Capítulo 103. Asunto pendiente

William rondaba por los pasillos de la comisaría cruzándose con sus compañeros. A medida que se acercaba a la entrada, escuchaba el murmullo de multitud aproximarse, además del aumento del barullo.

Varios de sus compañeros habían regresado trayéndose consigo detenidos a un numeroso grupo. A simple vista parecía tratarse de una banda organizada.

El capitán de Policía se reunió con sus compañeros, cuestionando el caso de la múltiple detección.

William: ¿Qué es esto? —Señaló al numeroso grupo detenido.—

Policía: Una persona anónima nos alertó de la actividad de una banda organizada. Los pillamos en la masa llevando a cabo tráfico de armas además de drogas. —Informó volteando a ver sus compañeros entrando con más detenidos de la misma banda.—

William: Al parecer estamos en la temporada de bandas. —Dijo dirigiendo la vista hacia los detenidos, los cuales no estaban nada contentos.— Enciérralos, más tarde tendrán una cita en la sala de interrogatorios.

Policía: Sí, señor. —Volteó a ver a los compañeros escoltado a los miembros de la banda detenidos, ladeando la cabeza hacia el pasillo de las celdas. Conjuntamente continuaron caminos llevándolos a las celdas.—

El capitán de Policía no despegaba la mirada de los detenidos. Le resultaba curioso que las detecciones fuesen mayores últimamente. Lo más llamativo era el número de detenidos que se encarcelaban.

Una reconocida voz lo sacó de sus pensamientos. Se trataba de nada menos que de su hija mayor, Nora. La rubia llamó a su padre a medida que se acercaba a él.

William: Nora, ¿qué haces aquí? ¿No tenías clase? —Cuestionó a su hija dirigiéndose hacia su despacho.—

Nora: Son por las mañanas, papá. Es más de medio día. —Respondió con incredulidad siguiendo a su padre.—

William: Tú madre se va a mosquear si se entera de que has estado aquí. —Con seriedad advirtió a su hija. A su exigente esposa no le hacía ninguna gracia que sus hijos se vieran en la comisaría, y no han sido pocas las veces que se ha enfadado con él por eso.—

Nora: ¿Quién le va a decir qué he estado aquí? ¿Tú? Yo no, y sabemos que no te apetece pasar por una de sus riñas. —Con sutileza insinuó dedicándole una sonrisa vacilona frunciendo el ceño.—

William: —Resignado, rodó la vista sin tener otra opción que mantener la discreción entre ellos. Abrió la puerta de su despacho, dejando paso a su hija. Entró detrás de ella cerrando la puerta al entrar.— ¿Has venido de visita?

Nora: Hacía mucho que no me pasaba por aquí. Además, estoy cerca de terminar la carrera, y en alguna comisaría de la ciudad ocuparé mi puesto. —Exploró el despacho de su padre, observando detenidamente el escritorio que este utilizaba. Le conmovió encontrarse con una foto familiar, además de parecerle cómica la expresión burlona de Alex que captó la cámara.—

William: Vas a tener que luchar por trabajar aquí. Yo no puedo hacerme cargo de garantizarte el puesto. Sospecharían de "enchufismo", y quiero seguir manteniendo mi expediente limpio. —Explicó firmemente, mirando a través de la ventana situada tras su escritorio.—

Nora: En ese caso sería yo quien no lo permitiría. Quiero ganarme el puesto por mi propia mano. —Respondió con decisión, fiel a sus principios.—

William: Así me gusta. —Volteó a ver a su hija dedicándole una sonrisa orgullosa.—

Nora: —Le devolvió el gesto con una sonrisa.— Hablando de nombres limpios... Sabes que entre los agentes se encuentran casos de corrupción, ¿no? —Cuestionó seriamente cruzando los brazos.—

William: Hace mucho que lo sé, evidentemente. Pero no puedo hacer nada hasta pillarlos con las manos en la masa. Aún así, he podido atrapar algunos. Lo tengo controlado. —Explicó dirigiendo la vista hacia las carpetas de expedientes que se podían ver amontonados en fila en las estanterías.—

La conversación fue interrumpida por la entrada de un fiel agente de William. Carter, este era uno de los compañeros más fieles que el capitán de la policía de Nueva York contaba fielmente.

