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     Al principio, JiMin no reconoció a Byul y hasta sintió celos de que YoonGi estuviera con alguien extraño, pero en cuanto su alfa le recordó de quién se trataba y además le contó todo lo que hubo detrás de la caótica noche en que huyeron, rápidamente JiMin la abrazó con fuerza y le agradeció entre lágrimas por el noble acto de sacrificar su propia libertad para que ellos pudieran desaparecer.

     El resto de la tarde se gastó en risas y lindos recuerdos de cuando todos estaban en Daegu y tenían que lidiar con la crueldad de los padres, pero al mismo tiempo disfrutaban a escondidas de su felicidad y de sus travesuras.

     Recordar aquellos tiempos con nostalgia solo hacía que las dudas crecieran y crecieran, especialmente en YoonGi, quien en secreto siempre ha estado deseoso de regresar para saber por sí mismo qué había pasado y así cerrar el ciclo de una vez. ¿Pero qué más lo ataba a Daegu, si ya sabía lo que pasó con sus padres y tenía en su vida de vuelta justo a las personas que quería tener?

     La respuesta es: su padre. Como bien sabemos, YoonGi fue criado con mano dura desde su más tierna infancia, pero en sus recuerdos siempre está su madre como la villana, como la cruel, la determinante de cada paso en la vida del pequeño alfa que creció siendo un obstinado rebelde ante los ojos de ella. Pero su padre siempre fue más indulgente, paciente e incluso tolerante. Tales recuerdos le confirmaron a YoonGi que tanto él mismo como su padre, fueron víctimas de esa mujer.

     JiMin pudo sentir la nostalgia a través del lazo, pero no dijo nada para no romper el ambiente divertido que se había formado. Se limitó a tomar la mano de su amor, repartiéndole algunas caricias y mirándolo con ojos comprensivos.

     Cuando la noche cayó y el centro comercial empezó a bajar sus cortinas, YoonGi los subió a todos en su auto y se dedicó a repartir a cada uno en su hogar. TaeHyung se estaba quedando con un amigo llamado SeoJoon que, para JiMin, el llamarlo "amigo" no era más que una vil mentira porque el tipo era un alfa y ese tierno omega de sonrisa cuadrada parecía estar enamorándose discretamente de él, pero lo negó durante toda la tarde que pasaron juntos.

     Byul, por su parte, estaba viviendo en un pequeño departamento no muy lejos del de la pareja Park-Min, así que acordaron visitarla pronto y planear algo para navidad.

     Y ahora, que están solos en la calidez de su hogar, JiMin se tira en el nido como es usual y espera por su masaje de pies, pero también por una charla muy necesaria.

     YoonGi, como es usual, le quita la ropa que usó en el exterior y lo deja en interiores para masajearle los tobillos y ponerle crema en su pancita. Pero está distraído mientras masajea los regordetes piecitos de su omega con su aceite especial. JiMin lo nota, su alfa es un hombre muy transparente en sus emociones, lo conoce tan bien y no hay manera de que logre ocultarle algo.

—Cuéntame qué pasa.

     La voz del omega trae a YoonGi al presente y se concentra más en el masaje de pies que estaba ejecutando de una manera muy floja.

—No sé cómo manejar toda la información que tengo ahora —su voz suena afligida, no mira a JiMin a los ojos porque teme que este desapruebe las ideas que tiene.

— ¿Sobre tus padres? Vamos, dímelo, sabes que no voy a juzgarte, mi alfa.

—Sí, realmente no creí que volvería a hablar del tema, pero ahora todo está tan fresco como si acabara de pasar y... —entonces ocurre el quiebre, ese que estuvo evitando por dos largos años para poder mantenerse feliz en su vida actual con la familia que está formando.

     JiMin acude al llanto de su alfa en un abrazo fuerte y lo recuesta en el nido junto a él. Debido al tamaño de la pancita, se le dificulta acomodarse más cerca, pero lo acuna en su pecho y le permite desahogarse abrazado a él, mientras que con sus feromonas le da la tranquilidad que necesita y con sus manos cálidas acaricia su espalda y su negro cabello.

—Sé que extrañas Daegu —comprensivo, JiMin le besa la frente y le limpia las lágrimas con la esquina de una camiseta que conforma el nido—. Si te soy sincero, también he llegado a extrañarlo porque ahí tenemos una historia hermosa, también extraño tener conmigo a TaeHyung cada día, extraño a HyeJin y a veces incluso hasta mi habitación en el sótano.

—Es que... todo pasó tan rápido, siento que al menos debí despedirme de mi padre. Luego de lo que Byul me contó, creo que eso era lo más correcto por hacer, debí saberlo y no lo hice —respira hondo y se incorpora en una postura un poco encorvada, pero suficiente para estar sentado frente a su omega, quien muy cariñosamente se le inmiscuye entre las piernas y así su pancita desnuda puede chocar directo con la de su alfa. El cachorrito reacciona también y da unas pataditas cuando siente a su papá alfa, quien recupera un poco su buen humor porque su bebé lo hace feliz.

—Y yo debí despedirme de HyeJin y de TaeHyung, pero no tuvimos tiempo, amor, ya lo hablamos, todo lo que pasó fue inoportuno y no podemos cambiarlo. Pero... ¿Hay algo que podamos hacer ahora para que te sientas mejor?

—Quiero ir a Daegu —contesta sin pensarlo, luego se abraza de JiMin en busca del aroma en el cuello porque necesita ser sostenido y sentirse tranquilo—. Lo más rápido que se pueda, necesito saber de mi padre y... bueno, obviamente tendrás que ir conmigo, no puedo dejarte aquí, pero si no quieres, está bien.

—Sí quiero ir —JiMin lo atrae hacia su rostro y le besa la punta de la nariz—. Recuerda que tengo que contactar a HyeJin y a WheeIn para poder invitarlas al baby shower. También me gustaría visitar la tumba de mamá, debe estar tan olvidada porque solo yo le llevaba flores, a mis hermanas y a mi padre jamás les importó.

     YoonGi se lleva una gran sorpresa, realmente no esperaba que aceptara tan pronto debido a la renuencia que antes había expresado sobre Daegu, a excepción de lo de HyeJin y creyó que esa era la única razón por la que iría.

