Descontrol
"Tu no eres libre, desde que aceptaste el trato, desde que te lleve aquel día, ahora solo eres mía"
¿Qué era eso? Esas palabras paralizaron a Marinette, con solo decir eso, la poca resistencia que tenía la chica se hizo nula, el rubio puso una de sus manos sobre su cintura, haciendo que la peliazul sintiera toda una ola de emociones y sensaciones.
Sus miradas viajaban de los ojos a la boca del contrario. Una Marinette confundida, y un Adrien furioso no era una buena combinación.
Marinette estaba encerrada en el baño, después de escuchar a Adrien solo tuvo una idea, escapar.
Se zafo de su agarre, entro al baño y se encerró. Adrien golpeaba la puerta freneticamente, Marinette solo se sentó en una esquina, con sus manos tapo sus oídos, e intento ignorar todo
Los gritos.
El miedo.
Los sentimientos.
Un portazo la alarmo, se había quedado dormida tanto tiempo, que el sol que se alumbraba por la ventana, ya casi había desaparecido.
Rápidamente se acercó la puerta, y al abrirla, comprobó que estaba sola; todo a su alrededor estaba echo pedazos, el piso sucio, cortinas desgarradas, objetos rotos. Alguien había tenido un ataque de furia.
Sus ojos se cristalizaron, con las pocas fuerzas que le quedaba se puso a limpiar, parte de esto era su culpa, actuó de forma imprudente, y en parte eso causo esto.
Tantos sentimientos tenían que explotar en algún momento
Después de algunas horas había terminado.
El sol se había ido, así como las lágrimas, esas horas en silencio le ayudaron a pensar, se disculparía cuando el llegara. Sea lo que sea, no valía la pena estar mal con él. Cuando llegara el final, no quería tener remordimientos. Con una sonrisa en su rosto, y un poco de positivismo, se puso manos a la obra y preparo la cena.
Una de la mañana, el único sonido en esa solitaria casa eran las manecillas del reloj, y la tranquila respiración de la chica que se encontraba dormida sobre la mesa. El rechinar de la puerta la despertó, haciendo que su mirada se clavara en la puerta, buscando esa mirada esmeralda que tanto anhelaba en ese momento, lamentablemente, no era esa persona.
Velia la observo con tristeza, Marinette bajo la mirada unos segundos, se levantó, y comenzó a tirar la comida que había preparado.
"Después de todo ¿Quién se la comería?" susurro para sí misma mientras llevaba los platos vacíos a lavar.
Las lágrimas amenazaban con salir, un doloroso recuerdo apareció en su mente.
Horas invertidas para hacer de comer. Y al llegar sus padres, se disculpaban debido a que ya habían cenado, o simplemente no llegaban. Eso pasaba más seguido de lo que cualquier pensaría. Con suerte una vez al mes podía comer con su familia, y esas comidas duraban minutos debido a sus apretados horarios.
Ese recuerdo le recordó su propósito, suspiro profundamente y nuevamente adopto su actitud ofensiva.
Velia la observaba, sabía que algo pasaba, pero al investigarla, lo único que encontró fue a una chica de buen estatus social que había escapado, algo triste era que al parecer sus padres no lo habían notado, pero fuera de todo, ante los ojos de cualquiera, parecía un berrinche por atención. Superficialmente, Velia también lo pensaría, pero su mirada le decía todo lo contrario. La peliazul claramente escondía algo, era inteligente, y bastante, no por sus calificaciones, sino por su comportamiento.
Marinette termino, y sin decir alguno más, entro a la habitación del rubio y se encerró. Velia ignoro su comportamiento, y salió de la casa. Esa noche seria fría para la peliazul. Se acorruco en la solitaria cama, y abrazo la almohada que más le recordaba su aroma. Entonces, cerro sus ojos, esperando que su nuevo día fuera mejor.
Un movimiento brusco en la cama la despertó, abrió los ojos, encontrándose con la mirada furiosa del rubio, el cual se encontraba sobre ella, sosteniendo sus muñecas contra la cama. La respiración de la chica se aceleró, su mente le pedía forcejear y alejarlo, pero su cuerpo no respondía. El chico acerco su rostro a la oreja de la chica, se quedó inmóvil unos segundos, dejándola ansiosa por saber que pasaría.
Un quejido salió de ella, cuando los dientes del chico presionaron suavemente el lóbulo de su oreja. Al soltarla, el chico se posiciono sobre su cuello, lamiéndolo deliamente en ciertas zonas. Lo que experimentaba la chica era indescriptible, el rubio sabia donde moverse para hacerla sentir en el cielo. Como si la conociera de toda su vida, o más bien, como si la experiencia le hubiera dado esa habilidad.
Esa última opción causo un dolor en el pecho de la chica, como puso, zafo su mano de la fuerza del chico, al estar tan concentrado en la chica, todo fue más fácil.
Suavemente, la chica deslizo su mano sobre la mejilla del chico, haciendo que este la observara a los ojos. Con movimientos tranquilos, logro hacer que se acostara, para ella quedar arriba de él. Se sentó sobre la cadera del chico, sintiendo el mismo bulto de hace unos días. Su curiosidad despertó, no se creía capaz de causar tal reacción en un chico, o más bien, un hombre.
