Capítulo 109. Meta alcanzada

Las dos próximas semanas posteriores no ayudaron a cicatrizar el dolor por la cruda realidad. Al menos, tenían la suerte de tener varias distracciones con los que poder animarse. Como era el caso de Donatello respecto a su novia.

Nora al fin había terminado la carrera de criminóloga en la Universidad, lo que eso significaba que tenía que pasar por la graduación con los de su clase.

La graduación tenía lugar por la mañana, pero eso no era problema para Donatello, aunque no le quedase otra que ver la graduación de su novia oculto desde lejos. O... Quizá intentase acercarse, después de todo, es un ninja entrenado. Suerte para él que la celebración se llevaba a cabo al aire libre.

Por supuesto, acudirá la familia de Nora. Sus hermanos y sus padres, William logró conseguir un hueco gracias a sus compañeros, ya que su puesto entre la policía siempre lo mantenía ausente. Como agradable sorpresa, también iban a asistir sus amigas.

Nora ya estaba con el atuendo puesto para la celebración, esperando junto con sus compañeros en el backstage, con las cortinas echadas y el escenario aún sin abrirse. Algunos de ellos estaban hablando entre ellos, o estaban distraídos con el móvil. Luego estaban los que se mordían las uñas de los nervios, Nora estaba al límite de casi mordérselas.

La rubia no hacía más que mirar todo su alrededor, en busca de cualquier señal que le hiciera saber que Donatello se encontraba por allí, pero no recibía señales de la tortuga.

Una compañera de su clase se acercó hasta ella, casi sobresaltando a la rubia de su inesperada conversación. Se trataba de la misma compañera a la que Nora defendió aquel día frente a ese detestable profesor.

Sam: Hey, Nora. Quería darte las gracias. Por ayudarme y apoyarme a lo largo de este curso. —Esbozó una amplia sonrisa de agradecimiento.—

Nora: ¿Eh? —Se preguntó saliendo de sus pensamientos. Dirigió la vista hacia su compañera ya que por suerte había alcanzado a escuchar su agradecimiento.— Ah, no hace falta que me agradezcas, Sam. Sólo lo hice por ayudar.

Sam: Eso te hace genial, créeme. —Sonrió nuevamente a su compañera.— No he tenido a ningún compañero o compañera con ese buen gesto de ayudar a los demás.

Nora: Siempre hay alguien aunque no lo parezca. —Bromeó encigiéndose de hombros restándole algo de relevancia al cumplido, el cuál agradeció sonriente.— Gracias, es bueno saberlo.

Sam: Gracias a ti, compi. Y enhorabuena también. —Felicitó entre risas dándole un corto abrazo.—

Nora: ¡Para ti también! —Exclamó agradecida correspondiendo aquel corto abrazo.—

Sam: —Giró la cabeza cuando una de las compañeras la llamaba.— Nos vemos ahí fuera. —Le sonrió como despedida para retirarse con su compañera.—

Nora: —Devolvió la sonrisa despidiéndose brevemente de Sam. Aquella sonrisa no dudó demasiado, puesto que estaba empezando a preocuparse de que no veía rastro de Donatello por ninguna parte.— Donnie, ¿dónde estás...? —Se preguntó ella en un murmullo.—

En ese mismo momento, los padres e invitados de los protagonistas de la graduación estaban tomando asiento mientras la gente continuaba llegando.

La familia de Nora fue de las primeras familias en llegar y tomar asiento. Tanto Alex como Liam ya se encontraban de vacaciones, por lo que no se libraron de asistir a la graduación de su hermana.

A la vista estaba de que los cuatro iban muy bien vestidos. Janice se puso un vestido sencillo pero elegante, su cabello rubio estaba recogido con una pieza decorativa, y unos pendientes largos de cristal. William iba algo más sencillo a comparación de ella, vestido de traje y una corbata de rojo escarlata. Eso resaltaba aún más la gran diferencia entre ambos...

En cuanto a los hijos, Alex iba con un vestido de vuelo con estampado de flores, unos pendientes con forma de amapola, y una diadema en el pelo haciendo juego con el vestido. En cambio, Liam iba casi conjuntado con su padre, ambos trajeados. Liam detestaba llevar corbata o pajarita, cosa que Janice intentó a toda costa, y no consiguió.

Los hermanos empezaban a impacientarse del la lentitud respecto al inicio de la inauguración, además de resoplar cada vez que veían a grupos de gente por llegar.

