Capítulo 105. ¿Sorpresa...?
Sara junto con los Kairos habían logrado varios avances a lo largo de la semana. Jack había tenido una breve reunión con los "Black mouth", la banda que custodia el dinero que antaño pertenecía a Gran Jefe. Y ahora tenía una dueña...
Este solicitó la reunión con la idea de llegar a un acuerdo entre ambas bandas. Protección mutua, y compartidas recompensas, lo que solían acordarse las bandas entre ellas en una ciudad como Nueva York. Pero el cabecilla de los Black Mouth, Samson, rechazó la oferta.
De todas maneras, Sara y los suyos salieron ganando, dado que la oferta fue rechazada, y la intención a todo esto era una breve inspección de su escondite.
En estos momentos, Sara junto con Lara, quien había sido puesta en contexto con lo último que estaban llevando entre maencontraban poniéndose al día de toda la información que Jack tenía para ellas, después de que Lara fuese puesta en contexto pillándole por sopresa la situación. coterritorio de los Black Mouth, y de Samson.
Jack: Vale, atended: Se trata de un territorio bastante grande, algo así como dos veces más grande que el nuestro. De primeras, tiene a dos vigilantes en las escaleras de incendios del barrio a donde se encuentran escondidos. Dentro, está él y toda la familia. —Explicó brevemente, recibiendo la total atención de las chicas.—
Lara: Esto pinta de todo menos bueno... —Murmuró poco convencida ante lo complicado que parecía ser.—
Sara: Si ya ha habido un acercamiento, y ya han debido de sospechar, queda descartado un segundo encuentro.
Jack: Vale. ¿Y cuál sería el plan entonces?
Sara: —Ante la pregunta del pelinegro, tenía muy clara la opción más favorable.— No hay otra manera de conseguirlo, a menos que nos infiltremos allí. Una noche cualquiera.
Lara: Em... No quiero ser yo aquí "pepito grillo", pero me da mala espina el plan. —Compartió su dudosa opinión respecto al plan mirando a su hermana insegura encigiéndose de hombros.—
Sara: No hay otra manera, Lara. Ese dinero no puede estar entre ellos, ni en las manos de cualquiera. Mira, yo no quiero el dinero, ni tampoco hacemos esto por avaricia. —Explicó de forma razonada y seriamente. Realmente, ella no quería tener el dinero en sus manos, pero se trataba de una responsabilidad que no podía desatenderse.— Pero... No lo pueden tener.
Lara: ¿Y qué pasa si esa gente no quiere deshacerse de el? Digo, no es que sea evidente ni nada. —Sarcástica contradijo frunciendo el ceño, encogiéndose de hombros y cruzándosedebrazos.—
Jack: Precisamente, conviene el plan de la infiltración. Y sí, tampoco es la opción más favorable. Pero sois ninjas, ¿no? Ah, perdón, "kunoichis". —Corrigió con sarcasmo, burlándose del puesto que habían logrado las chicas gracias al Clan ninja de Splinter y las tortugas.—
Lara: ¿Qué pasa, Jack? ¿Te has saltado la etapa de madurez? —Le dedicó una sonrisa burlona ladeando la cabeza, demostrando que ella también sabía reírse de él. Por no hablar de que la relación de ambos nunca cambiaba a pesar de los años.—
Jack: Estoy bastante desarrollado, guapa. Tuviste la oportunidad de comprobarlo aquella noche en mi casa. —Recordó aquella noche sonriendo de lado con picardía.—
Lara: Y no lo hiciste porque eres un cobarde. —Nuevamente respondió riéndose del pelinegro. Con los brazos cruzados dedicándole esa sonrisilla burlona.—
Jack: Más bien porque la madurez que me salté me llegó en ese momento. En serio, Lara, ¿cuándo aprenderás a ser considerada? —Cuestionó en un tono serio, tratando de ridiculizar a la pelirroja. Además de dejarla como lo que es, y seguirá siendo, una cría.—
Lara: Quieres ser el primero con el que me estrene como matona, ¿verdad qué si? —Se dirigió a este amenazante, cortando cada vez más la distancia entre los dos.—
