Capítulo 112. Imprevistos

Los recién casados no fueron los únicos en disfrutar su noche de bodas. Lara y Raph se dejaron llevar gracias por esas copas de vino de más durante el banquete. Pero en el día siguiente la cosa cambió.

Raphael se despertó alarmado por el vacío que dejó la pelirroja en su lado de la cama junto a él. Sólo se encontró con su tortuguita bebé adormecido junto a Luna en la cama para la husky, parecía que habían logrado que las mascotas se torelaran después de tanto tiempo.

La tortuga se sentó sobre su lado de la cama mientras se colocaba la bandana y el resto de su equipo que Lara estuvo encantada de quitarle en la noche anterior.

En lo que buscaba a la pelirroja, notaba la mansión demasiado tranquila. Hasta que al bajar en el salón, coincidió con Roth quien estaba sentado en uno de los sofás leyendo el periódico con Brandy al lado.

Roth: Buenos días, Raphael. —La tortuga le devolvió el saludo.— Si estás buscando a Lara, te vas a sorprender de lo que anda haciendo.

Raph: ¿Sorprender? —Resaltó notándose la confusión de lo que insinuaba su futuro suegro.—

Roth: ¿Desde cuándo mi hija se dedica al tiro con arco? —Señaló con extrañeza.— Supongo que tendrás alguna idea.

Raph: —No fue difícil para él dar con la ocasión en la que a su prometida se le dio un arco y flechas. Pero sabía que debía haber un motivo detrás, algo significativo para la pelirroja.— Sí... Me hago una idea.

Sin dar más pie a la conversación, el futuro suegro le señaló a la tortuga dónde estaba la pelirroja en dirección al patio interior.

Raphael no se demoró en reunirse con su prometida, quería ver con sus ojos que estaba practicando el tiro con arco, el mismo que Splinter le otorgó como Kunoichi.

Observó que Lara había lanzado unas cuantas flechas a una manzana como blanco, sobre un poste colocado al fondo del patio. Dos de las flechas estaban cerca de la manzana, pero no lo suficiente como para rozarla. No estaba nada mal para ser el primer contacto con el arco.

Apenas estaba preparando la siguiente flechas cuando la pelirroja se percató de la presencia de su prometido. Por su extenso silencio dio por hecho que le había dado un despertar peculiar.

Lara: ¿Sorprendido? —Preguntó con su sarcasmo particular. Miró a la tortuga de reojo viendo como asintió como respuesta.—

Raph: No es habitual verte practicando con arco y flechas... me gusta. —Dijo él sonriente siguiendo el mismo sarcasmo que su prometida, lo que le provocó unas ligeras risitas.—

Lara: —Resopló por el fallido disparo que ni siquiera rozó el poste. Bajó el arco para tener mejor contacto visual con su amado.— Tenía que pasar página, y lo he hecho a mi manera.

Raph: —No era ningún misterio, sabía que tenía que ver tras la muerte del sensei. El compromiso no era suficiente para ella, había algo más.— Supongo que con la boda no es suficiente para ti.

Lara: Esa es la mayor parte. —Ambos conectaron las miradas por unos segundos, ella sonrió en señal de afirmación. Por supuesto que la boda era importante para ella en esta nueva etapa, pero había algo igual de importante que debía cerrar al mismo tiempo.— Mira lo que hay dentro.

Raphael dirigió la mirada a la caja que había señalado su prometida. Dicha caja portaba el símbolo del clan Hamato, la misma que Splinter le entregó a Lara con el arco en su interior.

Invadido por la curiosidad, Raph se arrodilló frente a la caja que Lara había dejado en el suelo a escasos metros de su espalda. Cuando la abrió, entendió lo que Lara pretendía.

Las dos armas, las mismas que habían llegado a manos de Lara de manera imprevista e intencionada, las usadas para disolver la organización mafiosa que fue protagonista de la tragedia familiar que la persiguió durante años. Esas pistolas que fueron creadas con la intención del bien.

