All Together Now
Lo que John juró haber visto fue una persona vestida completamente de negro del otro lado de la ventana. No pudo ver su rostro porque tenía un pasamontañas. John se arrimó velozmente a la ventana pero aquella persona había desaparecido, y pudo distinguir una sombra corriendo por el sendero ya a gran distancia de donde se encontraba.
—¡Detente! —le gritó en vano.
Aquel individuo no frenó ni mucho menos, sino que siguió corriendo hasta desaparecer de la vista de John. Él no podía creer lo que había visto, y posó su vista en el marco de la ventana donde se encontraba en ese momento. Había una nota, quizás era una respuesta. La tomó inmediatamente y leyó el mensaje, este decía:
Ven mañana a Knole Park a las 3. Sólo tu, yo y Brian...
John recordó que en Knole Park habían grabado el video musical de Strawberry Fields Forever y el de Penny Lane, pero no iría solo a ese lugar, alguien debía acompañarlo y sus amigos eran las personas ideales para hacerlo. Necesitaba su ayuda, no podía hacerlo solo, no quería hacerlo solo.
Esa noche, John regresó a su casa casi temblando de miedo. Alguien los estaba siguiendo, quizás era una broma de mal gusto, pero ¿qué tal si querían hacerles daño? Los fans no harían tal cosa, secuestrar a una persona era un acto que sólo un enfermo mental podía hacer. Aquella persona que había visto —porque tal vez no tenía la mejor vista del mundo, pero en ese momento estaba usando sus anteojos y muy limpios estaban los cristales—, le recordó a un espía con su pasamontañas y su atuendo oscuro. ¿Qué tal si no había solamente una persona detrás de este asunto? ¿Qué tal si era un grupo de gente que querían destruirlos? ¿El Ku Klux Klan? ¿Imelda Marcos buscando venganza? No, no creía que una mujer pudiera odiar tanto. A la mañana siguiente debía contarles a los muchachos sobre lo ocurrido la noche anterior. Por un momento pensó que tal vez podía ser una trampa. ¿Qué tal si querían secuestrarlo a él también? ¿Qué tal si todo esto fue un malentendido y Brian no había sido secuestrado? Imposible, si no fue secuestrado ¿dónde estaría? Él no se iría sin dejar un mensaje, y mucho menos en medio de la grabación de un álbum, ese no era el estilo de Brian.
Siguió pensando en posibles alternativas, pero ninguna creía ser la correcta. Luego de unos minutos, se quedó dormido en el sofá de su living. Al día siguiente, Cynthia lo despertó algo molesta por no haberle avisado que había llegado en la noche. John no se disculpó ni mucho menos, en cambio le preguntó la hora.
—Tan típico de John, llega a cualquier hora y ebrio —dice Cyn negando con la cabeza.
—No estoy ebrio, tampoco lo estuve ayer. Simplemente me dolía la cabeza. ¿Qué hora es? —repitió de mala manera.
—Diez menos cuarto —dijo su esposa, sin creerle lo de la jaqueca.
—¡¿Qué?! —John saltó literalmente del sofá y corrió hasta el teléfono que estaba colgado en la pared de la cocina. Marcó en número de la casa de McCartney, el cual se sabía de memoria, y esperó a que este lo atienda.
—¿Qué haces? —le preguntó Cynthia, al verlo actuar de manera tan extraña.
—Llamo a Paul... Son temas de... trabajo.
Cynthia sabía que a veces John exageraba con temas del trabajo, los ensayos y las grabaciones lo estaban dejando algo loco, por lo que le creyó y fue a hacerle el desayuno a Julian.
El teléfono siguió sonando cuando una voz lo atendió. Para desgracia de John, no era Paul, sino Jane.
—¿Sí? —le preguntó.
—Ah, ¿Jane? Soy John, ¿está Paul por ahí? —John sonaba algo inquieto, pero hacía todo lo posible para tranquilizarse.
—Ehh, está en el baño. Pero saldrá en un instante, ¿quieres esperarlo?
—No tengo tiempo, dile que me llame luego. ¡No! Mejor dile que venga a mi casa en cuanto antes, es un tema importante sobre... trabajo.
John no sabía mentir, al menos no cuando estaba realmente nervioso. Sin embargo, Jane le creyó y le aseguró que le daría el mensaje a Macca en cuanto saliera del baño. Lennon le agradeció y cortó para así llamar a George. También marcó su número de memoria y esperó.
«Espero no atienda Pattie», pensó.
—¿Hola? —para su suerte, era la voz de George la que se escuchó del otro lado del tubo.
—¡George! Qué alegría me da oírte —dijo John, agradeciendo al cielo.
—Tú también eres mi luz, Johnny —bromeó George.
—Como digas. Escucha, no hay tiempo. Debes venir a mi casa de inmediato, hay algo que tengo que decirles, a los tres —John sonaba realmente exaltado, es por eso que George no pudo ni siquiera negarle el pedido, o la orden, mejor dicho.
