✿¿Sueño o realidad? - Primera Parte✿ | VI One-Shot|

Jack tenía diez años cuando cruzó por primera vez las puertas de una realidad que parecía tan lejana.

El lugar que su mente le hizo observar era colorido, pero no podía sentir una sensación de satisfacción ya que sus ojos observaban los rostros de las personas que parecían observarlo con cierta consternación.

No podía entender a qué se debía este comportamiento, pero había decidido continuar por aquella callecita que le había parecido como por arte de magia y tararear una canción que le parecía desconocida.

-London Bridge Is Falling Down...-

Era mayor en el sueño, pero Jack no parecía molesto por el cambio. Caminó con velada curiosidad hacia un edificio, aunque su conciencia le sugería lo importante que era para él ese lugar, no podía entender por qué.

-Falling Down, falling down...-

Sintió una gran nostalgia, un sabor agridulce en la boca que no quería desaparecer.

-London Bridge Is Falling Down...-

Solo sabía que si llegaba a ese lugar, encontraría su punto de apoyo seguro, la certeza real de llevar una existencia mejor a pesar de los sentimientos de culpa que lo atormentaban.

-...my Fair lady.-

-Esta canción es maravillosa.-

Escuchó una voz que era fuerte y suave al mismo tiempo que venía detrás de él, y Jack sintió que su corazón dio un vuelco.

¿Por qué sonaba tan familiar?

-Gracias.- Jack frunció los labios en una educada sonrisa: -Cantarla se ha convertido en un agradable hábito.-

Tan pronto como se giró para mirarlo, el inglés se encontró frente a un hombre de gran encanto.

Ojos azul claro lo miraban con sincera curiosidad, y unos mechones de cabello largo que parecían llamas ardientes adornaban su rostro. Era musculoso y parecía que se había enfrentado a muchos duelos a lo largo de los años.

Pero cuanto más se perdía Jack en admirarlo, más corría el riesgo de desconectarse de todo lo que le rodeaba.

"Este hombre es el sol." pensó con extrema sinceridad.

-Eres inglés, supongo.-

-Exacto, Sir. En cambio, usted debería ser un dios, ¿o me equivoco?-

-No te equivocas en absoluto.- le dedicó otra brillante sonrisa: -Vengo del panteón griego y soy un dios.-

-Entiendo.- Jack se llevó una mano al pecho, haciendo una pequeña y elegante reverencia: -Perdón por la insolencia, pero no es frecuente encontrarse con una divinidad. Mi nombre es Jack, encantado de conocerla, Sir.-

-Jack, eh?-

El dios se acercó, tendiéndole la mano.

-Es un nombre hermoso.- se escuchó responder, mientras su figura se envolvía en un color brillante y puro, como si los mismos rayos del sol lo golpearan para hacer evidente su belleza y fuerza: -H̷é̷r̷c̷u̷l̷e̷s̷.-

-Pardon?-

-Es mi nombre.- otra risa contagiosa escapó de los labios del otro: -Estoy feliz de conocerte, Jack.-

Pero si trató de continuar la conversación con el dios como si nada hubiera pasado, los pensamientos de Jack se vieron acosados ​​por la duda.

¿Por qué no había sido capaz de oír su nombre? Era como si hubiera escuchado una interferencia que le impedía escucharlo con claridad, pero si en el fondo quería volver a preguntarle cómo se llamaba, había algo que se lo impedía.

Durante la tranquila charla Jack había dicho frases de completo significado, inherentes a algo familiar que al segundo siguiente le resultaba totalmente ajeno, y no podía formular un discurso dictado por su propia voluntad.

Era... inusual.

-¿Te gustaría volver a encontrarnos mañana?- le preguntó el semidiós en un momento, bastante avergonzado. La luz que lo rodeaba se había vuelto más intensa: -Disfruté mucho de tu compañía.-

-El sentimiento es mutuo.- esta vez fue Jack quien le tendió la mano, y cuando el otro le devolvió el apretón, le besó la espalda con efervescente delicadeza: -Será un placer para mí continuar con esta conversación.-

El último recuerdo que el pequeño Jack pudo guardar fue que las mejillas del dios adquirieron un color sonrosado.

Cuando abrió los ojos, casi lamentó ver su habitación en completo orden, y no el lugar que le había dado la oportunidad de encontrarse con ese dios con un corazón tan bondadoso.

