Capítulo 111. Ramo de rosas blancas y azules

Leonardo y Sara escogieron el viernes como el día de la boda. Un día muy acertado para la asistencia de sus amigos. El único punto negativo, es que tan sólo tenían tres días para organizar los preparativos.

Sara rondaba por la semana diecisiete de embarazo y su barriga estaba en crecimiento, lo que podría ser un problemilla en cuanto a la talla del vestido de novia. Su barriga no era demasiado grande todavía, pero eso podría cambiar con el paso de los días.

Se pusieron manos a la obra para los preparativos. Querían hacer de su boda el día más especial e inolvidable de sus vidas. Tenían la ilusión por las nubes, pero era frustrante sobre todo estresante— de que tenía que estar todo preparado a contrarreloj.

Leonardo se comprometió de organizar el cátering con la ayuda de su casi suegro, además de la pequeña vestimenta que podrían llevar él y sus hermanos para ese día.

Leo agradecía que Roth estuviese con ellos en estos momentos. No sólo porque sería quien lo una en Santo matrimonio con su hija, sentía que todo le venía demasiado grande por el simple hecho de que nunca había organizado una boda.

Sara y Lara se encargarían de los regalos para los invitados además de la decoración. Llegaron a la conclusión de que el jardín era el lugar idóneo para la ceremonia. La decoración no sería complicada, ya tenían una idea para los adornos.

Pero había otra cosa de la que preocuparse, los invitados. Leonardo pensó que podrían asistir los mutanimales. Por supuesto de que no podían faltar los más importantes: Nora, April y Casey.

En ese momento fue cuando Sara cayó en la cuenta de que debían darles la noticia, pero nada de hacerlo por teléfono. La ocasión merecía coincidir todos juntos para dar una noticia que no se da todos los días.

Tan pronto como Sara les había llamado, Nora, April y Casey acudieron los tres juntos. Allí los esperaban impacientes, sobre todo cierta pareja.

Mikey les ofreció unos snacks en lo que la pareja se ponía de acuerdo en qué momento esperar y quién de los dos se anunciaría su enlace matrimonial. En lo que llegaba el momento para anunciarlo, Sara mantuvo su mano izquierda oculta de la manera más disimulada posible.

Los tres no hacían más que observar a la morena invadidos por la intriga, cada vez más cansados por la eterna espera a descubrir lo que tenían que decir. Fruncían el ceño mirándose entre ellos cuando la pareja no hacía más que retrasarlo, empezaban a pensar que les habían tomado el pelo jugando con ellos.

Los prometidos se miraron entre ellos esbozando una amplia y cálida sonrisa compartiéndose entre ellos sentimientos mutuos de felicidad. Sentían que ya no podían retrasarlo más además de que ya iba siendo hora de que fuesen al grano.

Cuando Sara les mostró la mano izquierda portando el anillo de compromiso, las chicas reaccionaron con el mismo chillido ahogado de sorpresa, mientras que Casey estaba boquiabierto.

Las chicas corrieron hasta Sara para abrazarla con fuerza tambaleándose las tres entre el abrazo, realmente estaban felices por la pareja además de la boda en sí.

April: ¡Estamos muy contentas por vosotros! ¡Felicidades! —Celebró dando brincos de la emoción.—

Nora: ¡Enhorabuena, Sara! —Exclamó abrazando nuevamente a la prometida estallando de la alegría.—

Sara: Muchas gracias, chicas. —Agradeció a ambas con otro cálido abrazo.— Si os soy sincera, todavía no me lo creo. —Susurró a las chicas riéndose alegre.—

En cambio, entre los chicos celebraron la noticia con más informalidad, compartiéndose la misma sonrisa entusiasta por tal acontecimiento.

Casey: Felicidades, tío. —Sonrió el desdentado dándole leves palmaditas en el hombro.—

Leo: Gracias, Casey. —Agradeció sonriente.—

Raph: Supongo que ya sabéis lo que nos toca hacer juntos. —Se unió a la conversación asomándose por detrás de su hermano lanzando aquella insinuación que hablaba por sí sola.—

Mikey: ¡Despedida de soltero para Leo! ¡Wohooo! —Celebró con un breve bailecito. Estaba realmente entusiasmado por preparar esa despedida de soltero para su hermano mayor.—

Leo: Vale, acepto. Pero me conformo con poca cosa, ¿de acuerdo, chicos?

