5:Perfume de maldad
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NOTAS: Nunca dije esto antes y ahora que edito lo menciono a su tiempo; se pronuncia Alyer, así, no se lee literal. Es gracioso pero todos dice Alger, Alger y cuando pronuncio su nombre se quedan así: o-0 ?
jajaja, tenía que sacarlo de mi sistema.
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La idea de Flug fue convincente en su momento, pero ahora que lo realizaba no estaba tan seguro de seguir con el plan. El científico apretó sus manos sobre el volante, estaba nervioso. Sin embargo, ya no había vuelta atrás.
Llegó a su destino: la mansión de Alger. Flug suspiró resignadamente antes de bajar de la camioneta y dirigirse hacia la puerta. Apenas llamó ésta se abrió por sí sola y el hombre del parche se mostró frente a él.
Flug contempló como el plan se desmoronaba frente a sus ojos, él solo quería cambiar de ambiente y no pensar en Black Hat por al menos quince minutos (algo imposible de hacer en la mansión donde trabajaba). Pero luego de manejar por mucho tiempo se encontró inmerso en el mismo ambiente de siempre: mansiones tenebrosas y un villano malvadamente pretencioso.
El vampiro parecía el reflejo humanizado de Black Hat: el ambiente se hacía pesado con su presencia, tenía el mismo porte siniestro, y en lugar del monóculo había un parche en su ojo izquierdo.
Flug se quedó mirándolo detenidamente. Más allá de distinciones obvias como el tipo de especie y el triunfo en la historia de la maldad, hubo algunas diferencias que podrían remarcarse entre este extraño y su jefe: Alger usaba un atuendo de cuero de aspecto medieval con costuras doradas y adornos de oro como si de un rey se tratara. Flug no se había detenido a ver bien a este villano antes ya que para entonces tenía otras cosas en que pensar. Ahora estaba tan atento a su vestimenta que no notó que el único ojo carmesí comenzó a mirarlo tan fijamente, parecía apuñalarlo con la mirada.
—Doctor, es un placer volvernos a ver —le dijo mientras se acercaba más a él con la mano extendida. Ahí estaba esa voz profunda y siniestra, digna de un villano de categoría. Otra semejanza para puntualizar.
Además, sus labios sonreían dejando a la vista sus colmillos mortales, y su ojo resplandecía como si contemplara a una presa.
El joven lo contempló desconfiadamente e inspeccionó que la mano que se extendía delante de él no tuviera ningún tipo de dispositivo mortal, o algo semejante . Una vez que se aseguró que era una simple mano recubierta por un guante blanco pudo estrecharla.
—Igualmente... Espero no ser una molestia para usted. No lo mencioné antes, pero es posible que tenga que hospedarme unos días. Su pedido cuenta con más de ochocientas piezas y todas ellas debo armarlas primero. No lo mencioné en la llamada, lo sé, pero como ve, vine solo. No causaré líos, haré mi trabajo y nada más —respondió el joven, tratando de corresponder el saludo y disimular la anterior búsqueda de armas.
—Oh. Todo lo contrario, Flug. Es un honor para mí hospedar a alguien tan reconocido en la organización. Tómate todo el tiempo que necesites. No tengo ningún inconveniente con tu estancia en mi mansión, y si necesitas algo no dudes en llamarme. Pretendo ser un excelente anfitrión.
El científico estaba casi seguro que Alger le había guiñado, aunque teniendo ese parche no estaba tan seguro. Tampoco quería mirarlo fijamente, si bien usaba la bolsa de papel, era irrespetuoso quedarse viéndolo tanto tiempo.
Flug asintió mientras aún estrechaba su mano, y antes de continuar con aquel rito social de incomodidades cordiales se detuvo dispuesto a comenzar el trabajo cuanto antes. Incluso si eso significaba comenzar con la parte más ardua de todas: vaciar una camioneta doble, repleta de cajas pesadas.
