Capítulo 117. Pequeña confidente

Nora regresaba a casa después de acudir a una entrevista de trabajo. Hizo constar de su llegada con su resoplido tras cerrar la puerta.

William y Janice esperaban impacientes la finalidad de la entrevista a la que Nora ha tenido que presentarse. Si resultó tener suerte, o no. Alex acariciaba a Dana sentada en el sillón observando a su hermana entrar al salón.

La rubia dejó su bolso de color morado y una carpeta con documentos sobre la mesa central del comedor. Observó a sus padres esperando expectantes.

Echó valor y suspiró pesadamente expulsando una bocanada de aire.

Nora: Soy la inspectora... de la comisaría de Manhattan. —Anunció Nora con frustración. Estaba decepcionada de que el oficio ni el lugar sean el que ella deseaba.—

William: Eso es excelente, hija. —Enorgullecido felicitó a su hija. Nora lo miró frunciendo el ceño ladeando la cabeza con incredulidad.— Es un buen inicio para tú carrera, créeme.

Alex: ¿Vas a llevar sombrero y gabardina? —Preguntó Alex burlona entre risas.—

Nora: No ese tipo de inspectora. —Respondió con incredulidad ante la burla de la pequeña.—

Janice: Estoy orgullosa de que consigas trabajo, pero... No me gusta la idea de que sea un puesto riesgoso. —Su preocupación era mayor que la alegría de que su hija sea contratada como inspectora, un trabajo nada tranquilo y seguro.—

Nora: Mirad, yo tampoco estoy saltando de alegría. Debía dar un primer paso... por muy bajo que sea. —Murmuró para sí encogiéndose de hombros. William negó en desacuerdo.—

William: Ser inspectora es un buen puesto. No está nada mal como primer paso en tú carrera.

Nora: Puedo entender que me prohibieras ser policía, papá. Pero... ¿De verdad ejercer como inspectora es mejor? —Cuestionó indecisa a su padre. Este apoyó las manos sobre sus hombros como apoyo.—

William: Nora, eres una chica valiente, inteligente, leal y muy responsable. Tienes grandes valores para destacar como una gran inspectora. —Señaló sonriendo con orgullo por esos grandes valores que formaban parte de su hija.— Recuerda que yo tuve que ser inspector para llegar hasta capitán.

Janice: Pero es un puesto peligroso. —Replicó Janice nuevamente. La idea no terminaba por convencerla, menos cuando la seguridad de su hija podría verse en peligro.—

William: En absoluto. Sólo es peligroso si se ve metida en casos arriesgados. No hay de qué estar preocupado, Janice. —Se dirigió William hacia su esposa intentando apaciguar sus preocupaciones.—

Alex: No sé nada del tema, pero dudo mucho que Nora corra peligro en algún momento. —Dirigió la vista hacia su hermana, insinuando entre ellas cierto secreto.—

Nora: Nunca se sabe. —Se encogió de hombros con una sonrisilla incrédula. Es evidente que se referían al hecho de que cierta tortuga la protegería ante cualquier peligro.— Me gustan las sorpresas.

Janice: A mí no. Mira, comprendo que a veces soy demasiado protectora y desconfiada. Pero... no puedo con la angustia de que te pase algo.

Alex: Espera, mamá. ¿Has dicho... "a veces"? ¿A quién quieres engañar? —Incrédula cuestionó encogiéndose de hombros. No era precisamente poco lo sobreprotectora que era su madre.—

Nora: Voy a estar bien, no me podría en peligro porque sí. Necesito ganarme una experiencia para subir el nivel. Era eso, o hacer seguimiento de presos en un centro penitenciario. —Mencionó la alternativa entre murmullos resoplando frustrada.—

Janice: Dicho así... —Meditó por unos instantes, comparando las alternativas parecía verse convencida. Suspiró de resignación.— Procura que no te metan en problemas.

