"_Capitulo 15°- Cerrar ciclos"

Guillermo
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1 días para el divorcio

[...]
Desperté gracias a la alarma que marcaba las 5 de la mañana, me enderece y a continuación me estire escuchando crujir mis huesos en el proceso. Aun estaba nublado, nungun rayo de luz se colaba por las ventanas y las calles vacías, el clima no es que incitara a un día de campo pero se encontraba bastante soportable el frío.

Ultimamente acostumbraba a levantarme mucho mas tarde a mis estandares a acostumbrados y solía pasarme días enteros en la cama. Sólo. Pensando. No obstante, este día tenia planes diferentes y rompería con la rutina tan quejumbrosa con la que llevaba casi dos meses arrastrando conmigo.

Quería estar con Samuel y para ello debía arreglar algunas cosas.

Ayer por la noche nos habíamos besado y me había sentido mas vivo que nunca. No hablamos sobre problemas, ni mucho menos sobre una reconciliación. Solo nos habiamos dejado llevar. Al anochecer le pedí que se retirara de la habitación y el acepto, esta vez y a diferencia de las demás, se fue sonriendo. En realidad no habíamos pedido disculpas, aunque francamente se que no queríamos cagar aquel momento, por lo que solo callamos

Me enderece más y coloque la espalda en la cabecera de la cama, debajo de mi almohada escondia el papel sobre el divorcio. Había sido el único sobre que no había roto aquel día en que el cartero se postro frente a mi puerta.

—Quizas ya no seas necesario — susurre sacándolo de su escondite y sonrei.

Era claro que no sabia si esto funcionaria pero quería intentarlo. Lo intentaría aun con lo malo y con la amnesia que me causaban los malos estragos


[...]

Toque una vez mas la puerta blanca de aquel hogar. Algunos pasos se escucharon dentro de la estancia y segundos despues una mujer me abrió, era la compañera de trabajo de Samuel, Martha.

La esposa de Carlos.

—Hola, ¿Que se te ofrece?...Amm— chasqueo sus dedos intentando recordar mi nombre

—Guillermo— acorte y ella sonrió —¿Se encontrará Carlos?

Ella me miro confundida.

—Es para pedirle asesoría en un negocio. Se que el se dedica a venta de casas— mentí

—¡Oh, claro! Ya le llamo

La mujer muy amablemente me invito a pasar a su morada, no obstante, me negué. No quería ser un aprovechado, el simple hecho de verla a la cara me era muy difícil como para siquiera intentar entablar una charla o invadir su espacio. Unas pisotenes apresurados se echucharon por dentro y a los segundos Carlos se encontraba frente a mi, al otro lado del marco de la puerta. Martha se fue regalándome una sonrisa, la cual no pude corresponder del todo.

—¿Que haces aquí?— preguntó bajo pero molesto, tomo mi muñeca y me obligo a caminar lejos de la puerta —Crei que te quedo claro que entre nosotros no hay nada.

Anteriormente aquellas palabras me hubieran destrozado, lo se de sobra, pero las cosas ya no eran las mismas.

Yo, ya no era el mismo.

—Lo se— sonreí y retire mi extremidad de su agarre —Solo vengo a preguntarte que prefieres

—¿Que quieres decir?

Su ceño se fruncio y casi pude jurar que sus ojos revelaban temor, algo en mi interior se sintió satisfecho. Supongo que así se siente la venganza.

—Quiero mi dinero de vuelta o tu mujer se entera de lo que hubo entre nosotros— espete

Estaba decidido y nada me quitaría de mis principios. Hace algunos meses atrás, cuando aun teníamos planes de mudarnos juntos, habíamos estado juntado dinero el cual no había reclamado. Hasta ahora.

—Yo...— tartamudeo Carlos y rasco su nuca con nerviosismo —No lo tengo ahora, dame tiempo y te lo daré pero no le digas nada a Martha

Sus ojos suplicaban y esta vez me sentí mal. Me estaba volviendo igual a él, cruel y sin escrúpulos. Suspire y frote mis manos sobre mi rostro esperando no arrepentirme de lo que diría.

—Tienes un mes, me lo depositas a mi cuenta y ya, después no quiero volverte a ver la cara.

—Te los devolvere— acortó un poco agitado y asenti con la cabeza.

—Cariño, te hablan por telef...— Martha se asomo por la puerta y viendo que aun seguía allí se sonrojo por interrumpirnos —Lo siento

—No te preocupes yo ya me iba— dije y sonrei —Espero y me tengas respuesta pronto

Esta vez Carlos perdió el color de su rostro cuando me referí a él. Su mujer se despidió de mi con la mano y una sonrisa, era una buena persona, alegre y confiada, no se merecía a Carlos y yo no quería hacerla sentir mal pero era necesario. Si Carlos no cumplía, yo me encargaría de cagarle la vida y aunque me doliera, lo haría por mi.

Lo haria por Samuel.

Debía cerrar ciclos y este era el principal. Debía cerrar ciclos y volver a comenzar.

[...]

La noche había caído, daban casi las 12 de la madrugada y me tomaba el sexto café de la noche. Escuche algunas pisadas por fuera de la puerta y el sonido tan característico de las llaves chocando unas con otras.

Me sentí un chiquillo.

La emoción que emano mi cuerpo fue tal que sin poderlo evitar me levante corriendo del sillón con destino a la entrada, el picaporte se movió y finalmente me dejo ver al dueño de tales sentimientos.

—Chiqui— susurro al verme frente a el, esperándolo y me abrazo fuertemente.

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