Se dio vuelta y miró su camioneta, suspiró y hundió los hombros con un lamento. Alger notó esto y se acercó a preguntar si todo estaba bien.
—Sí, señor. Comenzaré la instalación en cuanto baje las piezas... Tardaré un poco ya que no cuento con mis robots para que me ayuden —dijo Flug con una risa nerviosa.
Alger ladeó la cabeza, luego sonrió de manera agradable.
—Necesitas ayuda, ¿eh? Solo tenías que decirlo, Flug. No te preocupes, yo te asistiré.
Flug bien podía negar la ayuda diciendo que no era su responsabilidad, pero no se negó así que ambos comenzaron su labor. El vampiro fue de gran apoyo, cargaba con una sola mano cuatro veces más de lo que él podía y al doble de rápido.
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Black Hat había estado en su oficina en paz toda la noche, pero, de pronto le nació una extraña corazonada acerca de Flug. Así que tuvo que ir al laboratorio, al llegar se percató que el lugar estaba completamente vacío, eso provocó que hundiera los hombros y apretara los dientes. Estaba a punto de maldecir cuando 505 entró con una bandeja de comida entre sus patas, el oso se paralizó al momento que vio a Black Hat.
—¡Tú! ¿Dónde está ese enclenque? —gritó señalando al oso, el adorable animal empezó a balbucear nervioso haciendo que Black Hat se irritara más.
—Maldita inmundicia, si no hablas me voy a asegurar que no puedas expresarte de ninguna otra manera —amenazó acercándose al mismo tiempo que levantaba la mano haciendo que su sombra llegara hasta su palma en forma de bastón.
El oso dejó caer la bandeja de comida encorvándose en total terror mientras cubría su rostro con sus patas. Black Hat alzó su bastón para golpear a 5.0.5 cuando de repente oyó la risa de Demencia, él se detuvo mirando a la joven que se sostenía de la lámpara que colgaba del techo.
—Él se fue en la mañana, dijo que iba a entregar un pedido y que regresaba en unos días —habló la chica dejándose caer del techo y aterrizando sobre una mesa. Sacó una hoja de papel que tenía entre el sostén y se la dio a su jefe.
Black Hat arrebató el papel y luego leyó su contenido. La nota era un poco difícil de comprender pues estaba escrita con prisa y por la horrible letra de Flug, pero el mensaje era breve; el chico no regresaría en dos días y ponía como pretexto su trabajo. Ni siquiera especificaba a dónde iba o qué trabajo era.
Terminó de leer la última palabra y la hoja se desvaneció al instante entre llamas. Demencia tomó asiento en la mesa dejando caer tubos de precipitado con sustancias y algunos papeles.
—Si le vas a romper los huesos yo quiero ver —dijo la chica tomando una pose seductora.
—Así que el idiota cree que puede escapar. Una vez que llegue dile que necesito hablar con él en mi oficina —habló su jefe con serenidad antes de marcharse dando pasos largos, ayudándose con su bastón.
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Las horas transcurrieron tan rápido para Flug, el sol ya se había ocultado y él no se había detenido ni un momento en sus labores, había desempacando hasta el último tornillo, comenzado a soldar cada arma desde los rayos láser hasta los enormes cañones y sierras automáticas.
Le sorprendió que a pesar de no haber descansado en todo el día no se encontraba tan exhausto, pero aún estaba preocupado por lo que había hecho; su gran idea fue poner una excusa para alejarse de Black Hat solo por un par de días y el encargo de Alger era perfecto, no sabía con exactitud de qué estaba escapando porque eso era algo que no podría hacer, la única forma de alejarse de su jefe era si moría... y aun así no estaba tan seguro. Se detuvo por un momento y se preguntó; ¿qué le pasaría después de la muerte si le ha dado su alma a un demonio? Claro, justo de quien estaba huyendo.
