40: Lágrimas

NOTAS:

Cuando me desperté hoy por la mañana encontré un comentario donde me pedían un capítulo, decía que no importaba si fuera relleno, la verdad me conmovió así que escribí esto.

Sí, es relleno y muy corto pero es algo bonito... creo. No es la continuacion del capitulo anterior, pero supongo  que aún pueden aguardar para eso.  Aun así lo escribí con cariño, para alegrar el día de alguien. Dedicado a carchabalu, espero que te guste. 

Antes de que lo olvide les invito a leer el fin de mejor amiga BladBlack720 llamado Venganza, cruel venganza. Me encanta la trama y pronto verán a alguien conocido por ahí ;) 

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Clemencia salió de la casa corriendo y agitando una hoja de papel.

— ¡White Hat, White Hat!— gritaba al acercarse al héroe quien tomaba el té en una de las mesas que se encontraba en medio de un enorme jardín lleno de flores.

El héroe tuvo toda la atención de Clemencia en cuanto llegó frente a él.

— ¿Qué pasa mi terroncito de azúcar?— preguntó ante sus gritos eufóricos.

—Es sólo que, ya termine mi dibujo— la chica le entrego la hoja en la cual había un colorido dibujo de él y Slug.

—¡Es muy bonito!— exclamó su jefe halagando el talento de la adolescente. 

—Sí, ustedes dos se ven encantadores juntos.

 —¿Lo dices como compañeros en el heroísmo?

—No, ya sabes de lo que hablo— contestó la chica dándole un guiño.

White Hat se sonrojó ya que Clemencia siempre estaba al tanto de la relación de ambos, o bueno, si es que a esos le podía llamar relación. La chica siempre le daba consejos y era con ella con quien planeaba todos los detalles románticos para Slug. En realidad también era la confidente de White y se sentía muy mal al ver que Slug nunca mostraba interés hacía su tierno jefe.

— ¿Cuándo va a regresar Slug?

—No lo sé, pero hay que darle tiempo, se ha estado esforzando estos días y necesita descansar.

—Lo sé, sólo espero que no tarde mucho. Mira, hasta 666 lo extraña.

Ambos miraron al final del jardín, ahí se encontraba el enorme robot de Slug sentado entre el pasto mientras algunas mariposas revoloteaban por su cabeza. El robot estaba inmóvil lo cual era raro ya que solía ser muy inquieto, esta vez sólo se encontraba sentado mirando a la entrada esperando a Slug. White Hat y Clemencia dieron un suspiro de ternura al verlo.

La chica se sentó en una de las sillas frente la mesa y se sirvió un poco de té. — ¿Por qué Slug es así, por qué no acepta salir contigo?

—Será porque no le agrado del todo Clem, a pesar de todo creo que no le simpatizo... no de la manera que quiero. Me tiene respeto, pero a veces prefiere no conversar conmigo ni hacerme compañía, creo que no soy su tipo... él prefiere a las chicas lindas—. El héroe llevó su fina taza de porcelana a su boca dando un largo sorbo, eso para simular su tristeza.

—Pero tú eres muy guapo White Hat, eres alto, amable y compasivo. Todos te adoran.  Slug es un tonto por no considerar eso.

—Él siempre me ha dicho que está agradecido por la ayuda que le brindé... pero eso es todo.

Clemencia agachó la mirada mientras meditada. —Y... qué tal si ya tiene novia, ¿No lo has pensado? Últimamente ha estado muy distraído y jamás había querido irse por días, ¿No crees que tiene una novia que está ocultando?

El héroe lo pensó por unos segundos antes de responder. —No, creo que aun siendo tan reservado me contaría algo tan importante como eso, una novia es algo que no se debe tomar a la ligera, una compañera de sentimientos es algo muy importante. 

—Entonces no comprendo su negatividad... tal vez simplemente no te quiere, deberíamos dejar de intentar— dijo la chica con tristeza. 

White se levantó de inmediato dejando su taza justo antes de sacudir su gabardina. —Iré a dentro... a ver algo. Cuida que 606 no haga nada malo.

La chica asintió y enseguida su jefe se fue. White Hat fue directamente  a la habitación de Slug, un lugar estrictamente prohibido para él, pero ahora que su científico no estaba podía entrar sin ser regañado. Entró y tomó asiento en la cama del chico donde meditó por un largo tiempo, ¿Y si... tal vez era verdad que Slug nunca llegaría a amarlo? Sacudió la cabeza al cuestionarse eso luego se acercó a la cómoda y revisó el cajón, se sentía muy mal por hacer eso pero quería estar seguro que Slug no tuviera una novia, en realidad no había pensado en eso antes y Clemencia podía tener razón es eso, así que tenía que descartarlo. No encontró nada fuera de lugar sólo algunas pertenencias personales y las cajetillas de cigarros que decidió tomar y tirar a la basura.

