𝕍. ℝ𝕚𝕥𝕠𝕤 𝕪 𝕣𝕦𝕥𝕚𝕟𝕒𝕤


-Actualidad-

     Todas las mañanas de lunes a sábado y sin fallar, YoonGi despierta a JiMin con besos cálidos en cualquier parte que le apetece. A veces en la nariz, a veces en los labios, mejillas, cuello, hombros, pecho, pezones, abdomen, ombligo, pubis...

     Le da siempre un despertar dulce luego de darse una ducha, pues JiMin siempre entra más tarde y es YoonGi quien también cocina el desayuno para ambos.

     Una vez el omega está despierto, le corresponde los besos al alfa y a veces solo se quedan mimándose por un buen rato, a veces hacen el amor rápidamente y solo por encima para evitar anudarse y ocasionar retrasos durante el día, otras simplemente se observan con amor y YoonGi termina por hacerle cosquillas a JiMin para obligarlo a levantarse y así desayunar juntos, sobre todo en las mañanas de invierno, donde el omega está más perezoso que nunca porque no le gusta para nada el frío ni tener que desprenderse de sus cálidas mantas.

     Y desayunan juntos siempre, JiMin en pijamas y YoonGi con su ropa semi-formal.

     Todas las mañanas de lunes a sábado y sin fallar, JiMin despide a YoonGi con besos cálidos y abrazos apretados. Luego, es su turno de tomar una ducha para empezar un nuevo día en el taller de costura, donde se ha convertido en uno de los mejores costureros del lugar debido a la perfecta habilidad que demuestra en cada trabajo, desde simples remiendos hasta complejas confecciones de vestidos, los cuales el omega adora realizar. Todo siempre le queda impecable.

     JiMin ama cada parte de su vida en este momento: desde el diario aprendizaje que lleva en su trabajo, hasta los montones de costumbres que ha adoptado con YoonGi a lo largo de su tiempo como pareja.

     Cuando una pareja lleva tiempo en una relación, sobre todo si viven juntos, los ritos y las rutinas son importantes y esenciales para poder llevar un buen ritmo de vida y además anticiparse a cada momento del día para lo que va a pasar. Las rutinas dan tranquilidad, son la base de la estabilidad, lo que hace que cada día sea llevado de una manera normal y predecible. Los ritos, por otra parte, hacen que cada día sea diferente del otro, son esos pequeños actos que deben ser realizados con un único fin: salir de la rutina y disfrutar de cosas diferentes. Por ejemplo, los jueves hay autocinema nocturno en el centro de la ciudad, proyectan películas clásicas que JiMin ama y a YoonGi le gusta acompañarle cada vez porque siempre puede comer sus golosinas favoritas ese día. Desde el miércoles en la tarde, ambos empiezan a sentir esa eufórica necesidad de que pase pronto el día para poder ir a disfrutar de esa tarde diferente y feliz, porque además ese día siempre hacen el amor de forma dulce (excepto si el celo está presente), como si ya sus cuerpos supieran que ese día está destinado a sellarse de esa manera. Pero el rito que más aman es el de los domingos, sobre todo cuando hace frío: es el día donde cocinan un nuevo postre. Ambos aman las cosas dulces y cocinar, JiMin adora la decoración y a YoonGi le fascina aprender recetas nuevas y experimentar. A veces hacen una receta cualquiera de pastel, otras elaboran el bocadillo más exquisito que jamás se encontrará en una pastelería refinada. Y luego de cocinar esas dulzuras, a veces salen al parque y suelen tomarse fotografías ridículas en cualquier lugar donde se sientan cómodos. Y luego de finalizar el día, JiMin siempre complace a YoonGi con un masaje que a veces se torna un tanto erótico, dependiendo de la fase de su ciclo en la que se encuentren.

     Otro rito también muy importante, es el de las visitas de amigos. Al menos una o dos veces al mes, TaeHyung viaja hasta Seúl para visitar a su mejor amigo. A veces salen de compras, se quedan en casa a ver películas, juegan juegos de mesa o cocinan, pero siempre la pasan bien y tanto JiMin como YoonGi, disfrutan de la calidez del dulce omega TaeHyung. HoSeok, el mejor amigo de YoonGi, también les hace visitas, pero estas son menos frecuentes debido a lo ocupado que ese omega se mantiene. Y durante esas visitas, se dedican más bien a jugar videojuegos y a hablar por horas para ponerse al día.

