𝕀𝕏. 𝔸𝕝𝕘𝕦𝕟𝕠𝕤 𝕒𝕛𝕦𝕤𝕥𝕖𝕤


-Actualidad-

-Tiempo de embarazo: tres meses-

—Mi amor, ya debo irme al trabajo —JiMin susurra contra el oído de su alfa, quien gruñe un poco como respuesta—. Min, despiértate ahora o te desvestiré a la fuerza.

—Eso no es una amenaza para mí, Park, intenta con otra cosa —se burla el alfa y finalmente se estira en su lugar.

—Mmhh, podría intentar con dejarte en abstinencia. ¿Eso funcionaría?

—Eres tan malévolo —YoonGi se ríe y finalmente logra abrir los ojos—. De todas formas no puedo decirte que no, incluso si no me amenazas.

—Te tengo muy mal criado, alfita —el omega se ríe mientras continúa alistándose frente al espejo. Se peina hacia un lado su ondulado cabello dorado, pone un poco de brillo en sus labios regordetes y se cuelga sus arracadas favoritas.

—Hablemos en plural, omeguita, porque yo también te tengo muy consentido —como de costumbre, el alfa se pone tras su omega y le abraza la cintura mientras le habla directo en el cuello, encima de la marca.

—Bueno, no es como que yo esté inconforme —coquetea, mirándolo a través del espejo y disfrutando del dulce aroma de su alfa—. Dame tu camiseta, amor, ya debo irme.

—A sus órdenes, general Park —YoonGi se separa de él y se quita esa camiseta de Guns and Roses que tiene su aroma impregnado, pues durmió toda la noche con ella.

     Al recibirla, JiMin se quita su camisa blanca y se pone la camiseta que su alfa le entrega. Luego vuelve a colocarse su camisa y la abotona hasta arriba para evitar que la camiseta se vea, pues es muy celoso con las cosas de su pareja y no quiere que nadie vea lo que lleva debajo, aunque realmente no necesita ocultarla, ya que su aroma a alfa lo delata.

—No olvides renovar las prendas del nido, te toca hoy.

—Lo haré, amor —desde su lugar sentado a la orilla de la cama, YoonGi contempla como un idiota los finos movimientos de su pareja.

—Te hablaré para recordarte, de todas maneras. La vez pasada lo olvidaste.

—Para cuando me llames, ya lo habré hecho —presume el alfa.

—Más te vale —ya listo, el omega se voltea para presumir su bella figura para su alfa.

     Él usa pantalones negros de talle alto que resaltan sus preciosas curvas cada vez más acentuadas, zapatos de piel tan pulcros como el abuelo de Paul, camisa lisa y, por supuesto, su siempre presente anillo de plata que hace juego con el de su alfa.

     Luce simplemente como un ángel, pues gracias al embarazo, su cabello ha crecido un poco y su piel se ha puesto radiante. Y bajo su camisa, ocultándose latente, se encuentra una diminuta pancita que pronto amenazará con obligar a JiMin a usar pantalones más holgados, por eso es que ha estado usando sus mejores ropas últimamente, pues sabe lo que se vendrá en cuanto su pequeño solecito llegue a esa etapa donde es imposible ocultarlo.

—Te ves tan hermoso, déjame abrazarte antes de que te vayas —el alfa abre sus brazos y el omega rápidamente responde, sentándose en el regazo de su amor y permitiéndole que lo acaricie a dos manos.

—Lléname de tu aroma —le pide JiMin con voz dulce—. Por si la camiseta no es suficiente.

—Si no llegara a ser suficiente, iré corriendo al taller y me restregaré contra ti hasta que solo puedas oler a mí.

—Eres tan primitivo —se burla el omega y le da un pequeño beso en la nariz—. Me fascina.

—Debes irte, mi cielo. ¿Desayunaste bien?

—Sí, amor.

—No olvides la lonchera, hoy llevas dos danoninos.

—Gracias, mi vida —sonríe cariñosamente, besándole la nariz redonda al alfa.

— ¿Vienes a la una para comer?

—Sí, pasaré al puesto de verduras por algunos ingredientes.

