CAPITULO 1


El sonido de disparos perturba dentro del sueño de Porsche, su cuerpo empapado de sudor hace que toda la sábana que cubre de él y de su amante se humedezca. Sus constantes movimientos en su intento por escapar, hacen que Kinn se despierte.

—¡Porsche! ¡Despierta! —susurró Kinn al oído de su amante, rompiendo la pesadilla que interrumpe el sueño de Porsche durante las últimas noches—. ¿Otra pesadilla?

—Esta vez vi a Phraphai en ella —dijo Porsche, acurrucándose en el regazo de Kinn. Porsche ha sido el padre protector de Phraphai. Desde pequeño, ha sido él quien ha cumplido todos y cada uno de los caprichos de su hijo. Sin embargo, Kinn, ha sido su padre estricto, pero quien ama y protege a su hijo a toda costa.

—Duerme, mañana será otro día —dijo Kinn besando la frente de Porsche, hasta que ambos quedaron dormidos.

<riin riin>

Como toda mañana, ambos amantes se despiertan temprano a su jornada laboral. Porsche, quien hace más de 20 años tuvo el anillo de la segunda familia, aún sigue en el negocio, pero al lado de su esposo. Vegas, por su lado, también trabaja con ellos, llevando el anillo como líder de la segunda familia. La relación de Kinn y Vegas se ha convertido en una envidiable relación de primos.

—¡Buen día, Kinn! —saludó Vegas al llegar a la casa de la primera familia. Hoy tienen una reunión importante con un socio extranjero que se unirá al negocio—. ¿Está todo listo? ¿Necesitas mi ayuda?

—Todo está en orden —respondió palmeando el hombro de Vegas, invitándolo a sentarse dentro de su oficina—. Solo esperamos a que Phayoo y Phraphai vengan.

<toc toc>

—Oye, Kinn... Vegas, no te escuché llegar —dice Porsche al ingresar a la oficina, brindándole una sonrisa. Aunque han pasado más de 27 años juntos, los persistentes celos de Kinn, con su primo y su esposo, siguen intactos. Vegas, solo se limitó a asentir y responder con una ligera sonrisa.

—¿Qué querías decir, Porsche? —preguntó Kinn, celoso. Por lo que fue inevitable para Vegas no reír, sin ser muy evidente.

—¿Has enviado a Phraphai a hacer algún recado? —preguntó. Esta mañana luego de despertar y prepararse, Kinn salió directo a su oficina. Pero Porsche, todas las mañanas visita la habitación de su hijo, antes de ir trabajar—. Esta mañana fui a despertarlo y no estaba.

—De seguro está en el gimnasio o en la piscina —dijo Kinn descuidadamente. Kinn conoce la personalidad de su hijo, es idéntico a él.

—¿A esta hora? —dudó Porsche.

—¿Has intentado llamarlo, Porsche? —preguntó Vegas—. Llamaré a casa primero, quizás haya amanecido con Phayoo.

—¡Oh! ¡Cierto! ¡Lo llamaré! —decía Porsche saliendo de la oficina. Los años han pasado, pero Porsche seguía siendo el mismo de antes; bromista, olvidadizo, algo torpe, pero aun con todo eso, seguía enamorado de Kinn y su familia. De igual forma, esa ingenuidad de Porsche, mantenía viva la llama de amor de Kinn, haciendo que todos los días se enamore más de su esposo.

<ring ring> <ring ring>

Lo sentimos, el número que está contactando no está en servicio...

La voz de la mensajería era lo único que salía al intento de comunicarse con su hijo. Los nervios se apoderaban de Porsche con cada minuto que pasaba sin saber de su hijo.

Lo sentimos, el número que está contactando no está en servicio...

"Esto ya no me está gustando, en lo absoluto", dijo para sí mismo Porsche. Sus pasos lo condujeron de nuevo a la gran oficina de Kinn, encontrándose allí con un Phraphai esbelto, bien arreglado, portando un traje color azul. Sus labios marcando una sonrisa, fueron visibles al escuchar la voz de su padre, Porsche.

—¿Sabes cuántas veces te he llamado, Phraphai? —regañó Porsche—. ¿Dónde está tu teléfono?

—Le ordené a uno de los guardaespaldas que lo recargara —respondió abrazando a su padre—. Anoche llegué y olvidé cargar la batería. Esta mañana cuando desperté, estaba muerto. Me fui al gimnasio y lo olvidé.

—¡Está bien! —respondió Porsche, recibiendo un beso en su mejilla por su hijo—. No creas que me comprarás con ese beso.

—Ya me estoy poniendo celoso, ¿Por qué mi tío no me cuida así a mi también? —se quejó en forma de broma Phayoo.

—Ven aquí —dijo Porsche, recibiendo en sus brazos a su sobrino Phayoo—. Los dos son muy queridos para mí.

—¿Queridos o mimados? —dijo Vegas riendo.

—Querrás decir, malcriados —bromeó Kinn—. ¿Cuándo regresará Venice?