Nora: Diré que te las verás con el responsable. —Se rió Nora con sarcasmo. A lo que su madre respondió con una sonrisilla de complicidad.—

La puerta de la entrada los alertó de la llegada del hermano mediado de los tres, Liam. Se percató de la reunión familiar que estaba teniendo lugar en el salón, aquello no le dio buena espina.

Liam: ¿Ya estáis esperándome para darme la chapa, otra vez? —Preguntó a sus padres con desgana.—

Nora: Esta vez me la están dando a mí.  Me han contratado como inspectora en la comisaría de Manhattan. —Explicó a su hermano cruzándose de hombros.—

Liam: Ah. Pues vale. —Irrelevante se encogió de hombros en lo que sacaba su móvil y cartera de los bolsillos. No se molestó en dar su opinión respecto al tema.—

Nora: Qué gusto da que mí hermano se preocupe tanto por mí trabajo. —Sarcástica se burló de la irrelevancia por la noticia.—

Liam: Sólo digo que muy bien, tú sabrás lo que haces. —Se limitó a responder para dirigirse a su cuarto, antes de que sus padres tuvieran algo que decirle.—

Nora: —Tanto ella como Alex se miraron entre sí rodando la vista y negando con resignación.— Voy a dejar esto en mi habitación.

En lo que William y Janice seguían conversando sobre las ventajas e inconvenientes del puesto de inspector, Alex observaba detenidamente a Nora. Sabía que siempre que se retiraba a su cuarto, era para tener privacidad a la hora de hablar con Donatello.

Dejó a Dana sobre el sofá a su izquierda y poder levantarse con libertad. Con total tranquilidad fue tras Nora hasta entrar en su habitación.

Tal y como sospechaba, se encontró a la rubia sentada sobre su cama chateando con su novio una vez había colocado el bolso y la carpeta en sus respectivos lugares.

Nora: Tengo una noticia que compartir, pero necesito ver tú reacción a ver qué opinas. 🤔

Donnie: ¿Una noticia? 😶

Donnie: ¿Piensas dejarme con la incertidumbre? 😰😓

Nora: No si nos vemos en un rato. 😉

Nora: ¿Dónde podemos vernos? 😊

Donnie: No tenemos previsto salir de las alcantarillas por hoy.

Donnie: Puedes venir cuando quieras, aunque... Mejor si vienes enseguida. 🥰

Nora: Es justo lo que pensaba hacer. 😘

Nora dejó el móvil a un lado de la cama después de concretar con Donatello para hacer una visita en las alcantarillas. En cuanto se levantó de un salto, observó a Alex esperando por ella apoyada sobre la pared.

Nora: Algo me dice que estás esperando por algo... —Señaló frunciendo el ceño, sospechando por lo que pudiera estar pretendiendo la pequeña.—

Alex: ¿Puedo ir contigo? —Preguntó sin rodeos. La reacción de Nora no parecía positiva.— Oye, ya no tiene sentido ocultarme a tú novio, sus hermanos y donde quiera que vivan...

Nora: Puede ser. —Indecisa se encogió de hombros. La realidad es que Alex tenía parte de razón.— Es que... no lo decido yo, Alex. Desconozco si los demás puedan estar de acuerdo o no.

Alex: ¿Ellos lo saben? ¿Les habéis hablado de mí? —Cuestionó invadida de la curiosidad.—

Nora: Obviamente saben que tú y Donnie os habéis conocido por accidente. —Sarcástica rememoró entre risitas, Alex también se rió divertida.— Y por supuesto les hemos hablado bien de ti.

Alex: Así me gusta. —Sonrió con orgullo e ilusión.— Entonces... ¿puedo ir? Porfa...

Nora: —Indecisa zizagueó con la vista. No quería generar problemas entre los chicos, bastantes incidentes habían pasado en los últimos meses. Aunque no perdía nada por preguntar.— A ver qué dicen...

Nora: Oye, cielo...

Nora: Resulta que la pequeñaja quiere venirse conmigo y conocer a tus hermanos.

