68: El regreso del amor

Después de lo sucedido Slug llevó a dentro a Black Hat y a los demás. Era difícil de explicar a Flug sobre lo sucedido, además, su amigo estaba realmente enojado y hacia un sinfín de preguntas. Él no podía responder a todas, pero trataba de ser lo más breve posible.

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Slug salió de una habitación, su expresión era confusa, parecía estar pensando.

Dentro de esta había dejado a Black Hat. El demonio aún estaba inconsciente y esperaba que así fuera al menos por un par de minutos. A él le hubiese gustado llevarlo a una prisión o a su laboratorio, pero no podía moverlo, no con la posibilidad de que despertara y escapara. Necesitaba resguardarlo bien, por eso lo encadenó en una habitación cerrada. No era algo que hubiese querido, pero si no era así no podría contenerlo.

Levantó la mirada, Flug ya estaba ahí, teñía los brazos cruzados y lo miraba muy seriamente.

—¿Me vas a decir algo o sólo te quedarás ahí mirándome de esa manera?— le dijo Slug.

Flug en respuesta dio un gesto de irritación.

Su amigo se acercó y ofreció su ayuda para llevarlo a la cama sugiriendo que debía descansar.

—¡¿De verdad aun esperas que me valla a la cama como si nada?! ¿Acaso eres estúpido?

—Oye, sé que esa herida no se ha sanado, apenas te quitaron los puntos. Necesito que no te comportes como el niño berrinchudo que eres y por primera vez obedezcas, Flug. Tengo que explicar esto de la madera más tranquila.

—No te está funcionando.

—Lo sé. Sólo tranquilízate, no hablaré si no te sientas y te relajas.

—¿Relajarme? Cómo voy a relajarme, maldita sea.

Slug se acercó a él, lo tomó de sus hombros y lo agitó.

—¡Te olvidó! ¿No lo ves? No recuerda absolutamente nada de ti. Es como si jamás hubieses existido para él. Por eso te atacó. Ya no es aquel empalagoso que te ama, que da su vida por ti. Y se debe a White Hat.

Flug retrocedió y agitó su cabeza. —No tiene sentido, ¿por qué White haría eso...?

Y luego se detuvo, recordó cuando le pidió ayuda a White. Estaba tan desesperado, pero no esperaba que fuera capaz de hacer eso.

Slug lo ayudó a sentarse. —¿Qué pasa?

—Creo que fui yo quien se lo pidió... le dije que lo ayudara, sin importar qué.

—No debes culparte por esto, White Hat fue quien tomó la decisión de hacerlo. De cualquier forma, ahora debe recordar, yo he intentado todo y no he tenido éxito. Ni siquiera te recordó al verte y escucharte. Pero aún tenemos esperanza, él uso su magia para traerme hasta aquí, ha mejorado. Él tiene un plan, dice que puede ayudar a White.

Flug contrajo las cejas.

—¿Ayudarlo? ¿Cómo?

—Dijo que puede absorber su maldad, liberarlo de esa magia maligna que lo consumió.

Entonces los ojos de Flug se abrieron a la par y su boca se abrió de una forma abrupta, no pudo decir nada, pero negó con la cabeza. Slug, ante la expresión supo que algo andaba mal y decidió preguntar.

—Black Hat no iba a hacer eso— le dijo Flug con incredulidad.

—Me aseguró que sí podía.

—Quiero decir, sí puede, de alguna forma... pero no. Él no se refería a eso.

Flug se puso incomodo y sumamente nervioso, ahora evitaba verlo y movía temblorosamente sus manos. Slug sabía que escondía algo.

—¿A qué te refieres? Te conozco, estás empezando a sudar. Dime bolsa, ¿qué es lo que iba a hacer?

—No debería, solo necesitas saber que... te mintió.

La mirada de Slug demostró enojo, él se movió con frustración, apretaba los dientes y sus manos se hicieron puños, se levantó y maldijo dando un golpe a la pared.

Flug miró apenado, se hundió de hombros y habló en voz baja.

—Ahora es como antes, no debiste confiar en él, nunca confíes en un villano.

—¿Así que los villanos ni siquiera tienen palabra?

—Él no, siempre trata de sacar provecho a la situación, jamás entra a un juego si sabe que no tendrá algo bueno para ganar.

—¡Pero esto no es un maldito juego, Slys! Se trata de White Hat, se trata de ti.

Flug suspiró con pesadez, aun evitaba verlo.

—Exactamente, se trata de la persona que amas. Me alegra que yo estuviese ahí y que no pasara. Slug, escúcheme; Black Hat es misterioso, demoníaco y realmente malvado. Él no puede absorber su energía y ya, lo que planeaba hacer era... una especie de sacrificio. Sabes, cada cierto tiempo él necesita... ¿cómo decirlo?... una nueva carcasa.

Slug alzó una ceja.

—¿De qué demonios hablas?

