Capítulo 3

Al llegar Hagrid nos llevó al castillo y nos dejo al frente de unas puertas muy grandes.

En eso una señora con un vestido largo y un sombrero puntiagudo salió del gran comedor y agradeció a Hagrid.

La señora nos vio y sonrió.

—Bienvenidos a Hogwarts. Soy la profesora Minerva Mcgonagall, sub directora, jefa de la casa de Gryffindor y profesora de transformaciones.
En un momento pasarán a través de estas puertas y se unirán a sus compañeros de clase. Pero antes serán asignados a una de las cuatro casas ¿alguna pregunta? —espero paciente, pero nadie respondió —. Perfecto, entonces arréglense lo mejor posible, ya vuelvo —dijo y entró al comedor sin antes cerrar las puertas.

Todos empezaron a hablar y acomodar sus uniformes.

Harry estaba a mi izquierda, Ron y Hermione a mi derecha.

En eso un chico rubio empezó a empujar a los estudiantes, quedando frente a Harry.

Habían cuatro chicos detrás de él, dos de ellos eran muy grandes y los otros dos eran Blaise y otro chico más.

El chico rubio sonrió arrogante.

—Así que es cierto lo que todos dicen, el famoso Harry Potter esta aquí. Soy Malfoy, Draco Malfoy —se presentó orgulloso, Ron rió y Draco lo vio molesto por un momento, luego lo observó burlón —. ¿Así que te parece gracioso mi nombre? yo no tengo que preguntar el tuyo, cabello pelirrojo, ropas viejas... debes ser un Weasley —escupió cínico y Ron bajó la cabeza de forma apenada.

Iba a reclamarle a Malfoy, pero Blaise se puso a su lado y me vio coqueto.

—Miren quién esta aquí, la reina de los tejones —saludó sonriendo.

—Hola Zabini —saludé sonriendo.

Draco me vio por un momento y rodó los ojos para volver a ver a Harry.

—Pronto te darás cuenta que algunas familias de magos son mucho mejores que otras Potter, no querrás hacerte amigo con el tipo equivocado, yo te puedo ayudar —ofreció Draco extendiendo la mano.

Harry vio la mano y lo volvió a ver.

—Muchas gracias, pero ya se quién es el equivocado —mencionó Harry apartando la mano de Draco.

—¿Y que me dices tu princesa? —preguntó Blaise tomando mi mano.

Yo volví a ver a los chicos.

—Creo que podré ser amiga de ambos —me encogí de hombros.

Él suspiro, pero asintió besando mi mano.

—Me conformo con eso, pero no creas que por eso lograras deshacerte de mí —mencionó guiñándome un ojo —. Es el turno de estar conmigo —dijo a los chicos y agarró mi mano para que fuera con él.

Yo le sonreí a los chicos y lo seguí. Draco le iba a decir algo a Harry, pero Mcgonagall llegó y tomó su hombro apartándolo.

—Síganme —mencionó, todos hicieron dos fila y la seguimos adentro del comedor.
Habían cuatro largas mesas donde habían miles de estudiantes.

—Así que Lia ¿seguirás siendo mi amiga aunque este en Slytherin? —preguntó Blaise viéndome atento.

—Creo que yo te debería de preguntar eso —dije divertida.

—Como crees, acabo de aceptar que seas amiga de un pordiosero Weasley, está claro que serás mi mejor amiga. Aparte de que acabo de hacerme amigo del príncipe de Slytherin, no podrán decirme nada —alardeó engreído.

—Creo que al que no le gustará esto es al príncipe de Slytherin —hice una mueca.

—Que se jodan todos, tu serás mi amiga quieran o no —sonrió encogiendose de hombros.

Mcgonagall puso un banco y el sombrero seleccionador.

El sombrero empezó a cantar, cuando terminó todos se levantaron y aplaudieron.

—Cuando los llame pasarán al frente y se sentarán para ponerles el sombrero y saber su casa —informó Mcgonagall y sacó un pergamino grande.