— ¿E iremos al autocinema más tarde? Puedo pasar por ti si quieres...

—Claro que sí, vamos. Extraño mucho ir —suspira con cierta nostalgia—. Perdón que nos haya arrastrado a acurrucarnos y tener sexo casi a diario, siento que arruiné nuestros pequeños momentos fuera de casa.

—No te preocupes, cariño, esas cosas las podemos retomar poco a poco. Además... no me estoy quejando por cumplir tus antojitos lascivos.

—Me harás desnudarme si sigues hablándome así, mejor me voy —JiMin suelta una risita tímida y se separa, muy a fuerzas, de su alfa.

     Ya se le hace tarde para trabajar, pero realmente ya no le importa mucho porque ahora lo primordial cada mañana es levantar a YoonGi para que le entregue su camiseta.

     La incomodidad que antes JiMin sentía debido a los antojos, fue controlada casi por completo gracias a la lonchera que su amor comenzó a armarle cada noche. Sin falta, dentro de los recipientes se encuentran esas cositas indispensables que el omega necesita para calmar sus antojos: chocolates, nueces, fresas frescas, un danonino y una porción pequeña de kimchi. A veces, YoonGi cambia las golosinas por cositas un poco más saludables, como una manzana, uvas, ciruelas o un pequeño sándwich de atún o de huevo, haciendo caso a las recomendaciones que los Kim les hicieron.

     Y JiMin siempre llega con todos los recipientes vacíos, porque ese pequeño cachorrito dentro de él es muy demandante. De hecho, las mejillas de JiMin están un poco más rechonchas, al igual que su trasero y sus piernas, que por poco y no logran entrar en su pantalón esta mañana.

     Sin embargo, aunque lo de los antojos quedó cubierto (incluyendo ese que solo YoonGi en persona le puede dar y el cual obtiene siempre que llega del trabajo), JiMin siguió teniendo problemas emocionales por la inmensa necesidad de estar con su alfa. Realmente no creía que llegaría tan lejos, al grado de encerrarse un día en el baño, llorando y pidiendo por YoonGi. Ese día, el alfa tuvo que dejar una videoconferencia para correr hasta el taller y así poder consolar a su omega.

     Y también ese día (justo en el inicio del tercer mes), tuvo que llevárselo a casa, envolverlo entre las sábanas del nido y quedarse con él hasta que su ansiedad bajó. Ya que no sabían qué hacer, llamaron a sus siempre confiables médicos (y ahora mejores amigos), los Kim.

     SeokJin casi se hace pipí de la risa debido al tremendo episodio que el omega tuvo, ya que le habían tocado muy pocos casos como el de JiMin; pero finalmente les dio dos consejos que resolverían muchos problemas: tener intimidad más seguido y que el omega llevara una prenda impregnada del aroma de su alfa y así reduciría su ansiedad considerablemente.

     Y, en efecto, funcionó como ninguna otra cosa que se les pudiese haber ocurrido a este par de futuros padres primerizos, aterrorizados por no saber cómo lidiar con los cambios hormonales que un embarazo implica.

     Desde entonces, todas las noches se dan mimos muy acalorados, hacen el amor de muchas dulces maneras, ya sea en el nido o en su cama, siempre terminando con al menos un orgasmo cada uno.

     Y también desde entonces, JiMin despierta a YoonGi para que le entregue la camiseta con la que durmió. A partir de estas acciones, el problema de ansiedad por separación no se ha vuelto a presentar, pero JiMin sabe que el aroma de la camiseta y el sexo dulce no le calmará para siempre y, pasando los meses, seguramente necesitará hacer algo más para soportar la lejanía de su alfa mientras él trabaja.

     Algunas de las cosas que solían hacer fuera de casa, tuvieron que tomar una pausa debido a que en cuanto el omega pisa la casa siempre va directo a los brazos del alfa y solo quiere mimos, sexo, su lechita y dormir.

