Capítulo 98. Apagón entretenido

El invierno llegó tan pronto sin casi caer en la cuenta. Pero eso no restaba las inquietudes de todos por la situación con Súper Shredder... Al contrario.

Todo el grupo permanecía en alerta a pesar de sus obligaciones y ausencias puntuales. Quien peor lo estaba pasando, era Sara. Tras haberle propuesto a Karai, todavía no había recibido respuesta.

Era consciente de que estaba muy ocupada junto con Shinigami, aunque la posibilidad la había dejado abierta. El problema era que por algo debía empezar para dar pie a su liderazgo dentro de la banda, y el tiempo se le echaba encima.

Así que pensó que la mejor opción era empezar desde el principio para progresivamente avanzar con el paso del tiempo:

Se hizo con las entidades de las redes mafiosas que estuvieron —y muy pocas de ellas se mantienen— vinculadas durante el liderazgo de Gran Jefe. Consideró que era el paso acertado para limpiar el historial de la gente que confiaba en ella.

Tras anunciarlo, esbozó una amplia sonrisa cuando la pesadez que la invadía salía de su cuerpo. No era nada fácil contentar a todo un colectivo, y a excepción de la agónica espera, parecía desarrollarse bien hasta ahora.

Retirada del centro de atención, subió al segundo piso para admirar mejor las reacciones que estos transmitían para el nuevo rumbo.

Jack: La lentitud no ayuda a dirigir una organización, pero si te consuela, están teniendo mucha paciencia contigo. —Indicó colocándose a su lado.—

Sara: Tal vez Leo tenga razón... No debería estar responsabilizándome de algo como esto... —Dijo frotándose la frente con desesperación.—

Jack: No estará pensando "la capitana" abandonar su "barco y tripulación", ¿verdad? Sabes que eso no acabaría bien. —Señaló seriamente observando el rostro expresivo de la morena.—

Sara: —Resopló ante la frustración.— Se formaron como una organización criminal, lo que significa que soy la figura menos indicada para continuar su rumbo.

Jack: Si Ángel permaneciese con vida, y tú no hubieras desertado. —Respondió.— Ahora todo es diferente, nos desvinculamos de la actividad criminal incluso tiempo después de que Amanda llegara a la ciudad.

Sara: En aquellos momentos os impedimos vuestros saqueos a los bancos... —Rememoró retórica ladeando la cabeza frunciendo el ceño, desacreditando al pelinegro.—

Jack: Vale, sí... —Rodó la vista resoplando con resignación.— Me refiero cuando forjamos la tregua. Sentíamos que ya no tenía sentido continuar, y que debíamos encontrar uno por el que construir nuestros futuros. —Señaló observando a los integrantes.—

Sara: —Reflexionó dirigiendo también la vista hacia el grupo.— No estoy convencida de ser la que consiga llevaros a ese camino... —Bajó la mirada frustrada de sentirse incapaz de ayudarles.—

Jack: Lo intenté, hice lo que pude. En vez de arreglarlo sólo se me ocurría saquear bancos y cajeros automáticos... Habíamos caído incluso más bajo que los criminales de poca monta. —Señaló dándole un poco de humor a lo último.—

Sara: Ts... —Rió ligeramente rodando la vista.—

Jack: —Sonrió ante su divertida reacción.— Cuando llegaste, eras la única alma inocente del lugar. Tantos años, y sigues siendo esa chica inocente, la única que desprendía esperanza a pesar de tu cruel situación. Y es justo lo que necesitamos ahora.

Sara: —Esbozó una pequeña sonrisa tras su profunda metáfora, sintiéndose ciertamente conmovida.— Pues... si yo me como el marrón, te lo comes conmigo.

Jack: ¿Me estás pidiendo ser tú socio? —Cuestionó frunciendo el ceño con sorpresa.—

Sara: Te estoy pidiendo que asumas el mismo problema que tú y cierto muerto me habéis metido durante tanto tiempo. —Repitió cruzando los brazos.—

Jack: Ya he tenido bastante acatando cada cosa que me mandaba hacer. ¿Crees qué voy a aceptar que se repita la historia?