Raphael las observó expectante por unos largos segundos. Quién lo iba a decir, las armas de las que no parecía desprenderse su futura esposa, les daría un cierre digno.

La pelirroja se percató de la sorpresa que se había llevado Raph, por supuesto iba a darle una mejor explicación. Se arrodilló frente a su amado con las pistolas dentro de la caja entre ellos.

Lara: El momento de pasar página nos ha golpeado en la cara. Además... seamos realistas, no tiene sentido que me pasee por la ciudad llevándolas. —Terminó encogiéndose de hombros y riéndose junto con su prometido. Más pronto que tarde debía decirle adiós a sus características armas. Este era el momento indicado.—

Raph: —En el fondo entendía perfectamente por lo que estaba pasando su prometida, como toda la familia por igual. Le apartó un mechón de pelo para depositarle un gran beso en su frente, ella lo miró con una cálida sonrisa.— Créeme que has tomado la mejor de las decisiones... Después de aceptar ser mi mujer.

Lara: —Rió ante la manera tan presumida que la tortuga destacó el compromiso entre ambos.— Aunque todavía estemos variando la fecha.

Raph: Me importa más que aceptaras llevar ese anillo. —Señaló con una amplia sonrisa. La pequeña le devolvió la sonrisa y no se lo pensó para abrazarlo, a lo que él correspondió.—

Tras un largo abrazo de consolación y sentimiento, la pareja se puso en pie con Raph portando en una mano la caja en la que dentro se encontraba las que han sido las armas de la pelirroja todo este tiempo, mientras que ella recogió su ahora nueva arma.

Ambos entrelazaron sus manos libres, y entraron dentro de la casa.

Raphael se percató de la necesidad de su prometida de quitar esa caja de su vista. Le depositó un beso en la mejilla antes de subir las escaleras, recibiendo una sonrisa de agradecimiento por parte de ella.

Ocasión que el arqueólogo aprovechó para tener una conversación de lo más típica entre padre e hija.

Roth: Lara. —La pelirroja lo miró ante su llamada.— Ven, me gustaría preguntarte algo. —Ante su petición, ella se acercó hasta él, preguntándose por lo que quería saber encogiéndose de hombros.— ¿Cuáles son tus planes de futuro?

Lara: "¿Planes?" —Señaló preguntándose con confusión, a lo que Roth asintió.— Pues... La boda con Raph, ya le pondremos una fecha con más calma.

Roth: Y, ¿ya está? ¿No vas a dedicarte a algún trabajo? —Preguntó frunciendo el ceño observando detenidamente a su hija.—

Lara: Claro. Tengo pensado seguir yendo al Kickboxing. —Respondió con su sarcasmo, cosa que a su padre no le hizo gracia.— ¿Qué trabajo me voy a dedicar sin tener título?

Roth: Ahora entiendo porqué encontré un título con el nombre de Sara y ninguno que fuera tuyo. —Indicó cruzándose de brazos.—

Lara: Asistir a clases mientras me perseguía una Mafia era de lo más normal del mundo. ¿No crees? —Señaló con incredulidad y sarcasmo ladeando la cabeza.—

Roth: Entonces ya es hora de que completes tus estudios. —Sentenció con decisión. La pelirroja se exaltó en completo desacuerdo.—

Lara: ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! —Cuestionó indignada cruzando los brazos.—

Roth: Vale que tú hermana vaya a tener un bebé y haya casado con Leonardo para formar su familia... —Escudó los motivos que hicieron madurar repentinamente su hija pequeña. Aunque como padre sintió ese vacío de su cría abandonando el nido.— Pero, ¿qué hay de ti? ¿Piensas seguir siendo  adolescente?

Lara: No pretendo seguir siendo una adolescente. Pero, ¿cómo quieres
qué me meta a estudiar después de tantos años? —Señaló con desgana y frustración. De entre todas las cosas, daría lo que fuera por no regresar a esa vida de estudiante.— Olvídate.