Sara: —Harta de las constantes "peleillas" de siempre entre ellos dos, se interpuso en medio de ambos.— Vale, niños, se acabó el recreo. —En tono sarcástica les echó el freno de una vez.—
Lara: Tranquila, no te adelantes antes de tiempo. —Dijo a la morena, refiriéndose de forma indirecta a su "delicada situación". A lo que Sara se limitó a reaccionar expectante, sin haber visto venir aquella indirecta.—
Jack: ¿Adelantarse? ¿Qué? —Preguntó haciendo notar su confusión. Aunque suponía que se trataba de cosas entre hermanas.—
Lara: ¿No tienes idea? —Confundida ante su desconocimiento, se dirigió a este frunciendo una ceja. Al parecer, este no sabía lo que realmente estaba ocurriendo con la morena.—
Jack: ¿Qué se supone que deba saber? —Encogiéndose de hombros aún más confundido. No se hacía ni una ligera idea de lo que se refería la pelirroja.—
Sara: El día que es hoy. —Anunció rápidamente. Antes de que las sospechas llegaran a ser más evidentes.—
Lara: —Ante la respuesta de la "futura madre", la miró aún con el ceño fruncido ladeando la cabeza. Sobraba preguntarle en alto ¿en qué demonios estaba pensando? Pensó ella.—
Jack: Ah, cierto. Ya van 20, ¿no? —Preguntó a la morena con una sonrisita.—
Sara: Sí, bueno... No es lo más importante ahora. —Se encogió de hombros restándole importancia.— Retomando el tema, como estamos un poco escasos de información, le pedí a Nora una recopilación sobre los Black Mouth.
Lara: ¿Y te la ha dado? —Cuestionó dudosa, puesto que la rubia les había advertido de que tuvieran total cuidado con lo que fuera que fuesen a hacer en cuanto a los Kairos se refiere.—
Sara: Me ha costado un poco... Pero la tengo recopilada en este pendrive. —Se encogió de hombros respondiendo a la pelirroja, mientras sacaba dicho objeto del bolsillo y entregárselo a Jack.—
Jack: No sé si es buena idea tener de amiga a la hija del Capitán de Policía... —Murmuró con duda agarrando el objeto para guardárselo.—
Sara: Todo son ventajas, Jack. —Convencida respondió sonriente.—
Lara: Como el hecho de estar prometida. —Admitió en alto con orgullo, y una amplia sonrisa que lo demostraba.—
Jack: ¿Qué? —Entre risas cuestionó la noticia que había dado la pelirroja.—
Lara: Como lo oyes. —Asintió en el mismo tono y manteniendo su sonrisa.—
Jack: No veo anillo. —Dudó de la pelirroja con burla.—
Lara: Lo llevo aquí mismo, lo que pasa que no quiero perderlo. Te lo enseño, si quieres. —Ofreció con superioridad llevándose la mano izquierda al bolsillo de su cazadora de cuero.—
Jack: —Sin saber qué decir ante las palabras de Lara, miró a la morena prestándole con la confusa mirada si lo que decía era cierto.—
Sara: Sí, se va a casar. —Afirmó agotada de los constantes roces entre ellos dos, aunque mostraba alegría por la pareja.—
Jack: Ts... ¿Con un reptil? —No pudo evitar reírse ante lo absurdo que resultaba el hecho de comprometerse con una tortuga. Además de ciertos celos que, a pesar del tiempo, permanecían. Y el pensar que aquella noche por poco fue suya... No lo ayudaba en absoluto.—
Lara: No va a ser contigo. —Respondió con superioridad además de la constante y divertida burla hacia él. A lo que este se limitó a responder con un resoplido de indignación.—
Sara: Que no hay manera... —Murmuró resoplando de agotamiento. Unas repentinas vibraciones en su bolsillo la alarmaron. Se trataba de una llamada de Leonardo. La chica se mordió el labio inferior, pues el hecho de que este no debía saber donde estaba la ponía nerviosa.— Es Leo, tengo que contestar. —Informó para alejarse contestando finalmente a la llamada.—
Lara: —Aprovechando el momento a solas con Jack, y el pique que este tenía, se puso el anillo de compromiso que Raph le entregó en el dedo correspondiente.— Atento, chaval. Mira, esto es un anillo.