     ¡Ah, cómo son hermosas esas cosas predecibles que al mismo tiempo se vuelven únicas en su tipo!

     Sin embargo, cuando se vive tanto tiempo en esas cómodas rutinas y después llegan nuevas, pequeños problemas empiezan a surgir como producto del proceso de adaptación.

—Te dije que hoy era mi primer día con el horario nuevo, amor —rezonga el alfa, tratando de mantener la calma, pues su omega está llegando tarde debido a que no recibió sus besos de buenos días.

     No fue despertado como siempre. Las alarmas tenían dos años sin ser necesarias en su vida porque YoonGi era quien se encargaba, pero ahora todo estaba cambiando y, aunque era para bien, el omega empezaba a estresarse.

—Lo sé, pero debiste recordármelo anoche, ahora llegaré tarde y arruinaré mi asistencia perfecta, por lo que no me darán el bono de puntualidad —bufa JiMin mientras batalla con los botones de su camisa azul, está tan irritado por llegar tarde y seguro no tendrá tiempo para tomar aunque sea una taza de café.

—Perdón, déjame ayudarte con eso —el alfa se siente culpable y decide ayudar al omega a abrochar su camisa. Este lo acepta a regañadientes, intentando ocultar el enojo que siente hacia sí mismo, pero que fácilmente YoonGi podría malinterpretar y no quiere eso.

     A pesar de que sus barreras se han ido disipando con los años, todavía quedan en él esos rastros del viejo JiMin que se guardaba todos los malestares y se creaba una máscara de fortaleza e indiferencia.

—Necesito que me prestes el auto hoy, no llegaré si me voy caminando como siempre —suspira con cansancio luego de ser abotonado correctamente por su alfa.

—Claro, llévatelo —le sonríe el alfa al acomodarle el cuello—. Ahora tendrás que ser tú el que me despierte en las mañanas, amor.

—Va a ser difícil, pero lo voy a intentar —aún con su mirada agachada, JiMin acepta su propia irresponsabilidad y permite que el aroma de su alfa le llene para calmarse.

     Las feromonas que YoonGi libera en esos momentos estresantes son bastante efectivas y JiMin le agradece enormemente que comprenda su frustración y ayude a apaciguarlo.

—Es broma, mi cielo —YoonGi le levanta el rostro y brinda para él una tierna sonrisa de recién levantado—. No tienes que despertarme, pero sí tendrás que empezar a poner una alarma todos los días, te lo recordaré cada noche hasta que se te haga un hábito. ¿Está bien?

—Está bien, perdón por enojarme contigo —al fin sonríe. Olfatea el cuerpo de su amor y se deja envolver completamente por la tranquilidad, a pesar de que está llegando tarde.

—No te disculpes, mejor dame un beso y apresúrate —el alfa le aprieta ambas mejillas, tornando en un lindo puchero los labios regordetes de su omega.

     Y se besan, tranquilizándose mutuamente.

—Te amo —suspira JiMin luego de besar a su amado alfa—. ¿Estarás bien tú solo hoy? Puedo escaparme en mi hora de comida para venir a cocinarte algo...

—Estaré bien, amor —le sonríe con ternura—. Y acepto tu oferta, compraré algunos ingredientes y te esperaré a la una para comer, te lo recordaré en un mensaje.

—Gracias. ¿Ya te dije que te amo?

—Todo el tiempo y jamás me canso de ello —el alfa planta un último beso en la mejilla de su omega y le aprieta un poco el trasero, pues está acostumbrado a manosearlo entre cada beso.

—Me voy antes de que tus manotas varoniles me obliguen a desvestirme y quedarme aquí todo el día —JiMin se suelta del seductor agarre de su alfa y toma su bolso de mano, las llaves del pequeño auto y lanza para YoonGi un beso volador.

     Y antes de que JiMin cruce la puerta de la habitación, YoonGi se asegura de recordarle que tiene qué comer:

— ¡Pide algo para desayunar aunque sea en el autoservicio de McDonald's! ¡Te prohíbo que empieces tu día sin probar un bocado!

— ¡Te escucho perfectamente, aún estoy en la habitación! —JiMin se ríe a carcajadas y se encamina hacia la puerta de su hogar, donde esta vez sí alza más la voz para despedirse: — ¡Sí voy a comprar algo, pero mejor en el puesto de frutas, no te preocupes! ¡Te amo con toda mi alma, Min YoonGi!

