Ticket To Ride
Cuando la policía se fue, George, Geoff y Freda se reunieron con los demás en la sala de reuniones. Una vez en la habitación, Paul les contó la idea de ir a la India fingiendo que Brian también estaría allí, para que nadie sospeche de su misteriosa desaparición.
—Me parece bien —admitió George Martin—. Además, necesitan vacaciones.
—No queremos que piensen que hacemos esto para evitar el problema de Brian —dijo George.
—No, todo lo contrario. Queremos ayudar —agregó Ringo.
—Creo que es lo mejor que pueden hacer —opinó Geoff.
—Los tendremos al tanto de la situación —les aseguró Martin a los muchachos.
—Gracias —respondieron estos.
—Creo que alguien debe quedarse aquí hoy, ya saben... por si Brian vuelve —se le ocurrió a John.
—Yo me quedaré —se ofreció Mal.
—Te acompañaré —dijo Freda.
—No creo que sea buena idea, debes descansar, tuviste un mal día hoy —le aconsejó George Martin.
—Pero quiero quedarme —insistió ella.
—De acuerdo, pero dormirás aquí mientras yo me quedo arriba —dijo Mal.
Ya en la madrugada, cada beatle se fue a su hogar. Había sido un día muy agotador y lleno de sorpresas, y el día siguiente no sería más liviano. Debían preparar todo para ir a la India lo antes posible, no querían que nadie se enterara de lo sucedido a Brian. Quién sabe las terribles cosas que hubieran pasado si la noticia se daba a conocer.
Esa noche, casi nadie pudo dormir. Se quedaron hasta altas horas de la madrugada dando vueltas en la cama, esperando el llamado de Mal diciendo que Brian había vuelto, pero eso no ocurrió. Sus esposas, y novia, en el caso de Paul, estaban tan preocupadas como ellos. Al enterarse de lo ocurrido, se horrorizaron tanto que olvidaron su enfado cuando sus respectivas parejas llegaron tan tarde a la casa.
—Verás que lo encontrarán, él estará bien —le dijo Cynthia a John.
—Apuesto a que en estos días aparecerá —animó Maureen a Ringo.
—Confía en los oficiales, Paulie, ellos lo traerán de vuelta —le aseguró Jane a Macca.
—¡Qué pesadilla! ¿Quieres algo para comer, Georgie? Quizás la comida te anime —le sugirió Pattie a George.
Al día siguiente, los Beatles regresaron al estudio. George Martin y Neil Aspinall ya estaban allí, tomando un café. Ambos tenían una expresión de impaciencia en el rostro.
—Derek vendrá enseguida —fue lo primero que dijo Martin al ver llegar a los muchachos.
—Buen día —saludó Ringo.
—Buen día —respondió Neil.
—¿Dónde está Mal? —preguntó Paul.
—Él y Freda se fueron a sus casas, estaban agotados —explicó Martin.
—Puedo imaginarme —comentó Paul.
—¿Qué le diremos a Derek? —preguntó John con interés.
Justo en ese momento, la puerta sonó. Ringo gritó "¿Contraseña?" y una voz masculina dijo "Goo goo g'joob". Era Derek Taylor, el hombre al que esperaban. George tomó asiento al igual que John y Paul, y la puerta se abrió.
Derek entró con notable preocupación y lo primero que dijo fue:
—¿Desapareció?
—Efectivamente —respondió George Martin.
—Dios... ¿cómo? —preguntó.
—Freda fue a entregarle un café y su oficina estaba revuelta, la ventana abierta y no había rastros de él —respondió John.
—Demonios... ¿Qué vamos a hacer? —Derek parecía no poder creerlo, jamás le había ocurrido una situación similar.
—Los muchachos irán a la India, fingiremos que Brian irá con ellos —comentó Neil—. Pero necesitamos que no haya nada de prensa ni fotografías, de otro modo se enterarán de que no es cierto.