Donnie: Na-ah. —Negó al mismo compás que sus hermanos.— Vamos a prepararte una despedida de soltero digna de recordar.

Casey: Muy bien, no insistáis más. Casey Jones no va a perderse esa despedida. —Se incluyó autoinvitándose en su típico tono de superioridad.—

Nora: Eh, parad el carro vosotros. —Captó la atención de los chicos dirigiéndose a ella.— Nosotras vamos a hacer de Sara una despedida bien memorable.

Donnie: Creo que se te ha pasado por alto el mero hecho de que presentáis más limitaciones. —Recordó a su novia en un tono burlón puesto que conocía el espíritu competitivo de su novia.—

Nora: Precisamente, ya sólo con eso va a ser mejor. —Replicó ella a la tortuga de morado en el mismo tono burlona.—

Lara: Eh, parejita. Está bien que os lo toméis con emoción, pero no es necesario tanta. —Intervino en la competición entre la pareja con su sarcasmo habitual, a lo que ellos se limitaron a responder con risitas entre ellos.—

April: ¿Cuándo se celebra la boda? —Preguntó April.—

Sara: El viernes. —Respondió con una amplia sonrisa.— Tendrá lugar en el jardín por la mañana.

Casey: Vale, una pequeña duda a todo esto... ¿Quién os va a casar? —Cuestionó encogiéndose de hombros.—

Leo: El padre de las chicas, Roth. —Respondió el líder compartiendo una cálida sonrisa con su prometida.—

Sara: No habrá que esperar mucho. —Recordó compartiendo el mismo entusiasmo con esa sonrisilla embobada que le provocaba de tan sólo pensarlo.— Oh, y por si las dudas... Todos y todas tenéis que asistir bien guapos y arreglados.

Mikey: Tengo que preguntarlo... —Esmutó haciendo una breve pausa con la que captó la atención de todos.— ¿Eso nos incluye a nosotros?

Sara: Sí, Mikey. Vosotros también.

El día siguiente era un no parar, tuvieron que ponerse las pilas a tope con los preparativos ahora que solo tenían el día de antes de la boda.

De lo primero que se preocupó la novia, fue de recoger el vestido a la tienda. Lara, Nora y April se ofrecieron a acompañarla para recogerlo. Era muy probable de que las chicas le insistan en que Sara se probase el vestido. Como mucho gusto, se lo probó.

Podía llegar a disimular su barriga de embarazada, pero sí que se podía apreciar su barriga abultada. Sería demasiada casualidad si su barriga aumentase justo en el día de la boda y se las viera difícil para ponérselo, pero confiaba en que no habría problema. Salió junto a las chicas con una amplia sonrisa con la ilusión por las nubes. No podía esperar a ponérselo en el día de la ceremonia, y el momento en que su prometido la viera de blanco.

Al igual que la novia, las demás debían preocuparse por el vestido que cada una iba a llevar para la boda. Ya que estaban de shopping, plantearon hacer el mismo plan pero al contrario. Sara las acompañó para ayudarlas con el visto bueno para los vestidos ideales.

April fue la primera que escogió su vestido para la ocasión. Era un vestido  de su color favorito, amarillo, de tirantes finos y con una medida hasta por encima de las rodillas con una falda de vuelo.

El vestido de la rubia resultaba ser más informal. Era violeta de un tono brezo. Tenía un hombro al descubierto al contrario con el otro al estilo sin mangas, su cintura estaba adornada con una tira del mismo color del vestido, y el extremo le llegaba por los muslos más arroba de las rodillas.

Ni mucho menos se trataba de una competición, pero el vestido que Lara había escogido era más atrevido. Era de un plateado deslumbrante, era también de tirantes finos, portaba un escote en forma de v, terminando con un extremo de vuelo también sobre las rodillas.

Las chicas daban por seguro a que la cosa con los chicos estaba siendo completamente distinta.

Roth se había encargado de pedir la compra que acordó junto a Leonardo para preparar la comida para el cátering. Ya tenían más que planeado el menú completo con aportaciones de sus hermanos.

Mikey fue el que más platos propuso, algunos ni tan mal, pero ya estaba pidiendo demasiado. El pecoso tenía la costumbre de comer con la vista en vez de pensar. Pero para eso ya estaba el novio de seleccionar lo mejor para un día tan especial como su boda.