El rubio la devoraba con la mirada, como si estuviera en un trance. Como si todo su odio solo pudiera eliminarse con pasión.
Los labios del chico eran irresistibles en ese momento para ella. Nerviosa, la chica puso su mano sobre la cadera de él, levanto levemente su camisa, y delineo un camino de su abdomen a su pecho, haciendo al chico gruñir de placer.
Para ese momento, la peliazul avía pegado su dorso con el de él, lo único que los separaba, era la tela de la ropa, la cual comenzaba a estorbar.
El propósito de ella era detenerlo, pero los placeres del ser humano, son realmente poderosos.
Lo anhelaba, quería sentir sus caricias, quería sentirse protegida. Lo que realmente quería, era sentir el tacto humano, amor. Pero no podía, no debía. Al final sería doloroso para ambos, más para él.
Separo su cuerpo del de el, apoyando sus manos en la cama para tener distancia. El chico la tomo de la cintura, intentando sentir su roce nuevamente. La chica negó con la cabeza, puso la mano sobre la frente del chico, quitando sus rubios mechones, y entonces depósito un dulce beso sobre él. El chico la envolvió son sus brazos, haciendo que su rostro quedara sobre el pecho de la chica. La acostó a su lado, y se acorruco en ella.
Con él, ya había experimentado dos cosas en ese momento, el calor y la necesidad humana, y el sentimiento de que alguien te necesita y que se siente seguro en tus brazos.
Adrien PoV.
Golpee por horas la maldita puerta, cansado y desesperado me senté recargado en la puerta, esperando por el momento en que saliera y poder interceptarla, La furia comenzó a incrementar, la paciencia no lo mío, y a pesar de ya haberla esperado mucho, ya no podía conmigo mismo.
Como pude me levante, camine hacia la puerta de salida, rompiendo, rasgando y aventando todo lo que alcanzaran mis manos.
Ni eso era suficiente.
La puerta era mi única salida, La abril, y al salir, sin cuidado ni consideración azote la maldita puerta. Camine por las calles, intentando tranquilizar mi mente, pero solo podía pensar en ella.
Las horas pasaron, y al notar que tan lejos estaba de casa, decidí regresar.
Entre al edificio, llegue al elevador, y al entrar a mi corredor, pude ver a Velia que venía hacia mí.
Fruncí el ceño, pero ella paso de largo hacia el elevador, no sin antes darme una de sus típicas miradas de "La cagaste cabrón"
Entre al departamento, el aroma jodidamente bueno fue lo que me recibió, al asomarme a la cocina, pude ver la mesa sola, y el bote con lo que parecía comida en el.
La furia que había dejado hace rato volvió, era un imbécil por comportarme así. Ella no tenía la culpa.
Fui yo y mi estúpida inmadurez al no poder controlarme ebrio, y sobrio también...
Ese rato, cuando ella fue al baño en el antro, fui a la barra por algo de tomar, ya que aquel maldito mesero no llegaba, engatusado por una linda chica, perdí la noción del tiempo. Y al reaccionar y querer volver, solo pude ver a ese idiota tocándola. Mi ira solo logra crecer más.
Gire mi rostro sobre el departamento, todo estaba bien y limpio, como si nunca hubiera echo destrozos, y Marinette no merecía tener que limpiar todo de nuevo.
Decidí entrar a mi cuarto, tomar mi mascara y el traje, y salir a merodear como el ladrón que soy.
Pero al entrar, esos pensamientos se esfumaron.
Lo que quería robar esa noche, eran sus labios.
La tome por sorpresa, ella no reacciono.
"Bien" pensé para mi mismo.
Con cuidado me acerque a ella, pude ver como su cuerpo se tensó. Sin cuidado mordí su lóbulo, haciendo que un precioso gemido saliera de ella.
Quería mas.
Cuando tomo la iniciativa no podía creerlo, el odio que sentía se había esfumado por culpa de esta niña. Por culpa de esta mujer.
Sentí su cuerpo completamente pegado al mío. Su ropa era un enorme estorbo para mí. Pero en ese momento, ella dudo.
Intente hacerla regresar a mí, pero su mirada me lo impidió, algo en mi me hizo detenerme. Pude sentir la calidez de su mano en mi frente. Y sin previo aviso, deposito un beso ahí.
Un dulce beso que logro eliminar todos mis problemas en un segundo.
Solo pude abrazarla. No quería soltarla, la acosté a mi lado, y me acorruque en su pecho, abrigándome con el calor de sus brazos.
Que les pareció el cap, Diganme!!!! Moría por escribir, no saben cuanto :'(
Yo se que me odian por la enorme tardanza :c
Pero ya saben que trabajo y estudio y es un show
Ahorita ando de vacaciones, así que solo trabajo. Peeero mañana descanso, así que aproveche parea escribir esto y... alomejor subo mañana otro cap, pero no les garantizo nada
Disculpen mi tardanza, y gracias por seguir esperando :')
Las amo, no las merezco hahah <3
Atte. Lu Dragneel
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