Final

Dos días después.

Saber la verdad es muy distinto a aceptarla. Ninguno de ellos quería perder la esperanza de que Apolo, Poseidón e incluso Orión aparecieran en cualquier momento; sin embargo, un par de días después sin una señal de ellos era imposible seguir aferrándose a esa idea.

Hera y Zeus se vieron obligados a aceptarlo más rápido que los demás.

Su batalla no había pasado desapercibida para los residentes del pueblo de Nuevo Agrigento, tanto reencarnados como humanos normales, por lo que, las mirada de miedo y lástima llegaron tal y como lo esperaban , así que, tuvieron que dar un paso al frente y ordenar el desastre que habían causado.

«Al menos esta vez no hubo viviendas destruidas», se consoló la rubia tomando de la mano a Zeus mientras ingresaban al cementerio.

No había perdonado aún a su ex pareja, pero entendía por el dolor que estaba pasando, ella había estado visitando a la mayoría de los olímpicos para darles un consuelo que no aliviaría nada, pero que al menos les mostraría que estaba presente. Sin embargo, ese no era el único motivo por el que se mantenía a lado de Zeus, no. Ella estaba a su lado porque aunque habían perdido a unas personas importantes y queridas jamás dejaría que vieran un frente destruido de su familia.

Había sido ella quien se había encargado de realizar un funeral conmemorativo para Apolo, Poseidón y Orión, de quien no estaba muy segura de haberlo incluido, pero Afrodita se lo había pedido.

-Él también fue un héroe, merece un funeral digno -le había gruñido cuando se negó por primera vez a su petición- Murió por culpa de lo que le hiciste a Apolo -y con eso ganó la discusión.

La culpa era un aliciente bastante poderoso.

Hades apareció y se colocó a lado de Zeus asintiendo hacia Hera. No era un malagradecido, aunque no le gustara, agradecía que ella se hubiera hecho cargo de algo para lo que él y su hermano no tenían fuerza.

Se había alejado de todos después de la batalla, no había querido ver a nadie, pero cuando Shane le informó del funeral conmemorativo para su hermano no podía no estar ahí.

Un último adiós. Uno que no quería dar, pero a la vez se sentía con la necesidad de hacerlo.

La mortalidad. Ser humanos era tan contradictorio que a veces lo odiaba, como en ese momento.

Athenea había dudado demasiado sobre asistir al funeral de Apolo, Poseidón y Orión, después de todo, todo el mundo la culpaba de lo sucedido, y le dolía; sin embargo, no es que pudiera hacer mucho contra ello y tampoco quería batallar porque en parte sí sentía culpable y no solo por lo sucedido sino por guardar secretos por miedo a encender una esperanza que probablemente nunca fuera a llegar.

Hades había sido el primero en verla y con su mirada le dijo todo.

No te acerques. No tienes derecho.

Pero tenía el derecho, como todos; sin embargo, no quería convertir el funeral en otra contienda entre ellos y hacerlo más doloroso.

Ya estaban sufriendo suficiente.

El funeral duró lo justo y necesario, no hubo sacerdote, pero si alguien que tenía conocimiento de sus rituales como griegos para despedir a sus amigos.

Afrodita sintió que su alma abandonaba su cuerpo cuando vio los tres ataúdes bajar, dos de ellos contenían ropa de Apolo y Poseidón, respectivamente, mientras que el de Orión llevaba un arco y flecha con su nombre grabado que habían recuperado del lugar donde Circe los había tenido encerrados.

Ares nunca había dejado su lado, así como Hefesto no se había separado en ningún momento de Artemisa.

La pelinegra no había querido asistir al funeral, pero Hefesto la había convencido de hacerlo.

-Es tu hermano... -el nudo que se había tragado para evitar responderle donde estaba verdaderamente Apolo dolió como un puñal en el corazón- Necesitas esto, todos lo necesitamos, y no solo necesitas despedirte de él -agregó Hefesto causando que la culpa creciera más en ella.

No había podido arreglar las cosas con Apolo ni con Orión del todo y nunca tendría la oportunidad de hacerlo.

Fue por eso que fue al funeral, necesitaba decirles cuanto lo sentía aún si todo era una mentira y ellos en realidad no estaban ahí.

Dionisio tampoco había dejado a Deméter, él podía observar cuanto su amiga se estaba perdiendo en ella misma, incluso Ariadna se lo había dicho.

-Se esta ahogando y no esta haciendo nada para superarlo.

Tenía miedo, él mejor que nadie conocía a Deméter, y sabía con los problemas que su amiga lidiaba sin sus recuerdos, por lo que tenerlos y afrontar una perdida como la que sufrieron solo eran elementos para un desastre a punto de suceder.

