CAPITULO 3

En la residencia de los Kirigun, dos amigos nadan plácidamente. Rain, en compañía de su amigo de infancia, Sky. Los padres de Rain y los de Sky, se conocieron durante sus años de estudios en la universidad. Desde entonces, se han mantenido como si fueran familias. Sky, también cursa el último año de arquitectura y asiste a la misma universidad que Rain.

—¿Cómo es que se llama? —preguntó Sky. Rain, había contado a su amigo todo lo que pasó en la fiesta y en la casa de los nuevos socios de sus padres. Sky ahora debería investigar para él sobre Phayoo.

—Phi Phayoo —dijo—. Phayoo Therapanyakul.

—¿¡Eh!? ¿¡Therapanyakul!? —gritó Sky. Tomó de un sorbo todo el licor que tenía en su copa, negando con su cabeza—. Sus hijos son de lo peor, solo están en fiestas, carreras de motos y hombres.

La expresión exaltada de su amigo, hace dudar a Rain de aquellas palabras. No se trata de confianza sobre lo que le dice, más bien es sobre su propio amigo.

—Parecieras que lo conoces muy bien, ¿no es así, Sky? —preguntó Rain, bromeando—. De todos modos, no me casaré. Solo quiero saber quiénes son, es todo.

—Amigo, te conozco. Sé que iras tras ese Phi —respondió Sky—. Me iré primero, mañana tenemos clase temprano. No llegues tarde.

"No puedo decir que no iré tras él, pero me gusta", pensó Rain, soltando una sonrisa que le iluminó toda la cara.

Rain, siguió nadando hasta que llega la hora de preparase para ir a cenar con sus padres. Aun caen fuertes gotas de lluvia en toda Tailandia, empeorando con cada día.

***

—¡Pa! ¡Por favor! —suplicó Phraphai a su padre, Kinn. Aunque es mayor de edad, pertenece a una familia llena de enemigos, por lo que salir de casa a escondidas, sin guardaespaldas, no es una opción.

—¡No! —gritó Kinn—. ¿Cuándo crecerás, Phai? ¡Ya no eres un niño!

—No sé cómo lograste que mi padre se enamorara, ¡molesto! —dijo Phraphai, saliendo de su padre. Kinn soló negó con la cabeza, riendo por las palabras de su hijo.

Sus recuerdos vuelven a él, aquellos días donde conoció a Porsche, todo lo que han pasado juntos y siguen apoyándose, cuidándose, sobre todo, amándose como el primer día.

—Hey, Kinn —dijo Porsche.

—Ya se quejó contigo, ¿verdad? —preguntó Kinn llevando a su boca el coñac que había servido antes—. Tú hijo me estresa, ¿sabías?

No lo decía de mala manera. Su boca tenía una amplia sonrisa. Kinn ama a su hijo, aunque sea rudo, solo quiere lo mejor para él.

—Lo hizo —respondió Porsche, ahora poyado en el regazo de Kinn—. Sin embargo, no estoy de acuerdo con usted, señor Kinn.

—¿Por qué? —susurró Kinn, enterrando su nariz en el pecho de su amante, absorbiendo su aroma—. ¿Cambiaste tu perfume?

—Sí, es un nuevo aroma, me lo regaló el señor Tharn, cuando vino —respondió—. No estoy de acuerdo, porque debes dejarlo que se divierta. No digo que salga todos los días, pero al menos está pidiendo nuestro permiso.

—¿Sabes dónde ira a correr? —preguntó Kinn.

—Sí, lo sé —respondió—, son las pistas de Leo.

—¿Y no te preocupa? —preguntó Kinn. Su rostro se tensó.

Ambos, Leo y Kinn, no han llevado una relación de socios, más bien, son algo así como enemigos comerciales. Leo, dueño de una pista de carreras y de la mayoría de los pubs de clase alta de todo Tailandia. Su enemista proviene de muchas circunstancias; Hace 5 años, Kinn quiso comprar toda la pista de carrera, por el amor de las motos de su hijo. Sin embargo, un poderoso millonario se adelantó. Sus hijos no son la excepción, siempre que ambos se encuentran, definitivamente terminan a golpes.

***

El sonido de copas y la música se fundían en uno solo. Sentando en la barra, Phraphai, que había llamado a su primo antes de llegar, yacía sentado esperando.