A lo largo del día habían progresado con los preparativos, pero todavía faltaban cosas de las que preocuparse.

Los chicos se mantenían ocupados con los T-phones en lo que quedaba de la tarde. Entre todos organizaron una lista de los invitados que aseguraban su asistencia para mañana. El grupo de los mutanimales aceptó la invitación, pero no tuvieron la mismas suerte con Karai y Shinigami. Según ellas, tenían todo su tiempo completamente ocupado. Al menos felicitaron al novio por el enlace.

En lo que la pareja esperaba la hora para sus despedidas de solteros, los prometidos querían darse aunque fuese un momento para ellos.

Sara había salido al vergel, y esta vez no tenía que ver con la jardinería. Estaba frente a la tumba de su madre cuando sintió la necesidad de visitarla antes de que se viera envuelta por el enlace matrimonial con Leonardo mañana temprano.

La tortuga de azul la dejó unos momentos a solas con su madre, mirando a su prometida sonriendo cálido. Como era de esperar, recordó a su padre y sensei suspirando con pesadez alzando la mirada hasta observar el cielo.

Por supuesto recordaba a la rata con un profundo sentimiento, pero no quería desestabilizar su estado de ánimo. No cuando en estos momentos se estaba haciendo a la idea de ser sensei, marido, y padre. Su vida iba a dar un giro completo en tan sólo unas horas escasas, y eso tan sólo era el inicio. Esbozó una gran sonrisa feliz por tal pensamiento.

Se acercó hasta su prometida observando esa mirada que transmitía sin apartar la mirada de la tumba de Amela. Era un claro reflejo de él cuando recordaba a su maestro. Suerte que él estaba ahí para ser su rayo de luz. Sujetó su mano con suavidad sacándola de sus pensamientos. Ella lo miró con una tenue sonrisa.

Leo: No estés triste, ella está siempre contigo. Allá donde esté verá a su hija convertirse en mi esposa muy pronto. —Una suave risita nerviosa se escapó de entre los labios de su prometida. Él la sonrió cálido.— ¿Estás ilusionada?

Sara: —Una amplia y feliz sonrisa se formó en sus labios conectando su mirada con la de él.— A decir verdad, he fantaseado con este momento... muchas veces. —Esbozó una sonrisilla encogiéndose de hombros tímidamente ahogando una leve risita.— 

Leo: —Su sonrisa creció cuando ambos compartían esa mutua ilusión por darse el "sí".— ¿Estás bien? —Preocupado señaló su barriga tanto por el estado en el que se encontraba ella, tanto por el de su pequeño.—

Sara: Perfectamente. —Asintió reiteradas veces acariciando su barriga.— Aunque me está frustrando el dolor de espalda...  —Resopló con resignación.—

Leo: —Se rió observando su barriga conmovido, todo porque su no-nato estaba en desarrollo. Ella lo miró ladeando la cabeza frunciendo el ceño.— Piensa que podría ser peor. —Trató de justificarse encogiéndose de hombros.—

Sara: —Rodó la vista negando divertida. — En lo que ahora estoy pensando es que los dos salgamos frescos de la despedida de solteros. —Ambos compartieron unas risitas ante esa incertidumbre.—

En cuanto sus hermanos y Casey llegaron  fueron a buscar al novio y protagonista de la despedida de soltero. Por detrás de ellos entraron Nora y April reuniéndose con Lara y la novia.

Sin más tiempo que perder, las tortugas dejaron sus chicas a solas entre ellas y se despidieron. Cada grupo estaría disfrutando toda la noche de la despedida para los prometidos.

El día de la boda al fin había llegado. Leonardo pasó la noche en las alcantarillas con los chicos. Tenía los nervios por las nubes de tan solo pensar que, en el momento en el que se encuentre con Sara, será en el que la vería de blanco para casarse con él.

En lo que el novio y los demás estaban de camino, y Sara preparándose, Roth se aseguró de que todo estaba en su sitio.

El jardín estaba preparado a modo de altar y los asientos estaban repartidos. Todo el lugar estaba decorado con flores de multicolor. Y por supuesto, su elaborado cátering estaba preparado en la cocina para cuando se iniciase el comité.

Las chicas no querían maquillar demasiado a Sara ya que lucía mejor con poco maquillaje tirando al estilo natural. Un poco de colorete, pintalabios y rimel, algo sencillo. Lara le hizo un peinado semirecogido trenzado con los mechones laterales frontales manteniendo suelto su pelo largo y liso.

