Capítulo 102. Escándalo
Como era de costumbre, Leo y Raph pasaron la noche en la mansión con sus parejas. Claro que en el caso de Lara y Raph una cosa les acabó llevando a la otra... A diferencia de los futuros padres, Leonardo quería cuidar de la morena ahora más que nunca.
Por una vez en mucho tiempo, Lara y Raph fueron los primeros en levantarse antes que Sara y Leo. Sí, el embarazo no sólo le pasaba factura a la pobre en cuanto a las olores y las náuseas, también tenía consecuencia a la hora de dormir.
Con ayuda de la alarma —la cual fue retrasada varias veces con tal de prolongar el sueño—, Leonardo y Sara se levantaron. Cierta joven le costó tener que desperezarse y levantarse. La pareja se dio los buenos días compartiéndose varios besos en sus labios, y como no, una gentil sonrisa.
Una vez que ambos se prepararon su vestuario ya presentables, salieron de la habitación, con la idea de bajar a la cocina para desayunar.
Ambos eran conscientes de que Raph había pasado la noche junto a Lara, así que trataron de permanecer discretos en cuanto al embarazo. Aunque pensándolo bien, tal vez Lara ya se haya adelantado.
Cuando entraron a la cocina, se encontraron a la pelirroja sentada desayunando su tazón de leche con sus cereales de siempre. Pudieron apreciar en el asiento de al lado el plato y cubiertos que debían ser de Raph, pero no había rastro de él.
Lara: —No pudo resistirse a reírse de la pareja, temerosa por encontrarse con Raphael.— Está en la sala de entrenamiento.
Sara: Buenos días a ti también. —Dirigiéndose burlona hacia su hermana. Frente a la cocina, comenzó a prepararse su desayuno haciéndose con su taza de siempre, y un brick de leche.—
Lara: Buenos días, "futuros padres". —Recalcó las últimas palabras en tono entusiasta, regresando a su desayuno.—
Leo: —Tras escuchar a la pelirroja, se le volvió el inquietante pensamiento de que Raph ya podría saber del embarazo. Se sentó frente a la pelirroja, y la miró detenidamente.— Oye, Lara...
Lara: No, Raph no lo sabe. Y créeme, me he tenido que morder la lengua durante toda la noche para guardármelo. —Refunfuñó con frustración.—
Sara: Creía que te habías pasado la noche mordiendo la almohada. —Bromeó sátira dedicándole una pícara sonrisa. Rcibió la mirada de incredulidad de la pelirroja, no pudiéndose evitar reírse de su gesto.— ¿Quieres una taza de té, cielo?
Leo: Sí, por favor. ¿Qué vas a desayunar tú? —Preguntó a su novia preocupado por lo que pensaba desayunar.—
Sara: Una taza de leche, y poco más. Ya te sirvo la taza, cariño. —Encendió la cafetera con la cual podía preparar el té con más comodidad.—
Lara: Oh, miraos, por favor. Parecéis un matrimonio aún sin el crío. —Indicó retórica en un tono enternecedor, observando a ambos apoyándose la mejilla sobre la palma de su mano.—
Sara: Pues tú y Raph nos lleváis la delantera. —Respondió entre risas vertiendo la leche en su taza, para después llevarla al microondas y calentarla.—
Lara: Hm... ¿Sabes? Igual podría planteármelo. De ese modo le daríamos doble de noticias bomba a papá. —Reflexionó en voz alta, continuando su desayuno.—
Leo: Cierto, ¿cómo le va a vuestro padre? —Preguntó esperando respuesta por parte de ambas.—
Sara: Que yo sepa, bastante bien. De hecho, está más ocupado de lo habitual. ¿No, Lara? —Cuestionó hacia su hermana, mientras se ocupaba de la taza de té de su novio.—
Lara: Eso parece. Hace una semana que hablé con él. Ayer lo llamé, pero no hubo respuesta. Supongo que llamará cuando pueda. —Observó que el tazón de su desayuno estaba cada vez más vacío. Por lo que dejó de hablar para terminar su desayuno.—
Sara: Ay, madre... Todavía no sé cómo voy a decirle que va a ser abuelo... —Dijo con nerviosismo bajando la mirada, sin tener la más mínima idea de las palabras que emplearía para decírselo. Observó que la taza de té para Leo ya estaba listo, apagó la cafetera, y le sirvió la taza a su novio.— Toma, cielo.
