Capítulo 58. Envidiable

Una joven rubia salía de la casa de una compañera de clase. Llevaba una gran sonrisa en su rostro, sintiéndose orgullosa de sí misma.

Había estado terminando un trabajo grupal de clase, claro que no era el único trabajo que tenía por hacer.

Por suerte, la joven era muy talentosa en cuanto a los trabajos y las notas de las asignaturas, y a la hora de demostrar lo estudiado y aprendido.

Nunca iba a permitir que los resultados de su pasión por lo que actualmente estudiaba fuese decepcionante, pues realmente le ilusionaba su carrera universitaria.

La joven aún sin parar de sonreír llegó a su casa. Un edificio de ocho pisos que estaba no tan lejos de donde se encontraba la Universidad en la que lleva a cabo su carrera universitaria.

La rubia vivía en la vivienda número 18 de la cuarta planta.
Subió por el ascensor, y en cuestión de un minuto llegó a su casa.

En su casa se encontraban su madre y su hermano mediano. Su madre, Janice, se acercó a su hija llena de curiosidad por cómo le había ido a su hija con el trabajo.

Janice: Ya estás en casa, qué bien. ¿Qué tal el trabajo grupal de clase, Nora? —Le preguntó llena de curiosidad.—

Nora: Estupendo, hemos logrado terminarlo estupendamente bien y rápido. Otro trabajo menos en la lista. —Responde con una sonrisa, sintiéndose orgullosa de sí misma.—

Janice: Qué bien, me alegro mucho por ti. ¿Cuántos trabajos más te faltan por hacer? —Le pregunta.—

Nora: Exceptuando el que acabo de hacer, me faltan 8 todavía. Pero los tengo controlados. —Responde con una sonrisa.—

¿?: Eso es imposible, son demasiados trabajos para tan poco tiempo. —El hermano mediano se metió en la conversación de su hermana y su madre.—

Nora: No es mí culpa que tú seas tan desorganizado y lo dejes todo para el último día, Liam. —Le responde indiferente.—

Liam: No se necesita estudiar cada día cuando sirve el último. Además, se quedan los conceptos más recientes. —Le responde tratando de llevarse la razón, pues, ¿quién necesitaba estudiar todos los días cuándo uno es suficiente? Era lo que siempre se pensaba.—

Nora: Eso es lo que tú te crees. Prueba a dejar de lado los videojuegos y el skate durante una semana para un examen, y me cuentas la diferencia. —Le responde indiferente cruzando los brazos, dedicándole una sonrisa burlona.—

Liam: Sobre mí cadáver. —Le responde refunfuñando, no quería darle el gusto a su hermana de hacer lo que ella diga, para tener que reconocerle su razón.—

Janice: Voy a tener que tomar alguna medida contigo, Liam. Deberías tomar ejemplo de tú hermana. —Le regaña a su hijo, colocando ambas manos sobre su cintura.—

Liam: No le daré ese gusto a "doña perfecta". —Responde refunfuñando diciendo lo último en tono burlón.—

Nora: Que no lo quieras admitir no te pone en tu favor, Liam. —Le responde en tono burlona.—

Liam: Lo qué tú digas. —Le responde sin darle importancia a las palabras de su hermana.— Me vuelvo al cuarto. —Dijo para después alejarse de su hermana, y volver a la cueva de su habitación.—

Janice: No tiene remedio... —Dijo negando con la cabeza la negativa actitud de su hijo, resoplando decepcionada.—

Nora: Ya lo conoces, aunque empiezo a creer que tiene el cerebro diminuto, y eso sea lo que trata de esconder. —Dice sarcástica burlándose de su hermano, no pudiendo evitar una pequeña risita.—

Janice: Al menos Alex no sigue su mal ejemplo. —Comentó sintiéndose aliviada por la actitud estudiantil de su hija menor.—

Nora: Por cierto, ¿a qué hora vuelve papá? —Le pregunta con curiosidad.—

Janice: La de siempre, ya sabes que su turno acaba tarde, Nora. —Le responde a su hija junto con un pequeño suspiro de frustración.—

Nora: Es comprensible dado su trabajo. Pero, ¿no podría terminar un poco más pronto? Es decir, en esta ciudad siempre ocurren cosas extrañas de noche, y él no vuelve hasta la una de la madrugada. —Le responde mostrando preocupación, no podía evitar preocuparse por su padre.—