Jack: —Observó la joya detenidamente. Sin duda era un anillo de compromiso, pero no quería tener que reconocerlo.— ¿Y si resulta qué es falso?
Lara: Puedes comprobarlo tú mismo. —Se mostró completamente convencida, finalmente ganando ante las dudas del pelinegro, mostrándolo así cómo la expresión de su cara cambió a una de indignación y desgana.— Oh, no llores, Jack.
Jack: Lloraré, pero de la risa. Dime una cosa, ¿puedes decirme quién del planeta os va a casar? —Preguntó con burla cruzándose de brazos, mirándola con el ceño fruncido desacreditando su supuesta boda.—
Lara: Ya lo sabrás cuando tengamos las invitaciones, por eso no te preocupes. Se agradece tu preocupación. —Sonrió con descaro con su fina indiferencia. Como respuesta, Jack se limitó a resoplar con resignación.—
Sara: Amorcito. —Llamó a su pareja con cariño, sabiendo que este no estaría contento.—
Leo: Sara, ¿dónde estás? Estoy preguntando por ti, y nadie sabe dónde estás.
Sara: Estoy con Lara, ya sabes, saliendo un rato por ahí.
Leo: Estás en los Kairos, ¿cierto?
Sara: No, no, sólo hemos salido un rato.
Leo: Sara... —Insistió la tortuga, convencido de dónde se encontraba.—
Sara: Solo quería saber cómo iban las cosas por aquí...
Leo: ¿Y yo qué te dije? —Resopló con resignación al otro lado del teléfono.— Ya hablaremos. Venid a la mansión enseguida.
Sara: Ya vamos. Te quiero.
Leo: Yo también te quiero. Venga, venid cuanto antes.
Sara: —Separó el móvil de su oreja cuando la llamada se cortó. Tenía claro que a Leo no le gustaba que melodeara en los Kairos, y en esta circunstancia, razón no le faltaba. Guardándose el móvil en el bolsillo, se dirigió a Lara.— Tenemos que irnos, Leo sabe que estamos aquí.
Lara: Y tú pensabas que se le podía engañar. —Dijo con sarcasmo, teniendo claro que al líder era imposible de engañar.— Anda, vamos para casa. No llores mucho, Jack.
Jack: —Rodó la vista ante la constante burla de la pelirroja.— Mantente alerta a mis mensajes, "cumpleañera".
❇
Ambas chicas regresaron a la mansión montadas en la moto de Lara. Aunque muy poco le quedaba a Sara de montarse en la moto, si es que Leonardo no se adelantaba en prohibírselo.
Sara se bajó de la moto mientras que Lara lo aparcaba en el pequeño garaje integrado junto con la sala de cine. Ambas dejaron los cascos en un estante de metal en el que se encontraban herramientas y botes de pintura.
Cuando salieron a la sala de cine para dirigirse hacia el salón, la pelirroja retomó el asunto que habían estado tratando durante el camino.
Lara: Escúchame, ¿cómo qué la gente no sabe tú "baby boom"? ¿En qué estás pensando? —Se encogió de hombros sin tener claro lo que Sara tenía en mente.—
Sara: Lo contaré en algún momento, pero todavía no. —La pelirroja frunció el ceño ante su respuesta. Sara resopló imaginando en su cabeza el probable revuelo que provocaría tal noticia.— ¿Tienes idea del escándalo que se va armar cuándo lo cuente? Se correrá la voz entre las bandas como el humo. Y eso es lo que en cierto modo me preocupa...