Leo: Gracias. —Agradeció sonriente recogiendo la taza entre sus manos.— Te olvidas de que estamos en el mismo aprieto. No sé cómo se lo va a tomar Splinter. Nunca me había visto en una situación así...
Lara: Lo que no entiendo cómo es que a vosotros os ha pasado. Es decir, se supone que sois "la pareja responsable". Era más probable que nos pasara a Raph y a mí... Mucho más... —Susurró lo último desviando la mirada. Pues no tenía duda de que las posibilidades eran más altas entre ambos.—
Sara: —Durante la espera a que su tazón de leche se calentara, un detalle peculiar captó su atención. De las veces que había descendido la mirada, empezó a pensar que el tamaño de su pecho había aumentado considerablemente. Palpó un par de veces cierta zona, afirmando sus sospechas.— Esto... ¿Me he levantado con la cabeza en las nubes, o realmente me han crecido?
Leo: —Le estaba dando un sorbo a su taza de té cuando tal pregunta capta su total atención. Miró de reojo a su novia, concretamente, en su pecho. Escupió una pequeña parte del sorbo que había tomado del té ante la embarazosa sorpresa.—
Lara: —No le dio vergüenza alguna de reírse a carcajadas por la cómica reacción de la tortuga. Ante eso, Leonardo le dedicó una mirada poco amistosa.— Deberías estar contento.
Sara: —Invadida por la vergüenza gracias a su hermana, se llevó una mano hasta la frente soltando un pesado suspiro.—
Lara: Volviendo al tema... ¿Por qué no se lo contáis a todos de una vez? —Preguntó observando a ambos.— Más tarde o más temprano lo van a acabar descubriendo.
Sara, Leo: —Se miraron entre ellos, sintiéndose igual de acorralados de lo que le hacían sentir la idea de tener que contarles a todos tal noticia. Ambos decidieron hacer el intento por desayunar tranquilamente, y después verían qué hacer.—
❇
Raphael se extrañó cuando se las vio solo para regresar a las alcantarillas. Normalmente, Leo se iba junto con él para volver a casa, ya que a Splinter no le gustaba demasiado que ambos se ausentaran de más.
El líder se las ingenió usando la banda de Sara para excusarse. La morena necesitaba cierta ayuda con las últimas novedades que presentaban Los Kairos, y Leonardo no quería tener que dejarla sola con cualquiera de las decisiones. No terminó de sonar convincente para Raph, pero al menos no sería él quien se vería en problemas con Splinter.
Siendo consciente de la discusión que veía venir, Sara se retiró al salón para revisar los mensajes que Jack le ha ido dejando a cerca de su avance con los objetivos de la banda. Mientras estaba sentada en el sofá informándonse de los avances de la banda, Sara observó a Brandy y Luna acercarse a ella.
Las mascotas estaban cogiendo como costumbre subirse en el mismo sofá que la morena, y recostarse sobre ella cual protectores. Y sí, tanto Brandy como Luna se recostaban muy cerca del vientre de Sara. Era algo que hacían varias veces, cosa que extrañaba a la chica.
Sara: ¿Qué os pasa a vosotros dos últimamente? —Preguntó en voz alta dirigiéndose a ambas mascotas.—
Lara: Vaya, entonces es verdad. —Indicó con asombro cuando se acercó hasta ella.—
Sara: ¿De qué hablas? —Miraba a su hermana con confusión encogiéndose de hombros.—
Lara: Fue tuya la brillante idea de buscar información a través de Internet. —Respondió con su clásica ironía. Accedió al artículo del que hablaba, y le prestó su teléfono.— Toma, anda.
Sara: —Sujetó el teléfono encontrándose con un artículo de internet. Hablaba de la manera en la que los perros logran detectar cuando se produce el embarazo en sus dueñas gracias al cambio que se produce en las hormonas.— Oh... ¿Es qué podéis ser más adorables?
Lara: Ya decía yo que Luna estaba contigo más de lo habitual. —Dijo observando a su hermana besar y abrazar cariñosamente a ambas mascotas.—
Leo: Sara... —Llamaba a la chica mientras la buscaba. Cuando finalmente la encontró, no pudo evitar fijarse en la sobre protección de las mascotas.— ¿Me van a dejar hablar contigo, o tengo qué llegar a un acuerdo con ellos?
