Parte I

Es un día como cualquier otro en el departamento I.M.P. Blitzo, Moxxie y Millie están discutiendo en el salón de reuniones, y Loona está en la recepción atendiendo su celular. De repente entra un demonio encapuchado a la oficina, a lo cual Loona le es indiferente. Se acerca al escritorio y la saluda, pero ella no reacciona. El demonio vuelve a insistir y Loona levanta ligeramente la mirada y lo mira con desprecio.

El demonio era un licántropo cuyo rostro no se podía definir bien debido a su capa y al pelo azulado que tenía frente a sus ojos. De mala manera Loona le pregunta qué quería y este responde que venía por temas de negocio. Loona le indica que vea a Blitzo en el salón de reuniones y este entra a la habitación donde Blitzo, Moxxie y Millie estaban discutiendo. Saluda con vergüenza y ellos voltean sus mirada hacia él, pero lo miran con indiferencia y Blitzo le pregunta con enfado qué es lo que quería.

El demonio se acerca al otro lado de la mesa y dice que necesita acabar con la vida de unas personas. Blitzo le pregunta de qué cantidad está hablando. A lo cual el demonio con voz sombría le responde 142. Blitzo, Moxxie y Millie quedan en shock al escucharlo. Blitzo se burla de él alegando qué está loco de remate. Entonces el demonio deja caer sobre la mesa un maletín metálico haciendo un fuerte estruendo. Al abrirlo, el maletín estaba lleno hasta el tope de dinero. A Blitzo le brillaban los ojos y muestra interés preguntando quiénes eran las víctimas.

El demonio saca 141 fotos de su bolsillo y las pone sobre la mesa. Millie y Moxxie toman las fotos y las revisan. A Moxxie le llama la atención y reconoce a alguna de las personas en las fotos. Dijo que se trataba de la mayor mafia de la ciudad. Con tono burlesco Blitzo le pregunta al demonio porque quería matarlos, a lo cual este le responde que ellos habían arruinado su vida. Blitzo acepta el pedido, pero en ese momento el demonio cierra el maletín fuertemente diciendo que habían dos condiciones. La primera condición era que él tenía que ir al mundo de los humanos junto a ellos.

Entonces saca una foto de una joven niña de su bolsillo y dice que a ella la tiene que matar personalmente. Moxxie reacciona y le dice que está loco y que es un psicópata, pero él lo mira con ojos rojos que se veían detrás de su pelo azul y le dice que no es asunto de él. Blitzo lo niega automáticamente alegando que no puede llevar a nadie al mundo de los humanos, pero el demonio vuelve a abrir la maleta mostrando el dinero, tentando a Blitzo. El demonio alega que no tiene ningún motivo para estar en el mundo de los humanos y que su único propósito era vengarse de aquellos que le arruinaron la vida.

Tras mucha reflexión y mirar las caras de desacuerdo de Millie y Moxxie, Blitzo termina aceptando sus condiciones. Blitzo saca una hoja de papel dónde escribe unas palabras y se la da al demonio. Este pregunta que era, a lo cual Blitzo le responde qué era un documento dónde ponía que ellos nos se hacían responsables si algo le pasaba. Blitzo abre la puerta del salón de reuniones de una patada entusiasmado, diciéndole a Loona que se prepare para un encargo al mundo humano. Millie mira al demonio y le pregunta si al menos les podía decir su nombre.

El demonio se baja la capucha y corre hacia atrás el pelo que tenía delante de sus ojos. Sus ojos eran verdes y tenía una mirada sombría. Mi nombre es Niccolo. Loona levanta sus ojos y mira a Niccolo. Ambos intercambian la mirada, pero ella vuelve a mirar su teléfono.

Blitzo tomó el grimorio de Stolas y le pregunta a Niccolo cuál era el primer destino. A lo cual este le responde que su primer destino era el Hospital Central. Blitzo abrió el portal qué los conduio al octavo piso del hospital, frente a la puerta 507. El pasillo del hospital estaba desierto y había un ambiente lúgubre. Niccolo los mira de reojo y les dijo que esperasen afuera. Niccolo entra en la habitación donde está una niña de aproximadamente 12 años de edad acostada en una cama con múltiples equipos médicos conectados a su cuerpo.

La niña está durmiendo, usando un dispositivo de respiración artificial y carece de pelo en la cabeza. Niccolo mueve una silla hasta el borde de la cama y se sienta junto a ella. Toma la mano de ella delicadamente para no arañarla con sus uñas y la sostiene fuertemente mientras baja la cabeza y solloza. La niña abre los ojos lentamente y lo mira asustada. Niccolo levanta la vista y la ve mostrando agradable sonrisa. Hola hermanita le dice. La niña queda sorprendida y empieza a llorar levemente. Con una voz angustiada y suave le pregunta qué le pasó pero Niccolo prefirió evadir la pregunta y sonreírle.

La niña lloraba más profundamente, el cuerpo le dolía y estaba cansada de sufrir tanto. Niccolo le dice que todo va a estar bien, qué le trae un regalo que le quitará el dolor. De su bolsillo, Niccolo saca una jeringa e inyecta un líquido verde en el suero de la niña, mientras le dice entre lágrimas que con eso todo su dolor desaparecerá. Por unos minutos Niccolo y su hermana hablan dentro de la habitación alegremente sobre cosas del pasado cuando ellos eran más jóvenes, sin embargo las paredes del recinto eran muy finas y Blitzo, Millie, Moxxie y Loona podían escucharlo todo.

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