Alex: ¿Cómo puede ser qué todo el mundo venga tan tranquilo? Que tenemos una vida, por favor... —Refunfuñó finalizando con un largo y pesado soplido.—

Liam: La peque tiene razón. ¿Esto va a empezar el año que viene, o qué? —Se unió a las quejas apoyando a su hermana.—

William: La gente nunca tiene prisa, chicos. Si no aprendéis a manejar la paciencia, os va a ir muy mal. —Aconsejó a sus hijos sabiamente, ya que era algo que tenía totalmente asumido gracias a su experiencia.—

Janice: Haced caso a vuestro padre. —Riñó ella dirigiéndose a sus hijos.— Dejad de quejaros, y más rápido se os pasará.

Liam: Lo que no entiendo es para qué estoy aquí cuando esto se va a grabar, y se podrá ver en casa sin tener que-

Janice: ¿Qué dice el señorito qué tiene asignaturas por recuperar en julio? —Interrumpió a su hijo dedicándole una mirada seria con el ceño fruncido. Recordándole el poco tiempo libre del que iba a disponer hasta librarse de tener que recuperar.—

Alex: —Se burló de su hermano no pudiendo aguantarse la risa.— Menudo corte.

Liam: Calla, enana... —Calló a su hermana refunfuñando. Cruzó los brazos malhumorado, deseando de que esta tortura terminase de una vez.—

William: Janice, tampoco seas así con el chico... —Murmuró en el oído de su esposa, sintiéndose mal por la dureza con la que esta le dirigía.—

Janice: Si sigue así, no habrá manera de que se espabile y se tome en serio los estudios. —Respondió ella en murmullo, sonando más exigente a comparación de su marido.—

William: Yo también era así, y mírame. —Se señaló así mismo como una referencia. No todo el mundo llega a ser el capitán de policía por nada.—

Janice: Los policías casi no tenéis estudios... —Infravaloró el mérito de su marido para conseguir su puesto.—

No muy lejos de donde se encontraba la familia, podía verse a Sara y Lara buscando unos asientos libres en las primeras filas. Cosa que, a estas alturas, iba a ser imposible.

Ambas se hacían paso entre la multitud con un poco de dificultad, pues era demasiada la gente que se hallaba invadiendo el terreno.

La pelirroja no hacía más que resoplar por lo irritante que resultaba hacerse paso entre la gente, por no hablar de los empujones que —sin querer— recibía por parte de la multitud. Ante ese problema, Sara protegía su vientre con un brazo rodeando aquella curva que había aumentado un poco de tamaño.

Lara: Esto es horrible... No vuelvo más a ninguna graduación.

Sara: Dímelo a mi, tú no tienes un bebé al que proteger. —Resopló ella. No es que se quejase de su embarazo, pero resultaba estresante para ella el pensar que, por cualquier descuido, alguien la hiciera daño y a su vez a la criatura.— ¿Se me nota mucho la barriga?

Lara: Hace dos semanas atrás no tanto. Aunque la blusa que llevas te la disimula bastante. —Dirigió la mirada hacia la prenda blanco que portaba su hermana, la cual la ayudaba a disimular ligeramente el obvio aumento de su barriga.— Oye, que piensen lo que quieran... Es natural engordar.

Sara: Esta barriga no es por bizcochos... —Incrédula desmontó la natural y sencilla explicación a su evidente barriga.— Se nota perfectamente que es barriga de "bebé a bordo".

Lara: Vamos a estar sentadas, así no se te notará tanto. —Trató de tranquilizar la inquietud de su hermana. No le quedó de otra que empujar ligeramente a dos personas para hacerse paso.— Permiso... Perdón...

Sara: Así es peor. —Se agarró del brazo de la pelirroja para no perderla entre la multitud.—

Lara: Ayns... —Resopló agotada, todo lo que decía no servía de nada. Optó por tirar por la solución más fácil.— Pues hazte la tonta. Esa no falla.

Sara: Vale... —Rodó la vista con resignación. Abrió los ojos cuando localizó al fin un par de asientos libres, en una fila que no estaba demasiado lejos del principio.— ¡Allí!

Lara: —Ubicó los asientos gracias a su hermana. La llevó consigo con apuro.— Corre, que nos lo quitan. 