Sara: Ninguna historia se va a repetir porque no soy él, ni tú eres el Jack que controlaba. Tú mismo lo has dicho, ¿no? —Replicó retórica frunciendo el ceño, recordando sus recientes palabras.—

Jack: No eres él, pero sé lo que has aprendido. Después de todo, él te crió también. Es lo único que me inquieta... 

Sara: No consiguió nada de mí. Aunque, probablemente ambos tengamos semejanzas, después de todo... —Susurró lo último lo suficiente como para alarmar al joven.—

Jack: Bien, supongamos que acepto ser tú socio. ¿Qué gano yo con eso? —Negociando los acuerdos que tal vez le pudieran interesar.—

Sara: Lo que siempre has querido tanto como yo: Libertad. Al fin y al cabo, los dos siempre hemos estado metidos en el mismo saco. —Respondió dedicándole una sonrisita sátira.—

Jack: —Aquello lo obligó a esbozar una pequeña sonrisita riéndose levemente. Aunque no lo pareciese, ambos tuvieron una unión sana durante aquellos años tan oscuros.—

Sara: Sé que siempre te he odiado al igual que a él, pero me alegra que el tiempo haya cambiado tantas cosas. Como nuestro punto de vista al otro. —Agregó alegremente.—

Jack: Estoy de acuerdo.

Sara: ¿Socios? —Preguntó ladeando la cabeza sonriente al mismo tiempo que le extendió la mano.—

Jack: Socios. —Aceptó sonriente estrechádose las manos mutuamente.—

Sara: Bien. Con una condición: Nada de saquear cajeros automáticos. —Dijo en un tono burlona y sarcástica.—

Jack: Sigue y harás que me retire. —Respondió tratando de sonar serio, pero tan solo quedó como intento.—

Sara: —Rió levemente ante su reacción.— Está bien.

El teléfono de la morena comenzó a sonar. Lo sacó de su bolsillo delantero del lateral derecho, leyendo en la pantalla que se trataba de la pelirroja.

Sara: ¿Qué pasa, Lara? ¿Va todo bien? —Preguntó con cierta incertidumbre.—

Lara: No, nada va bien. Me aburro un montón, y no sé qué diablos hacer ya con mi vida...

Sara: Pero, ¿y Raph? ¿No estás con él? ¿Y los chicos?

Lara: Están en la guarida entrenando, y atendiendo los miles de asuntos que siempre tienen que atender... Anda, vayamos a tomar algo.

Sara: Ah... ¿Quieres qué nos veamos en Starbucks?

Lara: Bah, déjate de batidos... Vayamos a algún sitio cañero. Ya sabes, un pub, un local, alguna parte que nos distraigamos un poco.

Sara: No sé si es buena idea... Se supone que debemos estar atentas ante cualquier situación que surja. —Dudó torciendo los labios sin resultarle adecuado el plan.—

Lara: Venga, tía. Llevamos un par de meses pendientes y todavía nada. Es sólo salir un poco y tomar algo. Vamos, lo necesito, lo necesito, lo necesito...

Sara: —La morena lo meditó por unos segundos. Seguía sin terminarle de gustar la idea, pero la realidad es que llevaban meses alerta sin descanso. Por un día se lo podían permitir.— Está bien.

Lara: ¡Esa es mí chica!

Sara: —Rió ligeramente rodando la vista escuchando cómo esta lo celebraba.— Dime el sitio y te esperaré ahí.

Lara: Ahora te mando ubicación. Ya verás, te gustará.

Sara: Nada de fiestas, Lara. Eso sí que no. —Sentenció seriamente.—

Lara: No hablaba de eso. Me apetece salir a tomar algo contigo, eso es todo.

Sara: Bueno... Pero cuando te diga que es la hora de marcharnos, no quiero reproches. —Dijo seriamente.—

Lara: Parece que seas tú la hermana mayor en vez de serlo yo... Anda, te voy mandando "ubi".

Sara: Vale, ahora nos vemos. —Colgó la llamada soltando algunas risitas.—

Jack: ¿Estoy invitado? —Preguntó proponiéndose a sí mismo como agregado.—

Sara: Esto... Otra vez será. —Respondió sonriendo encogiéndose de hombros.—

Jack: Al menos dile que me escriba de vez en cuando. Que por volver con Raph no quiere decir que a los colegas se les dé de lado. —Agregó con decepción.—

Sara: —Soltó unas ligeras risitas.— Si pasa algo, ya sabes qué hacer. Hasta otra.

