O3: One Shot, Two Shots.

Park JiHyo.

Ese era su nuevo comienzo.
Su nueva vida.

—Déjame verte—, le preguntó Sana desde el otro lado de la puerta del baño.

Sana le había proporcionado ropa nueva y tinte para el cabello, luego había ayudado a teñir el cabello de JiHyo ella misma. La japonesa le había ordenado a la otra chica que permaneciera en su oficina mientras ella salía corriendo a buscar las cosas necesarias, ordenándole a JiHyo que no le abriera la puerta a nadie. JiHyo no tenía idea de por qué.

—Vamos, JiHyo. Tengo curiosidad, muéstrame.

JiHyo salió del baño con un vestido rosa ajustado y tacones a juego, su nuevo cabello rubio seco y colgando en ondas naturales. Parecía la viva imagen de una muñeca Barbie humana, y de alguna manera eso le gustaba mucho. Era exactamente lo opuesto a lo que su padre había querido que fuera, y por lo tanto algo que quería explorar.

—¿Qué piensas? —, preguntó JiHyo mientras posaba un poco.

Sana se quedó sin palabras, JiHyo había sido tierna y bonita antes, pero nunca había esperado que la chica de ojos marrones pudiera verse tan sexy. El vestido se asentaba alto sobre los muslos gruesos de JiHyo y la diferencia entre sus grandes pechos y su delgada cintura parecía aún más prominente. Para colmo, el cabello rubio parecía hacer que sus rasgos faciales fueran aún más hermosos, y Sana no pudo evitar quedarse boquiabierta ante la notable exhibición de belleza frente a ella.

—Te ves hermosa, absolutamente hermosa—. La nipona habló sin aliento, antes de aclararse la garganta y caminar hacia JiHyo. —¿Lista para ver el resto de este lugar?

Solo ahora JiHyo se dio cuenta de que Sana también se había cambiado. Estaba usando un traje pantalón rojo, con solo un bralette negro con joyas debajo y tacones negros. Colgando de sus orejas había pequeños aretes de cuchillos brillantes, que la muñeca encontró como una elección extraña pero interesante. En general, Sana parecía irradiar poder y control, y JiHyo se sintió ligeramente intimidada, pero impresionada.

—Sí, muy lista—. JiHyo respondió mientras unía su brazo con el de Sana.

—Bueno, entonces, vámonos, señorita Park.

Sana las guió por una escalera que conducía a un largo pasillo con puertas por todos lados. A su alrededor, el sonido de la música se hacía cada vez más fuerte a medida que caminaban, y JiHyo se dio cuenta de que probablemente se dirigían hacia el verdadero club nocturno. Bajaron otro tramo de escaleras y cuando las puertas se abrieron para ellas, JiHyo sintió como si estuviera entrando en un set de filmación.

Candelabros colgaban del techo, había chicas bailando en pequeños escenarios, trapecistas actuando y múltiples mesas de póquer. JiHyo solo había estado en un club nocturno una vez, pero al comparar los dos, este ni siquiera parecía pertenecer a la misma categoría.

—¿Eres dueña de este lugar? —, preguntó JiHyo por encima de la música en auge.

—Sí, solía ser el lugar de mi papá.

—Es increíble—, dijo Barbie mientras observaba todo, boquiabierta por la lujosa decoración y la gente elegantemente vestida.

Todos parecían asquerosamente ricos, y JiHyo no pudo evitar sentirse un poco fuera de lugar, sabiendo que no pertenecía allí. Sana se dio cuenta rápidamente de la pérdida de confianza de la chica y se inclinó para susurrarle; —No tengas miedo. Tienes control total sobre cómo te perciben, recuérdalo. No dejes que tomen tu poder, aduéñate de él. De todos modos, no se acercarán a ti.

JiHyo enderezó la espalda y repitió las palabras en su cabeza mientras la pareja comenzaba a caminar hacia el club. Cuando la gente que descendía comenzó a mirarlos, algunos con respeto y otros con lo que parecía ser miedo. JiHyo se preguntó por qué era eso, qué era lo que temían, pero rápidamente dejó ir el pensamiento cuando Sana tomó su mano y la besó.

—¿Tienes una nueva chica, Sana? —, preguntó una voz masculina cuando llegaron al final de la escalera.

JiHyo siguió la voz hasta un hombre grande e intimidante vestido con un traje gris con un pequeño broche rojo en el pecho.

—Sí, Yuta, así es. もし彼女を間違った目で見たら、殺します —dijo Sana.

JiHyo no entendió la segunda parte, pero no le preocupó mucho. Estaba demasiado ocupada preguntándose por qué Sana había dicho que ella era su chica y por qué la mujer japonesa le había besado la mano.

—Entendido —respondió el pelinegro.

—JiHyo, este es Yuta, uno de mis colegas. Yuta, esta hermosa mujer es JiHyo —presentó Sana, colocando su brazo alrededor de la muñeca de manera protectora.

—Un placer conocerte —dijo JiHyo.

—Lo mismo digo. — El hombre respondió antes de alejarse de la pareja.

Sana llevó a JiHyo a uno de los bares del club, sonriendo mientras la gente se apresuraba a irse tan pronto como la veían. Sin embargo, no disfrutaba de los muchos ojos que seguían a JiHyo mientras caminaban. Por lo general, estaría feliz de que una sala entera mirara a sus citas, siempre disfrutaba de poseer algo que otros no podían, pero por alguna razón se sentía diferente con JiHyo.

La Barbie ni siquiera era su cita, ella lo sabía, pero Sana estaba fingiendo que lo era para explicar por qué la chica caminaba con el líder del círculo Minatozaki. Si iba a mantener a JiHyo a salvo, entonces la muñeca necesitaba integrarse sin esfuerzo a su mundo, necesitaba parecer que pertenecía.

—¿Quieres un trago? —preguntó Sana.

—Sí, por favor —respondió JiHyo.

Qué ridículamente educada —pensó la chica de ojos azules antes de decirle al camarero: —Dos tragos de vodka, que el mío sea doble.

—De inmediato, señorita Minatozaki —respondió la mujer del bar, dejando de lado todos sus otros pedidos para ir a buscar inmediatamente el de Sana.

—La gente aquí parece tener un poco de miedo de ti —dijo JiHyo riéndose antes de volverse hacia la camarera y agradecerle el trago que le habían puesto delante.

—Sí... todo el mundo le tiene miedo al jefe, ¿sabes? —respondió Sana nerviosa antes de agarrar rápidamente su trago doble—. ¡Salud!

Pero el trago nunca llegó a sus labios, en lugar de eso, el pequeño vaso se rompió en su mano, gotas transparentes de vodka cayeron al suelo mientras se oía un fuerte estruendo.

もし彼女を間違った目で見たら、殺します = Si la miras mal, te mataré.

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