—Tiene sentido —afirmó Derek—. Yo los ayudaré con esto del viaje. Ya veo el titular: "Los Beatles irán a la India", y el copete: "Su mánager los acompañará" y bla bla bla.
—Es importante que menciones que iremos a meditar —le dijo George—, es lo que queremos que crean.
—Genial, ¿sus esposas también irán?
Los cuatro jóvenes se miraron. Sería lo correcto ir con ellas, después de todo serían vacaciones, además no sabían cuanto tardarían en tener noticias de Brian y ninguno podía pasar tanto tiempo lejos de sus parejas.
—Me parece bien —respondió Ringo.
—Entonces deben comprar el primer vuelo que salga a la India esta semana, no queremos demorar los trámites —comento George Martin.
—¿Quién más irá? —preguntó John.
—Yo no puedo ir, George tampoco. Debemos quedarnos por si tenemos noticias de Eppy —le dijo Neil.
—Nelly, creo que deberías ir junto a Mal —opinó Derek—. Yo ayudaré aquí junto a Geoff y Freda.
—¿Te parece bien, George? —preguntó dirigiéndose a Martin.
—Si, has lo que te parezca correcto —le respondió.
—Bueno muchachos, debemos ponernos en marcha con las preparaciones —anunció Neil Aspinall poniéndose de pie—. Sacaré los pasajes esta misma tarde, ustedes vayan a avisarle a sus esposas y yo le preguntaré a Mal qué hará.
Los cuatro chicos se pusieron de pie instantáneamente, estaban acostumbrados a seguir las órdenes que les imponían. Estaban tan confundidos y preocupados que ni siquiera podían pensar con claridad. Maureen y Pattie habían pensado en acompañar a sus esposos, y aceptaron encantadas cuando estos se lo propusieron. Jane quería acompañar a Paul, pero pensó que tal vez él no quería que ella fuera. En cuanto a Cynthia, pensó que apoyar a John era lo mejor que podía hacer, pero no estaba segura de querer viajar dejando a Julian con sus padres. Finalmente se decidió y el pequeño Julian se quedó con sus abuelos.
Todos comenzaron a hacer las maletas cuando recibieron el llamado de Neil diciendo que tenía los pasajes para la noche siguiente, y que Mal también los acompañaría. Ese día, todos estaban algo nerviosos. Pattie había conocido a un tal Maharishi en Londres unas semanas atrás, y se los había comentado a los Beatles, sin embargo estos no pudieron asistir a oír su discurso porque tenían demasiado trabajo entre las grabaciones y las entrevistas.
Las cuatro mujeres habían guardado tantas cosas en sus maletas que parecía que iban a explotar.
—Iremos de "vacaciones", no a un desfile de moda —le había dicho George a Pattie.
—Lo sé, pero no querrás verme con la misma ropa todos los días. Además, ¿qué tal si no puedo lavarla allí? Podría estar desnuda frente al Maharishi, no quiero ni pensarlo.
—Nadie querría verte desnuda, Pattie —le aseguró su esposo. Esta le tiró un almohadón fingiendo estar enfadada.
A la mañana siguiente, todos se encontraron en los estudios Abbey Road. George Martin les garantizó que los llamaría por cualquier noticia que tuviera respecto al caso. Los muchachos le aseguraron que estarían atentos a los teléfonos, pero George les dijo que debían descansar y meditar en vez de estar tan preocupados. Freda los abrazó a cada uno de ellos y les deseó suerte, mientras que Geoff les confirmó que encontrarían a Brian cueste lo que cueste. Neil y Mal dijeron que cuidarían de sus amigos y que no les quitarían la vista de encima. Hasta ese momento nadie lo había dicho, pero todos temían lo mismo: que el secuestrador de Brian pudiera herir a alguno de los Beatles, o aún peor, secuestrarlo... Eso les dejaba la piel de gallina a todos los amigos de la tan famosa banda.
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