—Digo que Black Hat no solo se alimenta de las almas humanas, no sé por qué, pero suele consumir un cuerpo...

Slug se acercó a él, inclinó la cabeza para verlo de manera retadora y susurró con un poco de enojo;

—Ya sé de qué hablas, White y yo hemos llevado los archivos de cada joven que se unía a su estúpida "sexta", todos ellos terminaban desaparecidos, no sin antes volverse locos. Así que los rumores son ciertos, hacen sacrificios para él. Es enfermo.

La mirada de Flug era normal, él simplemente alzó los hombros.

—Haría todo por mi jefecito, eso incluye darle en sacrificio vidas humanas. Yo era quien se encargaba de eso y sinceramente no me arrepiento de nada... bueno, tal vez Aldo, ese idiota se había obsesionado con mi amorcito.

Flug movió la cabeza con brusquedad. —Volviendo al tema, creo que ya entendiste. Black Hat quería consumir a White, tomar su poder malvado implicaba tomar su cuerpo y fusionarlo con su ser. Pensaba en asesinar a White Hat. de esa forma su poder regresaría, al menos eso sospecho, ciertamente no sé qué pasaría con su corazón, pero tendría todo su poder de nuevo... es lo que ahora le importa, poder. 

Slug apretaba tanto sus dientes que parecía que rechinarían en cualquier segundo, apenas contenía su expresión de enojo. Así que se dio la vuelta y golpeo la pared de nuevo, esta vez con tanta fuerza que la pared se agujeró. Flug saltó ante el estruendo.

—¡Ya me harté!— gritó mientras daba un segundo golpe y luego un tercero. —¡Estoy harto de que todos me vean la cara, estoy harto de que todos me mientan!

Flug se levantó con cuidado.

—No permitiré que haga eso, dije que haría todo por él, pero tú eres como mi hermano... ¡El hermano que siempre quise tener! Nos voy a permitir que dañe a White, aunque, que quede claro que eso no significa que he perdonado todo lo malo que nos ha hecho.

Slug se quedó ahí, dándole la espalda. Simplemente se le escuchaba respirar pesadamente.

—Bolsita, si el plan de tu estúpido prometido era una mentira significa que me quedé sin opciones, no podré retenerlo por siempre. Tenemos que hacer algo.

—Hablaré con él— dijo y apenas habría dado un par de pasos hacia la puerta Slug lo tomó de la mano.

—Hace unos minutos quiso matarte y, ¿ahora quieres regresar a él? No será así, no voy a permitir que te le acerques, al menos no solo.

Flug quiso zafarse, pero su amigo apretó más su mano.

El villano forzó de nuevo sin éxito.

—Slug, déjame ir.

—No, ve a tu habitación y cuida a tu bebé.

—Es por ella que necesito entrar ahí y verlo.

Slug no dijo nada.

—Sé que te preocupas por nosotros, pero debes comprenderme, hace dos semanas que nació. Ni siquiera la nombro de otra manera que no sea "bebé", "mi nena" o "caramelo". No sé el nombre de mi propia hija porque seguía esperando por él, y ahora resulta que ya ni siquiera recuerda que existimos, ¿cómo crees que me siento?

Slug comenzó a soltar su mano, agachó la mirada y asintió con lentitud.

—Perdóname, es sólo que lo he visto, no es el de antes, te volverá a atacar.

Flug se rió de manera tierna.

—Lo enamoré con mis encantos una vez, podré hacerlo de nuevo— dijo con orgullo.

—Lo admitió diez años después, no bromees en esta situación, Bolsa— dijo después de soltar su mano por completo. —Bien, entra y habla con él, pero si se sale de control tienes la opción de calmarlo— le dijo mientras le daba un pequeño control, siendo este el que activaba el collarín.

Flug lo guardó de inmediato en su bolsillo, no creía que fuese necesario usarlo, luego avanzó hasta estar frente la puerta. Slug se quedó ahí mirándolo con preocupación.

Flug entró a la habitación, al cerrar la puerta apretó el pomo para tratar de tomar valentía, sabía que la necesitaría. Al darse vuelta lo primero que hizo fue mirar hacia arriba, la luz era muy clara y se reflejaba bien en las paredes blancas, los muebles eran acolchados, toda la decoración era colorida, todo era tenue, excepto por Black Hat. El demonio era el único contraste, él se encontraba en medio del lugar con cadenas de gruesos grilletes y con el collarín activo en el cuello. Ya estaba despierto, pero estaba erguido y con los ojos cerrados.

Flug se acercó con pasos muy lentos.

«Esto para nada es una prisión», se dijo así mismo tratando de sonreír. Aunque fue en vano, al estar frente a Black Hat su expresión era de angustia.

Black Hat alzó su cabeza, sus ojos se abrieron y lo miraban bajo la copa de su sombrero, no parecía estar a gusto.

—Hola— dijo, luego caminó más y tomó asiento en un sillón lejos de él, evitado estar frente a frente, no lo miraba, simplemente agachó la cabeza mientras movía sus pies extendidos.

