"_CAPÍTULO 9°- Huir_"
Guillermo
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Silencio. No había nada más en la habitación, era fria y tenía la impresión de tener ello en común con el lugar. Frío. Me sentía varado, como un ave que buscaba alzar el vuelo sin saber siquiera su destino, como querer huir sin tener las fuerzas necesarias de hacerlo, como intentar naufragar en el mar en medio de una tormenta sin balsa e ir directo a un huracán catastrófico. Eso me sucedía.
Quería huir de Samuel y su sonrisa, pero no podía.
A este punto sabía que seguía totalmente jodido y perdido en el, en su voz tan peculiar y en su simple tacto que aveces era tan sutil que parecía una pluma, tocando mi piel como si de porcelana pura se tratase. Un roce tan íntimo y a la vez tan desquiciante por querer más de él. Era consciente, había perdido la moral y la razón, de nuevo, por el mismo hombre. Algo absolutamente inapropiado para mi gusto puesto que estabamos a punto de separar los caminos de nuestras vidas, ese que algunos años atrás nos habíamos aferrado a unir y mantener juntos, ahora sin más, se iban.
No podría explicar las inmensas ganas de surgieron a través de mi cuerpo al enterarme que Samuel estaría de vacaciones, no podría explicar la fuerza que emplee para no lanzarme a sus brazos, y en resumen no podría explicar lo que hago.
Me recluia en mi mismo, siempre lo habia hecho y no sería tan malo de no ser porque mi mente me martiriza con el grito de suplica de alejarme, mientras mi corazón me implora en un último aliento que me quede. Que perdone, que mejore.
Elegir jamás fue mi fuerte y menos cuando hacerlo significaba perder a alguien importante o a mi mismo, porque era eso, no había más. Perder a Samuel y marcharme o de lo contrario quedarme y perder mi dignidad y la capacidad de alejarme después.
—¿Estas despierto?—escuche su voz por el otro lado de la puerta y suspiré. Con el dorso de mi mano limpie las pocas lágrimas que descendían de mis ojos.
Intente, juro que lo hice, le exigi a mi corazón no latir desenfrenadamente y no emocionarse más no me hizo caso.
Samuel dió unos golpecitos a la puerta de madera y mi corazón también golpeteo en mi pecho. Escuche el tan característico »BOOM« por dentro de mi ser cuando volvió a hablar, esta vez pronunciando mi nombre. Entonces, me permití llenar mis oídos de aquella melodía, me permiti herirme más.
Lleve mis manos a mi boca y ahogue un jadeo de frustración sobre las palmas de estas. Era ilógico y a la vez patético, pero parecía que algo se rompía en mi interior y después aquello se destrozaba en más y más trozos punzantes. Hiriendo. Era simplemente inevitable.
—¿Guille?—le oí de nuevo, y no lo había notado pero arrastraba demasiado las palabras. Estaba ebrio.
Él de la nada abrió la puerta a la fuerza y comenzó a tambalearse a la par que dirigía sus ojos rojos hacia mi. Probablemente era por llorar o por tomar, no lo sabía pero seguramente yo no me encontraba en un mejor estado.
Me quedé intacto, a la espera de lo que sucedería después y debo decir, fue peor de lo que pude imaginar.
—Perdoname, pierdon—algunas marcas de labial ahora eran parte del cuello de su camisa blanca
—¿Con quien estuviste?— no había querido demostrar cuán dolido estaba por hacerme a la sola idea de averiguar de quien eran esa marcas de labial pero me había sido demasiado difícil.
La mueca que se instaló en su rostro era digna de retratarse, retratarse para recordarme a mi mismo algo de lo más doloroso en mi vida. Esa mueca sólo significaba que había hecho algo mal y se arrepentía.
Mi respiración se cortó.
—Yo...yo estaba y ella se acerco pero la alejeee— pronunció con dificultad. Comenzo a tambalearse hacia mí hasta llegar al frente de la cama
Retrocedi por inercia.
-Chiqui...
Lleve mi mano a mi pecho y apreté mi camisa contra dicho lugar al escuchar ese apodo. Fue como recibir una descarga directamente hacia mi corazón, tan doloroso que crei poder desfallecer en ese mismo instante.
—¡No me llames así!—grite pero no estaba enojado.
Estaba desesperado, destruido.
El subió a gatas por sobre el colchón y yo de nuevo, me alejé. Tomé mis piernas y las pegue contra mi pecho, haciendome un ovillo justo frente a la cabecera e intentando desaparecer en ese mismo instante. Podía notar en su mirada el arrepentimiento, el dolor, era como mirarme a mi mismo a través de él, de su mirada y la mía.
—Yo te quiero— sollozo, mi corazón irremediablemente se encojio. Se dejó caer sobre mi cuerpo, acorralandome e intentó besarme.