Lara: Pero no necesariamente deben saberlo todas las bandas. Si acaso... Un pequeño revuelo, no sé...
Sara: Lara, te olvidas que este bebé no es de un humano cualquiera... Mira la mafia de Don Vicioso. ¿Qué pasaría si llegaran a saberlo? Vendrían a por mí sin dudarlo. —Explicó llevándose una mano a su vientre, sintiendo el temor por su bebé.—
Lara: Pero tú misma te estás exponiendo por el dinero de ese hijo de perra. Las dos sabemos que no es una buena idea que nos infiltremos en su territorio. Y está claro que a cierto ninja no le hará ninguna gracia. —Murmuró apretando sus labios entre sí.—
Sara: Soy consciente, y soy a la que menos le gusta la idea. Pero... ¿Qué otra cosa puedo hacer? Es algo de lo que me tengo que encargar yo misma... Y así alejarme por un tiempo para protegerme a mí, y al bebé.
Lara: —Resopló ante la complicada situación en la que se encontraban. Era un disparate, estaba claro. Pero también entendía la situación. Resultaba difícil se vea por donde se vea.— Iré contigo, estaremos bien armadas. Y... Deberías decírselo a Leo.
Sara: Lo sé... —Agachó la mirada reconociéndolo. Tenía claro que no era buena idea, sobre todo para ella. Pero tenía el presentimiento de que las cosas saldrían bien. Aunque evidentemente, eso no era suficiente...—
Ambas resoplaron dejaron estar el tema, y por fin adentrarse en la casa. Lara sobresaltó ligeramente cuando se acordó de algo que... Había acordado con los demás.
La pelirroja se adelantó en abrirle la puerta a su hermana dando acceso al salón, a lo que esta reaccionó con confusión. Lara le señaló con la mano hacia el salón que ella fuese la primera en entrar.
Cuando Sara finalmente entró al salón, se llevó una gran sorpresa...
《¡Feliz Cumpleaños!》
Gritaron al unísono los hermanos tortuga, Nora, April y Casey hacia la cumpleañera, con unas sonrisas de oreja a oreja, y aparentemente, escondiendo regalos a sus espaldas.
Sara sonrió ampliamente al descubrir que habían tenido la idea de prepararle una fiesta sorpresa por su cumpleaños. Se acercó a ellos para agradecerles el gesto con abrazos.
Sara: Gracias a todos, pero no era necesario. —Agradeció encigiéndose tímidamente.—
April: ¡Un cumpleaños siempre se tiene qué celebrar! —Exclamó con entusiasmo dedicándole una sonrisa.—
Casey: Y eso significa celebrarlo con los amigos. —Dijo el mellado enseñando los regalos que escondían tras ellos, y algunos no eran precisamente pequeños.—
Sara: No puede ser... —Esmutó con sorpresa cuando dejaron ver los regalos que habían preparado para ella.—
Lara: La tarta sigue con vida... ¿Verdad, Mikey? —Preguntó frunciendo el ceño fijando la mirada a la tortuga de naranja.—
Mikey: Ni siquiera me han dejado verla. —Agachó la mirada desilusionado. Aunque no hubiese dudado en probar un trocito si la hubiese encontrado...—
Leo: Aquí está. —Anunció saliendo de la cocina, rodeado por Raph, Donnie y Nora, quienes lo ayudaron con los toques finales. La tarta era de chocolate con fresa y galletas. Las velas eran el número 20, resaltando los años de la cumpleañera con las pequeñas llamas que las iluminaban. Sara se tapó la boca juntando ambas manos entre sí sonriendo ampliamente de la emoción. El líder sonrió a su chica celebrando su día.— Felicidades, princesa.
Sara: —Descendió sus manos dejando mostrar aquella expresión llena de emoción, y sus ojos cristalinos por sus lágrimas amenazando por escapar. Sopló las velas apagándolas con facilidad, a lo que todos celebraron con un aplauso grupal.— Chicos, no tengo palabras... Muchas gracias.