Dio un suspiro decidiendo no pensar en ello, solo se concentró en su trabajo ya que de 800 piezas apenas había avanzado con poco más de la mitad ya que se distraía muy fácilmente estando dentro de la mansión, tenía la sensación de ser observado, además, la casa era tan grande como la de Black Hat y notó que ambos compartían el gusto por los muebles de terciopelo y aquella vanidad por adornar las paredes con objetos, en este caso todo tipo de pinturas de acuarelas opacas y armas antiguas...
De pronto todos su pensamientos se fueron, el chico jadeó de momento dejando caer lo que tenía en las manos, el dolor en su abdomen regresó a él tan inesperadamente como una puñalada, Flug se acercó a la pared más cercana para tomar un respiro, pero sin notarlo Alger ya estaba a su lado con una mirada preocupada, el científico se pegó más contra la pared al verlo aparecer de la nada, definitivamente odiaba que hicieran eso.
—¿Estás bien? —preguntó el vampiro y puso su mano sobre su hombro.
Flug se apartó por instinto.
—S-sí, fue un leve dolor en mi abdomen, es algo que me ha pasado constantemente, no es nada para preocuparse. Estoy acostumbrado al dolor de todo tipo.
—Deberías descansar, no te has detenido ni un minuto desde que llegaste, no lo hiciste ni para alimentarte... tal vez sea eso.
—No, no, solo es una molestia menor. De verdad... Mire, ya se me quitó. Seguiré con mi trabajo.
Alger sonrió y luego negó con la cabeza.
—Tonterías, comerás algo. Por cierto, la cena está lista. No sería nada cortés de mi parte no ofrecerte algo y no sería cortés de tu parte despreciarlo. Estuve ocupado en la cocina solo por ti, no ignoraré a mi asistente.
—¿Asistente? —preguntó Flug ladeando la cabeza—. Mi trabajo es instalar su sistema de seguridad, señor, en cuanto termine me marcharé sin ocasionar problemas. Agradezco su hospitalidad, pero...
—No eres un problema y yo dije que sería un buen anfitrión, solo cumplo con mi palabra. Igualmente me inquieta que te degrades como un simple empleado, eres Flug Slys el científico loco, eres un genio prodigio, tecnópata galardonado y mente criminal de élite. Tú mismo lo has dicho.
Flug se sonrojo un poco, miró a Alger y asintió resignado a no discutir más.
—C-creo que puedo comer algo antes de seguir con mi trabajo. Le tomaré la palabra solo esta vez.
—¡Excelente! Sígueme —le anunció dándose la vuelta y caminando hacia las escaleras, Flug lo siguió en silencio mientras continuaba inspeccionando la mansión ya que el día de la fiesta no le había puesto la atención suficiente y se notaba diferente al no estar lleno de adornos y personas por todos los lados.
Ambos llegaron a un comedor enorme, la larga mesa era de roble con aspecto antiguo, en medio se encontraba un candelero elegante, en el resto se posaban platillos de todo tipo; carnes que llenaban el ambiente de un aroma exquisito, panecillos salados y variedad de repostería. Flug saboreó la comida sintiendo como su estomago se retorcía de apetito. Alger lo invitó a sentarse en un extremo de la mesa y en cuanto Flug tomó asiento el vampiro ya se encontraba del otro lado, en la silla principal que sobresalía por su tamaño y detalles dorados.
—No creo que sea necesario que uses esa bolsa, Flug. Estamos solos, y sin mencionar que ya he visto tu rostro —dijo con tranquilidad.
Flug recordó el vergonzoso momento, después las palabras amargas de Black Hat.
—L-lo siento, señor, pero prefiero mantenerla.
El científico se quitó los guantes amarillos acomodándolos de lado para después doblar hacia arriba su bolsa de papel dejando al descubierto sus labios. Él tomó los cubiertos con elegancia y comenzó a comer estando un poco nervioso por el espectador que tenía frente, pero estaba tan hambriento que poco a poco dejó de ponerle atención, además había todo un banquete frente a él.
