CAPÍTULO 16
El cuerpo de Rain despertó rodeado de los musculosos brazos de Phayoo. Ambos cuerpos quedaron dormidos luego de conversar toda la noche, pero la preocupación por todo lo que acababa de escuchar, hizo que cualquier síntoma de sueño se dispersara de la mente de Phayoo.
—Buenos días, Rain.
—Despertaste —dijo Rain sonriendo, aunque no era una sonrisa feliz.
—Acabo de hacerlo —respondió besando su cabeza—. Báñate y vamos a desayunar.
Luego de tomar una ducha, ambos salieron de la habitación del hotel al restaurante. Phayoo sostenía la mano de Rain, no quería soltar su mano en ningún momento. Todos se volteaban a ver a la pareja que recién llegaba.
—Hoy quiero volver a visitar a Sky, Phayoo.
Mientras esperaban por el desayuno hablaron de todo. Phayoo estaba inquieto por preguntar sobre esa noche, quería saber más, pero no quería volver a revivir esos recuerdos en él.
—Después de desayunar iremos, pero primero iremos a tu casa a cambiarte de ropa.
Rain asintió, justo después llegaba el mesero con su desayuno. Ambos pidieron un típico desayuno americano, incluido un café para Phayoo.
Al llegar a su hogar, los padres de Rain quienes estaban en el jardín, quedaron atónitos por lo que veían sus ojos. Hace unos meses, incluso días, escuchaban a su hijo quejarse de Phayoo, pero hoy, sorpresivamente, están llegando juntos a casa, luego de que su hermano anunciara que ahora era él el que andaría con su hijo.
—Hijo, ¿alguien va a contarle a papá que está pasando? —dijo Type. Rain miró a Phayoo, no sabía que decir, no quería decir todo lo que pasó. Rain conoce el pasado de su padre, conoce toda la humillación y dolor que sufrió cuando delató que fue violado de niño, Rain no quería que su padre experimentara esa humillación otra vez.
—No hay nada, papá —dijo sonriendo—. Phayoo y yo hemos regresado.
Rain tomó la mano de Phayoo y entraron a la casa con ambos padres dejados en el jardín con más preguntas que respuestas.
—¿Por qué mentiste, Rain?
—Por mi padre Type.
—¿Por qué?
—Phayoo, hay cosas que no sabes de mis padres. Ayer cuando llegué así, mi padre Type comenzó a llorar, estoy seguro que su pasado volvió a él. Mi padre fue violado y humillado cuando pequeño. ¿quieres que le diga que su hijo también fue violado?
Phayoo no respondió, pero ambos quedaron impactados cuando la figura de Tharn ingresaba a la habitación con lágrimas en sus ojos.
—¿Qué dijiste, Rain? ¡Dime que no!
—Papá, escúchame primero...
—Rain, ¿quién fue?
—Phayoo déjame hablar con mi padre, no vemos en el hospital.
Phayoo no quería irse, no quería dejar solo a Rain en esta situación, pero no tuvo más que irse por petición de su propio novio.
—Phayoo, ¿qué está pasando? —Type, quien se habría quedado en el jardín, preguntó al ver el rostro de Phayoo salir de la casa. Phayoo solo se acercó y abrazó a Type.
—¡Lo siento! ¡Lo siento mucho! —dijo mientras limpiaba sus lágrimas—. Yo debí proteger a Rain.
—Phayoo, ¿de qué hablas?
—Rain le contará todo, está hablando con su padre. Prometo que me haré cargo ahora.
Type seguía sin entender las palabras de Phayoo, quien ya se había subido a su carro. Al llegar al pasillo, podía escuchar los sollozos de su hijo y su esposo, el corazón de Type se detuvo al escuchar aquellas palabras que había olvidado hace mucho tiempo.
—Fue él papá, él me violó.
El mundo de Type dio vueltas. Su vista se nubló por completo, sentía que faltaba su respiración. Las risas, rostros y señalamientos de su infancia volvieron a su mente. Su cuerpo perdió toda fuerza y con gran estruendo cayó al suelo del largo pasillo.