Lara: Encima que están protegiendo a tú bebé...
Sara: Lara, ayúdame con Luna, empieza a pesar mucho. —Pidió a su hermana sujetando a Brandy entre sus brazos. La pelirroja ordenó a la husky bajarse del sofá, y como buena perrita la obedeció. Al fin pudo levantarse llevándose a Brandy entre sus brazos.—
Leo: Lara, ¿puedes dejarnos, por favor? —Preguntó seriamente.—
Lara: Venga, hombre. Que esto es una familia. —Se quejó mostrándose en desacuerdo cruzando los brazos.— Además, opino que es absurdo ocultárselo a Raph. Él no diría nada hasta que os pongáis de acuerdo.
Leo: La decisión es nuestra. —Le dedicó una fría mirada frunciendo el ceño.—
Lara: Que quede claro que me voy yo. —Replicó con vacilación. Optó por retirarse a la sala de entrenamiento, lugar en el que lograría desfogarse cansada de todo.—
Sara: ¿Qué tal si hablamos del tiempo? —Preguntó sonriendo nerviosa.—
Leo: Dime... ¿Hasta cuándo tienes idea de mantenerlo oculto? —Preguntó cruzando los brazos.—
Sara: —Resopló con resignación rodando la vista. Dejó a Brandy delicadamente sobre el sofá, y se dirigió nuevamente a la tortuga llevándose las manos a la cintura.— Pues... No lo sé. ¿Y si mejor dejamos pasar esta semana?
Leo: Sara, no puedo seguir actuando como si nada, y menos delante de Splinter. Estamos en una situación muy seria. ¿No te das cuenta?
Sara: Cómo no darme cuenta... ¿Si la qué está pasando por los síntomas soy yo? —Preguntó retórica frunciendo el ceño.—
Leo: —Suspiró con pesadez frotándose la frente, no quería tener que seguir con esta discusión. La situación era clara, y no importaba cuando, pero es un hecho que debían contarlo.— Mira, entiendo que quisieras tomarte tú tiempo para asimilarlo, de hecho, era necesario para ambos. Pero tenemos que compartir esta noticia con todos.
Sara: No es algo que se cuente con facilidad. ¿Cómo voy a contarlo si ni siquiera yo me hago a la idea todavía...? —Se abrazó a sí misma dejándose caer hasta sentarse sobre el sofá.—
Leo: —Dejó la seriedad a un lado cuando observó la expresión de su novia cambiarse por una no muy alegre. Se sentó junto a ella, y sujetó su mano con delicadeza.— Si te soy sincero... yo tampoco.
Ambos creyeron haber asimilado la situación en la que se encontraban, pero la realidad es que aún les faltaba mucho por lo que pensar. Leonardo era muy consciente de que entre ellos dos todo era fácil, pero dejaba de serlo cuando se trataba de la realidad.
Comprendía a Sara, de hecho, tenía toda la razón. Tener que hablar con Splinter y todos los demás de un embarazo inesperado era de todo menos sencillo. Más aún cuando los propios padres tenían mucho más por lo que asimilar.
Era una situación tan delicada como lo era de complicada. No solo por la situación general que inquietaba a todos... sino por el inminente regreso de Súper Shredder. Los dos todavía eran muy jóvenes como para verse envueltos por la gran responsabilidad que traía consigo el tener un hijo.
Una cosa estaba clara, para algunos sería una gran noticia, para otros puede que no tanto... Pero debían hacerles frente a esa poderosa inquietud que les invadía a ambos por igual.
Nada iba a cambiar, o mejorar, por mantener en secreto una noticia como esta. Los dos tenían claro que lo mejor era contarlo de una vez. De ese modo, podrían avanzar con la calma de que ya no tenían que contarlo.
Sara: Está bien... Sé que nos va a costar, pero no vamos a conseguir nada retrasando lo inevitable... —Reflexionó en voz alta dirigiendo la vista hacia su pareja.—
Leo: Créeme, es lo mejor que podemos hacer. —Esbozó una gentil sonrisa depositando un cálido beso en su mejilla.— Sé que no será fácil, pero... ¿Hay algo en todo esto qué lo sea?