—¿Usted no va a comer? —le preguntó después de haber devorado bastantes platillos dulces, incluso iba en su segunda ración de una tarta de moras.
—No, pero tú disfruta todo lo que quieras, es para ti. No sabía que te gusta así que decidí hacer un poco de todo, por lo que veo eres fanático de lo dulce y he descubierto que tienes un apetito voraz.
Flug sonrió, estaba apenado por comer descaradamente sin siquiera haber iniciado una conversación.
—Estoy totalmente satisfecho, no había comido así en mucho tiempo... ¿Usted preparó todo esto? No me imagino que pudiera hacerlo sin ayuda.
El vampiro se sobresaltó, sorprendido, le halagó que se fijara en los detalles. Se puso recto, dejando ver que se sentía orgulloso.
—Claro, lo he hecho todo con mis propias manos... Bueno, también usé algunos trucos, es fácil cuando tus habilidades van más allá de las leyes de este mundo. Me encanta cocinar, y para tu suerte soy un experto en lo dulce.
—Lo he notado. Cada bocadillo ha sido una delicia. No creo poder dar un mordisco más.
Entonces el vampiro chasqueó los dedos y todo lo que se encontraba en la mesa desapareció, excepto por el candelero y una copa para cada quien.
—Ehh... He notado que vive solo —habló Flug en voz baja para intentar tener conversación. Ya podía sentí pesado el ambiente.
—Sí, no hace mucho que regresé a vivir aquí, la fiesta a la que asististe fue mi bienvenida, por así decirlo —contestó peinándose su cabello negro con las manos de un modo coqueto.
—Oh... Pues... Yo también viví solo por mucho tiempo. Puede llegar a ser muy aburrido.
Flug se acomodó de nuevo sus guantes y su bolsa sin sorprenderse por la magia que había hecho Alger ya que ningún truco lo asombraba, no después de ver todo lo que era capaz de hacer Black Hat. El chico se quedó esperando a que Alger dijera algo, pero el silencio que se había hecho era tan incómodo que pensó en hablar primero.
—Y... usted, ¿qué es, exactamente?
La pregunta sobresaltó al hombre quien acababa de aparecer una botella.
—Su curiosidad no me sorprende, doctor, eso es de su naturaleza humana, aunque no puedo decir lo mismo de mí porque como sabes yo no soy humano, hace un centenar de años me decían "vampiro" y antes de eso "espectro" y aún mucho antes de eso me llamaban "demonio", ahora solo me llaman "villano".
Alger quitó el corcho y sirvió un líquido rojo y espeso en su copa.
Flug miró con curiosidad su copa, la tomó y movió ligeramente su contenido sin saber qué era con exactitud pues ya estaba servida cuando apareció.
—Sí, puedo darme cuenta que es un vampiro, pero... Ya lo analicé bien y tiene ciertas características que no van con los vampiros convencionales. Los vampiros no usan magia. ¿Eres único en tu especie? ¿Una clase de entidad vampiresa?
—Bueno, soy inmortal, pero tuve un inicio, nací y crecí con una familia, eso responde tu segunda pregunta, Flug. No soy el único es mi especie, sin embargo, soy de los pocos que aún viven, ser inmortal no significa que seas completamente inmune, los humanos han cazado a mi especie por milenios.
Flug se sostuvo la barbilla.
—Así que eres una criatura antigua... como Black Hat.
Alger carcajeó amargamente ante el comentario.
—No. Black Hat no es una criatura ni un demonio, él es único, tan antiguo como los mares y montañas de este mundo, él era considerado una deidad, despiadado y sin piedad, él es la maldad misma, nadie sabe cuál ha sido su origen o si tiene una debilidad. Yo lo conocí hace mucho cuando su dictadura en este mundo era absoluta, pero ahora se ha cansado de eso, para él es solo un juego, uno que ha ganado varias veces y ahora solo le aburre, la humanidad ha olvidado cuando fue dominada por el miedo, por ese ser malévolo que ahora se llama así mismo Black Hat.
