104: Seda y placer

NOTAS: ADVERTENCIA DE CONTENIDO +18

++++++++

—¿Estás listo?— preguntó White Hat. Mantenía sus manos sobre los ojos de Slug.

—Sí, pero antes déjame adivinar. ¿Rusia, los bosques de Canadá? Tal vez... ¿París? Porque he sospechado que es París. Una ciudad deslumbrante, pero con sobrepoblación de ratas...

—Slug, le estás quitando lo romántico.

—Lo siento. Es que huele muy bien, pero continúa.

—Gracias. ¿Dónde me quedé? Oh sí, mi casa favorita. Como sabrás tengo un montón de casitas dispersas por todo el mundo.

—Sí, me casé con alguien rico. Soy afortunado —volvió a interrumpir Slug. White contuvo su risa, pero siguió hablando:

—Estamos en una de mis favoritas. Fue difícil instalarme aquí, puedo presumir de una vista como ninguna otra así que te he traído para compartirla... Y porque creo que es el mejor lugar para pasar nuestra noche de bodas.

White quitó sus manos y Slug abrió los ojos, sosteniendo su respiración ante la sorpresa. Y vaya que lo necesitó porque no imaginaba algo tan asombroso como esto.

Estaban de pie frente a un ventanal enorme, no tenía ninguna cortina pues no era necesaria porque lo que se veía del otro lado era algo hermoso: era un cielo totalmente despejado, con su inmensidad sosteniendo miles de estrellas luminosas, pero incluso su preciosidad era opacada por algo que Slug jamás había visto. La Aurora boreal.

La cortina de luz bailaba por todo el cielo, su color verde, azul, naranja se juntaban tal cual como un arcoíris. Slug miró hacía bajo, estaban a lo alto de una pendiente y todo estaba cubierto por una gruesa capa de nieve.

—Es Alaska— se apresuró a responder White Hat sabiendo que esa sería su pregunta. Se puso justo a su lado y también admiró el espectáculo de luces. Slug tomó su mano y ambos quedaron así, en silencio.

Slug miró sobre su hombro, se impresionó al notar que a unos metros estaba una enorme cama de sábanas blancas, una mesita con una botella de whisky, vino y tequila junto con un par de vasos de vidrio. En otra se hallaban velas perfumadas, las responsables del dulce aroma que se percibía, y todo, absolutamente todo lo que pudieran usar. Era romántico; las luces tenues, los pétalos esparcidos por el suelo, la música, ni siquiera sabía de dónde provenía exactamente.

Slug dio un salto al notar toda la extravagancia, se dio vuelta para ver bien y retrocedió tanto que chocó contra el vidrio de la ventana

—Cuando dijiste que te ibas a encargar de todo no creí que era absolutamente de TODO— dijo Slug.

White se movió incómodo.

—Tuve que investigar, quiero que sea perfecto... Pero, Slug. No te veo convencido. No tenemos que hacer esto ahora si no quieres.

El humano lo sujetó de sus manos, al mismo tiempo que sacudía su cabeza.

—¡Ey! ¿Quién te dijo que no quiero hacer esto?, es solo que... me tomaste por sorpresa, además, ¿investigaste? ¿Miraste pornografía?

White se mordió los labios para ahogar su risa.

—No... solo leí un poco. Sabes, no hemos hablado de este momento nunca. Solo sabía que sucedería, pero tú no lo mencionaste. Siento que te estoy obligando.

—Pues tú jamás hablaste de esto libremente. Estaba seguro de que no tenías dudas al respecto. No sabes cuánto me he mortificado por pensar en este momento. ¡Te amo! Y he estado esperando esto desde hace mucho tiempo, pero más aún desde hace un año. Desde que abrí los ojos y te vi nuevamente, te he querido hacer el amor y he pensado en eso cada noche apenas cierro los ojos.

White se encogió de hombros, su cara estaba rosada.

—Ahh, ya lo sabía —dijo White Hat más para sí mismo. —Solo que me inquietaba, debimos hablar de esto antes. Es mi primera vez y aún me da un poco de nervios...

