𝕀. 𝕋𝕣𝕒𝕤𝕔𝕖𝕟𝕕𝕖𝕣


     Aunque hace un terrible calor y tienen la piel pegajosa por el sudor, ellos salen a dar un paseo al parque porque aman esa época del año por una sencilla razón: las flores, los árboles y los animales muestran sus colores más vivos.

     Alfa y omega caminan por esa arboleda que llevaban ya tiempo sin visitar. Los árboles tupidos de su más brillante verde, la tierra fértil bien poblada de hierbas y el agua fresca donde los patos nadan, todo a su alrededor les trae recuerdos de esa época difícil donde su amor se puso a prueba.

— ¿Recuerdas cuando te traje aquí por primera vez? —Le pregunta el alfa mientras le aprieta la mano al omega, a pesar de que la suya está sudada.

—Sí, creo que la marca que dejamos en el árbol aún debe estar ahí —el dulce omega se sonroja, sonríe de orgullo y quizás de vergüenza, gesto que no puede ocultar para nada.

— ¿Quieres ir a buscarla para reírnos de nosotros mismos por lo ridículos que éramos?

—Vamos —JiMin le reta y sale corriendo en busca de aquel árbol.

     El alfa corre tras su omega dándole ventaja, pues se siente demasiado perezoso debido al calor y, si es sincero, odia correr, pero lo hace solo porque su dulce omega lo motiva con sus gestos traviesos y sonrisas inocentes. ¿Y cómo no va a correr tras él? Ese olor a danonino de fresa y rosas de castilla es irresistible y el lazo que los une logra levantar su pesado cuerpo a la hora que sea.

— ¡Aquí está, YoonGi! —Grita victorioso el omega, saltando de felicidad y mostrando sus mejillas enrojecidas por la felicidad y, en parte, por el calor.

     El alfa llega como puede, arrastrando los pies e intentando mantenerse erguido.

— ¿Sigue igual que antes?

—Claro que no, bobito —sonríe el omega y le toma de la mano—. El árbol se ha engrosado un poco, pero nuestras iniciales se ven perfectamente todavía.

—Hermoso —sonríe YoonGi y pasa su mano por encima de la marca, que es tan profunda como la que JiMin lleva en su cuello.

     Las iniciales PJM & MYG se notan a la perfección, encerradas en un corazón medio torcido. Y, si bien es cierto que la naturaleza ha avanzado irremediablemente, las marcas permanecen para presumir el amor tan joven que empezó ahí.

— ¿Cuánto tiempo crees que dure en borrarse? —Pregunta el omega y se abraza al torso de su alfa, olisqueando su aroma a arándanos y jamaica, ese que le conforta tanto desde que se conocieron.

—Serán décadas, tal vez, pero al menos creo que permanecerán aquí hasta que muramos —corresponde el abrazo de su dulce omega y le besa la frente. Incluso si hace calor, su gusto por abrazar al omega jamás se aminora.

—O hasta que alguien malo venga y tale este árbol —JiMin forma un puchero que denota tristeza, pero a YoonGi es tremendamente adorable.

—Y entonces —suspira YoonGi— cuando nuestros restos yazcan bajo tierra y este árbol sea talado o poco a poco su corteza devore nuestra marca, ese día nadie recordará lo grandioso que fue nuestro amor.

     YoonGi a veces se pierde entre sus pensamientos y constantemente le abruma la idea de que son tan pequeños e insignificantes en este mundo, que a veces las cosas que hace la humanidad no tienen sentido porque nadie las recordará cuando el tiempo pase.

     Y ese era un sentimiento pesimista que muchas veces lo hundió en la desesperación y en las ganas de mandar todo a la mierda cuando era más joven.

     Pero cuando está junto a su omega, esa sensación de pequeñez e insignificancia se apacigua, pues alfa y omega forman un universo donde ellos son los principales astros, los protagonistas, los más importantes todo el tiempo. Juntos fabrican su propia eternidad día tras día.

—Sí, puede que eso pase —asiente el omega, dispuesto a aprovechar esa oportunidad para decir eso tan importante que se está guardando desde hace semanas—. Puede que en cien años nadie nos recuerde más y nos convirtamos en polvo de estrellas más rápido de lo que imaginamos, pero yo sé cómo podríamos hacer que nos recuerden, o al menos que nuestra huella quede más tiempo marcada en el universo.

     Pero así como YoonGi suele profundizar demasiado, también aprovecha cualquier oportunidad para ser irónico, jugar bromas sin sentido o decir alguna vulgaridad.