Sara se fijaba en su barriga esperanzada de que —solamente hoy — no aumentase de tamaño. Llegó la hora de la verdad cuando Nora y Lara la ayudaron a ponérselo. La novia se llevó una mano al pecho suspirando aliviadamente cuando el vestido no se acoplaba demasiado a su cuerpo.

No quería tener que verse frente al espejo de pie, tenía la mala costumbre de encontrarse defectos. Suspiró con pesadez mirándose fijamente, tenía los nervios a flor de piel.

Aunque no pudo evitar esbozar una amplia sonrisa de ilusión de verse portando ese precioso vestido de novia, además de acariciar gentil la curvatura en su abdomen por su barriga.

El sonido de la puerta abrirse la alarmó, eran Lara y Nora, regresaron para pasarse a ver a la novia ya estaba preparada.

Nora: Estás maravillosa, Sara. —Esmutó emocionada con una amplia sonrisa.—

Lara: A Leo se le va a caer la baba al verte. —Apuntó Lara acariciando los hombros de su hermana mirándola sonriente al espejo.—

Sara: Muchas gracias, chicas. —Volteó a verlas con una cálida y agradecida sonrisa. Su expresión cambió radicalmente cuando recordó algo importante.— Los anillos...

Lara: Papá se ha encargado de todo. —Sara suspiró aliviada. La pelirroja la sonrío.— Incluso ha hallado el modo de hacer un anillo especial para Leo. Es un crack.

Nora: Ya está todo listo. —Informó a la novia.— A ver el vestido, Sara

Invadida por los nervios, la novia se levantó del asiento frente al tocador. Se giró hasta dar con el espejo de pie para poder verse al completo.

Se aseguró de que la caída del vestido fuese uniforme y sin arrugas. Verse la curvatura de su barriga portando ese precioso vestido de novia le transmitió un sentimiento especial.

Nora: ¡Estás preciosa! —Exclamó sonriendo entusiasmada.—

Sara: ¿De verdad? —Preguntó con una sonrisilla ilusionada.—

Lara: Quién iba a decirme que algún día te vería así en un día como este. —Compartió una cálida sonrisa con su hermana, a lo que ella le transmitió una mirada feliz.—

Sara: Y parecía ayer cuando nos reencontramos después de diez años... —Esbozó una sonrisilla conmemorando aquello. Lara asintió compartiendo la misma sonrisa.—

La puerta de la habitación se abrió dejando ver a April. Observó a Sara boquiabierta y maravillada.

April: ¡Madre mía! ¡Sara, te ves increíble! —Exclamó observándola con expectación.—

Sara: Gracias. —Agradeció sonriendo tímidamente.—

April: Los invitados ya están abajo. Y no son los únicos, los chicos acaban de llegar. —Anunció April.—

Sara: Qué nervios... —Suspiró pesadamente sintiendo la pesadez de los nervios sobre sus hombros.—

Nora: Entonces ya es hora de bajar. —Abrazó a la novia con alegría. Sara correspondió al abrazo.— Tranquila, relájate y disfruta de este día tan especial.

Sara: Por supuesto. — Asintió.—

Lara: —Se esperó a que Nora deshiciese el abrazo para atrapar a su hermana entre sus brazos con cariño. Ambas se compartieron risitas de alegría.— Estoy muy feliz por ti, hermana.

Sara: Yo estoy feliz de que esta sea mi vida. —Respondió con sentimiento en sus palabras.—

Las tres dejaron a la novia en su habitación. En lo que iban de camino al jardín se encontraron a las tortugas y a Casey.

Los tres hermanos portaban unas pajaritas como adorno, Leonardo era el único que llevaba una corbata azul oscuro. Casey llevaba un traje un tanto simplón, pero compartía pajarita con los demás.

En grupo salieron al jardín, encontrándose con los invitados y dedicando unos minutos a saludarles a todos.

Sara seguía en la habitación esperando a que alguien fuese por ella y dar comienzo con la ceremonia.

Unos toques tras la puerta la alarmaron, sonrió ampliamente cuando se trataba de Roth. Cuando entró en la habitación, la miraba de arriba abajo. Estaba atónito de ver a su hija vestida de novia.

Ella suspiró pesadamente riéndose levemente por los nervios.