—Gracias, Minnie. Eres tan comprensivo y amoroso siempre —al fin sonríe y le da unos cuantos besitos en toda la cara a modo de agradecimiento, se encuentra feliz por que podrá darle fin a todas las dudas que siempre tuvo.

—Entonces... ¿Conoceré a tu papá?

—Solo si tú quieres, no sé la verdad cómo estén las cosas ahora con él, ni siquiera sé si todavía vive donde siempre o si sigue dirigiendo la empresa. No quisiera ponerte en peligro ni al cachorro tampoco, pero me hace mucha ilusión pensar que él nos recibirá con los brazos abiertos ahora que ella ya no está.

—No estaremos en peligro, amor, no es como que tu padre sea un mafioso —ríe JiMin y le revuelve el cabello a su preocupado alfa—. También me emociona saber cómo está todo allá, seguramente HyeJin llorará de felicidad cuando me vea embarazado y al lado de un hermoso alfa.

—Entonces sí extrañabas Daegu, después de todo —entrecierra sus ojos, acusando a su omega porque todo ese tiempo creyó que le repugnaba la idea de ir allá.

—Ya te dije que solo a veces —le regaña y revuelve su cabello con más fuerza hasta dejarlo todo greñudo como si estuviera recién levantado.

—Te has ganado la visita del monstruo de las cosquillas solo por mentiroso —entonces se abalanza hacia él con el fin de atacar sus costados con pequeños toques que siempre hacen reír a carcajadas a JiMin.

— ¡Me haré pipí, para! —JiMin le intenta sostener las manos, pero su alfa es más fuerte ahora y logra hacerle cosquillas por más tiempo hasta que por su propia cuenta se detiene, pues no quiere que su omega se accidente en medio del nido.

     Terminan abrazados y recuperando el aliento, felices de que los nudos del pasado al fin vayan a desenredarse en cuestión de una sola visita.

—Que sea el próximo fin de semana —dice JiMin—. Le pediré permiso a JK.

—También le pediré permiso a JiYong, estaré adelantando trabajo toda la semana. Así que si Minnie quiere mimos, tendrá que sentarse en mis piernas mientras yo trabajo.

—Eso no será ningún problema, pero no podrás con el peso de los dos, este bebito está creciendo cada vez más y hasta a mí me cuesta cargarlo.

     YoonGi voltea hacia abajo y mira la enorme pancita de seis meses, alcanza la crema del piso y empieza a esparcirla en suaves caricias circulares, tal y como le gusta a JiMin.

—Cómo me gustaría poder cambiar de lugar contigo —sonríe al rodear la pancita con sus manos, apreciándola como una obra de arte—. No solo para que no tuvieras que sufrir por los pies hinchados, los dolores de espalda y los cambios hormonales, sino porque quisiera saber lo que se siente cargar con una vida dentro que depende completamente de ti y que crece y crece cada día.

—Tal vez en nuestra siguiente vida, tú serás el omega y yo el alfa y podrás cumplir ese deseo. ¿No sería eso lindo?

—Sí, serías un alfa muy amoroso y protector.

—Así como tú, amor, ese tipo de alfa quisiera ser para el omega ermitaño y obstinado que seguramente serías.

—Ermitaño y obstinado tu culo, omeguita irreverente.

— ¡Oye! Búscate ideas más originales para molestarme o mejor no digas nada. No te atrevas a usar mis propios insultos contra mí.

— ¿Y si mejor dejamos de pelear como niños pequeños y hacemos el amor? Mi lobo te necesita, estuvo tenso mucho tiempo.

—Pretextos para saciar tu calentura, alfita pervertido—ríe travieso, pero a la vez se quita él mismo su ropa interior y abre sus piernas para entregarse a su alfa—. ¿Qué esperas? Aprovecha el tiempo que te queda en esta vida como alfa y jódeme como me gusta, porque estuve mucho tiempo separado de ti y mi lobo también te necesita.

—Solo si prometes que cuando me toque ser el omega, me joderás así de rico como yo lo hago contigo —se le mete entre las piernas y ataca su cuello a besos, haciéndolo reír.

—Es una promesa —su respiración se empieza a agitar porque los besos de su alfa se transforman en lamidas sugerentes encima de la marca—. Mi lobo lo recordará cuando te encuentre.

     YoonGi sonríe orgulloso de la seguridad de su omega y, sobre todo, de su sensualidad tan pícara que siempre le ha subido la temperatura hasta los cielos, justo como ahora. La prisa por poseerlo sobrepasa el detalle de la ropa y el alfa opta por sacarse el miembro y restregarlo contra la humedad que empieza a abundar entre las piernas de JiMin.

     Como cada noche, YoonGi le hace el amor a JiMin, pero esta vez con más lujuria que antes, más intenso y amoroso, más carnal y satisfactorio para ambos, porque es una manera en la que el alfa le agradece una vez más por ser tan comprensivo y abierto con él.

     Porque eso es lo que hacen las almas gemelas, se equilibran mientras se aman, se levantan mutuamente cuando se caen, mientras crecen juntos.





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-Una semana después-

— ¿Llaves?

—Sí.

— ¿Celular y cargador?

—Sí.

— ¿El bloqueador solar?

—No necesitamos bloqueador solar, es invierno, Minnie, hay nubes casi todo el tiempo.

— ¡Claro que lo necesitamos! —Gruñe el omega y sus mejillas se ponen rojas—. Sé lo que te digo, empácalo.

—Está bien —rueda sus ojos riendo y termina echando la botella de bloqueador solar en la pequeña maleta donde está todo lo necesario para pasar un fin de semana en Daegu.

     Cuando ya todo está listo, ambos se meten al auto pero YoonGi tarda en arrancar, está nervioso.

—Puedes hacerlo —le alienta su omega con un besito en la sien—. ¿Quieres que conduzca yo?

—De regreso, Minnie —toma una fuerte respiración y al fin arranca el auto, a pesar de que estuvo dudando toda la semana sobre si sería buena idea ir.

     A pesar de su tan confiada decisión inicial, estuvo atormentado toda la semana por miedo a equivocarse. ¿Y si su padre no quería verlo? ¿Y si terminó odiándolo y no quiere saber nada de él? ¿Y si lo considera una vergüenza para el apellido Min? ¿Y si rechaza a JiMin por ser un omega varón y hace comentarios despectivos sobre su embarazo?