Sara: No, y por eso tienes razón. Supongo que contarlo facilitará algo las cosas... Aunque sea un pelín. —Supuso encogiéndose de hombros esbozando una sonrisita nerviosa.—
Leo: No lo sabremos hasta comprobarlo. —Se levantó del sofá aún sujetando la mano de su novia, quien se levantó después de él.— Bien, voy a contárselo primero a Splinter. Mientras tanto, tú se lo cuentas a tú padre.
Sara: Eso no me ayuda con los nervios que me están matando... Pero está claro que no me queda otra. —Dijo con resignación sacando una pequeña sonrisa de apuro.—
Leo: Tienes la ventaja de que el tuyo está lejos. —Bromeó logrando sacarle una agradable risa a su novia. Sujetó sus dos manos con delicadeza, y depositó un cálido beso sobre sus labios.— Todo va a salir bien, tranquila.
Sara: —Los nervios la invadían hasta el punto de sudarle las manos. Pero siempre que escuchaba a Leo decir aquellas palabras, la calma amainaba el pánico que la nublaba. Se limitó a devolverle el beso, y le dedicó una cálida sonrisa.— Buena suerte.
❇
Las miradas de sus hermanos recaían sobre Leonardo. Cada día que pasaba, se les hacía evidente de que algo sucedía con el líder del grupo, y que este actuaba como si realmente nadie se diera cuenta.
Observar la manera en la que sus hermanos lo miraban, le hizo caer en la cuenta de algo todavía más inquietante. Si ellos sospechaban, entonces era un hecho que Splinter también.
Leonardo no quería seguir con tal tormento sobre él, necesitaba sentir ese peso desvanecerse. Cogió valor para dirigió hasta el dojo, donde Splinter se encontraba en su pose de meditación. Aunque más bien, estaba esperando a que la tortuga acudiera a él.
Esperó a que su hijo se sentara frente a él para dar pie a la conversación que ambos sabían que debían tener. Splinter permanecía con los ojos cerrados, pero Leonardo sabía que no necesitaba abrirlos para ver el nerviosismo que traía consigo.
Leo: Maestro Splinter, hay algo que... Algo que tengo que contar. —Anunció entre cortado, notándose en el tono de su voz como los nervios tomaban acto de presencia a través de sus palabras.—
Splinter: —Finalmente abrió los ojos observando a su hijo, afirmando por él mismo que este estaba realmente nervioso por lo que fuera que tuviera que compartir.— Así que, al fin te dignas a hablar.
Leo: —Abrió los ojos como platos sobresaltado ligeramente tras pillarle por sorpresa aquella respuesta. Fue desconcertante para la tortuga afirmar que Splinter sin duda estaba convencido de que algo estaba ocurriendo.— Así es... —Admitió avergonzadamente bajando la mirada.—
Splinter: Hijo mío, ¿qué es lo que sucede? —Preguntó con seriedad dándole relevancia al verdadero asunto.—
Leo: —Escuchar aquella pregunta de su padre, le hizo preguntarse algo de lo que necesitaba respuesta.— ¿Tanto se me nota?
Splinter: Leonardo, si hay algo que verdaderamente te define es tú personalidad. Pronuncias a través de tú comportamiento cuando todo va bien y más lo haces notar cuando algo es lo suficientemente serio. Quizá creas que puedas engañar a tus hermanos, pero te equivocas cuando piensas que puedes engañarnos a todos. —Explicó seriamente levantándose del sitio, quedándose mirando a su hijo.—
Leo: Tienes toda la razón, sensei... Es decir... Simplemente no es sencillo de contar... —Titubeaba nuevamente por los nervios. Desviaba la vista innumerables veces, resaltando aún más la inquietud que sentía a través de su lenguaje corporal.—
Splinter: ¿Entonces...? —Dio hincapié centrando la mirada en su hijo. De tal forma que la tortuga se levantó resaltando considerablemente lo inquieto que se hallaba. La rata perseguía con la mirada a su hijo, quien caminaba de un lado a otro.—
Leo: Em... —Murmuró deteniéndose en seco rascándose la nuca.— Bueno... Se trata de Sara... —Tartamudeaba sintiendo el corazón en un puño incapaz de formular una frase. Tragó pesadamente sintiendo la mirada de Splinter atravesar la suya, tratando de llegar al fin del asunto.— Resulta que... Ella está... Está... Embarazada... —Confesó en forma de susurro lo suficientemente audible como para que su padre lo escuchara.—
Splinter alzó las orejas con sorpresa por tal noticia. Ante su reacción, Leonardo bajó la mirada desviando la mirada sin parar, temiendo que la reacción de su padre rata fuese de todo menos buena.
