El precio del futuro

Pasaron unas horas desde que regresamos al edificio tras la misión. Blackout se llevó a Yamata a su oficina para una conversación privada. No sabemos qué discutieron, pero cuando salió, había un cambio en su actitud: prometió no interferir más en nuestras misiones y agradeció haberse librado del lugar gracias a nosotros.

Para nosotros, en cambio, no hubo tantas cortesías. Blackout nos regañó por haber matado al objetivo. Aunque técnicamente era opcional, él habría preferido capturarlo con vida. Nos hizo notar que la misión se había visto comprometida cuando sonó la alarma, algo que ocurrió porque Miles no llevaba un arma con silenciador. Miles recibió la reprimenda con una mueca de frustración, claramente molesto por el error.

Una semana después, Blackout reunió a todas las agencias para hacer un anuncio crucial. Pidió que cesaran los robos de encargos para evitar represalias, pero la respuesta fue unánime y desconcertante: todas las agencias afirmaron que ellas también estaban siendo víctimas de robos. Algo inusual estaba ocurriendo, algo que nunca antes habíamos experimentado.

La situación era cada vez más tensa. Blackout parecía preocupado, una expresión rara en su rostro siempre impasible. Nos miró a todos, sus ojos fríos y calculadores, intentando descifrar el enigma. ¿Quién estaba detrás de estos robos? ¿Y con qué propósito? Mientras tanto, seguíamos con nuestras misiones, pero siempre con un ojo en la sombra, esperando el próximo movimiento de este enemigo desconocido.

El ambiente en la agencia era de desconfianza y sospecha. Cada movimiento se analizaba con cuidado, cada encargo se recibía con una mezcla de anticipación y recelo. La tensión era palpable, y sabíamos que algo grande estaba a punto de suceder.

Han pasado tres meses desde aquella misión, y una noticia maravillosa ilumina mi vida: mi esposa está embarazada. En seis meses, seré padre. Sin embargo, esta alegría viene acompañada de una inquietud persistente. En todos estos años como asesino a sueldo, he acumulado enemigos, muchos de los cuales ya están muertos. Pero tengo la sensación de que, si continúo en esta vida, seguiré haciendo enemigos hasta poner en peligro a mi familia.

Nunca me había detenido a reflexionar sobre esto. ¿Podré ser una buena figura paternal si mi hijo descubre que soy un asesino a sueldo? Cuando Allison se enteró, tuvimos una discusión acalorada que terminó con ella dejándome por un tiempo. Después de mucho esfuerzo y promesas de que nunca estaría en peligro, logramos reconciliarnos. Pero con el hijo que tenemos en camino, la preocupación se intensifica.

La idea de dejar la agencia nunca había cruzado por mi mente. Mi vida ha estado envuelta en peligros y adrenalina, y el pensamiento de cambiarlo por una rutina monótona y segura era impensable. Pero ahora, con la inminente llegada de nuestro hijo, esa opción se convierte en una necesidad. Decido que es hora de empezar a buscar una salida. Planeo trabajar hasta recibir mis últimos pagos y luego encontrar un empleo aburrido en una oficina aburrida, transformándome en un civil común y corriente.

La transición no será fácil. La agencia ha sido mi vida durante tanto tiempo que imaginarme fuera de ella se siente extraño, casi surrealista. Pero tengo una razón poderosa para cambiar. El bienestar de Allison y nuestro futuro hijo es lo más importante. No puedo permitir que mis elecciones los pongan en peligro.

Comienzo a imaginarme en una nueva vida, una vida sin la constante amenaza de la muerte, sin la necesidad de mirar por encima del hombro. Una vida donde puedo volver a casa y sentirme seguro con mi familia. La perspectiva de un trabajo rutinario, por primera vez, no parece tan mala si significa proteger a quienes amo.

Miro a Allison, su rostro sereno mientras acaricia suavemente su vientre. Siento una oleada de amor y determinación. Por primera vez en mucho tiempo, tengo una razón poderosa para dejar atrás las sombras y buscar la luz. Por ellos, estoy dispuesto a intentarlo, a cambiar, a ser mejor.

Con un suspiro profundo, decido que empezaré a planear mi salida. Hablaré con Blackout, buscaré opciones y, sobre todo, haré todo lo necesario para asegurar un futuro seguro y feliz para mi familia. Porque, al final del día, no hay nada más importante que ellos.

[...]

Me encontraba en camino a la oficina de Blackout, nos solicitó a Miles y a mí una misión. Cuando entramos a la oficina, había alguien más en la oficina, muy alto para decir verdad, creo que mide dos metros, estaba sentado en la silla de Blackout mientras él estaba buscando algo en sus archivadores.