-¡Mamá!- Jack bajó las escaleras con una prisa que no le convenía, en el séptimo cielo: -¡Tuve un sueño realmente extraño!-

-¿De verdad?- Mary dejó de preparar el desayuno, mirándolo con curiosidad: -¿Qué sueño tuviste?-

-¡Conocí a un dios con hermosos colores!- exclamó alegremente.

-¿Un dios con hermosos colores?- María se rió entre dientes divertida: -Debe haber sido un sueño hermoso.-

-Sí, estuvo hermoso.- Jack se sentó, esperando que el desayuno estuviera listo y conteniendo las ganas de abrazar a su madre para no molestarla: -Espero volver a verlo.-

-Si realmente lo crees, podría pasar esta misma noche también.-

-¿Podría verlo en un sueño incluso hoy?- Jack sonrió ante la idea.

-Cierto.-

El niño de ojos heterocromáticos movía las piernas alegremente, comenzando a fantasear con lo que soñaría la próxima vez.

Quién sabe, tal vez ese dios realmente existió y se le apareció en un sueño porque quería hacerse amigo de él.

-No puedo esperar a que llegue la noche.- murmuró cuando vio un par de brindis que le ofrecía su amada madre.

La melancolía que había sentido pocas horas antes de despertar había sido reemplazada por una alegría inmensa, tan grande que hacía de Jack la persona más feliz del mundo.









Como si su petición hubiera sido concedida por los dioses, Jack seguía soñando con él.

Eran momentos de pura felicidad los que vivía durante la noche, cuando se desvanecía la realidad que lo rodeaba y ese mundo brillante donde vivía gente de muchos colores.

Con algo de esfuerzo, finalmente logró descubrir que el nombre de su amado dios era Hércules. Un día había decidido concentrarse más de lo debido y la molesta interferencia que tanto le molestaba había sido interrumpida.

También había descubierto que era un asesino y que él también tenía que participar en el Ragnarok, al igual que Hércules, pero los detalles aún no estaban muy claros y no era fácil colocar las piezas del rompecabezas en su lugar.

Sin embargo, aunque experiencias como leer los sonetos de Shakespeare con su amado dios hubieran sido para él una fuente de felicidad inconmensurable, esa burbuja de seguridad en la que se había refugiado pronto dejaría de protegerlo.

Jack notó esto a la edad de doce años en un frío día de invierno, cuando cerró los ojos y experimentó lo que podría llamar su primera pesadilla.

Siempre había vivido los sueños de primera mano, pero esta vez era diferente. El pequeño Jack se había convertido en un espectador externo e invisible, obligado a observar su versión adulta conversando con Hércules.

Jack el Destripador vestía ropa elegante y cada uno de sus movimientos recordaba a un baile mortal. Y fue en ese instante que el niño se dio cuenta de que el Jack que estaba jugando en esa serie de sueños debía ser muy diferente a él.

Peligroso.

-¿Hay algo que le preocupa, Sir?- preguntó Jack el Destripador, dejando de beber su té negro: -Sus colores son menos brillantes de lo habitual.-

-Para ti nada es un secreto, Jack.- suspiró Hércules: -Pero tienes razón. Sí, hay inquietudes que no me dejan en paz.-

Jack el Destripador contuvo una pequeña mueca. No le gustaba ver a Hércules en ese estado.

-¿Hay algo que pueda hacer?-

-...sí. De hecho, hay algo que podrías hacer.-

Jack nunca había visto el rostro de su dios ponerse tan serio, y sintió una ligera sensación de incomodidad cuando el silencio se apoderó de la habitación en la que se alojaban.

Nunca la casa de Hércules había parecido tan tranquila.

-Quería pedírtelo desde hace mucho tiempo.- tomó suavemente sus manos entre las suyas, como si tuviera miedo de perderlo en cualquier momento: -Me gustas mucho, Jack.-

Silencio.

-Y cuando todo esto termine, me gustaría casarme contigo.-

Impredecible. Tanto es así que Jack el Destripador sintió que sus mejillas ardían sin poder evitarlo, porque básicamente eso era lo que Hércules era capaz de hacer: hacerlo vulnerable.