Roth: Tienes que hacerlo, Lara. ¿Cómo sino esperas resolver tú vida, construir un futuro si arrastras cosas sin resolver desde tiempo atrás? —La pelirroja permaneció en silencio, no pudiendo contradecir la razón que tiene su padre.— Yo lo resolveré por ti.

Lara: Si crees qué voy a querer meterme en un instituto de críos...

Roth: De cara a septiembre habrán cursos online en los que podrás completar tus estudios. —Señaló mirando hacia la sala de tecnología.— Puedes aprovechar la sala técnica para hacer el curso semipresencial, además de usarla para vuestras misiones.

Lara: —Miró la sala de tecnología torciendo lo labios. No le terminaba de gustar la idea, pero era cierto, en algún momento debía resolver ese último grado de la secundaria que le faltó por hacer. Dándole así la libertad de trabajar y ganarse alguna propina.— Bueno, tú te vas a encargar de la matrícula... ¿A qué sí?

Roth: Me quedo más tranquilo sabiendo que estarás matriculada porque me haya encargado de ello. —Dijo en un tono ligeramente burlón. La pelirroja resopló con desgana.— Sabes que lo hago por ti.

Lara: Ya lo sé. Es que... —Resopló con pesadez mientras se echaba hacia atrás unos mechones de pelo.— Ahora me está viniendo todo de golpe y porrazo.

Roth: Hija, todos estamos en el mismo punto. Pero la vida continúa, y tú todavía tienes cosas entre manos que resolver. —Sentenció con un tono más calmado, llevando una mano al hombro de la pelirroja para apoyarla.—

Lara: —Mirando a la nada cayó en la cuenta de un pequeño problema. Uno al que a Raph no le va a gustar nada.— Por la tontería habrá que aplazar la boda. Muchas gracias...

Roth: Se supone que no teníais prevista una fecha, ¿no? —Ella cruzó los brazos frunciendo el ceño en señal de decepción hacia él.— Créeme, me alegra que os caséis, pero no tengáis tanta prisa tampoco.

Lara: —Se mantuvo en silencio hasta que Roth subió las escaleras, aparentemente dirigiéndose hacia el estudio.— Será... —Murmuró enfurruñada observándolo mientras se alejaba.—

En lo que Roth subió hacia el ala Sur pasillo Suroeste dirigiéndose hacia el estudio, Raph salió del mencionado pasillo, aparentemente con la intención de bajar al salón para reunirse con la pelirroja.

Nada de lo que alarmarse, hasta que la tortuga se encontró con la cara de decepción y ligero enfado que reflejaba su futura esposa. Desconcertado, Raph frunció el ceño esperando a que ella le explicara su repentino cambio de humor.

Lara: Por el bien de él, espero que las hayas escondido demasiado bien... —Dijo incrédula resoplando enfurruñada.—

Para Nora el tiempo se hacía más largo ahora que había terminado con su carrera, y ya no tenía prioridades respecto a sus estudios.

Ahora tenía un próximo objetivo:

Ingresar en el "Departamento de Policía de Nueva York", pero sería todo un reto para ella puesto que no es un lugar en el que cualquiera logre formar parte.

No se trata un proceso fácil tratándose de la sede de Policía de la Ciudad. Pero todavía debía dar su primer paso enbel mundo laboral. Sólo podría tener suerte, o conseguirla más adelante.

Ser la hija del Capitán de policía podría darle tanto privilegios como fáciles acusaciones de "contar con el acceso fácil", cosa que ella no permitiría. Quería ganarse su puesto por sí misma, sin sucias ventajas que la puedan perjudicar durante su carrera.

Hasta entonces, pensaba que no podía hacer mejor cosa que dedicar su tiempo a la tortuga de morado y al grupo. Parece ser que la suerte le sonreía a la pareja.

Llegada la noche, a William se le acumulaba la faena respecto a los criminales que debía detener junto su equipo. Desde algunos de los más buscados, hasta aquellos a los que se les trataba de seguir el rastro.