     Y así comienza el primer día de la nueva rutina. YoonGi vuelve a la cama y decide dormir un poco más antes de revisar su correo y ponerse a trabajar en sus primeras tareas de su nuevo y soñado puesto de trabajo. Mientras tanto, JiMin intenta mantenerse dentro del límite de velocidad mientras se va desayunándose un coctel de frutas con miel que compró en el mercado que estaba de paso, que fue lo más rápido que pudo conseguir antes de llegar al taller de costura.

     En cuanto entra y nota que en la pantalla su nombre ya está por debajo de la línea de la asistencia puntual, suspira y se reprocha a sí mismo por llegar tarde. No habrá bono de puntualidad para él esta semana, así que no puede hacer nada más que resignarse y tomar asiento en su máquina de coser, donde ya tiene su típico altero de trabajo pendiente. Lo primero en la pila de prendas es un pantalón de mezclilla que necesita remiendo en el trasero, hacía tiempo que no le llegaban de esos.

     Para ser específicos, ese es el segundo pantalón que remienda del trasero. Los primeros fueron la causa de que él esté viviendo una vida tan hermosa al lado de su pareja predestinada.

     Sonríe ante el bello recuerdo, pero luego un ligero piquete en el abdomen le perturba la paz, convirtiendo la sensación de ternura en un calor que sube por su columna vertebral, acompañado del típico retortijón en el estómago. Ese síntoma solo indica que ahora está comenzando su fase de preparación para el celo. Días antes, siempre tiene hambre en exceso, sube alrededor de tres kilos, y además sufre de algunas descargas de lubricante que ayudan a limpiar su cuerpo para cuando el momento llegue. Sí, es desagradable para él sentir hambre todo el tiempo, que sus mejillas se pongan rechonchas y además tener que usar protectores en su ropa interior, pero sabe que sufrir aquello valdrá la pena, pues todo se compensará casi de inmediato, ya que solo faltan dos semanas para que su celo llegue. Se siente tan ansioso y necesitado de al fin abrir sus piernas y dejar que su alfa lo embarace, como ha sido su sueño dorado desde sus primeros meses de noviazgo con YoonGi.



-Hace tres años-

     Ambos estaban disfrutando de la etapa del cortejo porque se habían agregado algunos nuevos ritos a su cotidianeidad.

     YoonGi salía temprano de la escuela los lunes y los miércoles, por lo que siempre estaba puntual a la una de la tarde afuera del taller de costura, llevando consigo cualquier tipo de comida con el fin de averiguar cuál sabor hacía más feliz al omega.

     Un lunes, descubrió que los fideos de frijol negro le encantaban, pero le generaban malestar estomacal, así que no volvió a llevar de esos porque lo que menos deseaba era causarle daños a JiMin. Un miércoles, descubrió que la sopa de algas era la favorita del omega, sus ojos brillaron de felicidad y gusto desde el primer bocado.

     YoonGi amaba ese rito de los lunes y los miércoles, pues comer con JiMin era una experiencia revitalizante y adorable, aunque el omega le insistiera en que no comprara comida para él, sin embargo se sentía muy bien hacerlo. Por su mente, pasaron por primera vez las ideas típicas que un alfa tiene cuando tiene a su omega cerca: alimentar, cuidar, proveer, ayudarle a que suba de peso para poder tener bebés sanos.

     Sonaba bastante primitivo y YoonGi lo sabía, pero apaciguaba esos pensamientos recordando que a su parte humana le fascinaba observar a JiMin comiendo y sonriendo al mismo tiempo. Amaba cuando la comida era demasiada y no alcanzaba a entrar en su boca, entonces tenía pretextos para tocar esos labios rechonchos. Primero empezó con una servilleta, luego con sus propios dedos y, tras tres semanas de tímidos toques, YoonGi se atrevió a besar la comisura de esos rojizos labios con el pretexto de que el kimchi se había embarrado ahí.

     Aquel pequeño toque dejó a JiMin más que sonrojado, de mil colores era su rostro. Antes había besado a dos o tres alfas solo por curiosidad, pero ese pequeño "besito limpiador" fue totalmente diferente.

     Fue tan, tan, tan diferente... que quiso más.

     Y así, estando en el parque y a plena luz del día, JiMin simplemente siguió sus instintos y se abrazó al cuello del alfa, cerró sus ojos y dejó que su cuerpo hablara por él: invadido en un terrible sonrojo, moviéndose como podía para hacer duradero el contacto, y una enorme necesidad de quedarse ahí para siempre, pues se sintió pertenecer completamente.