Roth: Sara... Estás... Preciosa. —Esmutó entre cortado mirándola expectante.—

Sara: Gracias. —Agradeció sonriente.—

Roth: No te he preguntado porque sabía qué flores querías en el ramo. —Apuntó con ironía enseñando el ramillete de flores que había preparado para su hija.—

Sara se rió cuando este había acertado en la elección de colores que ella quería para su ramo.

Un ramo de rosas blancas y azules.

Sara: Te ha quedado un ramo precioso. —Señaló con ilusión.—

Roth: —Sonrió de haber dado en el clavo.— Sé que es algo tabú en las bodas, pero... Me viene a la cabeza el día en que vi a tú madre vestida de novia. —Sara sonrió cálida ante aquel hermoso recuerdo que necesitó compartir.— Estoy seguro de que estaría orgullosa de ti.

Sara: —Escuchar aquello le provocó una emoción profunda. Una amplia sonrisa llena de sentimiento se formó en sus labios.—

El momento padre e hija no podía terminar sin antes darse un abrazo. Roth envolvió a su hija entre sus brazos. Sara tuvo que abrazarlo con un brazo ya que sujetaba el ramo con la mano contraria.

Cuando ambos deshicieron el abrazo, Roth le ofreció el brazo izquierdo esperando a que su hija lo sujete para salir de la habitación en dirección al jardín.

Roth: ¿Estás preparada? —Preguntó asegurándose de que Sara estaba lista para reunirse con el novio.—

Sara: —Suspiró con pesadez intentando librarse de sus nervios hasta llegar abajo. Asintió reiteradas veces sonriendo ampliamente.— Más que nunca. —Se sujetó al brazo de su padre, y con la mano contraria se sujetó el vestido para no dejarlo arrastrando hasta llegar.—

Leonardo esperaba jugando con sus dedos inquieto y resoplando varias veces por los nervios. Todavía no habían señales de su prometida y sentía que iba a estallar de lo nervioso que estaba. Aunque estaba seguro que en el momento de ver a su amada se le saldría el corazón por la boca.

Los tres hermanos estaban en los asientos de la primera fila junto a sus parejas, hacían el intento porque el novio se tranquilizase.

Lara se asomó un momento para comprobar si Sara y Roth ya estaban de camino. Vio que al fin llegaban, y Roth le hizo una señal a su hija para que avisara de que estaban a punto de salir. La pelirroja sonrió de emoción, y regresó a su sitio dando el aviso.

Michelangelo se aseguró de ser el portador de la música nupcial a través de su radiocasete. Esperó al aviso de Lara para darle al play y dejar la música sonar dando comienzo a la ceremonia.

Todos los invitados giraron la cabeza hacia atrás para ver a la novia siendo acompañada por el mismo que iba a enlazar a los novios.

Muchos se quedaron anonadados cuando Sara estaba pasando por su lado, observándola por completo y de lo deslumbrante que lucía vestida de novia.

Lara: ¡Guapa! —Celebró Lara a su hermana, sintiendo una felicidad indescriptible de verla así. Sara le sonrió agradecida.—

Mikey: ¡Estás bellísima, Sara! —Se unió a la pelirroja entusiasmado de ver ante sus ojos lo que era una novia de bodas, siendo Sara la protagonista. Ella le sonrió tímidamente.—

Sara conectó miradas con Leonardo cuando ya estaba siendo dirigida hacia él. Ella lo miraba esbozando esa sonrisa enamorada que era la mayor debilidad de su futuro marido.

Leo la miraba impresionado con una encantadora y feliz sonrisa. Sintió una oleada de diversas sensaciones que le causaron ver a su futura esposa de blanco dirigiéndose a él.

Una vez llegaron al altar, Roth reunió a Sara con su futuro marido y así posicionarse para dar pie al enlace.

Leonardo sujetó suavemente la mano libre de su futura esposa ya que con la otra llevaba el ramo.

Leo: Wow... —Sara sonrió tímidamente por su reacción.— Estás preciosa.

Sara: Tú estás tan guapo como siempre. —Le dedicó un guiño y una cálida sonrisa. La tortuga rió tímidamente cuando ella observó el detalle de la corbata.— Te queda muy mono.

Leo: —Agradeció encogiéndose de hombros sonriendo tímido. No estaba acostumbrado a llevar corbatas, pero la ocasión era especial.—

Mikey detuvo la música en el momento más acertado cuando el tono había descendido.

