O13
CAPÍTULO TRECE
—¿Una excursión? —lee el título del documento— ¿Y por qué yo?
—Se trata de ir a un estadio olímpico, se relaciona a su materia y pensamos que sería el mejor para darle una charla a los niños sobre la importancia de la actividad física. —había dicho HyunJoo, cuando en realidad la única razón por la cual invitaba a YoonGi era porque ningún otro profesor quiso, los adolescentes de esa escuela eran de lo más insoportables.
Por supuesto que Min sabría cómo manejarlos. Esperó atento a una respuesta, a una reacción, a lo que sea, más, lo único que recibió fue una contundente pregunta:
—¿Quién va?
—Hmmh, ¿Te refieres a profesores? —asintió— Pues, la señorita Park de ciencias, el profesor Im de artes, y la profesora Kang de…
—Creo que tengo espacio en mi agenda, ¿Cuánto tiempo es?
—Ah, son dos días, debido a que se encuentra algo lejos de aquí. El estado cubre los gastos, no se preocupe.
—Cuenta conmigo, entonces.
Esa misma noche, al llegar a su casa, YoonGi pudo experimentar un sentimiento de adrenalina retenida, una emoción oculta y una sonrisa picando en sus delgados labios rosados. A SulKi le gustaba verlo sonriendo, decía que sus encías marcándose eran tiernas, y le recordaban a un niño feliz lleno de dulces en sus bolsillos, a él le parecen particularmente bobas, no por el hecho de que a los demás les gusten, sino que lo anormales que son en su comunidad las vuelve el centro de atención en reuniones, y no es agradable a veces. Una niña de tercer año dijo que quería tomar sus mejillas, y otra profesora a los siete años lo llamó 'niño de azúcar', razón por la que sus viejos amigos le tienen el estúpido apodo de…
—¿Suga? —su prometida lo veía burlona, sin creer las palabras de la vieja carta que encontró— Con que eres el querido 'suga' de Daegu.
—¿Dónde…?
—Encontré una carta en la cochera. —dijo con naturalidad.
Pero a su novio no le resultó nada agradable escuchar aquello, su pulso se aceleró y dando grandes zancadas por el pasillo hacia el interior de la sala, le arrebata el frágil papel de las manos. Ella inhaló sorprendida, ¿Por qué está molesto? Sólo quería ayudar limpiando algunas cosas, veía todo muy desordenado y a su novio estresado, quiso ser una buena novia.
—No toques mis cosas. —le dio la espalda, su corazón se rompe ante la idea de que él esté molesto, no quería causar un escándalo— ¿Cuántas veces debo decírtelo, Kiki?
—Lo siento, cariño. —algo dentro suyo tiembla cuando lo ve guardar la carta dentro de su abrigo, él camina a la cochera, últimamente pasaba más tiempo ahí que con ella, juntos, ambos— Yo pensé… quería ayudar, tienes muchas cajas guardadas con papeles y creí que sería bueno limpiar algunas…
—¿Abriste las cajas?
—¡No! —negó a gran velocidad, preocupada— S-Sólo una, era esa donde están las fotos con tus amigos, te veías tan lindo en tu adolescencia…
YoonGi suspiró, apretó su sien y pensó en sí enojarse con ella valdría la pena, no tenía la culpa de ser curiosa, después de todo la culpa era suya por intentar ocultarle la vida que tuvo antes de ella.
—De acuerdo. —volvió a verla, camino más tranquilo en su dirección y la tomó por las manos— Perdóname, estoy algo… cansado del trabajo, no debí reaccionar como un loco cuando simplemente querías ayudar.
—Quiero ser una buena esposa algún día, para ti. Tener hijos, gatos, perros, ¡Y un pez dorado! —el pelinegro rió sin mostrar los dientes, asintió con una tranquilidad fingida— ¿Puedes besarme?
—No hace falta que lo pidas, Kiki.
Era un beso lleno de romanticismo sacado de una película de amantes, donde los amantes eran su novio y otra chica.
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