Blackout: Por favor, tomen asiento. -Dijo con una voz firme, mientras en mano tenía unas carpetas llenas de documentos importantes-

Cuando Miles y yo tomamos asiento, aquella misteriosa persona nos veía fijamente, sus ojos amarillos, cabello corto y negro, lo que más me perturbaba era su altura.

Blackout: Déjenme presentarlo. Shadow, Ravager, este hombre de aquí es Edward Hollows. -Mencionó con un tono formal, presentando al hombre con una inclinación de cabeza-

Edward: Es un gusto, caballeros. Pueden llamarme Eddie. -Dijo con una sonrisa amigable que no llegaba a sus ojos-

Edward Hollows, o Eddie como él nos dijo. Su apariencia... Bueno, se ve bastante demacrado, tiene cicatrices y tatuajes, luego está la venda en todo su brazo y su piel... Puede que sea por una droga, y sus ojos... Bueno... Me dan miedo, este tipo parece que si hubiera salido del infierno.

Jacob: -Observándolo más de cerca, noté la textura áspera de las cicatrices que cruzaban su rostro y los tatuajes oscuros que adornaban sus brazos, contornos de una vida llena de conflictos-

Puede que él tenga estas cicatrices, pero bueno, tiene algo de atractivo. Pelo corto y lacio, una piel clara y rostro ovalado, sus cejas son finas. Puede que este tipo sea un don Juan, o asesino de mujeres... Quizás un stripper... Sí, quizás este tipo es stripper. Pensé, con una mezcla de incredulidad y humor negro, mientras trataba de imaginar la historia detrás de cada marca en su piel.

Blackout: El está aquí por negocios, además de que él los acompañará en esta misión. -Dijo, levantando la vista de las carpetas y dirigiéndose hacia nosotros con una mirada seria-

Miles: No quiero sonar grosero, pero ¿dónde está Specter? -Preguntó, frunciendo el ceño y cruzando los brazos- Él es de nuestro equipo, no él. Sin ofender. -Añadió, lanzando una mirada fugaz a Eddie-

Eddie: Descuida, no hay problema. -Dijo, con una sonrisa tranquila mientras se recostaba en la silla, sus ojos amarillos fijos en nosotros-

Blackout: Me temo que Specter no podrá acompañarlos por un tiempo, está hospitalizado. -Dijo, con un tono grave, mientras dejaba las carpetas sobre la mesa y se volvía hacia la ventana-

Jacob: ¿Qué sucedió con él? -Pregunté, con preocupación, inclinándome hacia adelante en mi asiento-

Blackout: Fue herido de gravedad cuando lo envié a una misión. Un explosivo le dañó gravemente parte del rostro, brazos y torso. -Dijo, con una expresión de pesar, mientras sus ojos se posaban brevemente en las carpetas antes de volver a nosotros-

DIAS ATRÁS...

Waylon se encontraba en lo que parecía ser una imponente mansión. El patio yacía sembrado de hombres inertes, reflejando la violencia reciente. En la habitación donde se hallaba, reposaba el cadáver de su objetivo en la cama. Sin embargo, su misión no había concluido.

Con habilidad experta, Waylon se dedicaba a escanear y hackear la sofisticada seguridad biométrica de una caja fuerte. Las luces parpadeaban intermitentemente mientras él se esforzaba por sortear los complejos sistemas de protección.

Waylon: Jefe, ¿podría recordarme qué es exactamente lo que busco aquí?-Inquirió con voz tensa, aguardando la respuesta a través de su comunicador-

Blackout: Es sencillo, Specter. Debes localizar un buzón muerto y algunas carpetas digitales dentro de esa caja. Respondió Blackout con calma, aunque su tono denotaba la urgencia de la situación-

Waylon: ¿Carpetas digitales? Preferiría que fueran en papel. -Murmuró con una ligera frustración, mientras continuaba con la decodificación de las huellas digitales que bloqueaban su avance-

Blackout: Es una precaución de seguridad. La era digital nos obliga a adaptarnos. -Explicó Blackout con paciencia-

Waylon: Entiendo... Replicó, concentrado en su tarea con determinación-

Con cada segundo, la tensión aumentaba. Waylon persistía en su tarea hasta que finalmente una luz verde brilló y un pequeño pitido confirmó su éxito. Abrió la caja con cautela y extrajo el dispositivo deseado.

Waylon: Creo que lo encontré. -Anunció con alivio, sosteniendo el objeto en la mano con cuidado-

Blackout: Bien hecho. Ahora, sal de ahí. -Ordenó Blackout con firmeza antes de cortar la comunicación-

Cuando Waylon cerró la caja y se puso de pie, un suave zumbido atrajo su atención. Provenía detrás de un cuadro en la pared. Avanzó lentamente y retiró el cuadro con cuidado, revelando otra caja fuerte, esta vez de combinación.

