•26•
Cuando Hobi era apenas un pequeño alíen, siempre había visto a su tío como un soberano respetable, fuerte y poderoso. Su fuerza era la de diez alienígenas, nadie podía contra él a excepción de su padre.
Tenía toda su admiración y alguna vez llegó a soñar ser así cuando creciera.
Por eso, el pelirrojo sabía perfectamente que en fuerza jamás llegaría a superarlo, si bien era muy fuerte, Rugan lo era más.
Así que...tenía que buscar otra manera de vencerle, tal vez aprovechando su rapidez al ser más bajo y delgado en corpulencia, o quizá podría intentar leer su mente y así saber que movimiento planeaba hacer antes de que lo realizara. Pero no...su tío también tenía sangre azul recorriéndole las venas, podía hacer lo mismo con el.
¿En ese momento lo hacia? ¿Estaba leyendo su mente?
¿Qué? ¿Qué debía hacer exactamente? ¿Cómo podría vencerlo? ¿Por qué hacía esto? ¿No tenía suficiente?
Pero todo su enfoque cambió, cuando a lo lejos visualizó a un rubio de mejillas regordetas esconderse de Connor, quien se hallaba de espaldas tratando de juntar las tres cajas.
¿Qué demonios estaba tramando? ¿Cómo había sido lo suficientemente atrevido para subir a la nave de un villano?
—¿No aprendiste nada Hobi?—exclamó su tío propinándole un fuerte golpe en su pómulo—Jamás debes distraerte en una pelea.
«¡Eso es! » Pensó el alíen pelirrojo.
No le ganaría en fuerza, tampoco podría ser más rápido, tal vez aquel no le dejaría leer sus movimientos.
Pero...¡Si tenía un impulso!
—¡Tienes toda mi atención!—exclamó un poco más motivado.
El brutal impulso empleado para llegar hasta el alíen azul, lo desequilibró, quien se fue hacia delante, tropezó, cayó de rodillas y su arma golpeó contra el suelo.
No quería que notara al rubio y se atreviese a hacerle el daño que no hizo cuando lo secuestro, así que se acercó a su arma en el piso y la pateo lejos de ellos.
Y aunque Hobi ya le había sacado una gran ventaja al tenerlo tendido en el suelo, no sabía que Rugan tenía un as bajo la manga. Con lentitud y sigilo, llevó su mano hasta presionar el centro del cinturón que llevaba alrededor de la cintura.
—Astuto...¡Pero no lo suficiente!—gritó lanzando una clase de cuchillo, pequeño, tornasol y afilado.
El pelirrojo no había sido capaz de deducir ese movimiento.
En un instante sintió un terrible dolor cerca de su hombro, bajo la mirada con lentitud y notó aquella arma clavada en su piel, mientras sangre le terminaba de recorrer con abundancia el brazo ya algo dormido.
—¡Hobi!—gritó el rubio saliendo de su escondite al ver a su amigo herido.
Por supuesto, eso llamó la atención de enorme extraterrestre, quien lo miró confundido.
—¡Claro!—soltó Rugan divertido mirando a Jimin y luego devolvía su mirada al pelirrojo—Eso tratabas de hacer, no querías que lo encontrase.
El alíen con pelo de color rojo como la sangre, calló de rodillas, llevó su mano izquierda y desenterró aquella cuchilla haciendo que el dolor incrementara.
—No podrás moverte—continuó—El filo de esa cuchilla, tiene un veneno para paralizarte.
Rugan, con pasos firmes, caminó hasta el rubio y lo tomó por el cuello, haciendo tensar al pelirrojo, pero se sentía tan débil, su cuerpo no obedecía sus ordenes.
—Oh, pobre Hobi, debes pensar con claridad y preguntarte... ¿Enserio salvarás a estas personas?—le cuestiono mirando como él pequeño humano (para el, insignificante) pataleaba y golpeaba por zafarse—¿Realmente la tierra vale tanto la pena?
El alíen ejerció más presión en el cuello del rubio y por más que intentaba librarse, le era imposible, su fuerza no se comparaba con la de aquel extraterrestre.
—¡El mundo es oscuro, las personas son egoístas, Hobi!—exclamo profundizando más su voz—Encuentras generosidad en ellas, crees que son afables, vives sumido en una fantasía como tú padre, pero mira como termino.
