Árboles mitológicos - Parte II
Imagen, Sicomoro. El árbol de las momias.
Continuamos con la segunda parte de árboles mitológicos.
4. Persia: Gaokarana y Haoma
En el Avesta es célebre el árbol Gaokarana, el que fue creado por Ahura Mazda. Es el árbol de las diez mil medicinas, llamado Vispo (el que todo lo cura). Se levanta en una isla del lago divino Vourakasha, donde brotan también otras mil hierbas curativas. En sus ramas anida el pájaro Saena.
Ese Gaokarana es el Haoma celestial, el que otorga la inmortalidad. Ahriman creó un lagarto, que fue el contrapeso a la creación de Gaokarana. La tarea del lagarto era la de hacer daño al árbol milagroso de Gaokarana (puede compararse al dragón Nidhögg, que roe las raíces del Yggdrasil).
Su reflejo en la tierra es el Haoma terreno, que crece en las montañas y que en los tiempos de los inicios fue plantado en el monte Haraiti.
5. China: Kien-mou
Para los chinos el centro del universo o el lugar en donde debía ubicarse la capital perfecta fue representado a través de Kien-mou (o madera vertical). La madera era en China el 5.º elemento y tenía la misma importancia que la tierra, el agua, el aire y el fuego.
Kien-mou es el árbol de la renovación, así como del inicio absoluto, el inicio del mundo. Reúne las "Fuentes Novenas" (el reino de los muertos) con los "Cielos Novenos", y los subsuelos del mundo con sus niveles más altos. En su tronco hueco ascienden y descienden los soberanos, que son los soles de los hombres, los intermediarios entre el cielo y la tierra.
A ambos lados del Kien-mou se levanta, al este, el árbol P'an mou; es un melocotonero cuyos frutos otorgan la inmortalidad. El zumo de estos melocotones es elaborado por la Reina Madre Wang. Sobre el árbol, en el oeste, reposan los diez mil soles en la tarde.
En otras imágenes del mundo, el K'ong-sang, una morera hueca, recibe el papel principal. Esta morera es hermafrodita y probablemente es más antigua que la separación del yang y el yin, la dualidad. Por ello simboliza el Tao mismo, el orden cósmico, el principio universal.
6. Egipto: el sicomoro
Desde los tiempos más antiguos, en Egipto los árboles han sido objeto de veneración divina, tal vez porque eran muy escasos. Al este del cielo se encuentra el alto sicomoro, un Árbol Cósmico sobre el cual los dioses están sentados. Al frente, al oeste, en la frontera del desierto, vivía la "Señora del Sicomoro", la diosa vaca Hathor, la que ha creado el mundo y todo lo que allí hay.
Lleno de compasión, el sicomoro hace descender su follaje, saluda a los recién muertos y les da la bienvenida con agua y pan. Con ello les alcanza el alimento y la bebida, con lo que les asegura la vida después de la muerte. Sobre las ramas del sicomoro se sientan las almas de los muertos en forma de pájaro. Gracias a la ayuda del árbol sagrado las almas regresan al seno del mundo divino, de los seres eternos, que simplemente habían abandonado por la duración de una vida humana.
La madera del sicomoro era considerada sagrada, debido a su durabilidad y calidad, ya que se empleaba para hacer los sarcófagos de los famosos faraones del antiguo Egipto.
En las representaciones egipcias se encuentra frecuentemente el motivo del Árbol de la Vida, del cual nacen brazos divinos que están llenos de regalos y que riegan el Agua de la Vida de un recipiente.
7. Grecia
En el mundo prehelénico egeo la gran diosa madre Rhea, como representante del matriarcado, se encuentra siempre en estrecha relación con el culto del árbol. El árbol es la fuente abundante de la fecundidad y, por ello, Rhea está representada junto a una planta simbólica o debajo del Árbol de la Vida. La relación diosa-árbol es la expresión de un simbolismo central. La gran diosa es la personificación de la fuente inagotable de la Creación.
El árbol expresa el espacio en su regeneración eterna. El árbol es también, como hemos visto al inicio, siempre un símbolo del centro del mundo, la axis mundi. Es el árbol de la vida eterna o de la sabiduría. Con ello nos muestra el complejo gran diosa-árbol que la vida, la fecundidad, el crecimiento y la inmortalidad tienen su origen en la Vida Una, el principio universal vital. También es un aspecto de la Gran Madre o de la mujer sabia.
