Capítulo 2

Estar entre un estado consciente y no, era horrible, ocasionaba las migrañas más detestables de las que le hubiera gustado soportar alguna vez, un dolor de cuerpo odioso y lo peor -al menos para ella- era que distorsionaba la realidad de una manera preocupante.

Un psicólogo le diría que es parte de su inconsciente manifestándose, pero ella lo sabía mejor, no era una humana común y corriente, no, era una diosa con miles de preocupaciones frente suyo por una batalla a puertas de librar.

—Deja de quejarte, si te cuidaras lo suficiente y pensaras más en ti y en tu salud no estarías internada en este hospital.

Si bien las palabras parecían expresar un reclamo por preocupación no lo eran, eran solo un reclamo con la intención de hacerla sentir inferior, que se equivocó.

—No te estoy deteniendo, puedes irte cuando quieras.

«Y si no regresas mucho mejor», quisó agregar, pero se guardo sabiamente el pensamiento.

—¿Y para qué quieres que me vaya? ¿Para que venga esa mocosa de poca clase y problemática a estar aquí atrincherada? —Sí— ¿O para que el matón que tienes por protegido este aquí por más órdenes?

—Ares no es ningún matón —gruñó molesta de que se expresará así de él.

—Disculpa si difiero, querida, pero eso no es lo que me has demostrado en todos estos años que lo tienes bajo tu pulgar.

—¿Y no podías guardarte el comentario por otros años más?

—Ten cuidado como me hablas, Hera —amenazó su tía poniéndose de pie de la silla en la que estaba sentada y acercándose a ella—, no quiero perder mi paciencia contigo y no pienses que porque no haya dicho nada en todo este tiempo significa que no vea ni sepa lo que pasa, no soy estúpida.

«Si lo eres», pensó, pero en su lugar le dijo:— ¿Crees que me das miedo?

Calliope la evaluó con la mirada como si quisiera leerle la mente, y eso la hubiera asustado si no supiera que su tía era una humana básica e interesada, o si sintiera que sus barreras estuvieran siendo forzadas; sin embargo, no notaba ningún cambio, por lo que, mantuvo la calma esperando su respuesta.

—Tu orgullo será tu ruina, niña.

—Ya no soy una niña.

—Pero tampoco una reina —zanjó saliendo de la habitación mientras procesaba sus palabras.

—No, no puede ser —murmuró y negó para sí misma.

Calliope no podía saber quién era ella en realidad, había sido la primera persona de la que sospechó cuando recuperó sus recuerdos y nunca encontró nada que la relacionara a su pasado, ella no nació en Nuevo Agrigento, vino de fuera cuando se quedó huérfana y...

«Esa perra».

—Como fui tan estúpida —se maldijo mirando a la puerta por la que acaba de salir la persona que le había hecho la vida miserable desde que estuvo a cargo de ella.

***

Sonreír era demasiado fácil, se había vuelto una experta en poner una sonrisa en su cara aún si no lo sentía.

Ignorar a los demás, era aún más sencillo, existían muy pocas personas que le importarán lo suficiente como para considerarlas dignas de su atención.

Sorprenderse, era aún más extraño, normalmente ella siempre estaba un paso adelante en todo, y si algo llegaba a ponerla fuera de base lo disimulaba bastante bien, excepto quizá en ese momento.

—Puedes repetir lo que dijiste —pidió masajeándose la sienes porque una nueva migraña estaba apareciendo y todo por culpa de unos ineptos que no entendían que no quería que nadie más se involucrará.

—Afrodita visitó hace poco a Athenea, de hecho lo hizo mientras estabas inconsciente —le recalcó el chico frente a ella—. También hubo una reunión en la que por obvias razones no podías estar —como si tuviera que decírselo—, pero que por tu cara de sorpresa no tenías ni idea.

No, no lo hacía y eso le jodía, pero las cosas estaban hechas.

—Athenea logró que todos nos uniéramos —lo dudaba—, y nos dijo las profecías que habían.

—¿Todas?

—¿Cuántas hay? —le preguntó su acompañante y ella le dio una mirada helada.

—No juegues conmigo, Hermes, tú me informas a mí, no al revés —le recordó.

—Solo preguntaba.

—No preguntes y responde ¿Cuáles son las profecías de las que les habló?