El agente traía consigo unas carpetas para archivos con algunos de los documentos fuera de estas. Entró saludando firmemente a su capitán, pero pudo verse en su rostro la sorpresa que se llevó al encontrarse con la hija de su capitán.

Carter: ¡Nora! ¡Qué sorpresa encontrarte aquí! —Observaba a la joven de arriba abajo, exclamando alegre después de tanto tiempo.—

Nora: Hola, Carter. ¿Qué tal? —Sonrió al agente, también alegre de verlo.—

William: ¿Qué pasa, Carter? ¿Algo importante? —Preguntó a su agente yendo al grano por el motivo de su entrada.—

Carter: He estado echando una ojeada a los encarcelamientos de este último mes. Y después de fichar la detección de hoy, me he dado cuenta de que las bandas organizadas han caído como moscas en lo que llevamos de mes. —Indicando los informes en los documentos.—

Nora: —Exaltada por el llamativo informe fijó la vista en aquellos documentos. Lo que fuese que estaba ocurriendo con las bandas organizadas de la ciudad, resultaba demasiado llamativo como para ignorarlo.—

William: No me digas... —Tratándose de una situación poco habitual, echó un vistazo los informes que le había entregado su fiel agente. Era cierto, la cantidad de bandas organizadas que dominaban diferentes partes de la ciudad, y habían terminado encarcelados era abrupta, demasiado sospechosa.— Curioso... 

Carter: Desconocemos la fuente de tal situación. Una cosa está clara, alguna entidad debe estar detrás de esto. —Informó de tales sospechas, de las cuales sus compañeros estaban de acuerdo.—

William: Suena a un ajuste de cuentas entre bandas. Parece de lo más probable. —Dijo convencido del fin a este misterioso caso.— Quiero a los detectives iniciando con la investigación. 

Nora: Un momento. ¿Han habido bajas en alguna de las capturas de estas bandas? —Preguntó al agente no pudiendo evitar meterse en el caso.—

William: ¿A qué viene esa impertinencia, jovencita? —Cuestionó seriamente riñendo a su hija por su intervención.—

Carter: No me suena haber leído ninguna baja de todas las capturas a estas bandas. Pero sí nos hemos encontrado con lesionados de heridas no letales. —Contestó a la relevante pregunta que había formulado la hija de su capitán.— Un dato que hasta ahora no nos habíamos 

Nora: Entonces todo apunta a que la entidad misteriosa opere de manera pacifista, y no se trate de ninguna amenaza. —Compartió tal suposición que, analizando el caso, resultaba de lo más probable. Aunque a medida que sospechaba, todo le resultaba de lo más familiar.—

William: ¿Qué acabo de decir? —Replicó a su hija dedicándole una mirada intimidante. A lo que la rubia no le dio relevancia alguna.—

Carter: Hum... Es un dato que hasta ahora no habíamos caído en la cuenta. Buena observación.  —Felicitó a la rubia, asombrado por su inteligente deducción y análisis digna de un buen criminólogo.— Deberías trabajar aquí en cuanto termines la carrera.

Nora: Lo sé, pero hay alguien que no comparte la misma opinión. —Señaló a su padre con la vista cruzando los brazos.—

William: Suficiente. Gracias por hacernos el trabajo, pero todavía no ha llegado tú turno. Ve a casa. —Señaló a su hija la entrada moviendo la cabeza en dirección a esta.—

Nora: Me vas a ver con más frecuencia, me gusta estar aquí. —Dijo dirigiéndose a su padre con indiferencia.—

William: Bien, haz lo que quieras, pero no te metas en casos como este. Ya me llevé un susto con tú hermana, y no quiero que se repita. ¿Queda claro? —Cuestionó a su hija con más seriedad con la que se dirigía a ella en este rato. Como respuesta, la joven asentó sin rechistar.—

Nora: —Observando a su padre y al agente alejándose de ella, logró escuchar sus murmullos. El agente destacó la suposición de Nora que ayudaría al caso gracias a su participación. El caso tenía más importancia de la que parecía. En su mente analizaba cada detalle, y estaba convencida de quien resultaba ser la entidad misteriosa.— Sólo conozco a una entidad en toda la ciudad que opere de tal forma... 