Roth: Gracias, Michelangelo. —La tortuga sonrió por el agradecimiento.— Quiero agradeceros por estar aquí reunidos, en un día tan especial. Dicho esto, permitidme un pequeño discurso.

El discurso que Roth se había preparado para la ocasión, se trataba de lo profundo y especial que resultaba ser el significado de "amar" y "luchar contra las adversidades".

Fue testigo de lo qué tan especial era enamorarse, amar y ser correspondido. Todo gracias a su difunta esposa.

También compartió la increíble experiencia vivida en todos estos años. Cuando creyó que todo estaba perdido, una luz de hizo en medio de la oscuridad que le impedía toda escapatoria. Esa lucha constante y duradera con la gente que lo separó de su familia y que tanto daño hizo en su vida.

Agradeció a las tortugas de ser sus salvadores, y de conseguir la victoria en esa dura batalla de la que salió con vida. Sobre todo de darle un regalo tan valioso como encontrar en ellos una segunda familia. Los chicos asintieron y sonrieron conmovidos por sus palabras.

Roth: Bien... Hago un inciso por si alguien tiene algo que decir antes de pasar a las alianzas. —Miró a la pareja esperando una respuesta.—

Los novios se compartieron miradas entre ellos. Se escogieron de hombros sin saber qué decir puesto que les pilló con sorpresa.

Únicamente se les pasó por la cabeza todos los recuerdos y momentos vividos entre los dos durante todos estos años. Desde el día en que se conocieron, hasta el presente.

Sara: Sólo decir que... Estoy muy feliz de estar a tú lado. Me siento la chica más afortunada del mundo. —Dedicó aquellas palabras a su futuro marido, con una cálida sonrisa mirándolo a los ojos.—

Leo: —Sonrió conmovido por sus palabras. Conectando miradas con ella en sus ojos, acarició el dorso de su mano con el pulgar.— Yo me siento la tortuga más afortunada por tenerte en mí vida. De tener a mi lado a la chica perfecta y formar una familia. Eres lo mejor que me ha podido pasar.

A punto de ser marido y mujer, los dos se miraban a los ojos formando una sonrisa enamorados del otro.

Roth: Los anillos, por favor. —Se dirigió a Lara.—

La pelirroja se levantó de asiento hasta acercarse al altar. Extendió a la pareja las alianzas para cada uno.

Leonardo se hizo con la alianza de oro normal y corriente paea su amada. Sara no podía despegar la vista de lo que era la peculiar alianza para Leo. Un anillo como el suyo con una cadena de oro con los extremos enganchados a modo de pulsera, apta para la mano del esposo.

Sara contuvo una risita ante la peculiaridad del "anillo" para su amado, dado que tampoco le iba a quedar muy allá por sus tres dedos. Con ayuda de los dedos de su otra mano le colocó la pulsera. Leo sujetó suavemente su mano izquierda y colocarle la alianza junto con el de compromiso. Besó sus nudillos una vez colocadas las alianzas.

Roth: Sin más dilación, yo os pregunto: Sara... Leonardo... ¿Queréis contraer matrimonio?

Los novios se miraron entre ellos profundamente a los ojos, esbozando la más amplia y emocionada sonrisa. Ambos asintieron dándose el "sí quiero" a la vez.

Sara: Sí quiero. —Su sonrisa creció observando al líder.—

Leo: —Sintió la felicidad extrema en ese instante.— Sí quiero.

Roth: Por el poder que me ha sido otorgado, yo os declaro unidos en matrimonio. Puedes besar a la novia. —Concluyó finalizando con la ceremonia.—

Leonardo dirigió una mano a la mejilla de su mujer para acariciarla con gentileza mientras la besaba como nunca antes. Al cerrar los ojos para fundirse y disfrutar del beso, a Sara se le escaparon unas lágrimas.

Cuando finalizó el beso, Leonardo secó sus lágrimas suavemente con el pulgar para después darle un pico en sus labios.

Lara: ¡Viva los novios! —Gritó levantándose de la silla aplaudiendo a los recién casados. Los invitados se sumaron a ella.—

Las tortugas hicieron estallar esos cañones de cartón que impulsaron confeti sobre los recién casados. Todos celebraron la unión matrimonial ya concluida.

Los mutanimales se quedaron para el comité, suerte que la cantidad de comida era suficiente para todos, sobre todo por el hecho de que Mikey no se cortaba a la hora de comer.

