14: Conociéndonos (2° parte) : la historia de Alger


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NOTAS: Este cap. antes era corto, había olvidado escribir lo demás y no recuerdo por qué ya no lo hice. Así que me tomé el tiempo para hacerlo. Espero les guste.

La melodía que toca Alger es la del video ;)

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Alger salió directamente a su cocina, comenzó a preparar algunos pastelillos bañándolos de chocolate y decorándolos con crema. Sonrió con vigor pues hacia tanto que no cocinaba, últimamente lo había hecho un par de veces únicamente para Flug. Aunque, esa sonrisa se fue al pensar en él.

Le dolía recordar lo que pasó: él divagaba entre las calles oscuras de una ciudad, algo completamente común. Estaba lloviendo, las calles estaban solas, lo cual era mejor, sentir las gotas mojar su rostro le provocaba una sensación de tranquilidad y el olor a tierra mojada le gustaba, en conjunto, sentía una gran paz. Dio un respiro profundo y entonces algo llamó su atención. Aun entre la lluvia, entre los cientos de olores de alrededor pudo identificar uno en particular, un ligero aroma dulce, una presencia conocida que no podría olvidar.

Fue de inmediato a ese olor conocido percatándose inmediatamente de otro, este le preocupó, era sangre. Al llegar pudo ver cómo el cuerpo de Flug golpeaba una pared con suma fuerza, él joven científico quedó recargado contra ella sin poder moverse. Alger vio que la persona que había hecho eso era un joven héroe el cual sangraba del ojo, se veía molesto y decidido a volver a hacerle daño a Flug.

Entonces reaccionó, sus manos se convirtieron en puños y de inmediato fue tras el héroe tomándolo por sorpresa, su contrincante quiso defenderse, pero era débil a comparación de él y ni su habilidad de ser rápido lo salvó. Alger estaba furiosos y no tendría piedad. Por último, le arrancó el corazón. Sacudió su mano ensangrentada cuando el cuerpo de su rival cayó al suelo como un pedazo de basura.

Escuchó un susurro y enseguida volteó a ver a Flug quien dejó caer su cabeza de lado indicando que acababa de quedar inconsciente. Él enseguida se acercó observado con más detalle su lamentable estado. No pudo evitar dar una expresión de tristeza, sus heridas y aquellos golpes se notaban dolorosos, era realmente impactante verlo así. A su lado, el osito se aferraba a él de forma temerosa, Alger le habló con gentileza para poder acercarse a Flug y cuando ganó su confianza se arrodilló ante él quitándole la bolsa con sumo cuidado junto con los visores estrellados. Su rostro sangraba ligeramente y maldijo a aquel héroe por eso.

Lo tomó en sus brazos con cuidado cubriéndolo en un abrazo piadoso, el cuerpo del joven se apoyó a su pecho. Alger trataba de no lastimarlo más y de no tocar sus heridas.

—Lamento llegar tarde, hubiese evitado esto —habló con pesar, acarició su mejilla con la de él y lo abrazó con ternura—. No te preocupes, cuidaré de ti.

Así que los llevó a su casa donde enseguida recostó a Flug en su cama. Salió con 505 y lo llevó a una habitación aparte, el osito no estaba malherido así que solo lo envolvió en una cobija y le prometió que cuidaría de Flug. Regresó a su habitación con vendajes y comenzó a limpiar el rostro del chico, también le quitó su bata sucia y se aseguró que estuviese cómodo.

Al curarlo lo que más le importó fue la herida de su cabeza, el fuerte golpe contra la pared lo había hecho sangrar y esperaba que no fuese tan grave, incluso lo recostó de lado para que no le doliera el tacto con la cama. Hizo todo lo posible por él, mientras afuera una tormenta comenzaba a oírse. Al terminar se aseguró de que estuviese bien envuelto en una sábana. Verlo ahí tan indefenso y lastimado cautivó a Alger quien sintió una fuerte necesidad de protegerlo. Él se inclinó para mirarlo y con lentitud acaricio su cabello hasta su mejilla. Flug tenía una calidez agradable y sus respiraciones eran hipnóticas.

Ese sentimiento de ternura creció todavía más, además del instinto de protección. Se atrevió a tomar su mano y la entrelazó con la suya recordando aquel abrazo que, con anterioridad le había dado, su sonrisa creció considerablemente y no pudo resistirse; se acercó y lo besó. Al principio fue un simple roce de labios, pero después lo profundizó más. Cerró su ojo carmesí para disfrutar del momento y se inclinó más contra el rostro de Flug dando paso para introducir su lengua ya que al besarlo sintió más necesidad de estar con él y aunque sus labios estuviesen inmóviles fue algo que disfrutó por completo.