     No es que al alfa le moleste esta rutina nueva, sin embargo los Kim les recomendaron en su visita de ayer que intentaran equilibrar sus actividades diarias con el tiempo que pasaban teniendo encuentros íntimos, pues salir no le haría daño al omega, siempre y cuando tuviera al alfa cerca en todo momento y además vistiera algo con el aroma de su pareja.



— ¡JiMinnie, te ves precioso hoy!

— ¡Tu cabello se ve tan radiante, qué envidia!

—Ni a mí me sentó el embarazo tan bien como a ti, lindo omega.

— ¡Niñas, dejen de hostigar a JiMin y vuelvan a trabajar! —Les reprende JungKook a las chicas de la esquina, quienes son parte del club de admiradoras del omega.

     Ellas refunfuñan por el regaño y siguen trabajando, mientras que JiMin está con las mejillas encendidas debido a esa atención a la que aún no se acostumbra.

     Desde que contó sobre su embarazo en el taller, ha recibido demasiados halagos, más de los que está acostumbrado a recibir.

— ¿Todo bien, JiMin? —JungKook posa su mano en el hombro del otro omega, dándole apoyo.

—E... Estoy bien —carraspea un poco—. No las regañes, son buenas chicas.

—Lo son, de eso no hay duda —ríe el omega—. Sin embargo, se distraen demasiado y te desconcentran.

—Nada puede desconcentrarme, todavía soy productivo incluso con las hormonas a tope.

—Lo sé —le guiña el ojo—. No sé qué va a ser de este taller cuando llegue el momento de incapacitarte, te vamos a extrañar un montón.

—Sí, sobre eso... quería proponerte algo.

— ¿Qué cosa? —JungKook se sienta en el banquito junto a la máquina de coser de JiMin y le mira atentamente.

—No quiero quedarme haciendo nada, me gustaría que me mandaras algunos trabajos que pueda hacer con la máquina que tengo en casa.

—Ni hablar, lo que necesitarás será descansar, no es justo de mi parte mandarte trabajo en tu momento de incapacidad.

—Vamos, JK —le ruega JiMin, intentando sonar adorable—. Estar embarazado no es sinónimo de inutilidad, puedo trabajar aunque tenga que estar en casa...

—Minnie —resopla JungKook, un tanto conmovido por las peticiones de este omega tan trabajador—. Si lo que te preocupa es el dinero, te recuerdo que legalmente gozas de un seguro de incapacidad donde se te sigue dando tu salario, por ende no necesitas que te envíe trabajos.

—No es por el dinero —rezonga JiMin—. YoonGi y yo hicimos las cuentas y descubrimos que incluso si yo no trabajara en estos meses debido al bebé, podríamos vivir muy bien porque le están pagando mucho más que antes. Esto se trata de mi productividad, no puedo estar sin hacer nada, me volveré loco en casa incluso si YoonGi está conmigo todo el día. Y aunque vaya a necesitarlo demasiado, también debo darle su espacio porque tiene trabajo.

—Eres un caso muy peculiar, Minnie —ríe el omega—. Nadie en tu lugar pediría trabajar desde casa, pero ya que insistes, podríamos hacer algo para saciar esa necesidad loca que tienes por hacer algo.

— ¡¿De verdad?! —JiMin abre grandes sus tiernos ojos, emocionado por la oportunidad.

—Sí, mira —de su bolsillo, saca su pequeña agenda y se la muestra a JiMin—. Hay varios eventos programados para los meses que tendrás tu incapacidad, tenemos que hacer un total de treinta vestiditos para un festival escolar. Te daré material para que hagas algunos, pero no te aloques, no los harás todos, pero por supuesto que recibirás tu comisión

—Con eso basta, si surge algo más tienes que decirme o me aburriré como una ostra —JiMin hace un puchero, uno que el otro omega no puede tolerar porque es demasiado tierno. Y, sin su permiso, aprieta las mejillas abultadas de JiMin.

—Eres el omega más lindo del mundo, pero la criaturita que vas a tener seguro te quitará el puesto.

—Se lo voy a ceder sin duda, haré lo que sea por este solecito —JiMin se sonroja en sobremanera y regresa a su trabajo.

—Por cierto, tengo un obsequio para ti, pasa por él a mi oficina cuando sea tu hora de salida.