La morena caminaba de un lado a otro frente a la entrada del local, lugar en el que acordaron tomarse algo.

Se quedaba observando lo que podía ver del interior. Lograba apreciar parte del recinto, pero le llamaba más la atención una especie de luz de neón al fondo.

Se exaltó cuando escuchó el motor de una moto aproximarse hasta ella. No era nadie más que Lara. Esta aparcó cerca de la entrada, dejando la moto aparcada en la acera, y con el seguro en una de las ruedas para que nadie pudiera robarla.

La pelirroja se percató de la forma en la que su hermana se quedaba observando el lugar, tratando de ver parte del interior.

Lara: Qué, ¿chulo, eh? —Presumió del local orgullosa de sí misma por la elección.—

Sara: Tiene toda la pinta de ser un local para fiestas... —Insinuó de forma indirecta ladeando la cabeza.—

Lara: No estoy con espíritu de fiestas. Pero ya que insistes...

Sara: —Rió levemente por la broma de la pelirroja.— Espero no arrepentirme. Aunque me parece que hemos escogido un mal momento... El cielo está cada vez más nublado. —Señaló observando el cielo.—

Lara: He venido en moto, no tardaremos mucho en llegar a casa. No te preocupes. —Respondió.— Anda, vamos para adentro.

Ambas entraron al fin. Lara tan sólo se pasó una vez en los tiempos en los que estaba distanciada con Raph. Así que pensó en reservarlo para tiempos mejores.

A Sara empezaba a gustarle, el estilo del que estaba adornado le encantaba. Justo al entrar, todos los asientos transmitían un estilo repujado. Pero lo que más le había llamado la atención desde el principio, eran los asientos que estaban al fondo.

Dos filas con asientos de sofá, adornados con grafitis en la pared de la zona, y carteles colgados con frases en neón, iluminando el lugar además de adornarlo con un resultado muy cool.

Las chicas no se lo pensaron dos veces, tomaron asiento en uno de los sofás de la zona que tanto captaba la atención.

Una amable camarera se aproximó hasta ellas, les preguntó por la consumición que pensaban tomar. La morena optó por un simple café bombón, mientras que la pelirroja pidió algo diferente... Una botellita de cerveza.

La camarera tomó nota, y se dirigió a la barra para comunicarle a su compañero del pedido.

Lara: ¿En serio? —Preguntó ladeando la cabeza y frunciendo el ceño.—

Sara: Sabes que no me gusta la cerveza, y soy totalmente anti alcohol. Como deberías ser tú. —Indicó señalándola con el dedo índice.—

Lara: No seas papá... —Respondió irrelevante rodando la vista.— Venga, sé que estás deseando decirlo. —Indicó con una sonrisita sátira.—

Sara: Qué pasada... —Comentó con admiración observando el lugar.— ¿Cómo lo has encontrado?

Lara: Jack... En una de nuestras salidas, le pedí que me llevara a un sitio diferente, ya me estaba aburriendo del que nos reuníamos. Y aquí me trajo, dejándome tan alucinada como tú. —Rememoró sonriente observando el sitio.—

Sara: Me alegra que el "Jack de ahora" tenga sus detalles. —Agregó sonriente.—

Lara: Déjame adivinar... quería venir sólo para pasar el rato conmigo. —Dijo en un tono burlona.—

Sara: —Sólo se limitó a reír afirmando sus sospechas.— Estábamos hablando del nuevo rumbo de la banda, recordando los viejos tiempos. Hasta que acabamos negociando en quedar como socios.

Lara: No jodas... ¿Socios? —Preguntó asombrada pillándole la noticia por sorpresa.— Creí que sólo era uno más de esos perdedores.

