CAPÍTULO DIEZ

—¡Contigo quiero hablar! 

Era sábado por la mañana, y como todas las semanas, su hermana junto a los niños y esposo estaban en la casa. Venían a almorzar juntos, a pasar un lindo día de familia para recordar la memoria de su difunta madre. A Hae-in no le hacía nada feliz ver a su hermana mayor, estaba molesta, muy molesta, como esa vez que le rompió su barbie imitación favorita que Santa le obsequió, o como esa otra vez que tomó su vestido nuevo y lo rompió por usarlo estando embarazada –en secreto–. JiHye es más baja de altura, y tiene unos kilos de más, aun así, era hermosa y con una inteligencia enorme. Siempre fue popular entre los chicos, no fue hasta unos años después de terminar la escuela y conocer al hijo de los Moon, un joven no tan agraciado de belleza pero muy astuto en los negocios, que quedo embarazada antes del matrimonio. 

JiHye lo ocultaba, y por hacerlo, la ropa ya no le quedaba. Al tomar la de su hermana menor veía como toda se rompía al ser forzada a entrar. Hae-in no quería reprocharselo, pese a estar enojada, quiso ayudarla a superar ese difícil momento, y no fue hasta los ocho meses de embarazo que sus padres se enteraron, para ser personas estrictas y conservadoras, la noticia fue bastante bien digerida. 

Y al final, el pequeño Woo Sung nació sin una madre abofeteada. 

Lo que sí, ahora, su sobrino verá a su madre ser abofeteada varias veces por su hermana menor. 

—¿Qué sucede? —preguntó, dejando al menor de sus hijos en el sofá junto a su abuelo. 

—¡No me dijiste que YoonGi era profesor de Gimnasia! ¡Mucho menos en la misma escuela que yo! 

—Es la única en el pueblo. —biró los ojos— Vamos hermana, ya debes superar esa absurda pelea de adolescentes. Son adultos, él está comprometido, y tú enfocada en… 

—¿Qué? —cortó sus palabras a punto de finalizar, su pecho se agrieta en un incesante dolor agrio, frunce los labios, y la ve. 

—¿No lo sabes aún? YoonGi tiene una prometida, le pidió matrimonio hace un año. 

Supone que lo ha sabido desde que se anunció, e hizo bien al nunca contarle, o no lo sabe. ¿Cómo hubiera reaccionado hace un año atrás? Igual que ahora, intuye. Es doloroso, y al mismo tiempo, se siente egoísta por querer que sea mentira, el que le haya devuelto el anillo hace que tenga más sentido. Pero eso no quita que quiera estar sola, en su cuarto, escuchando la música que descubrieron juntos en la adolescencia. Oh, Dios. Es una mujer adulta, no debería estar… sintiendo unos jodidos celos de una relación que terminó de la peor manera, ¡Y por su culpa! 

Es una idiota. 

—Yo… —sus piernas se debilitan, obligándola a caer de bruces en el sofá. Su padre la observa con lástima, nadie quería contarle, iban a darle tiempo a que las cosas pasarán por sí solas. Puede que no haya sido lo mejor— ¿Quién es? 

—No creo que… 

—Dime, por favor. 

—No la conozco, Hae-in. Es una chica que llegó hace un tiempo a la ciudad con su madre, ellos… bueno, él la ayudó con un par de cosas y… tuvieron su historia. 

En toda relación hay un corazón roto atrás, y un cuento de hadas emergente. 

Vaya mierda.