Black Hat lo siguió con la mirada sin decir nada. Él estaba atento a cada movimiento que hacía.

—Sé que no me recuerdas, pero...

—¡Sí! Ya lo sé... se supone que eres el "amor de mi vida". Patético. Más que patético, es nauseabundo.

El chico jugó con sus dedos de una manera nerviosa, sentía algo extraño y es que Black Hat había dejado de hablarle de una manera violenta desde hacía mucho tiempo, se había acostumbrado a su voz relajada y cariñosa.

Así que suspiró y habló firmemente.

—Tú hermano nunca ha querido que estemos juntos. Su idea siempre fue separarnos, decía que así ambos estaríamos mejor, pero yo siempre me iba a oponer y tú también, él había ofrecido borrar nuestras memorias desde el principio y te negaste, propuso que me odiaras y dijiste que no, justo antes de besarme. Sin embargo, cediste ante él, dijiste que no había opción, lucharías por mí, dijiste que me esperarías.

Black Hat dejó ver sus dientes verdosos, se escuchaba una ligera risa burlona. Flug se detuvo por apenas un instante, se lamió los labios y siguió hablando.

—Sé que no te importa, que ni siquiera lo comprendas, pero me hubiese gustado verte de nuevo de diferente manera, correr a ti, besarte...

—¿Quieres pudrirme los oídos? Lo estás logrando con toda esa mierda que dices— contestó. Se frotó sobre su oído y algunos bichos salieron de él; cucarachas, alacranes y ciempiés. Luego se rio de manera descarada.

Flug negó con la cabeza, se estaba convenciendo de seguir firme. Aunque Black Hat volvió a tomar la palabra.

—¿Cómo podría enamorarme de alguien como tú? Es decir, mírate. Ni siquiera pareces un villano, ni de los peores. Pareces más bien un héroe, y odio a los héroes.

—Yo también, son unos malditos que se creen tan especiales, pero mienten, son sólo payasos que llaman la atención y que quieren ser alabados. Es mejor que te teman y que se dobleguen con terror, eso lo aprendí de ti.

Black Hat lo miró y luego tuvo una postura más relajada haciendo que sus cadenas rechinaran.

—Ya veo. Si hay algo en lo que soy experto, además de la maldad, es en el odio, y tú tienes mucho de eso. Pero tú no me importas, chico, estoy aquí por ese héroe que usa sombrero blanco. Ayúdame a llegar a él y te recompensare.

Flug volteo a verlo. —¿Ayudarte?

—Que sea un trato. Si en verdad eres malvado y listo aceptaras.

—No te voy a ayudar, no tienes nada que ofrecerme, sólo espero que recuerdes, que me recuerdes.

—Mira niño. No quiero esas memorias, si amarte me hizo esto en verdad me doy lástima. Guarda tus sermones de sentimentalismo.

Flug se levantó con pesar, estaba decepcionado. Caminó y se detuvo a estar a su lado, entonces abrió bien los ojos y Black Hat sintió un escalofrió al ver el reflejo de la luz sobre esos ojos verdes. Era cautivador.

El chico tomó su collar en su mano y la apretó, luego de ello se lo quitó y lo mostró.

—Tú me diste esto no hace mucho. Dijiste que es nuestro símbolo de amor, me pediste que lo llevara siempre, está hecho con tu sangre. No me lo he quitado desde entonces.

Él miró atento al collar y supo que era verdad.

—Un collar en forma de corazón. No es mi estilo. Sigue intentando niño, pero te advierto que colmas mi paciencia, tu voz me frustra, eres verdaderamente molesto. Qué lástima que no te pude matar.

—Black Hat. Sé que tienes dudas, sabes que todo esto es verdad y aun así te niegas, pero yo te necesito, tú hija también y no me daré por vencido.

—Ohh, sí, sí. Se supone que tengo una hija, déjame decirte que eso es lo difícil de creer porque según sé un humano no puede tener hijos con un demonio. Y si se pudiera, uno de los dos debería estar muerto. Yo no necesito de un hijo, mucho menos de una pareja, al menos no te hubiera escogido a ti.

—Bueno, lo hiciste.

—¡Ja! Sí, eso parece. Eso me hace pensar mucho. Es decir, ¿cómo comenzó lo nuestro? No te molestes en responder. Sabes, cuando quiero acostarme con alguien simplemente hago que sus pequeñas mentes se llenen de lujuria, hago que se sientan anhelantes de mí. ¿Eso pasó contigo, verdad?

Flug contrajo las cejas.

—Lo nuestro no es lujuria, de eso estamos seguros. Me has confesado tu amor infinidad de veces.

Black Hat sonrió, se puso de pie y se acercó a él. Flug se puso rígido, dejó de respirar, tratando de no moverse ni un centímetro, no quería temblar.