Janice: Siempre que puede lo intenta, Nora. Pero su trabajo es muy exigente, ya lo sabes. —Le responde un tanto decepcionada compartiendo la misma preocupación de su hija.—

Nora: Al menos tú no vuelves tarde. Bueno, las 10 de la noche no es tan tarde. —Le dice encogiéndose de hombros.—

Janice: Lo sé, y en parte no estoy totalmente tranquila. Me alivia mucho que escogieras el turno de mañanas en la Universidad, además de que necesitarás más tiempo para tu carrera. —Le dice con una pequeña sonrisa.—

Nora: Sí, pero igualmente no será problema. Es lo que siempre he querido hacer. —Le responde alegremente con una sonrisa.—

Janice: Aún así tu carrera tiene un poco de peligro, y más tratándose de los vándalos de esta ciudad. —Le responde mostrándose preocupada.—

Nora: En absoluto, es lo más acertado que puedo hacer. No te preocupes. —Responder con una reconfortante sonrisa.—

Janice: Espero que sea así. —Le responde no sintiéndose más aliviada, pero en cierto modo alegre por su hija.— Cierto, tengo que volver al trabajo, en media hora empieza mí turno.

Nora: Te acompaño si quieres. —Se ofrece en acompañarla, ya que tenía el resto del día para ella.—

Janice: No hace falta, pero me harías un gran favor si cuidaras de tú hermana. —Le responde.—

Nora: ¿Otra vez? —Responde mostrándose agotada, pues ya eran incontables las veces que se encargaba de ella.—

Janice: Sí, pero no como siempre. Últimamente sale mucho con sus amigas, y empieza a preocuparme. —Dice mostrándose preocupada, mientras preparaba su bolso para llevárselo consigo al trabajo.—

Nora: Es lo que hacen los adolescentes, por si se te olvidaba. —Le responde un tanto sarcástica, encogiéndose de hombros restándole importancia su preocupación.—

Janice: Ya lo sé, pero está llevando un ritmo de salir demasiado constante. No me gusta nada que se vaya y vuelva a la noche. —Le dice mientras terminaba de preparar su bolso.—

Nora: Bueno, tiene 14 años, y muchos críos de su edad hacen lo mismo. Ella sabe lo que hace. —Responde tratando de razonar con su madre.—

Janice: No, no lo sabe. Su edad es la más peligrosa, se deja influir por cualquiera, y eso es lo que no me gusta nada. —Le responde seriamente a su hija, y justo termina de preparar su bolso, yendo a continuación por su chaqueta.—

Nora: En eso no te puedo contradecir. —Responde dándole la razón a su madre. Conocía a su hermana, le encanta salir con sus amigas y divertirse. Pero no podía negar la razón a sus palabras.—

Janice: Se fue hace unas 3 horas, y todavía no ha vuelto. Hazme el favor de ir con ella, ¿si? —Le pide rogándole mostrándose preocupada.—

Nora: Bueno, vale. Ahora voy. —Responde con resignación, aunque no quería seguir teniendo a su madre preocupada.—

Janice: Gracias, cielo. —Le responde con una sonrisa.— Te lo compensaré, tenlo por seguro.

Nora: No hace falta. —Le responde igual.—

Janice: Claro que sí, cumples demasiado y eso merece una recompensa. —Le dice con una sonrisa. Se acercó a ella para darle un pequeño abrazo, y le deposita un pequeño beso en su frente.— Llámame o envíame un mensaje al Whatssap cuando estés con ella.

Nora: Está bien. —Le responde.—

Janice: Hasta luego, cariño. —Se despide cariñosamente para después salir por la puerta de la casa.—

Nora: Genial, me dejan el cargo de niñera, otra vez... —Dice resoplando decepcionada.— Aunque estoy más que acostumbrada.

Mientras la joven refunfuñaba, una gatita de raza siamesa entró en el salón.

Se mostró contenta de ver a la joven ya en casa, y se acercó a ella para frotar cariñosamente su cara sobre la pierna derecha de la joven.

Nora: Lo siento, Dana, pero tengo que irme otra vez. —Le dice ladeando la cabeza, dándole unas cariñosas caricias.— En fin, voy a por "la cabra loca". —Después de haber dejado de refunfuñar, sacó su teléfono del bolsillo mientras se acercaba a la puerta, y salir de la casa.—

Ya después de haber salido de la casa, la joven empezó su camino hacia el centro de la ciudad.
Su hermana siempre se encontraba por allí acompañada de sus amigas.