Regresando a su rutina de siempre, Nora volvió a casa para recibir a su hermana regresando del Instituto. Como era de costumbre, Liam no volvería hasta más tarde, y Nora se encargaría de Alex.

La rubia se hallaba tomando una taza de café, mientras continuaba dándole vueltas al caso que había descubierto en su visita a la comisaría. Pero cuanto más se paraba a analizarlo, más convencida estaba de quién estaba detrás.

Volviendo a la realidad, Alex se había presentado en su habitación haciéndolo destacar con un llamativo y pesado suspiro. Se sentó sobre la cama de su hermana mayor, y no fue capaz de evitar hacerle la misma pregunta a su hermana.

Alex: ¿Cuándo me vas a presentar a tú novio? —Preguntó dirigiéndose a su hermana, botando sobre la cama como señal de su gran aburrimiento.—

Nora: —Sentada sobre la silla del escritorio, giró la cabeza en dirección a esta resoplando de agotamiento.— ¿Cuándo yo quiera? —Respondió cuestionando con incredulidad.—

Alex: Eso no me vale. —Desacuerdo con su hermana rechazó su respuesta.— Mira, te diré algo: Me da igual si no se lo presentas a papá, mamá, o Liam. Pero a mí siempre me hablas de él,  creo que tengo derecho a conocerlo. —Exigió seriamente cruzándose de brazos.—

Nora: —Se rió por la absurda exigencia de la pequeña.— Eso no lo convierte en derecho.

Alex: Me da igual. Quiero conocerlo, ponerle cara, cuerpo, lo que sea. Sólo quiero conocer al chico que tiene loca a mí hermana. —Se sentó sobre el escritorio se su hermana tratando de pronunciarse más notoriamente, además de reforzar su intento por convencerla.—

Nora: Alex, sentarte en mí escritorio no me resultará más convincente. —Dijo con incredulidad ladeando la cabeza mirando a su hermana con el ceño fruncido.—

Alex: —Desvió la mirada reiteradas veces sin saber qué responder a eso.— No me tomes por tonta, ya lo sabía. —Se bajó de su escritorio de un salto, resoplando con frustración.— Venga, dile que venga un momento, por fa.

Nora: Pierdes tú tiempo, Alex. —Se levantó de la silla cruzando los brazos, teniendo que dirigirse a ella con seriedad por el incordio que estaba teniendo que soportar.— 

Alex: —Decidió repetir sus exigencias a gritos, hasta que escuchó el tono de llamada de su teléfono sonar. Supuso que sería alguna de sus amigas para concretar una salida para dentro de un rato.— Te has salvado por la campana...

Nora: No me he salvado porque nada iba a cambiar. —Replicó con una sonrisita de indiferencia.— Anda, ve y sal un rato antes de que me explotes la cabeza por lo mismo.

Alex: Acostúmbrate. —Sentenció en un tono y mirada burlonas. Corrió hasta su habitación, temiendo llegar tarde para responder aquella llamada.—

La rubia se dejó caer sobre su cama suspirando con pesadez, harta y cansada de la insistencia de Alex por presentarle a Donnie. No podía engañarse a sí misma, comprendía a la joven, y tenía parte de razón. Pero...
«¿Cómo voy a presentarle una tortuga mutante como novio sin que se escandalice?» Se preguntaba entre sí.

Un sonido en la escalera de incendios la exaltó levantándose abruptamente. Sólo conocía a alguien que alertaba de su llegada con ese mismo sonido. Cerró la puerta de su habitación echando el pestillo, temiendo que las exigencias de su hermana se cumplieran.

Se acercó hasta su ventana subiendo la persiana hasta el tope obteniendo contacto visual "casualmente" con Donatello. Regresó la vista hacia la puerta asegurándose de escuchar a su hermana hablar en su habitación. Ya con luz verde, abrió la ventana encontrándose con la sonrisita picarona de su novio.