Sara: Tenía que hacerlo. Sé que acepté, pero me veo incapaz de comerme yo sola todos y cada uno de los problemas. Y ambos tenemos un conocimiento común con el que podamos avanzar. —Explicó.—

Lara: Bueno, así suena mejor. Él se comerá los mismos problemas que tú. Me gusta la idea. —Aprobó retórica y sonriendo burlona.—

Sara: Y no sólo eso. Él ha mantenido un contacto cercano con las redes mafiosas que estuvieron asociadas con Ángel. Incluso todavía las hay que siguen vinculadas con nosotros... —Resopló sintiendo la inquietud de lo que pudiera pasar, ahora que ambos llevaban el mando.—

Lara: Oye, estaba pensando... Todas las mafias siempre tienen algún matón. Ya sabes, para intimidar, o para propinarle una paliza alguien. ¿Tenéis uno? —Preguntó.—

Sara: No, no, qué va. Aunque, ahora que lo mencionas... Tal vez deba planteármelo. Pero para buenas intenciones, protección. O en el caso que debamos interrogar... —Pensó en voz alta.—

Lara: Tranquila, no te preocupes. Aquí estoy. —Se ofreció con una sonrisa de oreja a oreja, colocando las manos tras la cabeza.—

Sara: —Ladeó la cabeza con confusión, sin dar crédito a la disposición de su hermana.— ¿Lo dices en serio?

Lara: Soy sarcástica, pero no tanto. —Respondió burlona.— Venga ya, es el puesto idóneo para mí. Y entre tú y yo nos entendemos mejor que nadie en cuanto a negocios. —Guiñó con una sonrisita ladeada.—

Sara: No soy la más indicada para decírtelo, pero deberías buscar un trabajo normal ahora que estás a tiempo. —Agregó seriamente cruzando los brazos.—

Lara: Todavía debo sacarme los estudios. No los pude terminar porque Ángel andaba detrás de mi, ¿recuerdas? —Debido a la persecución nunca pudo terminar el último grado de la secundaria.—

Sara: Entonces deberías ir a la escuela de adultos. Allí podrás terminar lo que te falta. 

Lara: O mejor hacer el curso online, y así tener tiempo para mi "trabajo especial". ¿Qué me dices? —Sugirió con una sonrisa.—

Sara: —No quería tener que tomar decisiones delicadas, y menos si se trataba de su familia. Pero podía considerarlo. Esbozó una pequeña sonrisa.— Ya veremos.

Las chicas continuaron pasando el rato mientras tomaban sus pedidos tranquilamente. Retomando una y otra vez la disposición de Lara como la matona de su organización.

El ambiente resultaba ser agradable y acogedor. Hasta que algunos clientes se alarmaron por la lluvia que comenzaba a caer sobre la ciudad. Obligando a algunos pagar su consumición para volver a sus casas.

Las chicas se alarmaron gracias a los demás clientes, pues ellas estaban al fondo de todo el local.

Y por su la lluvia fuera suficiente, además de recientemente haber anochecido, ambas recibieron mensajes de sus parejas.

Leo: Sara, ¿dónde estáis?

Leo: Estamos en la mansión, no hay rastro de vosotras, y vuestros móviles están fuera de cobertura.

Leo: Iré a buscarte si no me dices algo en los tres próximos minutos.

Raph: Lara, tú móvil está fuera de cobertura, y no hay señales de ti, ni de Sara.

Raph: No sé dónde narices estáis, pero es muy peligroso que salgáis como si nada.

Raph: Maldición... Dime algo.

A la vez leyeron los mensajes de sus parejas en voz alta. Notándose en sus tonos el nerviosismo que les empezaban a invadir por la incertidumbre de las tortugas tras su ausencia.

Lara: Mierda... Están paranoicos. —Señaló leyendo repetidamente los mensajes de su novio, y la sensación que estos transmitían.—

Sara: No, tienen razón. Y encima es de noche y está lloviendo demasiado. Ays, sabía que no debíamos salir... —Resopló con decepción.— Vamos a pagar, y nos vamos ya mismo.

Lara: ¿Mitad y mitad?


La cantidad de lluvia era cada vez mayor, empapando casi por completo la acera. Suerte que la moto estaba algo cubierta. Las dos se montaron, Sara detrás de la pelirroja, y esta puso en marcha el motor, dirigiéndose hacia la mansión.

El trayecto era cada vez más escandaloso, debían tener cuidado con el asfalto cada vez más empapado. Por no hablar de que unos sonoros truenos empezaban a pronunciarse a mitad de la lluvia.