—¿Qué? Alto, alto. ¿Es tu primera vez? Tú con miles de años, tentación de muchos, el gran héroe... Vaya, eso me alegra.

White Hat soltó una carcajada.

—¿Te alegra?, Ah y no soy ninguna tentación. No debería sorprenderte, nunca he tenido esa necesidad. No soy humano, antes, cuando los ángeles caminaban sobre la tierra me habrían considerado su igual por tener ese pecado.

Slug lo miró sin entender, solo alzó una ceja.

—¿Ángeles, qué? No trates de confundirme. Sabes que estoy hablando de tu grupo de fans que babean apenas te ven. He escuchado como se te insinúan. Que bueno que no lo has hecho antes. Además, cometimos el error de no hablar de esto antes, estamos en el mejor momento, así que..

—Creo que no tengo dudas— aclaró White, luego se inclinó para verlo a los ojos. —Sé lo que debo hacer. Pero, primero que nada, me gustaría beber.

Slug estaba a punto de decir algo al respecto, pero mejor guardó silencio. Había visto a White Hat beber a lo largo de la fiesta, se preocupaba, pero al parecer no le estaba dando ningún efecto porque se notaba bien. Él no bebería más, quería estar completamente sobrio para esa noche. White se sirvió vino, después de un par de copas cerró la botella. Miró a Slug quien no dejaba de burlarse.

—Ok, estoy listo— dijo White. —¿Qué deberíamos hacer primero?

—Oh, no lo sé, ¿qué decían tus libros pornográficos?— dijo Slug sin poder evitar la carcajada.

White se aclaró la garganta, incómodo.

—¡Estoy hablando en serio!

Slug se le acercó dándole una mirada pícara. Lo sujetó de los hombros sin antes jugar con sus dedos un poco, y volvió a hablar seriamente.

—Solo estoy jugando un poco. Yo diría que empecemos con lo más obvio —dijo antes de darle un ligero beso para después susurrarle en los labios: —Quítame la ropa.

White Hat tragó hondo y afirmó. Se tomó su tiempo para quitarle el saco, desabrochando cada botón con paciencia, hizo lo mismo con la camisa depositando las prendas con cuidado a un lado. Luego fue el turno de Slug, él no fue tan paciente, estuvo a punto de romper algunos botones y al final arrojaba la ropa al suelo.

Ahora estaban desnudos de la parte de arriba. Slug miró sus brillantes ojos azules por un momento antes de acercarse despacio para darle un dulce beso. Saboreó la sensación de los labios de White contra los suyos. Sabía que nunca se cansaría de besarlo, luego lo hizo con más fuerza, mordisqueando el labio inferior de su pareja, White dejó escapar una pequeña risa ahogada y Slug aprovechó la oportunidad para deslizar su lengua dentro de su boca. Se atrajeron a sí mismos con más desesperación. Era lo que más habían estado esperando de aquel día. Necesitaban ir lento. disfrutarlo, pero al mismo tiempo estaban tan impacientes por amarse.

Comenzaron a besarse con deseo. White lo abrazó moviendo sus manos de arriba abajo, recorriendo toda su espalda, dándole caricias suaves. Slug se empezó a estremecer ante el tacto, sentía cómo el calor iba comenzando a avivarse bajo su piel recorriendo ahí donde White Hat lo tocaba. Gimió por primera vez porque las manos de su amante eran tan suaves que se sentían como si un trozo de seda se deslizara por su cuerpo. Ya sentía en aumento el apriete de su entrepierna. Sus pantalones comenzaban a estorbar.

—¿Quieres alguna regla?— susurró Slug contra el cuello de White. Se había detenido a mitad de sus besos porque notaba que su pareja temblaba como él al recibir sus caricias. —¿Sin mordidas, azotes, rasguños? ¿Quizá?

—Me estoy dejando llevar, querido. Hazlo tú también.