Donnie: ¿Eso iba en serio? —Preguntó con esa sonrisita acompañada de un ligero sonrojo, haciéndole saber a su novia a lo que se refería.—

Nora: Le gusta dramatizar. —Burlona respondió con una leve rista rodando la vista.— ¿Qué haces aquí a esta hora? Alguien podría verte. —Se asomó aún más por la ventana, asegurándose de que no había nadie que pudiera verlos.—

Donnie: Hemos tenido cierta conversación con Splinter... Y no sabía qué otra cosa hacer para despejar esta sensación tan desagradable. —Titubeó con timidez jugando con sus dedos desviando la mirada.—

Nora: No le encuentro problema si resulta un apoyo para nuestra relación. —Continuó burlándose de su novio consciente de la situación embarazosa que resultaba para él.—

Donnie: No te reirías tanto si habrías estado ahí. —Se rascó la nuca con nerviosismo de sólo recordarlo.—

Nora: Está bien, ya lo dejo. —Depositó un beso en la mejilla del mutante haciéndolo calmar con su gentil sonrisa.— Hablando de la guarida... ¿Las chicas están allí?

Donnie: Dijeron que se pasarían en un rato. Al parecer Splinter quiere hablar con Sara a cerca de su embarazo.

Nora: Pues no es el único que quiere hablar con ella. Creo que puede estar metida en un buen lío con la policía, y es preciso advertirle. —Dijo tomándose la situación con seriedad, era algo que le inquietaba.—

Donnie: ¿Lo dices por su banda? —Supuso al instante, recibiendo una afirmación como respuesta por parte de la rubia.— A Leo no le va a gustar nada esto... —Murmuró plenamente consciente además de preocupado por la situación en la que podría verse su amiga.—

Nora: Ahora no puedo irme, no hasta que al menos Alex se vaya, o llegue Liam para dejarla con él. Te llamaré en cuanto pueda serme posible.

Donnie: Esto... Había pensado quedarme aquí contigo hasta que nos vayamos... —Admitió encogiéndose de hombros con una sonrisita.—

Nora: —Sonrió conmovida por el plan que tenía previsto la tortuga.— Como bien has oído, no tengo previsto presentarte a mi hermana, al menos no todavía. Pero si lo prefieres...

Donnie: Soy un ninja, ¿recuerdas? Tengo el sigilo bajo dominio, no se enterará de que estoy aquí, al igual que cuando paso las noches aquí.

Nora: Jugar con fuego no acaba bien, ¿sabes? —Ladeó la cabeza dedicándole una sonrisita burlona, mientras jugaba con la tira de cuero que mantenía su bo unido a su caparazón.—

Donnie: Casualmente lo dice la que tuvo la brillante idea de dormir juntos. —Se rió burlón cara a su novia, quedándose petrificado por aquellos ojos verdes que adoraba.—

Nora: Cosa de la que no me arrepiento. —Murmuró junto con una sonrisa seductora para la tortuga, reduciendo cada vez más la distancia entre sus labios y los de su novio.—

Sara entraba al dojo encontrándose a Splinter aparentemente meditando. Era curioso, nunca se sentía nerviosa de tener que hablar con él, todo lo contrario. Siempre le relajaba compartir conversación con él, además de obtener mayores conocimientos gracias a su admirable sabiduría.

Pero esta vez, sentía los nervios acumularse en su zona abdominal, y sentir ascender esa sensación de inquietud. Respiró hondo, y no se quedó más tiempo bloqueada en la entrada.

A paso lento se acercó hasta la rata, quien era consciente de su presencia de tan sólo escucharla aproximarse hacia el dojo. Se sentó frente a él con las piernas cruzadas, observando a la rata.

Sara: Hola, maestro Splinter. ¿Me estaba esperando? —Preguntó a la rata.—

Splinter: —Antes de responder, respiró profundamente al mismo tiempo que abría los ojos. Ya terminada su sesión de meditación, dio pie a la conversación.— Así es. Quería hablar contigo acerca de algo. Pero antes, ¿cómo te encuentras?

