2.2. Falso hogar
Yui con una mirada asustada, observaba atentamente a cada uno de los hermanos Mukami, físicamente eran tan atractivos como los Sakamaki. Ruki, el de estatura similar a la de Reiji, de cabello negro azulado con unos misteriosos ojos azul rey y una profunda mirada, un chico distinguido aparentemente; Kou, el de estatura entre Ayato o Laito y Subaru, de cabello rubio con brillantes ojos celestes y una alegre mirada, un chico especial seguramente; Yuma, el más alto de los Mukami y de los Sakamaki, de cabello café semi recogido con cautivantes ojos del mismo color y una despreocupada mirada, un chico rudo quizás; para al final, Azusa, el de la estatura más baja de sus hermanos, de cabello negro con puntas en gris claro con inertes ojos grises y una vacía mirada, un chico único posiblemente; pero en cuanto a la relación entre ellos, en los pocos minutos que la rubia había abierto los ojos, ellos nunca se pelearon ni gritaron ni miraron feo siquiera, como los Sakamaki solían hacer a cada rato y por cualquier cosa insignificante, debido a eso Yui no sabía que pensar o que esperar, parecían amables, pero el hecho de secuestrarla era lo opuesto a eso, y a estas alturas sólo deseaba una respuesta rápida porque cada segundo que pasaba era insoportable, así pues, al fin los hermanos se miraron entre sí como si recordaran un plan a ejecutar.
-¿Van a responderme o no? -cuestionó ansiosa.
Ruki sonriendo asintió para contestar.
-Primero que nada, una disculpa por haber usado el cloroformo en la limusina, Eva; estabas muy inquieta y le complicabas el sujetarte a Kou, debía calmarte de alguna forma y esa era la más efectiva.
-No es por ser grosera, pero hasta un niño de 3 años se daría cuenta, aunque igual gracias por la explicación -dijo sin pensar.
Ahora el miedo de hace unos momentos empezaba a ser acompañado de frustración. Mientras los hermanos modificaron su semblante sereno a uno confundido e incluso molesto, a la vez que la tensión en el aire se empezaba a hacer presente e iba en aumento.
-Sólo queríamos disculparnos... -continuó Kou con voz seria-, a fin de cuentas, eres Eva y merecías una explicación como una disculpa, tal vez así te relajes y hagas esto más sencillo.
La rubia no entendía nada aún, las palabras de sus secuestradores no le daban nada útil para comprender la situación, hasta el momento.
-Nos presentaremos -menciona el mayor mirándola a los ojos-. Hola, Eva, mi nombre es Ruki, soy el primogénito de la familia Mukami, bienvenida a nuestra mansión.
-Sigo yo Eva, hola -Sonríe el rubio-. Soy Kou, encantado de conocerte.
-Me llamo Yuma, soy el siguiente en la familia, mucho gusto -dijo el más alto mirando a la chica de pies a cabeza.
-Yo soy Azusa -comenta esbozando una pequeña sonrisa el chico de boina-. El menor de los cuatro, Eva, un placer conocerte.
-Mi nombre es Yui, y quisiera que usen ese en lugar de Eva, ya que no sé que signifique para ustedes ese nombre y... ¿qué cosa dicen que quieren?
-Eva quiere entrar en confianza -Sonríe de oreja a oreja el ídol.
-Queremos lo mismo que los hermanos Sakamaki, volvernos Adán y, además algo extra, velar por el bien de nuestra raza -comenta Ruki.
-Am, sigo sin comprender.
-Es sencillo Yui-san -continúa Ruki-. A partir de ahora esta es tu casa, este es tu cuarto, en el clóset está tu nueva ropa y nuevos zapatos, y en el tocador como en el baño todo lo que necesitas como mujer, nosotros te cuidaremos y tú nos alimentarás con tu sangre unas semanas o hasta que alguno de nosotros se convierta en tu Adán, de preferencia, antes de la luna llena; ni más ni menos.
-¿Qué clase de explicación es esa?
-Una simple Yui-san -añadió nuevamente el Mukami mayor-. Además debes de saber que, estaremos a tu servicio para toda la eternidad y, debido a que la eternidad es inmensa, si quieres jugar un tiempo a la escuela no hay ningún inconveniente, pero en unos años si deberás ascender al trono y reinar tanto a quienes te esperan y aman como a quienes te odian, a estos últimos deberás doblegarlos como sea... personalmente, pienso que es mejor "al mal paso darle prisa", así que sería más conveniente reinar una vez que tengas a Adán en lugar de jugar a la estudiante, pero sólo es mi opinión.
