora había quitado un par para poner el de ellos tres como familia, y otro que era el que más le gustaba porque en él se mostraba únicamente a Flug.
—Cuando dije 'izquierda' me refería a MI izquierda— habló de manera demoníaca lo cuál hizo que los robots temblarán y se apresuraran a colocar bien el cuadro. Una vez que terminaron con su trabajo salieron tan rápido como pidieron.
Al salir no cerraron la puerta ya que Flug entró con la beba. Black Hat apenas iba a preguntar, pero no tuvo tiempo, su pareja le entregó a la bebé.
—Saldré, 5.0.5 no sabe hacer las compras correctamente, Elyn necesita otro tipo de leche y pañales, así que iré con él para decirle cual son los indicados. Te quedarás con ella en lo que regreso.
—¿Quieres que la cuide yo solo? Nunca se ha quedado completamente a solas conmigo.
—Esta bien, no tardaré. Acabo de cambiarle el pañal y ya sabes qué hacer si llora. Confió en ti.
Black Hat bajó la mirada y vio a su niña, ella tenía su chupete y movía sus manos hechas puños, se veía bastante tranquila. Flug le dio un beso en la mejilla a ambos, abotonó su bata, se puso una bolsa de papel en la cabeza junto con sus visores de aviador y salió. Después Black Hat vio que su auto salió de la mansión.
Suspiró pesadamente, caminó y tomó asiento en su elegante sillón, subió sus pies sobre el escritorio y la recostó en su pecho.
—Así que... pequeña señorita Hat. Tengo mucha intriga por saber en qué persona te convertirás. Es una lástima que ya no estaré— le decía a la bebé mientras la mecía. Luego le quitó el chupete y Evil se alteró un poco. —¿A caso tendrás dientes tan perfectos como los míos? ¿Cuándo se supone que te saldrán?— preguntó mientras que apretaba sus pequeños cachetes, miraba atento a su boca babeante y sus encías.
La bebé movió su cabeza de manera incomoda y estaba a punto de llorar, pero Black Hat le regresó su chupete.
—Escucha, sé que no tienes el raciocinio para entender esto, pero tengo que decirte algo, niña. No sé qué elijas y no me importa. Haz de tu vida lo que quieras... aunque si decides ser una heroína serás un desperdicio de existencia, pero estoy seguro de que eso no pasará, serás mala por el simple hecho de ser mi hija. Tendrás mucho que aprender, a veces será difícil controlar ese poder... lo único que quiero es que jamás lastimes a tu padre, sin importar qué, debes protegerlo porque él hará lo mismo por ti. Y si algún día le llegaras a hacer daño soy capaz de regresar de la misma muerte para reprenderte... es lo único que pido Evil; no permitas que sufra, cuídalo cómo yo lo haría.
La bebé lo miraba atento, parpadeando y ocasionalmente pujando un simple "uh" como si estuviese contestando. Él se acercó a ella para verla bien y eso le dio oportunidad a Evil para alcanzar su rostro. Su pequeña mano se posó en su barbilla y enseguida rió.
Black Hat se apartó, cada vez que ella reía le hacia sentir ese cosquilleo en el estómago y sonreía inevitablemente, siendo el sentimiento tan semejante al amor que sentía por Flug.
La tomó y alzó a la distancia. No sabía que hacer con ella mientras que Flug llegaba, pero enseguida tuvo una idea y su sonrisa creció.
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Flug estaba conduciendo, hablaba con 505 quién iba de copiloto bien sujeto por el cinturón.
—Necesitamos más pañales, leche y talco. Verás pachoncito, Elyn aún no puede comer otra cosa que no sea leche, su pancita es frágil, necesita que su leche sea especial.
El osito asintió.
—¿No es emocionante? Elyn es tan pequeña y hermosa, Black Hat se esfuerza por cuidarla, incluso esa niña mensa la cuida...
—¡Cuida tus palabras, Doc!— gritó Demencia mientras se levantaba del asiento trasero. 505 y Flug gritaron de susto e incluso el auto se salió del carril por un instante.
—¡Demencia! ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo subiste al auto?
—Estaba durmiendo aquí, tu voz me despertó, escuché que vamos al supermercado, ¿puedes comprarme algunas cosas?