     Ese primer beso fue lo más celestial que pudieron sentir alguna vez. Para YoonGi, ese era su primer beso y estaba tan feliz, no se arrepentía de no haber besado nunca a nadie con anterioridad. Al contrario, se enorgulleció de que sus labios solo el pertenecieran a ese dulce omega que, muy tímidamente, sacó su lengua y lamió con suavidad el labio del alfa. Aquello le tomó por sorpresa, pero le imitó porque no sabía besar y estaba claro que JiMin tenía más experiencia.

Eso fue... —YoonGi tomó un poco de aire, recuperándose de esa maravillosa primera experiencia que le había robado el aliento.

Hermoso —le completó JiMin—. Tienes unos labios muy apetitosos, alfa.

Deja de decirme cumplidos, me sonrojo —admitió el alfa y se hundió, por primera vez, en un tierno abrazo con el omega.

     Jamás se habían abrazado así de cerca, pues YoonGi era un alfa respetuoso en ese aspecto, no era capaz de invadir el espacio personal del dulce omega. Su lobo, que siempre estuvo dormido en cuanto a instintos, ahora estaba cien por ciento alerta ante todas las formas de cuidar y amar a ese omega; y eso incluía el hecho de no molestarlo con una cercanía indeseada. De todas esas cosas que hacía, el alfa se sentía enorgullecido y feliz.

     Y además, la forma en que JiMin le llamaba "alfa", le llenaba el corazón de dicha, pues ya sentía que se pertenecían por completo, que JiMin era suyo y de nadie más.

Parece que nuestras personalidades están invertidas, yo soy el atrevido y tú el tímido. ¿Seguro que eres un alfa?

¡Oye! —YoonGi sintió su ego ligeramente herido, pero rió y luego encaró con ojos dominantes al omega—. No cuestiones mi naturaleza, podría doblegarte en este momento si yo quisiera.

No presumas tu poder frente a mí —le regañó con ternura y tocó la punta de esa pequeña nariz—. Estás cortejándome, no domándome. Eso déjalo para los locos que quieren someter a una mujer alfa.

¿Estás llamando loco a mi padre, omeguita?

Sí. ¿Algún problema, alfita?

     Se miraron con seriedad y de forma retadora por algunos segundos, pero luego todo fue risas descontroladas.

     Ambos amaban el humor que se habían creado juntos. Eran cálidos como irónicos, eran tiernos tanto como podían gastarse bromitas tontas con la seguridad de que ninguno se enfadaría.

JiMin, quiero hablar contigo sobre algo importante —le dijo YoonGi, tras terminar la comida y dejar la basura en su lugar.

Dime.

He estado investigando con ayuda de HoSeok, y encontré un instituto en la ciudad que ofrece cursos de costura y diseño. Es fantástico, te capacitas por dos años y tienes la oportunidad de viajar a ciudades importantes a exponer tus diseños en pasarelas fabulosas. Y pues...

¿Estás intentando convencerme para que estudie? —JiMin se alteró un poco. Claro que la oferta sonaba tentadora. ¡Era todo lo que quería en la vida! Pero sus posibilidades simplemente no encajaban con ese nivel de estudios. Para él, ese tipo de escuelas se consideraban un lujo que no podía darse aún.

Sí, pero escúchame —YoonGi suspiró y le tomó de las manos, buscando más bien contención para sí mismo—. Revisé las colegiaturas, acomodé mis finanzas con algunos pequeños engaños hacia mis padres y descubrí que puedo ayudarte fácilmente...

¡Ni lo pienses, YoonGi! —Se exaltó por completo, levantándose del asiento y cruzando los brazos. Sin querer, YoonGi había dado en un punto demasiado sensible—. No vamos a ser ese tipo de cliché, ¿entendiste? Sé que tienes dinero y puedes hacer prácticamente lo que quieras, pero no voy a ser el omega desahuciado que es rescatado por un alfa adinerado, quien casualmente resulta ser mi alma gemela. No quiero que seas ese tipo de alfa para mí, quiero ser tu igual, así que no permitiré que me pagues esos estudios y mucho menos con el dinero de tu familia, antes mejor me parto la espalda doblando turnos para conseguir más dinero. No es que yo esté en la quiebra, pero soy una persona honrada aunque me haya tocado una familia de mierda. Estoy ahorrando para salir de ahí lo antes posible, porque ahí simplemente no soy aceptado ni tengo los privilegios que tienen mis hermanas. Por eso es que no estudié, YoonGi, desde que mamá murió en ese accidente de auto, ya nada fue igual, y cuando me presenté como omega al año siguiente de esa tragedia, todo simplemente empeoró. Pero eso no significa que yo necesite ese tipo de cuidados, quiero convertirme en un adulto autosuficiente por mis propios méritos. ¿Hablé claro?