Para su sorpresa, varios trapicheos enlazados con la mafia estaban siendo destruidos por causa desconocida. Sentía cierta intriga por descubrir la entidad detrás, pero debía centrarse en lo que debía hacer.

El capitán de policía no era el único que debía lidiar con el incremento de trabajo. Janice y su oficina debían zanjar un largo proyecto el cuál tiene que entregarse antes de mañana. A ella y unas cuantas voluntarias no les queda otra que permanecer en el trabajo hasta acabar y entregar cierto proyecto.

Janice se aseguró de avisar a sus hijos tanto por su retraso a casa como el de William. Ninguno de los tres tuvo nada que objetar, de hecho, sacarían donde aprovechar el tiempo.

Teniendo la idea de pasar la noche a solas con las chicas, Liam llamó a uno de sus colegas con el que pudiera pasar la noche. Lo que él no sabía, era que les había hecho un favor a Nora y Alex.

La pequeña le pidió permiso de bajar a tomar algo con sus amigas, a lo que Nora concedió sin rechistar.

Nora: Con una condición: Mantén el móvil operativo. —Se acercó hasta el sofá para recoger el teléfono de la pequeña. Se lo extendió para dárselo, pero justo cuando Alex estuvo a punto de cogerlo, la rubia no dudó en pedirle una segunda condición.— Y asegúrate de avisarme cuando vuelvas.

Alex: Has dicho una condición, aclárate. Una o la otra. —Incrédula se hizo finalmente con su móvil para guardarlo en el bolsillo derecho del pantalón.—

Nora: He sido clara. —Aclaró suspirando con resignación.— Ve con cuidado, y ya sabes que hacer en caso de emergencia.

Alex: Escupir a la cara o usar las uñas  en caso de que se me acerque. —Se encogió de hombros acompañado de su retorcida ironía.— No será para tanto.

Nora: Hablo en serio, Alex. —Resopló con decepción mirándola con el ceño fruncido.— Me parece increíble que no escarmentaras después de ese secuestro

Alex: ¿Por qué? A ti te gusta el peligro y no te quejas. —Contradijo a la rubia de manera retadora. La rubia se limitó a rodar la vista, pero permaneciendo su mirada seria hacia ella.— Que sí, que tendré cuidado.

Nora: Nos harías un favor a todos tanto como a ti misma. —Sentenció firmemente hacia la pequeña. Esta por su parte, negó en señal de irrelevancia y salió de la casa. La salida de Alex significaba llamar a cierta tortuga.— Bien, al fin libre.

Donatello había quedado en la azotea de Nora para pasar el rato fuera, ya que hacía una de esas noches agradables en cuanto al clima y tranquilidad se refiere.

Los dos se brindaron una cálida bienvenida cuando la pareja fue reunida. Decidieron admirar la ciudad desde las vistas que proporcionaba dicha azotea, mientras que se ponían al día de las novedades tanto del uno como del otro, y los planes que tuvieran previstos.

Nora: Creo habértelo preguntado, pero... ¿Cuál es vuestro plan ahora? —Apoyó ambas manos sobre el saliente en el que estaban ambos sentados, mirando a su novio con atención.—

Donnie: Bueno... —Suspiró con pesadez cuando recordó la complicada situación en las alcantarillas.— Parece que el resto de enemigos han escogido el momento perfecto para darse un respiro.

Nora: —Río levemente alegrándose por el descanso que los criminales le estaban brindando a los chicos.— Eso es bueno, ¿no?

Donnie: Podría decirse que sí. —Esbozó una sonrisa ladeada compartiendo ese gozo por un pacífico y pequeño respiro que les ayudaría a reconfortarse.—  Por otro lado, todavía intentamos dejar atrás ese estado de duelo.

Nora: —Torció ligeramente los labios cuando se percató de la mirada perdida de la tortuga tras mencionar el empeño de los hermanos por aceptarlo, y pasar página.— Donnie...