—¡Maldición, Phayoo! —gritó, tan pronto como su primo llegó y se sentó junto a él—. ¿Qué te llevó tanto tiempo idiota?

—¡Cuida tu boca, idiota! —dijo Phayoo, sin estar enfadado. Ya están acostumbrado a que ambos se insulten sin molestarse. Además, Phayoo ya sabía que había pasado algo en casa—. ¿Qué pasó? Cuéntame.

—Tú tío, ¡maldición! —gritó Phai—. ¡No me deja correr, no me deja salir, no me deja hacer nada!

—Hey... ¡cálmate! —dijo Phayoo, tomando a su primo con el cuello con su brazo. Cualquiera dijera que son más que cercado, de no saber que son primos.

—¿Qué? ¿Estás de su lado también? —preguntó Phai, arqueando una ceja—. Hasta mi padre, Porsche, está de su lado esta vez.

—Oye, bastardo, ¿Cómo dices eso? —reprimió Phayoo—. ¿Sabes lo mucho que te ama el tío Porsche?

Phraphai no respondió, solo miró a su primo y tomó todo el alcohol de su vaso. Ambos tomaron, alternando el alcohol con esporádicos bailes con chicas que venían a pedirles que bailaran con ellas.

La paz de Phraphai se estaba por terminar, Sky ha llegado. Es el hijo de Leo y Fiat, dueños del pub donde se encuentran.

—¡Sky! —saludó Phayoo.

—Phayoo, has vuelto —respondió—. ¿Dónde está?

—Ahí, ebrio —dijo, apuntando hacia la pista de baile a su primo. Sabía que le preguntaba por él. La relación de Phraphai y Sky no es buena, pero no significa que la de Phayoo y Sky, lo sea. De hecho, son muy buenos amigos.

—Solo que no destroce mi bar. No quiero tener que verle la cara —dijo, no muy serio.

—¿Quién era ese? Se me hace conocido —decía Phai, cuando se acercó a la barra donde estaba Phayoo.

—Vámonos, estas muy borracho, imbécil —dijo Phayoo, apoyando a su primo en su propio cuerpo.

—Espera, quiero ir al baño —murmuró Phai. Phayoo asintió y lo llevó al baño, esperándolo fuera.

Cuando entró, todo el baño estaba vacío, solo un cubículo estaba ocupado. Esto no le importó a Phraphai, cuando termino de hacer sus mandados, fue a lavar sus manos, pero unas manos abrieron el grifo por él.

—Tan grande y no puedes beber —susurró la voz del hombre que se encontraba a su lado.

—¿Quién dice que no puedo beber? —preguntó Phai—. Te conozco... tú...

Todo lo que una vez estuvo en su estómago fue expulsado sobre la persona que se encontraba frente a él. La otra parte no se molestó, solo miró su propia ropa y a Phai alternativamente.

"¡Como me puede gustarme alguien como tú, idiota!", fueron las palabras que pensó la figura delgada frente a él, antes de dirigirse a la salida de los baños.

—Creo que alguien allá adentro te necesita, Phayoo —dijo cuando salió de los baños.

—¡Oh! ¡Sky! —dijo Phayoo—. ¿Qué pasó?

—No te preocupes —dijo Sky, mirando su ropa toda sucia del vómito de Phraphai—. No fue nada.

—Entonces, entraré primero —se disculpó Phayoo, entrando a los baños.

—Hmm —Sky asintió, saliendo de allí, directo a su habitación que poseía en el pub, para ducharse y cambiarse de ropa.

Al entrar a su habitación, un fuego en el corazón de Sky se encendió. Si bien ha observado desde hace un tiempo a Phraphai, nunca lo había visto así. Su corazón se aceleró de pensar en el problema que estaba pasando, que lo llevó a ponerse en este estado.

—Alguna chica lo habrá dejado —dijo en voz baja mientras el agua corría por su cuerpo bajo la ducha.

No tardó mucho en volver a vestirse y bajar al pub. Phayoo y Phraphai ya se habían marchado, sus subordinados ya le habían avisado. Sky, se sentó en su mesa habitual a observar todo su pub durante esta noche, pero aquellos pensamientos iban y venían.