Estaban a punto de llegar, cosa de la que se alegraban tras notarse cada vz más empapadas por la intensidad de la lluvia. Vieron como Leo y Raph resoplaron ambos a la vez de manera cuando las chicas recién llegaron.

La pelirroja abrió la puerta del garaje aún con Sara montada detrás, aparcando finalmente la moto. Fueron a reunirse con los chicos en el salón dejando un rastro de agua tras ellas. Estos se encontraban aparentemente molestos, siendo más obvio teniendo los brazos cruzados.

Raph: ¿Se puede saber dónde andábais metidas? Nos estaba dando un vuelco al corazón. —Dirigiéndose a ambas seriamente.—

Leo: Hemos tenido que llamar a Nora y April para preguntarles si estaban con vosotras. Ni siquiera habéis dejado señales. —Agregó molesto con las dos.—

Lara: He, parad el carro. Sólo hemos salido a tomar algo. ¿Es tanto peligro tomar un batido? —Preguntó despectivamente frunciendo el ceño.—

Raph: No sigas por ahí, cariño. Puedo oler la cerveza que te has tomado. —Respondió seriamente desacreditando a la pelirroja.—

Lara: ¿A caso es un crimen? —Cuestionó burlesca.—

Sara: Vale, tuvimos que haberos avisado. Pero miradnos, estamos empapadas. No nos ha pasado nada malo. —Agregó tratando de tranquilizar a los chicos.—

Leo: No deberíais tentar a la suerte. Sabes bien lo extremadamente peligroso que es el Súper Shredder, Sara. Es la peor amenaza en estos momentos, y debemos estar alerta. —Sentenció manteniendo su postura.—

Lara: ¿Tentar a la suerte sólo por tomarnos algo? Chicos, deberíais ser vosotros los que

Los cuatro se sobresaltaron tras un fuerte y sonoro trueno que acompañaba la intensa lluvia. Lo que más los alarmaron fue el apagón que había provocado. Los cuatro se quedaron congelados por unos instantes, incluso de fondo se podían escuchar a Luna y Brandy quejarse del susto.

Suerte que había alguna que otra vela colocadas y repartidas por las esquinas del salón, con las cuales podían tener algo de visión con la que ver.

Lara: Oh, genial. Como si estar empapadas aguantando una brinca absurda no fueran bastante... —Dijo sarcástica cruzando los brazos.—

Sara: Tenemos que encender las velas repartidas por los rincones. —Agregó tratando de orientarse en busca de las velas.—

Leo: Esperad, tenemos la chimenea. Sara, ayúdame a encenderla. —Sujetó una de sus manos ayudándola a orientarse hasta la chimenea.—

Raph: ¿Encendemos tú y yo las velas, Lara? —Preguntó sujetando las manos de su novia.—

Lara: Espera. —Le soltó una de sus manos para llevarla al bolsillo y sacar su móvil. Entró en la aplicación de la linterna, y la encendió.— Ahora sí, vamos.

Raph: Qué buena ocasión para ponerse a buscar... —Susurró sarcástico. Ambos optaron por buscar por la cocina, con Luna detrás de ellos siguiéndolos.—

Leo: También nos hará falta para encender la chimenea... —Agregó observando la leña acumulada en la chimenea. Se exaltó viendo a su novia temblorosa.— ¿Estás bien?

Sara: Sí... Es sólo que disfruto del frío... —Respondió sarcástica abrazándose a sí misma tratando de acumular algo de calor.—

Leo: ¿Dónde tenéis las mantas? —Preguntó buscando alguna manta que pudiera haber por el salón.—

Sara: Arriba, en las habitaciones. —Resopló ante la continua sensación de frío que la invadía.—

Leo: Vale, iré a por ellas. Tú mientras enciende la chimenea. —Le depositó un beso en la sien justo antes de subir las escaleras, subiendo por las mantas.—

Sara: Odio el maldito invierno... —Susurró con frustración reuniéndose con la otra pareja.—

A Lara y Raph les gustó la idea de la iluminación con las velas tras iluminar el pasillo de las habitaciones, les resultaba un ambiente muy acogedor, además de tentador.

