21: Promesas

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El corazón del joven latía de prisa por un sentimiento de emoción y miedo mientras sus labios rozaban contra los de Black Hat, sin embargo, él no le fue correspondido a ese beso. Black Hat lo noto así que se separó para después ofrecerle una sonrisa compasiva, Flug agachó la mirada, avergonzado.

—¿Estás bien? —preguntaron ambos exactamente al mismo tiempo provocando una sonrisa incomoda.

El joven tocó su cuello. 

—Sí... él cerró la herida, no duele mucho, creo que estaré bie-

No terminó de hablar ya que se estremeció sintiendo ese extraño cosquilleo en su abdomen, no era algo doloroso, sin embargo, fue mucho mayor a todas las veces anteriores, cuando lo notó frunció el ceño pues debía tomar la decisión de decirlo ahora o no.

Black Hat se acercó tomándolo del hombro. 

—No, no estás bien, déjame ayudarte...

—¡No me toques! —replicó Flug alejándose y provocando que Black Hat se detuviera de inmediato. 

El joven estaba nervioso, si Alger lo había notado significaba que él también lo sabría pronto, y eso le preocupaba, de hecho, ya era demasiado malo que Alger lo descubriera. Ni siquiera él lo podía creer, ni siquiera lo comprendía, vaya, él incluso dio el grito más fuerte de su vida y se desmayó al ver la imagen en el ultrasonido, no podía imaginar la reacción de Black Hat, y pensar que tan solo días antes estaba decidido a marcharse lo más lejos posible para que no se enterara. 

Entonces lo supo: Back Hat no se tenía que enterar, no por ahora. Iba a asegurarse de que no lo supiera y eso significa tener el menor contacto físico con él, al menos hasta que tuviera una buena idea de qué hacer.

Sin embargo, Black Hat interpretó aquella insignificante reacción de alejamiento como repudio sintiéndose desilusionado, no esperaba que después de lo que acaba de suceder Flug se lanzara a sus brazos olvidando todo lo malo que le había hecho, pero realmente temía que sintiera odio hacia él. Ahora no quería cometer errores así que decidió expresar todo lo que en verdad sentía. Suspiró y habló con sinceridad. 

—Flug... lo siento, por todo: por haberte pedido que te marcharas, por no haber hecho nada desde el principio, yo debí protegerte, debí escucharte. Solo espero que ahora todo cambie. Perdóname... tenías razón, mi reputación es solo una farsa porque no soy nada sin ti —dijo pensando bien cada palabra y esforzándose para sonar tranquilo.

El científico se conmovió al escucharlo hablar, esa sería la primera vez en oírlo disculparse y justo después de demostrar sus celos... era tonto quizá, pero eso le gustaba, era lo que siempre quiso ver: a Black Hat peleando por él, que demostrara al menos un poco de interés.

Black Hat se hundió de hombros con la mirada llena de pena cuando terminó de hablar. Flug estaba a punto de contestar, pero notó a 5.0.5 quien se escondía detrás de unos arbustos, el cachorro temblaba cubriéndose los ojos asustado por toda la conmoción que había sucedido, él se acercó a su pequeño dejando a Black Hat de pie esperando una respuesta. Tomó al oso y lo alzó hablándole despacio para tranquilizarlo y en cuanto lo hizo se acercó de nuevo a Black Hat.

—Ne-necesito descansar —dijo.

Black Hat levantó una ceja, confundido. El chico había ignorado por completo aquellas palabras de disculpa que tanto le había costado expresar.

—Bien —le contestó, dio la vuelta para retirarse, pero se detuvo al sentir que Flug había sujetado su gabardina de una manera tierna pues se aferraba a la tela.

—N-no piensas dejarme aquí, ¿verdad? Quiero decir... vamos a casa, juntos.

De inmediato Black Hst dio vuelta y lo miró alegre, el joven quería ir a casa de nuevo y así lo  hicieron.

◇◆◇

Cuando llegaron, Flug se quedó observando desde la entrada la mansión en su esplendor, la última vez que estuvo ahí estaba realmente triste por la actitud tan desconsiderada de Black Hat, pero ahora estaba de regreso sabiendo que en realidad le importaba, sí, estaba tan feliz, pero preocupado por todo lo que vendría después de lo sucedido. Todavía había mucho que resolver. 