Nora: No sé si sea lo mejor después de lo que pasó con Carol. Pero...

Nora: Dudo mucho que Alex cause algún tipo de problema.

Donnie: ¿Alex, aquí? 😶

Nora: ¿Qué hago? 😥

Donnie: Los chicos no parecen tener problema, menos cuando ya sabe de nosotros. Así que...

Donnie: Dile que se prepare para el edor de las alcantarillas. 😅

Nora: Lo voy a disfrutar. 🤣

Después de toda una semana siguiendo las clases online encerrada en la sala técnica durante horas, Lara sintió la necesidad de despejarse con una sesión de entrenamiento contra Raph en el dojo.

Era un simple entrenamiento cuerpo a cuerpo, fuera de cualquier arma. A pesar de ser reconocida como Kunoichi, Lara tenía la desventaja de haber perdido cierta práctica en determinados movimientos.

Fue fácil de observar para Raphael, aunque decidió no aprovecharse de la desventaja de su prometida. Pero no por eso iba a ser menos divertida la sesión de entrenamiento, solo uno debía quedar en pie.

No es que no se tomasen el entrenamiento en serio, se lo tomaban con calma lo suficiente como para conversar entre ellos.

Raph: ¿Y bien, ya te sabes apañar con el curso? —Lanzó una patada giratoria hacia Lara. Ella la noqueó con el brazo.—

Lara: A decir verdad, me lo estaba tomando con calma. Se suponía que no sería complicado... —Retrocedió unos pasos y preparar su contraataque.— No tienes idea de la cantidad de estrés y agobio que llevo encima.

Raph: Por eso has preferido entrenar para relajarte. —Lara asintió con una sonrisa ladeada. Fácilmente esquivó la lluvia de puñetazos que cargó su prometida contra él.— Sabes que hay otras opciones, ¿no?

Lara: ¿Insinúas qué volvamos a colarnos en un concierto, y lo hagamos en el camerino? —Frunció el ceño en tono divertida. Saltó hacia él para lanzarle una patada voladora.—

Raph: No exactamente. —Rodó por el suelo hacia un lado esquivándola.— Estoy cansado de pasar la mayor parte del tiempo bajo la superficie.

Lara: La mansión no es precisamente pequeña. —Retrocedió bruscamente cuando la tortuga le lanzó varios puñetazos.—

Raph: Quiero decir que estoy harto de estar entre paredes. —Detuvo sus ataques esperando en guarda el contraataque de la pelirroja.— Necesito volver a la superficie como antes.

Lara: Apoyo la idea. —Sonrió ella. Corrió hacia él hasta que se arrastró por el suelo pasando entre sus piernas. Se levantó la tortuga para atacarle por detrás, pero Raphael fue más rápido en reaccionar abrazando su cintura impidiéndola atacar.— ¿Qué propones?

Raph: Tú y yo, patrullando la ciudad. —Con una sonrisa ladeada sugirió a su prometida.— Suena bien, ¿verdad?

Lara: ¿Me estás sugierendo ser tú compañera? —Asintió Raphael aún sonriendo. Lara no pudo evitar reírse divertida.— Caramba, estoy muy solicitada.

Raph: Bueno, eres mí prometida después de todo. —Cortó la distancia entre ellos apegándola a su cuerpo.— Mí acompañante.

Lara: Suena tentador. —Ella lo miraba a los ojos sonriendo convencida.— Es más, tenemos que aprovechar el tiempo con locuras hasta el día de la boda.

Raph: No podría estar más de acuerdo. —Ambos se compartieron una sonrisa de complicidad. En cuanto dejó de aprisionarla entre sus brazos, Lara aprovechó para lanzar un último ataque. Barrió sus piernas cayendo este desprevenido.— Así no lucha en equipo... Ays...