Flug no pudo dudar de esa descripción, se quedó meditando y luego habló:
—Entonces Black Hat sí es único en su especie... eso explicaría por qué no comprende a los humanos.
—¿Comprenderlos? A él no le importa los humanos, para tu jefe todos son iguales, eso es una diferencia entre él y yo.
Flug se arrimó más hacía la mesa, inclinándose con curiosidad.
—¿Eso qué quiere decir? Eres un villano y no eres humano. Además, eres de una especie particular... ¿Por qué te preocuparías por nosotros?
—Eso era lo mismo que me decía, sabes, mi especie se alimenta de los humanos, es tan deleitante comer su carne y saborear su sangre —habló dejando a la vista sus colmillos para luego pasar su lengua sobre ellos de manera tétrica.
Al escucharlo, Flug no pudo evitar llevar su mano a su cuello.
—Su sangre nos otorga nuestra perpetuidad —continúo el vampiro—. Sin embargo, tenemos sensibilidad, compasión y brindamos afecto. Tenemos sentimientos que podemos compartir con humanos. No solo son comida.
—Oh, me alegra saberlo —dijo, quitando la tensión de su mano sobre su garganta.
—Sí, anteriormente, cuando mi raza abundaba sobre este mundo se arriesgaban a relacionarse con los humanos.
Flug tomó su copa, y con desconfianza le dio un sorbo, enseguida arrugó su rostro al sentir el fuerte sabor del alcohol que le quemó la lengua, dejó de nuevo la copa en la mesa, pero esta vez alejándola más de él.
No tenía resistencia al alcohol. Lo sabía y no iba a arriesgarse.
—¿Por qué dices que era un riesgo? —preguntó para disimular el rechazo a la bebida.
—Parece que eres todo un novato Flug, deberías saberlo, ninguna criatura inhumana puede establecer relación con un mortal, es un castigo que se estableció hace miles de años. Si uno de mi raza se asociaba con un humano y se reproducían, la cría tanto la madre morían y para que eso no sucediera las mujeres tenían que renunciar a su humanidad y convertirse en uno de nosotros, esa es la única forma de que un humano establece relación con una criatura maligna; debe renunciar a su humanidad. Sin embargo los humanos nos han visto como monstruos, lo somos y por eso solo ha habido algunas excepciones... Una de ellas fue mi caso.
—¡¿Te enamoraste de un humano?! —preguntó el chico.
Alger bajo la mirada, triste.
—Sí, ella era una chica terrenal que conocí hace décadas, era hermosa, sensible y al mismo tiempo la mejor guerrera, era muy inteligente, pero los... "incidentes" pasan y murió antes de que pudiera convertirla en mi eterna compañera. La quería, de verdad la amé y no iba a soportar verla envejecer para morir eventualmente. El amor es increíble y hermoso, yo amé con todo mi ser, fui feliz y quise serlo por siempre. Debes pensar que soy cursi, pero creo que amar y ser amado es lo mejor que te puede pasar. Había encontrado a mi mejor amiga y mi compañera. Quería verla junto a mí para siempre, complacerla, dedicarle mi vida entera. Ser el padre de sus hijos...
Alger guardó silencio al notar la reacción de Flug, el chico estaba en silencio, pero eran notables sus lágrimas que caían por su barbilla.
—¿Estás bien? —preguntó de inmediato al mismo tiempo que se levantó con prisa.
—Sí, sí. Es solo que me conmoviste —dijo Flug mientras se limpiaba las lágrimas y es que en realidad Alger había hablado de manera tan adorable, habló de un amor con el que él solo imaginaba al lado de Black Hat.
Inconscientemente sintió celos y la culpa también lo reprimió. No podía obligar a Black Hat a ser romántico como en los libros y películas... O como Alger.