-No quiero tener ningún arrepentimiento.-

-Sir, yo...- Jack el Destripador se sintió casi desorientado. Era como si uno de sus mayores deseos se hubiera hecho realidad, pero no sentía la inmensa alegría que debe sentir una persona cuando descubre que su amor es correspondido.

Y si Jack el Destripador estaba perplejo, el pequeño Jack estaba inquieto.  No podía estarse quieto, sabía que algo andaba mal y le tenía miedo.

-No tienes que responderme ahora- dijo Hércules, aprensivo: -No era mi deseo molestarte. Pero no podía esperar más.-

-Hércules.- por primera vez, Jack el Destripador había pronunciado su nombre: -Me siento culpable por no haber revelado antes mis sentimientos.  Yo también siento lo mismo y estaría feliz de comenzar una relación contigo.- concluyó, dejando las formalidades a un lado.

Había demasiados secretos y Hércules los desconocía.

Cuando Hércules se puso de pie para sostenerlo en sus brazos y posar sus labios sobre los de él, el corazón de Jack el Destripador estaba convulsionado. El asesino se había aferrado a él con una desesperación oculta y le había devuelto aquellas demostraciones de cariño que sólo Hércules podía dedicarle.

-Te amo.-

-Yo tambien te amo, my love.-

Ese escenario estaba lleno de amor y afecto, y el pequeño Jack probablemente podría haber soñado con otros momentos despreocupados como ese si algo más no se interpusiera en el camino.

Tal vez había hecho algo en específico, solo sabía que en algún momento se había encontrado dentro de una arena inmensa e inusual. La gente de las gradas gritaba, pero si había humanos en el lado derecho, había dioses en el otro.

"Que está pasando?" miró a su alrededor, pero como en el pasado, Jack ahora vestía la túnica de Jack el Destripador.  Vio miradas de miedo dirigidas exclusivamente a él, otras de ira y frustración.

-¡Los humanos son criaturas abominables!- escuchó exclamar a alguien.

Pero Jack había sentido que el mundo se derrumbaba sobre él tan pronto como vio quién estaba frente a él, con un arma divina en un puño de hierro.

Hércules, que poco antes le había jurado amor eterno, ahora lo miraba con ira.

Ira, decepción, dolor.

Ahora Jack entendió que las luces que envolvían a Hércules, así como a otras personas, eran en realidad colores que representaban estados de ánimo específicos.

-¿Por qué lo hiciste?- la voz del semidiós temblaba de rabia: -¿Me engañaste todo este tiempo?-

No, no es asì!"

Jack se sobresaltó cuando escuchó su propia risa. Una risa loca, cruel, sin emociones.

-Oh, my love, creías que los cuentos de hadas pueden hacerse realidad? Es bastante ingenuo de tu parte pensar eso.  Las ilusiones nunca pueden hacerse realidad.-

El odio en la arena pareció aumentar y Jack se sintió ahogado. Quería irse a casa.

-Fui un tonto.- los ojos de Hércules ya no se volvían de amor hacia él: -¡Si así son las cosas, te enviaré de vuelta a las entrañas del Infierno!-

Quería llorar, pero no podía. Esos no eran solo sueños y Jack finalmente lo estaba consiguiendo.

Pero el corazón que acababa de romperse, ¿realmente había sido de el o de Jack el Destripador?

Honestamente, ya no importaba.

Jack se despertó de repente, el sol aún no estaba presente en el cielo. El dormitorio estaba completamente a oscuras y el pequeño no paraba de temblar.

-Cómo pudo pasar esto...?-

No había explicación, todo estaba envuelto en misterio.

¿Qué le estaba pasando? ¿Qué estaba viendo, todas las noches, en realidad?

Como fueran las cosas, no podía darse la paz, el dolor en su estómago se volvió insoportable.

¿Había perdido a ese dios que tanto le gustaba?

Sí, acaba de suceder.

Y al saber eso, el pequeño Jack había seguido llorando y sollozando en silencio.






Llevaba unos días planeando publicar este capítulo, ¡y por fin lo hice!

Hay diferencias con la línea de tiempo canónica, como el encuentro de Hércules y Jack antes del Ragnarok.

Hay otras cosas por descubrir, pero solo planeo hacer un capítulos más. Será una pequeña historia con dos capítulos en total.

Tengo mucha inspiración y daré lo mejor de mí para hacer obras que se puedan apreciar como cualquier otra :3

                           -LadyFraise💜

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