Ambas llegaron a aquellos asientos sin problema, pero no se percataron de que, junto a sus asientos, había otro que permanecía libre, pero no por mucho.

Una joven pelinegra ocupó el asiento al mismo tiempo que las chicas los suyos. A simple vista les resultó familiar, pero la joven las reconoció al instante.

Carol: ¡Chicas! —Saludó a ambas alegremente, ya que había pasado un tiempo desde que se vieron por última vez. Abrazó a la morena quien era la que estaba sentada a su izquierda.—

Sara: ¡Anda, hola! —Saludó alegre de encontrarse con una cara amiga. A parte de que le causó buena impresión a la joven cuando se conocieron. Abrazó también a la muchacha con alegría.—

Lara: Hey. —Saludó ella.— Mucho sin vernos las caras, ¿no?

Sara: Sí. ¿Qué te cuentas? —Deshizo el abrazo para mirarla atentamente.—

Carol: Es que he estado ocupada con el instituto, y también por mi hermano, casi no me dejaba salir. Pero ya pasé de curso. —Celebró con una amplia sonrisa.— ¿Y vosotras?

Lara: Un poco de todo. —Respondió con su fina ironía, insinuando todo por lo que ella y Sara habían pasado estos meses. Miró de reojo a su hermana, ya que entre ellas se entendían.—

Sara: Sí. En fin, cosas... —Se encogió de hombros respondiendo entre risas. Por supuesto, no iban a contarle las circunstancias tan alocadas por las que han pasado.— ¿Te ha invitado Nora a la graduación?

Carol: En realidad no. Quería darle una sorpresa por este tiempo que no hemos podido vernos. —Respondió sonriente.—

Sara: Seguro que le va a encantar. —Apoyó con una cálida sonrisa.—

Lara: Por casualidad, ¿te has topado con su familia? —Le preguntó con curiosidad, ya que suponía que estaban entre la multitud.—

Carol: No, pero deben de estar por ahí. —Volteó hacia atrás buscando con la vista a la familia de Nora, pero no los localizaba.—

El estruendo del micrófono las alarmó llamando su atención hacia el escenario. Era un hecho de que se trataba del director de la Universidad, quien parecía encantado de presentar a sus alumnos. Además de que le entusiasmaba que estos se graduaran.

Al fin, el director dio inicio con la celebración. Empezó con la más típica palabrería de orgullo por los estudiantes, así como el buen acto de los profesores y del claustro de su Universidad.

A medida que el director continuaba con su charla, se hacía un tanto largo y pesado su diálogo. Para suerte y desgracia para todos los presentes, el director era de los que se enrollaban en su palabrería.

El que toda la gente estuviese atenta al director, fue una ventaja para Donnie cuando llegó al lugar. Suspiró aliviado de ver que había llegado a tiempo, no se lo habría perdonado si se perdiera la graduación de su novia.

Había llegado a parar detrás del backstage donde todos los alumnos se encontraban, incluida Nora. Desde ese punto no tenía una gran perspectiva del escenario, a pesar de que veía una parte. Pero para él no era suficiente.

La tortuga se alarmó cuando escuchó que la palabrería aburrida del director había llegado a su fin, dando paso a los alumnos para entregarles el típoco diploma.

Donnie: Genial, no podía alargar la charla un poco más... —Refunfuñó en un suspiro. Analizó todo su alrededor, además de asegurarse de que no había nadie por la zona. Con cautela y su sigilo ninja, se aproximó cada vez más hacia el backstage.—

Era consciente de que era una locura acercarse tanto cuando había demasiada gente como público, pero él no era cualquier novato, había llegado a convertirse en un ninja auténtico. Sabía lo que hacía. Por supuesto, no iba a fallarle a su querida novia.

Pudo colarse en el backstage sin problema. Aprovechó las cortinas y la oscuridad que estas proporcionaban para camuflarse, ya que las sombras eran la mejor aliadas para un ninja.

Esbozó una amplia y embobada sonrisa cuando al fin logró contacto visual con su chica. Le gustó verla con aquel atuendo azul y amarillo que portaba ella y todos los demás alumnos por la graduación, aunque le llamó más la atención el típico gorro para la celebración. Incluso algo tan ridículo le sentaba tan bien.

Quería llamar su atención, pero no podía permitirse emitir ningún sonido, ya que eso podría alertar al resto de alumnos que rodeaban a su novia. Pensó que la mejor idea era lanzar un shuriken a sus pies, por supuesto, estaba convencido de que su novia lo reconocería.