—No, no lo mereces... aguarda, si tú estás aquí significa que Black Hat sí se quedó solo con Elyn.
—¿Te preocupa? ¿Qué puede hacer con un bebé? ¿Comérselo? No lo creo, tal vez aprovechó para echarla al ácido al igual que esos perros.
—¡Cierra la boca!
—¡Oh! ¡Ya sé! La va a arrojar del techo. Eso sí seria divertido.
—Estoy a punto de arrojarte del auto, Demencia.
La chica se burló y Flug apretó con más fuerza el volante sin decir nada más.
Llegaron y una vez que estuvieron afuera del auto Flug tuvo que guiarlos a la tienda, un supermercado común.
—¡Genial! Como las misiones de antes— gritó Dem con entusiasmo. —505, tú ve por el talco, Flug, tú por los pañales y yo trigo la leche. Él ultimo en robar pierde— dijo y ambos salieron corriendo. Flug sonrió y fue con paciencia.
La chica lagarto hizo un desastre en la tienda y era de esperarse, ya no salían, por eso aprovechaba para divertirse.
Al salir decidieron ir a un edificio que estaba justo alado; un centro comercial. Demencia gritó y no pudo evitar correr de un lado a otro, amaba las compras, aunque no tenía dinero, por es no dudaba en romper las ventanas de cristal y robar cualquier prenda que le gustaba. Por otra parte 505 se entretuvo con los grandes peluches de una tienda.
Flug había estado corriendo detrás de ella, pero cuando se cansó se quedó frene a una tienda de gala maravillado por los trajes. Pensó que no seria mala idea echar un vistazo, así que se quitó la bolsa, los lentes y entró.
Daba pasos lentos, veía los maniquís y apenas se daba la oportunidad de tocar los trajes. Enseguida una joven, la encargada se acercó.
—¿Buscas algo en especial?— preguntó con amabilidad.
—Emm... yo, yo tendré una ceremonia, sólo veo los trajes.
—¿Y de qué tipo es tu ceremonia?
—Es una... boda.
—Ah, irás a una fiesta, ¿eh? Tengo varios modelos, solo trata de no sobresalir tanto, deja algo para el novio.
Flug se ruborizó y rascó su nuca. La chica adivinó así que habló con más interés.
—¡Oh! Así que tú eres el novio, no es normal que vengas sólo a ver los trajes, ¿dónde está la afortunada?
—En realidad, aún falta mucho para la boda— contestó de inmediato evadiendo el tema de su pareja.
—Ya veo, no te preocupes. Pues tal vez aun no tengas el modelo, si me lo permites, te recomiendo un estilo barroco, muchos dirán que es algo fuera de moda, pero estoy segura que en ti se vera genial. Tu chica es una afortunada, eres alguien muy guapo— dijo ella con dulzura y Flug se sintió incómodo, no sabía si ella era sincera o simplemente el cumplimiento a su trabajo la obligaba a ser persuasiva. En respuesta se obligó a sonreír de manera nerviosa.
—No será una gran fiesta, sólo algo sencillo. Solamente quiero algo nuevo y elegante.
—Ninguna boda es algo sencillo, tú me entiendes; los adornos, el salón, la comida, cada detalle puede ser un dolor de cabeza... por ejemplo; los votos matrimoniales. Yo me enfocaría en eso y tardaría seguramente una semana en escribir unas cuantas líneas. Te recomiendo que te esfuerces en ello, a nosotras nos encanta que nos hablen de la manera más sentimental, los votos matrimoniales son la promesa que sella el amor y compromiso.
Flug miraba a la nada y pensaba seriamente, no supo cuando dejó de escuchar por completo a la chica. Tenía un dilema; él no había tenido en cuenta eso, no tenía ni la más mínima idea de qué decir en sus votos matrimoniales.
Se sobresaltó al escuchar un gran ruido afuera seguido de la risa de Demencia. Flug salió corriendo de la tienda y al ver el gran desastre dio una expresión de irritación, se puso la bolsa y comenzó a gritarle a Dem, la persiguió y atrapó, al final se la llevó al auto arrastrándola del cabello. 505 fue tras ellos sin devolver el peluche que había tomado.