     Al final, JiMin terminó convenciéndolo con su sensatez habitual. "Nunca vas a averiguarlo si no vas y lo enfrentas, además yo estaré contigo en todo momento para apoyarte", le dijo, y entonces YoonGi no lo pensó más.

     La carretera fría y un tanto mojada por la lluvia, la música y la constante liberación de feromonas de su omega, hicieron muy agradable el camino y al llegar a Daegu, sintió una inmensa liberación dentro de su pecho. JiMin pudo sentirlo, porque también le ocurrió lo mismo, pero a la vez había incertidumbre, ansiedad y un poco de tristeza.

     La ciudad estaba tal y como ellos a habían abandonado, edificios más edificios menos, personas más personas menos, pero ahí estaba: la cuna donde su amor estuvo meciéndose tranquilamente durante un año hasta que todo les estalló en la cara.

     Se alojaron en un hotel cerca de la zona donde JiMin vivía. Un escalofrío recorrió la columna de JiMin al reconocer la calle de la que fue su casa.

— ¿Quieres que visitemos a tu familia, Minnie?

—No, solo quiero visitar la tumba de mamá —dice firmemente, toma la maleta para sacar sus pantuflas y se sienta en la esponjosa cama del hotel.

—Está bien, entiendo tu decisión —él se sienta a los pies de JiMin y le soba los tobillos que ya están hinchados desde muy temprano. A penas son las dos de la tarde.

—Siempre me pregunté qué pasó con ellos después de que me fui —dice deliberadamente y acaricia los cabellos negros del alfa—. Pero con el paso del tiempo, descubrí que lo único que me importaba era saber si habían pagado por todos los años que me hicieron sufrir, entonces decidí dejar de pensar en ellos porque me hacía mal. Ahora lo único que me importa sobre lo que dejé aquí, es la tumba de mamá y mis dos costureras favoritas en todo el mundo.

—A mí me gustaba pensar que la estaban pasando muy mal, tanto tu familia como la mía, como consecuencia por desterrarnos y maltratarnos. Yo creo que cada quien recibió su merecido en algún momento, Minnie.

—De todas formas arderán en el infierno —pone su mirada seria y perdida, pero luego ambos sueltan las carcajadas y se besan ruidosamente—. Vayamos a comer y después seamos valientes, tenemos un señor Min que visitar.






     Pasaron por el taller de Ahn HyeJin, con la esperanza de que estuviera abierto, pero había un enorme cartel que decía "estamos de vacaciones, nos vemos en enero". JiMin se desilusionó un montón porque tampoco tenía sus números de teléfono, pero dejó una nota por debajo de la puerta con su número, seguro ellas estarían dispuestas a contactarlo cuando vieran la nota.

     Y comieron nuevamente en ese café frente al taller, ahí donde tuvieron su primera cita sin saberlo, donde sus lobos se reconocieron y sus personas empezaron a amarse. Estaban nostálgicos, pero disfrutaron un montón su comida y rieron al recordar cada cita que tuvieron ahí y cada día que tenían que salir corriendo para que no los descubrieran.

     Una inmensa oleada de emociones encontradas envolvía el lazo, los lobos aullaron un tanto desesperados, pero estaban decididos a ser valientes desde que se subieron al auto, rumbo a la residencia Min.

     El estómago de YoonGi da un inmenso vuelco cuando el camino a su alrededor empieza a serle familiar, pero de una manera extraña. Su casa ya no luce como la dejó. Los arbustos que solían adornar el gran jardín delantero ya no están, fueron podados por completo, la casa se ve un tanto deteriorada por fuera y solamente hay un auto estacionado: el de su padre, el cual luce como si no hubiera sido conducido en mucho tiempo porque las llantas están medio vacías y la fachada se ve sucia y las ventanas opacas. ¿Qué demonios pasó con su antiguo hogar que antes irradiaba poder y belleza?

— ¿Crees que esté en casa? —Le pregunta JiMin, su voz está tensa al igual que el resto de su cuerpo, porque notó la incertidumbre de su alfa a través del lazo.

—No lo sé, pero siendo sincero, me sentiría más tranquilo si no lo encontramos —JiMin le acaricia el hombro y entre sonrisas logra darle un poco de tranquilidad, pero no es suficiente para que se tranquilice porque su inquietud ha llegado hasta el tope.

—Lo sé, pero no podrás vivir tranquilo si no encuentras respuestas sobre él, así que vamos.

—Espera —le detiene antes de que pueda bajarse del auto—. Iré yo primero, si las cosas salen bien entonces te llamaré para que te unas, pero si no, saldremos huyendo de aquí, ¿está bien? No quiero exponerte, Minnie.

—De acuerdo, entiendo tu preocupación —en su mejilla planta un beso y a través del lazo intenta mandarle todo el soporte posible—. Ve, esperaré tu llamada o en el peor de los casos, tendré el auto listo para irnos.

—Gracias, Minnie —le da un pequeño beso y finalmente se arma de valor para acercarse a la casa.

     A través de las ventanas no se logra ver nada, porque las cortinas están cerradas como si de pronto la casa hubiera sido clausurada, pero la puerta ni siquiera tiene candado. Eso es lo que más miedo le da, porque realmente no puede imaginarse qué hay dentro de esa casa, entonces es cuando empieza a pensar lo peor.

     Alcoholismo, aislamiento, depresión, suicidio. O en el mejor de los casos, solo abandonó la casa y otras personas llegaron a saquear todo hasta que no quedó más que un cascarón sombrío.

     Pero todas sus ideas extrañas se ven interrumpidas por un hombre que aparece detrás de la casa en reacción a los ruidos del automóvil ingresando al territorio de los Min. Es el chofer de su padre que siempre vivió en una pequeña construcción agregada a la casa.

— ¿Señor Choi? —Se acerca cautelosamente, esperando que el hombre no le rechace o lo obligue a irse.

— ¿YoonGi? —El hombre, un tanto limitado de su visión, se acerca más y entonces, inesperadamente, le envuelve en un abrazo algo tosco, pero bien intencionado.

     Desde la lejanía, JiMin le observa y puede sentir la sorpresa directo en su pecho. Ese hombre se ve bastante amable, así que se queda tranquilo en el asiento del copiloto y espera por el llamado de su alfa.

     Y YoonGi queda enternecido por la reacción del hombre que cuidó de él y lo llevó a la escuela desde que tenía memoria.