En la mitología clásica se atribuye a cada dios un determinado árbol, y al examinar estas atribuciones se constata que siempre están llenas de sentido y que el árbol correspondiente se halla en estrecha relación con la personalidad de cada dios. Aquí presta ayuda el estudio de la dendrología (conocimiento de los árboles). A continuación una representación de arboles y deidades:
Zeus -roble
Poseidón - fresno
Hades - mirto
Hera - manzano, peral o sauce
Atenea - olivo
Apolo - laurel, palma, olivo, tamarindo
Dionysos - vid, higuera, hiedra, pino
Perséfone - álamo, sauce
8. Roma
También en Italia existen numerosas tradiciones sobre robles sagrados. Se supone que las siete colinas de Roma estaban cubiertas de bosques de robles dedicados a Júpiter. El fuego sagrado de Roma, mantenido por las vestales, se podía alimentar solo con madera de roble. Una corona de hojas de roble se utilizaba como signo de victoria, y esta costumbre se ha mantenido hasta hoy en día en las asociaciones deportivas tradicionales en muchos países.
También el higo juega un papel muy importante; sus mitologías son numerosas, como las de la aceituna. En Roma se veneraba la higuera, que solía tener también una función sagrada. Una higuera fue venerada de una forma especial en el foro romano, ya que se suponía que fue ella la que alimentó a los fundadores del Imperio. Estuvo dedicado a Marte, porque él procreó juntamente con Rhea Silvia a los gemelos Rómulo y Remo.
9. Los celtas
Los árboles, las plantas y las hierbas tenían una gran importancia para los celtas. Para ellos toda la Naturaleza estaba animada y penetrada de fuerzas y energías. A través de esa conciencia profundizaban en la magia de las plantas y lograban conocimientos muy extendidos.
Los templos de los celtas eran bosques sagrados. El santuario típico celta estaba situado en pleno bosque. El nemeton era un lugar de intercambio sagrado entre el mundo divino y el mundo de los hombres. Todo nemeton es un omfalos, es decir, un centro del mundo.
En el centro de los rituales druidas se encontraban robles, de los cuales crecían muérdagos. La poda de los muérdagos se realizaba en el sexto día del ciclo lunar. El druida, el sacerdote de los celtas, cortaba las ramas personalmente con una hoz de oro. La hoz de oro contenía símbolos lunares y solares, el oro como símbolo del sol y la hoz como símbolo de la luna. Las ramas se juntaban en una tela blanca, y los druidas tenían que portar también una vestidura de color blanco.
Los árboles del culto de los druidas eran el tejo, el avellano, el serbal y el roble. El roble era un símbolo de conocimiento y poder. Cuando en él crecía un muérdago, significaba que el dios estaba presente en ese árbol. El muérdago se consideraba símbolo de la fuerza siempre fresca de la vida, pues mientras que en el invierno todas las otras plantas se encuentran en un estado recogido, casi sin vida , el muérdago porta en sus ramas frutos blancos, encarnando así la fuerza juvenil de la vida eterna y representando la inmortalidad.
El manzano jugaba también un papel muy importante. La isla de Avalón era un lugar místico lleno de misterios, ubicada al oeste y en cuyo suelo había numerosos manzanos que cargaban la inmortalidad, el conocimiento y la sabiduría.
10. Tenochtitlan
También en el Codex Borgia (manuscrito mesoamericano) encontramos la representación de un Árbol de la Vida: en el centro, en el lugar del cruce de todas las direcciones y del encuentro entre lo de arriba y lo de abajo, se eleva el árbol colorido del cuerpo de una diosa de la Tierra, la cual representa el Oeste. A un lado se encuentra Quetzalcoatl, la "serpiente emplumada", que reúne aspectos subterráneos y celestes y cuya historia mítica habla de su muerte, renacimiento y vida eterna como el planeta Venus.
Al otro lado se encuentra Macuilxochitl, que es idéntico a Xochipilli, el príncipe de las flores, semejante a Xipe Totec. Este se presenta vestido con la piel de un hombre sacrificado, un símbolo del nuevo vestido que la tierra se pone en primavera y, en una clave esotérica, del sacrificio de la personalidad.
También este árbol reúne los elementos simbólicos de la fecundidad y de la eternidad, es decir, es una expresión de vida y del simbolismo del Árbol Cósmico.
Con estas dos entradas, terminamos este tratado acerca de las mitologías de los árboles en las viejas culturas. Hay todavía mucho más información, pero esperamos que este artículo contribuya a conocer más sobre árboles míticos, y lo que une al ser humano con la naturaleza.
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