Slug carcajeó en respuesta, luego siguió con sus besos, estaba feliz de quitarle todo rastro de alcohol de su boca. Poco a poco lo llevó a la cama, le quitó el monóculo, se quitaron los zapatos y se puso sobre él. Bajó a su cuello, ahora lo besaba con más erotismo. White apenas se podía contener, echaba la cabeza hacía atrás para darle más espacio mientras lo abrazaba.

Slug siguió bajando hasta llegar frente a sus pantalones. Miró al rostro de White, pero él se cubría la cara con las manos.

—No me digas que tienes vergüenza— preguntó Slug con ironía.

—Ehh, no lo sé, es que... Nadie me ha visto desnudo, ¿no prefieres que cambie de forma? Podría hacerlo a lo que te complazca.

Slug negó con el ceño fruncido, ofendido. Cómo podía pensar que se decepcionaría.

—Así eres perfecto— dijo a regañadientes mientras comenzaba a quitarle el pantalón. —Yo debería ser el que está inseguro de su cuerpo, me hacen falta piezas, ¿sabes?

Debía ser un comentario divertido, pero White ni siquiera sonrió ni dijo nada, solo pasó sus dedos sobre su pecho, tentando las cicatrices, recordando cómo los villanos le habían hecho algunos de ellos.

Slug sacó el pantalón junto con su ropa interior y al mirarlo por completo se estremeció tanto que pudo sentir como toda su piel se erizaba.

El cuerpo de White Hat era esbelto, fornido y completamente sensual. Su piel blanca era suave y perfumada, tanto que su cuerpo se confundía entre las sábanas que lo envolvían. Luego su vista se plantó en su miembro. Era mejor de lo que había imaginado y delataba que estaba completamente excitado.

Él también lo estaba y debía quitarse los pantalones porque ya era muy incómodo. Así que se apresuró a hacerlo. White Hat lo miró hacerlo con el rostro en llamas, pero sin dejar escapar ni un solo detalle. Cuando lo hizo volvió a ponerse sobre White Hat, en busca de su boca. Aunque, después de unos besos cálidos buscó un ángulo mejor y movió sus caderas.

White Hat gimió en alto al sentir el placer de su erección frotarse contra el de Slug.

Ellos jamás se habían tocado así antes. Claro, se daban la mano de manera cariñosa, ya era un hábito, el roce de sus hombros mientras caminaban era inevitable, incluso posar su cabeza en el hombro del otro era algo demasiado íntimo. Sus besos largos y profundos era lo más cercano a la obscenidad. Al principio se había sentido culpable por la manera en que lo miraba al hacer ejercicio, pero después se hizo costumbre. Ya había imaginado una situación así, pero no se comparaba a esto.

Había dicho que necesitaba explorar esa parte de él, aguantar su lujuria por Slug por más de diez años no le había hecho bien.

Slug estaba decidido, sus movimientos eran lentos pero firmes, también gemía y no dejaba de mirarlo con un deseo ansioso.

Los dedos de White se agarraron alrededor de la cintura de Slug. Ese placer que sentía era algo completamente nuevo, desconocido, pero estimulante y electrizante, aunque, aunque de igual manera; inquietante.

Slug regresó a besarlo, estaba jadeante, aun así, sus besos no cesaron, se hacían más sensuales y no dudaba en atrapar la lengua de White Hat.

Solo cuando se separó para tomar un poco de aire White se animó a hablar:

—Slug, querido, tenía la intención de preguntarte...— habló, pero dudó cuando Slug levantó una ceja con curiosidad. —Sé que generalmente prefieres asumir un papel más activo, pero me siento bastante atraído por la idea de tomar ese papel ésta vez...

White Hat lo había dicho con tono bastante dócil, esperando que sus insinuaciones fueran lo suficientemente claras. Acababan de acordar ser más comunicativos al respecto. Había errado en no hablar acerca de sus propios deseos sexuales debido a su naturaleza modesta y servicial. Sí, era gentil y tierno, pero creía que Slug había pasado por mucho en el último año y estaba tan ansioso por hacerlo sentir bien.

—Sabes que haría cualquier cosa por ti, White Hat, y eso significa que también me dejaría hacer cualquier cosa por ti. No hay necesidad de pedirlo con tanta vergüenza— le contestó con una sonrisa amorosa y una voz pícara.