Nora: Por favor, Sara. Es tú cumpleaños. No tienes nada que agradecer. —Sonrió entusiasmada, dedicándole un pequeño abrazo. Sara correspondió sin dudarlo, además de devolverle la misma sonrisa.— Además, todos tenemos motivos para celebrarlo.
Donnie: Sí, como todo lo que hiciste por nosotros en el espacio. Tú apoyo y amistad fueron importantes durante ese viaje, y la situación en la que nos encontrábamos. —Recordó aquellos momentos sonriente, y a día de hoy continuaba agradecido con ella.—
Raph: Sí, eso y que... Siempre has estado con nosotros. —Dijo dedicándole una sonrisa a la morena, siendo ya mucho el tiempo y momentos compartidos.—
Mikey: Y por supuesto... ¡Formas parte de la familia! —Exclamó corriendo a abrazar a la morena. Recibió un cálido abrazo por su parte, además de esa sonrisa de emoción.—
Sara: Me vais a hacer llorar. Parad ya, por favor. —Pidió entre risas secándose las lágrimas que amenazaban por escaparse de sus ojos. Todos se tomaron a risa su petición.—
Lara: Tranquilízate, esto no es nada. —Anunció a la morena dándole ligeras palmaditas en el hombro.— Aún te esperan sorpresas.
Mikey: Os recuerdo que la tarta nos espera. —Mencionó inquieto por hincarle el diente a esa tarta tan apetecible. Nuevamente, todos se rieron por el recordatorio.—
Sara: Sí, Mikey, tienes razón. —Respondió entre risas.— ¿Me ayudas a repartir, Leo?
Leo: Encárgate de las porciones para todos, y yo repartiré. Pero no uses mis armas como cuchillos, como otros... —Soltó aquella indirecta observando de reojo la tortuga de naranja. Quien solo se limitó a esbozar una sonrisilla nerviosa.—
Sara contó el total del grupo a la hora de dividir las porciones, por supuesto, habría de sobra para todos. Nora le echó una mano para repartir las porciones en los platos para cada uno más las cucharillas.
Todos hicieron saber con una agradable expresión que la tarta estaba deliciosa. La combinación de chocolate y fresa no resultaba tan desagradable, todo lo contrario. Entre risas y tertulia, disfrutaron de la tarta y de la compañía del grupo.
Una vez que todos se quedaron satisfechos con la tarta, llegó la hora que todos estaban esperando. El momento de los regalos.
Nora: Sara, abre primero el nuestro, porfa. Donnie, pásamelo. —Le pidió a la tortuga de morado, pues era el que más cerca estaba del regalo. Donnie se hizo con el regalo, y entre la pareja se lo entregaron a la cumpleañera.— Ábrelo, te va a encantar.
Sara: —Entusiasmada, dejó el regalo sobre una de las mesas del salón para poder abrirlo. Sus ojos expresaron la sorpresa que sintió en cuanto vio su interior. Se trataba de un portabebés azul celeste, con asa para agarrarlo y colocar juguetes.— No me lo creo... Es una cucada.
Nora: ¿Verdad qué sí? Elegimos ese color porque es algo unisex. De modo que independientemente del sexo del bebé, ya tenéis algo para poder llevarlo.
Donnie: Pensamos que os gustaría, así podéis llevar a vuestro bebé. —Sonrió explicando la idea que había tenido la pareja en cuanto vieron aquel producto tan llamativo.—
Leo: Muchas gracias, chicos. —Agradeció el líder junto con su sonriente novia.—
Mikey: ¡Me toca, me toca! —Exclamó haciéndose paso hasta Sara, portando lo que parecía ser varios regalos.— Ten, ábrelos todos.