— ¿Haciendo un video porno que se quede en internet para siempre? —Alza sus cejas y mira de forma sugerente al omega, lo cual provoca un sonrojo de mejillas al instante.

— ¡YoonGi! —Le pega en el hombro y ríe avergonzado—. ¡Alfa pervertido!

—Admite que te gusta que yo sea un vulgar a veces —se burla YoonGi y le besa la punta de la nariz.

—Sí, pero sabes que me van más las cosas tiernas y hasta me gusta escuchar cuando te pones demasiado existencial.

—Entonces deberás dejarme y buscar un alfa tierno, porque yo soy setenta por ciento vulgar, treinta por ciento tierno.

—Jamás pensaría en buscar otro alfa —sonríe JiMin y se abraza al cuello de YoonGi—. Estoy bien con mi bello destinado. Además puedes ser vulgar y tierno a la vez, no me quejo de esa dualidad.

—Tienes razón —se pavonea YoonGi—. Min YoonGi es la combinación perfecta entre esas dos polaridades.

—Y también se te da ser fanfarrón, pero así te amo, alfa —se ríe JiMin, besándole la mejilla—. Pero no me dejaste terminar mi argumento sobre cómo podríamos trascender tú y yo.

—Cierto, perdón —se disculpa y le acaricia las mejillas de manzana a su dulce omega—. Y la respuesta a esa pregunta creo que es muy obvia.

— ¿Ah sí? ¿Cuál es? —Pregunta en un susurro, rozando intencionalmente sus labios con los del alfa.

—Hacer... —con sus labios, él acompaña las caricias de los labios y cierra los ojos—... un... —JiMin sonríe en medio del beso, pues siente por fin que aquello se hará realidad—... ¡UN MONUMENTO DE MÁRMOL Y VENDERLO A UN MUSEO! ¿Te imaginas? Podrían tallar una estatua de nosotros desnudos y anudados, sería una completa obra de arte, tan obscena y al mismo tiempo tan natural y bella, que la gente la vería por puro morbo y sería un total éxito. La titularíamos: "el alfa y el omega que más se amaron en toda la historia de la humanidad".

— ¡MIN YOONGI! —Gruñe JiMin y empuja al alfa, callándolo de inmediato—. ¿Estás loco? ¿Un monumento nudista? ¡Yo estaba hablando de trascender teniendo un cachorro!

—Deberías ver tu cara molesta en este momento —ríe el alfa y le aprieta las mejillas a JiMin—. Eres tan adorab... espera... ¿Qué? ¿Un cachorro?

—Sí, alfa idiota —se separa bruscamente y se cruza de brazos, está intentando fingir molestia—. Lo que escuchaste, quiero tener cachorros contigo.

—Mi amor... —YoonGi se encuentra boquiabierto, asombrado y... casi eufórico. Realmente no esperaba esa respuesta.

     Esa respuesta que ambos habían estado anhelando durante tres años...

—Lo he estado pensando bien —suspira el omega y se acerca lo suficiente, como si temiera ser escuchado por los árboles—. Estoy listo, mi amor, quiero que formemos esa familia que siempre hemos soñado desde antes que me proclamaras tuyo.

—JiMinnie, yo... —de verdad está atónito, tan feliz que no cabe en sí mismo y tampoco puede expresarse claramente.

—Sé que tal vez pienses que es muy pronto porque tenemos solo dos años viviendo juntos, pero he hecho las cuentas y creo que seríamos muy capaces de criar un cachorrito juntos y si quieres... tal vez dos o tres más adelante, los que tú quieras.

     JiMin se siente algo avergonzado de pedir aquello, a pesar de que había practicado un montón para confesar tal deseo a su alfa. Y YoonGi aún se encuentra en un tremendo shock al mismo tiempo que su corazón se envuelve de ternura cuando su mente se llena de imágenes hermosas de JiMin embarazado y, más tarde, cargando a su cachorrito (o cachorritos) en los brazos.

— ¿Por qué te quedas callado? —Pregunta JiMin, sintiéndose inseguro al ver la mirada perdida del alfa.

—Es que estoy... asombrado —respira al fin y comienza a caminar en círculos mientras JiMin solo lo mira confundido.

—Perdón si te incomodé, es que...

— ¿Incomodarme? —Se exalta el alfa—. JiMin... ¡ES LA PROPUESTA MÁS HERMOSA QUE ME HAS HECHO EN LA VIDA, MI AMOR!

     A través del lazo, JiMin puede sentir la euforia que su alfa está desatando, su corazón se acelera mucho más y siente unas terribles ganas de ser abrazado con fuerza, de sentirse apresado entre la seguridad de los brazos de su amor.