Mientras caminaba, marcó el número de su hermana, llamándola con la esperanza de que contestara sin tener que preocuparse de que le sucediese algo.

Por suerte ese no era el caso, contestó la llamada sin problemas.

Alex: Hey Nori, ¿qué tal?

Nora: Bien, bien. Te llamaba para saber donde estás.

Alex: Estoy en el Starbucks de siempre con Noah y Andy. Ven si quieres.

Nora: Vale, en seguida estaré ahí.

Al finalizar la llamada pudo quedarse totalmente tranquila de que su hermana estaba bien.
Y sin tardar se lo hizo saber a su madre con un mensaje de Whatssap.

Unos casi 20 minutos de camino, al fin llegó al local en el que se encontraba su hermana con sus dos amigas.

No tardó mucho en localizarlas, ya que estaban en la fila de asientos que se encontraban a la derecha cerca de la entrada, en una mesa con dos asientos de sofás de polipiel azul marino.

Nora: Al fin te encuentro. Hola, chicas. —Saluda a las amigas de su hermana después de dirigirse a ella.—

Noah, Andy: ¡Hola! —Les devuelve el saludo tan amable y alegremente.—

Alex: Casi siempre estamos aquí, no es tan difícil encontrarme. —Le responde con una pequeña risita.—

Nora: Ya, pues díselo a mamá. No para de preocuparse por ti, me ha mandado a buscarte. —Le dice seriamente.—

Alex: Le dije que estaría aquí. Le he avisado esta vez. —Le responde encogiéndose de hombros.—

Nora: Ya la conoces, aunque en parte tiene razón. —Le responde insinuando las constantes salidas de su hermana.— Bueno, ya que estoy aquí y tengo un buen día, ¿qué tal si os invito? —Les dice ofreciéndose amablemente con una sonrisa.—

Andy: No hace falta, ya hemos tomado un batido. Pero muchas gracias. —Le agradece con una sonrisa.—

Noah: Yo no es por abusar, pero me gustaría otro. —Le dice avergonzada por el compromiso.—

Nora: Tranquila, puedes pedirme el que quieras. Y tú también, Andy. —Les dice con una sonrisa.—

Andy: Bueno, entonces, me pido el de Frapuccino de crema de fresa. —Le dice con una tímida sonrisa.—

Noah: Yo el de vainilla, por favor. —Le pide con una sonrisa.—

Nora: Muy bien. ¿Tú quieres uno, Alex? —Le pregunta a su hermana.—

Alex: Sí, el de mango. ¿Y tú, cuál quieres? —Le pregunta con una sonrisa.—

Nora: El de siempre, el de frambuesa. Bien, en seguida los traigo. —Les dice con una sonrisa, y después se va a la cola que había para pedir.—

Andy: Tu hermana es genial, Alex. —Le dice alegremente con una sonrisa.—

Alex: Sí, aunque suele ser muy seria. —Le responde con una leve risita.—

La joven rubia empezaba a mirar cada ángulo del establecimiento, como consecuencia del aburrimiento de la espera en la cola.

Como parte de su aburrimiento, no pudo evitar fijarse en algunas personas.
Sobre todo en dos personas que acababan de entrar al establecimiento.

Dos chicas jóvenes entraron al local, demostrando con facilidad que no eran unas clientes habituales del sitio.

La joven rubia sintió una gran curiosidad por aquellas dos chicas que acababan de entrar. Por lo que no paraba de fijarse en ellas, con todo el disimulo posible.

Una de ellas se fue hacia un asiento libre, para ocuparlo para ella y su acompañante. Se quedaría esperando mientras la otra joven se encargaba de llevar los batidos al asiento.

La rubia era la última esperando en la cola, hasta que la joven que se encargaría de ir por los batidos le ocupa el último turno.

En seguida pudo notar lo poco que le gustaba esperar a aquella joven.
La rubia fácilmente lo notó, así que decidió ofrecer su turno.

Nora: ¿Quieres ponerte en mí lugar? —Le pregunta ofreciendo su turno.—

¿?: ¿Hm? Oh, no, no, tranquila. —Le responde.—

Nora: No me importa esperar un poco más. Ocupa mi turno si lo prefieres. —Le dice ofrecida.—

¿?: Bueno, ya que insistes. —Encogiéndose de hombros intercambia su turno con el de la rubia.— Muchas gracias.