Recordar eso le hizo ruborizarse, tal vez fue algo muy atrevido, quizá indebido, pero había anhelado un beso de Flug desde hacía mucho, fuera de eso, esperaba tener uno algún día. Uno que fuese dado voluntariamente, que fuese real, un beso dado con verdadero amor. Estaba determinado a lograrlo. 

Luego de aquel recuerdo terminó de preparar el chocolate caliente y lo acomodó en una bandeja. Salió en dirección a una habitación y al entrar vio a 505 dormir, él le dejó un par de galletas y su vaso, luego se marchó para ir con Flug.

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Flug se acomodó de la mejor manera posible, pero no pudo volver a conciliar el sueño por aquel dolor de cabeza, cada vez se hacía más fuerte e insoportable. Su visión se volvía borrosa y comenzó a tener náuseas, no podía decir si era a causa del golpe o solo sus síntomas que había tenido desde hacía meses. Entonces se sobresaltó... esos síntomas eran a causa de... por supuesto, era obvio. Él acarició su abdomen, no comprendía cómo era posible que un parásito se hubiese instalado en su cuerpo, bueno, no sabía del 'porqué', pero sí el 'cómo'. Habían pasado tres meses desde la última vez que tuvo intimidad y ciertamente esa fue la mejor noche de su vida, estuvo con la persona que más amaba (no podía negar que aún lo amaba) y además Black Hat le había confesado sus sentimientos.

Pero, ¿cómo podía mantenerse ese parásito en un organismo no apto para la tarea de desarrollarse? Él tenía tantas dudas, no resistía más para poder hacer todo tipo de investigación y análisis. Saber que tenía dentro de él a un ser viviente y que Black Hat era el progenitor era de cierta manera "emocionante", quería descubrir más. Ahora se había planteado todo tipo de preguntas y quería encontrar la respuesta a cada una de ellas.

Pero salió de sus pensamientos por otra fuerte oleada de dolor que tuvo en la cabeza, entendió entonces que el dolor no se debía a sus síntomas sino al golpe. De repente la puerta se abrió entrando Alger con una bandeja repleta de postres y con una taza de chocolate caliente, él se acercó a la cama y acomodó la bandeja en la mesa de noche mirando a Flug quien estaba acostado dándole la espalda, pensó que el joven dormía así que decidió irse, pero justo antes de salir de la habitación se detuvo al oír que Flug lo llamaba.

—Alger... n-no me siento bien —dijo con aflicción mientras se tocaba la herida de la cabeza.

Él se acercó a la cama inspeccionando el vendaje que envolvía la cabeza del joven la cual tenía una pequeña mancha de sangre, Alger se mordió el labio con preocupación, él lo había revisado antes notando que no fuese un golpe tan grave, al menos no tenía una gran herida superficial, pero podría tratarse de una contusión, si era así tenía que hacer algo y rápido.

Flug se dio vuelta recostándose para verlo con una expresión de absoluto pesar, Alger se inclinó hacia él notando que el joven se movió tomando distancia para no estar tan cerca.

—No te preocupes, Flug, voy a ayudarte.

Flug levantó una ceja, dudoso. 

—No pensarás en llevarme a un hospital, ¿cierto? No iré si eso planeabas, p-pero puedes conseguirme lo necesario para que haga el suero del que te hablé antes.

El vampiro le sonrió, pero no fue una sonrisa cualquiera, esta infundía miedo. 

—No, no pienso llevarte a ninguna parte y tampoco serviría de mucho tu suero ya que es una herida interna... Yo puedo sanarte. Creo que soy el primer vampiro que conoces, deberías saber más de nuestras habilidades.

Flug acomodó su cabeza en una almohada, incluso la luz de las lámparas le lastimaba.

—Se alimentan de sangre, son inmortales, se regeneran de manera rápida, además tienen una velocidad increíble y su sentido del olfato es sorprendente, ¿algo más que se me olvide? Ah, sí, tienen un gusto de la moda muy anticuado —dijo en burla, pero guardó silencio y mostró un gesto de dolor. No era buen momento para las bromas. 

Alger le sonrió, encantado. Aún en  ese estado no perdía su sentido del humor. 