     Para cuando el omega terminó de hablar, las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos y su rostro estaba rojo como un tomate. Muchos sentimientos encontrados, más de los que podía soportar, se arremolinaron en el pecho de JiMin y no pudo evitar soltar un discreto llanto, del cual se sentía avergonzado, pues aquello rompía por completo con la faceta de omega fuerte que había mostrado al alfa.

JiMinnie, yo... —el alfa le tomó nuevamente las manos y se sonrojó, se sentía un tanto inferior ante esa actitud tan firme había demostrado el omega y al mismo tiempo estaba conmovido por esa confesión tan dolorosa y porque, después de haber pasado esas semanas bajo un manto de ternura y coqueteos discretos, por fin estaba conociendo quién era realmente JiMin. Habían hablado de muchas cosas en las últimas tres semanas, pero JiMin apenas mencionaba a su familia y, aunque YoonGi tenía mucha curiosidad por saber más, se reservaba todas las preguntas para cuando el momento se diera. Y esta revelación fue un punto crucial para YoonGi, sentía que esa cara de la moneda era tan importante como lo que veía en JiMin casi a diario. Era como ver por completo su aura, como poder leer cada pensamiento y emoción, era como ver el rompecabezas de un paisaje que se estaba completando poco a poco. Ahora todo tenía sentido para él y agradecía esa confianza.

Perdón por levantarte la voz —JiMin le apretó las manos y volvió a sentarse—. Sé que tus intenciones son buenas, pero...

Está bien —YoonGi lo atrajo hacia sí y lo envolvió en un tierno abrazo—. Tampoco creí que fueras a enfadarte, perdón si algo de lo que dije te ofendió. Yo solo... solo quería lo mejor para ti, ahora mismo siento la necesidad de protegerte y dártelo todo y eso que ni siquiera nos llamamos "novios" ni nada de esas cursilerías. ¿Por qué me siento así?

N-No me ofendiste, es que... —se alejó de YoonGi y le miró a los ojos, aun viendo a través de sus lágrimas—. Es que mezclé unas cosas con otras porque la situación en mi casa siempre me tiene a la defensiva. Pero lo que dije es verdad, YoonGi. Si voy a tener éxito, si voy a cumplir mis sueños, quiero hacerlo a mi modo. Yo jamás he esperado que ningún alfa llegue a ver por mí, no soy como las omegas que solo estudian una carrera o trabajan en lo que sea mientras consiguen marido y luego esperan a ser mantenidas, olvídate de eso.

     Al decir aquello, el semblante de JiMin ya había emblandecido y YoonGi le admiraba realmente, con total asombro por la increíble fortaleza que mostraba el omega, a pesar de la debilidad sentimental que había mostrado. Y mientras le observaba con una sonrisa creciente, decidió que era momento de confesarse, sin importar que el otro tema se quedara en el aire; el alfa estaba inquieto por declarar su amor hacia el omega.

Estoy enamorado de ti —soltó el aire contenido en sus pulmones y se sonrojó terriblemente—. Y no es solo mi lobo hablando, él te quiere poseer, pero yo siento que te amo. Eres un omega tan increíble y único, no sé qué clase de destino es este, que hizo dormir a mis instintos por tantos años para luego venir a encontrarte y lograr que despertaran de un solo golpe, pero me siento muy afortunado por haberte encontrado. Por favor, sé mi novio, Park JiMin.

¿Estás seguro de que me quieres como tu novio? El hecho de que seamos destinados, no quiere decir que debamos estar juntos —JiMin titubeó al preguntar y también se sonrojó. Nunca, en todos sus años desde que se presentó, había sentido tanto cariño por un alfa. Había recibido montones de propuestas indecorosas, besó a algunos alfas y los pocos que intentaron cortejarlo jamás lograban llenarlo. Así que en ese momento sentía que todo era irreal, como un sueño.

