La Mandrágora

La mandrágora, la manzana de Satán que cura y mata. Es una herbácea perteneciente a las solanáceas, a la que pertenece también la patata, el tomate o la belladona. La familia solanácea tiene una reputación fatal, pero estas plantas, impregnadas de mitos y folclor, se han usado durante miles de años por sus cualidades medicinales.

Una de las razones por las que hay tantos mitos y leyendas acerca de la mandrágora es que a menudo la raíz se divide y parece que tuviera dos pequeñas piernas. En todas las ilustraciones de hierbas medievales las dibujaban con cabezas y los cuerpos eran las raíces con las piernas cruzadas. 

El grito de la mandrágora aboca a la locura o a la muerte. Es una planta mágica y era conocida y representada en la antigüedad, como una persona diminuta. Existían mandrágoras de género masculino y de género femenino. Se decía que daba un grito terrible cuando la arrancaban de la tierra. En grandes dosis era venenosa, y en pequeñas, soporífera. En cuanto a sus propiedades mágicas, se caracterizaba por ser especialmente maléfica o demoniaca y se usaba para elaborar pociones amorosas y remedios contra la infertilidad y poderosas protecciones.

En Europa y Oriente Próximo destacan dos especies de mandrágora: la officinarum y la autumnalis. Su tallo es corto y semienterrado y sus hojas anchas y largas, al estilo de las hojas de una lechuga o una acelga aunque más rugosas y velludas. Las flores de color blanco violáceo brotan del centro de la planta y los frutos crecen a modo de bayas con colores rojizos o amarillentos, dependiendo de la especie, que desprenden un olor fétido. Sus raíces son, sin duda, las que más han hecho por magnificar la leyenda de la mandrágora, pues su estructura gruesa y bifurcada se asimila en ocasiones a un rostro o a un cuerpo humano. Esta planta suele brotar en suelos húmedos y sombríos o en los bordes de los caminos. Su floración depende de la especie, por ejemplo, la mandrágora autumnalis florece desde septiembre a febrero. 

Es necesario aprender cómo es y dónde encontrarla porque tiene la terrible cualidad de ser muy tóxica solo con tocarla. No se deben manipular hojas, frutos y sobre todo raíces, ya que pueden provocar mareos, dificultad para respirar y bradicardia (ritmo cardíaco por debajo de lo normal). Se la encuentra en el sur y centro de Europa, Mediterráneo y en el campo de Gibraltar.

Desde la Antigüedad, la mandrágora ha sido objeto de numerosas leyendas, supersticiones y rituales debido a sus propiedades mágicas figurando en todos los recetarios de pócimas calmantes y afrodisíacas de la época. Los magos de la Edad Media tallaban una figura humana presionando la raíz a cierta altura para darle la forma de cuello y cortando todas las bifurcaciones hasta dejar cuatro, que serían las extremidades. Buscaban una forma humana y la adoraban como si se tratara de un dios.

El consumo de la mandrágora tiene efectos alucinógenos y narcóticos. En dosis bajas se ha usado en la medicina antigua para inducir un estado de olvido, anestésico, tratamiento de la melancolía, convulsiones, etcétera. Los indios americanos utilizaron la raíz como un laxante fuerte, para tratar gusanos, parásitos e inducir el vómito; la aplicaban tópicamente por sus propiedades antisépticas y calmantes del dolor. Sin embargo, en dosis elevadas, provoca estados de delirio y locura e incluso, la muerte.

Simbología de la mandrágora

La mandrágora se asocia, principalmente, a tres ámbitos: la fertilidad, la riqueza y la magia. Al igual que pasaba con el muérdago, en algunos pueblos, como el celta y el germano, se usaba la mandrágora como amuleto para atraer la fertilidad y la riqueza. Este simbolismo siguió vigente en la Edad Media. En cuanto a la riqueza, según historias provenientes del folclore francés, la mandrágora, también conocida como "mano de gloria", se ha transformado en un hada: Maglore, aquella que cuida y protege la afrodisíaca herbácea y quien dota a su poseedor de riquezas si este cuida el ejemplar. 


Leyenda

A principios de la Edad Media, cuando tuvieron lugar las Cruzadas, surgió una leyenda alemana que afirmaba que el semen vertido por los ahorcados, en ocasiones debido a una eyaculación postmortem, fecundaba la tierra donde caía y de ahí nacía la mandrágora con forma de hombrecillo o de mujercilla. Era un amuleto contra la brujería y traía al propietario mucho dinero, pero también desdicha para los demás habitantes de la casa.

También circulan las leyendas en torno a Juana de Arco. Se dice que siempre llevaba mandrágora bajo su escudo y que gracias a ella pudo soportar el dolor al ser quemada viva en la hoguera. Otros dicen que la llevaba en su pecho porque esperaba que le diese una próspera fortuna, riqueza y otros bienes. Se supone, que cuando la juzgaron argumentando que las voces que decía escuchar pertenecían a Satanás, en definitiva no eran más que delirios producidos por sobredosis de mandrágora. 


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