16: A Sorrowful Sweet Dream.

—Te amo.

Las dos palabras hicieron que Sana se congelara y se tensara, su cabeza rápidamente se convirtió en un mar de confusión. Una parte de ella quería correr, quería dejar a la chica en ese mismo momento. Pero otra parte de ella gritaba de alegría internamente y nunca quería separarse del ángel que estaba frente a ella.

Este era su dulce y triste sueño.

Su hermosa pesadilla.

Sana había pensado que ya estaba preparada para esto, ya había decidido que no podía dejar que JiHyo se le escapara de entre los dedos. Pero escuchar las palabras de los labios de la muñeca lo hizo todo tan real, y de repente la nipona pudo ver a JiHyo en el lugar de su madre, su sangre derramándose sobre el pavimento.

No podía permitir que eso sucediera.

Tenía que proteger a su ángel.

Amar a JiHyo sería un deporte sangriento, pero ese era el destino que Sana había elegido. En verdad, la elección ya estaba hecha y ella lo sabía. Sana había estado esperando al borde de lo desconocido por un tiempo, pero ahora que había pronunciado esas palabras, era hora de saltar del acantilado y dejar atrás los fantasmas del pasado.

—El amor es fuerza, mi amor, no debilidad.

Las palabras habían perseguido a Sana durante tantos años.

Había decidido que su madre se había equivocado al decirlas.

Pero tal vez el amor no era solo debilidad ni solo fuerza, tal vez el amor en verdad era ambas cosas.

Porque en ese momento, después de escuchar a JiHyo declarar su amor, Sana se había sentido más fuerte que nunca y, sin embargo, más vulnerable. Tal vez era reconocer que el amor era lo que necesitaba, saber que el amor podía otorgarte más poder y fuerza que cualquier arma y, sin embargo, necesitaba ser protegido y cuidado como si fuera una muñeca de porcelana.

—Tenías razón, mamá, el amor es fuerza, pero también debilidad. Eso es lo que lo hace tan especial—. Sana pensó para sí misma, deseando que su madre pudiera escuchar las frases silenciosas.

La peli naranja respiró profundamente antes de atraer a la otra chica hacia ella y capturar sus labios en un beso apasionado. No fue apresurado como muchos de sus besos anteriores, y sin embargo fue más revelador, ambas almas se desnudaron lentamente. No había duda de lo que significaba, pero Sana se obligó a decir las palabras que habían estado encerradas en su corazón.

—Yo también te amo.

—¿De verdad? —, preguntó JiHyo, casi sin creer las palabras que salían de los labios de la mujer.

—Sí, te amo, JiHyo. Te amo tanto—, dijo Sana antes de acercar a la muñeca para darle otro beso.

Fue como si se hubiera quitado un peso de encima de los hombros de Sana, claro que las preocupaciones seguían ahí, pero palidecían en comparación con la pura alegría de sostener a JiHyo en sus brazos sabiendo que realmente se pertenecían la una a la otra. Ella pagaría con gusto el precio de preocuparse y protegerla cuando se sintiera como se sentía cerca de JiHyo, era como si estuviera flotando en las nubes, volando a través del cielo estrellado de la noche, y ninguna cantidad de lluvia o relámpagos podría quitarle su felicidad.

¿Tal vez era esto de lo que su madre había hablado todo el tiempo?

¿Era este sentimiento lo que había hecho que todo valiera la pena?

¿Todo el dolor de vivir en un mundo en el que realmente no se sentía en casa?

¿Todas las preocupaciones sobre el peligro constante en el que vivía?

¿Era esto por lo que había vivido?

Si era así, entonces Sana finalmente lo entendió.

Había sentido la necesidad de proteger a JiHyo desde que se conocieron, y esa necesidad había crecido a medida que conocía a la chica y comenzó a enamorarse. ¿Pero esto? Esta era una sensación completamente nueva, la sensación de amar y ser amada a cambio, a pesar de los defectos y errores, a pesar de las deficiencias y los fracasos. Ese sentimiento no se parecía a nada que hubiera experimentado antes y valía la pena luchar por él.

Y ella lo protegería.
Protegería su amor con todo lo que tenía. Haría cualquier sacrificio que fuera necesario.

Cueste lo que cueste, protegería su amor.
Su amor.
JiHyo.

Sana estaba lista, finalmente estaba lista para dejar que el amor la llenara por completo.

Finalmente lista para dejar ir todos sus miedos, al fin comprendiendo que una vida sin amor era mucho más aterradora que una vida dedicada a proteger el amor.


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