Nora se veía totalmente nerviosa. No por la graduación, eso era lo de menos. Necesitaba ver a su novio, quería compartirle aunque fuese una sonrisa desde la distancia, y alegrarse de que la tortuga había cumplido con su promesa de asistir a la graduación sólo para verla. Eso era lo que realmente significaba para ella.

La rubia no hacía más que revisar todo su alrededor con la vista, y no ver señales de su novio la hacía ponerse aún más nerviosa. Podía notar algunos de sus compañeros mirarla de vez en cuando, aunque le traía sin cuidado lo que pudieran pensar de ella en este momento. Sólo quería ver a su novio, solamente eso.

Apenas se dio cuenta de que algo había chocado en sus zapatos, puesto que estaba centrada en localizar a la tortuga a toda costa. Los nervios la sobrecogieron de tal forma que tuvo que echar un largo y pesado suspiro para aliviarse a sí misma. Agachó la mirada, y abrió los ojos sorprendida del objeto que había chocado con sus pies.

Se aseguró de agacharse con disimulo, ya que era consciente de la multitud de ojos que la apuntaban en todo momento. Cuando se reincorporó para analizar detenidamente aquel shuriken, esbozó una amplia y alegre sonrisa. Su novio estaba allí, pero no lo veía por ninguna parte.

Donatello sonrió victorioso de que su idea tuviese éxito. Ahora quería intentar conectar su mirada con la de ella. Pero eso sí era un riesgo para él de ser descubierto.

Al igual que su novio, Nora quería ver a su novio aunque sea por unos instantes. Necesitaba salir con la emoción que le causaba compartir miradas con su novio. Pero no tenían de mucho tiempo, ya que más alumnos habían salido ya al escenario, y quedaban pocos por salir.

Donatello era consciente de que su novia necesitaba lo mismo que él, y eso terminó por ganarle. Se aseguró de que nadie estuviera mirando hacia la dirección en la que él se encontraba oculto para asomar un poco su mano y agitarla en el aire captando la atención de la rubia.

Ella se alegró al fin de localizar donde se mantenía oculto su novio. Se detuvo abruptamente cuando el director llamó al siguiente alumno, pero se alivió cuando no se trataba de ella. Ya quedaban pocos compañeros por salir, y estos estaban delante de la cortina esperando a salir. Aprovechó el momento perfecto para reunirse con Donnie.

La tortuga la recibió con un fuerte abrazo lleno de alegría, alzándola un poco hacia arriba mientras ella atrapó sus mejillas para depositarle un gran beso en sus labios, él correspondió sin dudarlo.

La bajó cuidadosamente para ambos poder mirarse mejor entre ellos.

Nora: Sabía que no me decepcionarías. —Celebró ella dando brincos de alegría. Acarició su mejilla con dulzura.— No sabes cuánto te lo agradezco, cielo.

Donnie: Lo último que haré en mi vida será decepcionarte. —Le dedicó una reconfortante sonrisa sujetando sus manos con delicadeza.— Incluso con ese ridículo gorro luces preciosa. 

Nora: —Tuvo que llevarse una mano para impedir que su risa escapase y alertase a los compañeros que aún estaban cerca.— Vas hacer que nos pillen, genio.

Donnie: Perdona. —Río levemente encogiéndose de hombros.—

Nora: Oye... Me gustaría que pasaras la noche conmigo. —Pidió ella entre susurro mientras acariciaba sus pectorales.—

Donnie: No sé, Nora... Sois cinco en casa, y siento que en cualquier momento nos descubrirán... —Se preocupó él rascándose la nuca indeciso. Por supuesto que quería pasar la noche con su novia, pero esa inquietud era lo echaba para atrás.—

Nora: —Se quedó callada unos instantes cuando llamaron a otro compañero, aún  no le tocaba a ella salir.— Vamos, D. Sé que las cosas siguen delicadas en la guarida... Pero quiero avanzar con nuestra relación, pasar más tiempo contigo ahora que estoy para ti.

Donnie: —No lo podía negar, eso sonó completamente tentador para él. Tanto que fue incapaz de rechazárselo.— Está bien. Solo... asegúrate de que no se cuele nadie en tú habitación.