Por su parte, Splinter meditó la inesperada noticia por unos instantes. Ni él mismo lograba identificar cada una de las sensaciones que le hizo sentir tal noticia. Suspiró profundamente tratando de hallar la calma.
Splinter: Leonardo... ¿Cuán consciente eres de la noticia qué acabas de dar? —Pronunció aquella cuestión en un tono frío, con la intención de sonar sereno. Cosa que su hijo no pasó nada desaparecido además de la pregunta.—
Leo: Lo sé. Yo... No creímos que pudiera pasar... —Hacía el intento de expresarse con claridad, fue en vano cuando Splinter le lanzó una mirada amenazante.— T-te aseguro que tomamos medidas. O quizá... nos háyamos confiado demasiado... —Confesó tímidamente encogiéndose de hombros.—
Splinter: —Observaba detenidamente el comportamiento corporal de Leonardo, sabía que sus gestos y expresiones hablaban mucho más por él que sus palabras.— ¿Puedo saber hace cuánto qué os habéis enterado?
Leo: Hace unos días. Sara ya debe de estar al rededor de cinco semanas. —Respondió contando el tiempo en su mente.—
Splinter: —Asintió captando la información en cuanto al periodo en el que se encontraba la joven con el embarazo.— Y, ¿cómo se siente ella? ¿Está feliz por la noticia?
Leo: Al principio, no sabía de qué modo tomárselo. No daba una respuesta clara, la sobrecogió completamente. Es por eso por lo que se mostraba tan extraña. —Explicó recibiendo una afirmación de comprensión por parte del sensei.—
Splinter: Puedo comprender que para unos jóvenes como vosotros sea complicado. Por eso, es entendible el comportamiento de Sara además de su reacción. Ahora me interesa saber cómo te sientes tú a todo esto...
Leo: ¿Yo? —Repitió regresando a ver a su padre.—
Splinter: Sí. Muchas veces os he hablado de mis tiempos con Shen y Miwa en Japón. Ha sido toda una sorpresa el que se presentara esta oportunidad para ti. —Se acercó hasta su hijo sin apartarle la vista.— Lo que sea que estés sintiendo es muy importante durante este nuevo camino.
Leo: Para ser sincero... Me costó de asimilar tanto cómo a ella. Es decir... De la nada me entero de que voy a ser... Padre... —Destacó aquella palabra pronunciando así su sorpresa llevándose una mano a la cabeza.— Todavía me cuesta de creer. Es algo que... no pensé que pudiera ocurrir... Somos de especies diferentes, además de la genética. Pero para ser realistas... Es un sentimiento inexplicable cada vez que lo pienso... —Resaltó con una sonrisita.—
Splinter: Es justo lo que esperaba oír. —Aquella sonrisa fue contagiosa hasta para él. Instantáneamente, le recordó a aquellos bonitos momentos que pasó junto a Shen durante el embarazo de su esposa, y la llegada de Miwa.— Pero ahora viene la pregunta más importante... ¿Pensáis haceros responsables de la criatura?
Leo: —Anonadado ante la cuestión escuchó como esta resonaba en su mente. Lo cierto es que ni él mismo se había planteado tal pregunta... Porque no necesitaba pensar en la respuesta.— Por supuesto que sí.
Splinter: —Orgulloso de su hijo, colocó la mano sobre su hombro. Ambos compartieron el mutuo sentimiento de felicidad a pesar de lo temprano que resultaba la llegada de un bebé para la pareja. Dejando las delicadezas a un lado, prefirió tomar la situación como un rallo de luz para todos dentro de la situación en general.— Me gustaría que Sara acudiera aquí lo antes posible.
Leo: Esto... Quiere decir que vamos a contárselo a los demás, ¿verdad? —Preguntó con una sonrisita nerviosa.—
Splinter: Sé que puede llegar a resultar una situación embarazosa para vosotros dos. Pero nada bueno sacaréis de mantenerlo oculto ante el resto de la familia. ¿No te parece? —Observó a la tortuga detenidamente frunciendo el ceño.—
Leo: Hai, Sensei. —Asentó con resignación.—
❇
Sara caminaba de un lado a otro por el salón, resoplando por cada pitido que escuchaba a través del teléfono. Atacada por los nervios, se mordisqueaba las uñas pensando que, cuando menos se lo esperase, su padre acabaría contestando de repente a su llamada.