Cuando emprendieron su viaje a la mansión Flug estaba demasiado callado, nunca se había detenido ni un sólo momento a pensar en sus votos matrimoniales. Aquella joven tenía razón; los votos eran la promesa que sellaba el amor. Sentía que debía ponerse a trabajar en ello lo más pronto posible. Todo en su boda debía ser perfecto.
Demencia hacía demasiado ruido atrás y 505 no dejaba de apretar su nuevo peluche que rechinaba. Todo esto lo empezó a irritar así que apretó el acelerador y el auto avanzó a toda marcha.
Cuando llegaron el científico gimió. Bajó del auto al mismo tiempo que Demencia, mientas ella tomaba sus cosas robadas 505 bajaba las bolsas de compras. Ambos caminaron apenas unos pasos antes de que Demencia se detuviera y señalara al techo.
—¡Mira! Te dije que arrojarla del techo sería más divertido.
Flug no entendió, el miró arriba y sintió su sangre enfriar, apenas pudo distinguir la silueta de Black Hat quien tenía en brazos a la bebé, un segundo después la soltó.
—¡Santa ciencia!... ¡Mi bebé!— gritó fuertemente mientras daba un ligero salto de impresión, luego simplemente se desmayó, 505 tuvo que soltar las bolsas para sujetarlo.
Black Hat había saltado un momento después de arrojarla, la sujetó en el aire y dio una simple pirueta antes de caer de pie. Evil se veía realmente emocionada, ella reía fuertemente y trataba de mover sus brazos, pero estos se encontraban bien envueltos por la cobija. Black Hat también reía, pero su risa se apagó de inmediato cuando vio a Flug inconsciente.
—¡Agh! Llévalo a mi oficina— dijo mientras se apegaba más a la bebé.
~
Flug abrió los ojos, parpadeo bien y trató de levantarse mirando a todos lados. No tardó en saber que estaba en el sillón de Black Hat, justamente en su oficina. Se quitó su bolsa machacada y alzó a su frente los visores, se dio vuelta y miró a su pareja quien sostenía a la bebé.
—¡Black Hat!— gritó, se puso de pie firmemente y fue tras él. —¡¿Q-qué crees que estabas haciendo?!
El demonio caminó al escritorio.
—Jugábamos, estaba aburrido y quise entretenerme. La lancé de un piso y apenas sonrió, la lancé de diez pisos y se veía feliz, así que fui a lo más alto, hubieras escuchado su risa— dijo mientras la miraba con ternura. Ella estaba despierta, se chupaba el dedo y balbuceaba.
—Black... n-no puedes hacer eso con ella— decía Flug con la voz quebrada y aun con las piernas temblorosas, él se mordía el labio y sus dedos con guantes jugaban nerviosamente. —Tiene apenas un mes y medio, pudo haberse lastimado. ¡Esa no es la manera de tratar a un bebé!
—Pero a ella le agrada, no ha llorado en todo este tiempo, te lo mostraré— dijo antes de sostenerla bien y lanzarla hacia arriba Flug alzó los brazos en un intento de sostenerla. Black Hat la atrapó y ella sonrió ahora con la libertad de mover sus brazos. —Tranquilo, creo que le empiezo a caer bien, no la he lastimado, sólo es un pequeño momento entre padre e hija.
—No Black Hat, un momento padre e hija sería que la lleves a pasar, que le cuentes cuentos, no que la lances despiadadamente. Dámela, quiero comprobar que en verdad se encuentra bien.
—No, aun no termino de divertirme.
—¡Black Hat! yo también soy su padre, así que entrégamela, aquí sólo tú te diviertes. Suéltala, ahora— dijo y la bebé guardó silencio al escuchar a Flug gritar. El demonio bufó y se la entregó, pero apenas la había soltado los labios de la pequeña niña temblaron y empezó a llorar. Aunque algo realmente sorprendente pasó; en cuanto ella dio su primer llanto los cristales rojos se agrietaron y luego los vidrios salieron a todas direcciones. Flug abrazó a su bebé asustado ante el estruendo. Alzó la cabeza y miró los vidrios esparcidos por el suelo mientras la bebé seguía llorando.
—¿Qué fue eso?— preguntó Flug lentamente.
—Eso fue una rabieta— confirmó Black Hat.
—¿Ella hizo esto? Entonces... tiene poderes. ¡Es sólo una bebé!