— ¿Obsequio? ¿Por qué?

—Porque te aprecio demasiado, no solo eres mi empleado más capaz, eres mi hermano, sastre bebé de Ahn HyeJin al igual que yo... y también me siento muy emocionado porque tu sueño de ser papá se está haciendo realidad, así que quiero darte un detallito como felicitación.

—Eres un maldito cursi —ríe JiMin, pero sigue sin poder recuperar el color natural de sus mejillas—. Muchas gracias, JK, nos vemos a la hora de salir.

     JungKook se despide amistosamente y desaparece tras la puerta de su oficina.

     JiMin continúa con su trabajo en turno: confeccionando un bello traje hecho de la tela más fina del mercado. Sin duda quien lo pidió tiene gustos exquisitos. Al mirar la ajustada cintura del pantalón, automáticamente voltea hacia abajo para observar su abdomen que se está comenzando a abultar.

—Me vas a poner en aprietos, solecito,literalmente. Ya no voy a poder usar pantalones así de pequeños por un tiempo,pero valdrá la pena solo por ti —ríe el omega para sí mismo y sigue trabajando,esta vez con mucha más energía porque ahora sabe que cuando su tiempo deincapacidad llegue, seguirá haciendo lo que más ama y desde casa, donde estarárodeado de la seguridad que su hogar y su alfa le proveen.



[Yoongi]

¿Estás feliz, mi amor?

De pronto sentí un chispazo de alegría en el corazón. ¿Alguien más te está haciendo feliz en este momento? Me voy a poner celoso...

<5:00 p.m.>



[JiMin]

¡Claro que estoy feliz! JK me acaba de hacer el omega más feliz del universo, deberías estar muy, muy, MUUUUY celoso.

<5:01 p.m.>



[Yoongi]

WTF PARK??

¿CÓMO QUE JK TE ESTÁ HACIENDO FELIZ? ¡NO PUEDE, ES UN OMEGA! ¡SOLO YO PUEDO HACERTE ASÍ DE FELIZ!

<5:02 p.m.>



[JiMin]

Jajajajaj eres un lobito impulsivo, no me dio esa clase de "felicidad" en la que tu pene está pensando.

<5:05 p.m.>



[Yoongi]

Este... ¡Yo no estaba pensando con el pene!

Ya dime por qué JK te hizo tan feliz antes de que corra a arrancarle los brazos.

<5:06 p.m.>



[JiMin]

Me hizo un regalito para pasar el embarazo. ¿Recuerdas que te dije que existen pantalones especiales que tienen un soporte especial en el abdomen? Pues me regaló tres y de tamaños progresivos. Probablemente me quiso decir que seré una ballena gorda, pero al menos tendré qué ponerme porque ya me aprietan mis pantalones negros.

<5:09 p.m.>



[Yoongi]

Ese maldito JK...

Pero mi vida, te pondrás gordito y redondito porque llevas dentro de ti un solecito que quiere salir a brillar, tendrás la pancita más adorable del mundo.

<5:09 p.m.>



[JiMin]

¿Ya se te pasaron los celos, alfa primitivo?

<5:11 p.m.>



[Yoongi]

Sí, y a ti ya se te hizo tarde para salir del taller, estoy esperándote afuera desde hace diez minutos. ¿Seguro de que no debo ponerme celoso de ese omega?

<5:12 p.m.>


—Eres un bobito —ríe JiMin apenas ve a su alfa recargado en el auto—. ¿Celoso de un omega? ¡JK y yo somos hermanos, hijos de la misma costurera, bordados del mismo carrete de hilo!

—JiMinnie, desde que te conozco soy un bruto lobo instintivo, me pongo celoso hasta del viento que te roza la cara.

—Entonces ven y reclama lo que es tuyo —JiMin abre sus brazos y el alfa corre hacia ellos para envolverlo en un abrazo bastante acogedor, lleno de seguridad.

— ¿Nos vamos? Alcanzaremos a hacer algunas compras antes de que empiece la película.

— ¡Vámonos! —El omega risueño le cubre de besitos la cara al alfa antes de subir al auto.