Sara: Necesitaré un poco de ayuda. —Se dirigió a la tortuga de azul entre risas, quien se dispuso a ayudarla con todos los regalos de Mikey. Eran peluches blanditos y adorables para bebés. La futura madre se derritió por lo extremadamente adorables que eran.— Oh, Mikey, qué bonitos son todos. Muchas gracias.
Mikey: De nada. Todos los he elegido yo. —Se señaló a sí mismo orgulloso de su buena elección.—
April: Nos toca. —Se hizo paso hacia ella junto con Casey. Ambos portaban dos regalos aparentemente del mismo tamaño. Se los entregaron juntos a la cumpleañera, sorprendiéndola por su muy ligero peso.— Os van a encantar.
Sara: —Tanto ella como Leo se miraron con intriga. No pudo esperar más a abrir esos misteriosos regalos. Sus ojos se le iluminaron en cuanto descubrió lo que eran... Un pack de cuatro bodys en total para el bebé. Dos eran de colores azul y morado pastel, otros eran de estampado de conejos y el otro de nubes.— Dios mío... Qué monadas.
Casey: ¿Verdad qué sí? —Preguntó además de presumir su regalo.— Pensamos que os servirán. —Pensó en alto riéndose encigiéndose de hombros.—
Leo: —No pudo evitar esbozar una sonrisa llena de ternura sin despegar la vista de aquellos bodys que llegarán a ser usados por su bebé.— Son preciosos... Gracias.
Lara: Sí, sí. Vale. Muchos regalos, y muchas cosas. Pero mucha más falta os hará esto que os hemos elegido Raph y yo. —Junto con Raph les mostraron una gran caja en la que se podía ver una imagen de lo que contenía su interior. Se trataba de una cuna para bebés. Fundamental para la llegada del bebé.—
Raph: Hemos elegido una un poco moderna, y con la idea de que la decoréis a vuestro gusto. —Añadió dándole unas palmaditas a la caja que contenía la cuna.—
Sara: Veo que todos os habéis puesto de acuerdo en elegir cosas para el bebé. —Dijo entre risas, observando que todos los regalos en realidad eran más para el propio bebé.—
Nora: Mira, te vamos a decir la verdad: La idea fue mía. Me puse a mirar en un catálogo qué podría comprar para vosotros y el bebé. Y cuando me quise dar cuenta, todos me robaron el plan. —Confesó con una sonrisilla nerviosa encigiéndose de hombros.—
Sara: Muy práctico. —Respondió entre risas. Al instante, calló en la cuenta de algo.— Un momento. Nora, no habrás pagado por el regalo de todos... ¿Verdad?
Nora: No, yo no. Mis padres. —Confesó esbozando una sonrisilla nerviosa. A lo que Sara y Leo reaccionaron con cierta inquietud.— Tranquilos, no hay problema. Donnie me ayudó a cubrirlo.
Donnie: No es que me gusten las estrategias "hacker", pero en este caso era necesario. —Justificó entre risas encigiéndose de hombros.—
Sara: —Rió levemente por la forma en la que todo se había llevado a cabo. Dejando a un lado las risas, les dedicó una agradecida sonrisa a todo el grupo.— Chicos, yo...
Un abrupto ruido sobresaltó a todo el grupo. El origen se trataba de la puerta de entrada, anunciando que alguien acababa de entrar a la mansión.
Con incertidumbre, y pensando en lo peor, las tortugas se prepararon para intervenir en el caso de que fuese un enemigo. Pero la realidad es, que todo lo contrario.
Sara y Lara se quedaron atónitas cuando descubrieron que se trataba de su tan ocupado y poco presenciado padre, Roth.
Este se detuvo nada más pisar el salón, dejando en el suelo las maletas que portaba consigo.