Nora: De nada. Te entiendo muy bien, esperar en este sitio a veces es horrible. —Le dice.—

¿?: Para mí esperar en cualquier cola es horrible. —Responde con una leve risita.—

Nora: Eso sin duda. —Le responde igual.—

La cola cada vez avanzaba, hasta que casi le llegó al fin el turno a esa joven impaciente.

La rubia le llamaba demasiado la atención a esa joven. Por alguna razón, sentía que la había visto anteriormente, hace bastante tiempo.

No quería ser vulgar y preguntarle descaradamente, pero al menos necesitaba saber su nombre.
Por lo que trató de saberlo con una sutil presentación.

Nora: Por cierto, soy Nora. Aunque dudo que te importe. —Ríe levemente mostrando una presentación un tanto cómica.—

¿?: Nah, es la primera vez que conozco a alguien con ese nombre. Se me hace genial, la verdad. —Le responde un tanto retórica con una leve risita.—

Nora: Vaya, a nadie le había parecido genial mí nombre. Gracias, supongo. —Le responde con una leve risita encogiéndose de hombros por aquel agradecimiento.—

¿?: De nada, supongo también. —Responde retórica riéndose igual que ella. Al fin le iban a entregar su pedido después de la espera.—

Nora: —Se sentía un poco rara el estar en aquella situación. Pero necesitaba saber el nombre de aquella joven. Aunque su intento parecía ser en vano, la chica estaba a punto de irse. Pero se volteó a ella de nuevo ya llevando la bandeja de su pedido.—

¿?: Gracias por prestarme tú turno. Ha estado genial conversar contigo, jamás me había llevado tan bien con una extraña. —Dice sarcástica riéndose levemente.—

Nora: Sí, yo tampoco. —Ríe levemente por la peculiar situación.—

¿?: Bueno, hasta la próxima cola. —Dice sarcástica con una pequeña risita.— Por cierto, yo soy Lara. Nos vemos. —Se despide de la rubia, y camina hacia el asiento que ocupaba la otra joven.—

Nora: —La rubia se quedó asombrada tanto por haber conseguido saber el nombre de la joven, como de su nombre. Saber aquel dato importante la dejó desconcertada. Creía saber de quienes se trataban aquellas dos chicas, la pelirroja y la morena. Volviendo a la realidad, al fin le llegó el turno, y pidió los batidos.—

Después de que la chica rubia consiguiera los batidos, volvió con su hermana y sus dos amigas.
Repartió cada batido y se sentó al lado de su hermana.

Durante todo el rato que estuvieron las cuatro, se notó con mucha facilidad lo distante que se mostraba la rubia.

La razón, sentía que había oído hablar de ambas anteriormente, y sentía la impresión de que no era la primera vez que veía a la pelirroja.
Tenía la sensación de conocerla de vista.

Pero no estaría totalmente segura de sus especulaciones, hasta llevar a cabo una pequeña investigación.

La joven rubia junto con su hermana y sus amigas salieron del establecimiento.

Las tres menores se quedaron hablando entre ellas, ya que las amigas de Alex no vivían cerca de ella y su hermana mayor.

Mientras las pequeñas se despedían entre ellas, algo captó la atención de la rubia. Más bien alguien.

Las dos hermanas estaban montándose en una moto.
La pelirroja era la conductora mientras la morena se puso detrás de ella como acompañante.

Justo antes de que se fueran, la rubia alcanzó a escucharles lo que hablaban.

Sara: No vayas tan rápida esta vez. Te lo agradecería mucho. —Le dice terminando de acomodarse detrás de su hermana.—

Lara: Lo intentaré, pero dudo mucho que me resista. Tranqui, dile a Leo que llegarás de una pieza para volver a sus brazos. —Le dice sarcástica y burlona.—

Sara: Te olvidas de papá, diría que él es el que más miedo tiene de ti a cargo de una moto. Y no le culpo. —Le dice burlona.—

Lara: Papá no tiene idea de la adrenalina que he necesitado todo este tiempo, y tu también por cierto. Bueno, volvamos al apartamento. —Una vez su hermana se había preparado para el viaje, la pelirroja arrancó la moto, y la puso en marcha, alejándose del lugar.—

Nora: —Después de escuchar todo lo que hablaban, se quedó aún más desconcertada. Por su mente se encontraban dudas y preguntas que, ya de por sí habían antes después de saber el nombre de la pelirroja, ahora aumentaron después de lo que acababa de escuchar. Se quedó notablemente en blanco, hasta que su hermana pequeña la sacó de sus pensamientos.—

Alex: Oye, Andy y Noah se están despidiendo. —Le dice.—

Nora: ¿Hm? —Volvió bruscamente a la realidad, sin haberse enterado de nada hasta ese momento.— Ah, hasta la próxima, chicas. Tened cuidado.