No había respuesta, por lo que decidió insistir, insistir, e insistir. Se pasó al rededor de casi media hora llamando a su padre llamada tras llamada. Había marcado casi diez veces, y Roth no respondía.
Frustrada, lanzó el móvil hacia el sofá, y se sentó en el lado contrario llevándose la mano a la frente. Entre todos sus pensamientos e inquietudes, ahora le faltaba preocuparse por su padre. Desconocía si todo le iba bien, o si realmente se encontraba en un apuro.
Se le ocurrió la idea de buscar a Lara y preguntarle a cerca del paradero de Roth. Pero estaba segura que Lara le informaría de cualquier novedad relacionado con él, fuese lo que fuese. Y hacía por lo menos una semana que ninguna sabía de él.
El sonido del teléfono sobresaltó a la morena. Estaba totalmente convencida de que era Roth quien la estaba llamando por tantas llamadas perdidas en el mismo momento, por lo que ni se molestó en mirar el nombre de la llamada entrante.
Sara: ¿Papá? —Preguntó esperanzada esperando oír su voz.—
Leo: Em... Casi.
Sara: ¿En serio? —Preguntó con incredulidad.—
Leo: Desafortunado, ¿verdad?
Sara: Puede... Lo he llamado por lo menos siete veces, y no hay manera. —Resopló con frustración.— Leo, llevamos una semana sin saber de él...
Leo: Seguro que estará bien, ya sabes lo ocupado que le conlleva su trabajo.
Sara: Lo sé, pero no es habitual de él que pase el tiempo y no dé ningún tipo de señal. —Bajó la mirada, sintiendo la angustia recorrer por su cuerpo.—
Leo: Encontraremos el modo de comunicarnos con él, no te preocupes. Por ahora, tienes que venir a las alcantarillas.
Sara: Se lo has contado ya, ¿no? —Cuestionó con un tono de voz temblorosa, esperando que la reacción de Splinter fuese al menos aceptable.— ¿Y...?
Leo: Se lo ha tomado mejor de lo que pensaba. Aunque a los chicos y a mí nos espera una incómoda conversación con Splinter, gracias a nuestro... Caso.
Sara: Así aprenderás para cuando nos llegue el turno a nosotros. —Bromeó descaradamente tratando de animar el frío ambiente.—
Leo: Muy graciosa... Entonces, ¿contamos contigo?
Sara: Supongo que ya no hay vuelta atrás. —Suspiró con pesadez, preparándose para lo que le esperaba.— Sí, sí. Voy para allá.
Leo: Estupendo. Avisaré a los demás. Puedes avisar a Nora, April y Casey, si quieres.
Sara: Madre mía... Ya verás el tremendo escándalo que se va armar. —Destacó aquella palabra llevándose la mano a la cabeza. Aumentando al mismo tiempo los nervios invadirla por completo, de sólo imaginarse la embarazosa situación por la que debía pasar.—
❇
A Lara le resultó muy tentadora la idea de estar delante de los demás cuando les compartan la noticia. No se lo pensó ni siquiera un instante, y se dirigió al garaje para preparar la moto.
Mientras tanto, Sara aprovechó para llamar a Nora, y avisarle de que tenía una noticia que dar en la guarida. Como respuesta, la rubia accedió sin pensarlo dos veces. Así que contaba con la presencia de la futura criminóloga en este momento. En cuanto a April y Casey, pensó que sería mejor reservar la noticia para compartirla en otra ocasión.
Daba la casualidad de que Donatello estaba junto con Nora en una de sus salidas de pareja, a las demás tortugas no les quedaba otra que esperar a su hermano, y las demás.
Sara y Lara ya se encontraban aparcando la moto tras la tortugoneta, al mismo tiempo que Donnie y Nora recientemente habían llegado a las alcantarillas. Los cuatro coincidieron en el salón, siendo avisados por Mikey de que se encontraban en el dojo esperándoles.
Una vez que todos estaban allí, Splinter les mandó a sus hijos sentarse en fila, con Leonardo en pie junto a su padre contando a la rata como apoyo a la hora de tener que dar la noticia.
Siendo parte fundamental de la noticia, Sara se quedó a un lado del líder, mientras que Lara y Nora se quedaron apoyadas en la pared.