-Bueno te agradezco tus explicaciones y tu opinión, pero ya verás que pronto vendrán por mí.
-¿Te refieres a los hermanos Sakamaki? Yui-chan -pregunta Azusa.
-Por supuesto.
-Dudo que vengan mesubuta -dijo Yuma confiado.
Yui ya sin temor y menos ansiosa, volteó a mirarlo sorprendida y confundida ante tal apodo.
-¿Disculpa? ¿Qué dijiste?
-Lo que oíste, mesubuta -Sonríe-, querías que entraramos en confianza ¿no?, pues ahora lo estamos.
La dulce chica no sabía que hacer o qué decir, por una parte deseaba defenderse, pero por la otra no sabía cómo, en especial al seguir siendo una humana y, estar frente a otros vampiros, de los cuales, a pesar de que desconocía su fuerza; sentía en el fondo de su ser que serían casi tan poderosos como los hijos del rey vampiro, o sea, los Sakamaki.
-Pon atención emu neko-chan, te explicaré algo -intervinó el rubio-, en la escuela está el rumor de que nosotros tenemos amistad con unos hombres lobo, que nuestra casa es vigilada todo el tiempo, además de que está oculta en el bosque, dudo mucho que se atrevan a venir así como así, al menos tardarán varios días en lo que investigan dónde está ubicada y planean cómo entrar.
-Ya veremos quién tiene razón -amenazó ella sin pensar.
Poco a poco los Mukami se acercaron más a la rubia y, para empezar sus deberes con la elegida de bellos ojos magenta, todos juntos la mordieron en distintas partes del cuerpo; Kou en la pierna derecha, Azusa en la mano izquierda, Ruki en el brazo derecho y Yuma en el hombro izquierdo, provocándole así algo que hasta los Sakamaki no habían ni considerado... un dolor multiplicado por cuatro, ocho colmillos clavados en su tersa y blanca piel tan delicada como bonita. Pero si algo había aprendido de aquellos chicos de la realeza era que, aunque quisiera no podía apartarse una vez que la mordían porque de hacerlo le dolería aún más, por lo que sólo le restaba soportar.
Sábado, cerca de las 6 a.m., ya empezaba a amanecer y Yui quien no se quitaba su uniforme para usar la ropa que los Mukami le habían comprado, salió de su cuarto pensando en escapar, caminó por los pasillos, bajó las escaleras y llegó hasta la puerta, estaba tan feliz ya que creyó que lograría irse al estar la casa tan silenciosa y sin señales de los Mukami, pero su sonrisa se borró una vez que giró la perilla, puesto que apareció Ruki a un lado de ella sujetándole la muñeca derecha con fuerza y una mirada muy molesta.
-Te faltó velocidad -dijo serio.
-¡Suéltame! -dijo forcejeando y continúo-. ¡Te digo que me sueltes! ¡¡Por favor!!
Sin embargo ni los gritos, ni el pedirlo como favor, mucho menos el intentar zafarse comparando la fuerza de una humana con la de un vampiro pura sangre, ayudaría a la dulce chica desesperada.
-Creí que esperarías a que vinieran los nobles inútiles a rescatarte, Yui-san -dijo con tono altivo.
-Sakamaki, son la familia Sakamaki, y Reiji es más inteligente que todos ustedes, así como idearon un plan para secuestrarme, él pensará en uno para salvarme, desgraciadamente él es muy perfeccionista y yo no soporto estar aquí más tiempo -agregó con un par de lágrimas en los ojos, aguantando la presión que Ruki ejercía aún en su muñeca.
-¡Qué insulto! ¡No esperaba que la elegida fuera tan grosera! ¡Decir que uno de esos nobles está por encima de nosotros...! De mí, que soy el cerebro de esta familia. ¡Ya verás!
Él no iba a tolerar esa ofensa, ni siquiera de la elegida, así que, furioso con una mirada sombría y la sangre hirviéndole del coraje mientras apretaba las muñecas de Yui con más fuerza que la inicial, la puso contra la pared.