—Con que pantalones nuevos, eh —YoonGi toma la bolsa de regalo y observa el interior, luego la coloca en el asiento trasero y enciende el auto.

—Sí, pero no puedo usar el mismo todos los días, tendré que comprar más. ¿Crees que podamos ir hoy antes de la película?

—No será necesario —el alfa, un poco herido en el orgullo porque JungKook se le adelantó, toma una bolsa más grande del asiento trasero y se la entrega a su pareja.

— ¡Amor, eres increíble! —JiMin, como de costumbre estos últimos días, no puede con la felicidad y se suelta llorando mientras ríe al ver que dentro de la bolsa de papel hay al menos cinco pantalones especiales y además algunas camisas blancas que se ven más grandes que la talla que suele usar.

—Claro que estoy celoso de ese omega porque te sorprendió antes de que yo pudiera hacerlo, pero yo fui más detallista...

—Ya, celosito, ven aquí —emocionado, jala a YoonGi de la camiseta y lo envuelve en un fuerte abrazo donde deja pegadas algunas lágrimas en el hombro contrario. Y es correspondido con la misma fuerza y amor.

—Promete que te van a gustar más los míos que los que te dio JungKook —el alfa hace un ligero puchero y luego emprende el camino una vez que el omega se ha colocado correctamente en su asiento.

—Lo prometo, cariño —JiMin ríe, adorando cómo su caprichoso alfa intenta ser el centro de atención.

     Definitivamente esperar un bebé los ha cambiado de cierto modo a ambos, ya que están más sensibles y protectores que de costumbre. Si antes YoonGi quería mover cielo mar y tierra para hacer feliz a su omega, ahora no solo le ilusiona darle comodidad a él, sino también al cachorrito que están esperando.


JiMin despierta lentamente debido a una pequeña incomodidad.

     Sus ojos siguen cerrados debido a que la luz en el estudio es muy brillante, pero ya es consciente completamente de su cuerpo y es entonces que se percata de lo que le obligó a despertarse mucho antes que su alarma sonara: siente frío en su pie.

     Finalmente abre los ojos y advierte que el frío no solo se debe a que su pie está fuera de las cobijas, sino que también ha perdido su calcetín mientras dormía. ¡Su pie está tan congelado en este momento! ¡Está a punto de llorar porque su calcetín rosa y esponjoso no está!

     Qué triste despertar para este bello omega embarazado de tres meses, con sus sentimientos a flor de piel y su corazoncito desgarrado por la falta de esa prenda. Y para colmo... ¡Su alfa no lo acompaña en el nido esta mañana! ¿Dónde pudo meterse ese tonto alfa, justo cuando su omega la está pasando tan mal?

     Observa su pie, luego el lado izquierdo del nido donde debería estar dormido su alfa. ¿Por qué demonios se ha levantado primero él? ¿A caso pasó algo grave y tuvo que irse sin avisar?

     Hay mucha tristeza y frustración acumuladas en su pecho, atormentándolo. Entonces el puchero le da la bienvenida al berrinche mañanero. Las lágrimas le cubren los ojitos, formando largos riachuelos sobre sus mejillas rechonchas y rojizas. Su pecho está siendo oprimido por estas malvadas emociones y las ganas de llorar, ligeros hipos de llanto rompen el silencio mañanero.

     Es entonces que el alfa aparece en la puerta del estudio, alarmado por la terrible tensión que sintió a través del lazo. Al ver a su omega lloriqueando, se apresura a hacerle compañía en el nido.

—Mi vida, ¿qué pasa? —Pregunta con cierta agitación. JiMin nunca había despertado de esta manera.

     El omega simplemente se acurruca en el cuello de su alfa, en busca de ese calor y seguridad. Sigue derramando lágrimas, pero ya se siente mejor porque al menos una de sus preocupaciones ha quedado resuelta.

     El aroma a arándanos y jamaica logran darle la capacidad para respirar de manera rítmica y tranquila, a pesar de que le preocupa su calcetín perdido. El alfa le consuela, acaricia su pequeña espalda y canta para él esa canción especial, a la espera de que esto lo haga sentir confiado para explicar qué le ocurre esta mañana.