Una sorpresa que Roth tenía bajo la manga era una tarta de bodas que encargó. Entre los novios la trocearon y repartieron porciones para cada uno.

Toda la comida estaba de lo más deliciosa, pero un buen café siente de lujo después de haber disfrutado del banquete. Bueno, bien sea café, vino o champán.

Para finalizar, todos brindaron con vino o bien con champán. Decidieron brindar por la familia, la paz y el amor en referencia al discurso de Roth y el enlace matrimonial.

En lo que quedaba del día, hicieron sitio en el salón para dedicarlo al baile. Leonardo se aseguró de dedicarle una canción lenta a su mujer y bailar pegados.

Todo el día estaba siendo una experiencia de lo más especial, pero todavía faltaba la noche.

Bajo el atardecer, Leonardo y Sara montaron en el partybus poniendo rumbo a la granja. Tuvieron el detalle de ponerles el cartel de "recién casados" colgado en la parte trasera del vehículo. De esa forma daban comienzo su Luna de Miel.

Antes de partir, Leonardo se aseguró de darle el mando a Raphael durante su ausencia. Si surgía algún problema, él se haría cargo así como ser el primero en intervenir.

Raphael no terminaba por convencerse puesto que ya no eran unos críos. Pero entendía que su hermano no se iría tranquilo sin un sustituto que se hiciera cargo de la familia.

Puesto que April les aseguró que la granja estaba a su total disposición, habían decidido quedarse al menos dos semanas mínimo. Dependiendo del estado de Sara por el embarazo, irían viendo si debían regresar a casa más pronto o alargar la Luna de Miel hasta tres semanas.

Ya cuando Leonardo aparcó al lado de la casa, se aseguró de que su amada no bajase del vehículo. Quería darse el lujo de cogerla en brazos tal y como solía hacerse en la noche de bodas.

Sara lo abrazó por el cuello riendo con ilusión. En lo que Leonardo la llevaba hasta la habitación, ella le repartió varios besos por su mejilla y labios.

La tortuga la dejó sentada sobre la cama con suavidad. Aunque tenía que levantarse para poder sacarse el vestido, para ello necesitó la ayuda de su marido.

Leonardo se quedó mirándola sin despegarse de ella, lo que le provocó una suave risita en su mujer.

Sara: ¿Qué pasa? —Preguntó con diversión.—

Leo: Nada. Bueno, es que... Nunca imaginé verte tan preciosa como hoy. —Sonrió embobado, más cuando Sara dejó ver su cuerpo en ropa interior.—

Sara: Ni yo verte con una corbata. —Se rió de sí misma por el comentario. Acariciaba suavemente los pectorales de su amado mirándose ambos a los ojos.— Gracias por preocuparte de si el sexo es seguro durante el embarazo.

Leo: ¿C-cómo? —Preguntó entre cortado pillándolo por sorpresa.—

Sara: En el ordenador me encontré con esa búsqueda en el historial. No hay nadie más que haya podido buscar eso. —Se rió de su amado dándole un beso en los labios.—

Leo: Me gusta estar informado de todo... —Justificó encogiéndose de hombros sonriendo nervioso.— Bueno, y...

Sara: El bebé está siendo muy generoso hoy. Habrá que aprovechar... —Cortó aún más la distancia entre los dos atrayéndolo con la corbata.— ¿No te parece?

Leo: Sí, pero... ¿Te sientes segura? —Se preocupó él acariciando su barriga y le dio varios besos de pico.—

Sara: Mucho. —Respondió coqueta sonriendo juguetona.—

Ambos se besaron apasionadamente. Leonardo se sentó sobre la cama mientras que Sara gateó hasta él.

La tortuga se preocupaba en todo momento de no aplastar al bebé, a medida que se deshacía de las prendas de Sara fundido en sus labios. Ella hizo lo mismo con lo que él portaba.

No había mejor manera de cerrar este día con una noche apasionada.

Sí, dos capítulos en la misma semana. 😌

Ya que no he aprovechado del todo las vacaciones de Navidad, por lo menos que no quede la boda antes de volver a la rutina.

Tal vez por eso me vuelva lenta a la hora de actualizar los próximos capítulos, lo aviso desde ya.

Qué felicidad siento por casar a esos dos, aún ni me lo creo... 🥲

SaraTmnt 💚

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