-¿La verdad duele? -añadió nerviosa.
-Pero no tanto como lo que te haré. Te borraré cualquier recuerdo de ellos, tu cara se convertirá en una mueca de dolor y suplicarás... la elegida me suplicará que me detenga.
Ahora Yui soportando el dolor que tenía en la muñeca fue arrastrada por el Mukami mayor hasta las escaleras y ya que ella no cooperaba para subirlas, el chico se vió en la necesidad de cargarla en brazos hasta la habitación de él. Una vez allá la arrojó en la cama para colocarsele encima inmovilizandola con su cuerpo y, apoyándole sin querer, pero tampoco sin hacer nada al respecto, su miembro, mientras le sujetaba las muñecas con las manos, como ya se le había hecho costumbre.
-O-oye ¿qué crees que haces? -preguntó confundida.
-Tómalo como castigo... te demostraré quién es el señor de la casa y que los Mukami estamos muy por encima de esos estúpidos e inútiles nobles.
Ruki inmediatamente mordió a Yui en el cuello, ese lugar tan delicado y suave que los Sakamaki adoraban morder e incluso se peleaban por disfrutarlo, así pues, el primogénito de la familia Mukami clavando por completo y muy fuerte sus colmillos, disfrutaba la dulce sangre de la chica y el saber que ella hacía gestos del dolor, ella por su parte sólo podía resistir y dejar salir lágrimas de esos bellos y brillantes ojos magenta que ya empezaban a predecir el sufrimiento que le esperaba en un futuro si no salía de ahí.
En la mansión Sakamaki, en cambio, en la sala estaban los seis chicos, Reiji sentado en el sofá, aunque con una mirada tranquila, sus ojos magenta tan similares a los de Yui, mostraban la inmensa preocupación que sentía; a un lado de éste, Subaru con una mirada triste y ojos deprimidos acompañado de una copa de alcohol en la mano; al otro lado de Reiji, Laito que por primera vez se le veía en su mirada y en sus hermosos ojos, la ansiedad; en un sillón sin escuchar música y con una mirada como ojos serios, Shu; en el otro sillón con la mirada vacía y sin aparente vida en los ojos, Kanato apretando fuertemente a Teddy, mientras Ayato caminaba en círculos tan desesperado en la mirada como frustrado en los ojos.
Pasaron 3 horas, en la mansión Mukami, en el cuarto de Ruki específicamente, Yui seguía acostada en la cama e inconsciente mientras el chico ya estaba de pie mirando por la ventana, pocos minutos después, ella al fin abrió los ojos y él al sentirlo volteó para observarla, no obstante, ya no estaba enojado y se acercó a ella de una manera serena.
La elegida estaba débil, Ruki fácilmente lo notó en la palidez del rostro de la chica y en los ojos magenta que ahora no tenían el mismo intenso y precioso brillo de cuando la secuestraron ayer, así que, sin decirle nada, se dirigió a la puerta y allá nuevamente volteó a verla, pero ahora sí le dirigió la palabra al decirle:
-Duerme un poco más, en un rato vendrá Azusa con un jugo de arándanos, lo tomarás todo y volverás a dormir, después mandaré nuevamente a Azusa acá para que te dé tu desayuno.
La rubia miraba atenta al chico, ¿cómo pasó de su actitud agresiva y furiosa a una amable y considerada?
-Por está ocasión no bajarás a comer con nosotros, para evitar que te esfuerces estando débil. Pero no te acostumbres.
En el instante el primogénito de la familia Mukami se marchó dejándola sola, por su parte Yui al ver que podría descansar más, cerró los ojos esbozando una diminuta sonrisa de alivio. No parecía ser tan mal lugar para vivir después de todo, ya que ellos eran agradables sino se les provocaba y hasta considerados, o al menos eso aplicaba con el primogénito a lo que se había visto hasta ahora, y ya es algo puesto que él es quien rige la casa y quien vela por sus hermanos; no obstante nunca sería como con los Sakamaki, ellos ya se habían ganado el cariño de Yui como ellos le correspondían siendo ella el centro de la vida de cada uno de los seis. A fin de cuentas, en el fondo la chica sólo deseaba y soñaba con que alguno de los Sakamaki fuera a salvarla y regresara todo a la normalidad.
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