¿Por qué no lo estaría? Te he cortejado sin siquiera saber cómo mierda hacerlo, simplemente he sido guiado por no sé qué cosa y ahora siento que no quiero estar en ningún lugar diferente a donde estés tú. ¿Yo te gusto? ¿Esto que estoy sintiendo es mutuo?

Lo es —dijo en un suspiro rió por puros nervios—. Es que siento que no eres real, como si en cualquier momento te fueras a desvanecer. Nunca había sentido esto antes, esta atracción tan fuerte, pero no solo física. Mi lobo también quiere que lo poseas, pero siendo racional puedo decir que también estoy enamorado de ti.

¿Entonces...?

¿Entonces qué? —Le miró acusatoriamente, pero al mismo tiempo con una sonrisa tímida.

¿Serías mi novio?

—contestó mientras dejaba escapar montones de carcajadas nerviosas y se apresuró a refugiarse en el abrazo que el alfa le brindó.

     Y así, aquello comenzó oficialmente. Vivían en una pequeña burbujita de amor donde eran ignorantes a lo que pasaba a su alrededor, solo siendo ellos dos enredados en su prematuro enamoramiento. Sus ritos se convirtieron en rutinas dulces y preciosas. Los lunes y los miércoles, comían juntos. El resto de los días, exceptuando los domingos donde no podían reunirse, se veían luego del trabajo de JiMin y YoonGi lo encaminaba hasta su casa, donde se despedían mimosamente e impregnaban al otro de su aroma.

     Porque sí, JiMin estaba siendo un omega posesivo. Amaba a YoonGi de tal forma que se dejaba dominar por su lobo y reaccionaba celosamente cuando YoonGi olía ligeramente a mangos maduros, que era el aroma perteneciente al omega HoSeok, el mejor amigo del alfa.

     Y YoonGi también estaba en alerta todo el tiempo, ya que a veces JiMin olía demasiado a madera, aroma proveniente de su jefa HyeJin, aquella que YoonGi conoció cuando vio por primera vez a JiMin. Ella era una alfa bastante imponente que gustaba de abrazar de vez en cuando a JiMin porque le parecía terriblemente adorable, aun teniendo como pareja a WheeIn, la otra jefa de JiMin y dueña del taller.

Sé que sigues pensando en eso —dijo JiMin mientras masticaba su hamburguesa.

     Era martes y estaban en esa cafetería frente al taller, la jornada de JiMin había acabado hace poco y YoonGi recién terminaba sus clases.

¿En qué? —YoonGi le hizo al loco y desvió su mirada, pues sabía que era demasiado obvio y transparente.

En lo de la academia de diseño, luces preocupado al igual que hace dos semanas, puedo notarlo.

Está bien, me descubriste —bufó y confesó su preocupación—. Sé que no quieres mi ayuda, pero me angustia mucho que no puedas empezar a capacitarte en eso que tanto amas, un omega tan hábil como tú debería estar en un salón de clases o en un taller siendo aprendiz de un profesional, no trabajando tan duro para emanciparte solo porque tu padre es cruel contigo. Me siento impotente como tu alfa y eso que aún no te he marcado.

A ver, suficiente de charlas primitivas sobre los deberes del alfa —se burló JiMin, pero aquello de verdad hería a YoonGi—. Perdón, no quise hacerte sentir mal. Lo entiendo, sé a qué te refieres, pero no me sentiría cómodo con esa ayuda.

Entonces dime qué puedo hacer —YoonGi casi rogó, pues el instinto protector casi le quemaba la piel y le generaba ansiedad el hecho de no poder complacer al omega.

Ya sé qué puedes hacer —JiMin encontró rápidamente la solución. Tomó de las infladas mejillas al alfa y le dio un pequeño besito antes de responder: —En el taller, recibo cuotas extras en mi sueldo si recibo más de diez prendas diarias para remendar, y es una comisión bastante generosa, así que podrías apoyarme mandándome clientes que pidan específicamente por mí, así podría pasar más tiempo en la máquina de coser, que es lo que realmente amo.

¿Pero no trabajarías más de lo usual?

Realmente no —sonrió el omega y besó ahora la punta de la nariz redondeada—. Cuando no estoy en la máquina, me mandan a hacer diferentes cosas que a veces me desagradan, como limpiar o trasladar los rollos de tela. Y si tengo trabajo con la ropa, puedo hacer menos de esas cosas y aprender más. Y con lo que gane extra, podré ir ahorrando y puede que me inscriba a la escuela luego de mudarme con TaeHyung. Estuvimos viendo unos lindos departamentos donde cabemos los dos y no son tan caros, se acomodan con mi sueldo.