La curiosidad les invadió a ambos por igual. Optaron por probar en la habitación de la pelirroja. Probablemente le pillen el gusto a la idea para emplearlo en sus ratos de intimidad.

Por otro lado, Sara no podía alejarse de la chimenea. El frío era uno de sus peores enemigos, y aún más tratándose del frío tan gélido en Nueva York. En cambio, Leo se sentía atrapado por la ambientación. Ambos se encontraban sentados sobre la alfombra frente a la chimenea.

Al poco, se percataron de la ausencia de la otra pareja. Eran conscientes de a donde habían ido a parar.

Leo: Si no mal recuerdo, las velas del pasillo de las habitaciones conducen hasta la habitación de Lara, ¿cierto? —Preguntó con insinuación dentro de un ligero tono humorístico.—

Sara: Ya te puedes hacer una idea de lo que estarán planeando. —Respondió entre risas.—

Leo: Suerte que el trabajo de vuestro padre implique tanta dedicación. —Agregó siguiendo la broma.—

Sara: —Rió levemente. Se mantuvo en silencio unos instantes tras recordar las novedades de la banda.— Hablando de trabajo... Jack y yo ahora somos socios.

Leo: ¿Socios dices? —Preguntó notándose un ligero tono de sorpresa. Le resultó inesperada la noticia además del cambio brusco del tema.—

Sara: Es lo mejor. No puedo quedarme tranquila con la idea de tener que lidiar todos los problemas yo sola... —Explicó cabizbaja, reflexionándolo—

Leo: Eso es lo que tú crees. Cuando estás en el centro de cualquier situación das por hecho que vas a enfrentarlo sola. Y créeme, es todo lo contrario. —Replicó seriamente, tratando de buscar su mirada.—

Sara: Ya lo sé... —Suspiró pesadamente descargando presión.— He pasado por tantas cosas, algunas peores que otras. Y nunca tuve nada ni nadie con que hacerles frente. Sólo a mí misma...

Leo: —Torció los labios preocupado. Detestaba pensar por lo que su novia tuvo que pasar. Todo aquello quedó atrás, y siempre se lo recordaba. Esta vez, se colocó detrás de ella estrechándola contra su cuerpo.— Todo cambió desde que llegaste, y es un hecho que no debes ignorar.

Sara: —Alzó la mirada sobrecogida por la acción del líder. Esperaba un abrazo, pero se sintió conmovida por el gesto. Volteó de lado buscando contacto visual, y dedicarle una cálida sonrisa acariciando su mejilla.— No puedo ignorarlo cuando se trata de ti.

Leo: —Devolvió la sonrisa depositándole un beso en la mejilla. Sabía que los besos la hacían sentirle mejor, le comenzó a repetir varios más.—

Sara: —Su sonrisa se amplió tras las enriquecedoras sensaciones que transmitía a través de sus besos. Optó por cerrar los ojos disfrutando de cada uno de ellos.—

Leo: —Tras percatarse del gesto de su amada sólo le incitó a aumentar la cantidad de besos.—

Sara: —Tan sólo se limitaba a disfrutar del cálido cariño que este le proporcionaba.—

Leo: —Tentado por la romántica escena, se dejó llevar deslizando los besos hasta su cuello además de bajar las manos hasta sus caderas atrayéndola aún más a él.—

Sara: —Un ligero y agradable cosquilleo la recorrió por culpa de aquellos besos en el cuello. Era una zona sensible para ella, y la tortuga era consciente de ello. Transmitió una risita juguetona como respuesta.— Leo...

Leo: ¿Si...? —Aún con las manos en su cintura la estrechó cada vez más a su cuerpo, mientras continuó con el jugueteo besando su cuello y parte de su lóbulo.—

Sara: Mm... —Un ligero jadeo se le escapó antes de apretar los labios entre sí. Trató de colocar la oreja contra su hombro impidiéndole acceso a aquella zona sensible, riéndose mientras tanto.—

Leo: Te estoy ayudando a combatir el frío... ¿Y así me lo agradeces? —Ronroneó atractivo muy cerca del oído contrario. Retomó el recorrido de besos esta vez cambiando el sentido. Ascendiendo desde su cuello hasta volver a su mejilla, y acabar depositando más de un beso en sus labios.—

Sara: Pero... ¿aquí? —Tentada por sentir sus labios atrapar los suyos, correspondió gustosa a sus besos aún manteniendo los ojos cerrados.—

Leo: —Durante el beso, metió una se sus manos por debajo de la camiseta manteniendo contacto físico con su espalda. Pronunció las caricias siendo las yemas de sus dedos quienes recorrían su espalda en sentido ascendente.— Ellos tienen su habitación... Nosotros todo el salón.