—¡Type! —gritó Tharn.
Todos corren al hospital. Type sigue sin reaccionar. Al igual que a su esposo, esas angustiantes noches de pesadillas volvieron a Tharn. Recordaba todas esas veces que tuvo que velar el sueño de Type. Su mano sostuvo la de su esposo todo el camino, nunca se aparta de él. La ira que había apagado hace más de veinte años, volvió a surgir en un instante, quería volver y encontrar la persona que hizo daño a Type, ahora más, que veía el rostro de su hijo y sentía que se repetía la historia.
—Es mi culpa, papá. Todo esto es mi culpa.
Rain repetía una y otra vez esas palabras, mientras Tharn apretaba a su hijo a su pecho. Los doctores están atendiendo a Type, ambos esperan fuera de la habitación.
—Escúchame, Rain. Nunca será tu culpa, ¿entiendes? No es culpa tuya.
Las lágrimas de Tharn volvían a correr por su rostro. Su duro corazón, aquel que mostraba a todos, se había roto, su familia se rompió en un abrir y cerrar de ojos.
—Iré a traer un poco de agua, papá.
Tharn asintió, sin saber que sería la última vez que vería a su hijo.
Al salir de la cafetería, Rain, sentía la alta figura persiguiéndole. Sin pensarlo, corrió por los pasillos del hospital, pero unos fuertes brazos colocaron un paño sobre su nariz con algún químico que produjo que Rain quedara dormido al instante.
Fue él, Venice. Observaba a los lejos, sabía que Rain lo había delatado. Sabía que sus padres lo acusarían con la primera familia, pero prefirió cambiar sus planes.
—Te dije que no me provocaras, nong Rain. Ahora verás al Venice que nadie conoce.
***
En otra de las habitaciones del hospital, el cuerpo de Sky, ha comenzado a responder. Han pasado dos semanas desde que vieron por última vez a Rain en el hospital, tanto él como Venice y Phayoo han desaparecido desde ese día.
—Papá.
—Sí, Sky —dijo Fiat—. ¿Qué pasa, hijo?
—¿Por qué Rain no ha venido?
—Bueno, hijo... de seguro ha tenido muchas cosas que hacer.
—¿Más importante que venir a ver a su amigo?
Su padre rio. También estaba sorprendido de que Rain no habría venido, sin saber lo que pasaba realmente fuera de allí. Solo Phai, él conocía la verdad, sabía que ambos estaban desaparecidos, pero no quería agregar más preocupación a Sky, además, Sky ni siquiera lo ha recibido.
—Hola.
Saludó Phai a los padres de Sky levantando sus manos en señal de respeto.
—Phai, hijo, ¿ya has almorzado?
—No, aun no. Acabo de salir del trabajo —tan pronto como culminó su reunión, Phai condujo hasta el hospital, así ha hecho la última semana desde que Sky despertó.
—Oh, ven a almorzar con nosotros, siéntate —dijo Leo, brindándole un espacio en el sofá.
—Padre, ya no tengo apetito, dormiré —fingió decir Sky, girando su cuerpo.
—¿Quién fue que pidió esta comida? ¿ahora no tienes hambre?
Fiat bromeó con su hijo.
—Es mejor que me vaya, padre —dijo Phai—. Así podrán comer tranquilos.
Los padres de Sky no se opusieron, sabían por qué lo hacía Phai, solo asintieron y comenzaron a comer. Al terminar, ambos salieron de la habitación, otra persona ingresó, Vee.
—Pareciera que fue a ti que chocaron en vez de mí —se burló Sky del estado físico de Vee—. ¿Qué haces aquí?
—Sky, escucha...
—¿No fue suficiente humillación ya?
—Todo fue plan de Venice, Porsche sabe todo ya.
—¿Algo más?
—Esa noche no pasó nada, yo entré en la mañana a esa habitación para que todos creyeran que Phai y yo...
—Lo sé, pregunté si tenías algo más que decir.
—No —respondió—, espero puedas perdonar a Phai.