«Pero ya es un desastre», pensó viendo como estaba de pálida, desarreglada y con los ojos hinchados de tanto llorar.

Y no era la única. Hermes apenas podía mantenerse en pie.

Él no decía nada, no se quejaba y su llanto era silencioso, porque más que compartir su dolor con los demás le dolía los recuerdos que llegaban con fuerza cada minuto. Su amistad con Apolo era una sin límites, ellos era uno solo, sus travesuras, sus peleas, sus demonios, sus sueños, su dolor, todo lo habían compartido.

«Y ahora no está»

Quería largarse, pero sus pies se lo impedían, no podía irse, quería aunque sea por un segundo más creer que no era de él el ataúd que bajaba desapareciendo de su vista.

Dolía, dolía tanto que tuvo que apartar la vista por un segundo, un segundo que le dejo ver que había alguien peor que él.

Athenea estaba sola, a la distancia, llorando.

Hermes sabía que Hera no le había prohibido ir, pero entendía porque ella no quería acercarse, después de todo la culpaban de lo sucedido, pero él no, Hermes conocía demasiado a Apolo como para querer resentirse con Athenea por algo que estaba fuera de su alcance.

Apolo le había dicho que ellos tenían un destino y que no importara lo que hicieran el final siempre sería el mismo, su amigo lo sabía mejor que nadie, después de todo era el guardián del oráculo.

Recordó cuando supieron de ella por primera vez, Apolo había estado tan emocionado que no espero ni un segundo para presentarse, le siguió el juego cuando le robó el libro de Percy Jackson de su mochila o se escaparon del instituto, ambos siguieron adelante apoyándola cuando quiso investigar lo de sus padres, se mantuvieron firmes en estar de su lado cuando llegó el momento de elegir un bando y nunca se arrepintió de nada, por lo que, él tampoco iba a hacerlo en ese momento, aún si dolía saber que ya no estaba.

Cuando el funeral terminó todos se marcharon, excepto Zeus que asintió a Athenea pidiéndole acercarse.

-¿Hay algo que me tengas que decir? -La castaña lo miró con recelo- No eres estúpida Athenea, tu jamás hubieras dejado que ellos mueran.

-No, pero tampoco es que haya podido evitarlo -le respondió con la voz firme aunque un poco aguda por el llanto.

-¿Entonces me vas a decir lo que te estas guardando? -silencio- Bien, espero que luego no te arrepientas de esos secretos -le dijo antes de irse.

Zeus no entendía, pero Athenea preferiría morir con los secretos que crear esperanza para luego aplastarlas de forma cruel.

-No tienes la culpa -la voz de Hermes llegó detrás de ella que miraba fijamente las tumbas de Apolo, Poseidón y Orión.

-Pareciera todo lo contrario -susurró tragando el nudo en su garganta.

-No la tienes, ellos no hubieran querido que te culpes por lo que pasó, así que, no lo hagas -Le pidió Hermes abrazándola y siendo su consuelo tal y como ella lo había sido en la playa- No tienes la culpa Athenea, sin importar lo que otros digan o tú misma lo hagas, no tienes la culpa.

Quizá antes hubiera creído en sus palabras, pero en ese momento era tan difícil de hacerlo que se estaba resignando a aceptarlo. Después de todo había sido su llegada la que los había llevado a esa tragedia.

Quizá todos tenían razón y nunca debió haber llegado a Nuevo Agrigento.

***

Y fin.

Ay sigue doliendo.

Sé que no es el final más feliz que digamos, de hecho ninguno de los finales anteriores fue feliz, tranquilos sí, pero no felices.

Sin embargo, a pesar de esto, espero que les haya gustado el final, cómo dije ya Sido difícil decirle adiós a este libro y agradezco a todas y cada una de las personas que se animaron a leerlo.

Gracias por haber llegado hasta aquí, no es un adiós, solo un hasta luego, los olímpicos aún tienen mucho que contarles y hay un futuro que construir.

Dejen aquí su abrazo para Athenea y Hermes que se quedaron en el cementerio diciendo su último adiós 🫂

Aquí pueden dejar cualquier otra reacción y comentario hacia los otros personajes 🥺😕😡

Y por aquí pueden dejar sus quejas (si es que hay) por el final para la escritora, porque fue Patricia quien escribió el final, no Katherine 😅

No maten es mi cumpleaños 🎂 🎈 😅

Nos leemos pronto en un comunicado que estoy segura aliviará un poco sus corazones 🥰

Hasta luego!!!! Los quiero!!!

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