—Soy un espectro, Flug, tenemos ciertas habilidades... dejando de lado la vanidad  —dijo al mismo tiempo que se alzó la manga y se quitaba un guante blanco.

El joven lo miró extrañado ya que no sabía qué estaba haciendo, pero se inquietó al ver como Alger sacaba una navaja que, seguramente era de plata. El vampiro se cortó la muñeca de lado a lado. La sangre empezó a emerger y pronto goteó sobre las sábanas mientras Flug lo miraba sin sin entender todavía. 

—Bébela —pidió Alger, ofreciéndole su brazo.

Los ojos de Flug se abrieron por completo, lo miró un instante al rostro y luego volvió a ver la herida sangrante. 

—¡¿Qué?! ¡Claro que no!

—Puedo llevarte a un hospital, mejor dicho, obligarte. Sé que eso no te gustaría, o puedo dejarte así para que sufras de las consecuencias de una lesión cerebral —le dijo con voz severa.

 Flug negó con la cabeza dando una expresión piadosa. Alger suspiró al darse cuenta de lo mal que sonó. Se había sobrepasado, quería tener su absoluta confianza y no lo iba a lograr así. Entonces habló con más calma, casi rogando mientras la sangre seguía cayendo.  

—Por favor, hazlo, no te convertirás en un vampiro ni alterará nada de ti de forma negativa, solo hazlo y asegúrate de beber todo lo que puedas. Vas a sanar, te lo aseguro. Confía en mí.

Flug lo miró frunciendo el ceño, no quería discutir ahora que sufría de un horrible malestar, pero tampoco quería hacer eso, él ha hecho muchas clases de tortura al experimentar con sus víctimas, por supuesto, pero él no comía humanos ni nada semejante a esto. Miró la herida e intercambio otra mirada con Alger, al final asintió. Lo que estaba a punto de hacer era algo muy inusual, pero con el descubrimiento que había tenido tan solo un día antes ya nada lo sorprendía.

Tomó su brazo algo titubeante, pegó sus labios y comenzó a ingerir la sangre. Su sabor era amargo, pero por alguna extraña razón no era algo desagradable, después de unos segundos empezó a beberla de manera desesperada como si fuera algo que necesitara incluso se atrevió a morderlo. Cuando se separó, sus labios se cubrían de sangre y respiraba pesadamente. Alger envolvió su hería de inmediato. 

—Yo estaré bien, ahora trata de dormir.

Flug asintió y en cuanto Alger salió empezó lamerse los labios saboreando los restos de sangre que había quedado en su boca, nunca en su vida imaginó que haría algo como eso, en cambio ahora lo había hecho como si fuese algo tan normal. Flug sintió un cosquilleo en su abdomen y enseguida su estómago volvió a gruñir, sin más decidió comer todo lo que le había llevado, al final pudo dormir de nuevo.

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Se despertó sin saber por cuánto tiempo había dormido, la habitación estaba en completo silencio, ni siquiera había lluvia que golpeara las ventanas. Se levantó sin dificultad sintiéndose bien, de hecho, se estaba muy bien; el dolor de su cabeza había desaparecido por completo y se sentía con las fuerzas suficientes para hacer cualquier actividad. Se llevó la mano a la cabeza quitándose el vendaje descubriendo que ya no contaba con ninguna herida. Así que de inmediato buscó su calzado, tomó su bata sin importarle lo sucia que lucía y se aseguró de abotonarla para traerla cerrada, luego salió de la habitación.

Anduvo por los pasillos, confundido, aunque ya había estado en la mansión no conocía esa parte de la casa. Entró a una sala pequeña llamándole la atención el fuego de la chimenea, enfrente de ella se encontraban dos grandes sillones de terciopelo y en uno estaba Alger.

Flug entró observando que sobre la chimenea se hallaba un cuadro en el cual se retrataba una mujer; ella vestía de un modo antiguo, su cabello era negro y corto con ojos color marrón y tenía un distintivo lunar en el labio. Era una mujer hermosa pero no se veía como la clásica chica frágil sino como una mujer fuerte, su rostro estaba marcado por algunas cicatrices dándole un aspecto peculiar. Aunque lo más sorprendente era que... se parecían. 

—Te ves mejor, te dije que te ayudaría —habló el vampiro sin apartar la mirada del fuego sacándolo de sus pensamientos. Flug se acercó observando que tenía en su regazo a 5.0.5 envuelto en una cobija, el pequeño oso se vea cómodo mientras disfrutaba de las caricias que le daba Alger.