—Eres el primero a quien le hablo sobre ella, me gustaría contar más, pero es tarde, ya deberías dormir...
Flug se apoyó en la silla con negación.
—¿Dormir? Señor Alger, mi descanso es el mismo tiempo que uso para comer. Seguiré con mi trabajo.
—¿Eres un humano que no duerme? —preguntó el vampiro con una risa divertida.
Flug rio también, se levantó de su silla de una manera despreocupada al mismo tiempo que se estiró.
—Es una habilidad que me enseñó Black Hat... a las malas, prefiero estar despierto a enfrentarme a él. Mi ventaja es el café. Tampoco quiero que la comida me caiga de peso.
Alger lo miró con desconfianza, luego negó con la cabeza.
—Solo comiste dulces, estarás bien. Por cierto, yo no soy Black Hat y estás en mi mansión, eso significa que cumplirás con mis demandas, por lo tanto tendrás que dormir, yo sé que tan frágiles son...
—Con todo respeto, señor, no soy "frágil" —interrumpió el científico—, dormir me quitaría horas de trabajo que debo cumplir, no es la primera vez que no duermo y no va a ser la última.
Alger alzó su ceja.
—¿Y cómo explicas tu malestar? ¡Harás lo que te digo! Descansarás al menos un par de horas —la voz de Alger se hizo más prominente dejando mostrar su carácter vigoroso.
Flug se encogió un poco al oírlo, de alguna manera le recordaba a Black Hat y sus regaños. Así que se cruzó de brazos dando un suspiro.
—Está bien, pero tendrá que pagar esas horas extras.
Alger volvió a sonreír y tomó su postura pulcra de nuevo.
—Trato hecho.
Ambos caminaron por los pasillos de la mansión deteniéndose enfrente de una puerta tallada con símbolos arcaicos y con incrustaciones de piedras preciosas.
—Puedes dormir aquí —dijo abriendo la puerta. Flug entró quedándose absorto.
«Esto es más grande que mi propio laboratorio», se dijo a sí mismo.
—Es... enorme y tan elegante, no debe molestarse de esta manera conmigo. Una simple colchoneta y una manta eran suficientes. No estoy acostumbrado a estas cositas nais —habló Flug con un movimiento de manos al aire.
Alger carcajeó. Hacia años que no lo hacia tan seguido.
—Es una mansión, Flug, las habitaciones tienen que ser dignas, mucho más para alguien como tú, es raro que te sorprenda tanto, ¿es que no tienes habitación?
Flug se sintió avergonzado.
—Claro que la tengo, pero no como esto, a Black Hat no le importa las necesidades de una persona y yo ya estoy acostumbrado a dormir en el suelo de mi laboratorio o sobre mi escritorio.
—Entonces no te hará mal descansar debidamente, al menos por una noche. Ya te lo dije, no soy como él. Debes dormir y recobrar energías después de un día pesado. Ya noté que te quejas de la espalda —dijo el vampiro, luego le dio un codazo.
Flug volvió a ponerse rojo. Se puso la mano en la espalda y se enderezó. Un chasquido hizo que su vergüenza se duplicara.
—Hagamos como que eso no pasó... —susurró.
Alger asintió con una sonrisa cariñosa, pero en un segundo ese gesto despareció. Se recargó sobre la puerta y su expresión cambió por completo a una mueca sin emociones, incluso su voz era diferente.
—Flug, tengo que preguntarte algo.
—¿Q-qué? —respondió el chico, con extrañeza.
—¿Cuál es la relación que tienes con Black Hat?
Flug se paralizó por completo al escuchar la inesperada pregunta, la conversación dio paso a una dirección completamente diferente. Sintió que su corazón se aceleró al doble, un cosquilleo le recorrió el cuerpo, tragó hondo, y habló con tartamudeo y miedo.
—E-es mi jefe... solo eso.