Siento envidia de tu amigo —fue lo único que pudo decir, pues su instinto le ordenaba enfocarse en el "mudarme con TaeHyung".

¿Crees que voy a hacer con TaeHyung todas estas cosas que hago contigo? Es un omega, no encajamos. Y además es mi mejor amigo, alfa celosito. ¿Ves cómo eres primitivo? En lugar de decirme "sí, omega, buscaré gente con ropa averiada para enviártela", prefieres centrarte en tus celos. ¿Qué voy a hacer contigo?

Amarme y aceptar que mi lobo me convierte en un estúpido posesivo, eso tienes que hacer —se sonrojó, pues aún no se acostumbraba a decir tantas cursilerías a pesar de tener ya más de un mes conociendo a JiMin.

Claro que te amo —sonrió JiMin y luego lo tomó por los hombros—. Y esta es la única manera en que te permito ayudarme. ¿Lo harás?

Claro que sí —levantó las manos del omega y las besó—. Voy a hacerte el costurero más famoso de la ciudad, ya verás.

     Y ese día, luego de que ambos finalizaron su comida y con aquellos tiernos acuerdos, YoonGi por fin convenció a JiMin para subirse al auto y dejar que lo llevara a su casa. Fue difícil, puesto que a JiMin le aterraba que su padre se asomara por la ventana y lo atrapara con el alfa que ahora era su novio.

     Suficiente tenía con las sospechas, ya que su padre había notado el cambio de humor tan repentino y sus hermanas notaban el aroma a alfa, tan potente que no podían dejar de ser unas chismosas, provocando así constantes problemas con su padre. Para su suerte, su padre solo era un beta idiota que no percibía nada de ello, era lo único que le protegía.

Mi madre me ha reprendido esta mañana por el olor que cargo últimamente —le confesó YoonGi luego de estacionarse a una cuadra de la casa de JiMin.

¿Y qué le dijiste? —Contestó preocupado.

Nada, la ignoré —suspiró—. Pero eso solo la puso más entrometida, ahora piensa que salgo con una omega y hasta me mandó con el médico para hacerme un chequeo general, la prueba más vergonzosa fue la del conteo de espermas.

¿En serio? —JiMin se sorprendió, se sentía algo expuesto.

Sí, realmente quisiera decirle con quién estoy saliendo, pero solamente me faltan dos semestres para terminar la carrera y después seré libre. Pero ahora tengo ganas de mandar todo a la mierda, si me sigue hostigando voy a terminar por confesarle todo y aceptar que no me dejarán terminar mis estudios.

¿En serio son capaces de prohibirte estudiar solo por estar con un omega varón?

Sí, tenlo por seguro —se frustró y tomó la mano de JiMin, buscando sostén emocional—. Son tan despreciables... por eso quiero terminar ya mi carrera para poder soltarlo todo y...

¿Y? —JiMin se consternó cuando el alfa cortó la frase y se sonrojó al mismo tiempo.

Vas a decir que me estoy precipitando, mejor me guardo las palabras...

Yo también quiero soltarlo todo y fugarme contigo, YoonGi —YoonGi abrió los ojos de par en par, parecía que el omega le leía la mente.

     "¿Qué será cuando lo marque? ¿Será mucho más fuerte esta sincronía que hay entre nosotros?", pensaba YoonGi, su corazón se aceleró de solo imaginarse en la cama con su omega, proclamándolo suyo al fin.

¿De verdad te irías conmigo?

Claro —contestó sin pensarlo—. Solo extrañaré a TaeHyung, pero él puede visitarme a donde sea que yo vaya y yo igual, puedo venir a verlo.

¿Y cuándo sucederá eso?

Cuando tengas tu título —respondió con firmeza—. No puedes arriesgar tu futuro por mi culpa, sé que falta mucho tiempo, pero nuestra ventaja es que somos destinados, nacimos para estar juntos y supongo que también debemos morir juntos. ¿No es así?

No eras así de cursi cuando te conocí, Park JiMin.

Y tú no eras así de ridículo, apenas tenemos dos semanas de novios y un mes de conocernos. Solo has visto la punta del iceberg, alfa.

Me encanta que seas un irreverente —se sonrojó y besó la mejilla del omega—. No sé cómo haré para soportar tantos meses... sobre todo porque ahora querré que me calmes cuando el celo llegue.