—Sí, me siento mejor, mucho mejor. Gracias, Alger.

En cuando habló 505 dio un salto y corrió hacia a él. Flug lo tomó con una gran sonrisa abrazándolo y hablándole con mucha ternura, después se acercó para sentarse en el otro sillón mirando en silencio hacia la chimenea. Una vez más no sabía qué decir.

—¿Ella era tu esposa? —preguntó contemplando el cuadro.

Alger cambio su mirada hacia la pintura y asintió, enseguida dio un suspiro.

—Creo que no te he contado nada de ella o de mí... es una vieja historia.

—Tengo tiempo, puedes contarme, si lo deseas —se apresuró a decir Flug. Ahora que la había visto tenía curiosidad.  

Alger lo miro dándole una gran sonrisa. 

—Como te dije antes yo tenía una familia, siempre viví con ellos en aquella mansión en el lugar más remoto del mundo hasta que un día, cuando yo era niño fueron cazados por humanos, fui el único que sobrevivió, sin embargo, decidí quedarme ahí pues era el único lugar que conocía, cuando me descubrieron regresaron a tratar de capturarme, yo dejé en claro que no sería tan fácil. Una vez que me aburrí de estar ahí sin ninguna compañía decidí salir a conocer el mundo; viajé aprendiendo, me hice de compañeros y descubrí que ser bueno no era lo mío. Esos fueron mis mejores años de villanía, era conocido en todo el mundo. Pero al final decidí regresar a mi viejo hogar, me di cuenta que incluso ya había una aldea cerca que poco a poco fue creciendo, aunque nadie se acercaba a mi casa por el terror que había implantado en ellos. Después la conocí a ella, era diferente a todas las personas que había visto, a ella no le daba miedo, y un día se paró frente a mi casa con un arma en mano retándome, fue tan gracioso ver a una dama sola tratar de enfrentarse a mí, pero la subestimé porque en cuanto me aparecí frente a ella me atacó, nunca olvidare ese día —dijo señalando su parche.

Flug dio una risa burlona tratando de ocultarla con su mano 

—¿Dices que ella fue la responsable de que uses parche? Wow, debió ser alguien muy hábil en combate.

—Lo era, al decir verdad yo fui quien le hizo esas cicatrices —le contestó señalando el cuadro—. No la asesiné, fui muy piadoso pues pensé que solo era una chica pueblerina con agallas y mucha suerte, pronto descubrí que planeaba asesinarme y cobrar una recompensa... eso fue realmente encantador. Ella alardeaba que me había vencido, pero no tenía ninguna prueba así que decidió regresar. Sin embargo, al vernos de nuevo... fue diferente. Nos fuimos conociendo; poco a poco ella iba a visitarme con más constancia, al final ambos nos enamoramos. Vivimos juntos por corto tiempo porque un día... bueno, un día ella murió y lo único que lamento en mi vida es no haberla convertido en una de mi especie.

Hubo un profundo silencio después de eso. Flug podía imaginar su pérdida.  

—Hay algo que no entiendo, dices que hay pocos de tu especie, pero si pueden convertir a los humanos en uno de ustedes por qué no hacerlo para evitar su extinción.

Alger suspiró profundamente, su voz estaba a punto de quebrarse. 

—Miedo, los humanos no se involucrarían con un demonio y no es tan fácil como lo dices, los humanos son tan frágiles y algunos no soportan la trasformación, yo temía que ella no pudiera resistirlo... aún menos en la situación en la que se encontraba. Debí intentarlo, lo sé. He cargado con esa culpa todos estos años. 

Flug se hundió en el sillón, no sabía qué decir. 

—Lamento escuchar eso —le dijo Flug y escudriñó el cuadro. Supo que no lo había imaginado, ella y él tenían cierto parecido. 

Ambos guardaron silencio mientras lo único que se escuchaba era el fuego chisporrotear.

—Alger. Tú... tú una vez me dijiste que podría contar contigo para cualquier cosa, así que me preguntaba si podía quedarme aquí, solo hasta que pueda encontrar la manera de irme —dijo esforzándose al pedir el favor. Alger lo miró con alegría contestándole con un tono de voz suave.

—Por supuesto, pues quedarte el tiempo que desees.

Flug se levantó con su pequeño oso en brazos.