—Posiblemente la próxima semana —respondió Vegas. Venice había salido de Tailandia hace un mes para trabajar en el extranjero, pero ya se acercaba la hora de regresar y trabajar con su familia.

—Papá, la semana siguiente, ¿puedo tomar el miércoles libre? —preguntó Phraphai—. Tengo unos asuntos que atender fuera de Bangkok.

—¿Qué asuntos? —preguntó Kinn, a sabiendas de la respuesta. Estaba convencido de que iría por una carrera de moto—. Pa, ¿puedo?

Sus suplicas dirigidas ahora a su padre Porsche, pero este solo sonrió antes de responder.

—¿Cuándo regresarías? —preguntó Porsche.

—¡Hey! ¡Porsche! —intervino Kinn fingiendo estar en contra. Al final de cuentas, siempre terminará complaciendo a su hijo.

—¡Listo! —dijo Phayoo. Es el arquitecto de la familia. Desde que se graduó hace más de 4 años, ha sido el encargo de todos los planos de los negocios de la familia, mientras Phraphai se encarga de la administración. Sus padres, solo supervisan sus trabajos.

—¡Excelente! —felicitó Kinn a su sobrino. Vegas sonrió al ver la reacción de su primo—. Esperemos a que el cliente contacte y empecemos.

Así es el día a día de los Therapanyakul en la casa de la familia principal. Porsche también cumplió uno de sus sueños, tiene un bar. Su hermano Porchay, se graduó en la escuela de música en su universidad. Ahora es muy conocido por los locales. Aunque se encuentra muy lejos de la capital, Porsche siempre saca tiempo para visitar a su hermano en Phuket. Después de haberse divorciado de Kim, se dedicó totalmente a su música y al bar de su hermano.

***

—¡Tengo hambre, Vegas! —gritó Pete, no muy fuerte a la otra línea del teléfono—. ¿A qué hora pretender regresar?

¿Qué quieres que te lleve de cenar?... Shhh, es tu padre...déjame escuchar —se escucha decir a la otra línea, eran Vegas y Phayoo.

—Trae ensalada de papaya —dijo Pete—. Mejor no, trae fideos y carne asada.

—¡Está bien! —asintió Vegas, para posteriormente colgar—. Colgaré primero.

—¡Hombre loco! —murmuró Pete con una sonrisa, mientras desvestía su cuerpo para ingresar a tomar una ducha.

Pete se quedaba en casa de la segunda familia liderando los asuntos desde aquí, de ser necesario, visitaría la casa de Kinn y Porsche. Luego de unos largo minutos, padre e hijo han llegado a la casa.

—¡Pete! ¡Baja! —dijo Vegas—. ¡Llegamos!

Sin obtener respuesta. Ambos sabían que, posiblemente se habría quedado dormido luego de tomar la ducha. Era común que pasara, así que no se molestaron en subir a despertarlo, los dos se sentaron en el gran comedor y comieron los fideos con carne asada y la ensalada de papayas.

—¡Pete! —susurró Vegas al oído de su esposo cuando ingresó a su dormitorio. Ya había tomado una ducha y se había acostado al lado de Pete—. ¡Ven aquí!

Pete, se arrastró al abrazo de su esposo, hundiendo su cara en su pecho, absorbiendo el aroma de su cuerpo recién bañado.

—Llegas tarde, tuve mucho sueño y quería dormir —dijo Pete con una voz baja, sin estar enojado.

—Está bien —respondió Vegas, besando los labios de su esposo—. Duerme, ya estoy aquí.

Ambos amantes yacían abrazados bajo las sábanas blancas que cubrían sus cuerpos desnudos. Apoyados uno encima del regazo del otro. Era el lugar seguro de cada uno. Pete es el lugar seguro de Vegas, y Vegas, es el lugar seguro de Pete. Así ha sido por más de 27 años.

Los rayos de la mañana iluminan todo el dormitorio, dos amantes acurrucados que juraron amarse para toda la vida, han despertado.

—¡Buen día! —saludó Pete a Vegas. Su amante besó su frente, sonriendo, antes de responder.

—¡Buen día, Pete! —acercando el cuerpo de su amante a su propio cuerpo, apretando con ambos brazos, Vegas respondía a su esposo.

—Hoy tenemos que ir a casa del señor Kinn— dijo Pete en voz baja, su sueño no se ha desvanecido todavía, pero sus deberes les esperan—. ¿Qué hora es?

—Si quieres, puedes quedarte —susurró Vegas. Pete negó sacudiendo su cabeza—. Es temprano aun, vuelve a dormir. Te despertaré primero.

—Hmm —respondió Pete, volviendo a meterse bajo las sábanas para quedar profundamente dormido otra vez.

—¿Por qué sigues siendo tan lindo? —susurró Vegas con una sonrisa besando la mejilla de Pete, antes de irse al baño para hacer sus cosas y alistarse para trabajar.