—No puedo creer que seas tú —el hombre se ve un tanto deteriorado en su aspecto, pero sigue teniendo la misma mirada benévola e inocente de siempre—. Nada ha sido lo mismo sin ti, YoonGi, esta familia se desmoronó.

—Lo sé, señor Choi —YoonGi sorbe su nariz porque los sentimientos de nostalgia se acumularon y no pudo evitar llorar al ser abrazado—. Lamento mucho el caos que causé aquí, pero debe usted saber que era inevitable.

—Oh no, el caos ya estaba desde antes, YoonGi. Tú solo lograste acelerarlo más de lo que estaba previsto. Pero cuéntame cómo has estado. ¿Tu omega y tú están bien?

—Sí, señor Choi, estamos más que bien, estamos esperando nuestro primer cachorro —lo cuenta con orgullo, y JiMin puede sentir cómo hablan de él con tanta felicidad.

— ¡Excelentes noticias, felicidades! Supongo que has venido a contárselo a tu padre.

—Bueno, más que eso, quería saber qué ha pasado en todo este tiempo. Hace poco me encontré con Byul de nuevo y ella me contó algunas cosas, pero quería venir a ver todo por mí mismo. ¿Está mi padre en casa?

     Entonces el semblante del anciano decae de una sonrisa a una mueca de cierta decepción o molestia.

—Él no está aquí, no lo ha estado desde hace mucho tiempo.

— ¿Qué ha pasado? Necesito saber. Todos estos años nuestra relación estuvo opacada por la crueldad de mi madre, pienso que tal vez ahora podamos ponernos al día y llevarnos mejor.

—Me temo que eso no va a ser posible, al menos no puedo asegurártelo.

— ¿Por qué? —Empieza a sentir miedo, miedo real.

—Él... —suspira, y YoonGi se come las uñas por la desesperación—. Él está en una clínica de rehabilitación, cayó en el alcoholismo luego de que tu madre lo abandonó, luego perdió su puesto en la empresa, quedó en la bancarrota y tu tío fue quien compró sus acciones y le guardó el dinero para que no lo perdiera todo.

— ¿Alcoholismo? —Bueno, era algo que presentía, pues la casa por fuera le inspiró aires de vicios y desconsuelo—. Por favor dígame dónde está y si puede recibir visitas. Necesito verlo.

—De acuerdo —haciendo una mueca de incomodidad (o tal vez vergüenza), el anciano saca de su cartera una deteriorada tarjeta donde vienen los datos del médico que atendió al señor Min y, por consiguiente, la dirección de la clínica donde el mencionado está internado—. Solo debes saber que seguro estará muy avergonzado, no te ofendas si no quiere verte al principio, a mí tampoco me dejaba verlo, pero lo conozco bien y sé que será cuestión de tiempo para que su frágil pared de ego falso se derrumbe y quiera hablarte. Si yo, como su amigo, no he podido ablandarle el corazón y motivarlo para que siga su tratamiento, seguro tú y tu omega podrán.

     No hay manera de que YoonGi pueda describir con certeza lo que siente ahora. Su padre, que siempre fue un hombre de bien, pulcro como el abuelo de Paul e incluso menos amargado que su madre... De solo imaginar la aflicción que seguro estaba pasando al ser despojado de todo lo bueno que alguna vez tuvo, su corazón se estruja cuando esas imágenes pasan por su mente, las emociones son confusas y su omega lo siente en su pecho como clara tristeza.

     Él toma la tarjeta entre sus manos, le da un enorme abrazo al señor Choi y decide irse lo más pronto posible. No quiere perder el tiempo, mucho menos ahora que cierta pizca de ilusión se siembra en su corazón.

     Al entrar al auto, YoonGi le cuenta todo a su omega mientras van de camino a la clínica, y por esa razón JiMin intenta mantenerse liberando feromonas que le brinden serenidad al corazón agitado de su alfa, sin embargo a él mismo se le dificulta no desvariar en su línea de tranquilidad porque la curiosidad y la preocupación son grandes, más por la estabilidad de su alfa que por el bienestar del señor Min, pues JiMin jamás tuvo contacto con el hombre y siempre relacionó a sus dos familias con dificultades y conflictos interminables que solo les impedían estar juntos.

     Aun así, JiMin entiende cuán importante es esto para su pareja, quien se siente mucho más estable y agradecido de estar pasando por esto junto a él.

     Los vellos de la nuca del alfa se erizan en cuanto la distancia a la clínica se va acortando, el omega le frota el cuello e intenta darle ánimos de todo tipo; caricias, palabras de aliento, besitos, hasta que finalmente están estacionados frente a la gran entrada del edificio blanco.

—Esta vez voy a acompañarte, no aceptaré un no por respuesta, Yoon —exigente y decidido, JiMin baja del auto antes de que YoonGi pueda refutarle algo. ¿Y cómo negarse? Realmente, YoonGi no iba a poder enfrentar todo esto solo, necesita a su pareja para darle sostén emocional todo el tiempo, su lobo está hipersensible.

     Entran tomados de la mano, YoonGi siendo el que ejerce mayor fuerza y JiMin siendo quien está haciendo más esfuerzos por tranquilizar a su pareja con ayuda de sus feromonas.

—Buenas tardes, venimos a visitar a Min GongYoo —es YoonGi quien le habla a la recepcionista que los recibe cálidamente y busca en el sistema el nombre del hombre.

     Ella le llama a uno de los enfermeros en guardia y él es quien los guía hacia adentro de la clínica, por los pasillos blancos y bien pulidos, hasta llegar al pabellón de recreación donde se encuentran todos los pacientes que tienen permiso para salir a convivir.

     Realmente YoonGi esperaba un lugar mucho más sombrío, pero el lugar realmente era lujoso, cálido y las personas alrededor parecían mantener el respeto hacia los internos, por lo que pudieron ver antes de llegar a donde el enfermero les indicó.

—Señor Min, tiene visitas —le dice amablemente al hombre que está sentado solo en un rincón, mirando el invierno por la ventana y con un semblante sumamente triste y descolorido.

—Dile a Choi que no quiero verlo, ha venido toda la semana, quiero estar solo —le contesta desanimado y sin quitar su vista de la ventana.