Donnie: Perdona, no... No quiero prolongar esto por mucho más. Créeme que lo intento, sólo... no es fácil. —Trató de levantar el ánimo tanto a ella como a sí mismo esbozando una pequeña sonrisa, pero no funcionó con ella.—

Nora: —Sintió un ligero nudo en el pecho, no se vería contagiada por su pesar ni mucho menos, pero si debía ser la fugura reconfortante para su pareja no lo dudaba dos veces. Rodeó su caparazón con un brazo mientras que con el otro acariciaba su mejilla.— Lo comprendo. Pero... Ahora tengo todo el tiempo del mundo para ti, y darte lo mejor de mi.

Donnie: —La tortuga conectó miradas con los deslumbrantes ojos verdes de su amada. Con el pulgar acarició suavemente su mejilla esbozando una sonrisa más amplia y cálida.— También querías dedicarlo para tú inicio en el departamento de policía. ¿No es así?

Nora: Cierto, pero... Supongo que me lancé a la piscina por anticipado. Es de lo más complicado formar parte del "NYPD", sobre todo nada más terminar la carrera. —Con pocas esperanzas, se encogió de hombros con una sonrisa torcida.—

Donnie: Pero tienes posibilidades. Conseguiste la carrera con una notación de lo más potente. —Trató de convencer y recobrar esperanzas, cosa que no funcionó cuando la rubia negó rotundamente.— No veo inconvenientes para un periodo de prueba, al menos.

Nora: Quiero ingresar por mi propio esfuerzo, no porque la hija del Capitán aparece con la carrera recién lograda. —Ante eso, la tortuga se limitó a comprender el tan honorable empeño para ser quien consiga sus metas por su propio mérito. Algo de lo que ella se hacía admirar.—

Donnie: Si te sirve de algo, solo por eso deberían concederte el periodo de prueba. —Logró sacar unas pequeñas risas a la rubia, cosa que ella le agradeció con sus sonrisas.— Lo conseguirás en cuestión de tiempo.

Nora: —Entre ambos continuaron dedicándose sonrisas el uno al otro, hasta que ella cortó la distancia brindándole un suave beso en sus labios.— ¿Te he dicho qué tenemos la casa sola?

Donnie: ¿Q-qué? —Preguntó con expectación aún cuando los labios de la rubia besaban los suyos.— ¿Con qué razón?

Nora: Mis padres por cúmulo de trabajo, Liam se ha ido con los colegas para no aguantarme, y Alex... lo de siempre. —Concluyó entre risitas aún cuando la expectación continuaba reflejada en el rostro de la tortuga.— No sé por cuánto tiempo estaremos solos, así que... Más vale no desaprovecharlo.

La pareja compartió sonrisas de complicidad cuando se les ha presentado la inusual ocasión de tener la casa de Nora para ellos dos. Lastimosamente, por unas pocas horas.

Pero sería un gran error no sacarle provecho al tiempo limitado que tienen para ellso dos. Un error que no estaban dispuestos a cometer.

Nora no se podía considerar una chica "romántica" como tal, pero sentía que esta era la noche para serlo un poco a diferencia del resto. De alguna manera tenía que subir el ánimo tanto a su pareja como el ambiente entre los dos.

Resulta que Donatello es el romancero de la pareja, era un aspecto de él que se hacía notar en tan sólo su forma de mirar a su novia. Ya que tenían la noche para ellos dos, se dejarían llevar por los sentimientos como no habían hecho antes.

Pero... sin tener que llegar hasta ese punto de tener relaciones, sólo pensaban compartirse afecto mutuo. No querían pensar en nada, ni tan siquiera hacerlo o no. Solamente, querían besarse y acariciarse.

La gata siamesa de Nora, Dana, se encontraba recostada en la cama, echándose una cabezada. Su dueña no quería tener que despertarla y echarla del cuarto, la dejaría estar siempre y cuando no les moleste. Aunque tampoco es que precisen de la cama para enrollarse.

Donatello se rió ante el gesto de la rubia por dejar a su gata seguir durmiendo, a lo que la rubia también se rió encogiéndose de hombros. Ella lo rodeó por el cuello para atrapar los finos labios de la tortuga, él correspondió gustoso.