Al final dio un largo suspiro, no podía creer que estaba haciendo eso sólo por celos, por sus totos sentimientos hacia Slug, por alguien que al fin de cuentas ni siquiera siente cariño por él, al principio no le importaba eso, él estaba enamorado, completamente enamorado y nunca antes lo había estado. Anteriormente había tenido pretendientes; hermosas heroínas con bondad y carisma pero él nunca aceptaba porque había aprendido que no debía tener apego a los humanos ya que no quería que se repitiera lo de antes; no quería sentir afecto y enfrentarse al dolor de perder a los que ama. Pero, Slug era diferente, él sabía valerse por sí mismo y era tan diferente a las personas que había conocido. Slug tenía un buen corazón muy dentro de su personalidad arrogante, grosera y a veces impertinente.

Sí, White Hat conocía el lado sensible y bondadoso de Slug, él había lo vio cuidar de Clem, jugar con ella y reír por sus travesuras, había visto su trasformación de villano a héroe y aceptado  su manera  grotesca para solucionar las cosas, pero ahora  se sentía contento de que por fin viera las cosas de una manera diferente. No se dio cuenta  de cuando Slug le robó el corazón y se preguntaba el porqué. No era lógico que le atrajera alguien como él, pero simplemente pasó.

White Hat tomó asiento de nuevo en la cama y sacó el dibujo de Clemencia. Un lindo dibujo de él y el chico tomados de la mano. El acaricio la imagen de Slug y una lágrima cayó en la hoja.

"... Mi error fue enamorarme de ti", pensó. White Hat dejó de mentirse a sí mismo, Slug nunca le haría caso y  no lo podía obligar a quererlo. Todos sus intentos fueron inútiles y ahora que lo había meditado creía que no valía la pena seguir intentando porque ya había llorado mucho tras cada rechazo.

Con ser compañeros era suficiente. Pero, ahora tendría que enfrentarse a sus propios sentimientos, tenía que empezar a olvidar aquello que sentía por Slug y en realidad que al verlo todo el tiempo eso era una tarea difícil, aun así estaba decidido.  Tenía que dejar de amarlo sin importar cuando doliera.

Sentía que sólo él estaba sufriendo por eso porque para Slug, para él simplemente dejaría de ser una molestia. White Hat lloró con más ímpetu, sintió su corazón romperse. Al fin y después de tanto había aceptado que jamás podría ser querido por su amado Slug. 

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Alger daba pasos largos sobre un camino de terracería, sobre un viejo camino que hacía muchos años no cruzaba. Su larga gabardina se movía con brusquedad enredándose en ocasiones con las ramas y arbustos del bosque. Cuando llegó al final del camino dio un profundo suspiro. Frente a él se encontraba su viejo hogar, aquella mansión en la cual había vivido junto con su esposa Helene.

Llegó a la gran puerta de madera la cual era tan vieja que se despedazaba con el tacto. Su hogar había estado solo por demasiados años, después de lo sucedido con Black Hat Alger abandonó su casa pues no soportaría estar en ella y sufrir por los recuerdos que ahí habían quedado. Pero, después de tantos años andando por el mundo en soledad, de esperar por su muerte y de haber conocido a Flug pensó que era buen momento para regresar y dejar atrás a Helene, tenía que enfrentarlo  de una vez por todas.

Entró a la casa observando al lugar, cada habitación y sala estaba tal como lo recordaba; los muebles antiguos, los cuadros que él pintaba aún adornan las paredes. Cada mueble se encontraba ahí cubiertos por una gruesa capa de polvo. Para Alger era sorprendente que los humanos no habrían saqueado su casa pero era de esperar, siempre se supo que al fondo de ese bosque se encontraba el hogar de monstruos y ante el miedo de eso jamás se acercaban, por ello su casa siempre estuvo intacta.

Alger entró y contempló la  sala, era el  mismo lugar donde años antes Black Hat habría asesinado a Helene. Sus labios cayeron en una mueca de tristeza al recordarlo, pero de repente se sobresaltó al notar algo en particular. El vampiro se acercó de inmediato a una pequeña mesa y de ella tomó un sombrero de copa, el sombrero estaba cubierto de polvo haciéndolo parecer color gris, pero se trataba de aquel sombrero de copa que Black Hat le habría dado cuando trabajaba para él, el mismo  sombrero negro que él usó durante décadas con orgullo, cuando no dudaba en cumplir con los mandatos de su jefe y jamás lo cuestionaba. 