—Me alegro que estés reaccionando así —JiMin suelta al fin el aire que tenía retenido y se abraza a la cintura de su alfa—. A decir verdad, estaba temeroso por tu respuesta, ya que hace mucho tiempo que habíamos decidido posponer eso porque necesitábamos establecernos bien, pero ahora creo que sí tenemos la capacidad de tener nuestra propia familia, mi alfa.

—Bueno... —el alfa se rasca la cabeza y desvía la mirada, aquella ansiedad es percibida rápidamente por JiMin.

     Entre ellos no existe cabida para secretos, pues son almas gemelas, sus lobos están unidos por el destino y pueden presentir al otro todo el tiempo, incluso estando lejos.

—Dime ahora qué está pasando... ¿Es algo malo?

—No, para nada —sonríe y al fin encara al omega—. ¿Sabes por qué te traje aquí?

— ¿Tengo que adivinar? —Coquetea JiMin, luego de sentirse más seguro.

—Te dejaré adivinar porque eres el omega más astuto del mundo y seguro lo presentiste desde que nos estacionamos aquí —juguetea con la punta de su nariz, frotándola contra la de su amor y le hace reír suavemente.

     Justo con esa risa tímida que le llena de calidez el corazón.

—Por nuestro aniversario de mudanza —responde audazmente JiMin—. Un día como hoy, pero hace dos años, huimos y llegamos a esta ciudad sin nada más que nuestros ahorros y tu título universitario recién recibido. Esa noche dejamos nuestras pertenencias en el hospedaje de allá —y señala con su dedo hacia un hostal barato que está a tan solo dos cuadras—, y estábamos tristes, enojados y frustrados porque todo pasó más rápido de lo que esperábamos, pero nos teníamos el uno al otro. Salimos a dar un paseo en la noche a pesar de que hacía frío, porque a ti te encanta sentir el frío en las mejillas, y terminamos en este parque, compramos unas brochetas de cordero y nos sentamos en la orilla del río a comer lo único que podíamos permitirnos en ese momento. Luego vimos este árbol y dijimos "oh, mira, deberíamos grabar nuestras iniciales aquí para sentir que ya pertenecemos a Seúl", pero no teníamos una navaja, en cambio solo estaba ese cortaúñas que siempre cargabas en tus bolsillos y me lo diste para escribir esas iniciales dentro de un corazón todo torcido, me lo dejaste a mí porque dices que soy el que más fuerza tiene en las manos, pero terminamos riéndonos porque fue un completo desastre.

—Y luego de reírnos como idiotas —continúa YoonGi y afirma el abrazo en la cintura de su omega—, te llevé de vuelta al hostal y te hice el amor, esa noche reforzamos nuestro lazo de forma verdadera, sin miedo a ser juzgados o descubiertos... y aunque rompimos nuestra promesa, de todas formas valió la pena.

—Sí —JiMin baja su mirada, ruborizado de solo recordar la belleza de esa noche—. Recuerdo cada detalle porque fue una mezcla terrible de emociones, no sé cómo pude sobrevivir a tanto estrés.

—Tampoco lo sé, eres un omega sensible y asustadizo, siempre tengo que anunciarme antes de llegar a la cocina cuando estás ocupado porque te exaltas muy fácil si llego y te abrazo por la espalda, mi pequeño omega arisco —bromea el alfa y el omega se ríe con timidez, pues el alfa lo conoce tan bien.

—Alfa bobo —se burla JiMin—. ¿Acerté?

—Sí —le besa la frente con dulzura—. Y también te he traído para contarte una noticia importante.

     Al momento de decir eso, el estómago del omega se retuerce sin razón. Aquella sensación pertenece al alfa, es una típica señal de que la noticia será impactante.

     Lo mismo había sentido cuando YoonGi le anunció que lo habían contratado como programador en una empresa importante, luego de estar buscando trabajo sin cesar durante el primer mes desde que se mudaron.

—Dime —suspira JiMin e intenta soportar la tensión que YoonGi le comunica a través de su fuerte lazo.

— ¿Recuerdas que apliqué para ascender al puesto de programación de videojuegos, y que JiYong me estuvo supervisando mucho los últimos dos meses?

—Ajá —entrecierra sus ojos, intuyendo algo y esperando a que YoonGi conteste.

—Pues... —YoonGi se sonroja, agacha la cabeza y más tirones se sienten en el estómago del omega debido a las fuertes emociones que el alfa le transmite a través del cálido y firme lazo que une sus almas.

     Y cuando pasan unos segundos en silencio, JiMin nota algunas lágrimas correr por las mejillas de su amor. Aquello le derrite el corazón.