Sara: Estoy bien. —Se encogió de hombros esbozando una sonrisa.— Mejor ahora que las náuseas han cesado un poco... —Murmuró entre risas, aliviada de que la molesta sensación por las náuseas ya no la acosaran reiteradas veces.—

Splinter: Precisamente, quería darte algunos consejos. Leonardo me ha contado de tus inquietudes, entre ellos, tú papel como madre dada la ausencia de la tuya. —Anunció seriamente mientras se ponía en pie frente a la joven.—

Sara: —Una oleada de un sentimiento frío la sobrecogió tras escuchar lo último, ya que la pilló de imprevisto. Así lo demostró a través de un murmullo.— Oh...

Splinter: Entiendo que esa angustiosa situación tan prolongada os afectara tanto a Lara cómo a ti. Pero no es algo que tenga que afectarte como madre. —Dijo sabiamente, transmitiendo sus palabras a través de aquel tono tan sereno.—

Sara: Sí, es verdad. No tiene porqué afectarme. Pero... no puedo evitar preocuparme por "qué tan buena madre podría ser". —Señaló terminando la frase con un pesado suspiro.—

Splinter: —Unos tiernos recuerdos pasaron por su mente, provocándole como consecuencia una amplia sonrisa.— Es algo frecuente. En aquellos tiempos, cuando residía en Japón, Shen tendía a hacerse la misma pregunta continuamente. Yo le transmitía apoyo y seguridad para calmar las dudas. Y sí, daba resultado.

Sara: —Además de sus palabras, tuvo en cuenta aquella sonrisa que esbozó aquellos momentos que la rata posee y recuerda con ternura. Aquella sonrisa la contagió, sonriendo ampliamente.— Estoy segura de que le complacía hacerlo.

Splinter: Ver a Tang Shen pronunciar su calma con aquella tenue y resplandeciente sonrisa, no tenía precio. Pero verla convertirse en la madre de mí hija, fue lo mejor que pude presenciar de mí antigua vida. Y a Leonardo le conmueve encontrarse en la misma situación.

Sara: —Pensar que la preciada experiencia del sensei ayudaba y conmovía a Leo por el hecho de ser el futuro padre de su bebé, la hizo sentirse mejor. Ella sabía que Leonardo era el mejor en lo que hacía gracias a su maestro. Y no le cabía duda de que, del mismo modo, será el mejor padre. Cosa que también la incluiría a ella, gracias a la sabiduría y el gran apoyo de este.— Tus felices recuerdos sirven mucho de ayuda, Sensei. Me encantaría escuchar muchos más.

Splinter: Por supuesto, siempre es agradable compartir recuerdos como este. Espero que esta conversación te transmita luz para despejar al menos una parte de tus dudas. —Le colocó la mano sobre su hombro, además de dedicarle una cálida sonrisa, transmitiendo su significado apoyo, además de su presencia paterna.—

Sara: Gracias, Sensei. —Le agradeció con una amplia sonrisa acompañada de una ligera reverencia. Ya finalizada la conversación, salió del dojo dirigiéndose hacia el salón. Leonardo salía de la cocina, deduciendo que había comido algunas rebanadas de pizza. Gracias a que todavía era capaz de captar las olores con mucha facilidad.—  ¿Tenías hambre?

Leo: Un poco. —Entre risas respondió.— ¿Cómo te ha ido?

Sara: Estupendamente. Ha servido mucho de ayuda. —Dijo en un tono alegre, respirando aliviadamente.— Al parecer nuestra situación es muy similar a la de Splinter y Shen. 

Leo: Sí, ya me ha contado el Sensei.

Sara: Y también me ha contado lo conmovedor que resulta para ti. —Se acercó frente a él dedicándole aquella sonrisa que provocaba que a la tortuga le temblaran las piernas.—

Leo: Y eso es algo bueno, ¿no te parece? —Preguntó devolviendo la sonrisa además de abrazarla por la cintura.—

Sara: Más que eso. —Respondió en un tono notoriamente alegre, brindándole una gentil caricia en su mejilla.— Me reconforta que lo veas así.

Leo: No puedo verlo de otra forma. —Le dedicó esa cálida sonrisa que terminó de derretir de encanto a su novia. Sin resistirse, le depositó un beso en la sien estrechándola a él.—

La más reciente pareja anunció su llegada ambos entrando por la entrada principal. Sara y Leonardo los saludaron y se acercaron hasta ellos para recibirlos.