     A YoonGi empieza a dolerle mirar a su padre lucir así: con esa ropa de hospital, el cabello revuelto y su rostro ojeroso. Se empieza a sentir muy culpable y aquello afecta a JiMin, así que lo intenta calmar todo lo que puede.

     YoonGi no lo sabe porque está ensimismado en sus culpas del pasado, pero JiMin ha estado lidiando en silencio con el dolor de sus pechos que están próximos a crecer y además tratar de calmarlo es una tarea difícil, pero él resiste porque su prioridad en ese momento es cumplir con una de sus funciones esenciales: dar soporte a su alfa en este momento difícil.

—El señor Choi no es quien lo visita hoy, señor Min —dice el enfermero, un tanto emocionado porque piensa que tal vez esta visita le hará muy bien.

— ¿Entonces quién...? —Molesto, GongYoo voltea hacia ellos y entonces las lágrimas brotan de inmediato de sus ojos porque no puede creer lo que ve.

—Les dejo a solas, disfruten su visita —sonríe animado y hace una reverencia para todos antes de irse—. En un momento les traerán bocadillos.

     Alrededor hay varias personas que, habitualmente, habrían cohibido demasiado al señor Min, quien jamás se ha podido permitir llorar frente a nadie.

     Pero ahora nada importa porque su hijo, su único hijo en quien había depositado todas sus expectativas, estaba frente a él después de toda esa catástrofe en la que se había resignado a no volver a verle en lo que le restaba de vida.

     Y siente tanta vergüenza de ser visto así, montones de emociones diferentes le abruman mientras YoonGi y JiMin se sientan frente a él en el cómodo sillón junto a la ventana.

     Rabia, rencor, dolor, felicidad, vergüenza, amor, compasión... todo eso va y viene entre sus miradas fijas y vidriosas, pues YoonGi también ha empezado a llorar y está dudoso, no sabe cómo actuar.

     Y es su omega quien lo impulsa, porque debido a las hormonas y a su sensibilidad es que ya no puede soportar tanta tensión.

—Vamos, acércate, es obvio que quieres abrazarlo y él a ti —le susurra al oído y evita hacer contacto visual con el señor Min porque no está seguro de qué exactamente piensa él al verlo embarazado.

     Asiente con su cabeza y suelta un enorme suspiro tembloroso. Ha llegado la hora de hacer contacto de nuevo, después de tanto tiempo estando distanciados y llenos de incertidumbre.

—Papá... —intenta sonreír, pero se deja vencer por las lágrimas.

—YoonGi... hijo...

     Y se levantan al mismo tiempo, uniéndose en un abrazo desgarrador donde se pueden sentir todas esas emociones y palabras nunca antes dichas.

     Yoongi no ha abrazado a su padre desde los quince años, su madre decía que él no debía hacer ese tipo de cosas a menos que se tratara de una mujer alfa, pues atentaba contra su naturaleza aunque fueran padre e hijo.

     Este abrazo es como empezar de nuevo: ambos se sienten culpables, pero renovados al mismo tiempo. Nunca pensaron que se reencontrarían de esta manera.

—Perdóname, lo siento tanto, hijo —solloza su padre y lo suelta, el contacto le agrada a ambos pero es necesario separarse porque hay un asunto de seis mesecitos del cual deben hablar y además muchas otras cosas por contarse.

     YoonGi se sienta nuevamente junto a JiMin y este al fin siente el lazo menos tenso, las emociones fluyen con más facilidad y eso le permite liberarse de algunas cargas. Se siente orgulloso de que su alfa esté sintiéndose bien y lo mejor de todo es que el señor Min parece no estar enfadado, a pesar de no haber hecho contacto visual con JiMin.

—Yo... tengo tantas preguntas, papá —al fin se atreve a hablarle—. Byul nos contó todo lo que pasó y por eso vinimos aquí, luego Choi nos dijo que estabas aquí...

—No deberías estar aquí viéndome ser miserable —es severo al hablar, pero realmente está ocultando su vergüenza por ser visto en esas condiciones tan deplorables. A pesar de haber flaqueado por un momento, él sigue conservando un orgullo muy rígido—. Pero me alegra que vinieras, no te esperaba, creí que te había perdido para siempre, YoonGi.

     Su padre hablaba en singular y YoonGi en plural... lo cual hace sentir incomodo a JiMin porque siente que su suegro no lo está tomando en cuenta.

—Bueno, pero aquí estamos —recalcó el plural y abrazó a JiMin por los hombros—. Creo que nos debes algunas explicaciones, padre. A mí y a mi omega. Por eso hemos venido aquí, porque desde que nos fuimos han pasado muchas cosas y yo me quedé con tantas incertidumbres, nunca supe si algún día me extrañaste, o si me hubieras aceptado con mi omega aunque a mamá no le pareciera.

—No menciones a esa mujer —le corta las palabras con frialdad y entonces mira por fin a JiMin, pero tan solo por un segundo—. Este asunto de tu omega es complicado, YoonGi, una cosa a la vez. Primero podemos hablar de la empresa o...

—No —esta vez él le interrumpe, ofendido porque él se atrevió a omitir a su omega—. Él y yo venimos juntos, por nuestra unión fue que todo se desató, pero jamás me he arrepentido de haber huido con él. Papá... yo he venido con algunas esperanzas, porque nunca tuve una familia real con ustedes, jamás sentí suficiente amor. Pero ahora tengo mi propia familia y funciona porque nos amamos. ¿Ves? Estamos esperando un cachorro, a tu nieto. Solamente quiero saber si tú y yo seguimos siendo familia y si el hecho de que mamá ya no esté sea un factor que nos ayude a conectar de nuevo, sin importar si estás aquí o en tu casa. De verdad necesito saberlo, papá, solo así podré seguir mi vida tranquilo al lado de mi omega y mi cachorro.

     JiMin solo acaricia su pancita como si quisiera protegerla y se esconde en el cuello de su alfa, no se siente seguro en ese lugar y tampoco está cómodo con la presencia de tantos olores debido a su embarazo, mucho menos puede tolerar el del señor Min que es tan imponente y amargo debido a sus emociones tóxicas.

     GongYoo solo mira la escena e intenta asimilar que su hijo será padre, que ese omega que creyó solo era un capricho, ahora tenía la etiqueta de familia. Simplemente es difícil de digerir, sobre todo porque aún tiene ciertos rencores guardados. Ese omega prácticamente le había robado a su único heredero y había desatado el caos en su familia, había arruinado su carrera... al menos era así como él lo percibe.