Lara: Puede, pero tenía que ganar una victoria para sentirme Kunoichi otra vez. —Incrédula esbozó una sonrisilla ladeada. Cometió el error de extender su mano para ayudarle a levantarse. La tortuga tiró de ella para derribarla sobre él.— ¿Querías venganza?

Raph: Adoro tenerte cerca de mí. —Sonrió mirándola a los ojos. Apartó un mechón de su pelo para admirar esa mirada que tanto le encantaba. Lara mantenía la vista con sus ojos acariciando gentil su rostro. Ambos cortaron la distancia entre ellos con un beso.—

Muy cerca de la entrada en la guarida podían escucharse las voces de Nora y Alex aproximándose. Las tortugas junto con Sara y Lara esperaron frente a la entrada para recibirlas. Exceptuando a Donatello, los chicos iban a tener el primer contacto con la hermana pequeña de Alex, y eso las chicas no pensaban perdérselo.

Nora y Alex al fin habían llegado, apenas estaban entrando cuando Alex observaba a Leonardo, Raphael y Michelangelo. Era toda una sorpresa para ellos que la pequeña los viera como si de personas normales se trarara, lo que de primeras mejoraba el primer contacto.

La rubia saludó alegremente a sus amigos en lo que Alex dedicaba unos instantes para admirar la guarida. Aparentemente, le sorprendió lo bien que se lo habían montado las tortugas en convertir una estación de metro abandonada en un buen hogar.

Una vez dentro de la guarida, Alex se acercó hasta los tres hermanos tortuga impaciente por conocerles. La realidad es que era sorprendente para ella tener ante ella a las cuatro tortugas mutantes que habían salvado la ciudad incontables veces.

Los chicos se mantenían sonrientes hacia la pequeña, les aliviaba que se acercase a ellos con tal naturalidad. Saludaron amigables y esperaron sus primeras palabras hacia ellos.

Alex: Creía que las tortugas vivían bajo el agua, no bajo tierra. —Sarcástica señaló con asombro el hogar de las tortugas.—

Raph: Precisamente, somos unas tortugas especiales. —Explicó Raphael con una sonrisilla ladeada cruzándose de brazos.—

Mikey: Oh, mírate, eres pequeña para ser una adolescente. —Enternecido se agachó sosteniendo sus rodillas quedando a la misma altura que la pequeña dedicándole una amigable sonrisa.—

Alex: Eres tú el que debería ser más grande, colega. —Incrédula refunfuñó por su baja estatura. Aunque confiaba en un estirón más pronto que tarde.— Y tengo 16.

Raph: Así de primeras, me cae bien. —Sonrió Raphael por el carácter de la pequeña. Le hacía gracia que fuera similar a como era él.—

Leo: Tú hermana nos ha hablado mucho de ti. Nos alegra al fin conocer a la "famosa Alex". —Apodó a la pequeña de tal forma que conseguiría ganarse su confianza fácilmente.—

Alex: Tenía que conocer vuestro mundo con mis propios ojos. Y para vuestra información, aquellos para los que soy famosa, son amigos míos. —Dijo sonriendo con esos aires de superioridad. Le encantaba sentirse alabada, obvio, a quién no.—

Nora: Desde ya os aviso que os acostumbréis a su prepotencia. —Apoyó las manos sobre los hombros de su hermana pequeña señalándola de prepotente. Alex le lanzó una mirada poco amable, aunque sabía que tenía parte de razón, sólo un poco.—

Mikey: No hay problema, estamos muy acostumbrados de Raph. —Burlón señaló al de rojo. Como era de esperar, Rapahel le propinó una colleja en la nuca.— ¡Hey!

Lara: Se lo ha tomado mejor de lo que me esperaba, estoy impresionada. —Sonrió a la pequeña con admiración.—

Alex: Me curé de espanto en el momento en que pillé a los tortolitos en el cuarto. —Señaló a Nora y Donatello sonriendo con picardía. La pareja se mantuvo en silencio incómodos de las miradas y las risitas de los demás hacia ellos.—

Nora: ¿Qué tal si mejor exploras la guarida, y de paso te callas un ratito? —Sugirió ligeramente irritada brindándole palmaditas en los hombros.—

Alex: Ni que hubiera dicho algo malo... —Protestó Alex rodando la vista.— Venga, ¿quién se anima a enseñarme la casa?