Arrastró al chico que ya se encontraba rojo por falta de aire y lo levantó desde la cima haciendo que sus pies quedaran colgando, insinuando que con cualquier movimiento en falso lo dejaría caer.
—¡Yo acabaré con todo eso! Me encargaré de formar un mundo donde no exista la hipocresía, dónde no haya débiles, dónde...
—Dónde vivan sintiendo miedo de ti—lo interrumpió Hobi aún de rodillas con la voz entrecortada y frunciendo el entrecejo—¿No es verdad?
—Estos insectos no merecen vivir, no cambiarán aunque trates de salvarla, la bondad no puede solucionar todo—le señaló haciéndole girar la cabeza—No eres tan diferente a ellos.
El pelirrojo observó todo a su alrededor, sus amigos ya se encontraban acorralados por esos pedazos de chatarra y estos los apuntaron con sus armas. Inclusive estaba la madre de Jimin, quien gritaba desesperada al ver a su hijo colgando desde lo alto de la nave, mientras era sostenida por el señor Lee, quien pese a estar igual de preocupado, trataba de mantener la cordura por Camile.
—¡No!—exclamo tratando de levantarse.
—No eres un héroe, no puedes salvarlos—exclamó—¡Tienes miedo!
De pronto todo a su alrededor se congeló.
Sintió por un momento como si el tiempo se detuviese, puede ver todo con claridad, a detalle y siente miedo.
Miedo de no poder hacer nada, impotencia al sentirse tan débil, tanto que no pueda moverse.
Entonces, cierra sus ojos por un instante y solo un recuerdo aparece en su mente:
—Tienes miedo—habló su padre acercándose con pequeños pasos.
El majestuoso Ató con aquella corona encima de su cabeza, una gran corpulencia cubierto con esa capa tan característica de un rey, su piel amarilla, brillaba con furor gracias a la luz del sol.
—Y-yo, no, no debo sentirlo—le contesto dejando caer su arma al suelo.
—Está bien mi pequeño príncipe, porque todo lo bueno comienza con un poco de el—dijo sonriéndole mientras tomaba asiento.
—¿Tú has sentido temor alguna vez, padre?—cuestionó el pequeño Hobi sorprendido llegando hasta donde se encontraba.
—Voy a contarte un secreto mi querido Hobi—susurró sentándolo en sus piernas—Yo siempre tengo miedo.
Sus ojos se abrieron de golpe.
No.
No dejaría que la debilidad se apoderara hasta ese punto.
Si, Rugan tenía razón, se moría de temor, ¡Caray! Sentía un miedo tremendo, pero no permitiría que ese miedo lo hundiera en desesperación y derrota.
Sería como su grandioso padre, quería que su padre estuviese orgulloso de él. Su muerte no sería en vano.
—No soy un héroe—exclamó tomando aire, sus ojos comenzaron a tornarse de un color rojo brillante, alucinante, intimidante. Su piel comenzaba a iluminarse.
Difícilmente apoyó su puño derecho sobre la nave para levantarse.
—E-eso es imposible—susurró el villano.
Y Rugan pudo ver reflejado a su hermano menor en Hobi.
—¡Mi n-nombre es Hobi, hijo del gran Ato, s-soy un Alkaa!—clamo con dificultad —¡Y fui entrenado para matarte!—soltó en un grito.
Apoyo su pie izquierdo para tomar impulso y corrió con largas zancadas para llegar a Rugan, y antes de que aquel extraterrestre pudiese reaccionar soltó una fuerte patada en su rostro haciendo que soltará a aquel rubio.
—¡Hobi!—grito Jimin con el poco aire que había recuperado para soltar todo aquel terror que yacía dentro suyo.
Era la segunda vez que caía, pero no podría acostumbrarse a ello.
Hobi se obligó así mismo a teletransportarse y poder sujetar a su amigo antes de que el pudiese siquiera acercarse al suelo.
—Te tengo—exclamó realmente dando un enorme suspiro de alivio.
Sostuvo su mano con fuerza mientras los pies del chico seguían colgando.
—Y-yo, siento, creo que voy a vomitar, otra vez—espeto aferrándose fuertemente a la mano del pelirrojo—No me dejes caer, ¡Dios!—exclamó al ver lo lejos que se encontraba de pisar tierra.
—Voy a subirte Jimin—le dijo haciendo todo lo posible por no soltarlo. La sangre resbalando por su brazo no ayudaba, solo hacia que él agarre se volviese resbaladizo.