Todo bien, salvo que Nora no despegaba la vista de Sara, y no resultaba ser una mirada totalmente amistosa. Al principio Sara no lo notaba, pero no tardó demasiado en apreciar que algo pasaba con la rubia.

Un sonido muy familiar provinente del laboratorio comenzó a sonar, exaltando a ambas parejas por igual. Leonardo y Donatello se miraron entre ellos alarmados de lo que pudiera tratarse.

Leo: ¿Qué demonios es eso? —Preguntó exaltado mirando en dirección al laboratorio.—

Donnie: No estoy seguro, pero si viene del laboratorio tiene que haber algún motivo. —En un tono apurado lanzó aquella incógnita preocupante. Tanto él como su hermano se dirigieron al laboratorio con prisa. Debían asegurarse de si sólo se trataba de una falsa alarma, o algo de lo que preocuparse.—

Sara: Mejor será ir con ellos. —Conforme terminó de hablar dio paso al frente para irse al laboratorio. La rubia la sujetó del brazo con suavidad deteniéndola abruptamente.—

Nora: Aguarda un momento. Tengo algo importante que probablemente no te va a gustar. —En un tono serio además de notarse la preocupación, le anunció a su amiga.—

Sara: Nora, ¿qué pasa? —Se encogió de hombros confundida ante la inexplicable seriedad de la rubia.—

Nora: Se trata de tú banda. Los objetivos que has marcado para cumplir han captado la atención de la policía.

Sara: —Mostró en su expresión la sorpresa que fue escuchar esa noticia tan alarmante. Lo cierto es que esa era una de sus preocupaciones, pero no esperaba que ocurriera tan pronto.— ¿Qué dices? ¿Por qué motivo?

Nora: Parece ser que tú banda ha logrado hundir a tantas bandas organizadas como para alarmar al cuerpo de policía por tan abrupta actividad. Deberías tener cuidado, o mantenerte al margen. —Advirtió seriamente, transmitiendo su preocupación por lo que pudiera pasarle.—

Sara: —Suspiró pesadamente echándose un mechón de pelo hacia atrás.— Lo sabía... Sabía que algo así pasaría, pero confiaba en que pasaría desapercibido.

Nora: Aún estás a tiempo. Si tú banda reduce su actividad, la policía presentará dificultades para llegar hasta vosotros. —

Sara: No, no puedo dar marcha atrás nada más empezar. Además, sólo he ido a por las organizaciones criminales que estaban asociadas con la mafia de Gran Jefe, y la mayoría tienen lugar a las afueras. Supongo que sólo se han podido percatar de las bandas reducidas por estos territorios.

Nora: Leo no lo sabe, ¿verdad? —Cuestionó seriamente.—

Sara: Sí, y como siempre nunca termina de convencerle la idea. —Suspiró con resignación.—

Nora: Sara, no tengo problema que tomes las riendas de esa gente. Pero me preocupa que mí padre vaya tras de ti. No es algo que me gustaría ver. —Dijo mostrándole una mirada llena de preocupación.—

Sara: Se supone que somos una banda con buenos fines. No tendría nada que temer si no hay ningún crimen del que acusarnos. —Defendió segura de sí misma, a la vez que confiaba en lo que hacía.— Así va esto.

Nora: Correcto. —Afirmó con resignación.— Aún así, me veía en la obligación de advertirte. Mira, he intentado hacerle ver a mí padre que se trata de una banda pacifista. Ha podido colar, pero no sé por cuánto tiempo. —Dijo con inseguridad encogiéndose de hombros.—

Sara: No... No quiero que te veas involucrada en esto, Nora. No quiero arriesgarme a meterte en ningún problema. —Se negó rotundamente, temiéndose las malas consecuencias.—

Nora: En absoluto, no me pasará nada si me desenvuelvo únicamente en mí ámbito. Te ayudaré en lo que necesites, no me presenta ningún inconveniente. —Con una sonrisa trató de tranquilizarla. Sujetó sus manos mirándola fijamente.— Pero por favor, no hagas ninguna tontería.