—No cuestiones sus habilidades. Sabes que no es un bebé ordinario.
Flug le dio palmaditas, comenzó a hablarle y así poco a poco ella se tranquilizó.
—Lo siento, es verdad que soy un sobreprotector. No debí enojarme contigo.
—No te preocupes por eso— contestó con simpatía y luego se aclaró la voz. —Llama a esas hojalatas, que cambien el cristal.
—Sí, aunque ya no debes preocuparte por el frío, ya es primavera, como ves la nieve se ha ido, pronto no habrá ni una ventisca.
Black Hat no respondió más, él miró afuera y suspiró.
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Slug estaba en lo alto de un techo con la vista de más edificios a su alrededor. Él dio un último vistazo a su reloj y se puso los visores estrellados que ha usado durante años. Luego contestó la llamada de Clemencia.
—"¿Estas listo?"
—Sí, es fácil.
—"Aun así ten cuidado, estos villanos tienen superpoderes"
—No es nada de lo que deba preocuparme, eres tú quien debe tener cuidado, aun eres una novata. Esos tipos no se detendrán, no les importara lastimarte.
—"Sí, ya entendí hermanito"
Slug colgó y enseguida saltó del edificio, al estar abajo se escabulló y tras escuchar una gran explosión supo que se trataba de los villanos que buscaba.
Aquel par de villanos no eran más que hombres de mediana edad disfrutando de destruir la cuidad. Slug bufó, eran los clásicos villanos orgullosos y tontos. Él sacó de su bolsillo un par de esferas metálicas y las arrojó a ellos, estas explotaron y lograron aturdir a uno. El otro hombre fue más rápido y al darse cuenta de la presencia de Slug no dudo en ir contra él.
Pero Slug evitó su ataque, corrió a su lado y esquivó otro ataque directo, le sujetó la mano y de un saltó llegó a estar sobre del él, abrazando su cuello con sus piernas. Sólo fue suficiente dejar ir su peso contra él y lanzarlo al suelo. De inmediato le colocó un chip en su pecho y el villano sufrió una gran descarga.
"Demasiado fácil", se repitió a sí mismo mientras le daba vuelta.
—Eso te dejará sin poderes temporalmente y este gran héroe te llevará a la cárcel— dijo con gran orgullo mientras mostraba sus esposas, pero de repente se detuvo con una expresión totalmente diferente. Soltó las esposas y le llevó ambas manos a la cabeza.
Slug parecía sufrir de un gran dolor porque en cuestión de segundos se arrodillo quejándose y jalándose su propio cabello ante la frustración. El villano tuvo oportunidad de levantarse, pero no de hacerle daño ya que Clemencia llegó a toda velocidad y le dio una patada en el estomago para alejarlo.
El villano se incorporó, trató de atacarla, pero se dio cuenta que no tenia poderes, así que en un acto de furia le dio un puñetazo a Clemencia, ella no pudo esquivarlo y retrocedió mientras que se llevaba la mano a la cara. Se miró la mano y en esta había sangre, su nariz sangraba. Su cara le mostró enojó y quiso ir tras él.
Clemencia apenas pudo dar unos pasos porque el que fue tras el villano fue Slug, él se abalanzó en contra, ambos cayeron al suelo. Slug le dio un puñetazo y luego otro y otro, no se detuvo hasta que sus nudillos se marcaron de carmesí.
El villano lo arrojó de lado y pudo levantarse, intentó correr, pero luego se detuvo, Slug lo sostuvo bien de su cabeza y sin dudarlo le rompió el cuello. Su expresión mostraba gusto por haberlo matado y su sonrisa daba miedo.
La chica ni siquiera pudo reaccionar, ella se llevó las manos a la boca para evitar gritar. Cuando salió del shock fue con Slug y comenzó a sacudirlo.
—Slug, Slug. ¡Despierta!
La mirada del héroe estaba en blanco, aunque tras algunos jalones volvió en sí. Slug parpadeo y de nuevo se quejó del dolor de su cabeza.
—Slug, esto es serio. Es la tercera vez que te pasa en esta semana y mira, acabas de asesinar a alguien, ¡no podemos hacer eso! Somos héroes, tenemos códigos.
Él se dio la vuelta y miró el cuerpo, luego volvió con ella y limpio la sangre de su rostro.