Here comes the sun, du du du du, here comes the sun and I say it's all right... Little Darling, the smiles return into the faces...

     Y definitivamente la voz desafinada de su alfa le trae muchísima tranquilidad, aunada claro a los mimos suaves que recibe en la espalda. Mientras se permite ser amado, JiMin olisquea el cuello de su alfa y reparte pequeños besitos húmedos en él a modo de agradecimiento. Sin embargo, todavía siente la necesidad de tenerlo más cerca, como si temiera que desaparezca en cualquier momento y le deje su lado del nido vacío.

     Entonces, como un acto desesperado pero a la vez posesivamente tierno, JiMin deja un mordisco pequeño en el cuello del alfa, a lo que este reacciona riéndose, ya que el omega jamás le había mordido en todo lo que llevan de relación.

     Al sentir el lazo menos tenso, el alfa se desprende un poco de su omega, toma ambas manitos y le mira con cierta gracia.

— ¿Me acabas de morder?

     El omega no responde, simplemente asiente y forma un puchero adorable. Sus ojos siguen vidriosos por el llanto. YoonGi aún puede sentir en su pecho la incomodidad de JiMin.

— ¿Ya me vas a decir qué pasa?

     Silencio es lo que obtiene por respuesta, esto empieza a frustrar un poco al alfa. Sin embargo, siente un movimiento bajo las cobijas y entonces voltea para encontrarse con el pie desnudo del omega.

     Ante esto, JiMin le hace señas, intentando decirle que perdió su calcetín y lo necesita de vuelta. Y la única manera en que puede comunicárselo, es lloriqueando y moviendo los regordetes deditos de su pie.

—Oh, ya veo —ríe el alfa y le toma el pie—. ¿Perdiste tu calcetín?

     JiMin no responde a lo obvio, simplemente sigue moviendo sus deditos y lloriquea. En respuesta, YoonGi levanta las mantas e inspecciona todo hasta que, finalmente, da con el felpudo calcetín de color rosa.

—Lo encontré —lo presume entre sus manos y se arrodilla junto al nido.

     Con mucha delicadeza, toma el pequeño pie de su pareja y, antes de volver a guardarlo en el cálido calcetín, esparce unos pequeños besitos en el dorso del pie, por encima de los deditos, luego en la planta y termina en el tobillo.

—Tu pie huele a quesito —se burla YoonGi y, luego de colocarle el calcetín al omega, recibe una patada por la nada agradable afirmación sobre su olor a pies.

—Gracias por encontrar mi calcetín, alfita tonto —le saca la lengua adorablemente.

     Pero luego se siente un poco culpable de haber hecho semejante drama y además haber mordido a su alfa en el cuello. ¿No es esto demasiado para él? Claramente el embarazo le está afectando más de lo que pensaba.

—Me pusiste un gran susto, omeguita. Todavía no quería que te levantaras porque aún no sirvo el desayuno.

— ¡¿Desayuno?! —Sus ojitos de pronto brillan, pero también siente extraña esta situación—. ¿Qué hora es? ¿Por qué te levantaste tan temprano? ¿O es que me quedé dormido y llegaré tarde al trabajo?

—Tranquilo, mi amor —le toma ambas manos y sonríe cálidamente—. Son las siete a penas, me desperté temprano porque.... Bueno, realmente no sé por qué. De pronto mi lobo me levantó y estaba inquieto, pero como tenía mucho sueño no sabía la razón. Entonces di vueltas por la casa y terminé en la cocina sin darme cuenta, así que aquí me tienes: haciéndote el desayuno como antes.

—D-De verdad tú... —al omega se le hace pequeñito su corazón—. ¿De verdad me hiciste desayuno?

—Sí, mi vida —deja un pequeño besito en cada mano—. Y creo que lo seguiré haciendo porque mi lobo tiene ganas de alimentar a mis dos bebés.

     JiMin termina por desbordarse de felicidad. Se abraza fuerte a su alfa y planta pequeños besitos donde antes dio una mordida.