—No hace falta que lo intentes, sé que tienes miedo. Eso me gusta— dijo y luego pasó su lengua sobre sus dientes. Black Hat lo olfateo, lo miró de arriba abajo y ocasionalmente pasaba sus dedos sobre el pecho de Flug, en una de esas veces apenas toco el collar.

—Eres joven, un pedazo de carne fresca— susurró antes de alzar sus manos encadenadas, tomar su mentón y lamerlo. Su lengua recorrió su rostro dejando un rastro de saliva. Flug no se contuvo, tembló. Sabía que Black Hat lo estaba saboreando.

—Basta— imploró en un susurró. Pero esta suplica fue divertida para Black Hat.

—¿Por qué? Dijiste que querías besarme. Te estoy dando la oportunidad. Se supone que eres mío, ¿no es así?

—¡No! Estás jugando nada más— contestó de una forma dolida, escuchar a Black Hat decirle de nuevo: "eres mío", con ese tono, le recordó malos momentos.

Black Hat parecía disfrutar de su frustración, así que para molestarlo más lo sujetó de la cadera con una de sus manos.

—No me digas que en verdad tú me amas, tengo a muchos a mis pies con esa fantasía. No, no. Creo que ya lo entiendo; se trataba de sexo. La verdad, si tuviera a una perra tan sumisa como tú estaría encantado, incluso puedo imaginarte debajo de mí, gritando de placer, rogando por más. Ya di la verdad. ¿Me amas o es sólo un deseo desenfrenado porque te coja...?

Flug se había quedado sorprendido, con los ojos completamente abiertos. No era normal que Black Hat usara ese lenguaje tan vulgar. Él se sintió apenado de que lo llamara "perra", cada cosa que decía era tan... indignante, se sentía apenado y tan enojado que no lo soportó más. Flug se quitó de encima las manos de Black Hat con brusquedad y tomó todas sus fuerzas para abofetearlo. El golpe fue repentino y la habitación hizo eco. 

Black Hat apenas movió su cabeza por el golpe, Flug retrocedió, su rostro ardía y apenas podía respirar. También agito levemente su mano, le había dolido mucho. Además, estaba aterrado, jamás había golpeado a su pareja. 

El demonio había detenido su habla, sus segundos de silencio asustaban más a Flug. Cuando se dio vuelta su expresión no era lo que esperaba el científico. El demonio sonreía, y apenas había vuelto a encontrar los ojos del chico se abalanzó a él. Volvió a tomar su rostro y atrapó su boca con la suya.

Flug apenas pudo mantenerse en pie, además, el beso había sido tan repentino como su golpe.

El científico había confesado que quería un beso, pero no uno como este; Black Hat chocó contra sus dientes y lo obligaba a estar, no era un beso romántico, no era algo agradable. Apenas unos segundos después el demonio mordió con fuerza el labio inferior de Flug, no había sido nada sutil, él enclavó sus colmillos y no tardaría mucho para que sangrara.

Flug trató de apartarse en cuanto el dolor se apoderó de él, pero Black Hat mordió con más fuerza, parecía que tenia la intensión de arrancarle el trozo de piel. Flug balbuceo, no podía hablar y de inmediato su mano fue hacia su bolsillo. Apenas sintió el control y lo accionó.

Ambos se apartaron con un quejido. El joven llevó su mano a su labio el cual dejó caer unas gotas de sangre. Black Hat parecía atónito, la descarga había durado por apenas un instante, sirvió para apartarlo, pero lo que le sorprendió no había sido la descarga sino la sangre, el sabor de la sangre.

Alzó su mirada, estaba confuso. Black Hat observó a Flug y con voz baja preguntó:

—¿Helene?... ¿Alger?

Flug negó, retrocedió y sacó con prisa el pequeño control para activarlo de nuevo, esta vez no dejo de presionar el botón hasta que Black Hat cayera de rodillas doblegado por el dolor, después volvió a perder el conocimiento.

Dejó caer el control y en ese momento Slug entró, el héroe no imaginaba esa escena, pero le alegraba que fuese Black Hat quien estuviese en el suelo.

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—¿Así que lo golpeaste?— preguntó Slug mientras limpiaba con una gasa en el labio hinchado de su amigo, Flug tenia a su bebé en brazos.

—Por supuesto, si tu prometido te dice "perra" al menos le das un golpe.

—Concuerdo— dijo terminando con su labor. Luego acaricio la frente de la bebé, pero eso no le bastó, no podía resistir esa carita, así que preguntó si podía alzarla. Flug se la entregó.

—No es bueno que la niña crezca con violencia familiar— dijo y se echó a reír.

Flug alzó una ceja.

—¿Qué te pasa? No sueles ser tan bromista. Veo que cambiaste después de tu misteriosa desaparición, ¿a dónde fuiste? ¿Qué pasó para que fueses menos amargado?

Slug sonrió con sarcasmo.

—No importa a dónde fui, sino con quién estuve. Tuve de compañeros a unos viejos amigos, los ancianos son demasiado parlanchines y no pueden correr mucho sin que les de un ataque, pero son buenos en dar consejos.