Slug le había sonreído con tanto encanto que White Hat creyó que podía encenderse literalmente, porque no había manera que pudiera ponerse más rojo.

Entonces lo sujetó y lo apartó sin brusquedad, ahora era Slug quien estaba debajo y se sonrojó al notar la diferencia de estatura. White Hat era mucho más alto, y en esa posición, mucho más dominante.

White se inclinó para besarlo, a diferencia que Slug él lo hacía más lento, besaba cada centímetro de su piel con cariño, aún más sobre las cicatrices, en especial a aquella muy notable resultado de la mordida del vampiro. Después fue por lo que más anhelaba. Bajó más y se detuvo en el pecho de Slug, y sin más lamió uno de sus pezones. El chico se sobresaltó ante la sensación, pero su pareja no se detuvo. Fue la segunda vez en la que Slug sintió que todo su cuerpo se erizó. White Hat seguía acariciando su cuerpo y lamiendo su piel sensible.

La respiración de Slug se empezó a acelerar, sus jadeos se hicieron más constantes, supo que su paciencia se agotaba, la lujuria se hacía más fuerte. Se derretía bajo los labios de su pareja, pero de pronto salió de su dulce felicidad por un repentino mordisco. White se apartó al notar el estremecimiento de dolor y vio lo que hizo. Eso dejaría una marca.

Slug se había quejado, aunque la expresión de dolor sonó alto al principio terminó con un gemido bajo. Ni siquiera le dio tiempo de protestar porque un escalofrío recorrió por su espalda cuando White besó suavemente el mordisco y pasó una de sus manos sobre sus muslos, lo sujetó y atrajo más su cuerpo. Empujaba su piel contra la de él, deseando tanto poder tocarlo.

—Acabo de descubrir uno de tus fetiches— habló Slug entre jadeos y una sonrisa. —Me pregunto cuántos más tendrás.

White se retiró un poco.

—Tenemos mucho tiempo para descubrirlo. Pero, lamento morderte, no pude evitarlo, ¿Sabes cuántas veces te he visto ejercitar sin camisa? Siempre has sido demasiada tentación para mí.

—Bueno, no me quejo, lo disfruté tanto como tú— respondió tocando su pezón húmedo. —Pero no olvides que estoy aquí para ti, al final de cuentas es tu primera vez, tú debes gozarlo.

—Lo haré si me dejas besar cada parte de ti, necesito explorar cada centímetro de tu piel, seré feliz cuanto más placer pueda darte.

Slug se acercó, le di un beso rápido y le susurró a los labios:

—Hazlo.

Luego se recostó. White se mordió el labio, posó su mano en el pecho de su amante y la bajó lentamente hasta su cintura, luego más abajo. Le separó las piernas y Slug se tomó un momento para sentir la forma en que lo tocaba. Estaba cumpliendo al decir que besaría todo su cuerpo. White estaba aprendiendo así los lugares más sensibles cuando temblaba ante sus labios.

White se detuvo dudando justo antes de que su mano llegara al miembro de Slug.

—¿Puedo? —preguntó.

En lugar de responder verbalmente, Slug levantó las caderas, empujando su miembro erecto hacia arriba. White captó la indirecta y comenzó a acariciar.

Los sonidos de satisfacción no se hicieron esperar. Las manos de Slug vagaron sobre su cuerpo por un momento, luego echó las manos hacía atrás y sujetó las sábanas. Empezó a mover sus caderas involuntariamente para obtener más fricción.

White simplemente apreciaba la sensación. La suavidad de su piel tenía que estar entre sus sensaciones táctiles favoritas de ahora en adelante, era firme, suave y sabía que lo estaba haciendo bien porque Slug gimió sin aliento, además, su cuerpo comenzaba a temblar.

White Hat disminuyó su velocidad hasta detenerse, al hacerlo apenas le dio tiempo a Slug de tomar aire. White se preparó y empujó las piernas de Slug para mejor posición.