Al cerrar, Sky, no quiso conducir a casa por lo que se quedó a dormir en su propio pub. Sus empleados ya estaban acostumbrados, por lo que se despidieron y salieron. Tumbado en su cama, sostenía su propia mano con la que había tocado la mano de Phraphai horas antes. Toda su cara se calentó, probando que su miembro se expandiera.

Deslizó su mano hasta su ropa interior y empezó a tocar su pene. En su mente la imagen de Phraphai tomado, riendo, bailando. No era una imagen que Sky podía ver con tanta frecuencia.

—¡Oh! ¡Phai! —gemía su nombre, mientras se masturbaba. Incrementando su ritmo.

—¡Ahhh! ¡Ahhh! —en su cabeza vuelva la primera vez que conoció a Phai en la playa, sin camisa, mostrando su marcado abdomen, lo que provoco que su excitación llegara a su punto más alto.

—¡Ahhh! ¡Phraphai! ¡Phra...! —su cuerpo se liberó sobre su propio abdomen y sus manos. Exhausto, se levantó a limpiar su cuerpo y volver a dormir. No sentía remordimiento de haber pensado en Phai, para autosatisfacerse. No era la primera vez que lo hacía.

En la mansión de los Therapanyakul, Phraphai, tumbado sobre su cama luego de haberse duchado, trataba de recordar la persona a la que le había vomitado en el baño del pub. Pero solo puede recordar una figura delgada, con un traje negro ceñido a su cuerpo, su pelo caído a ambos lados de su rostro, pero...

—¡Maldición! —gritó Phai, cuando pudo recordar el rostro frente a él—. ¡Sky!

"¿Qué rayos estabas pensando Phai?", se dijo a sí mismo cuando su propio miembro empezaba a expandirse dentro de su bóxer, pensando en la figura frente a él, antes de saber que era Sky.

Para Phraphai, Sky era un enemigo más. A sus ojos, era molesto, le provocaba cada vez que se encontraban. Siendo así, ¿cómo puede una persona gustarle alguien así?

—¡Agghh! ¡Bastardo! —gritó Phraphai cuando su propio pene aún seguía extendido por seguir pensando en Sky. Trató de reprimir sus pensamientos primero para quedarse dormido.

Otro día que transcurre normal entre las dos familias; socios que van y vienen, dar órdenes, firmar papeles, etc., aunque al caer la noche, el ambiente cambió por la visita un peculiar miembro de la familia, Thankhun, su tío.

¡Helooo! —saludó Khun cuando llegó a la oficina—. ¡Kinn! ¡Phai!

—¡Tío! Hola —saludó Phai, levantando la mano para mostrar sus respetos a su tío.

—Hermano, ¿a qué has venido? —preguntó Kinn, en tono serio.

—¡Ahg! ¡Kinn, bastardo! —gritó Khun, fingiendo estar ofendido, mientras cubría su rostro con sus manos y veía a través de sus dedos a su hermano—. ¿Por qué no puedo venir a esta casa?

—Bueno, después de que papá...

—¡Ahg! ¡Está bien! —exclamó Khun, parándose de la silla—. ¡Me iré primero!

—Ven aquí, pareces un niño todavía —dijo Kinn, abriendo los brazos para recibir a su hermano sonriendo—. Me alegra que hayas venido a visitar. Porsche está en la piscina, vamos a verlo.

—¡Mi hermosa cuñada! Le he traído muchos regalos... —decía a su hermano mientras salían de la oficina dirigiéndose a la piscina.

Khun estaba casado con su amor, su doctor. Luego de casarse, su doctor recibió una oferta de trabajo fuera de Tailandia, ocasionando que Khun vengan pocas veces a casa. Después de la muerte de su padre, dijo que esa casa le traía viejos recuerdos que quería olvidar.

Phraphai, conocía muy bien la historia de su familia, menos una cosa. De hecho, casi nadie incluido los guardaespaldas, lo saben. Y sí, hablamos del secuestro y rotura de Pete. Es un tema que quedó atrás.

Sin embargo, los pensamientos están inundado por otra cosa, Sky. Aun volvía a su cabeza la esbelta imagen de Sky, parado frente a él sonriendo, sin importarle que antes le había vomitado encima. Sin darse cuenta, tenía una sonrisa en su cara.