Black Hat, que estaba justo al lado de él, dio un suspiro al mismo tiempo que veía su fino traje hecho un desastre, estaba lleno de rasguños y su corbata estaba completamente desalineada. Luego miró más de cerca al joven.

—¿Dónde está tu bolsa? —preguntó con tono de voz normal. Ni siquiera saber qué decir.

Flug se sobresaltó.

—No la había estado usando y mis visores se rompieron, es una larga historia.

—Me lo contaras todo después, antes deberíamos asearnos, me veo como un sucio animal de la calle.

Dicho esto extendió su mano esperando que Flug la tomara para que ambos entraran juntos, pero Flug pasó de largo  ignorándolo de una forma sorprendente.

De nuevo se sintió mal por eso, no podía creer que antes Flug era quien pedía las caricias y la atención, y que ahora él era el rechazado. El científico entró a la casa sin mirar atrás y Black Hat lo hizo con su clásica manera de moverse siendo un ente oscuro.

Una vez dentro, el chico se agachó para poner a 505 en el suelo, el pequeño dio saltos de alegría al estar de nuevo en su hogar y salió corriendo subiendo por las escaleras y perdiéndose entre los pasillos. Flug no se dirigió a su habitación sino a la cocina y en cuanto entró y miró a su alrededor dio un suspiro de irritación al mismo tiempo que se apretaba el puente de la nariz. El lugar era un verdadero desastre: las sillas estaban rotas y algunas estaban patas arriba, la mesa se atiborraba de trastos sucios y las paredes estaban sucias con restos de comida, sabía que todo eso era resultado de las travesuras de Demencia.

Caminó despacio evitando pisar la basura que se apilaba hasta que sintió un cosquilleo en su pierna, al mirar abajo se percató que se trataba de la mascota de Black Hat quien había salido de entre la basura y empezaba a enrollarse en su talón abriendo su boca de par en par mostrando sus colmillos. Flug saltó del susto agitando su pierna y lanzando a la serpiente lejos.

—¡¿Acaso siempre vas a querer morderme?! —chilló mientras su cuerpo se estremecía. 

La serpiente siseo y comenzó a arrastrarse desapareciendo entre la basura. 

—Yo también te extrañé, Little Jack —susurró Flug con una sonrisa forzada cuando por fin dejó caer los hombros, la serpiente lo odiaba, en realidad era un odio mutuo y si no fuera la única mascota de Black Hat ya la habría matado desde hacía mucho.

Se acercó a uno de los cajones de la lacena y al abrirla agradeció que hubiese una caja de galletas dentro.

—¡Nerd!

 El grito de Demencia hizo eco en la cocina. Flug dirigió su mirada hacia la chica quien tenía un mapache entre los brazos. Demencia entró de prisa y con una evidente sonrisa de alegría. Se detuvo justo enfrente del joven.

—Ah, Hola —dijo él tras el incómodo silencio. 

—¡Regresaste! Espera, por qué estás aquí, se supone que el jefe te despidió.

—Eso no fue un despido... fueron unas vacaciones, sí, unas largas vacaciones. 

—¿Vacaciones, estuviste en Black Hat Resort? Creí que estabas con tu novio.

Flug se sonrojó por un segundo, luego agitó la cabeza.

—QUE NO TENGO NOVIO... Y no tengo que darte explicaciones.

—Todos están comportándose muy extraño, supongo que ahora que estás aquí todo va a regresar a la normalidad, ¿la compañía hará su trabajo normal?

Flug se rascó la nuca.

—Sí, eso creo.

—¡Genial! Ahora que están de regreso mi amorcito dejará de obligarme a hacer la limpieza y todos los fastidiosos deberes.

Demencia saltó de alegría fastidiando al mapache que tenía en sus manos el cual trataba de liberarse. De pronto, como si un balde de agua fría le cayera encima se quedó totalmente inmóvil. Flug movió sus manos frente su rostro tratando de llamar su atención.

—Tengo que ir a hacer algo —dijo antes de salir corriendo. Flug no lo sabía, pero Demencia usó su habitación como refugio para sus mapaches y si se enteraba seguro la usaría como sujeto de prueba en sus experimentos tortuosos.