Sara: Yo me ofrezco. —Con la mano sobre su vientre, Sara llegó hasta Alex sonriendo alegremente.— Cuánto tiempo sin verte, Alex. Has crecido.

Alex: Tú sí que sabes animarme, no como otros. —Señaló indirecta al de naranja, este se limitó a responder con una risilla nerviosa. Cuando Sara estaba frente a ella, admiró a la perfección el tamaño de su vientre.— ¡Hala! Nora ya me había dicho de tú embarazo, pero no esperaba ese barrigón.

Sara: —Fue incapaz de aguantarse la risa, le pareció divertida la reacción de Alex por la barriga tan grande que asomaba a simple vista. Bueno, es lo que tiene estar de ocho meses. —Con ilusión señaló acariciando gentil su vientre.—

Alex: ¿Ya sabéis qué puede ser, y si es chica o chico? —Invadida por la curiosidad observó a Sara y a Leonardo.—

Leo: Va a ser toda una sorpresa. —Respondió con la misma ilusión que compartía con su esposa.— Creía que estabas descansando.

Sara: Ya he descansado suficiente. —Refunfuñó Sara.— Quiero enseñarle a Alex la guarida. ¿Te animas, preciosa?

Alex: Si me lo pides así. —Entre risitas aceptó Alex entusiasmada por ver la guarida entera.—

Leo: Os acompaño, si a la genial de Alex no le importa. —Sonrió a la pequeña.—

Alex: Te ha faltado el "por favor", pero te lo dejo pasar. —Conforme con la alabanza del de azul hacia ella asintió.—

Sara y Leonardo se decantaron por el dojo como primera parte de la guarida que mostrarle a Alex. Los demás los observaban hasta que entraron en la guarida.

Se aseguraron de que estaban lo suficientemente lejos de ellos para que no les escucharan hablar sobre Alex y sus primeras reacciones sobre ella.

Lara: He de decir que echaba de menos a la peque, me encanta ese comportamiento que tiene. —Sonrió divertida.—

Raph: Y yo que pensaba que no había nadie más creído después de mí. —Sarcástico se señaló a sí mismo.—

Mikey: Digo lo mismo, tío. —Burlón respondió al de rojo. Fue más rápido que él en esquivar el gratuito golpe que Raphael pretendía propinarle de nuevo.—

Nora: Es una buena chica, un poco irritante a veces. —En lo último no pudo evitar reírse divertida.— Pero me alegra que halla buen rollo de primeras.

Donnie: Sabía que encajaría con nosotros, ya te lo había dicho mucho antes. —Se dirigió hacia su amada resaltando su acertada seguridad.—

Nora: Preferí asegurarme antes de meter la pata. —Entre risitas se encogió de hombros.—

Era fascinante a la par que divertido admirar la expresión de admiración en la cara de Alex por cada parte de la guarida que le mostraban.

Después del desagradable camino hasta la guarida, para Alex no le transmitía la mejor de las expectativas sobre el intrigante y oculto hogar de las tortugas. Ahora no sólo ha quedado maravillada de la guarida, admiraba a los hermanos tortuga.

Para que Alex y las tortugas se famializaran, optaron por sentarse en grupo en el salón. La pequeña prefirió saber más de los chicos a pesar de que Nora ya le había contado sobre ellos. A cada cosa que le contaban, más fascinación tenía hacia los hermanos tortuga.

Alex: Entonces, ¿es verdad qué nos habéis salvado a el planeta de invasiones extraterrestres, varias veces? —Los cuatro asintieron a la vez.— ¡Qué pasada! ¿Cómo eran?