Entre susurros, la pareja discutía quién de los dos anunciaba la noticia. Acabó ganando Sara de tener que librarse del apuro que resultaba.
Leonardo comenzó tartamudeando siendo invadido de un ataque de nervios. Se quedó en silencio al rededor de medio minuto, buscando las palabras que emplear para ser capaz de formular al menos la primera frase. Carraspeó dando inicio al contexto de lo que tenían que decir.
A medida que Leonardo relataba la situación, para algunos la noticia ya no iba a resultar ninguna sorpresa, puesto que por los signos que Sara mostraba, se imaginaban por donde saldrían los tiros.
Para las tres tortugas llegó a ser una auténtica sorpresa, especialmente, para Raph y Donnie. A pesar de que la tortuga de morado todavía no había mantenido relaciones con su chica, él y Raph eran los más probables de ser los siguientes en pasar por lo mismo.
Para las chicas les resultó ciertamente cómico, pero para los chicos se trataba de un auténtico apuro. Splinter les dedicaba una amenazadora pero sutil mirada. Tenía reservada una charla con sus hijos de lo que la rata nunca se imaginó tener que pasar, al igual que los hermanos tortuga.
Al fin, la pareja protagonista pudo respirar aliviadamente, sintiendo ese desconcertante peso salir de sus cuerpos. Como era evidente, las reacciones de cada uno no se hizo esperar.
Mikey: Entonces... Eso significa una cosa... ¡Voy a ser tío! —Celebró exclamando y alzando los brazos alegremente. Empezó a recorrer todo el dojo expresando su estallido de alegría.—
Donnie: Lo que también significa, que nosotros también podemos tener hijos... —Indicó expectante, tratándose de un completo descubrimiento. Claro que eso significaba tener en cuenta una importante precaución con las chicas a partir de ahora.—
Raph: —Su cara literalmente era de póker. Una repentina bola de luz lo cegó por unos instantes. Era Lara, quien había aprovechado para captar el panorama que reflejaba en su rostro.— ¿Se puede saber qué haces?
Lara: Me vas a perdonar, pero necesitaba captar esa cara. —Respondió riéndose a carcajadas, estallando de la risa de volver a ver aquella cara en la foto.—
Mikey: ¡Pásamela, porfa! —Suplicó riéndose cuando se acercó a la pelirroja, y apoyado tras su espalda observó la cómica cara de Raphael.—
Raph: ¿Por qué no me lo habías contado? Que ellos decidieran contarlo o no... Pero, ¿tú? —Cuestionó a la pelirroja ciertamente molesto por la discreción. Se supone que la confianza entre ellos era mutua.—
Lara: No habría sido igual. —Respondió con su fina burla riéndose de la tortuga. Ya dejó a un lado las risas cuando este se la quedó mirando nada contento con el ceño fruncido.— Lo intenté, pero no me dejaron.
Nora: Si os soy sincera, me lo esperaba. —Dijo sonando convincente.— Bueno, no tenía certeza en cuanto a la posibilidad del embarazo con... mutantes.
Lara: Venga ya... —Retórica cruzó los brazos.—
Nora: En serio. Sara ponía las mismas caras que mí madre cuando se quedó embarazada de Alex, y junto a mí padre esperaba el momento preciso para decírnoslo. —No pudo evitar reírse levemente por el cómico recuerdo.—
Sara: Supongo que resultaba imposible disimular una cosa así. —Añadió con una sonrisita nerviosa encogiéndose de hombros. Sintiendo cierta incomodidad por verse en la situación por la que pasó la señora Fisher.—
Splinter: Ahora que todo está aclarado, todas las cosas buenas tienen su lado contrario. Espero que os sintáis listos para tener una conversación que me veo en la necesidad de tener con vosotros cuatro. —Sentenció dirigiéndose a sus hijos cruzando los brazos, resultando intimidante gracias al frío tono de su voz.—
En conjunto, los cuatro chicos ocultaron la mitad de sus rostros en sus caparazones, compartiendo la mutua timidez que los invadió frente a las chicas de verse en una situación tan embarazosa.
Por su lado, las chicas se rieron de los chicos además de sentir cierta lástima por ellos.
❇
¿Creéis qué Splinter ha sido demasiado blando, o se lo ha tomado cómo debía? 😂
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top