     Pero él no tiene un corazón de pierda, por supuesto que no. Si está actuando así es porque fue envenenado por la esencia de su esposa por años. Fue dominado, sometido e incluso torturado emocionalmente por esa ambiciosa mujer, por eso ahora es muy difícil ver el mundo de otra manera a pesar de que ella ya no está. Sin embargo, no es imposible.

     Él puede ceder e intentar ser un buen padre, claro que sí. ¿Quién dijo que no se puede empezar de nuevo? Entonces todos los aprendizajes del programa de rehabilitación cobran sentido para él: antes no tenía nada para motivarse y recuperarse, solo pensaba en salir de ahí y volver a alcoholizarse, pero YoonGi reapareciendo en su vida es como un rayo de luz entre toda la penumbra que le cubrió durante estos años.

—Lamento todo lo que pasó —finalmente logra articular palabras, pero se atoran en su garganta, ya que el llanto quiere salir—. No quiero quitarme parte de la responsabilidad, pero tu madre siempre estuvo detrás de todo. Si te soy sincero, yo no sé realmente lo que pienso de los omegas varones ahora, pero sé que lo que ella me hizo pensar estaba mal. No sé qué hacer ahora, hijo, solo quiero tu perdón... y el tuyo también, omega.

—Su nombre es Park JiMin —recalca YoonGi territorialmente, pero se siente orgulloso de que su padre al fin se dirija a su pareja.

     Y el corazón de JiMin se aceleró al escuchar a GongYoo llamarlo. Por supuesto que esperaba hablar con el hombre en algún momento, pero esto lo toma por sorpresa y se obliga a salir de su escondite para dar la cara ante su suegro.

—Yo... yo solo lo perdonaré si mi alfa lo hace —dice firmemente, porque si bien esto es un asunto entre ellos dos, él solo va a sentir simpatía por él si su alfa se lo pide y además si su propio lobo percibe a ese hombre como uno más de la manada.

—Entiendo —ríe y voltea a ver a su hijo. Ahora que los observa bien, realmente es muy tierno ver a YoonGi ser el refugio de ese omega embarazado. ¿Por qué pensó alguna vez que un omega varón embarazado era una aberración de la naturaleza? —. Hijo, sé que hice todo mal, tengo mucha parte de la culpa en esto porque tampoco detuve a tu madre de toda la violencia que ejerció para echarlos de la ciudad y además no tuve el valor para salir a buscarte y pedirte perdón, me sentí muy avergonzado de mí mismo, creí que no querrías verme nunca más. Pero yo siempre te extrañé, lo juro. Si estoy aquí fue porque arruiné mi vida, ya nada tenía sentido luego de que te fuiste, pero esto no lo digo para hacerte sentir culpable, lo digo porque para mí siempre fuiste lo más importante aunque no lo pareciera. Sé que me distancié de ti y que nunca tuvimos un contacto profundo que debería haber en todas las relaciones de padres e hijos, pero me gustaría empezar de nuevo. Con ambos, quiero conocer también a tu omega... a JiMin y a tu... a tu cachorro.

     Entonces comienza a llorar y, para sorpresa de la pareja, se arrodilla en el suelo y pide perdón de la manera más humilde posible, con una reverencia total, su rostro casi rozando el suelo porque esa es la única manera que encuentra para redimirse de todo el sufrimiento que causó.

—Levántate, padre —acaricia su espalda, un poco avergonzado porque esto es algo demasiado inusual en su padre. El GongYoo que él conocía no se parece nada a este, pero está bien, así se supone que deben ser las cosas. JiMin está tan conmovido también, las emociones se arremolinan en el lazo, ambos pueden sentir que las cosas saldrán muy bien.

     GongYoo se levanta sintiendo menos peso en su espalda, agradecido por esta visita tan inesperada que le devolvió la vida.

—Por favor, perdonen a este viejo que los lastimó en el pasado —solloza y se limpia sus lágrimas, luego los mira con ojos aún vidriosos y arrepentidos—. No les pido que vengan a visitarme a diario o que me saquen de aquí, solo quiero pedirles que me permitan volver a empezar, dejen que les demuestre que puedo ser diferente ahora. Ahora que has vuelto, hijo, y además con estas hermosas noticias de tu cachorro en camino, tengo más ganas de recuperarme, salir de aquí cuanto antes y poder recuperar mi vida y ser parte de la de ustedes.

     JiMin y YoonGi se miran mutuamente y se sonríen. Realmente JiMin solo puede confiar si YoonGi lo hace, pero su lobo empieza a sentir compasión y empatía por ese pobre alfa viejo que solo clama por una familia.

—De acuerdo, papá —YoonGi sonríe y aprieta la mano de su omega entre las suyas—. Te daremos esta oportunidad y yo también quiero darme la oportunidad de reconciliarme con el pasado que tanto nos hirió. Debes saber que te quiero, ¿está bien? Ahora que ella ya no está, puedo ver que realmente nosotros fuimos las víctimas, tú, yo, mi JiMin, HoSeok...Pero ahora podemos empezar de nuevo.

—Gracias, muchachos, no tienen idea de lo bien que me siento ahora —se sienta de nuevo en el sillón frente a ellos, y justo en ese momento una trabajadora de la clínica deja unos vasos con jugo y un plato de galletas en el centro de la mesita.

—También nos sentimos bien, ¿verdad, Minnie?

—Sí, amor —JiMin al fin puede sonreír tranquilo, su pecho ya no pulsa de dolor y preocupación.

     Entre los tres fluye ahora un aire de tranquilidad y paz, como si todos los recuerdos dolorosos del pasado se hubiesen borrado en un dos por tres y nada es mejor que sentirse renovado y en paz con las personas que nos rodean.

     YoonGi por fin pudo cerrar su doloroso ciclo para abrir uno nuevo, JiMin pudo perderle el miedo a ese hombre y, aunque se le dificultó expresarse con él cuando le preguntó cosas sobre su embarazo, hizo su mejor esfuerzo solamente por YoonGi, porque este viaje era para ayudarlo a él a estar completo, nada hace más feliz a JiMin que ver a su alfa sintiéndose pleno.