Poco a poco, dio un esfuerzo y logró subir al humano a la nave.
Automáticamente el rubio arrancó un pedazo de su camisa y con ello presionó la herida de su amigo, causando un quejido de su parte.
—¡Dios! Estás sangrando demasiado—se dijo Jimin preocupado.
—Ahora escúchame—soltó el alíen sin importar lo antes mencionado—Debes bajar de la nave como subiste, y quiero que vayas a ayudar a los demás, escóndanse y aléjense lo más que puedan...Yo, necesito terminar con esto de una buena vez.
Dijo notando como su tío se ponía nuevamente de pie.
—¡Espera!—gritó tomándolo en un movimiento rápido de la muñeca.
—Jimin, ahora no es...
—¡Maldición! ¡Quiero irme a casa! ¡Esto es tan jodidamente estresante!—espetó el chico soltando ya toda la frustración que almacenaba su pequeño cuerpo.
—Park..
"Park Jimin. Jimin tiene miedo a perderme" se atrevió a leer su mente sin permiso.
—Déjame hablar Hobi—lo interrumpió con fastidio—Antes de conocerte mi vida era normal, tranquila, estaba muy estresado, no podía sonreír, ni dormir.
Ese día cuándo aterrizaste en la biblioteca Pensé "me estoy volviendo loco". Y si, tal vez lo estoy, pero tú has sido de las mejores decisiones que he tomado—exclamó velozmente mirando el suelo—No solía demostrar mis emociones, pero de pronto estaba riendo en voz alta...Debiste encontrarme para devolverme a la vida, eso es lo que he estado pensando desde hace mucho—susurró regresando su mirada a él—Te estoy muy agradecido, eres importante para mi, Y ¡Maldita sea! Sabes que siempre tendrás mi apoyo, pero no en esto, ¡No en una decisión que implique tú sacrificio!
Hobi únicamente pudo sonreír, haciendo que Jimin sonriera de igual manera...sonrisa que se desvaneció lentamente cuando el alíen se deshizo de su agarre con lentitud, y eso solo significaba una cosa.
Una negación se hizo presente por parte de Jimin, pero eso no impidió que el extraterrestre no hiciese caso omiso y se alejó rápidamente dejando ahí a su amigo, sintiéndose derrotado.
De paso, tomo la cuchilla que anteriormente había tirado.
El extraterrestre saltó una vez más antes de recibir cualquier impacto, aterrizó arriba de Rugan, lo tomó por el cuello entre su antebrazo y bíceps, y apretó fuertemente para impedir que respirara como anteriormente lo había hecho con su amigo. Rugan se movía de un lado a otro, pero no lograba quitarlo de su espalda.
De pronto, Hobi tomó mejor el arma, y antes de cualquier otra acción, la clavó y la giró en su pecho con fuerza para profundizar más la herida.
El alíen azul, se dejó caer mientras dejaba salir un desgarrador alarido, la sangre no tardó en salir de su boca y lugar donde se mantenía el arma clavada.
—Tienes miedo, Rugan—le dijo Hobi parándose frente a él—Porque morirás solo, bajo la sombra de mi padre, nadie va a recordarte—se hinco y susurro—Yo...hice real tu pesadilla.
Sin más que decir, corrió hacia Connor y al instante le propinó un fuerte golpe al extraterrestre morado para que se alejara.
Observó las tres cajas al frente suyo.
Maxim a la izquierda, Hayato a la derecha y Eva al centro.
—¡¿Qué crees qué haces!?—le exclamó el subordinado tendido en el suelo—¡Ya están por unirse! Si las interrumpes ahora, sabes que...
—¡Lo sé!—le respondió de igual manera—¡Maldición, lo sé perfectamente!
Pero no importaba, tenia que hacerlo antes de que fuera demasiado tarde.
Así que metió su mano izquierda entre Maxim, y Eva y la derecha entre Eva y Hayato.
Con un último esfuerzo, con su último aliento, empujó fuertemente mientras un grito desgarrador lo acompañaba.
Y mientras lo hacia, recordó aquella vez en que se estrelló contra la biblioteca: Acababa de dejar su hogar, pero halló uno nuevo cuando conoció aquel chico de rubios cabellos, mejillas regordetas y carácter de mil demonios. Después paso al momento en que probó por primera vez aquella bebida que le sabía a gloria.