Roth: ¿Me echábais de menos? —Abrió los brazos dirigiéndose a todo el grupo, especialmente, a sus hijas.—
Sara: ¡Papá! —Exclamó aún invadida por la sorpresa. Sintió un tremendo alivio de comprobar que este estaba a salvo. Pero... por una parte, los nervios la invadieron por la noticia que debía darle dado el momento. Dirigió la mirada hacia su novio, transmitiéndole con la mirada lo que sabían que este iba a descubrir.—
Lara: —Fácilmente se percató de la inquietud de los futuros padres por la evidente noticia. Al instante recordó que aún portaba el anillo de compromiso. Escondió su mano izquierda a su espalda, percatando a su prometido.—
Raph: ¿Qué haces? —Preguntó en murmullo.—
Lara: Si primero se entera de lo de Sara, se tomará lo nuestro mucho mejor. —Respondió en murmullo con disimulo. Obteniendo como respuesta una risilla por parte de su prometido.—
Roth: —De todo el grupo, el único que había acudido a recibirlo con un cálido abrazo fue la tortuga de naranja. Correspondió su abrazo con alegría, aunque sin despegar la vista de sus hijas. Algo andaba mal, pues ninguna de las dos había acudido a recibirlo.— ¿Pasa algo?
Lara: Tú como siempre, apareciendo sin avisar. —Respondió con un poco de frialdad.— ¿Qué es eso de que en pleno siglo 21 no sepamos nada de ti hasta aparecer?
Roth: Hay una explicación en cuanto a eso: Perdí el teléfono en una de estas expediciones. Perdonadme por eso. —Su inquietud por el frío recibimiento de sus hijas lo alarmó aún más.— Bueno, ya estoy aquí. Tampoco tenéis que... —A medida que se acercó a ellas, pudo apreciar la multitud de objetos y cosas para bebés que había al rededor de ellos.— ¿Por qué hay tantas cosas de bebé? ¿Es para alguien?
Cada uno se miraba entre ellos por la inesperada cuestión del arqueólogo, siendo evidente que este desconocía de la realidad. Tanto las tortugas como el resto dirigieron su vista hacia la morena.
Sara se percató de que todos los ojos del salón apuntaban hacia ella, además del líder. Miró de reojo a la tortuga de azul, quien estaba igual de incómodo y nervioso que ella.
El silencio hacía aún más evidente la cuestión del asunto. Pero Sara debía dar una respuesta.
Sara: —Solamente, se limitó a esbozar una reveladora sonrisa encigiéndose de hombros.— ¿Sorpresa...?
Roth: —Aquel gesto de su hija menor fue lo único que necesitaba para obtener respuesta a su cuestión. La noticia resultó tan repentina, que en su cabeza fue imposible de procesar.—
Parecía que el arqueólogo finalmente iba a pronunciarse tras la noticia que recién se había enterado. Pero este terminó desmayado.
Todos se miraban entre ellos por la expresiva reacción del futuro abuelo. Preocupados ante su estado de shock, se acercaron rodeando al arqueólogo.
Casey: Mirando el lado bueno, pudo haber sido mucho peor... —Esmutó tratando de animar un poco el ambiente y la inquietud de los futuros padres. Pero el intento fue en vano, recibiendo unas miradas poco amigables.—
❇
Tras un cuarto de hora, Roth ya estaba en consciencia sentado sobre el sofá, rodeado de sus hijas y las parejas de estas.
El arqueólogo portaba en un mano un vaso de agua fría, tratando de aliviar y despejar el mareo que sentía en su cabeza ante la impactante noticia.
Roth: ¿Pero, por qué siempre me entero de todo nada más volver? —Se preguntó aún notoriamente impactado por la noticia.—
Lara: Bienvenido a Nueva York, la ciudad de los mutantes. —Respondió con sarcasmo, recibiendo un ligero golpe por parte de su hermana riñéndola por la seriedad de la situación.—
Sara: Sé que te lo teníamos que haber dicho en cuanto nos enteramos. Pero no es algo fácil de confesar... —Se justificó avergonzada encigiéndose de hombros.—
Roth: Sí, bueno... Lo entiendo, pero... ¿Cuándo ha sido? ¿De cuánto estás? —Se preguntó observando la barriga de su hija. Aparentemente, aún no había abultado lo suficiente como para notarse.—
Leo: Ocho semanas. —Informó al futuro abuelo, llevando muy en la cuenta el estado de desarrollo de su bebé.—
Sara: Siento haberte dado la noticia tan de golpe. —Se disculpó avergonzada.—
Roth: Y yo siento haberte dado el cumpleaños... —Igual de avergonzado se disculpó con su hija, siendo consciente de que hoy era su día. Esta reaccionó sonriente, y lo atrapó en sus brazos.—
Sara: Y dime... —Esmutó deshaciendo el abrazo para fijarse en su expresión.— ¿Qué se siente enterarse de que vas a ser abuelo?