—Hefesto y Poseidón —le respondió encogiéndose de hombros—, también mencionó su conversación con Afrodita y una alianza que no explicó del todo y... —se detuvo tamborileando los dedos sobre su mesa—. Ah sí, también dijo que despertaríamos a Zeus.

«Se volvió loca», pensó mientras escuchaba la información de Hermes.

Cuando le dio el control a Athenea no midió las consecuencias de los actos que tomaría. A veces su elección del mal menor no le gustaba, y el que la mantuviera en la oscuridad en muchos temas le jodía, por eso busco a Hermes y le ordenó que le informará de lo que sucediera con los Olímpicos.

—Si despiertan a Zeus...

—Todo se ira a la mierda, sí, no te preocupes, lo sabemos —completó Hermes por ella—, pero estamos casi sin ideas y Apolo está dispuesto a tomar el riesgo.

—¿Y tú?

—A mí me vale, solo quiero que Apolo esté bien —le dijo soltando un suspiro—, me prometiste que si te ayudaba harías lo posible por protegerlo.

—Y pienso cumplir mi palabra —aseguró.

Hermes tenía una conexión bastante profunda con Apolo. Ellos eran amigos, compañeros de travesuras, confidentes, hermanos y más, eran un paquete de 2x1 que sí o si tenías que aceptar si querías a uno de ellos. Quizá fue por eso que no le sorprendió la respuesta que le dio.

Hera era consciente de cuánto sufría Apolo con las profecías y de cómo ese dolor aumento en el momento en el que Artemisa, su gemela y ancla, se alejó de él, por lo que no fue una sorpresa que lo único que Hermes le pidiera a cambio de la información era que protegiera a Apolo.

—Bien, bueno, eso era todo... No, espera me falta algo —se corrigió antes de terminar su frase—, hubo algo que noté en la reunión.

—¿Qué es?

—Hades.

—¿Que tiene él? —hasta donde recordaba el hermano de Zeus los odiaba por dejarlo fuera, o al menos lo hacía hasta que se desmayó.

—Estoy casi, casi seguro de que Athenea y Hades tienen un trato.

—¿Un trato? ¿Qué tipo de trato?

—No estoy seguro, pero hay algo ahí —insistió—. Fue él quien se encargó de llevar a Hefesto y Artemisa a la reunión, también parecía tener cierto control durante la conversación, como si supiera algo que el resto no.

«Hades sabe mucho más», pensó, pero no lo dijo. Hermes era demasiado curioso para su propio bien, y eso podría llevarlo por el camino equivocado si no andaba con cuidado.

—Bien, gracias, lo tendré en cuenta —le dijo despidiéndolo de su casa antes de que llegara su tía y lo pusiera en su punto de mira.

Tenía muchas cosas que pensar, otro tanto que hacer y poco tiempo para todo.

—A pesar de todo va a pasar —murmuró para sí misma cuando llegó a su habitación.

Desde que Athenea llegó al pueblo supo que era cuestión de tiempo para que Zeus recuperará sus recuerdos, y aún cuando lo evitó al inicio siempre lo tuvo claro, por eso cuando las cartas de Afrodita se entregaron y las peleas entre ellos comenzaron le dijo su verdad, le contó todo de ella para que estuviera a su lado como un frente unido en la guerra que llegó a sus vidas.

—No confío en nadie

Sus palabras aún resonaban en su mente y dolían como la primera vez que las escuchó.

—Solo tenías que confiar en mí —susurró al recuerdo de la única persona que a pesar de todo amó y que no estaba a su lado—. Si tan solo hubieras confiado en mí todo sería tan distinto —o quizá no, pero eso nunca lo sabrían, menos ahora porque cuando despertaran a Zeus era muy probable que ella ya no estuviera con ellos.

***

Hermes va participando de esta jugada.

Recuerden que todos y cada uno de los 12 Olímpicos tienen un papel muy importante y estamos llegando a un punto donde todo va a estallar 🔥

Por otro lado, me disculpo por la demora y espero que les haya gustado este nuevo capítulo 🤍 ¿Tienen alguna teoría sobre que esta por venir? ¿A qué otro olímpico les gustaría ver en acción o ir conociendo su historia?
¡Los leo!

Y bueno, como ya sabemos, se acercan navidad y año nuevo 🎉🥳 Por lo que la próxima actualización será el 02 de enero del 2024 😅

Así que deseo que pasen unas felices fiestas y un próspero año nuevo 🤍🥳

Nos leemos el próximo año!

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