—Consejos de ancianos, suena aburrido.

—Sí, pero esos vejetes han vivido cometiendo errores, grandes errores, al menos me enseñaron a pensar bien antes de actuar. No quiero vivir arrepentido como ellos.

—Ok, me retracto, tus amigos suenan interesantes.

—Lo son— afirmó mientras envolvía bien a la bebé. —Cambiando de tema, tú niña me interesa, ¿quieres que le haga pruebas?

—Sobre qué, creí que su estado de salud está bien.

—No sobre su salud, sobre su poder. Es hija de un poderoso demonio. Debemos saber más.

Flug la miró y luego a su amigo. —No quiero tratarla como un experimento. Tal vez no sé si sus poderes aparecerán a una cierta edad, vaya, ni siquiera sé si los tendrá. Es demasiado bebé, por ahora sólo debe recibir amor y cuidado. Lo demás a su tiempo.

—Te comprendo. También creo que no puedes estar arriesgándote con Black Hat siempre. Te lo advertí, no quiero que te lastime más.

Su amigo se dejó caer en su cama. —Lo sé, déjame pensar en algo más.

Slug asintió y cambio el tema, no mucho después quiso ir a preparar el biberón de la bebé y acompañó a Flug, el héroe escuchó las canciones de cuna y al final también se fue a descansar.

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Pasaron un par de días. Había sido tan pesado para Slug, él se las había ingeniado para convencer a Flug que no se acercara mucho a Black Hat, el villano hablaba a distancia con su prometido, siempre intentando recordarle mostrando su chaqueta, contando anécdotas, pero nada funcionaba. Él le hablaba de la bebé, pero no la mostraba, ya que le aterraba la idea de que pudiese lastimarla.

Cada día era más desesperante para Flug, él necesitaba saber el nombre de la bebé y aunque Slug lo supiera sabía que no le correspondía decirle, aunque eso le carcomiese.

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Era un atardecer fresco, a nada de oscurecer. Flug acaba de cambiarle el pañal a su bebé y la alistaba con un trajecito limpio, al final la alzó y comenzó a hablarle de manera tierna, ella movía sus piernas mientras él hacia caras graciosas. Flug terminó riendo, luego la abrazó a su pecho.

—Eres muy tranquila, no hace falta mucho para que rías a carcajadas, ya quiero que mi pachoncito te vea, sus ojos brillan y parece que va a explotar cuando ve algo tierno. Contigo seguramente lo hará.

La bebé pujó y balbuceó. Flug tarareo con felicidad, le dio un biberón de leche tibia y después de darle unos golpecitos en su espalda la llevó a su cuna. Una vez que quedó profundamente dormida salió de la habitación, se puso su chaleco de aviador y salió de la casa. Flug se sentó frente a uno de los jardines y abrió el termo que llevó con él. Bebió del café y luego frotó su rostro, no lograba pensar. Tampoco sabía cómo debía sentirse, porque su hija estaba bien, estaba con él, pero Black Hat no, tal vez su presencia lo relajaba, pero muy en el fondo sabía que ese no era su prometido. No por completo.

Volvió a abrir su termo y bebió de todo su contenido, era un café amargo y esta vez decidió tomarlo sin azúcar. Había dejado el café por la cuestión de la bebé, en verdad lo había extrañado. Flug se estiró un poco, se pasó la mano por la herida, esta sanaba mucho más rápido de lo que imaginó, ya podía caminar mejor y el dolor había desaparecido casi por completo.

Miró en dirección al bosque y un escalofrió recorrió su cuerpo. Flug quiso ignorar eso, dejó su termo de lado. Sacó una libreta, un lápiz y comenzó a tachar algunos puntos de una lista y a anotar más. Escribía cualquier cosa que se le viniera en mente para poder hacer recordar a Black Hat, ya habían pasado algunos minutos y estaba tan entretenido que cuando escuchó un ruido casi saltó.

Parecía que se había activado una alarma o algo por el estilo, Flug se levantó y miró en dirección a la casa, una luz parpadeaba. No mucho después Slug y Clemencia salieron a toda prisa, ellos dos discutían, pero guardaron silencio en cuanto lo vieron.

—¿Qué haces aquí? Se supone que estás con tu bebé— dijo Slug, el miró de un lado a otro con nervios y sin esperar a una repuesta salió corriendo.

Clemencia se quedó ahí sin saber que hacer.

—Yo iré con tu bebé, deberías seguir a Slug. ¡Ya!— dijo antes de correr otra vez a la casa.

Ante la exaltación Flug preguntó, él no sabía que pasaba hasta que Clem le gritó desde la puerta.

—¡Black Hat ha escapado!

Flug se quedó inmóvil por apenas unos instantes, sintió que su corazón casi se detenía y luego miró al bosque, su amigo ya había entrado a él y desaparecido entre los árboles. Él comenzó a dar pasos rápidos, quería correr, pero no podía. Se quejó por el dolor, respiraba de manera pesada, pero no se detuvo ni un instante.