Mikey: Los Krang eran en realidad unos cerebros viscosos con tentáculos que usaban el estómago de robots como "casitas". Pero, a parte de ellos, los Triceraton eran unos malvados dinosaurios espaciales. —Describió el pecoso a su manera. Alex ladeó la cabeza aparentemente confundida.—

Alex: ¿Qué tipo de alienígenas son esos? Me suena a cosplay de frikis. —Incrédula cuestionó encogiéndose de hombros. El pecoso se rió por su cómica comparación.—

Raph: Unos que no te habría gustado conocer, créeme. —Dijo Raphael.— 

Alex: Oh, maldición... Acabo de darme cuenta de algo terrible. —Nora la observaba frunciendo el ceño.— Resulta que mamá estaba en lo cierto con "el peligro acecha". —Sarcástica terminó haciendo comillas con los dedos.—

Leo: Bueno, tú madre hace bien de preocuparse por el lado peligroso de la ciudad. —Razonable defendió la inquietud de Janice ante el peligro y la seguridad de sus hijas.—

Alex: Eso no justifica que sea extremadamente paranoica. Las chicas pueden dar fé de ello. —Señaló a Sara y Lara, ambas asintieron reiteradas veces.—

Nora: —Rodó la vista negando entre risas.— Ella no sabe nada de alienígenas invasores, ni de mutantes peligrosos o ningún clan ninja. Mucho menos de tortugas mutantes parlantes.

Sara: No, pero conocemos alguien que lo sabe... ¿Qué hay de Carol? —Preocupada recordó el hecho de que Carol sepa de la existencia de mutantes.—

Mikey: ¿Sigue enfadada conmigo por esa pizza? —Preguntó Mikey sintiéndose culpable.—

Raph: El que esté enfadada contigo no es lo que importa, genio. —Incrédulo desacreditó lo irrelevante que era para ellos el descontento de Carol hacia Mikey.—

Nora: Desde que le contamos la verdad, sólo volvimos a quedar una tarde. —Frustrada se encogió de hombros suspirando con pesadez.— No he vuelto a hablar con ella en lo que lleva de curso.

Lara: No es habitual viniendo de Carol. —Sospechó Lara.—

Sara: Me preocupa la imagen que se haya llevado de nosotros... Ojalá hubiera estado en la mansión aquel día, habríamos quedado mejor con ella. —Pensó en voz alta. Sentía que las cosas hubieran salido mejores si hubiera estado presente aquel día.—

Leo: Lo que pasó con esa chica fue una mala pata en el momento inoportuno. —Dijo Leonardo para suavizar la seriedad del asunto.— De todos modos, no nos queda otra que confiar en su amistad con Nora.

Nora: Esperemos. Y de paso, evitar que mí padre descubra lo más mínimo de todo esto. No sé cómo podría reaccionar si supiera de la presencia de mutantes. —Torció los labios inquieta de tan sólo pensarlo.—

Donnie: Sí, aunque me sorprende que a vuestro padre no le haya llegado ninguna información sobre avistamiento de mutantes en la ciudad. —Pensó Donatello para sí.—

Alex: En el caso de que le llegue información, ahora que Nora tiene trabajo entre la poli quizá consiga acceso para sabotear la información.

Lara: Espera, ¿qué?

Donnie: ¿Trabajo? ¿Te han seleccionado en alguna de las entidades policiales de la ciudad? —Con sorpresa preguntó Donatello a su novia.—

Nora: Mí trabajo no llega a tanto. —Corrigió a Alex. Ella se limitó a encogerse de hombro.— Precisamente, era lo que quería esperar y ver tú reacción. Me han contratado como inspectora en la comisaría de Manhattan. —Todos reaccionaron con expectación a la par que orgullosos por ella.—

Sara: Eso es estupendo, Nora. —Sonriente se alegró por su amiga.—

Donnie: ¡¿Inspectora?! ¡Fantástico! Sabía que te contratarían para un gran puesto. —Se dirigió hacia su novia, a quien le mostraba todo su apoyo y orgullo.—

Nora: En realidad no es lo que quería. Aún así... es un primer paso. —Con una actitud optimista, trató de conformarse con su papel como inspectora.—

Mikey: ¡Oh, se me olvidaba! —Se levantó de un salto hasta colocarse al lado de la pequeña.— Alex, ¿te gustaría conocer a mí mascota, gatito helado?