—No quiero ser una molestia así que será por poco tiempo en lo que encuentro la manera de irme, además aun no me recupero por completo, puedo cambiarme de habitación si gustas. No es necesario que me quede en tu alcoba —hablaba mientras se acercaba a la puerta, sorpresivamente en un momento, cuando dio la vuelta, Alger estaba muy cerca de él, tanto que pudo darle un beso tierno en la frente.

—Me alegra tenerte aquí. No eres una molestia y no te preocupes por nada, tómate tu tiempo y no dudes en pedirme lo que desees —dijo Alger antes de desaparecer.

Flug se había quedado ahí, completamente inmóvil y un poco ruborizado. Después bajó la mirada a 505 y le susurró: 

—La próxima vez no dejes que se acerque tanto

El oso meneó la cabeza y enseguida dio un bufido tierno.

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Alger le llevó de comer a la cama y lo acompañó hasta que terminara cada bocado. El científico se sentía incómodo porque tras cada vez que alzaba la mirada Alger le daba una mirada tierna.

De repente Flug dio una mueca de dolor e intuitivamente tocó su frente.

—¿Todavía te duele a cabeza? —preguntó Alger con preocupación mientras tocaba su frente. 

Flug se movió de inmediato. 

—¡No!... digo sí, pero es debido a otra cosa, s-sólo se trata de mis típicas migrañas.

—¿Puedo hacer algo por ti?

—Solo necesito descansar.

—Flug, yo no soy Black Hat, yo me preocupo por ti, incluso si se trata de la más ligera molestia. Quiero ayudar.

El científico agachó la mirada, ni siquiera podía verlo al mencionar a Back Hat.  

—Estaré bien, de verdad, tal vez aún no he mejorado por completo.

—Tienes razón, ese nefasto héroe estaba decidido a matarte, no tuvo compasión contigo en ninguno de sus golpes —dijo con enojo. 

El chico se hundió más de hombros. 

—Me avergüenza eso, no suelo perder, además cuando la batalla no estaba a mi favor Black... —enseguida movió su cabeza con brusquedad buscando más palabras—. Digo; siempre tengo un as bajo la manga, un arma o algo, aunque todo eso quedó atrás ahora que me despidieron.

Flug apretó la mandíbula, estuvo a punto de decir que Back Hat era quien siempre lo salvaba, quien no permitía que se le acercaran demasiado.

El vampiro se levantó y tomó con una mano la bandeja con los trastos mientras que con la otra tomaba la sábana y cubría a Flug.

—Deja de pensar en ello, es más, olvida todo eso. No es bueno para esa migraña. Ya no estás a su merced, eres libre... y estás conmigo. 

El chico asintió mientras se hundía en la cómoda cama, Alger se retiró sin antes darle una palmadita en la cabeza.

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El fuerte dolor lo hizo despertar. Flug se incorporó de inmediato y corrió hacia el baño dando arcadas. Vomitó hasta que sintió que su estómago quedó vacío.

—Maldición —dijo con los dientes apretados mientras se limpiaba. De inmediato enjuagó su boca y trató de regresar a la cama, pero se ladeó un poco; todo le daba vueltas y tenía la sensación de desmayarse en cualquier momento. Su mirada se posó en la mesita de noche y ahí pudo ver algunas galletas junto con leche. Eso era seguramente la cena que Alger le había llevado y no solo se trataba de golosinas, sino que había una linda flor al lado dándole un toque dulce.

Lo meditó y dudó en hablar, pero se convenció de hacerlo.

—¿Alger?

Apenas unos segundos después la puerta de madera se abrió rechinando un poco, el vampiro dio un paso adentro con cautela y alzó la mirada contestando, esta se dirigió a él luego de notar que no estaba en cama.

—¿Qué es... —pero se detuvo al ver a Flug ladearse. Fue con él de una manera increíble, tan rápido como la luz del relámpago que deslumbró afuera. Sin decir nada lo ayudó a llegar a la cama sujetando su mano con firmeza. Flug se sostenía la frente con su mano libre.

El vampiro estaba lleno de angustia.

—Necesito medicina, necesito atenderme —dijo mirándolo de frente y quitando su mano del agarre de Alger.

El vampiro apretó los labios, confundido. 

—No entiendo, ya debiste mejorar, ¿por qué estás de esta manera todavía? —le respondió poniendo su mano sobre la mejilla de Flug tocando con delicadeza su labio que aún estaba roto por la pelea.

