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CAPÍTULO DIECISÉIS

Devuelta al autobús, YoonGi contaba a los alumnos presentes, uno por uno, y joder, ¡Algo debía salir mal! Su ceño se frunció cuando llegó al último nombre de la lista y este no era oído con un 'presente.' Comenzó a alarmarse, no quería preocupar a los otros maestros o al chófer, pero el mocoso no estaba ahí, y si hacía saber aquello lo más probable es que los demás se metan en problemas por culpa del niño travieso, quiso gritar mil maldiciones, más, no lo hizo. Se acercó a Xua Rae, la mejor amiga del chico en cuestión, y en un susurró le preguntó lo siguiente:

—¿Dónde mierda está?

—No sé más que usted, profesor. —levantó los hombros sin saber. Era honesta, podía percibirlo.

Maldito HanJi. Odiaba a ese mocoso, siempre le causaba problemas con la escuela, ¡Era un malcriado! Entre gruñidos volvió al frente del autobús y le pidió al chófer si podía esperarlo unos minutos en lo que iba al baño, pero Hee-in, que lo conocía ya demasiado bien, pudo notar un poco de nerviosismo en su siempre taimada mirada fría. Se levantó de su asiento al lado de la ventanilla, y pasando por el frente de otra maestra, siguió de atrás a su ex hasta bajar del micro. Lo vio correr apresurado al estadio, como si se hubiera olvidado algo allí.

—¡Oye! —le gritó, y quiso acercarse pero con sus tacones era algo difícil— ¡Oye, te estoy hablando!

—Ahora no, Hee-in. —los hombres de seguridad lo dejaron pasar a sabiendas que era uno de los profesores.

—¿Qué sucedió? Pareces tenso, y estás tan ansioso de la nada…

—¡Ese mocoso! —al fin dio la vuelta, y al hacerlo, casi chocaba con la castaña. Inhala, y exhala, recomponiendose entre respiraciones aceleradas— Es un peligro andante, no puedo… no puedo perder un ojo de él.

—¿Hablas de HanJi? —cuestionó— ¿No aparece?

—No estaba en el micro.

—Entonces se escabulló, hay que buscarlo en veinte minutos o estaremos en problemas.

—¡Ya lo sé! —gritó. Se sintió arrepentido de haberlo hecho, ella no era culpable de que Kim HanJi, el maldito hijo malcriado de su mejor amigo fuera un mocoso irresponsables que disfrutaba de verlo molesto, lo más pesado es que, en realidad, lo quería, y por eso mismo se preocupaba por él. Bajó la vista a sus zapatos retomando una buena compostura— Lo siento, es sólo que… el viaje me tiene algo cansado, es mucha responsabilidad cuidar a un grupo de menores.

—Entiendo. —le dijo, y su mano subió a su hombro— YoonGi, eres un buen profesor, esos niños te quieren, HanJi te quiere… sé que puedes sobrellevarlo.

—De acuerdo. —suspiró— Tú ve por allá, yo iré a los vestidores.

Hee-in asintió, ambos tomaron distintos caminos para ir en busca del hijo de Kim NamJoon, un viejo amigo mayor que siempre los apoyo en todo, en especial al Min. Es dueño de una de las primeras bibliotecas locales del pueblo y su esposa era una hermosa mujer que se dedicaba a la costura, desde el fallecimiento de ésta su hijo mayor se había vuelto un completo descontrol. En su juventud, el Kim había sido como un hermano mayor que los ayudaba en todo, ahora, él tenía problemas más grandes por solucionar, como un hijo problemático que necesita la atención de su madre, pero ella ya no está.

Hee-in buscó en el estadio, en las gradas, y en la zona de buffet. No lo halló por ningún lado, pasado los primeros diez minutos comenzó a impacientarse, ¿Y si huyo del estadio? Ahí podría empezar un problema desastroso. Pero no fue así, YoonGi apareció con su mala cara y una mano cerrada sobre el un poco largo cabello del menor, lo arrastraba hasta la salida.

HanJi se metió en grandes problemas.

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