—Te lastimó... no sé por qué lo hice. Lo siento. Es mejor que nos vallamos, esposa al que queda, déjalo en manos de la policía.
Ella asintió y fue a hacer lo indicado. Regresaron a casa, Slug dijo que todo lo que necesitaba era descansar así que subió a su habitación y durmió.
A media noche se despertó con un gritó, estaba temblando y sudando, se tocó la cabeza y maldijo, esas horribles pesadillas de nuevo, sentía que su cabeza iba a explotar, esos murmullos demoníacos lo asechaban. Ya no podía soportarlo. Él sabía que esto se debía a White, así que se levantó, fue a su laboratorio y salió corriendo al bosque.
~
El bosque estaba demasiado tranquilo, los árboles se escuchaban agitar y los arbustos se movían quisquillosamente por los roedores que corrían. White se encontraba a en su prisión, en medio de todo esto, con la mirada abajo y sus ojos cerrados. Aunque la paz del bosque no se asemejaba al caos que había en su mente.
Dentro de su cabeza se escuchaba la suplica de una voz angelical contra la de una demoníaca, una pequeña parte de él aun le pertenecía al dulce White Hat y esta luchaba por no apagarse. Aunque su mente consumida por el odio era más fuerte.
Aquel monstruo abrió los ojos al escuchar a alguien que se acercaba, sin embargo, se dio cuenta que sus lágrimas negras goteaban. Él gruñó, el verdadero White Hat aun podía reflejarse y lo hacía con un llanto de lagrimas negras.
Slug llegó y al verlo se sobresaltó por un breve instante. Había quedado impresionado de verlo llorar de tal manera.
Negó con la cabeza convenciéndose de que tal vez se trataba de un truco. Así que se sentó en el pasto, puso su computadora en el suelo y comenzó a teclear. No mucho después sacó una pequeña maquina que lanzó una luz hacia él. Lo estaba escaneando.
La computadora arrojó los resultados y Slug se sujetó la barbilla mientras pensaba. White no tenía ningún signo de vida; su corazón no latía, no tenia temperatura. Nada había mejorado.
Slug alzó la mirada y ambos se vieron por unos segundos porque Slug se distrajo sacado una cajetilla de cigarrillos de su bolsillo, se puso un en la boca y lo encendió. Suspiró bien el humo y luego lo dejó salir lentamente.
—¿Por qué me haces esto? Las pesadillas y los murmullos en mi cabeza... hoy perdí la razón por apenas un instante y en cuanto volví... yo... ya había asesinado a una persona. No importa si era villano o no, tú me enseñaste a darles una segunda oportunidad.
Apenas había dicho esto se doblegó de dolor, dejó caer su cigarrillo y se puso de rodillas. Slug se daba golpes en la cabeza con desesperación mientras gritaba una y otra vez: —¡Sal de mi cabeza! ¡Déjame en paz!
El chico trató de ponerse en pie pero no lo logró, abrió un ojo y pudo distinguir que las lágrimas negras empezaban a caer con mayor intensidad. Sin embargó su expresión no demostraba tristeza sino gozó.El joven héroe volvió al suelo y ahí fue cuando pudo escuchar a White, o mas bien, al monstruo en el que se convirtió.
"Tus manos se manchan de sangre... héroe... villano... hipócrita", decía de una manera cortada.
Slug se apretó más la cabeza, aquel monstruo no había movido sus labios, pero su voz hacia eco en su mente. Slug se sintió verdaderamente mal; esa palabra; 'hipócrita', él le había dicho eso a White y no podía olvidar su expresión, eso había sido algo que realmente lo había herido, ahora lo dacía contra él.
—No, tú me obligaste— contestó con una extraña sensación, estaba hablando de nuevo con él después de tanto.
—¡Sal de mi cabeza! Sé que sólo buscas la manera de liberarte, te advierto que no lo harás usándome.
"Un juego, juego con tu mente al igual que lo hiciste conmigo, ¿te duele?"
—¡Sí¡— gritó cerrando los ojos fuertemente por su tortura, enterrando sus uñas en su cabeza.
Es respuesta Slug escuchó una risa. Él tomó fuerzas y se puso de pie, estaba aturdido, pero aun así logro llegar nuevamente a su computadora.