Sky no respondió, solo rio. Él ya sabía la verdad, su padre le había enseñado el video que le compartió Porsche. Al abrir la puerta de la habitación la sangre de Phai comenzó a hervir al encontrar la figura de Vee allí.
—¿Qué diablos haces aquí?
Phai tomó el cuello de Vee golpeándolo contra la pared de la habitación—. Agradécele a mi padre que no me permitió matarte.
—Phai...
—Phai, suéltalo —dijo Sky. Phai giró su rostro hacia Sky, su petición lo tomó por sorpresa, además que era la primera vez que le dirigía la palabra.
—Sal de aquí y no dejes que te vuelva a ver nunca —Phai soltó el cuello de Vee y empujo su cuerpo fuera de la habitación. Sus manos en sus cienes, mientras caminaba de un lado a otro impacientaba a Sky.
—Phai, ¿tienes algo que decir?
La ira de Phai le imposibilitaba notar el tono de voz de Sky. Era su Sky, era el Sky que lo enamoró, el Sky que él ama.
—Phai...
—Sky, ahora no... mi cabeza va a explotar.
—Te amo.
Los pies de Phai se detuvieron. Su cuerpo se abalanzó sobre Sky con lágrimas en su rostro.
—¿Qué dijiste, Sky?
—Que te amo, idiota.
—Sky, perdona, perdona, perdona.
—No hiciste nada malo.
Las manos de Sky limpiaban las lágrimas que corrían por el rostro de Phai.
—Perdona por tirar tu anillo —bromeó Sky—, ya me hace falta.
—Está aquí, está aquí, está aquí —Phai repetía mientras rebuscaba en sus bolsillos hasta encontrar la joya—. Siempre la tuve conmigo.
Phai colocó el anillo en Sky antes de que sus labios se unieran en un acalorado beso.
—¡Vaya! ¿qué pasó aquí?
—Sky me ha perdonado —dijo Phai mientras la cabeza de su amante que reposaba sobre su pecho.
Todos dentro de la habitación estaban felices, pero algo inquietaba a Sky dentro de su felicidad.
—¿Dónde está Rain?
***
A kilómetros de Bangkok, en la lejana ciudad de Chiang Mai, el cuerpo de Rain estaba atado a una pared, desnudo. Los moretones en su blanco y delgado cuerpo, eran la evidencia del terror que han sido para él estos días.
Su cuerpo no tiene fuerza alguna, intenta mantenerse alerta, intenta no decaer, pero es imposible. Sus ojos se cierran involuntariamente, su cuerpo se desvanece.
—Despierta, debilucho —gritó Venice golpeando el rostro de Rain.
—¡Ahg! —se quejó Rain del dolor. El desagradable sabor a sangre invadió su boca.
—Aquí está tu comida.
Una bandeja de perro que contenía arroz fue lanzada al suelo, esparciendo todo su contenido. Rain se lanzó a comerlo, debía hacerlo, no tenía más salida. Aunque ya estaba decido a dejarse morir.
De repente, la áspera mano de Venice lo tomó por sorpresa. Su cuerpo fue aplastado sobre el suelo.
—Suéltame, basura.
Venice giró el cuerpo de Rain, introduciendo su pene en su boca.
—Cállate, ¿no quieres comer? ¡come!
La brutalidad de Venice hace que sus heridas sigan sangrando aún más que antes. Sin culpa, todo lo contrario, ver esta expresión le excita.
—Si lo muerdes, te mueres.
Seguía golpeando fuertemente la cavidad oral de Rain. No fue hasta que se cansó que volvió a girar su cuerpo, provocando que se golpeara contra la pared.
—Mejor lo quieres en tu trasero, ¿verdad?
Rain no respondía. Era perder energía, Venice nunca le haría caso. Soportaba todo su dolor en silencio.
—¡Grita, maldición! No quiero hacerlo con una persona muda.
Rain no gritaba. Se prometió no volver a llorar. Decidió morir en silencio que rogarle a una persona como Venice por su vida.
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