—¿Pasó algo grave?
—Tal vez... pero estoy bien —se apresuró a decir.
—Entonces, te veré en media hora —le aseguró George.
—Genial, ¡ah! Y trae a Rings contigo, luego les explico —si Harrison no hubiera notado el tono verdaderamente nervioso de su amigo, no hubiera accedido a tan interesante pedido.
Pero media hora después, sus amigos estaban en la puerta de su casa. John se había cambiado de ropa, de hecho había dormido con la misma ropa que el día anterior, ya que no había tenido las ganas de sacársela. Se lavó un poco la cara y comió su desayuno, pero su cabello estaba desarreglado.
Cuando entraron, John los guió hacia una habitación donde solía practicar con la guitarra y escribía canciones, era un lugar tranquilo y relajante al cual ni Cynthia ni Julian tenían permitido el paso. Se sentaron en un sofá. Paul fue el primero en hablar.
—Espero que sea importante —parecía molesto, pero intrigado por lo que su amigo le diría.
—Si, Pattie estaba cocinando waffles y ahora me los estoy perdiendo —le regañó George.
En cuanto a Ringo, él estaba sentado observando la situación. Parecía agradecido porque su amigo lo sacó de casa, de hecho Zak y Jason a veces lo hacían enloquecer un poco, necesitaba salir de vez en cuando.
—Sé que esto es algo inusual, jamás les digo que vengan tan de urgencia. Pero tengo mis motivos —dijo John, intentando sonar con seguridad—. Y esa razón es que... Maldición, es difícil contar esto.
—Quizás si empiezas por el inicio... —bromeó Ringo.
—La cuestión es que... recibí otra nota anoche.
Todos lo miraron desconcertados, abriendo sus ojos como si hubieran visto un fantasma. Todo este tema de Brian los estaba preocupando y enloqueciendo un poco, sólo deseaban que las cosas terminaran.
—¿Qué... qué decía la nota? —preguntó Macca.
—El secuestrador quiere que vaya a Knole Park hoy a las tres... dice que Brian estará allí.
Un silencio invadió el ambiente. No era de esos silencios incómodos que se forman cuando no hay tema de conversación. Sino era de esos silencios que se forman cuando las personas están pensando en lo que van a decir, o no se les ocurre nada.
—¿Y si es una trampa? —dudó George.
—Claro que debe ser una trampa —dijo John—, pero no quiero perderme la oportunidad de saber quién está detrás de todo esto... ¿Ustedes sí?
Los muchachos lo dudaron.
—Creo que debemos ir, todos —declaró Paul.
—Bien, porque necesito su ayuda —agradeció John.
—Yo creo que debemos ir disfrazados —se le ocurrió a Ringo—. Ya saben, no queremos que la gente sepa de nosotros y tal vez nos ayude con X.
—Podría funcionar —dijo John, pensativo.
—Se están olvidando de algo importante —interrumpió George, todos voltean hacia él—. Hoy a las tres debemos estar en el estudio de grabación, Martin nos espera... y saben cómo se pone cuando no somos responsables.
—En este momento, lo que menos me importa es Martin, y el disco puede esperar. La vida de nuestro mánager está en juego —comentó John con decisión
Paul, Ringo y George estuvieron de acuerdo.
—Hay que inventar algo, ya saben, justificar nuestra ausencia —dijo Macca.
—Podemos decirle que estamos enfermos, una extraña enfermedad que nos contagiamos en la India —se le ocurrió a Ringo.
—Pero nuestras esposas, Mal y Neil también deberían estar enfermos —replicó John.
—Podemos fingir que nos secuestraron —comentó George. Todos rieron, pero luego regresó el silencio a la sala.
—Quizás si le decimos que algún pariente está enfermo y fuimos a visitarlo, no se enfade —dijo Paul.
—Si, podría funcionar. ¿Qué tal tu madre, Rings?
—No, es amiga de Freda, se enteraría.
—¿Y la tuya, Georgie?
—Ella podría decirles, se enterarían que les mentimos —negó George.
—Entonces quizás pueda funcionar con Mimi, todos la conocen —dijo John.
—Conocerla, sí; agradarle, no lo creo —comentó Ringo.
—Por eso Mimi es perfecta, a nadie le agrada y quizás nadie se preocupe en verificar si la historia es cierta, porque le temen y no quieren hablarle —argumentó John sonriente.
—Genial, tú llama a Freda y comunícale eso. Nosotros nos prepararemos para partir, ¿de acuerdo? —preguntó Paul, todos asintieron.
—Déjenme los disfraces a mí —dijo Ringo, sonriendo.
***
Este capítulo está dedicado a mi amiga Martha ;) Si no fuera por ella no estaría viciando en Wattpad todo el día, tkm.
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