Nora: Está garantizado. —Sonrió ampliamente cuando logró convencer a su novio. Lo celebró depositando varios besos en sus labios.— Te quiero.

Donnie: Yo también. —Correspondió él a los besos respondiendo embobado a los besos.—

Ambos tuvieron que separarse abruptamente cuando al fin llamaron a Nora al escenario. Los dos se brindaron una breve despedida con un último beso.

La rubia salió al escenario esbozando la sonrisa más alegre que sus padres pudieron ver en mucho tiempo. Ellos aplaudieron conmovidos a la vez que orgullosos por la meta tan importante que había alcanzado su querida hija.

Sus amigas aplaudieron llenas de alegría y entusiasmo cuando la vieron sobre el escenario recogiendo su diploma.

Nora dedicó unos breves segundos para buscar a sus seres queridos entre el público. Localizó a su familia con mucha facilidad lanzándoles un saludo, pero con sus amigas no fue tan fácil.

Después de demorarse casi medio minuto, su alegría aumentó cuando al fin las localizó. Se llevó una gran sorpresa cuando se encontró a su mejor amiga de San Francisco entre sus dos grandes amigas. Les lanzó otro saludo que fue correspondido por parte de las tres con la misma alegría.

Al fin Nora pudo respirar tranquila cuando se reunió con el grupo de alumno que fueron llamados al escenario y esperaban la conclusión de la celebración.

No es que a Nora le encantase calificar los días por los que ella ha tenido mejor o peor experiencia, pero sin lugar a dudas, estaba siendo el día más feliz para ella. Al fin había cumplido su sueño, y junto con la presencia de sus seres queridos.

Las chicas pudieron reunirse después de la celebración. Hacía desde el cumpleaños de Nora que no tuvieron ocasión de reunirse —por no mencionar las circunstancias que sólo Nora y las hermanas sabían—, fue una alegría para todas.

Ya que ahora las cuatro disponían de tiempo libre, optaron por crear un grupo de WhatsApp a parte en el que pudieran hablarse entre ellas.

La pelinegra estaba realmente alegre de al fin tener nuevas amistades, claro que eso lo supo desde el primer día que conoció a las hermanas.

Como era de esperar, Sara tuvo que "justificar" el curioso aumento de su barriga. La idea de Lara de hacerse la tonta funcionó, pero no hacía falta comprobar que la madre de Nora se daría cuenta.

Fueron hasta la familia de la rubia para darles un saludo. Ellas no podían quedarse puesto que tenían otras cosas que hacer. Como también Carol, que su hermano la pidió volver una vez terminara la celebración.

Así que, para cerrar este gran día, la familia de Nora había reservado en un restaurante de lujo para comer. Hacía un largo tiempo que no se daban tal capricho, claro que no todos los días sus hijos se gradúan alcanzando así una meta importante como lo era el de Nora.

Janice empezaba a cansarse de que su hija estuviera con el móvil durante la comida. Nora se excusaba de que estaba hablando con sus amigas, en cierto modo era verdad, por supuesto, ni iba a decirle que estaba chateando con su novio secreto. Pero a Alex no la podía engañar.

Su hermana pequeña conocía a la perfección esa sonrisilla que su hermana esbozaba cada vez que mencionaba a su novio, Donatello. Lo que despertaba más la curiosidad por averiguar si estaba charlando con él.

Se asomó sutilmente hacia el móvil de su hermana para ver si alcanzaba a leer el nombre de su chico. Pero ella fue más rápida en reaccionar de lo que esperó.

Nora: Alex... —La nombró en un tono seria, mirándola con el ceño fruncido. Al momento bloqueó su teléfono para que no pudiera verse nada.—

Alex: Sabes que el secretismo te delata... ¿Verdad? —Señaló con una sonrisa de indiferencia, quería hacerle entender que a ella no la podía engañar.—

Nora: Y tú sabes que es peor para ti si me enfado... ¿Cierto? —Cuestionó con superioridad, mirándola fijamente con el ceño fruncido.—

Alex: ¿Cuál es el problema? —Se cruzó de brazos indignada.—

Nora: Que no te interesa y crees que sí. —Guardó su móvil ante el descuido de que su hermana se lo pudiera arrebatar.—

Alex: Me has compartido secretos desde que lo conociste... ¿Y no tengo derecho a conocerlo?