Quería que lo hiciera. Lo añoraba, pero no así. Tal vez de haber llegado sobrio y sin marcas en su ropa, habría sucumbido ante sus encantos, pero las cosas eran muy diferentes a mis ideales.
Una vez más, me alejé.
Minutos atras me estaba dando por vencido hacia mi mismo y ahora no quería más que seguir luchando contra mi amor hacia mi esposo. No podía quejarme mucho tampoco la verdad, le había sido infiel con Carlos por meras ideas e impulsos, aun estando totalmente sobrio, sin pensar mucho, me había equivocado.
Me tomo de las muñecas fuertemente y al míralo a lo ojos no encontré ni el mínimo indicio de arrepentimiento que minutos atras había existido, sólo enojó.
Temble.
Por amor, por miedo, por no saber que hacer y finalmente por querér escapar. Me tomo fuertemente de la mandíbula y me obligó a unir mis labios con los suyos.
No quería.
—¡Samuel, para!—suplique cuando dejo un espacio entre nuestras bocas. Comenzo a besar mi cuello sin cuidado, mordiendo y haciendo de mi piel lo que quería.
Adiós a la delicadeza y al amor que siempre nos había caracterizado. Retiro mi camisa haciéndola añicos con sus manos.
Me hizo añicos.
—Te quiero—espeto y continuó arremetiendo contra mi cuerpo con furia. Sin cuidado, hiriendo mi cuerpo y mi corazón.
—¡No! ¡Porfavor, para!— lloré, le suplique pero el se empeño en besarme con más brutalidad. Mordio mi labio y provocó que este sangrara.
El nunca había sido así.
Se detuvo unos segundos y me miro a los ojos, soltó mis manos. Me sentí totalmente asustado. Entonces el comenzó a llorar, intento tomar mi mano entre las suyas pero a estas alturas me encontraba totalmente horrorizado.
—¡Alejate!— grite hasta el punto de casi desgarrar mi garganta, sentí las lágrimas correr por mis mejillas. Sentí como toda ilusion se derrumbaba.
—Te amo—me dijo entre lágrimas.
No podía, no podía creerle cuando habia sido tan insensato.
—No puedes amarme, cuando me haces esto— negué con la cabeza y sin poderlo evitar solloze. Cubrí mi rostro con mis manos y la hundi entre mis piernas —Aceptalo Samuel, esto se jode, por ti, por mi, ya no mas
Samuel se aparto, nuestras miradas colisionaron y de nuevo note su silencioso pero sincero arrepentimiento, pero era irreversible. Nego con la cabeza, quizas yo tampoco queria aceptarlo pero asi era, no habia marcha atras.
De nuevo intento besarme. Ya no.
Y entonces solté la bofetada más dolorosa que había proporcionado hasta la fecha, y no por la fuerza que había empleado, ni tampoco por el sonido ensordecedor que había resonado por todo el lugar si no por que había sido hacia quien mas amaba.
El tiempo se detuvo y no pude escuchar más que el sonido de mi corazón, era rápido pero cansado, casi como si cada latido fuera cada vez más silencioso y se preparará para la tan ansiada muerte.
—Lo merezco—susurro Samuel con una mueca.
Segundos después su cuerpo cayó sobre mi, se había dormido. Lo alejé y me levanté de la cama aún sintiendo el dolor por todo mi cuerpo y viendo como algunas gotas de sangre caian desde mi boca.
Jodido.
No había otra palabra para describirme. No la había para describirnos.
Yo pensaba aun quererlo pero si era eso, ¿Por que me habia liado con alguien mas?. Y él no se cansaba de decírme que lo sentia, no se cansaba de querer arreglar las cosas y hacia esto. ¿Realmente así es el amor? ¿Sabíamos querer? ¿Porque todo eran tan complicado?
—Perdon Samuel—susurre mirándolo por última vez. Tomé el pomo de la puerta y salí de la habitación, entonces tomé mis llaves.
Esto no era sano para ninguno, se había excedido el limite.
Pedía perdón por todos mis errores, por no ser lo suficientemente valiente y quedarme a pelear a su lado, de perdonar, por la cachetada, y sobre todo por amarlo sin ser capaz de demostrarlo de la manera correcta.
Ninguno sabia ya como tener un amor saludable.
La gente nunca había comprendido porque estábamos juntos y eso nunca había sido un problema u impedimento para amar a Samuel, hasta ahora, en este punto en que de la nada, de pronto, yo tampoco lo entendía
Y sin más pertenencias que las se hallaban en mi corazón, me marché, totalmente vacío, sin más que mis sentimientos hacia el.
Con el dolor que aún se alojaba en aquel lugar tan vulnerable para un enamorado, el corazón"
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¿Hello?
Sólo tengo algo que decir...
Oficialmente continuaré con era historia, gracias por los que aún se quedan aquí después de todos mis fallos. Espero mejorar la escritura, puesto que aún me falta mucho para aprender pero prometo dar todo de mi para que esto funcione.
-Karenthekiller11💕
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