—No quiero lastimarte así que dime que me detenga cuando sea necesario.

El chico asintió con la cabeza y White se inclinó hacia él. Slug se sobresaltó un poco y dio un ligero quejido.

—¿Está bien? —preguntó White con preocupación.

—S–sí, está bien, solo dame un momento, ve despacio— le dijo Slug. Su pareja obedeció, moviéndose lentamente dentro. La lubricación le permitía deslizarse más fácilmente y pronto cada pequeño movimiento le valió un gemido o un gruñido a Slug.

El cuerpo del humano que al principio estaba tenso se soltó. White seguía moviendo sus caderas en un ritmo lento, estaba tan feliz sabiendo que él era el responsable de todos esos gemidos de placer. Así que aceleró sus movimientos. Las manos de Slug fueron a sus caderas inmediatamente, decía su nombre tras cada movimiento, su cuerpo sudaba desprendido un olor embriagador, su escancia dulce.

Él también jadeaba. Ya entendía porque la humanidad estaba obsesionada con el sexo. Ya no le era extraño o incómodo, era satisfactorio. Valía cada segundo caer en pecado por Slug. El deleite de besarlo y acariciarlo, el absoluto placer de su intimidad.

Siguió penetrándolo, el cuerpo de Slug se movía tras cada envestida y él gritaba más. Ni siquiera podía pensar con claridad. Jamás había sentido tanto placer. Seria mentira que era la primera vez de White porque joder, nadie follaba así sin tener algo de experiencia.

Arañaba su espalda y White, él lo besaba disfrutando de su placer repitiéndole una y otra vez que lo amaba. Le bastó mejorar su posición apenas un poco para que Slug sintiese como la punta de su pene tocara un par de veces aquel punto dulce dentro de sí. Todo su cuerpo ardió y su columna se contrajo en el mejor orgasmo que había tenido. Fue vagamente consiente de que White también tuvo un orgasmo tan solo unos momentos después de que él lo hiciera.

Ambos se dieron su tiempo para volver a tomar aire, White se tumbó a su lado y cuando dejó de jadear miró a Slug, se acercó, tomó su rostro y besó tiernamente sus labios.

—Gracias— le dijo con sonrojo.

—Uff, cuando quieras— respondió Slug, tratando de ocultar su sonrisa. Luego se movió más. —¿Lo disfrutaste?

White alzó una ceja.

—¿Qué si lo disfruté? Amor, no tienes idea.

Slug carcajeó sin vergüenza, estaba absolutamente contento, a pesar de verse completamente destruido. Su cabello era un desastre, su cuerpo cansado y su voz algo temblorosa.

—Me alegro. Yo podría decir lo mismo de ti, cariño— dijo antes de otro beso. —Hagamos esto de nuevo, creo que me gusta bastante tu lado dominante.

White se rio de igual manera.

—Sí, y también me gusta bastante tu lado sumiso, debo decir.

Después de un largo período de recuperación y cariño compartido, los dos decidieron tomar una siesta juntos. Todavía no estaban listos para separarse a pesar de que seguramente era de día. No era como si tuvieran algo que hacer, de todos modos. White Hat durmió más profundamente que nunca, a pesar de que normalmente no lo hacía, y Slug se quedó allí con él, aferrándose al calor de su esposo. Simplemente abrazó a su amante durmiente y le susurró afecto, ganándose una sonrisa somnolienta del soñador mientras yacían cerca durante horas.

Tenían complicidad y confianza. Ahora no había sensaciones que no compartieran, se exploraron en cuerpo y alma uno al otro al mismo tiempo. Entonces la presión en el pecho comenzó a crecer y nació una nueva sensibilidad. Se sintió bien.

Slug sabía que no hay historias como la de ellos, en el que los amantes prohibidos sobreviven y llegan a estar juntos, pero ellos lo lograron, este era su final feliz. 






+++++++

¿Por qué estoy llorando? ajajaja


Las canciones que inspiraron: 

https://youtu.be/lAQGSRA0slk

https://youtu.be/xO8UdIgrEV0

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top