Waylon no perdió tiempo. Sacó su soplete y comenzó a trabajar en abrir la caja. Sin embargo, al retirar la tapa, descubrió algo alarmante.

Dentro había una bomba de plasma con un contador que marcaba cero. Una nota adherida decía: "Es hora de adelantar tu jubilación..."

Waylon: Oh, Blackout... Qué hijo de puta... -Murmuró con amargura-

Intentó apartarse rápidamente, pero la explosión fue más rápida. El estallido devastó su entorno y arrojó a Waylon por la ventana, con el objeto en mano. Su rostro quedó desfigurado y su traje chamuscado reveló la piel quemada por el fuego.

Los estragos del blasto quemaron su ropa y dejaron expuesta la carne enrojecida, marcando la brutalidad del ataque.

ACTUALIDAD...

Blackout: Está gravemente herido, así que nadie puede visitarlo. -Dijo con frialdad, ocultando una sonrisa maliciosa-

Jacob: Entiendo... -Dije con un tono resignado-

Blackout: Es una pena la verdad, ya que hace dos semanas solicitó su renuncia. -Mencionó con un dejo de desdén-

Miles: ¿Renuncia? -Preguntó sorprendido-

Blackout: Sí, dijo algo de retirarse de la mala vida y tener una vida normal, puras estupideces. -Dijo con desdén, casi burlándose-

Agaché la cabeza, sintiendo un nudo en el estómago. Yo también había estado considerando retirarme para tener una vida normal. Pero Waylon... Me sorprendía que él decida retirarse justo cuando empezábamos a arreglar las cosas entre nosotros. No éramos amigos, pero sí buenos compañeros.

Blackout: Pero bueno, pueden retirarse. Edward les dará más detalles sobre la misión. -Dijo con autoridad-

Eddie se puso de pie, Miles y yo también lo hicimos y salimos de la oficina de Blackout. Nos dirigimos a la oficina de Miles, ya que era la que estaba más cerca y donde podíamos hablar sobre nuestro objetivo sin interrupciones. Al entrar, tomé asiento en un sillón, Eddie se sentó a mi lado y Miles en un sillón individual frente a nosotros.

Miles: Es la primera vez que conozco a alguien más alto que yo. -Dijo con una mezcla de asombro y admiración-

Eddie: Oh, ¿en serio? -Preguntó con interés- Es un placer conocerlos también. -Mencionó con una sonrisa cortés-

Miles: ¿Cuánto mides? ¿1.97? -Preguntó con curiosidad-

Eddie: No, mido 2.03 metros. -Dijo con una sonrisa tranquila-

Lo sabía, a pesar de su apariencia intimidante, Eddie parecía un buen hombre. Su sonrisa y actitud calmada transmitían una tranquilidad inesperada. Aunque no podía confiar completamente en él, su presencia era reconfortante

Eddie: Verán, la misión es simple. Yo los voy a cubrir desde un tejado, estaré con mi francotirador. Ustedes van a estar en la calle esperando una limusina, la seguirán, le pegarán una bomba y yo me encargaré de la escolta. -Dijo con seguridad-

Jacob: Entendido. -Respondí con determinación-

Eddie: Muy bien, los esperaré afuera del edificio a las 10 de la noche. Sean puntuales. -Mencionó con firmeza-

[...]

Mientras tanto, en la oficina de Blackout, este se encontraba sentado en su silla de cuero, con la mirada fija en el holograma que flotaba frente a él. La figura en el holograma era uno de sus hombres, quien parecía estar en una habitación de hospital iluminada por luces frías y blanquecinas. En la camilla se veía a alguien en reposo, con el rostro y los brazos envueltos en vendajes blancos como la nieve, conectado a un aparato respiratorio que emitía un pitido rítmico.

???: Señor, ¿elimino a Price? -Preguntó con voz fría, señalando a Waylon, quien yacía en coma, inmóvil y vulnerable-

Blackout: Hmm... No, hasta que Miles o Jacob empiecen a sospechar o decidan renunciar, lo cual es lo más probable. -Dijo con indiferencia, sus ojos brillando con una frialdad calculadora, casi disfrutando del poder que ejercía sobre la vida y la muerte-

???: Entendido, señor. -Contestó con obediencia inquebrantable, bajando ligeramente la cabeza en señal de respeto antes de que el holograma desapareciera, indicando que la llamada fue finalizada-

El silencio volvió a llenar la oficina de Blackout, interrumpido solo por el leve zumbido de la tecnología. Así es la vida de los asesinos a sueldo. Los más peligrosos y mejores de la agencia, cuando deciden renunciar, son cazados por quienes una vez fueron sus jefes. No es nada personal, solamente son negocios.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top