Sara: —Se tomó unos instantes para reflexionar el gesto de la rubia. La realidad es que la ayuda de Nora desde el terreno de la policía vendría a ser una considerable ventaja. Temía las consecuencias que se pudieran ocasionar, pero sabía que no podía detenerla.— Lo haré, pero te pido lo mismo.

Nora: No temo por mí, sino por ti. —Indicó dedicándole una mirada preocupante. Por su parte, la morena trató de tranquilizarla dedicándole una pequeña sonrisa.—

Ambas reaccionaron exaltadas cuando Lara junto a Raph y Mikey acudieron al laboratorio apresuradamente. Evidentemente, se trataba por el constante sonido que venía del laboratorio. Y todo sonido que salía del laboratorio siempre ponía a los hermanos en sobre aviso.

Eso era una señal para que las chicas empezaran a preocuparse también. Corrieron al laboratorio, encontrándose con los chicos inspeccionando el rastreador se mutágeno entre las manos de Donatello.

La confusión se reflejaban en los rostros de los cuatro hermanos tortugas. Sin explicación alguna, el rastreador de mutágeno se había reactivado después de tanto tiempo. Y eso sólo significaba, que detectaba presencia de mutágeno muy cerca de ellos.

Raph: ¿Qué le pasa a ese trasto? ¿Se ha vuelto defectuoso, o qué? —Preguntó frunciendo el ceño observando el aparato.—

Lara: Tiene pinta de haberse roto. —Afirmó ladeando la cabeza con confusión, sin encontrarle sentido a su activación.—

Mikey: A lo mejor se ha activado para acordarnos de que todavía funciona. —Supuso encogiéndose de hombros.—

Donnie: No, el rastreador de mutágeno no se activa así como si nada. —Respondió con certeza.—

Leo: Tiene que haber alguna explicación.

Nora: ¿Qué ocurre?

Sara: ¿Va todo bien?

Preguntaron las chicas al entrar al laboratorio. Ante la aproximación de ambas, el rastreador de mutágeno se volvió completamente loco. Las tortugas miraron a las chicas llenos de confusión. Pero tal y como Leo había mencionado, tenía que haber una explicación. Y vaya si la hay.

Los hermanos se miraron entre ellos coincidiendo en las mismas sospechas. Sólo podía haber un motivo por el que el aparato reaccionase cada vez más debido a la cercanía de las chicas, especialmente, por una de las dos.

Donnie: Me parece que ya entiendo lo que está pasando aquí... Sara, ¿puedes acercarte un poco más? —Pidió indicándole la acción con la otra mano.—

Sara: —Insegura por lo que estaba ocurriendo, dirigió la vista hacia Leonardo. Este con total seguridad asentó con la cabeza para acatar la petición de Donnie. Tras eso, se acercó hasta ellos, frente al rastreador. Conforme más se acercaba, el aparato enloquecía, haciendo evidente la causa de su inesperada actividad.—

Leo: Un segundo... ¿Es lo qué creo que es...? —Preguntó con exaltación, sospechando de la causa a la actividad del rastreador de mutágeno.—

Donnie: Lo sabremos ahora mismo. Con permiso, Sara. —La morena concedió su permiso sin oponerse. Con sutileza, aproximó los extremos del rastreador de mutágeno al vientre de la chica. El aparato afirmó por completo el motivo de su repentina activación. Entre todos se miraron boquiabiertos, sin dar crédito a lo que estaba sucediendo.— No me lo puedo creer...

Mikey: ¡Qué fuerte! ¡El rastreador detecta al bebé! ¡Oh, qué tierno! —Exclamó con entusiasmo, derritiéndose de la ternura.—

Nora: Estoy con Mikey. Es asombroso. —Sonrió ampliamente maravillada por tal descubrimiento.—

Lara: Venga ya... ¿Es en serio? —Dudaba aún sin dar crédito a lo que estaba viendo.—

Raph: Eso parece. Ja... ¿Quién lo iba a decir? —Dijo con admiración, resultándole tan sorprendente como al resto.—

Leo: Pero... ¿Cómo puede ser eso? —Preguntó sorprendido a la par que confundido.—

Donnie: El adn de vuestro bebé está formado tanto por el de Sara como el tuyo. Lo cual significa... Que una parte de la genética de este está constituida por mutágeno. —Explicó racionalmente, todavía admirando la actividad del rastreador frente al vientre de Sara.—

Sara: —Se mostraba totalmente expectante por la explicación científica de Donnie, además del comportamiento del rastreador. Pero dentro de la explicación, había un dato que la alarmó preocupante.— ¿Mutágeno...?