Sara: —Finalmente abrió los ojos deshaciendo ligeramente el beso.— No te hacia tan juguetón, Leo... —Murmuró entre risas.—

Leo: —Antes de responder se dignó a depositar otro beso, siendo este más hambriento que el otro, para después regresar a su oído.— Créeme, no eres la única.

Ambos conectaron sus miradas de tal manera que se transportaron a un mundo completamente distinto, uno en el que sólo ellos dos tenían cabida. La morena giró sobre sí misma quedando frente a él, mejorando el contacto visual entre ambos.

Leonardo volvió a sujetar su cintura para levantarla, y sentarla sobre sus piernas. Sara se sujetó de sus hombros, y colocando sus rodillas a cada lado de sus piernas, mirándolo expectante con sonrisilla divertida.

La tortuga se inclinó sobre ella y la besó profundamente de nuevo en sus labios. Sara correspondió agregando como gesto una de sus manos sujetar su mejilla uniendo con pasión además de humedecer aquel beso, mientras el brazo contrario rodeaba su cuello.

Al líder le excitaba sentir a su novia en todos los sentidos, aunque realmente disfrutaba mucho más tenerla bajo su merced. Por lo que pensó en guardar lo mejor para el final.

Por el momento, volvió a explorar su cuerpo bajo la camiseta. Esta vez ascendiendo su vientre con caricias, hasta alcanzar uno de sus pechos para estrujarlo con suavidad provocándole placenteros cosquilleos. Como respuesta, Sara arrancó un leve gemido.

Leo atrapó nuevamente sus labios con beso de lengua, al mismo tiempo que le comenzaba a sacar la ropa con apuro. No siendo la única, la morena también se desprendía de su equipo con la misma prisa con la que la tortuga disminuía las prendas que esta portaba.

Jadeos, gemidos, además del deseo que mutuamente se compartían, aumentaban los besos y las caricias. De alguna manera ambos compartían el pensamiento de que se trataba de una noche mágica incluso con los sonidos de ambientación que agregaba el sonido de las gotas de agua caer.

La pareja aumentaba las embestidas con brincos aún en la misma pose con la que empezaron. Pero echaban de menos la mayor agilidad que se tenía a comparación de otras poses, mejorando la experiencia.

Leonardo se abalanzó sobre la morena colocándose sobre ella con las rodillas a ambos lados de su cadera, atrapando sus manos con una sola aprisionándolas encima de su cabeza. Resultaba embarazoso para Sara, pero adoraba las veces en las que le restaba importancia, y se centraba en lo que la tortuga y ella se compartían mutuamente.

Ambos no se hicieron demorar más por las embestidas, retomándose con una notoria velocidad y presión. Hicieron saberse del mutuo aumento de placer con un sonoro gemido. Entonces la excitación entre los dos fue aumentada, además de las oleadas placenteras.

Cuando Leonardo tenía bajo su cuerpo a Sara gimiendo una, y otra vez de placer, la manera en la que esta inclinaba la cabeza, esbozó una sonrisa traviesa ante lo placentero que resultaba disfrutar sexualmente de su novia de tal forma. Era un líder, debía actuar como tal. Pero con Sara, sólo con ella, de una manera más especial.

La morena demostraba con cada gesto y gemido lo tan sumergida en el placer que se encontraba. Además de la unión en la que ambos se fundían, gozaba de ese hipotético, pero casi real, mundo en el que sólo existían ellos dos.

Adoraba transmitirlo mediante gemidos nombrando al líder repetidamente, cosa que a este también le excitaba por completo.