Luego de prepararse, se dirige a la cocina de su gran casa a desayunar. En otras ocasiones, Pete, se despierta a prepararle el desayuno a su esposo, pero hoy es uno de esos días en los que Vegas tiene que desayunar lo que han preparado los sirvientes.

Esto no le molesta, porque sabe que Pete se esfuerza mucho en todo el día trabajando. Por eso, cuando llegan estos días en los que Pete está totalmente cansado, Vegas consiente mucho a su esposo.

—¿Por qué no me despertaste? —sonó la voz e Pete ingresando a la cocina, sentándose al lado de su esposo en el gran comedor—. Phayoo ya está listo, bajará pronto a desayunar.

—Quería que descansaras más —dijo Vegas besando la frente de Pete.

En la mesa, todos los guardaespaldas están acostumbrados a estas demostraciones de afecto en las dos familias. Por lo que ninguno de ellos se sorprende al verlos así de enamorados.

—Papá —saludó Phayoo a su padre, Vegas—. ¿Qué local visitaremos primero?

—¿Hablar de trabajo en la mesa, Phayoo? —regañó Pete a su hijo. Para Pete, la hora de las comidas son muy importantes, por ello no permite que durante están en la mesa, se hable de trabajo.

—Lo siento, papá —dijo con una sonrisa, disculpándose con su padre—. Lo he olvidado.

—Come, luego sube a terminar de prepararte —dijo Pete, acariciando la cabeza de su hijo, sentado a su lado.

—¡Pa! —avergonzado, dijo Phayoo—. Ya no soy un bebé, ¿por sigues haciendo eso?

—¿¡Eh!? —exclamó Pete—. ¿Cuándo creciste? Sigo viendo mi pequeña tormenta.

Los ojos de Vegas albergan esa felicidad que desde niño deseaba, una familia feliz. Sentado allí, sonriendo, veía como su esposo e hijo, sonreían. Él estaba feliz.

—¡Papá! —dijo Phayoo, buscando el auxilio de su padre, Vegas—. ¡Ayúdame!

—¡Ja, ja, ja! —Vegas, solo rio a carcajadas, junto con todos los guardaespaldas presentes.

"¡Esta es la felicidad que siempre quiero tener! ¡Te amo Pete! ¡Te amo Phayoo! ¡Extraño a Venice!", pensó Vegas dejando escapar una sonrisa.

Cuando todos estuvieron listos, tomaron sus propios autos y partieron a casa de la primera familia. Vegas y Pete, ocupaban el mismo vehículo. Todo el camino, estuvieron hablando sobre trabajo. La reunión de ayer resultó ser muy buena, por consiguiente, estos días tendrán mucho más trabajo que lo habitual.

Un subordinado de la primera familia anuncia la llegada de la segunda familia, por lo que Kinn y Porsche ya están dentro de la gran sala donde regularmente se reúnen todos en los días de fiestas, o como en estos casos, por trabajo.

—¡Buen día, señor Kinn! —saludó Pete. Levantando sus manos, en señal de respeto hacia Kinn. Kinn negó con la cabeza riendo.

—¿Cuándo dejaras de llamarme, señor Kinn, Pete? —dijo Kinn, bromeando. Todos allí rieron.

—¡Pete! —saludó Porsche, tomando a Pete en un cálido abrazo—. Ya no te dejas ver, alguien por ahí te tiene secuestrado, ¿eh?

—¡Porsche! —exclamó Pete, en voz baja. Estaba avergonzado de lo que había dicho Porsche, aunque solo fue escuchado por él. Porsche susurró en su oído esas palabras.

—¡Sorpresa! —gritó una voz masculina desde la entrada del gran salón. Era un hombre alto, fuerte, bronceado, con un acento extranjero notorio. Venice hacía su llegada sorpresa a la mansión de la primera familia.

—¡Venice! —exclamó Pete con lágrimas en sus ojos—. ¿Por qué no avisaste?

—¡Oh! ¡Mi amado padre! —dijo Venice corriendo a encontrase con Pete, cargándolo en un abrazo. Pete solo puede reír, aunque sus lágrimas siguen cayendo, pero son lágrimas de felicidad.

—Esta noche deben venir todos a casa —dijo Vegas, después de haber saludado a su hijo, que en realidad es su hermano, pero Venice ama y respeta a Vegas y Pete, como sus verdaderos padres. Y así lo son, ellos han criado, cuidado y amado a Venice desde que nació y él se siente así, amado y protegido por sus padres.

—Supe que irás a correr el miércoles, Phraphai —dijo Venice—. Quise venir primero para animarte.

—¿¡Eh¡? —exclamó Kinn—. Ya sabía que ibas a correr, ¡bastardo! ¡ven aquí!

Todos ríen en aquel gran salón, toda la familia está reunida. Desde hace 27 años, la familia Therapanyakul ha estado unida. Los viejos recuerdos se han olvidado, las pesadillas van y vienen, pero mientras la familia esté así, unida, ninguna tormenta podrá separar a la gran familia Therapanyakul.

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