Leo: —Aquello también captó la misma atención, además de incertidumbre. Preocupado, dirigió la vista hacia su hermano esperando por una respuesta clara y segura.— Donnie... ¿Es peligroso?

Donnie: No lo creo. —Respondió casi con certeza.— Pero sería conveniente realizar unos análisis de la sangre de Sara. Para quedarnos tranquilos, o quizá para mantener un control por seguridad de ella, y... por el del bebé.

Lara: Eh, un momento... ¿Qué puede pasarle en el caso de que el mutágeno provoque alteraciones en Sara? —En un tono preocupada, formuló aquella pregunta.—

Donnie: Dudo que se vea alterada genéticamente a causa del embarazo. De todos modos, tendré que analizar su sangre para asegurarnos. —Dirigió la mirada hacia la morena, esperando por su disposición.—

Sara: —La incertidumbre ya rondaba por su mente, y no le hacía falta preguntar a su novio para comprobar que no era la única. Sabía que lo mejor que podía hacer para ella y para el bebé era realizar los análisis necesarios. No dudó de la respuesta.— Por supuesto.

Donnie: Estupendo. —Dirigió la vista nuevamente al rasteador de mutágeno que todavía estaba activo. Su mente recordó una capacidad que tenía el mismo aparato, una que resultaría maravillosa para el embarazo de la morena.— ¡Oh! Seguro que esto os va a interesar: Puedo transmitir las imágenes de los órganos de Sara a la pantalla. Lo que podría mostraros a vuestro bebé.

Sara, Leo: —Ambos reaccionaron expectantes por semejante posibilidad. Sin duda era algo que a ambos les encantaría sin dudarlo. Pero en este momento no sabían si lo mejor sería esperar, ya que tan sólo podría verse una tierna habichuela.—

Leo: Creo que lo mejor será realizar los análisis primero, y dejar esa sorpresa para después. —Sentenció con decisión, observando que la morena también estaba de acuerdo con la decisión.—

Donnie: Bien. Entonces muy pronto iniciaremos con los análisis.

Sara: —Firme con el plan, asintió sonriente completamente dispuesta. Invadida por la incertidumbre, pasó su mano por su vientre, acariciando con gentileza la localización de su bebé.—

Acompañada por Lara y Leonardo, Sara regresó a la mansión junto con ambos. Sara había insistido en quedarse a pasar la noche en las alcantarillas, pero Leo se negó rotundamente.

La tortuga no se despegaba de ella ni tan sólo un instante. Salvo a cada rato que Leonardo se disponía a salir para asegurarse de que ningún enemigo los acercaba.

En uno de esos momentos, el móvil de Sara comenzó a sonar. Se trataba de una llamada entrante de Jack.

Miró ambos lados asegurándose de que no había nadie que pudiera escucharla, y sin más tardar respondió la llamada.

Sara: ¿Qué pasa, Jack? Ya puede ser importante...

Jack: Creéme... Es muy importante.

Sara: Tengo algo serio que decirte, pero... —Invadida por la incertidumbre, no dudó en preguntar.— Ya que has sido el primero en llamar...

Jack: Supongo que no te has olvidado de ese.. Asunto pendiente...

Sara: Sí, claro que me acuerdo. ¿Qué pasa con eso?

Jack: Hemos averiguado dónde se encuentra el dinero de Ángel, tú dinero, más bien. Y te adelanto que no será cosa fácil hacerse con él.

Sara: —Sobrecogida por la repentina situación, sus preocupaciones ahora se habían multiplicado considerablemente. Cómo si no tuviera cosas de las que preocuparse...—

Pues se viene una mini trama que no da inicio en este capítulo.

Estoy totalmente segura de que nadie se espera lo que va a pasar en el próximo capítulo. 👌😉💚

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top