La rodeó por la cintura con la intención de acercarla más hacia él. Realizaban el beso con lentitud, sin apresurarse. Entre tanto, él acariciaba gentilmente su mejilla en lo que ella deslizó una de sus manos sobre sus pectorales.

Permanecían en pie en lo que ellos se compartían tal afecto, no les resultaba de lo más cómodo, pero insistían en prescindir de la cama.

Nora empujó con cuidado al de morado hacia el escritorio con la intención de sentarle sobre la mesa, con la mala pata de que él se había tropezado con las patas de la silla de escritorio.

Donnie reaccionó con rapidez colocando una mano sobre la mesa para tener apoyo mientras que el otro brazo permanecía abrazando la cintura de su novia. Ella quedó sobre él sujetándose de sus músculos, estando ambos completamente pegados el uno al otro.

Los dos se quedaron mirándose entre ellos, compartiéndose las mutuas miradas alarmadas por aquel tropiezo. Pero enseguida se vieron contagiados por la gracia del abrupto y repentino acercamiento, aunque no podía negarse de que tenía su punto de lo más tentador.

Nora: Perdona... —Se disculpó entre risas encogiéndose de hombros.—

Donnie: ¿Por qué? Estamos mejor así. —Respondió él con una sonrisilla ladeada en un tono ligeramente pincantón. La rubia mostró estar de acuerdo con él cuando le devolvió la misma sonrisa.—

Nora: Me gusta tu inteligencia en momentos como este. —Trató de sonar en un tono coqueta, aunque al instante se percató de que ese piropo había sonado de lo más... peculiar.—

Donnie: —No pudo contener más esa risilla cuando la rubia se escondió sobre su plastrón toda vergonzada.— Vamos, no te pongas así. Sinceramente, ha sido una de las cosas que más me ha gustado oír.

Nora: No me seas tonto ahora. —Bromeó  entre risas regresando el contacto visual con la tortuga. Él rió nuevamente, pero optó por admirar la mirada de ella. Por su parte, ella revisó sus cuerpos con la vista, aún pegados al otro.— Adoro este tipo de imprevistos.

Donnie: Yo también, a pesar de que normalmente me suelen parecer malas señales. —Trató de sonar gracioso con esa peculiaridad, pero la mirada incrédula de ella hablaba por sí sola. Ante eso, la tortuga intentó arreglarlo.— Olvídalo. Sólo... sigamos en lo que íbamos.

Nora: Ahora vuelves a sonar atractivo. —Dijo ella con incredulidad, con ese tono coqueta que esta vez había sonado demasiado bien. La pareja no se resistió en besar sus labios nuevamente.—

En lo que ellos seguían con lo suyo, unos extraños ruidos sonaban tras la puerta, pero no se escucharon lo suficientemente fuertes como para alarmarse.

Donatello se separó ligeramente para recuperar un poco el aliento. Cuando dirigió su vista hacia la puerta al fondo de la habitación, pudo ver como esta se estaba abriendo.

Tanto la tortuga como la intrusa que recién había entrado en la habitación se quedaron mirando atónitos...

Alex: ¡¿Pero qué co...?!

Obviamente, tenía que cerrar el capítulo en este punto... 😂

Pues nada...

Aquí me encuentro intentando retomar la historia con todo el esfuerzo a pesar del horrible atasco mental que arrastro desde que subí el anterior. 😓

Por eso no os extrañéis de que el capítulo sea un tanto flojillo.

Y sí, el lemon con Donnie y Nora está al caer, pero todavía quiero darles un poquito más de tiempo.

Así todo, tengo más cositas de las que hacer con los personajes, sobre todo el tema del embarazo.

Me da rabia y a la vez me siento mal por la lentitud en la que trato de avanzar, pero esta historia seguirá hasta darle un final digno.

Hasta entonces, espero dar lo mejor en lo que queda.

Y por mucho tiempo que no actualice, aquí seguiré. 😜

SaraTmnt

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top