Alex: ¿Me estás diciendo qué tienes a un gato de helado cómo mascota? —Sin dar crédito preguntó al pecoso frunciendo el ceño.—

Mikey: ¡Sí!

Alex: Vale, así podré decir que realmente lo he visto todo de esta ciudad.

Había pasado un largo rato desde que los chicos continuaban conociendo a Alex, como también la intriga de la pequeña por saber más de cada uno a través de sus gustos y hobbies.

Sara, Lara y Nora optaron por pasar el tiempo las tres y aprovechar el rato que tenían para hablar entre chicas. Lo que se resumía en la situación por la que cada una pasaba con su pareja.

Una cosa llevó a la otra cuando Sara observaba la manera en la que Leonardo y Alex se divertían. La forma tan gentil y simpática de la tortuga con la que le hablaba a la pequeña.

Era conmovedor de pensar que Leonardo se estaba poniendo a prueba para su papel de padre. De ahí que las chicas sacaran el tema del embarazo.

Tranquilamente, continuaron divirtiéndose hasta que empezó a anochecer, lo que significaba que Nora y Alex debían regresar a su casa —antes de que Janice las llamase preocupada.—

Alex no era una cría especialmente cariñosa, pero era un asombro para Nora que se haya hecho tan amiga de las tortugas en tan sólo una tarde.

Alex: ¿Sabes, hermana? Deberías compartirme más a menudo tus secretos. Son una pasada. —Sonrió con admiración.—

Nora: Y yo que temía de que esto no iba a salir bien. —Se rió Nora de sí misma alegre de que Alex se hiciera amiga de las tortugas tan inesperadamente rápido.—

Leo: ¿Te lo has pasado bien, Alex? —Sonriente le preguntó Leonardo a la pequeña.—

Alex: ¿Sólo bien? Vuestra guarida es tan guay como un parque de atracciones, pero las cosas que hacéis son todavía más guays. —Sonrió a los cuatro con admiración.—

Mikey: Tú también, Alex. Eres nuestra pequeña confidente. —Dijo Mikey devolviéndole el cumplido.—

Alex: Tenéis suerte de que lo sea. —Presumió Alex orgullosa de sí misma.—

Raph: No tenemos motivos para negarlo. —Sarcástico respondió a la joven.—

Nora: Venga, deja de auto-alabarte por un rato hasta que lleguemos a casa. —

Donnie: Ahora que ya conoces a mis hermanos, puedes volver siempre que quieras. —Le extendió una mano abierta, a lo que Alex respondió chocando los cinco.—

Nora: Un momento, ¿qué es eso de ahí? —Señaló detrás de Alex con la intención de despistarla. Aprovechó el mínimo instante su despiste para despedirse de su novio con un corto beso.—

Alex: —Regresó la vista hacia su hermana no sólo enfurruñada por su engaño, la molestó tal jugarreta para que aprovechara un besito de Donnie.— En serio, no volváis a hacer eso.

Donnie: —La pareja se miró entre sí luchando por aguantar la risa.— Ha sido un acto reflejo.

Alex: Ya...

He de decir que el personaje de Alex es de mis preferidos. 🥰

Tenía muchas ganas de hacer el encuentro con las tortugas, espero que os haya gustado (y no os parezca negativamente prepotente, es una de las actividades que la caracteriza).

Pero...

Muchas más ganas tengo de lo que tiene lugar el próximo capítulo...

Se viene. 😊

SaraTmnt 💚

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