Sara: Leo... ¡Ah... Leo... Leo...! —Gimió en forma de suspiro tras llegar finalmente al clímax, sintiendo su espalda encorvarse como reacción, además de aferrarse dulcemente a su líder abrazando su cuello.—

Leo: Sara... ¡Ah... Sí...! —Gimió sonriendo ante los gestos, además de las mejillas sonrosadas que se le veían tras llegar a su orgasmo.—

Entonces fue cuando el líder con una sonrisa ladeada aumentó la frecuencia de las embestidas. Se inclinó sobre ella nuevamente atrapando sus labios con los de ella.

El clímax se estaba comenzando a aproximarse sobre la tortuga, gozando por cada deliciosa sensación que recorría por todo su cuerpo.

Continuó aumentando ligeramente el ritmo, hasta que pudo darse por satisfecho, regalándole a Sara un segundo orgasmo.

La tortuga gruñó de placer tras acabar ocultándose en el cuello de Sara, depositándole unos cariñosos besos, además de agradecerle el tan y memorable rato placentero que ambos habían disfrutado. Por su parte, la morena se abrazaba a él con una agotada expresión.

Ambos concordaban con el pensamiento mutuo de lo agotador que ya resultaba ser subir las escaleras, y recorrer todo el camino hasta llegar a su habitación. No era una idea disparatada el quedarse dormidos conforme en donde estaban.

La tortuga se dejó caer recostándose a su lado. Pudiendo alcanzar una de las mantas que había traído, cubrió en mayor parte a su novia desnuda. Esta por su parte, se hizo con los cojines del sofá para ambos.

Se recostaron aún tratando de suavizar su agitada respiración, no sin antes compartirse una embobada mirada al igual que sus sonrisas. La tortuga suspiró sonriente tras observar la calidez con la que su novia se acurrucó en su pecho, aún manteniendo aquella sonrisa igual que la de su líder.

Desayunaron todos juntos para después ambos hermanos tortuga regresar a las alcantarillas. Cruzando los dedos de que Splinter no se molestara por la ausencia de ambos.

Por su parte, las chicas habían quedado con Nora para pasar un rato juntas en la tarde. La rubia comenzaba a sentir esa presión por la dedicación a su carrera, y necesitaba pasar una tarde entre risas con las chicas.

La rubia les puso al día de todo, tanto con los estudios de Nora como su relación con Donatello. Al igual que las hermanas, les contaron las pequeñas novedades que destacar.

A modo de curiosidad salió en la conversación el repentino apagón que tuvo lugar ayer a consecuencia de la tormenta.

Nora: Y, ¿qué me contáis del apagón de ayer? Menuda tormenta hubo. —Comentó.—

Lara: Se nos fue toda la luz al rededor de una hora. ¿Cuánto tiempo duró en tú casa?

Nora: Nos llegó al cabo de media hora.  —Respondió.— Vaya, ¿es en serio? ¿Casi una hora?

Sara: Sí, aproximadamente. Tuvimos que encender velas incluso, esperando a que volviera la luz. —Agregó seriamente.—

Lara: Venga, Sara, no te puedes quejar. Tú y Leo pasasteis un apagón entretenido. —Susurró con picardía.—

Sara: —Se exaltó tras el inesperado comentario, provocándole un ligero sonrojo.— ¿Crees qué hemos sido los únicos? Tú y Raph no salísteis de la habitación...

Nora: Empate. —Intervino riéndose de tales acusaciones entre ambas.—

Lara: Tengo que preguntarlo... ¿Es cómodo hacerlo frente la chimenea? —Preguntó con picardía dándole leves codazos.—

Sara: Dios, Lara... —Susurró avergonzada rodando la vista.—

Nora: Su curiosidad no tiene límites. ¿Eh, Lara? —Rió levemente.—

Lara: Ya te digo... ¿Cuándo piensas dar el paso con Donnie? —Preguntó juguetona sentándose a su lado.—

Nora: —Sintió sus mejillas arder en cuestión de segundos abriendo los ojos como platos.— Em...

Sara: Te gusta ser cruel, ¿no es así? —Preguntó con incomodez frunciendo el ceño.—

Lara: Ni te lo imaginas.

Siempre quise hacer un lemon frente a una chimenea teniendo lugar una lluvia como ambientación. 😆

Muy tentador, ¿no os parece? 😏

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