—¡Uy! ¿Qué hace a mi pequeño hijo sonreír? —preguntó Porsche.

—¿Qué sonrisa, Pa? —preguntó Phai avergonzado, fingiendo volver a trabajar—. Papá y tío Khun, fueron a buscarte a la piscina.

—Ya había salido, los alcanzaré primero, no tardes para cenar todos juntos —dijo Porsche besando la cabeza de su hijo.

—Hmm —asintió Phraphai aun mirando su computador.

Tan pronto como terminó, subió a su habitación a ducharse y bajar a cenar. Durante la cena, todos rieron. La segunda familia estaba aquí también, Khun y Vegas continúan discutiendo, pero así es como se demuestran su amor.

Después de cenar, Phai conduce su auto hasta un pub. Pero no quiere tomar, quiere encontrar el propietario para disculpase, sentía que debía hacerlo.

—¡Hey! ¿Dónde está tu jefe? —pregunto a uno de los empleados del bar.

—Está en la oficina en el segundo piso, señor —respondió.

—Llévame con él —pidió en un tono normal. El empleado miró a Phai con duda, sabiendo lo que son capaz de hacerse cada vez que terminan peleando. Aunque esta vez, no veía que quisiera pelear.

—Señor Sky, el señor Phraphai lo espera aquí —comunicó su empleado a Sky, quien tomaba una ducha. Su oficina quedaba justo con su habitación, por lo que era lógico adivinar que se duchaba. No obstante, ambas zonas estaban separadas por un cristal que difuminaba el interior de la habitación.

—¡Oh! ¡Phraphai! —dijo Sky cuando salió a su oficina. Vestía una simple toalla de baño amarrada a su cintura, dejando ver todo su marcado abdomen y sus anchos hombros y su pecho. Mientras con ambas manos secaba su cabello con una pequeña toalla—. ¿Qué te trae por aquí?

—Al menos debió vestirse, ¡qué molesto! —murmuró Phai en un tono muy bajo que Sky no pudo escuchar—. Así recibe a todo el mundo de seguro.

—¿Qué dijiste, Phraphai? —preguntó Sky lanzando la pequeña toalla sobre el escritorio, para sentarse sobre la mesa.

—Yo vine porque...

—¡Oh! Ya te duchaste, —dijo una voz masculina que entraba a la oficina—. Perdón, no sabía que tenías negocios.

—Yo ya me iba —dijo Phraphai mientras se colocaba su saco para salir.

—¡Espera! ¡Phai! —dijo Sky.

Phraphai detuvo su marcha. Una sensación extraña en su pecho cuando escuchó a Sky decirle Phai por primera vez, inexplicable para él.

—¿Podemos vernos después? Atenderé a mi invitado primero —dijo Sky al nuevo allegado.

—Hmm —asintió intentando besar a Sky, sin embargo, este esquivó su beso mientras volteaba su mirada a Phraphai.

—¿Qué querías hablarme, Phraphai? —preguntó Sky cuando su invitado había salido de la oficina.

—¿Ese es tu amante? —preguntó Phai.

—Mi negocio —respondió—. Y si lo fuera, ¿qué tiene eso que ver?

—Na... nada —tartamudeó Phraphai—. Solo quería disculparme por lo de ayer. Dañé tu traje, así que te compré uno nuevo como agradecimiento.

Sus manos sostenían el bolso que había traído con él. Desde la mañana había mandado a comprar un traje a un famoso diseñador que frecuenta Sky, por lo que no le fue difícil encontrar uno de que entallara a su figura.

—No tenías que hacerlo —respondió Sky, sonriendo. Sus manos tocaron las de Phraphai cuando intentaba tomar la bolsa de regalo.

Phraphai retiró sus manos de inmediato, ocultando su vergüenza. Sky, volteó a colocar el bolso sobre el escritorio.

—¡Yo! —dijeron ambos al mismo tiempo. Ahora estaban uno frente al otro. Amos podían sentir la respiración del otro.

—¡A la mierda! —dijo Phraphai, mientras sus fuertes manos tomaron a Sky por su rostro y cintura respectivamente, atrayéndolo a su cuerpo. Sus labios se unieron en un cálido beso.