Roth: Creo que con todo el escándalo por mi parte podéis haceros una idea. —Bromeó con una ligera risita. A lo que los futuros padres reaccionaron con humor.—
Lara: Pues todavía hay algo más que debes saber. —Anunció compartiendo su mirada con su competido.—
Roth: ¿Otro bebé? —Preguntó levantándose del sofá de un salto.—
Lara: Ni hablar. —Negó rotundamente. Se levantó del sofá aún ocultando su mano izquierda. Sin más, enseñó su mano izquierda con el anillo de compromiso que Raph le entregó.—
Roth: —Sus ojos se abrieron atónito ante la joya que estaba viendo en la mano de su hija mayor. Aquella joya lo decía todo, no precisaba de explicación alguna.— ¿De verdad? ¿Es real?
Raph: —Tanto su prometida como él afirmaron sonrientes con la cabeza.— En el tiempo que estuvimos separados, tan sólo pensaba en dar el paso. Y fue la mejor decisión.
Roth: —Resopló pretendiendo que la ligera tensión que invadía su cuerpo se esfumara, además de frotarse los laterales de su frente.— Bueno, mentiría si dijera que no estoy feliz, por las dos. Así que... Felicidades, a las dos.
Sara, Lara: —Sonrieron entusiasmadas por la aprobación de su padre por la noticia por parte de ambas. Se lo agradecieron con un pequeño y cálido abrazo.—
Roth: Y en cuanto a vosotros... —Dijo captando la atención de Leo y Raph, provocando inquietud en ellos.— Aún me cuesta de procesar todo esto... Pero, quería daros la calma de que no estoy resentido con ninguno, todo lo contrario.
Raph: Tampoco sería de extrañar. —Bromeó con su típico sarcasmo, a lo que su hermano mayor lo riñó con un codazo.—
Leo: Gracias por su gesto, señor. —Agradeció formalmente.—
Lara: Oye, ahora que lo pienso... Quién sabe, e igual te toca a ti hacer de papel de cura, para poder casarnos. —Bromeó entre risas.—
Roth: A estas alturas, ya nada me sorprende. —Se limitó a dejar la duda encigiéndose de hombros.—
Sara: Bueno, ya una vez hablado todo... Podemos seguir la fiesta. ¿Dónde están todos? —Preguntó a la pelirroja.—
Lara: Se han ido al patio interior, tratando de hablar de otra cosa que no fuese el desmayo del viejo. —Respondió dirigiéndose burlona hacia su padre.—
Roth: Viejo... Lo que me faltaba por oír. —Resaltó con indignación, a lo que los cuatro se lo tomaron a risa.— Decirles que venga aquí para seguir con la fiesta.
Lara: Sólo si no te desmayas otra vez... —Dijo dirigiéndose a la puerta que conducía al patio interior, pidiéndole con la mirada de su padre de que no volviera a desmayarse otra vez.—
❇
Tengo que deciros, que tenía pensada una pequeña parte casi lemon para este cap, pero ni me ha dado el tiempo, ni tampoco quiero relleno.
Así que sorry. 🤷🏻♀️
Y también avisar de que, si la semana que viene no hay capítulo, es porque estoy de exámenes...
Qué lleguen ya las vacaciones de Navidad, por favor.
Un saludo.
SaraTmnt ✌🏻💚
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