Andy, Noah: ¡Igualmente! ¡Hasta la próxima! —Se despidieron alegremente y con cuidado cruzaron la carretera hasta la acera de enfrente.—

Alex: ¿Qué pasa contigo? Has estado en las nubes todo el rato. —Le dice confundida ladeando la cabeza.—

Nora: No es nada, solo estaba pensando en el trabajo que he tenido hoy. —Le respondió con una pequeña mentirijilla. No creía apropiado decirle que ha estado completamente desconcertada gracias a esas dos misteriosas chicas.—

Alex: Cierto, hoy tenías trabajo. ¿Cómo te ha ido? —Le pregunta con una sonrisa.—

Nora: Te lo cuento de camino a casa. Anda, vamos yendo ya. —Le dice mientras le ofrece la mano.—

Alex: No es necesario que me lleves cogida de la mano. Ya soy mayor, ¿vale? —Le responde un tanto molesta. Detestaba que su hermana le hiciera eso, le hacía sentir como un bebé.—

Nora: Vale, perdona. Pero vamos andando ya, está anocheciendo y no quiero que estemos por aquí en plena noche.

Alex: No seas tan paranoica, no va a pasar nada. Pero ya que insistes... —Encogiéndose de hombros restándole importancia a lo que decía su hermana, empezó a caminar.—

Nora: —Recordando lo que tan desconcertada la tenía, soltó un pequeño suspiro. Dejó aquellos pensamientos a un lado, y caminó junto a su hermana.—

Alex: No me has dicho cómo te fue el trabajo. —Le dice curiosa por cómo le había ido el trabajo grupal a su hermana. Ya que notó que se lo había preparado bastante bien a lo largo de esta semana.—

Nora: Estupendamente, lo hemos empezado y terminado perfectamente y enseguida. —Le responde alegremente con una sonrisa victoriosa.—

Alex: ¿En serio? Caramba, no esperaba que tuvieras tanta suerte. Realmente eres envidiable en cuanto a exámenes y trabajos. —Le dice asombrada por el éxito envidiable de su hermana.—

Nora: No es para tanto. Tú puedes tener esa misma suerte si te lo propones. —Le dice motivadora con una sonrisa.—

Alex: No tengo esa pasión que tienes tú, yo lo tengo más difícil. Odio estudiar y lo sabes. —Le dice con una risita, pues tenía que reconocer que detestaba estudiar.—

Nora: Bueno, puedo echarte una mano siempre que lo necesites. —Le dice con una sonrisa, ofreciendo su ayuda siempre que su hermana la necesite.—

Alex: ¿En serio? ¡Sería estupendo! Así no tengo que estudiar tanto. —Dice alegremente.—

Nora: —No pudo evitar reírse por lo último que dijo su hermana. Le parecía gracioso y muy típico de ella. A pesar de ser siempre su canguro, no podía negar que le agradaba la compañía de la pequeña, y que le tenía un gran cariño.—

Las chicas tuvieron que pasarse por la guarida, concretamente la salida al metro. Ya que Lara no se fiaba en absoluto de dejar su preciada moto aparcada en la calle.

Ya que estaban, aprovecharon la ocasión para hablar con su padre, Splinter  y con las otras tortugas.

A la hora de irse, Sara decidió acompañarla al apartamento.
Y en poco tiempo llegaron, ya que al lado de dicho apartamento se encontraba una tapa de alcantarilla.

Las chicas entraron a la casa, y Lara no tardó en ir a ponerse cómoda.

Sara: Ha estado bien el día. Hemos entrenado un poco, has estado con Raph, yo con Leo, y después hemos estado juntas. Un día redondo, ¿no? —Le pregunta con una sonrisa.—

Lara: Sí, nada mal. Aunque hacía tiempo que no me pasaba por el Starbucks. —Le dice mientras se estaba poniendo el pijama.—

Sara: No está mal el sitio. Podríamos ir de vez en cuando. —Le dice mientras se sienta en el sofá.—

Lara: Bueno... A mí me da igual, solo quería salir contigo por la ciudad. —Termina de cambiarse y sale de su habitación.—

Sara: Ya veremos la próxima vez. Hey, a lo mejor nos encontramos con "tu nueva amiga". —Le dice riéndose levemente.—

Lara: No es amiga mía. A pesar de lo extraño que fue aquel momento, me cayó bien la chica. Aunque nunca la había visto. —Le comenta y se sienta en el sofá.—

Sara: Estaría bien tener una amiga normal, ya sabes, que no tenga nada que ver con mafias y un clan ninja enemigo. —Comenta reflexiva mirando a su hermana.—

Lara: Bah, estamos bien así. —Le responde colocando los pies sobre la mesa, estirándose cómodamente colocando las manos tras la cabeza.— Además, dudo mucho que nos la volvamos a encontrar.