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Black Hat llegó con White Hat, él dejó caer el collarín y acaricio su cuello, estaba realmente aliviado de quitarse esa cosa.

Pero no se distrajo más, su mirada victoriosa se centró en White Hat. El héroe alzó la mirada, sus ojos se abrieron y al ver a su hermano, estos mostraron desacuerdo.

Black Hat sonreía, él avanzó y se detuvo frente al pentagrama, estiró la mano para tocar el fuego, de inmediato su guante se quemó, la llama comenzó a expandirse y cuando quemó su piel se quitó su guante y lo arrojó lejos, este seguía ardiendo.

—Tienes buena magia. Es una pena que decidieras hacer esto con ella— confesó al descubrir el tipo de poder que tenía.

En respuesta White gruñó.

—No te molestes, vengo a hacerte un favor; sacarte de aquí— dijo de forma tranquila mientras su sonrisa se marcaba de una manera sobrenatural.

Los ojos de White se abrieron bien, él no podía moverse, no podía hablar, pero tomó fuerza para mover la cabeza de manera negativa. Black Hat observó que por esa pequeña acción las cadenas de su cuello se apretaron más.

—¡Ja, ja! No te quieras oponer. He esperado por esto tanto tiempo; poder acabar contigo de una vez por todas. Sabías que esto pasaría, siempre fuiste el más débil, incluso teniendo este gran poder decidiste quedarte aquí—  dijo caminando alrededor del círculo. —Antes de asesinarte tengo que decir que fue una estupenda idea quitarme de encima mis memorias, aunque, cada vez que miraba a ese chico algo me frustraba. Ya no tengo que preocuparme por eso, una vez que vuelva a ser yo me arrancaré este estúpido corazón latiente.

Black Hat guardó silencio, él no era de los que contaban sus planes. Se quitó su guante restante, tomó una postura firme y sus manos las alzó un poco. White Hat lo miraba, trataba de moverse siento esto inútil. De pronto la sombra de Black Hat se extendió por el suelo, esta se deslizaba lentamente, y, cuando entró al círculo las llamas se iban apagando, en cuanto lograra apagarlas por completo White Hat seria liberado.

El demonio estaba ansioso; babeaba con inquietud y su sonrisa puntiaguda crecía cada vez más, pero de pronto se detuvo y esquivó. Slug había disparado de su arma, pero no pudo herirlo.

La expresión del demonio cambio de inmediato. Su sombra regresó a él enseguida y las llamas comenzaron a expandirse de nuevo.

—¡Lo tocas y juro que te mato!— gritó Slug.

Black Hat lo miró de manera amenazante, pero no dijo nada.

El chico sujetó su arma con las dos manos, apuntando a su cabeza.

—No quieres hacer esto, Black Hat. Aléjate de él.

el demonio lo ignoró, él miró a su hermano, al héroe y luego al bosque, su sonrisa no cambió. Él desaprecio por apenas un momento. Slug miró a todos lados y cuando volvió a verlo, Black Hat se acercaba de nuevo con lentitud porque arrastraba a Flug de su camisa. El chico se quejaba y pataleaba pidiendo que lo dejase. Black Hat lo obligó a ponerse de pie y frente a él.

—Teníamos que estar todos, así que fui por este idiota. Ya puedes disparar, héroe, pero trata de no darle a tu amigo.

—Esa es una mala jugada, incluso para ti.

—Es una estrategia, como sea, aun así pienso matar a este tonto— dijo mientras tomaba a Flug de su cabello y lo jalaba.

Slug bajó el arma. —Deja de hacer esto.

—Implora si quieres, no me detendré hasta vencerlo a él— dijo mientras su mirada se posaba en White, luego jaloneo a Flug. —Pero decidí que primero me encargaré de este infeliz. Es quien me arruinó después de todo.

Slug tragó saliva, trató de acercarse, pero fue envuelto en las sombras de Black Hat las cuales empezaron a asfixiarlo. Black Hat sonrió, le dio vuelta a Flug y siseo su lengua al verlo frente a frente, luego le mostró sus garras y levantó su mano.

—Será divertido verte ahogar con tu propia sangre— dijo de una manera despreocupada. Slug miraba el rostro de terror de Flug y la firme decisión de Black Hat por matarlo. No podía permitirlo. El apriete hacia que el aire comenzara a faltarle, pero tomó toda su voluntad y gritó:

—Por favor, Black Hat, ¡por Flug, por tu hija!... por tu pequeña Evilyn.

El nombre hizo que Black Hat se detuviera. Su expresión, así como la de Flug eran la misma.

El demonio alzó la mirada a Slug, luego meneo la cabeza.

—¿Evilyn?— preguntó en voz baja, de una manera lenta, casi como si deletreara el nombre.