     Y luego de algunos mimos mañaneros, YoonGi le invita a la cocina para terminar el desayuno y comenzar así un nuevo día.

     Pero antes de salir del estudio, JiMin se percata de que el frío ya está saludando a la ciudad, así que se envuelve en su manta amarilla, esa que huele tanto a YoonGi porque es la que usa para cubrirse mientras trabaja frente a su computadora. Completamente envuelto y feliz, el omega acompaña a su alfa hasta la cocina.

     Inmediatamente se deleita con los diversos olores que ahí se encuentran, así que una nueva ola de emociones intensas se avecina, acompañada obviamente de algunas lagrimitas.

—Hiciste...

—Tu desayuno favorito: huevos revueltos con jamón, suficientemente dorados porque no te gusta cuando quedan muy suaves —dice el alfa y le acerca un plato—. Fruta con yogur, pasas y cereal, pan tostado y, para hacerte más feliz, chocolate caliente. También alisté tu lonchera para el trabajo, hoy llevas lo de siempre, pero agregué una cajita con zanahorias, necesitas comer más verduras.

—Maldita sea, Yoon, no puedo dejar de llorar —el omega no puede creer lo mucho que está llorando, realmente es uno de los mejores despertares que ha tenido desde que está embarazado.

—Cuidado con esa boquita. Es increíble que hace unos minutos estabas haciendo pucheritos y ahora ya maldices como todo un adulto —se burla el alfa, luego le sirve la comida y pone junto al plato esa gran taza de gatito, la favorita de JiMin, la cual está hasta el tope de chocolate caliente.

—Lo siento, estoy cada vez más llorón —limpia sus lágrimas con una servilleta, al fin puede ver claramente a su alfa—. Y... ehm... respecto a la mordida... ¿Te dolió?

—No mucho —el alfa se sienta frente a él, también con sus tazones llenos—. Nunca me habías mordido, bebé. ¿Qué fue eso?

—No... no lo sé, sólo tuve ganas de hacerlo porque sentí mucha desesperación. Lo del calcetín me puso muy mal y además no estabas, creí que algo había pasado, me desorienté y te necesité demasiado.

—Lo sé, amor, lo sentí en mi pecho y me diste un gran susto.

— ¿Me perdonas?

—No hay nada qué perdonar, bebé —YoonGi acerca para él un gran bocado de huevos revueltos—. Ya sabes que yo responderé siempre a los llamados porque eres mi prioridad, y ahora lo eres el doble porque llevas dentro de ti a nuestro solecito.

— ¿Eso quiere decir que puedo hacer todos los berrinches que quiera y no te vas a enfadar?

— ¿Tengo opción?

— ¡Min YoonGi! —El omega lo patea por debajo de la mesa, pero YoonGi solo puede reír y ser inmensamente feliz por el bello momento que está viviendo con su pareja.

     Parece ser que el instintivo lobo de YoonGi, en su afán por cuidar a sus dos tesoros, decidió que sería buena idea levantar al alfa todos los días para proveerle un buen desayuno y así pueda tener suficientes fuerzas durante el día.

     Porque claro, con lo que lleva en su lonchera no es suficiente y a veces el omega no puede hacerse un desayuno tan laborioso desde que el alfa comenzó a trabajar desde casa.

     Pero a partir de hoy, una vieja rutina vuelve a instalarse, esta vez con más fuerza y dedicación porque sus lobos se lo exigen, sus almas están tan sincronizadas que pueden leer las necesidades del otro con solo cerrar los ojos y concentrarse en su lazo.

     Los despertares de JiMin se han vuelto mucho mejores, incluso cuando irremediablemente pierde su calcetín y su alfa debe ir al rescate para colocárselo, darle mimos y llevarlo a desayunar.

     Quién diría que iban a terminar envueltos en semejantes dramas todas las mañanas por un calcetín. Ni en un millón de años, JiMin se habría atrevido a llorar por una nimiedad, tampoco imaginó que iba a necesitar morderle el cuello a su alfa cuando la ansiedad le sobrepasaba.

     ¡Qué dulce caos es vivir la espera de un cachorrito!

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