Y aunque pudo regresar muchas veces, decidió que su estancia se alargaría cuando fueron a aquel sótano para conocer al chico de anteojos, experto en programas de computación y falsificación de documentos, cosa que le parecía extremadamente increíble.
Otros vagos recuerdos irrumpieron en su mente, como el día en que jugó por primera vez al fútbol con Jeon Jungkook, el japonés amable, y el chico cuyo significado era "Idiota".
Su primera vez yendo a una fiesta, su primera vez teniendo resaca, cuando el chico de tez pálida se unió a ellos tras descubrir su secreto.
La tierra, para Hobi, era su mundo de primeras veces.
Pero lo que más podía recordar en ese breve momento, fue que con el pasar de días, y de experiencias maravillosas...conoció a personas increíbles que recordaría por siempre, que se harían eternas en su memoria aún si dejaba de existir físicamente.
—Lo siento—susurro a Jimin cerrando sus ojos.
—¡No!—grito Rugan impotente al ver como todo lo que había deseado, se esfumaba, se destruía, se le escapaba de entre las manos en un abrir y cerrar de ojos. Y no podía hacer nada al respecto.
Una fuerte iluminación se hizo presente obligándolos a todos a cerrar los ojos y un viento deplorable la acompañaba.
A causa del rebote, la nave se destruyó por completo y pedazos de ella comenzaron a caer causando fuertes impactos en el lugar que los rodeaba.
Unos cuantos minutos pasaron hasta que todo el polvo se disipó por completo y la luz se apagó poco a poco.
Los presentes dejaron de cubrirse, pero no podían dejar de toser.
—¿Hobi?—grito separándose de su madre, y comenzó a buscarlo por todas partes—¡Hobi!
Entonces, a lo lejos logró observarlo tendido en el suelo, y sin esperar ni un segundo, se acercaron a él con rapidez.
Grandes golpes eran notorios, se hallaba realmente mal, su cuerpo estaba débil.
—No, Hobi—susurró Park y sus ojos comenzaron a cristalizarse.
El alíen lo miró por última vez.
"Jimin. Jimin está triste" leyó, pero a pesar de tratar, ya no pudo brindarle aquel abrazo para consolarle.
El rubio, tendiéndose a su lado con miedo de siquiera tocarlo. Aún así lo hizo, lo movió con suavidad, pero era simplemente inútil...Ya no respondía, no se movía, no respiraba.
El señor Lee no tardó en acercarse a examinarlo como hacía con sus pacientes en el hospital, tomó su brazo y llevó sus dedos índice y mayor a la arteria radial entre el hueso de la muñeca y el tendón del lado de la muñeca donde está el pulgar.
El rubio lo miro esperanzado, esperanza que se perdió al ver la expresión del hombre.
—Ya no siento el pulso, lo siento Jimin—susurró bajando la mirada.
—Era mi amigo—susurro reprendiendo unas cuantas lagrimas—Y yo, n-no pude ayudarlo.
—Minnie—dijo Lee tomándolo del hombro—Hiciste todo lo que estuvo en tus manos, eres la persona más valiente que he conocido. Tú padre, tú padre estaría muy orgulloso de ti.
De pronto el chico se giró a mirarle, y al hacerlo, no pudo evitar mirar el vivo reflejo de su padre cuando le decía que todo estaría bien, y sin contenerse, lo abrazó fuertemente haciéndolo tensar al instante. Al paso de unos segundos, correspondió palmeando con suavidad su espalda, mientras lo escuchaba sollozar, su madre se unió poco después.
Los demás solo bajaron la mirada acompañada de unas cuantas lágrimas.
No podían creerlo, Hobi, se había ido, se había sacrificado por todos y quizá las personas ni siquiera lo sabrían.
—Jimin, mira...—exclamó Tae secando sus lágrimas, llamando su atención.
Park hizo lo pedido y observó hacia dónde el castaño señalaba.
El cuerpo de Hobi, estaba acompañado de una luz color entre la unión de la energía del rojo y la intuición del amarillo, se sentía el calor, y el poder que de él emanaba. Poco a poco comenzó a elevarse por encima de todos, quienes veían sorprendidos, confundidos y admirados.
Aquella luz, resplandeció con más furor provocando que sus ojos se cerraran, y al abrirlos notaron como su cuerpo se compactaba, quedando de él, solo un pequeño cubo con una especia plasma amarilla adentro.
Quedando de él solo un recuerdo que atesorarían por el resto de sus vidas.
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