Después de unos segundos de pesado silencio Black Hat soltó a Flug al igual que Slug, el miraba con duda a los dos, parecía perdido.

Flug retrocedió, no sabia que pasaba, pero estaba asustado. Black Hat al final lo miró a él.

—Evil, mi hija— dijo mientras sus garras se contraían.

Por un pequeño momento Flug tuvo esperanza, pero no duró demasiado. Black Hat le llevó las manos a la cabeza y se estremeció, sus memorias estaban regresando, pero no sólo eso, también su malestar.

Él cayó al suelo, comenzó a toser cada vez mas violento y al ultimo escupió una bocanada de sangre.

Flug se acercó a toda prisa. Lo abrazó a su pecho comenzó a acariciarlo mientras le susurraba que todo iba a estar bien.

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Black Hat respiro hondo justo antes de abrir los ojos, la luz lo lastimó, pero eso no le importó, inclinó su cabeza al sentir un peso sobre él y su boca se abrió al ver a Flug. Él se encontraba en la cama y posaba su cabeza en su costado.

No recordaba exactamente lo que pasó el día anterior, lo último que tenia en mente era a Flug consolándolo. Su amante estaba dormido, había pasado toda la noche a su lado.

Black Hat levantó su mano y acaricio su cabello marrón. Flug se despertó y no dudó ni un segundo en lanzarse arriba de él para tomar su cara y llenarla de besos.

—¡Black Hat!— gritaba con una mezcla de lagrimas y risas.

Su prometido dio un ligero quejido y Flug se retiró al saber que literalmente estaba arriba de él.

Se recostó y parpadeo, enseguida se dirigió a Flug y le dio una sonrisa cálida.

—¿Me recuerdas, lo recuerdas todo?— preguntó Flug juntando sus manos.

Black Hat asintió. —Sí. Recuerdo que un nerd es mi prometido y que tengo una bebé.

Flug no pudo evitar gritar y de nuevo se lanzó a él. Ambos rodaron por la cama y se cayeron de esta, el sombrero de Black Hat salió de su lugar. Estando en el suelo ambos rieron. Flug volvió a abrazarlo, esta vez sin decir nada, simplemente lo envolvió entre sus brazos y lo apretaba como si jamás quisiera dejarlo ir. Al apartarse lo miró detenidamente.

Ambos lo hicieron por un momento porque después cerraros sus ojos y se aceraron para besarse. Fue un beso completamente correspondido por ambos, fue cálido y perfecto.

Al separarse Black Hat tocó el labio de Flug, este aun estaba un poco hinchado.

—Esta bien. No es nada grabe— le dijo mientras trataba de ponerse en pie, pero no lo hizo, Black Hat lo sujetó y deslizó su mano por su camisa dejando ver su cicatriz.

—¿Todo salió bien?— preguntó con duda.

Flug asintió. —Sí, ella es una niña hermosa y muy dormilona. Y como ves, a mí sólo me quedó una cicatriz.

Ambos se ayudaron a levantar, Black Hat se puso de nuevo su sombrero y su monóculo.

No sabia que decir o hacer. Por el contrario, Flug lo obligó a sentarse con él a su lado.

—Evilyn es un bonito nombre.

—Tarde una semana entera en estar seguro que era el correcto, luego comenzó lo de White. Tenia el presentimiento que esto sucedería así que escribí su nombre y se lo di junto con las demás cartas. Sabía que su nombre era clave, más bien, la lleve a mis memorias.

Flug se mordió labio. —Sabía que White me mentía, en todo este tiempo sólo me entrego una carta.

—Pero cuidó de ti.

Flug se sobresaltó recordando cuando White quiso asesinarlo, aunque no lo mencionó.

—Slug ha hecho más por mí de lo que imaginas. Él me atendió y cuidó de mi nena, también te ayudó.

Black Hat se hundió de hombros. —Claro, me amarró con una camisa de fuerza y me electrocutó.

Flug no pudo evitar reír, pero se detuvo cuando su pareja tomó su mano.

—Estuve a punto de asesinarte. Ese Black Hat no entendía el amor, no le importaste ni un solo instante. Tengo muy presente lo que hice, lo que te dije. Recuerdo que temblaste, tenias miedo. 

Flug agachó la mirada.

—No deberías preocuparte. Ahora estamos juntos.

—Flug, mis memorias regresaron con cada sentimiento hacia ti. Desde la primera vez que te vi hasta que tuvimos que separarnos, y me di cuenta que hobo mucho que no dije en su momento.

—¿A sí? ¿Cómo qué?

Black Hat se estiró. —Bueno. Eres el humano más inteligente que he conocido. Pero me molestaba que actuaras tan tonto a veces. Desde el principio supe que algunas cosas te aterraban e instintivamente comencé a protegerte.

—Eso es tierno Black Hat.

Su prometido masculló y lo miró de frente.

—Pero no todo es positivo. He sentido mucho enojo hacía ti; como en aquella vez que aceptaste la cita de Alger.