No hables del celo, el mío está a punto de llegar y no sé qué demonios haré, no puedes marcarme aún, me volveré loco de soledad si tengo que soportar estar lejos de ti en esa semana.

Mierda —YoonGi suspiró de frustración—. ¿Te das cuenta de todo lo que tendremos qué soportar hasta el día de mi titulación? ¿Cuántos ciclos me voy a perder sin estar contigo?

No seas hormonal, podemos tomar supresores, lo he hecho por años y siempre han sido efectivos, no importa si tenemos que esperar. Al final, todo valdrá la pena, ¿verdad?

Así es —lo miró a los ojos y sonrió—. Entonces este plan sobre fugarnos juntos va a atrasar un poco tus estudios en la academia de diseño. Tendríamos que irnos de la ciudad, donde mis padres no puedan encontrarnos...

Ya veré la forma de estudiar luego de eso, por ahora solo mantén tu promesa sobre mandarme clientela. Si vamos a largarnos de aquí, necesitaré suficiente dinero para sobrevivir mientras nos asentamos.

¿Entonces tampoco te mudarás con TaeHyung?

No —suspiró con tristeza—. Se va a poner triste cuando se lo diga, pero una vez que le cuente sobre ti, se va a poner muy feliz y me apoyará en todo, ya lo verás. TaeTae es un omega muy noble y siempre ha estado conmigo en mis peores momentos.

Lamento haber llegado a mermar tus planes.

No, no, no lo lamentes —se compadeció y unió las frentes de ambos, respirando el aire cálido entre ellos—. Me voy a escuchar como omega tonto y cliché, pero encontrarte me ha traído tanta felicidad, que esos pequeños cambios serán soportables siempre y cuando estés conmigo.

En serio, no sé de dónde salió esa cursilería, pero me encanta. ¿Quién eres y qué has hecho con mi omega directo como una daga en la yugular?

Me pongo así porque estoy contigo, no creas que me la paso siendo cursi las veinticuatro horas.

Entonces me siento afortunado —le tomó por la cintura y unió sus labios con los del omega, besándolo casi posesivamente.

Suéltame ya, estoy a punto de tener un problema en mis pantalones, te has vuelto algo invasivo últimamente.

¿No te gusta? —YoonGi se alejó y se recargó en la ventana de la puerta del chofer.

Sí me gusta, pero no podemos permitirnos eso ahora. Pero cuando llegue el momento, alfa...

Cuando llegue el momento, te voy a...

     Antes de que YoonGi pudiera terminar su frase, el teléfono de JiMin anunció una llamada. Era su padre.

     A penas contestó, la voz molesta del beta pudo llegar hasta los oídos de YoonGi. JiMin se excusó mil veces con él y dijo que había hecho horas extras. Y cuando colgó, una vena se marcaba en la frente del omega, ya que estaba demasiado enfadado con su padre.

     YoonGi percibió las feromonas de miedo y molestia, opacaban el dulce aroma del omega y él odiaba eso. Sintió ganas de protegerlo y apaciguarlo, pero JiMin no le permitió que le abrazara porque solo se demorarían más, pues últimamente gustaban de darse largos y amorosos abrazos.

Te veré mañana, alfa.

Te extrañaré toda la noche y toda la mañana, omega.

     Se despidieron con una bella sonrisa y un pequeño beso cálido.

     Allá iba JiMin, de vuelta a su casa con el semblante feliz luego de haber besado al alfa, pero estaba preocupado por los regaños que recibía últimamente debido a sus llegadas tarde.

     A pesar del hostigamiento que recibía de sus hermanas y los regaños de su padre, JiMin durmió feliz esa noche porque su vida estaba mejorando cada día, casi podía sentir la total libertad a la vuelta de la esquina, solo debía ser paciente con todo a su alrededor. Ahora lo más sabio era aferrarse a las costuras de la camiseta de YoonGi, enhebrarse completamente con él para empezar a bordar el maravilloso futuro que les esperaba.

     Desde ese día, acostumbraron darse un pequeño beso antes de que JiMin saliera del auto de YoonGi, siempre estacionado a una cuadra de la casa, donde nadie pudiera verlos. Desde ese día, cada rutina y rito iba encaminado a agotar día tras día, hasta que por fin se llegara el momento de irse y ser felices lejos del alcance de las personas que jamás aceptarían su relación.

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