◇◆◇

Después de comer algo dulce y tratar de limpiar, el científico fue a tomar una ducha y tratar de dormir un poco. Por suerte Demencia ordenó su habitación y desalojó a los animalitos antes de que entrara. Desafortunadamente no pudo dormir, estuvo meditando por mucho tiempo sobre que tenía que hacer, ¿acaso iba a reanudar su trabajo como el asistente de Black Hat, como si nada hubiese sucedido?

Tuvo muchas preguntas y en la mayoría no tuvo una respuesta certera, todavía tenia esos síntomas que lo hacían debilitarse, pero eran menores, y en realidad, habían disminuido al estar en casa de Alger... haber bebido de su sangre lo reanimó, eso lo hacía sentir extraño y era otra de las cosas que le ocultaría a Black Hat: no le diría de ese extraño suceso..., tampoco que no pasó una vez sino muchas pues era algo que no podía recauchar, cada vez que Alger le ofrecía su sangre Flug aceptaba ya que sentía un extraño deseo por hacerlo, era algo muy curioso, definitivamente tendría que averiguar si era debido a su... ¿Embarazo?

El simple hecho de pensarlo así le daba escalofríos. También le inquietaba el porqué Alger quería que bebiera su sangre, lo hacía siempre insistente, como si lo disfrutara tanto como él. Se preguntaba, ¿qué ganaría al hacerlo? No lo sabía, pero estaba preocupado, esperando que no fuera algo muy grave.

Cuando al fin pudo dormir lo hizo por horas, y al despertar decidió ir con Black Hat. Era hora de hablar sobre su futuro incierto.

◇◆◇

Estaba atardeciendo, aunque en la oficina de Black Hat siempre parecía ser de noche por los tapices negros, el viento chocaba contra las ventanas haciendo un ruido suave, pero incesante, era lo único que se escuchaba ya que Black Hat estaba en silencio sentado en su sillón frente su escritorio con los brazos cruzados y sus ojos cerrados. Él meditaba, había tanto en qué pensar después de lo sucedido.

De repente entró Flug, tan tímido como siempre, recordándole a Black Hat esas veces en las que iba tan temeroso sabiendo que iba a ser regañado por algún experimento fallido, ésta no era la situación. Black Hat se levantó observando detenidamente a Flug quien lucía impecable, con sus guantes amarillos y pantalones casuales, pero esta vez con su bata cerrada hasta el cuello, no usaba su bolsa y él agradecía eso porque quería ver su rostro de frente.

—¿Te sientes mejor? —preguntó Black Hat sin poder creer su manera tan tranquila de hablar, era sutil, suave y llena de preocupación. Él jamás se había preocupado por nadie, era algo simplemente fuera de lo normal, pero solo se estaba dejando llevar por lo que sentía.

El chico asintió quedándose apenas un par de pasos después de la entrada. 

—Entonces... ¿quieres hacer otro contrato conmigo?

Black Hat negó con la cabeza. 

—No, es tu decisión si quieres quedarte, no me opondré a lo que elijas.

Flug titubeó, pero decidió seguir hablando:

—Estabas tan desesperado por que me fuera. No lo entiendo, ¿por qué querías que estuviera lejos? ¿Soy una molestia?

—Nunca lo has sido —respondió Black Hat de inmediato y sin dudar siquiera. 

—Entonces, ¿qué ha sido todo esto? ¿Por qué de repente me necesitas? ¿Por qué me buscaste, por qué la cercanía? ¿Se trata de otra de tus torturas? Si es así lo estás logrando. 

Black Hat dio una sonrisa forzada mientras trataba de poner en orden todas sus ideas, tenía que arreglar todo de una vez, expresar sus verdaderos sentimientos y guardar silencio de las consecuencias.  

—Tú mismo lo dijiste: no comprendo el afecto, y de verdad estoy confundido.... Me habías dicho que podías ayudarme a entender. ¿Aún estás dispuesto? —preguntó notándose la misericordia en sus palabras. 

Flug ladeo la cabeza, dudoso y Black Hat cruzó la oficina lentamente.

—Ya te pedí disculpas... ¿Es necesario que me arrodille y lo haga de nuevo? Porque lo haría, haré cualquier cosa que me pidas. 

