Bad Boy
Al día siguiente, los Beatles tuvieron su primera meditación con el Maharishi. Este fue muy amable con ellos y les indicó lo que tenían que hacer, aunque, por supuesto, no era algo tan difícil de realizar. Aquella primera vez estuvieron meditando tres horas, las tres horas más largas en la vida de John. George y Pattie parecían estar pasando un buen momento de tranquilidad y reposo; Ringo y Maureen aparentaban querer que la meditación terminara; Paul y Jane estaban perdidos en sus pensamientos, sin poder concentrarse en lo que realmente debían hacer; Cynthia y Mal parecían estar algo aburridos puesto que no se terminaba más; en cuanto a Neil, no podía dejar de pensar en lo que había visto el día anterior y cada vez desconfiaba más del hombre que tenía en frente.
Cuando el Maharishi les anunció que habían acabado por el momento todos se sintieron realmente aliviados, excepto George, que esperaba con ansias de que la meditación se repitiera. A la hora del almuerzo, todos se reunieron en una mesa alargada y un grupo de jóvenes cocineras les llevaron lo que sería su comida. Neil observó a una de ellas específicamente y la reconoció como la chica que había sido abusada por el Maharishi, además en su expresión reflejaba desconfianza y temor. El hombre quería ayudarla, pero no sabía muy bien qué hacer, se sentía un cobarde por no contarlo.
Mahesh no estaba presente ya que almorzaba en otra habitación, por lo que cada uno podía decir lo que se le plazca del lugar y la meditación.
—Fue una experiencia... interesante —dijo Cyn con poca convicción.
—Para mí fue placentero —admitió Pattie.
—Yo creo que fue... aburrido —comentó Mo, alzándose de hombros.
—Es meditación, ¿qué más esperabas? —le preguntó Paul riendo.
—Pues, para meditar podía hacerlo en mi casa —respondió John de mala gana.
—No seas así —replicó George—. El Maharishi ha sido muy amable con nosotros. Hasta nos da comida.
—Yo no pienso comer esto —exclamó Ringo repentinamente, recibiendo las miradas de todos—. Soy alérgico.
—Oh no, Rings —dijo Maureen apenada—. ¿Qué vamos a hacer? Aquí no puedo cocinarte nada.
—Si quieres iré a conseguir algo mejor para que comas —se le ocurrió a Mal.
—No creo que consigas algo, pero si lo intentas te lo agradeceré —le respondió Ringo, sonriendo.
Esa misma tarde debieron meditar nuevamente. Mal Evans no se presentó dicho que viajó para conseguir comida para Ringo, claro que tuvieron que decirle a Mahesh que su amigo no se sentía bien, a lo que él les insistió diciendo que con más razón debía meditar; por lo que Lennon "amablemente" le dijo que no se metiera en sus asuntos.
Esta vez fueron cuatro horas y la emoción fue la misma de la primera vez, es decir: sólo Pattie y George realmente lo disfrutaban. Para los demás era un exceso de tiempo libre desperdiciado. John aún no podía concentrarse, tampoco quería hacerlo, por lo que se quedó pensando en nuevas canciones para grabar con la banda. Extrañamente, a Paul también se le ocurrieron algunas letras durante esa meditación. Por lo que, cuando el Maharishi dijo que habían terminado, fueron literalmente corriendo a buscar una pluma y un papel. Nadie se sorprendió puesto que conocían bien a Lennon y a McCartney; cuando se les ocurría una letra para una canción solían hacer cosas extrañas. El Maharishi se interesó repentinamente por las canciones de los muchachos, por lo que él y George tuvieron una conversación acerca de la banda. Neil Aspinall notó que Mahesh estaba más interesado en saber cuánto ganaban que en las composiciones que hacían, pero no le dijo nada a nadie al respecto, ya bastantes sospechas tenía sobre ese sujeto.
Esa noche, Mal regresó con algunas cosas que creyó que a Ringo podrían gustarle, de no ser así él se encargaría de comérselas. Paul se apareció en la sala donde todos estaban, diciendo que había compuesto una canción llamada I will. Para sorpresa de Macca, George se enfadó con él y le dijo:
—Vinimos a meditar, no a grabar un nuevo álbum
—Lo lamento, pero cuando la inspiración llama debo abrir la puerta —respondió Paul inocentemente.
—Dejen de discutir. ¿Por qué no la cantas, Paulie? —le preguntó Ringo.
—Debo ir a buscar mi guitarra, ya regreso —dijo.
Cuando Macca salió, John dijo que llamaría a George Martin para ver cómo estaban las cosas en Londres. Nadie se lo impidió ya que a todos les interesaba saber lo que estaba ocurriendo allí con Brian y los demás. Ringo se sentó a comer lo que Mal le había traído, convidándole un poco a George, quien moría de hambre.
Cuando Paul volvió a la sala con su guitarra, todos escucharon atentos la nueva canción. La letra era bonita y romántica, las mujeres quedaron fascinadas; en cuanto a George y a Ringo, les pareció simple pero buena.
—Te felicito —le dijo George.
—Gracias —respondió Paul humildemente.
—Yo podría escribir algo mejor—comentó Ringo fingiendo egocentrismo, y todos rieron.
—¿Es para mí? —preguntó tímidamente Jane cuando el silencio volvió a la sala.
—Ehh... claro...
En ese momento entró John y su expresión reflejaba pesadumbre. Ringo fue el primero en preguntar qué sucedió.
—Nada. Aún no lo encuentran —suspiró—. Esto ya es demasiado, creo que debemos hacer algo nosotros mismos.