—Quizá mi pregunta está fuera de lugar, pero una de las habilidades de mi especie es el olfato y tu aroma es muy particular, Flug. Tu olor personal es dulce, pero de alguna manera tienes el mismo aroma de Black Hat, eso lo noté en cuanto llegaste y creí que era normal ya que habitas con él, sin embargo, el aroma lo tienes impregnado en ti, es como si tuvieran la misma esencia. Comparten el mismo perfume de maldad. Desprendes ese aroma incluso al caminar. No te pongas incómodo, es solo que no puedo explicarme eso.
—¿Q-qué insinúas? —Flug había comenzado a tartamudear mucho más mostrando su nerviosismo, luego alzó su brazo y se olfateo, no percibía nada.
Alger agitó las manos.
—¡No pretendo nada! Pero es algo extraño que tengas el aroma de Black Hat...
—Una vez él me ayudó con una herida —interrumpió Flug de inmediato con la primera mentira que pensó—. Era una herida de vida o muerte y él me ayudo, y-yo represento su fortuna así que no iba a dejar que muriera, su ambición por el dinero fue lo que lo obligó a ayudarme... tal vez sea eso, que aún tengo un poco de su magia en mí.
Alger lo miró profundamente por unos segundos y luego asintió.
—Tiene sentido, nunca ayudaría a alguien por voluntad propia a menos que le saque provecho... ¿Sabes que cuando mueras se alimentará de tu alma, verdad?
Flug tragó hondo.
—Sí, lo sé —confesó en voz baja.
Ambos miraron a otro lado, avergonzados. Alger alzó la cabeza de nuevo y estuvo a punto de decir algo al respecto, pero cerró la boca y no hizo más que invitarlo a pasar a la lujosa habitación.
Cuando se fue, Flug liberó un suspiro de alivio, eso había estado cerca, no quería una situación similar a la última vez, pero acababa de confirmar que los rumores eran ciertos, los demás creían que había algo entre él y Black Hat.
El joven volvió a mirarla la habitación que era realmente lujosa, se dirigió a la cama y se recostó sin quitarse el calzado o su bolsa, simplemente se recostó mientras meditaba acerca de Alger; era un sujeto del cual nunca había oído hablar, a pesar de que decía ser tan anciano (aunque su apariencia era de un hombre joven y apuesto). Era una persona con habilidades que al parecer controlaba muy bien, pero lo que más le daba intriga era su comportamiento tan amable con él y era algo que de verdad lo impresionaba ya que tenía un temple siniestro; su mirada era atemorizante, su voz era inminente y era alto, no a la altura de Black Hat, pero al menos mayor a él.
Su parche le hacía desear saber más de su historia. Conocerlo porque su apariencia era toda a un súper villano, aunque al escucharlo hablar sobre sentimientos, de amor... eso lo había dejado con la boca abierta.
Flug se acomodó entre las sábanas pensando en Black Hat, ¿qué estaría haciendo? ¿Qué era lo que le esperaba al regresar? Decidió no mortificarse por eso, pero no podía, ahora tenían tantas dudas que lo afligían: ¿Black Hat había amado a un humano antes? ¿Su jefe tenía sentimientos al igual que Alger aún siendo una criatura maligna? Pero lo más importante: ¿A qué diablos se refería Alger con "el mismo perfume de maldad"?
Era seguro que no iba a descansar con todos aquellos pensamientos atormentándolo, además, no quería volver a conversar con Alger pues era muy impredecible, pero apenas había sido el primer día.
Poco después el vampiro volvió teniendo una gran sonrisa, en sus manos sostenía una sábana limpia y con imágenes de avión. Entró despacio y observó a Flug dormir en una pose poco favorable. Él negó con la cabeza y se acercó más para contemplarlo. Una extraña sensación nació de pronto; quería ver su rostro de nuevo, así que llevó su mano enguantada hacia la bolsa, pero se detuvo antes de tocarlo, no iba a irrumpir en su intimidad. En vez de eso puso la sábana sobre él y al final le dio una palmadita a su hombro.
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