Sara: Bueno, tal vez coincidamos con ella de nuevo, ¿quién sabe? —Pregunta encogiéndose de hombros.—

Eran al rededor de las doce y media de la noche. En la casa de la joven rubia estaban todos con sus cosas.

El momento perfecto para llevar a cabo lo que quería hacer la chica.

Caminando de puntillas, se acercó hasta el despacho de su padre, en el cual únicamente entraba él y sólo él.

Su padre les dejó muy claro a sus hijos que no debían entrar en su despacho.
Por el hecho de que en el se encontraba gran parte de todo su trabajo.

Con cuidado de que la puerta no le traicionase, la abrió con cuidado, y al entrar la cierra no del todo.

Ya dentro, empezó a buscar en las estanterías. Se encontraban un montón de carpetas, los cuales guardaban informes de casos criminales.

El que buscaba la joven no se encontraba en esa estantería.
Por lo que se decantó a buscar en los cajones cercanos al escritorio.

En cada cajón se encontraban archivos y documentos de más casos, clasificados con las letras del abecedario.

Siguió buscando hasta la letra "h", y uno de los archivadores tenía el nombre de "Herederas".

Con cuidado, sacó la carpeta de ese caso, y al abrirlo, pudo leer en la primera página: "Herederas de la familia Cheryl y la mafia Neozelandesa".

La rubia no se sorprendió ni un poco, por el simple hecho de que estaba en lo cierto. Pero para estar segura, debía leer todos los documentos del caso.

Cuando escuchó la puerta de la casa cerrarse, y la voz de su padre avisar de que había llegado, la sorprendió por completo.

Nora: ¿En serio, justamente ahora? —Preguntó retórica soltando un pequeño suspiro. Dejó el archivador como estaba, sin dejar ningún rastro de que alguien hubiese entrado en el despacho. Salió igual que como entró, cerró la puerta con cuidado de que no sonara, y tenía la suerte de que su habitación estaba casi al lado.—

Janice: Me alegra mucho de que llegaras al fin, William. —Dice acudiendo a su bienvenida, dándole un pequeño beso a su marido.—

William: Yo también me alegro, ha sido un día pesado. ¿Dónde están los niños?

Janice: Alex está en el comedor, Liam como siempre, y Nora creo que en su cuarto.

William: Voy a darles un beso.

Nora: —Al escuchar a su padre, supo en seguida que debía esconder la carpeta que se había llevado del despacho. Mirando toda su habitación, se le ocurrió el mejor escondite. Se agachó, y con cuidado escondió la carpeta bajo la cama. Escuchó los pasos de su padre acercarse, por lo que se sentó sobre la cama, y como disimulo se puso a leer el libro de la asignatura de su próximo examen.—

William: ¿Nora? —Preguntó entrando a su habitación, y sonríe al verla con su libro.— Estudiando como siempre.

Nora: Hola, papá. Quería darle un repaso al libro, los próximos exámenes están cerca.

William: Necesitas un descanso, hija. Hasta entonces no te castigues demasiado, ¿de acuerdo? —Se acercó a ella y le depositó un beso en la frente.—

Nora: Sí, lo intentaré. —Le sonríe.—

William: Bueno, voy a cenar. —Le sonríe y se retira.—

Nora: —Suspira aliviada de que todo saliera bien. Y pensativa, dirigió la vista bajo la cama, teniendo previsto los planes para esta noche.—

Cuando creí que nunca introduciría a estos nuevos personajes, por fin llegó el capítulo.

Sé que este capítulo deja preguntas por responder, y la única manera de saber su respuesta es en los próximos capítulos. 😋

Informo de que la revelación de los actores de estos nuevos personajes ahora se encuentran disponibles en la parte del reparto.

Y hasta aquí, espero que os haya gustado. 😄💚

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