Empezó rápidamente a llamar, después de unos minutos llamó a Ron, este  muy nervioso se sentó.

—Otro Weasley ¡Gryffindor! —exclamó el sombrero.

Ron suspiró aliviado, dejando de estar pálido, se sentó con otros chicos pelirrojos, que le sonreían con alegría.

—Hermione Granger —llamó la profesora.

–¡Gryffindor! —exclamó el sombrero, esta sonrió y me vio alegre antes de irse a sentar con su nueva casa.

—Draco Malfoy

—¡Slytherin! —exclamó el sombrero y toda la casa de las serpientes se levantó y aplaudió con entusiasmo.

—Blaise Zabini —llamó.

—Nos vemos despues princesita —se despidió.

—¡Slytherin! —exclamó el sombrero apenas Mcgonagall lo puso en su cabeza.

Blaise se levantó y me guiño un ojo antes de sentarse con las serpientes.

—Harry Potter —llamó y todos empezaron a murmurar.

El sombrero tardo un momento, pero luego contesto.

—¡Gryffindor! —la mesa estalló en gritos y aplausos.

—Helianna Hufflepuff —llamó la profesora.

—Por Merlin, ayúdame —murmuré para mi y caminé al frente, empecé a escuchar los murmuros de todos.

Creo que Harry no será la única sensación este año.

Me senté y la profesora me colocó el sombrero.

—Estaba muy preocupada señorita Hufflepuff, pero no es una decisión muy complicada, eres la viva imagen de tu padre, harás grandes cosas Helianna... ¡Hufflepuff! —exclamó el sombrero.

Suspiré aliviada y sonreí.

La casa de los tejones se levantó y aplaudieron con alegría.

Me levanté y caminé hacía la mesa, todos me felicitaban, Cedric me indicó que me sentara junto a él.

—Te lo dije —exclamó emocionado.

Después de unos minutos terminaron de nombrar estudiantes.

El director Dumbledore dio un discurso y despues hizo aparecer la cena, había infinidad de cosas, desde la cena hasta el postre.

Empecé a comer escuchando los chistes de los chicos, esto era algo de lo que padre me había dicho.

La casa de Hufflepuff no tiene rivalidades entre ellos, todos trabajan en equipo, todos se llevan bien y no dudaran en ayudarte, haciendo la casa más unida de las cuatro.

—Bueno creo que te preocupaste por nada —mencionó Cedric sonriendo.

—Creo que tienes razón —dije divertida.

—Claro que la tengo —afirmó y reímos.

Después de la cena, un prefecto nos llevó a conocer el castillo y luego nos guió a lo que sería nuestra sala común.

Había un retrato de Helga y abajo de este habían cinco barriles, papá me había hablado sobre esto, había que tocar una melodía en los barriles para poder entrar, cuando el prefecto nos la enseño, entramos.

Ya adentro pude ver la sala, las paredes estaban pintadas de color crema, la sala estaba muy iluminada, tenía varias ventanas circulares y habían muchas plantas. También había varios sillones y mesas con sillas, una gran chimenea, había una pared lleno de libros y una estantería donde estaban los trofeos que habían ganado de quiddich.

—Ahora las habitaciones, chicas en la derecha y chicos a la izquierda —indicó y todas las chicas subimos.

Estaba buscando mi nombre en cada puerta, en eso alguien tomó mi hombro, me volví viendo a una chica.

—Hola princesa Helianna, es un placer conocerte, te estaba buscando. Soy Hannah Abbott, seremos compañeras de habitación —exclamó sonriendo.

—Hola Hannah, por favor, sin el princesa, en realidad puedes llamarme Lia —estreche su mano y me guió a la habitación que íbamos a compartir, ahí ya habían dos chicas más.

Las saludé y empecé a acomodar mis cosas mientras conversábamos, luego de terminar caminé al escritorio que estaba junto a mi cama, le escribí una carta a mis padres y otra a mis tíos, ellos trabajaban juntos.

Sonreí al dárselas a mi lechuza, hoy había sido un buen día.












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