—No creo que sea una buena idea, John —le dijo Paul—. Sólo somos una banda, ¿qué podemos hacer?
Nadie tenía una respuesta para esa pregunta, ni siquiera John, y eso lo irritaba mucho.
***
Los días pasaron, las meditaciones cada vez eran más largas pero ya nadie se quejaba. Poco a poco se fueron acostumbrando a la tranquilidad y al silencio. A John y Paul se les ocurrieron muchas nuevas canciones, incluso a Ringo se le ocurrió una. «Esto les cerrará la boca», pensó.
Cada vez entraron más en confianza con el Maharishi, todos excepto Neil. Aún estaba confundido sobre la situación que había visto días atrás; sin embargo, a John comenzaba a agradarle y Neil creyó que no era momento de decir la verdad. En una ocasión, intentó decirle a John que el Maharishi no le cerraba del todo, pero Lennon se enfadó un poco, así de complicado era John. La única que creía en él era Maureen, quien fingía que el hombre le agradaba cuando en realidad sospechaba de sus verdaderas intenciones.
Una noche luego de la meditación, Pattie salió a tomar un poco de aire fresco. Los muchachos se quedaron tocando música mientras los demás los observaban y disfrutaban del buen rato. En todo ese tiempo no habían recibido noticias de Londres, eso les preocupaba, pero por otro lado estaban felices de estar en la India. La meditación había servido para eliminar la presión y los problemas, fue como sacarse una pesada mochila de los hombros.
De repente, Pattie entró llorando a la habitación. Todos se preocuparon por ella y se le acercaron, preguntándole qué había ocurrido y diciéndole amablemente que se tranquilice. George se acercó a ella realmente alarmado y la abrazó. Detrás de Pattie, el Maharishi entró en la habitación. Todos se quedaron como atónitos cuando Pattie se acercó a él y comenzó a golpearlo en el pecho torpemente, de sus ojos salían lágrimas y parecía avergonzada de ella misma.
—¿Qué demonios pasó? —preguntó George, yendo hacia donde estaban y alejando a Pattie del Maharishi.
—No sé qué le pasa... —admitió el hombre.
—¡Mentiroso! —gritó la mujer de Harrison—. ¡Es un pervertido! ¡Intentó violarme!
Mal y Ringo tuvieron que sujetar a George para que no golpeara al Maharishi, Paul estaba atónito y John tenía una expresión de incredulidad, pensando que había sido un estúpido por haber confiado en aquel hombre. A Neil no le sorprendió demasiado, pero sí le pareció desagradable y alarmante; mientras que las mujeres de los Beatles se quedaron horrorizadas.
—¡Te mataré! —le gritó George al Maharishi.
—Aquí hubo una equivocación —dijo éste, soltando una de sus pequeñas y estúpidas risitas.
Pattie no paraba de llorar y Paul tuvo que abrazarla para que se calmara.
—¡Nos iremos, ya! —exclamó John.
—¡Confié en ti! ¡¿Y así me pagas?! —gritó George.
—Juro que no ha pasado nada, yo no me acerqué a tu bella esposa.
George casi se abalanzó sobre él, si no fuera porque Ringo y Mal lo sostenían de los brazos, provocando que Harrison diera puñetazos al aire.
—¿Le hiciste eso a la cocinera, verdad? —preguntó Neil, recibiendo las miradas de todos.
—¿De qué hablas? —el Maharishi rió como usualmente hacía.
—¿De qué hablas? —le preguntó Paul frunciendo el ceño.
—Vi como besó a una joven cocinera sin su consentimiento.
—¡¿Y ahora lo dices?! —preguntó John enfadado.
—Pensé que no iban a creerme... —se defendió Neil.
—Ya no importa, nos iremos de aquí. ¡Ahora mismo! —Lennon estaba furioso, y con razón. Desde el principio no le dio buena espina, pero se convenció de que debía darle una oportunidad. Ahora se arrepentía y no quería seguir cometiendo errores.
—¡No se vayan! Me ha gustado mucho tenerlos aquí —Mahesh sonrió nerviosamente.
—Claro, sobre todo te ha gustado tener a Pattie ¿no? —George estaba verdaderamente molesto, si no estuviera sujeto de brazos hubiera golpeado al Maharishi justo en el rostro.
Pattie estaba pálida, Paul aún la abrazaba con fuerzas pero estaba en estado de shock por lo ocurrido, y era evidente.
***
Esa misma noche los Beatles y sus acompañantes partieron de Rishikesh. Estaban tan disgustados que tomaron sus pertenencias lo más rápido posible, de haber olvidado algo de seguro no regresarían a buscarlo.
Luego de horas viajando en taxis, llegaron a un humilde motel lejos del centro y, sobre todo, lejos de Rishikesh; parecía que se caería a pedazos pero aún así entraron, no querían estar toda la madrugada buscando donde hospedarse.
Cada uno pidió una habitación para compartir con su pareja; Mal y Neil debían compartir la suya. George estuvo toda la noche despierto junto a Pattie, que aún seguía algo nerviosa. Jane, Paul, Maureen y Ringo durmieron poco, a penas podían conciliar el sueño luego de aquella situación. Cynthia estaba exhausta por lo que quedó dormida rápidamente; en cuanto a John, no podía pegar un ojo y caminó por toda la habitación, hasta que se acercó a la ventana para tomar algo de aire y sacar aquellos pensamientos de su mente.
Buscó un cigarrillo que tenía en su bolsillo, al bajar su mirada notó algo que llamó su atención e hizo que se estremeciera... En el marco de la ventana había una nota, y esto es lo que decía:
"Aún tengo a Brian, ¿lo quieren? Vengan por él."
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