Flug sonrió imaginando a Black Hat haciendo eso, era algo que le hubiese gustado ver. 

—No, ya sé que no te gusta repetir las cosas, pero una disculpa no lo va a arreglar todo, ahora estoy tan confundido... no sé qué hacer.

—...

—Sabes que nunca quise irme, me gusta mi trabajo y de verdad no creo que alguien haga esto mejor que yo, así que voy a retomar mis deberes. Que quede claro que no lo hago por ti —dijo Flug sin verlo a la cara.

Black Hat en vez de tener un arrebato de ira sonrió cálidamente pues significaba que se quedaría.

—Si esa es tu decisión entonces que así sea. Me voy a asegurar que nada de esto vuelva a ocurrir.

—¿A qué te refieres? —preguntó Flug levantando una ceja, su tono de voz era de curiosidad.

Black Hat se acercó a él rompiendo por fin la distancia entre ambos, no se notaba avergonzado por lo que iba a decir, todo lo contrario, habló decidido:  

—Siempre te protegeré.

El científico sintió en su garganta un nudo, aquello era realmente lo más lindo que le había dicho. Quería abrazarlo, darle un beso, pero en vez de eso dio un paso atrás y extendió su mano como si estuviera cerrando un nuevo trato. Cuando Black Hat estrechó su mano Flug lo tomó con fuerza y luego entrelazó sus dedos.

—Y yo jamás te abandonaré, lo prometo.

Ambos se miraron con rubor sobre sus mejillas, era lo que Flug siempre había deseado y esta era una reconciliación muy romántica, sin embargo, soltó la mano de Black Hat más pronto de lo que ambos habrían querido. Black Hat volvió a sentir esa sensación de rechazo, ahora estaban juntos de nuevo, acababan de reconciliarse, y aun así Flug actuaba extraño, y él no lograba entender del porqué. Deseaba besarlo, acariciarlo, tomarlo entre sus brazos y llevarlo a su habitación para hacerlo suyo como todas aquellas veces..., pero estaba claro que no debía.

Aunque, todo se podía ir al diablo, había estado esperando mucho por esto, lo había extrañado demasiado, arrepintiéndose todas las noches de su error. Así que esta vez fue él quien se acercó con la intensión de besarlo, pero Flug retrocedió.

El joven se justificó con una ligera sonrisa la cual se desvaneció enseguida, fue un momento incómodo así que pensó en hacer una conversación que apuntara a otra dirección. 

—¿Qué hay de Alger...?

—¡Ni siquiera menciones su nombre! ¡Me encargare que ese malnacido no regrese nunca! Tenemos que hablar sobre él, pero ahora no es el momento —vociferó mientras apretaba los puños y miraba abajo, luego se dirigió a su escritorio, abrió uno de los cajones tomando un par de artículos, regresó a él de prisa, y con paciencia peino su suave cabello color marrón con sus dedos,  después colocó la bolsa y un nuevo par de visores con sumo cuidado. 

Flug no se opuso en lo absoluto, pero cuando Black Hat puso la bolsa de papel no pudo evitar mirar su cuello, este estaba lleno de moretones provocados por Alger, ver esas marcas provocaba que todo dentro de él bullera de cólera,  sobre todo las marcas de los colmillos. El muchacho había dicho que no le dolía, pero no le creía porque esas heridas eran profundas.

—Procura usarla, no quiero que nadie vea tu rostro más que yo. Así nadie intentara pretenderte —Advirtió Black Hat.

Flug rodó los ojos, ahí estaba el Black Hat mandón y posesivo que conocía. Mas le resultaba agradable. 

—Sí, señor —le dijo dándose media vuelta y saliendo de la oficina, caminado directamente hacia su laboratorio. No se había dicho mucho, pero se sentía bienvenido. Además, aquella promesa la llevaría a partir de ahora grabada en su corazón.  

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NOTAS

Yo siendo cursi de nuevo... lo siento. De verdad es la primera vez que hago una historia de 'amor' y no sé cómo funciona esto, pero es lo que hay.

Próximo cap.: "Amor distante". Ya saben que va a pasar (?)

Por cierto, no tienen ni perra idea de lo importante que son esas promesas para un futuro. jajajajaja

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