Nora: Ya te lo he dicho. Es... complicado. —Zizageó con la mirada, siempre le pasaba que cuando Alex insistía, era más susceptible a los nervios.—

William: ¿De qué habláis vosotras dos? —Preguntó metiéndose en la conversación entre ambas.—

Alex: Resulta que Nora-

Nora: Quiere leer lo que estoy hablando con las chicas, y no me da la gana. —Respondió tajante.—

William: No hagas nada que a ti no te gustaría que te hicieran, jovencita. —Se dirigió a la más pequeña. Esta refunfuñó como respuesta.— Venga, dejaros de tonterías y comed bien.

Alex: —Comió de su plato para callar a su padre. Una vez que este dejó de estar pendiente de ella, volvió a dirigirse hacia su hermana.— Te dejaré en paz cuando me lo presentes.

Nora: Precisamente, por eso no te lo presento, sé que ocurrirá lo contrario. —Respondió ella indiferente comiendo de su plato.—

Alex: ¿Qué tiene de especial? —Se preguntó ella encogiéndose de hombros.—

Nora: —Resopló rodando la vista, su paciencia estaba empezando a agotarse.— Alex, ya.

Alex: Como no me lo presentes, lo contaré todo. —Amenazó con una sonrisilla de superioridad.—

Nora: No creo que a ti te guste la idea de que les diga las veces que te sigo cubriendo para que vayas con tus amiguitas, siendo idea tuya. —Esbozó la misma sonrisa quedándose por encima de ella.—

Alex: Traidora... —Murmuró refunfuñando por su mala jugada.—

Nora: Inteligente, que es otra cosa. Ahora calla y come.

Es una de las pocas ocasiones en las que Nora estaba deseando que llegara la noche, la cual estaba tardando una eternidad en llegar.

La rubia se aseguró de que toda su familia se fuese a dormir, sobre todo Alex. La discusión en la comida la puso en sobre aviso, ya que conocía a su hermana, y sabía que era capaz de hacer cualquier cosa por salirse con la suya.

Antes de que llegara Donnie, ella decidió echar el pestillo de la puerta de su habitación para que, sólo ella, diera acceso. No quiso arriesgarse, tampoco era la mejor de las ideas puesto que podrían percatarse. Pero así era como han podido pasar las noches tranquilamente.

Unos golpecitos en la ventana captaron su atención, al instante supo quien era.
Ella sonrió ampliamente abriendo la ventana para darle paso a su novio.

Nora: Al fin, creí que no llegabas. —Dijo entre risas, recibiendo a su novio depositando un beso en sus labios.—

Donnie: —La tortuga correspondió al beso con una sonrisa.— Perdona, estaba pasando el rato con los chicos antes de venir.

Nora: ¿Cómo lo llevan? —Preguntó ella en un tono seria, pero notándose la preocupación que sentía por los chicos. La pérdida de su padre y maestro ha sido un duro golpe para todos.—

Donnie: Bueno... —Murmuró expulsando un suspiro con pesadez encogiéndose de hombros. No es que se la pasaran llorando por su difunto padre, pero el ambiente continuaba siendo desanimado en la guarida.— Todavía nos estamos recuperando, por decirlo de alguna manera...

Nora: Ya... —Torció el labio observando a su novio agachar la mirada. Dirigió sus manos a sus mejillas para sostener su mirada, fijándose en sus ojos.— Si necesitas irte...

Donnie: No, no, no. —Interrumpió negando reiteradas veces con la cabeza.— Estoy bien, solo son ratos. —Le dedicó una sonrisilla para calmar su preocupación. Depositó un tierno beso en su sien para volver a mirarla sonriente a los ojos.— Así que, Alex te ha dado la comida.

Nora: Ugh, cada vez es peor... —Resopló ella con agotamiento sentándose sobre su cama.— Está empeñada en conocerte.

Donnie: Todavía me sorprende que no me descubriese cuando la salvamos de los dragones. —Se preguntó él en voz alta, rascándose la cabeza con confusión.—

Nora: Hay algo con lo que sí se quedó, tu voz. —Señaló ella con algo de inquietud.— Por eso quiero asegurarme de que se duerma antes de que vengas en las noches.

Donnie: Sabes, me sorprende lo valiente y fuerte que es para ser tan pequeña. — Sonrió sentándose al lado de ella sobre la cama.—

Nora: Demasiado... —Se echó sobre su cama boca arriba observando el techo, recordando su graduación con una sonrisa.— Meta alcanzada. —Celebró con victoria.— Todavía me cuesta creer que este día haya llegado.

