O29

CAPÍTULO VEINTINUEVE

Llegaron a una casa hermosa, de dos pisos y con jardín delantero cubierto de plantas. A Hae-in se le hizo tierno imaginar a YoonGi regando las flores, porque –aunque él siempre mantuviera una apariencia dura con el resto– sabía de su gusto secreto ante la típica familia tradicional de película, con una casa linda, esposa pulcra, todas esas mierdas que ella dudaba en tener. Los hijos eran… bueno, ninguno los quería en realidad. El vehículo se estacionó en la calle, cerca de otros autos también aparcados.

Caminaron a la entrada y tocaron el timbre de la puerta negro.

Cinco segundos después, desde la pantalla de la cámara se presentó la misma mujer de hace días atrás. EulKi mantuvo una enorme sonrisa, sus labios pintados de rojo hicieron sentir mal a Hae-in, ella también los tenía de ese color. '¡En seguida voy!' les dijo. Apenas la transmisión fue cortada, tomó su cartera y de esta sacó un paño, quito el labial lo más que pudo hasta que quedase de un tono rosado claro.

—¿Qué haces…? —el Kim la veía sin entender.

—Lo que una mujer debe hacer.

La puerta negra fue abierta, de ésta se presentó la esplendorosa futura Min. Emocionada saltó en su lugar.

—¡Que alegría verlos! Pasen, pasen. —apenas pisaron adentro, el agradable aroma a carne y salsa invadió sus fosas nasales— Los demás ya están en la sala, Yoon vendrá pronto, su madre lo está reteniendo lo más que puede.

NamJoon la saludó con un abrazo, parecían ser cercanos para la sorpresa de Hae-in. No es que fuera celosa de sus amigos de la infancia, tal vez sólo le molesta saber que hay otra chica que usurpa su lugar y que, en realidad, ella merece estar ahí. Al quedar a solas con la pelinegra su brazo fue entrelazado con el suyo, sin su permiso fue puesta en una posición cercana, de mujeres que pueden confiar en la otra.

—Tú casa es linda. —quiso ser amable, sin verle el lado negativo a todo.

Eulki es una mujer sentimental, el día que conoció a YoonGi ella encontró su verdadero amor, por eso le hacía tanta ilusión su aniversario, pues le daría un obsequio diferente a los demás. Viendo a la castaña, se detuvo frente a uno de los cuadros antes de llegar a la sala, era su primer noche de aniversario con su prometido, estaban en una playa de Busan. Le fue imposible no sonreir con los recuerdos, tiene a su lado un hombre tierno, en el que puede confiar.

—Nos conocimos hace un tiempo, era mi primer día en el pueblo junto a mi madre. —comenzó a contar, Hae-in le dio su atención— Mi madre sufre de alzheimer, por lo que buscaba viniendo aquí un lugar tranquilo y pequeño donde ella estuviera cómoda. Al estar ocupada con la mudanza no me percaté de que ella había desaparecido, la busqué, y en menos de veinte minutos ella apareció con un joven sosteniéndola del brazo. Era YoonGi, la ayudó al verla desorientada, él sabía que nuestra casa era nueva en el vecindario. Mamá ahora vive con una enfermera, pero cada vez que lo ve ella quiere abrazarlo, ni siquiera sabe por qué.

—Suena a algo que haría YoonGi. —asintió— Parece duro, lo cierto es que es una bolsa de azúcar.

—¡Sugar! —ella dijo, la Kang arquea su ceja— Lo vi en esas cartas, ustedes le decían Sugar.

—No, era Suga. —una risilla escapa de sus labios— Empezó siendo una broma entre nosotros, pero terminó usando el apodo.

—Es adorable.

¿Por qué se siente tan mal? Su estómago duele, verla le ocasiona malestar. Y es culpa, la culpa de estar mintiendo, de negarle un pasado entre ella y YoonGi, el hombre que tanto ama por ser el novio perfecto. ¡Lo es! Es perfecto con todas las jodidas palabras.

—EulKi, debo decirte algo… —sus dedos viajan al collar en su cuello, se lo puso antes de salir— Espero que no lo malinterpretes, no es mi intención sonar… bueno, quiero ser honesta contigo. —subió la vista, ella la observa fijo, es tan buena— YoonGi fue mi novio durante mucho tiempo, lo dejé unos días antes de la graduación.

—Oh, lo sé. —vocifero con un sutil tono cálido, el tono de su voz baja unos niveles— Leí las cartas, y vi las fotos de ambos. Lo sé desde hace tiempo.

—P-Pero entonces…

—No soy celosa, y confío en él. Además, no pareces ser del tipo de mujer rencorosa, sino no estarías aquí.

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