Alger apretó el sombrero entre sus manos y lo arrojó al suelo pisoteándolo con furia y desesperación. Ahora odiaba a Black Hat, ni siquiera podía imaginar que un día sintió admiración por él, que deseaba ser tan semejante al villano más temido, que lo halagaba como a una deidad cegado por las promesas falsas, lo había engañado tan fácilmente porque en aquel tiempo él era solo un joven confundido, Black Hat había aparecido en su vida de manera inesperada y le habría ofrecido todo lo que él creía necesitar. 

Siguió andando por la mansión llenándose cada vez más de tristeza; veía las salas en donde bailaba junto con Helene, miraba los cuadros de hermosos paisajes que pintaba para ella, otros eran algunos retratos de su esposa luciendo los más vanidosos vestidos.

Entonces llegó frente a una habitación que casi detuvo su corazón. Cuando él y su esposa supieron que tendrían un bebé no hubo felicidad más grande para los dos ya que en los años que habían estado juntos no habían logrado concebir, Helene seguía siendo una humana y eso a Alger preocupaba ya que sabía muy bien de los riesgos aun así trató de hacer todo lo posible porque su esposa e hijo estuvieran bien y lo logró, Helene tenía siete meses y todo parecía  estar bien.

En esos últimos meses su esposa escogió una habitación y todos los días se encerraba un par de horas ahí dentro, Alger no sabía qué hacía pero sospechaba cuando la veía entrar con telas y listones. 

Él dio un suspiro, nunca habría entrado a esa habitación porque Helene decía que era una sorpresa y que tenía que esperar en cuanto llegara el momento, cuando su bebé estuviera con ellos. Pero ese momento nunca llegó así que tomó el cerrojo y abrió la puerta rechinante con cuidado y en cuanto vio el interior sintió un apriete en su pecho, la habitación que tuvo que ser para su hijo estaba intacta; las cortinas, los adornos, el candelabro, todos ellos como si acabaran de ser puesto. Los manteles de las mesitas de noche se adornaban con holanes viéndose tiernos  pero lo que más llamó su atención fue la cuna, una cuna con telas finas que se iluminaba por la luz éntrate de una pequeña ventana. Alger se acercó a ella y pasó sus manos con cuidado sobre las sábanas, sabía que Helene las habría tejido. Con su mano temblorosa recogió de dentro de la cuna a un pequeño peluche de felpa.

El peluche era un conejo blanco, tenía enormes orejas y sus ojos cafés eran botones, Alger recordó haber visto ese peluche antes. Un recuerdo cruzó su mente, recordó todas esas veces donde ambos se sentaban frente a la chimenea a hablar y justamente un día en particular  en el cual llegó tarde a casa debido a un mandato inesperado de su jefe Helene estaba en su sillón iluminado por el fuego de la chimenea, ella estaba cociendo ese peluche y cuando terminó lo abrazó con ternura a su vientre.

Ese recuerdo rompió con su corazón, tomó a ese peluche con más fuerza en su mano mientras con la otra formaba un puño y sin poder evitarlo sus lágrimas cayeron por sus mejillas. Alger cayó de rodillas abrazando contra su pecho al peluche mientras lloraba desconsoladamente.

Después de un largo tiempo de sollozo Alger se puso de pie sacando de su bolsillo el pequeño llavero en forma de avión, se limpió las lágrimas y dio una sonrisa de consuelo cuando las palabras de aquel chico en el bar hicieron eco en su mente; "inicia de nuevo con la persona que amas", era verdad, Helene había muerto hacía muchos años y tenía que olvidarla porque ahora tenía en quien pensar, Flug, el chico tendría que estar con él. De nuevo miró a su alrededor contemplando la habitación del bebé que jamás tuvo y se dijo a sí mismo que no sólo tendría a Flug sino a su bebé. 

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NOTAS 

Espero que alegre tu día :D es algo apresurado pero esto salió. 

PD: El ultimo cap lo publique sin agradecer a CatsDontDraw (que como saben hago un fic en referencia a sus imágenes tan hermosas)este es su AU y por ella estamos aquí, a ella se le debe todo y me pondrían muy feliz si van a su tablero y le dejan un lindo comentario no sólo por ser una increíble dibujante si no por ser un amors de persona :3 

Gracias.

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