Donnie: En algún momento tenía que llegar, ¿no? Sé lo mucho que lo soñabas y lo mucho que has trabajado para conseguirlo. —Sonrió alegremente por su novia.—  Te lo mereces.

Nora: Gracias. —Dirigió la vista hacia su novio, dedicándole una cálida sonrisa. Extendió los brazos hacia él y los abrió esperando por él.— Ven aquí.

Donnie: ¿No prefieres subir a la azotea? He visto que hay muchas estrellas esta noche. —Señaló observando con la vista el cielo a través de la ventana. Se levantó para dejar su bo apoyado sobre el escritorio de su novia librándose de estorbos.—

Nora: Apaga la luz y dale al interruptor de al lado. —Señaló ella incorporándose un poco todavía acostada sobre la cama. Esbozó una sonrisilla aguantándose de la emoción por la novedad que había implantado en su habitación hace unas semanas.—

La tortuga acató lo que su novia le había mandado. Se quedó fascinado cuando una cantidad de lucecitas que adornaban el techo se ilumunaran simulando estrellas.

Nora sonrió entusiasmada por la dulce y agradable iluminación que se extendía por su habitación y en el techo. La intensidad de las luces era suave, no se hacía molesta o incómoda.

Donatello no hacía más que sonreír, ya que para él había sido una agradable sorpresa. Sabía que su novia lo estaba esperando para acostarse a su lado, así que no la iba hacer esperar más.

La tortuga rodeó a su novia con el brazo debajo de sus hombros y cuello, mientras ella recostó la cabeza sobre los pectorales de la tortuga protegido por su plastrón.

Donnie aprovechó el brazo con la que la rodeaba para acariciar su hombro y brazo cálidamente con la mano. Ella por su parte acariciaba el plastrón de su novio con delicadeza.

Ambos se buscaron con la vista para conectar sus miradas. Se dedicaron una sonrisa, una más embobada que la otra. La distancia entre sus labios fueron disminuyendo, hasta que atraparon sus labios para fundirse en un beso.

Empezaron con un ritmo suave, nada acelerado. A medida que ellos no se daban por satisfechos continuando con ese contacto entre sus labios, intensificaron el beso. Continuaban brindándose suaves caricias mientras ellos no se saciaban con el beso.

Pasaban los minutos, y el beso había progresado de tal forma que era un beso de lengua además de apasionado. La tortuga depositaba algunos besos en el cuello de su novia para ambos recuperar un poco de oxígeno, y continuar con ese beso que no querían terminar.

Ambos empezaban a jadear ligeramente, disfrutaban compartiéndose muestras de afecto mientras parecía que iban a dar ese paso. Pero no llegarían a mucho más.

Se separaron después de tanto rato para mirarse entre ellos, con su respiración ligeramente alterada. Donatello agachó la mirada avergonzado ya que no se mostraba capaz de dar ese paso aún.

Donnie: L-Lo siento.... Es que... Yo... —No supo cómo explicarse de lo avergonzado y mal que se sentía consigo mismo. Sintió la cálida mano de su novia acariciarle la mejilla y buscarle la mirada.— Perdona...

Nora: Ni lo menciones. Sé que todo esto aún te tiene mal, y no quiero que te culpabilices. —Dijo ella en su lugar, sabiendo a la perfección lo que le frenaba, casi como si pudiese leer su mente.— Tranquilo, ¿vale? —Trató de tranquilizarlo con un suave susurro y una cálida sonrisa.—

Donnie: —Acarició gentil el dorso de la mano de su novia. Esbozó una ligera sonrisa como agradecimiento.— No volverá a suceder la próxima vez.

Nora: Primero deja que llegue. —Dijo ella depositando un corto beso en sus labios.— Venga, vamos a dormir.

No os alarméis, que habrá lemon de estos dos.

¿Cuándo?

No tardaré mucho en hacerlo, ya que ahora al fin he retomado a esta pareja, que ganas tenía por cierto.

Pero antes de eso, hay algo de lo que preocuparse...

¿Creéis qué Alex acabe conociendo a Donnie, o creéis qué no?

Ahí dejo la incógnita en el aire. 😉

Atent@s al próximo capítulo...

¡Se avecina otra sorpresa! 😊

SaraTmnt ✌🏻💚

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