—Escucha, jamás me cansaré de decirte que lo lamento.
"Demasiado tarde, ¡es demasiado tarde para pedir perdón!"
Slug evitó verlo, se concentró y tecleo rápidamente. Luego tomó la misma maquina y la apuntó a su cabeza, esta vez no dio esa luz sino una ligera descarga, esta lo hizo caer al suelo de inmediato.
El monstruo lo miró por un largo rato, impaciente, esperando a que se levantara. Y así fue; Slug se levantó sonriente y mucho más aliviado.
—Vaya, eso dolió en verdad. Veras, tengo un buen amigo que sufrió lo mismo que yo; un demonio comenzaba a manipularlo metiéndose en su cabeza, él tuvo que implantar una capa metálica en su cráneo para que eso dejara de pasar, le pedí ayuda en cuanto lo hiciste por primera vez y me dio las indicaciones para hacer algo semejante sin la necesidad de abrir mi cabeza. Acabo de activar una barrera electrónica que evitará que me controles. Busca otro plan para intentar salir— habló con mucha tranquilidad, luego se inclinó a recoger sus cosas y antes de irse se dio vuelta.
—...No sé si merezca tu perdón, pero sabes que lo lamento de corazón. Por eso vengo aquí todas las noches a recordártelo, te prometí que no me rendiría— habló con pesar entes de andar, Slug se retiró evitando llorar.
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La habitación de Black Hat estaba iluminada por las elegantes lamparas porque a Flug no le gustaba dormir con las luces apagadas.
El chico dormía profundamente, su cuerpo desnudo apenas se cubría por las sábanas, a su lado estaba su pareja quien se movía incómodo.
Su sueño era tormentoso, Black Hat miraba a Alger besar a Flug. Ambos se correspondían con gran pasión y se abrazaban deseosos. Él iba tras ellos, pero parecía jamás avanzar. Cada intento por acercarse se convertía en otro doloso momento en verlos juntos. Alger lo miraba y disfrutaba de que no pudiese hacer nada.
El vampiro le sonreía, con esa sonrisa sínica y puntiaguda, disfrutaba de cada beso, sin embargo, los besos fueron bajando hasta el cuello de Flug mientras rasgaba de su ropa para tener más acceso a su piel. Black Hat vio al vampiro enterrar sus colmillos en el cuello de su amante, en cambio, su científico gemía de placer disfrutando de ello.
Él veía la sangre gotear y ese horrible sentimiento apareció de nuevo; Black Hat sintió miedo, miedo de perder a Flug.
Las manos de Flug comenzaron a pelar contra quien bebía de su sangre y de pronto dejó de luchar, sus manos cayeron y una risa hizo eco. Esa risa lo hizo temblar porque era la suya. Black Hat parpadeó, la imagen frente a él era ahora un recuerdo; era él riendo con los dientes ensangrentados mientras dejaba caer sin cuidado el cuerpo de una mujer muerta; Helene.
Black Hat abrió los ojos de golpe.
—Un mal sueño— susurró. El sentimiento de ver a Flug y Alger lo había dejado mal, pero el recuerdo de esa mujer no le hacía sentir nada porque nunca se arrepintió de eso.
Se dio vuelta y se acercó a Flug para pasar su man por su frente. El chico se despertó y recostó mientras se frotaba los ojos.
—¿Ocurre algo?
—No— dijo luego se acostó cerca juntando su cuerpo desnudo con el de él. Ambos habían tenido una noche de intimidad y no había nada que relajara tanto a Black Hat como el dulce olor del sudor de su amante.
Flug se acomodó, adoraba estar rodeado de los brazos de Black Hat.
—Jefecito.
—¿Uh?
—Aun es temprano, podemos volver a...
—¿Lo dices enserio?
—¿Por qué bromearía?
Black Hat sonrió y se acercó a besarlo mientras lo abrazaba con más cariño.
—Porque te viniste dos veces, quedaste exhausto— contestó tomando su barbilla para luego besar la orilla de su labio.
—Es mi turno de hacerte gritar, cariño— contestó con su rostro llenó de rubor, luego sonrió discretamente.
Black Hat lo miró incrédulo y no dudó en ponerse sobre de él para besar su cuello con pasión. Por último ambos volvieron a cubrirse con la sábana de seda negra.
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