Él agachó la mirada. Claro que jamás le diría.

—Flug, ya sé a qué se debe —dijo Alger de pronto

El chico se sobresaltó al oírlo.

—Es porque no bebiste lo suficiente de mi sangre —continuó hablando el vampiro retirándose un poco para poder quitarse sus prendas de vestir.

El científico negó con un gesto dudoso y agachó la mirada en cuanto lo vio desnudo de la parte de arriba. Alger terminó de descubrirse, luego con su dedo hizo que Flug lo viera cara a cara alzando su mentón.

—Ya lo hiciste una vez, pero no fue suficiente. No importa cuánto tengas que beber, hazlo hasta que estés completamente satisfecho —dijo sin poder ocultar una sonrisa de victoria, como si estuviese tramando algo.

En respuesta Flug negó teniendo la boca abierta sin poder decir nada, aunque no podía quitar la mirada del cuello de Alger.

Alger se inclinó hacia Flug y éste tuvo que apartarse un poco. Tragó hondo, parpadeó un par de veces y al final suspiró en rendición. Con las manos temblorosas sujetó a Alger de los hombros y mordió con todas sus fuerzas la piel del vampiro.

La sangre comenzó a desbordarse y Flug comenzó a beber de ella. Al principio estaba tan negativo con tan solo la idea de hacerlo, aunque tras sentir el sabor en su lengua enseguida se perdió en una extraña fascinación que no le permitía parar.

Al terminar Alger hizo presión en su herida para evitar seguir sangrando, él no dijo más, simplemente se levantó con una sonrisa y se marchó. Flug quedó atónito por sus actos, había sangre en toda su barbilla y algunas gotas habían escurrido por su cuello. Se dejó caer de espaldas a la cama cubriendo su rostro con sus manos temblorosas y sin poder dejar de lamentarse.

Al día siguiente, tomó un baño muy temprano y buscó al vampiro. En cuanto lo vio se despidió de él agradeciendo su ayuda. Se sentía avergonzado y estaba consiente de que debía irse antes de que todo se saliera de control. Si embargo, a Alger no le pareció la idea. 

—Él no te busca, no tienes que huir. Además, solo llevas un par de días. Puedes quedarte más tiempo, ni siquiera tienes una aeronave para partir. Por favor, Flug, solo un día más... acabo de preparar tu desayuno y esperaba que desayunáramos en el comedor con 505.

El científico preguntó por su cachorro intentando cambiar el tema y enseguida el osito salió corriendo a los brazos de Alger. Él lo cargó y le rascó su cabecita justo al lado de su flor de cuatro pétalos.

—Solo míralo, le agrado demasiado. Es muy feliz aquí. Se nota que necesitaba más afecto, seguramente Black Hat le hacía la vida imposible. Vamos Flug, al menos hazlo por él —dijo de manera piadosa. 

El chico ladeó la cabeza mientras miraba a 505, era verdad que él merecía estar bien después de todo lo sucedido, sabía que no la había pasado bien en esa casa ni mucho antes con Black Hat. Así que suspiró resignado. 

—Está bien. Lo haré por 505.

Alger asintió, satisfecho, luego le dio otra caricia al cachorro, Flug sonrió forzadamente acercándose para también acariciar al osito azul. No estaba muy convencido, era verdad que no tenía la forma de irse, pero necesitaba hacerlo.

El resto del día la pasó en los jardines; las rosas estaban mojadas por la lluvia, pero daban un aire de calma. Se quedó ahí con la cabeza en las manos mientras lloraba en silencio por Black Hat. Dentro de la mansión Alger lo miraba en silencio.

Esa misma madrugada, Flug se levantó de improviso. no podía dormir, a pesar de eso se sentía muy bien, no tenía dolor o mareo sino ansiedad. Suspiró y se puso un suéter holgado que Alger le había regalado, salió y comenzó a caminar esperando inducir un poco el cansancio.

Se asomó por la entrada del salón, era aquel donde se encontraba la araña de cristal y el piano, de hecho, Flug se había acercado al oír una melodía.

Alger estaba sentado frente al piano tocando una música triste y en cuanto notó la presencia de Flug se detuvo dando la vuelta. Lo saludó cordialmente y luego lo invitó a pasar.

—Estaba buscando a 505 —dijo mientras se recargaba temeroso a la pared de la entrada.

—Él está dormido, yo mismo me encargué de arroparlo... estaba aburrido y por alguna extraña razón comenzó a limpiar, pero le dije que era mejor que durmiera. Ya es tarde, ¿no puedes dormir?