     Aquel siempre había sido el sueño de YoonGi, era su puesto soñado. ¡Y por fin lo ha conseguido!

—Mi amor, mi alfa, mírame —susurra JiMin y le levanta cuidadosamente el rostro.

     Una enorme sonrisa y lágrimas de felicidad surcan el adorable rostro de YoonGi.

—Estoy tan feliz, JiMin —solloza y corre a esconderse en un abrazo de JiMin, de esos que siempre le llenan de fuerza y vitalidad.

     JiMin no puede evitar llorar con él y abrazarlo tan fuerte como puede.

—Mi amor —suspira JiMin mientras deja brotar sus lágrimas—. Felicidades, mi cielo, lo has logrado, estoy tan orgulloso de ti. Y ahora entiendo por qué he estado ligeramente eufórico desde hace tres días. ¿Era por eso?

     YoonGi asiente, aún con lágrimas en los ojos y se abraza aún más a su pareja. Continúa desahogando esa felicidad mientras respira el suave aroma de JiMin. Nada le hace más feliz que compartir abrazos así de profundos donde puede oler en el cuello de su omega el aroma de los dos.

     Rosas de castilla y danonino de fresa.

     Arándanos y jamaica.

     Sí, los aromas más perfectos del mundo en una sola esencia, dándome tranquilidad y paz.

     Luego de que la euforia pasa, se limpian las lágrimas mutuamente y se recargan en su árbol.

—Esto traerá muchos cambios positivos, JiMinnie —habla YoonGi al fin—. Creo que el destino se alineó para que la decisión del cachorro y mi trabajo concordaran a la perfección.

— ¿De qué clase de cambios hablas, amor?

—Podré trabajar desde casa la mayor parte del tiempo —sonríe orgulloso—. Sólo tendré que ir a la empresa dos o tres veces por semana, por algunas horas, así que podré estar contigo, cuidarte y atenderte en todo lo que necesites. Además ganaré más dinero y podré comprar para nuestro solecito las cosas más bonitas del mundo. Y si todo va bien, le daremos la mejor educación que un niño pueda tener, nunca nos faltará nada, te lo prometo.

—Sólo hay una cosa que no me agrada, amor —JiMin se tensa un poco, a pesar de lo feliz que le hace esa idea—. Tendré que dejar de trabajar en el taller de costura por algunos meses, no quiero que se te cargue la mano. Se supone que somos un equipo y, aunque gano menos que tú, siempre procuro que llevemos las finanzas de forma equitativa. Necesito que esto sea justo todo el tiempo para ambos, yo podría trabajar también desde casa...

—Amor, no pienses en eso —le regaña YoonGi con su tono dulce—. Llevarás a nuestro cachorro en tu vientre, lo mantendrás alimentándose de ti todo ese tiempo y será cansado, así que dejar de trabajar por un tiempo es algo inminente para todos los omegas y betas que tienen hijos. Incluso a los alfas ya nos dan un periodo de incapacidad para estar cerca de nuestras parejas mientras la etapa más frágil pasa.

—Está bien —suspira JiMin—. Gracias por aceptar que lleve tus cachorros, mi alfa.

—Nuestros cachorros —recalca YoonGi—. Creo que mis crisis existenciales se van a ir por mucho tiempo a partir de ahora.

—Me da gusto eso —su pecho se infla de orgullo y besa la barbilla de YoonGi—. Piénsalo de esta forma: cuando nuestro cachorrito crezca, le contaremos nuestra historia a detalle y él o ella se encargará de contársela a los demás. Y cuando tengamos nietos, los juntaremos para contarles la historia también, y como somos artistas los dos, puede que alguno nos salga escritor, pintor, escultor o cinéfilo y entonces podrás tener tu tan amada escultura o pintura de nosotros anudados, o tal vez una novela romántica y erótica con los detalles más perversos que te puedas imaginar. ¿Qué te parece esa idea, alfa pervertido?

—Oh, mi dulce omega —susurra con amor contra sus labios—, tal vez creas que yo soy el pervertido aquí, pero tú eres solo un lobo feroz vestido de oveja, también se te sale lo vulgarcito a veces.

— ¿Qué querías? —Alza sus hombros, cuan desvergonzado—. Mi alma gemela es un pervertido y yo soy demasiado tierno, algo teníamos que capturar del otro al unir nuestros lobos.

     Se miran con toda la admiración y amor que se guardan, después se unen en un fuerte abrazo, siendo tan felices al mismo tiempo porque, al fin, los tiempos maravillosos que siempre habían deseado, se volverán realidad.

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