Sin esperárselo, Sky estaba apoyado sobre el escritorio con ambas piernas rodeando el cuerpo de Phraphai, parado frente a él. Su camisa fue desabotonada, mostrándole su perfecto abdomen a Sky. Ahora su corazón latía más fuerte que nunca, la noche anterior soñaba con algún día poder tocarlo, hoy está parado frente a él.

Phraphai, deslizó su lengua por todo el cuello de Sky, provocando que gimiera por el placer que le provocaba. Las manos de Phraphai se deslizaron por debajo de la fina toalla, tomando por las nalgas a Sky, para subirlo a su propio cuerpo. Ahora, Phraphai estaba apoyado junto al escritorio, mientras Sky estaba sobre el con ambas piernas alrededor de su cintura.

Sky, besaba todo el cuello y pecho de Phraphai, dejando marcas en todas partes, lo mismo que había hecho Phraphai antes.

En su habitación, una cama blanca esperaba pacientemente a que los nuevos amantes se quitaran toda su ropa para lanzarse sobre ella. Sus besos se perdían por el sonido de la música del pub.

Los húmedos dedos de Phraphai juegan con el ano del Sky, en un vaivén que le provoca que arquee su cuerpo cada vez que sus largo dedos penetran en su canal.

—¡Ahhh! ¡Phai! —gemía Sky. Esto hacia que Phraphai moviera más rápido sus dedos.

—Sigue llamándome Phai, Sky —susurró.

—¡Phai! ¡Ahhh! ¡Phai! —jadeaba, mientras apretaba las sábanas con fuerza por el placer que estaba experimentando.

Phraphai, dio vueltas al cuerpo de Sky levantando sus caderas, dejando una amplia vista de su ano. Con su lengua, introduciéndola en su pequeño orificio, continuó generándole placer a Sky.

—Phai... —gimió.

—Dime.

—Entra en mí, Phai —pidió en modo suplicante. Phraphai dejó escapar una sonrisa mientras giraba el cuerpo de Sky y utilizaba lubricante para ponerlo en su pene.

—Entraré ahora —dijo.

—¡Ahhhh! —gritó Sky cuando la cabeza del miembro de Phraphai penetró su ano.

—¡Maldición! —gimió Phraphai—. Estas apretado, Sky.

—¡Ahhh! ¡Phai! —jadeaba Sky cuando todo el pene de Phraphai se encontraba en su interior. Sus movimientos hacían que Sky arqueara su cuerpo, dándole a entender a Phai que era allí que debía seguir golpeando su miembro.

Después de un largo momento en que los movimientos se hacían cada vez más y más fuerte, los gemidos de Sky eran tan fuerte como la música que se dejaba escuchar del pub.

—¡Ahhh! ¡Phai! Despacio —jadeó.

—Terminaré, Sky —susurró Phai—. Terminaré dentro de ti, Sky.

Aquel susurro paralizó a Sky, había caído en cuenta que no habían utilizado protección. Aunque en su mente, le agradaba la idea de lo que pasaría a continuación.

—¡Sky! ¡Ahhh! ¡Sky! —gimió fuertemente Phraphai, cuando eyaculó todo su líquido dentro del ano de Sky.

El cuerpo de Phai se dejó caer sobre Sky, quien lo apoyó y abrazó su cuerpo, ambos jadeando debido al cansancio.

Después de haber tomado una ducha y haberse vestido antes de Sky, Phraphai tomó las llaves de su coche, colocó su saco y dejo una nota escrita sobre el escritorio de Sky.

Al salir Sky, pensó que Phraphai estaba en la oficina, saliendo a comprobar. Sin embargo, lo que encontró fue la nota que le había dejado.

—Gracias por ayudar a liberarme. Espero haberte dejado fuerzas para tu phi que te espera en el bar. No fue lo que vine a buscar, pero debo decir que eres mejor que mucho de mis amantes. Phraphai.

Una lágrima corrió por el rostro de Sky y fue a parar sobre aquel trozo de papel en sus manos. Su corazón acaba de romperse. Sus piernas no podían sostener su cuerpo y una sensación de asfixia se apoderó de su cuerpo. Sky había subido al cielo haciendo el amor con el chico de sus sueños, pero el mismo hombre que lo elevó al cielo, lo hizo caer desde lo más alto, rompiéndole el corazón.

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