—No. He tenido extraños sueños... ya sabes, con Black Hat —dijo titubeante.

—A eso se le llama 'pesadilla', Flug. Puedes venir a tocar el piano si quieres, yo no lo hago muy seguido, pero me relaja.

—No, gracias, Alger, pero no sé tocar el piano.

El vampiro rio dejando al descubierto sus colmillos. Flug se estaba acostumbrando a esa picara sonrisa. 

—¿De verdad? Pero si eres hábil en tantas cosas.

—La música no es mi fuerte —contestó entrando con pasos lentos deteniéndose a su lado. Alger se acomodó en el banco dando un par de palmaditas en el espacio libre invitándolo a sentarse. El joven lo pensó antes tomar asiento en la esquina.

Sin decir nada más Alger comenzó a tocar una nueva melodía, esta era un poco lenta al principio, pero luego sus dedos se hicieron más ágiles componiendo una canción triste.

Flug miraba el teclado con la mirada perdida sin decir nada para no interrumpir, cuando la melodía acabó decidió hablar.

—Es demasiado triste.

—¿Eso crees? La verdad está melodía me recuerda a mis padres.

Flug le dirigió la mirada con interés. 

—¿Tus padres?

—Sí. Cuando era pequeño era un niño muy temeroso, el mundo exterior me daba miedo pues mis padres me decían que todo lo de ahí afuera podía lastimarme, no los culpo, ellos solo querían protegerme. En los días de tormenta solía meterme debajo de las sábanas mientras temblaba, los relámpagos y aquellos fuertes estruendos me daban mucho miedo, entonces mis padres iban a mi cama y se acostaban conmigo toda la noche para que sintiese que estaba a salvo, mi madre me cantaba y solo así me sentía protegido. Dormía en medio de ellos dos, entre sus cálidos brazos y me sentía tan feliz con ellos —el tono de Alger se volvió más triste y su mirada dio una expresión de pesar—. Ellos dieron la vida por mí... no puedo olvidar la primera tormenta que pasé sin ellos. Ya no tenía a nadie que me dijera que todo iba a estar bien, desde entonces tuve más miedo.

Alger tocó el piano mientras las tonadas tristes volvían a hacer eco en la sala. 

—Esta melodía me recuerda a mis padres en días de lluvia.

Flug ladeó la cabeza con un gesto de simpatía y con delicadez posó su mano en la de él.

—Lamento eso.

—No deberías, ya no soy más ese niño asustadizo.

—No, es más, ahora eres quien da miedo. Cuando te vi por primera vez me puse rígido, los vampiros deberían disimular esos colmillos —confesó entre sonrisas. A Alger el comentario lo tomó por sorpresa y carcajeó con rubor. 

—Oh, por favor, vivías con Black Hat, no creo poder dar más miedo que él.

—La verdad es que te acostumbras a él y a todo lo sombrío y extraño que lo rodea.

—Sí. eso es cierto —susurró Alger mirando de nuevo al teclado.

Flug se mordió el labio y lentamente se dejó caer hacia el hombro de Alger acurrucándose en él. El vampiro quedó bastante sorprendido. 

—La soledad no te va bien —le dijo el científico.

Alger estaba totalmente pasmado por aquel acto tan tierno que todavía no podía creer, y al escucharlo negó con la cabeza. 

—Solo creo que nadie merece tanta.

Estuvieron así por un par de minutos, Alger no quería moverse para no molestar a Flug, pero se dio cuenta que el joven se estaba durmiendo.

—¿Kenning? —habló moviéndolo. Era la primera vez que lo llamaba por aquel nombre. El joven solo respondió con un gemido.

—Ve a dormir.

El chico se incorporó y frotó sus ojos.

—Ah, sí, pero primero dime, ¿por qué me siento tan bien físicamente después de beber de tu sangre? —preguntó, adormilado. 

—¡Oh! Eso... es difícil de explicar. No importa. Mejoras y eso es bueno —dijo, nervioso.

Flug no estuvo satisfecho con la respuesta, aunque no insistió, se levantó y se marchó con la idea de irse al día siguiente, sin embargo, no fue así. Él no se fue, ni en el día siguiente, ni al siguiente.

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Ustedes iban a escoger el nombre de la esposa de Alger. El ganador es...

Helene

Gracias a YumiYushin por su recomendación

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