     La culpa que rodeaba a GongYoo también fue lavada en esa visita y los enfermeros que los rodeaban estaban impresionados por verlo sonreír, jamás lo vieron hacer un gesto diferente al del disgusto en todo el tiempo que llevaba ahí. Su vida recuperó los colores ahora que no solo era padre de nuevo, sino que sería abuelo y su nuevo objetivo era ganarse a su yerno, porque él bien pudo notar la timidez del omega y sabía que era por todo el historial de malos tragos que habían pasado por culpa de él y de su ex esposa.

     Terminada la visita, ellos prometieron enviarle cosas, llamarlo e ir a visitarlo, pero no prometían muchas visitas porque el embarazo de JiMin avanzaba cada vez más y entre más panzoncito se ponía el omega, más demandante, territorial y necesitado de privacidad se tornaba.

     Así que justo cuando regresan al hotel, lo primero que JiMin hace es desnudar a su alfa y rogar porque le haga el amor, porque estar tanto tiempo rodeado de personas y de olores estresa mucho a su lobo. Ese estrés solo se puede calmar estando extremadamente cerca de su alfa.






-Al siguiente día-

—Te dije que necesitaríamos el bloqueador —regaña el omega a su alfa quejumbroso que tiene sus mejillas muy rojas porque el sol curiosamente está muy fuerte a pesar de ser invierno.

—De acuerdo, dame —tuerce sus ojos y le quita el tubo a JiMin, se pone en la cara porque es lo único que el sol puede tocar ya que están abrigados de pies a cabeza, pero el sol sigue golpeando sus pieles.

—Te saldrán pecas —se burla JiMin mientras camina por el cementerio en busca de la tumba de su madre.

—Ya no más reproches o te visitará el monstruo de las cosquillas.

—No creo que quieras que me orine en un lugar sagrado, Min —le saca la lengua y entonces intenta correr un poco porque los ojos de su alfa le indican que ha entrado en modo depredador y seguro querrá ir a comérselo a besitos.

     Y así ocurre, su cara con sabor a bloqueador solar es inundada de besitos, ya que un omega así de panzoncito no puede correr muy lejos e inevitablemente siempre será presa de su alfa. JiMin ríe a carcajadas, unas carcajadas inmensas que casi tienen el mismo efecto que el monstruo de las cosquillas, pero son tan estruendosas que llaman la atención.

     Así es, alguien más está visitando el cementerio de Daegu en pleno invierno y son dos personas que están frente a la lápida de Park Nara, la madre de JiMin.

     Cuando al fin puede abrir sus ojos después de reír, JiMin se da cuenta de la presencia de esas dos personas y entonces los colores de su rostro se esfuman.

—Yoon... vámonos —lo toma de la mano, dispuesto a irse, pero no puede moverse. Está paralizado porque ellas son reales, están ahí y parecen mirarlo con mucha curiosidad.

— ¿JiMin? —Una de ellas se acerca un poco, entonces YoonGi se pone frente a su omega para protegerlo porque está sintiendo un claro pánico, pero no puede llevárselo cargando porque teme lastimarlo.

—No... no te acerques, JiWoo —pronunciar ese nombre hace que sienta ascos, muchas náuseas, a la vez que se protege el vientre con ambas manos y su bebé patea inquieto por las emociones turbulentas de su padre omega.

—No puedo creerlo... ¡Eres tú! —Ella sonríe, pero ese gesto no es bien recibido porque JiMin está atemorizado. Entonces su otra hermana se acerca y comparten la felicidad del reencuentro con su hermano menor.

— ¿Qué le pasa? ¿Por qué parece que quiere huir? Oye, ¿eres el alfa de JiMin? No le haremos daño, solo queremos saludarlo —dice SoMin, pero se siente intimidada por la presencia de ese alfa que reacciona como si tuviera en frente un par de depredadores, analizando el nivel de riesgo que en ellas hay.

— ¿Qué hacen aquí? —JiMin al fin toma el valor de salir de su escudo protector que es su alfa, pero lo toma fuerte de la mano porque teme desmayarse.

—Oh por Dios... ¡Estás embarazado! —Chilla SoMin y JiWoo empieza a lloriquear con ella, ambas saltan de felicidad pero JiMin no entiende por qué ellas, las brujas que siempre lo atormentaron en su tierna adolescencia, están reaccionando así.

— ¿Se están burlando de mí? —Pregunta a la defensiva, YoonGi lo sostiene todo lo que puede, pero prefiere no intervenir porque solo su omega conoce a esas chicas. Sin embargo, empieza a idear un plan para salir de ahí, buscando la salida más cercana o el pretexto más urgente, en caso de que de verdad ellas representen un peligro.

     Entonces ese par de hermanas se toma un momento para reflexionar sobre la reacción de su hermanito menor, es JiWoo quien decide tocar los temas delicados del pasado.

—JiMin, no nos estamos burlando de ti —intenta sonreír también para el alfa pero sin que parezca un coqueteo, porque ella es una omega muy bonita de la que JiMin podría sentir celos—. Es increíble encontrarte aquí, creímos que no volveríamos a verte.

—Por supuesto, lástima que arruiné sus planes. Aquí estoy, sigo vivo y voy a tener un cachorro con mi alfa, con quien tuve que irme porque ustedes y mi padre me hicieron la vida imposible —responde agresivamente, pero su alfa no detecta que haya peligro por parte de ellas e intenta tranquilizarlo, aunque para él tampoco es nada agradable verlas.

—Oye, sé que estás enojado porque fuimos muy malas contigo —interviene SoMin—, pero a diario nos arrepentimos de haberte tratado mal. Luego de que te fuiste, tuvimos problemas con papá, nos dimos cuenta del asco de persona que era y también nos fuimos de su casa.

— ¿Qué? ¿Qué problemas? —Realmente no puede comprender aún y quiere irse, pero se siente muy curioso, esperando que tal vez él estuviera sufriendo o recibiendo su merecido.

—Llevó una omega casi de nuestra edad a casa y quería ser nuestra madrastra, pero nos hartamos. En cuanto terminamos la universidad nos largamos de ahí, a veces nos molesta queriendo hacer las paces con nosotras, pero no volveremos a verlo, es un zángano y lo odiamos, sobre todo por lo que te hizo—le explica JiWoo, intentando ser amigable, pero JiMin se da cuenta de que necesita irse, que no quiere más contacto con sus hermanas a pesar de que estas aparenten amabilidad.