Flug se paralizó.

—Nunca me has dicho que fue lo que pasó. Por qué cuando quisiste alejarte de mí fuiste con él, ¿por qué precisamente con él?— preguntó con mientras apretaba sus puños. —Dime la verdad.

—Yo... no sé porque lo vi a él como mi escape. Cuando estuve en su casa me gustó charlar con él, comíamos juntos y bromeábamos, incluso tomé con él. Tuve esa confianza tan rápido porque sentía que era alguien que ya conocía. Enseguida lo consideré mi amigo. Nos entendíamos.

Black Hat acaricio su mejilla, no parecía estar enojado.

—Esa vez te lastimé. Me arrepiento.

—¡Ey! Yo estaba ebrio e hice una mala elección de palabras— contestó con una risa forzada. —Pero admito que por eso me sentí mal. Quería vengarme y entonces su invitación llegó. En esa... cita no pasó nada, sólo cenamos, él toco música para mí y habló más íntimamente. Yo... estuve a punto de besarlo, aunque no sucedió, sólo compartimos un abrazo.

—Ya veo— dijo sin poder evitar una expresión dolida.  —Esta es una de tantas preguntas que tengo Flug, es hora de ser sinceros. Olvidarte y verte como un desconocido me hizo entender que quiero conocerte por completo; cada secreto.

Flug asintió, luego fue tomado lugar sobre de él nuevamente.

—También debería recordarte otras cosas.

Black Hat se rio y se dejó caer en la cama tomando los besos apasionados de Flug. Pasaron un par de minutos y ahora sus respiraciones eran pesadas, sus besos profundos y sus movimientos eróticos.

De pronto Clemencia entró a la habitación diciendo que la bebé había despertado, pero en cuanto los vio dio un salto, un gran grito de sorpresa e inmediatamente se tapó los ojos con sus manos.

—Flug... eh, Slug te necesita—dijo sin poder ocultar el rojo de su cara.

Flug se sintió avergonzado, y después de afirmar y volver a estar a solas con Black Hat se levantó.

—¿Estás listo para verla?

—Eso creo.

—Pues prepárate, pero te advierto que si dices la mínima palabra de desprecio contra ella te volveré a abofetear.

Black Hat sólo sonrió irónicamente. Luego salió en compañía de Flug, él lo guió con emoción. Justo al estar enfrente de la habitación lo sujetó bien de su gabardina para empujarlo. Entraron y Slug miró con un poco de miedo a Black Hat.

—Llegaste, veo que ambos están bien... bueno, iré a fuera. Ella está despierta— dijo con nerviosismo y luego salió.

—Sabe darnos nuestro espacio— confesó Flug y de inmediato fue a la cuna. Él la levantó junto con su cobija negra y se acercó. El demonio estaba nervioso.

Y entonces miró su pequeña carita, ella tenía los ojos abierto, miraba a Flug mientras en su boquita un chupete se movía. La bebé usaba ropas negras al igual que su gorrito.

—Bien, tómala, asegúrate de sujetar bien su cabeza— le indicaba mientras poco a poco la ponía entre sus brazos.

Al fin la bebé trató de mirar hacia Flug. Black Hat la sostuvo en un brazo y con su mano le quitó el gorro para verla bien. Esto llamó la atención de la bebé quien puso su mirada en su segundo el padre. Ella parpadeo, dejo de chupar y pujó como si estuviera sorprendida. Su papá se inclino más a ella sin decir nada.

Flug se encontraba cambiando su mirada de la bebé a Black Hat, estaba tan emocionado, se sentía con un cosquilleo en el estomago y con ganas de llorar. 

La pequeña puso atención a quien se encontraba frente a ella. Entonces movió sus brazos y sus cejas se contrajeron mientras sus labios temblaron. Evilyn comenzó a llorar.

Black Hat sonrió.

—¿Por qué no me sorprende?— dijo mientras Flug se acercaba, le quitó el chupete y la cargó para tratar de tranquilizarla.

—Oh, mi pequeña, no hay nada de que asustarse, es papá, tu otro papá— dijo dándole palmadas, luego se dirigió a Black Hat. —No te conoce, es cuestión de tiempo. Aun así, es una buena primera impresión.

Black Hat sujetó el pequeño gorrito y se acercó para ponérselo.

—Evil es como lo esperaba; completamente igual a ti— dijo dándole una caricia en su cabecita.

Flug sonrió. —Elyn es la combinación de ambos. También tendrá rasgos tuyos— dijo mientras la niña cesaba su llanto. Él se acercó a Black Hat y se acurrucó a su lado. —¿Ahora qué haremos?

Black Hat en respuesta lo abrazó de manera tierna, viéndose como el protector de ambos.

—Iremos a casa— dijo mientras besaba la frente de Flug. 

*****

NOTAS: JA! BH cambio un pokis al perder y recuperar sus memorias. Nadie pudo salvar a WH además, el negro sabe cosas de Alger y Flug. 

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