—Bueno, nosotros nos vamos, no me alegró verlas, adiós. Vamonos, Yoon...

— ¡JiMin, espera! —SoMin le grita casi rogándole—. Perdónanos, por favor.

—Sí, de verdad hemos cambiado. Lamentamos haberte hecho la vida imposible, no sabíamos el daño que te estábamos haciendo, te orillamos a irte cuando realmente tú debías ser libre de amar a quien quisieras.

—Fuimos prejuiciosas y crueles, pero no más —SoMin sigue rogando con su voz chillona, hasta que JiMin no aguanta más y se ve en la necesidad que gritarles con todo su odio.

— ¡Las odio, son de lo peor, las odio, las odio! —YoonGi tuvo que abrazarlo por detrás y acariciar su panza porque estaba muy alterado, ya había empezado a llorar—. ¡No quiero verlas, no quiero perdonarlas, no deberían estar aquí, ni siquiera amaban tanto a mamá!

—La amábamos pero papá siempre fue muy manipulador —explica JiWoo—. Nos puso en contra tuya y de mamá, JiMin. Ella siempre nos amó a los tres por igual pero papá nos hizo creer que ella te amaba más por ser hombre, y más por ser omega, por eso te tratábamos así, pero fuimos estúpidas. Él solo proyectaba su odio hacia ti en nosotras, éramos niñas, no teníamos idea.

—Escucha, no te obligaremos a quedarte a platicar ni tampoco a que nos perdones en este momento —SoMin se acerca y del bolsillo de su abrigo saca una libreta donde anota su número para ofrecérselo a JiMin—. Pero al menos te pedimos que consideres ponernos en contacto de nuevo. Sé que hay mucho rencor, pero nosotras estamos dispuestas a reconciliarnos porque no te odiamos, al contrario, te extrañamos y nos arrepentimos.

—Llámanos cuando te sientas listo, Mimi —JiWoo lo nombra por su apodo de cuando era niño, de cuando ellas le demostraban amor de hermanas y jugaban mucho con él.

     Eso realmente emblandece el corazón del omega, pero no puede ceder porque su orgullo es más poderoso. Sin embargo, lo considera y toma el papel de la mano de su hermana.

—No prometo nada —les dice ya más tranquilo, YoonGi lo presiente y se pone a su lado, tomando su mano.

—Lo entendemos, tu corazoncito siempre ha sido así de difícil para perdonar—JiWoo le guiña un ojo y toma del brazo a su hermana—. Y felicidades por tu cachorro, Mimi, nos dio mucho gusto ver que estás a salvo y con un alfa que te protege.

     Ella suelta una lágrima inevitablemente, entonces su hermana la jala del brazo y salen del cementerio porque no quieren generar más disturbios en su hermanito embarazado.

     Entonces JiMin suelta sus lágrimas directo en el pecho de su alfa. Aunque no puede abrazarlo tanto debido a la pancita, hacen sus esfuerzos y YoonGi lo apapacha tanto como puede. Libera para él su aroma dulce, es entonces que JiMin lo hace también, pues se había tornado amargo debido al miedo, odio y rencor acumulados en su pecho. YoonGi le canta, lo llena de mimos y palabras bonitas hasta que al fin puede separarse de él con la seguridad de que la tempestad de sus sentimientos se ha calmado.

     JiMin se da cuenta de que realmente sí necesitaba verlas al menos para gritarles que las odiaba, porque su pecho se siente mucho más ligero. Tal vez no se sienta listo todavía para volver a admitir a sus hermanas en su vida, tal vez le haga falta mucho tiempo todavía para olvidar todo ese dolor que pasó en su adolescencia, pero por lo pronto solo quería sentirse tranquilo aunque pasó ese trago amargo e inesperado.

     Ya luego se ocuparía de ellas, tal vez después del nacimiento de su bebé.

     Las flores que llevaba para su madre han quedado arruinadas entre sus manos debido a la rabia que pasó y siente mucha pena cuando las coloca en su tumba, donde están las de sus hermanas también.

—No creí que las vería —al fin se anima a hablarle a su alfa, luego de contemplar con lágrimas la lápida de su mamá—. Pero creo que sí me hacía falta.

—Siempre hace falta algo así aunque nos neguemos, Minnie —lo consoló con un beso en la frente y caricias en su espalda, era justo lo que necesitaba.

— ¿Crees que decían la verdad?

—No lo sé, pero yo las noté muy sinceras.

—No quiero llamarles o verlas por compromiso, no estoy listo. ¿Y si solo quieren burlarse de mí como siempre lo hicieron?

—Está bien, amorcito —le besa la naricita y sonríe para él—. Tómate tu tiempo, no necesitas presionarte de ninguna manera. Estoy seguro de que ellas lo entenderán, y si no pues que se jodan, es como su merecido por haber sido malas contigo. Pero si tú algún día quieres hablarles, te apoyaré y estaré para ti pase lo que pase. ¿Sí?

—Sí, gracias, amor —al fin puede sonreír tranquilo y besarse con su alfa sin más rencor atorado en su garganta—. Demonios, esto fue tan intenso. Necesito que nos vayamos ya a Seúl, no aguanto un rato más sin el nido, además me duelen horrible los pechos...

— ¿Qué? ¿Desde cuándo?

—Desde ayer... —confiesa algo apenado, pues no fue su intención mencionar eso para no preocupar a su alfa.

—Minnie, debiste decirme, pudimos ir al médico de urgencia.

—No es una urgencia, bobito —le da una palmada en la mejilla, riendo adorable—. Es que están creciendo, en unos días empezarán a llenarse de leche seguramente.

— ¿Por qué no me lo habías dicho?

—Es que no quería molestarte o preocuparte con eso. Vinimos aquí para encargarnos de tus asuntos, no de los míos y aun así terminé resolviendo también un conflicto al igual que tú.

—Tú siempre vas a ser mi asunto más importante, Park, tú y YongSun, así que si sientes cualquier malestar, por mínimo que sea, tienes que decirme. ¿De acuerdo?

—De acuerdo —tuerce sus ojos y besa a su alfa para compensar el mini episodio de preocupación que acaba de pasar.

—Vámonos entonces, nuestro nido nos espera.


¡SE ACABÓ EL HIATUS, BITCHES! uwu

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